Partida Rol por web

El grupo se había dividido nuevamente, siendo Woodbridge, Grimmson y Arano dirigidos por Dodge en dirección al sector 4. El jefe auror había transitado escasos minutos antes ese mismo lugar, sabiendo lo que se encontrarían más adelante, de lo cual informó a los que le acompañaban.

- Al bajar estas escaleras de piedra, llegaremos a una sala de espera o antesala al nuevo sector. Al frente hay una ventanilla que da a una sala de recepción adyacente en la que suele haber un vigilante que solicita las credenciales y permite el acceso si se cumplen las condiciones,... pero antes bajamos Montgomery, Rhydderch y un servidor, y no se nos permitió el acceso, alegando que las órdenes que había recibido eran de no permitir el acceso al sector a nadie que no tuviese un rango igual o superior a Capitán de aurores. Algo extraño debió ver Montgomery, porque asintió al tipo y nos instó al resto a regresar, comentándonos posteriormente que Fletcher, el vigilante, puede que estuviese en peligro de muerte, que lo estuviesen amenazando y forzando a pedirnos que nos retirásemos, pudiendo ser ejecutado si no lograba que nos fuesemos. - les fue comentando a medida que se acercaban a las escaleras y empezaban a descender por aquel pasaje estrecho. El jefe Montgomery tenía algún plan en mente para acceder al sector y ayudarle, por lo que debemos extremar las precauciones y movernos en sigilo. Veamos cómo está la situación actualmente...

Tal y como habia explicado Dodge, el amplio pasillo rápidamente se había estrechado hasta llegar a una especie de escaleras de piedra que descendían hasta una especie de antesala al nuevo sector, en la que se podía ver una pequeña ventanilla cerrada al frente y una pequeña puerta de acceso al lado sin pomo alguno, que daban a una especie de sala de recepción adyacente, que a diferencia de anteriormente, ahora permanecía entornada. A la derecha se vislumbraba una enorme puerta metálica de duros barrotes en la que se leía en la pared superior "Sector 4", que cuando trataron de abrirla pudieron comprobar que ahora sí, ya estaba abierta.

- Está pequeña puerta que da a la sala anexa, una sala de recepción desde donde nos atendió el vigilante ahora está entornada. Y alguien ha abierto el acceso, porque esta puerta metálica de barrotes antes permanecía cerrada... - mencionó el jefe auror, bastante intrigado y sorprendido por la nueva situación. Dividámonos en dos parejas; Woodbridge y Grimmson explorarán la sala anexa que antes permanecía cerrada, la sala de recepción. Arano y mi persona accederemos al sector 4. ¿Alguna objeción?

Justo en ese instante, todos y cada uno de los miembros del escuadrón Montgomery recibieron una notificación de su superior. 

Rhydderch, Riley, Grimmson, Dodge, os necesito a todos en el sector cuatro. Cualquier cosa que estén haciendo ahora no es una prioridad. Se nos escapan. Se nos escapan pero aún podemos capturarlos. Woodbridge, también le quiero a usted aquí. Necesito un medimago.

Cuando me quedo a solas con Alma me acerco a ella y poso mi mano en su hombro.

No te lo guardes y dime que pasa, se te nota a leguas que estás furiosa y que alguien lo va a pagar a lo grande. ¿Qué te ha hecho el bastardo de Higgins o Dwyer? - pregunto mientras observo a Alma a los ojos.

Sabes bien que sin importar lo que pase, estaré a tu lado hasta el final, pero no te recomiendo que te ensucies las manos con la sangre de este cretino, en especial cuando su jefe es una diana mucho más atractiva y menos monitoreada por los de arriba. - una vez dicho esto, me dirijo a la caja fuerte de la habitación contigua y tomo los dos viales de poción multijugos y el veritaserum, llenando el formulario pertinente.

En el formulario consigno que los viales de veritaserum serán usados en el interrogatorio de un colaborador de Gelert Grindelwald, luego tomo los dos viales restantes y guardo todo en mi bolsillo para volver a la sala de interrogatorios y le entrego una de las pociones multijugos a Alma.

Aquí la tienes multijugos, guárdala para el momento adecuado, sólo hay dos, una para ti y la otra para mi, no te voy a dejar sola, pues alguien tiene que cubrirte mientras despellejas vivo a ese bastardo de Dwyer.

Aunque estaban solos, Alma no bajaba la guardia y había ido hacia el cuerpo de Higgins para registrarlo, le importaba bastante poco el estado en que estaba o que su ropa estuviese quemada, sin embargo que Riley pudiera acceder a las pócimas hizo que dejara de tocar al detenido, siendo detenida por su amante que intentaba persuadirla de que no hiciera algo estúpido. La mujer levanta su rostro y al ver los ojos de Jonathan parece por fin quebrarse.

— mataron a Eddy — él no tenía ni idea de quién era Edward y porque le perturbaba tanto su muerte, pero ahora que podía verla mejor notaría que su vestido estaba cubierto de sangre pero no parecía estar herida — y no me interesan esos sujetos, por mí que los hagan comida para perros, aunque sobre los muertos... — Mira a su alrededor — deberíamos quemarlos, Eddy me dijo que Grindelwald había corrompido MACUSA, que buscan una llave que guarda algo importante y que un ejército de inferís se estaba armando... no pudo decirme mucho más, si último aliento fue para advertirme de todo esto —  cerró sus ojos — quiero a Grindelwald... quiero acabar con él, mató a mi hermano y ahora a Eddy, el resto no me es relevante — era si obsesión, Jonathan la conocía, sabía cómo se ponía la joven cuando era mencionado el mago oscuro. 

De pronto Alma se inclina hacia delante, con su mano en su costado, le dolía aún el golpe que había recibido en el hotel, y tardó un poco en recuperar el aliento, sujetándose del brazo de Jonathan, ahí, lo miraría con una determinación implacable, más allá de lo racional incluso. 

— Grindelwald está demasiado cerca y necesito dar con él — necesitaba vengarse más bien, vengar a los que habían muerto. En eso le iba a decir algo mas, si cuero se acercó más al del auror, conteniendo el aliento pues quería decirle que necesitaba de él y así poder dejar de sentir el terrible dolor que la carcomía por dentro y que no podía expresar de otra forma que en esa ira contenida. Pero llegó Graves, la auror se giró en dirección de la voz de su mentor respirando con alivio justo cuando el mensaje de Montgomery llegaba. Graves quemaría los cuerpos, la mujer cruzaría una intensa mirada con el auror. 

— no hay tiempo para eso — tendría que revisar la mente de Jonathan si quería saber más — Montgomery nos necesita ahora, se escapan los del sector 4, cuando fuimos, el guardia estaba siendo amenazado y logró comunicarse con nosotros buscando ayuda, ahora están allá algunos hombres pero no serán suficientes — tenía la varita en la mano y tuvo la intención de usar revello con Graves, pero al final desiste.

— acá... solo hay muertos y Higgins que se hacía pasar por Dodle, pero vamos, debemos movernos — se apartó de los aurores para correr hacia la entrada al sector 4. 

Cuando me disponía a confortar a Alma, se oyeron varios pasos que venían hacia nosotros, súbitamente un auror ingresó a la habitación y nos apunto con la varita, lo que me cabreó muchísimo.

Será mejor que apartes tu varita de mi cara si quieres conservar tu brazo pegado al... - corto mi amenaza en el instante que el Director Graves y la Presidente Picquery ingresan a la sala de interrogatorios, lo que provoca que me ponga en posición de firmes.

Director Graves, señora Presidente, disculpad mi lenguaje, es sólo que esta ha sido una noche muy larga. ¿En qué puedo servirlos? - pregunto mientras hago una pequeña reverencia a quienes eran los funcionarios de mayor cargo del congreso y los magos de mayor renombre en Estados Unidos.

Director, el capitán Montgomery está en el sector 4. - respondo mientras se escucha el llamado a través de la placa, como refrendando mi versión. - Con gusto lo pondré al tanto de todo Director, pero parece que por el momento va a ser una tanto complicado.

Al recibir la orden de Graves, miro a Alma a los ojos y sostengo una conversación silente con ella en la cual le digo: "Primero estos idiota, luego Grindelwald.

Su dulce niña los abrazó y Diana sonrió, como la amaba, era tan especial… y ahora James estaba junto a ellas, otra persona increíble, un hombre único, al que también amaba con locura y además era correspondida, ¿qué más podía pedir? Ahora irían al MACUSA, informarían de todo y aquella locura terminaría por fin.

Enma les enseñó un pañuelo con una piedra, contándoles las instrucciones que el chamán les había dado y que ellos siguieron, aquellas criaturas eran seres sumamente inteligentes y poderosos, y seguramente, asa simple piedra escondería algo muy importante. Y así fue, pues cuando los tres cerraron sus manos alrededor de ella, esta funcionó como un traslador, que les llevó a la habitación de Enma, pero también atrás en el tiempo, o más bien, en el recuerdo, mostrándoles a los 3 lo vivido la fatídica noche en la que ambos habían sido atacados. Diana miró de forma significativa a James, era exactamente lo que él había dicho que había pasado, nada que no supiesen, eso si, ahora sabían y conocían los rostros de los atacantes, incluso sus nombres, aunque de seguro, el bajito ya no estaría vivo… Cuando el recuerdo acabó, los 3 estaban allí mismo, en la habitación de la niña.

-Debemos ir al MACUSA e informar de esto, Enma, vienes con nostros, no te dejaré sola después de esto… - observó la habitación, destrozada… ¿en qué demonios estaría metido su padre…?

Cuando Montgomery revirtió su transformación y recuperó su forma humana, el afroamericano dio un respingo y cayó de culo, sumamente sorprendido. Jamás hubiese imaginado que estaba hablando con un auror del MACUSA en su forma de animago, pero tras frotarse los ojos y comprobar que no estaba soñando, volvió a acercarse a los barrotes de la celda para responderle y colaborar. Se entre veía que el negro quería justicia por sus hermanos caídos, y se aferraía como clavo ardiendo a facilitar la mayor información posible.

- No tenía ni idea de que era un... animago. Increíble. - habló más para si mismo, al tiempo que se centraba en lo ocurrido tras escuchar al jefe auror, a lo que no tardó en responder con el mayor detalle posible. Con toda seguridad, mínimo debe de haber una docena detrás de esa puerta, dado que esos tres han liberado hace apenas diez minutos a todos los blancos de las celdas de este corredor. Aunque estoy convencido de que en breves serán muchos más si liberan a todos los de las celdas ordinarias y las de máxima seguridad. - expresó bastante convencido de sus palabras. Le diré todo lo que vi y escuché, señor. Quiero que atrapen a esos malnacidos y se haga justicia con ellos. Incluso puedo describirle lo mejor que pueda este sector.

En este pasillo anexo estamos los reclusos que, a pesar de tener condenas de por vida como el resto de presos del sector 4, por buen comportamiento y ayuda en labores de mantenimiento y limpieza, disponemos de celdas más cómodas y nos permiten más visitas de familiares al mes, incluso recibir correspondencia los fines de semana. Hace apenas diez minutos, quince a lo sumo, se abrió la puerta por la que acaba de entrar y accedieron cuatro personas; el vigilante de seguridad Fletcher en cabeza, quién en todo momento tenía las manos en alto y lo llevaban como a un rehén, y tres tipos que jamás había visto que hablaban entre sí en voz baja, apremiándole a moverse y apuntándole con sus varitas...¿puede que hablasen entre ellos en italiano? No sé de idiomas, disculpe mi ignorancia señor, siento no poder serle más preciso, pero es lo que me pareció... - se lamentó el hombre con sinceridad, aunque eso fue lo que le pareció. Uno vestía con indumentaria de recluso, y aunque no sé de quién se trata, juraría que era uno de los reclusos del sector 3, y al parecer alguien importante y que ya conocían, porque los otros dos le trataban con mucho respeto. Forzaron al vigilante a ir liberando de sus celdas a los reclusos blancos de este pasillo con uno de los juegos de llaves, pero mientras uno se quedó vigilando a Fletcher, dos de ellos tomaron otro juego de llaves y se marcharon por esa puerta metálica y ya no regresaron. Supongo, que desde allí habrán girado a la derecha para acceder a las celdas ordinarias y liberar a más reclusos encerrados, y si bajan las escaleras metálicas, llegarán a las celdas de máxima seguridad. Los presos de allí si que están dementes...

El caso es que el hombre que vigilaba a Fletcher se percató de que un grupo de aurores se acercaba a este sector, y amenazó fuertemente al vigilante de que acabaría con su vida si no lograba hacer que se largasen de allí. No sé qué ocurrió, pero al poco regresaron ambos y continuaron abriendo las celdas de los que faltaban. Todos los afroamericanos empezamos a gritar y levantar la voz para que nos liberasen también, pero respondieron que éramos una raza inferior, que solo valíamos para ser esclavos y vivir en pocilgas junto a los cerdos, que nos pudriésemos en nuestras celdas. Eso provocó que los gritos se intensificaran, y entonces el tipo de la varita empezó a quemarnos vivos uno a uno. Fletcher trató de impedirlo, y forcejearon por la varita y ésta se partió por la mitad, pero uno de los reclusos le golpeó por detrás y lo dejo inconsciente. Si están golpeando la pared con un mazo del almacén supongo que será porque no han llegado todavia sus dos amigos que portaban varitas. De no ser el caso, reventarian la pared con una Bombarda, ¿no cree? 

La información que le había ofrecido aquel hombre era realmente útil, y Richard podía hacerse una mejor perspectiva de la situación. ¿Cuánto tardarían en llegar los miembros de su escuadrón? ¿Traerían refuerzos consigo? ¿Sería cierto que ninguno de los que trataban de abrir un boquete en la pared tenía varita? 

Al fin en casa. Casi parecía una eternidad desde que abandonasen el domicilio de Diana, después de sufrir el ataque de aquel par de sicarios, habiendo pasado por infinidad de problemas y peligros. Un breve repaso mental podía dejar constancia de cómo habían seguido a Wamsutta hasta Central Park, como habían ida a la sede del MACUSA para que tanto Enma como el pukwudgue fuesen atendidos, debiendo colarlos un fraganti y jugándose todos el puesto. Habían provocado un caos descomunal en el departamento de criaturas, para finalmente realizar una expedición a vida o muerte para llevar a Wamsutta hasta su tribu pukwudgie, enfrentado por el camino todo tipo de percances y peligros. ¿No podían estar tremendamente agradecidos y satisfechos de que todo hubiese salido relativamente bien?

El departamento de la joven Selwyn estaba tal y como lo habían dejado, no pareciendo que ningún auror hubiese realizado más indagaciones o analizado la escena. Simplemente habían precintado la puerta de entrada, probablemente para evitar que nadie accediese y así más tarde investigar el lugar. Nada relevante observó Diana, y tampoco era el momento de pararse allí, por lo que tras cambiar sus ropas empapadas y en algún caso raídas, los tres se dispusieron nuevamente a regresar al MACUSA para informar de lo acontecido. ¿Cómo estarían las cosas allí? ¿Cómo les habrían ido las cosas al resto? 

- ¿Estáis listas? Venga, regresemos a la sede. Deberíamos comunicar de inmediato lo ocurrido para que se tomen las medidas oportunas... - explicó con voz cálida, al tiempo que removía los cabellos de Enma de forma cómplice, sacándole una sonrisa a la muchacha. Tras aquello, se acercó a Diana, y encontrando un momento propicio en que la muchacha había ido a la cocina a beber agua, depósito un tierno y húmedo beso en los labios de Diana. Te quiero, gracias por confiar en mí y no apartarme de tu lado. Prometo compensarte con muchísimo cariño y amor todos los días de mi vida. - Le susurró tras besarla, haciendo pasar su mano por su mejilla, y colocándole con ternura y suavidad un mechón de cabello que colgaba tras la oreja. ¿Qué crees que debería hacer? No sé si debería ser lo más apropiado confesar que fui miembro activo de los mafiosos de Grindelwald. ¿Y si no me escuchan? ¿Y si me torturan o me dejan encerrado de por vida, quizá hasta me ejecuten en la celda de la muerte por haber servido a los propósitos del mago Tenebroso? Sinceramente, estoy asustado, pero quiero demostrarte que soy hombre de palabra, incluso aunque deban juzgarme por ello...

Realmente James estaba en una situación tremendamente complicada, donde probablemente el alto mando del MACUSA o incluso los mismos miembros del escuadrón Montgomery no creerían las palabras de Sullivan, pero que los secuaces de Grindelwald o incluso el mago tenebroso en persona probablemente ya lo habrían tildado como traidor, y buscarían eliminarle. ¿Qué opciones le restaban? ¿En quién podían confiar? Solo logrando dar con los sicarios, y quizá resolviendo todo el asunto que envolvía al padre de Diana, John Selwyn, podría ayudarles en tan complicada situación.

Fuese como fuese, los tres salieron del domicilio y partieron rápidamente al MACUSA, dejando una notificación grupal de que ya estaban de camino, tanto al jefe Montgomery como al resto del escuadrón.

Nada más llegar al enorme edificio, y cruzar las puertas giratorias de alta velocidad que permitían el acceso al lobby principal, los tres pudieron comprobar que allí el caos era generalizado, amontonándose largas filas de funcionarios, los cuales eran registrados en profundidad, interrogados con diversas preguntas e incluso aplicados hechizos Revelio por si se estaba empleando una poción Multijugos o se tenía un rostro o identidad falsa mediante algún hechizo. Las precauciones y el protocolo establecido para esos casos se habían extremado al máximo, lo que era indicativo de que algo gravísimo había ocurrido. ¿De qué podría tratarse?

Por suerte, y entre tanto caos y registro, un rostro apareció entre la multitud acercándose a los tres, una persona que se alegraba profundamente de verlos allí de pie ilesos, y que acababa de pasar por todo el protocolo.

- ¡Diana! ¡Enma! ¡Señor Sullivan! ¡Me alegro muchísimo de veros nuevamente! - exclamó con alegría la joven compañera de trabajo de Diana, Kate Smith, no tardando en darles un fuerte abrazo. ¡Estábamos tremendamente preocupados por vosotros Paul y yo! - Entonces, percatándose de que estaba hablando demasiado fuerte, los instó a moverse a un pasillo lateral con menos afluencia de ente, y les hablo en voz baja. ¿Qué tal os fue la expedición? ¿Lográsteis el objetivo? ¿Están bien Enma y el pukwudgie? - Sonrió al ver que Enma estaba allí en perfectas condiciones, no pudiendo evitar darle un fuerte abrazo a la adolescente y casi llorar de alegría. Kate era una persona muy espontánea y que fácilmente dejaba desbordar sus sentimientos.

Al ver las caras de incomprensión de lo que estaba ocurriendo allí en esos instantes, la joven magizoóloga les informo al respecto lo mejor que pudo, siendo que no sabía tampoco con certeza lo que realmente ocurría, habiendo escuchado en su ahora parte rumores de la gente que abandonaba el lugar.

- ¡Ha habido un ataque directo al MACUSA! Se habla de que varios aurores y vigilantes de seguridad han sido asesinados, y que algunos magos oscuros se han infiltrado tomando identidades falsas hasta los niveles 8nferiores, donde han tratado o tratan, no lo sé seguro, lograr un motín y que los presos se fuguen. De verdad, la situación es caótica y surrealista, y llevan varias horas realizando interrogatorios, verificando las acreditaciones, usando hechizos Revelio, registrando las pertenencias... Nos están enviando a casa unos días a toda la gente que no es necesariamente imprescindible y que pueda trabajar desde casa. Paul y yo nos iremos en breves, él estaba terminando de entregar unos informes y ya venía. ¿Qué vais a hacer vosotros? ¿Necesitáis ayuda? Creo que tú escuadrón está en el nivel quinto del subsuelo, si quieres bajar hacia allí, olvídate de ir a hablar con Abernathy, lleva un cabreo monumental y no entra en razones... ¿Por qué no pruebas a hablar directamente con el Comisario de Aurores Mortimer Minus? - finalmente señaló un pequeño despacho al fondo del pasillo, en la que venía una placa que rezaba "Mortimer Minus, Comisario de Aurores", y una nota pegada en la pared al lado de la puerta que decía, "No tocar la puerta, depositar la acreditación en el panel y esperar a que os llamen".

Seguí a Dodge por los distintos pasillos que nos llevaban al sector 4. Junto a nosotros iban Grimmson y Arano. Cualquiera que hubiera observado al heterogéneo grupo hubiese pensado que eran borregos siguiendo al lider, pero nada más lejos de la realidad. Grimmson, pese a su fachada de tipo duro con escasas neuronas, había dado muestras de una gran entereza y fortaleza mental, y estaba convencido que estaría formulando sus própias hipótesis en relación al lío en el que estábamos. Que lástima que haya estado tanto tiempo a la sombra de Constanza, sin duda el MACUSA ha desaprovechado las cualidades del hombre.

De Arano poco podía decir, no lo conocía, pero parecía desenvolverse bien en situaciones difíciles.

En mi caso, aproveché el camino para seguir a Dodde como un autómata, dócil y obediente. Pero necesitaba concentrar todos mis esfuerzos en ordenar todo lo que había pasado, visto, oido y averiguado. Era un rompecabezas que sin duda pondría a prueba nuestras habilidades.

Llegamos sin novedad a la antesala del sector 4. Dodge nos relató la extraña conducta de Fletcher, impidiendoles el acceso. Montgomery, con buen criterio, decidió seguirle el juego. Pese a lo que nos dijo Dodge, la situación se veía claramente diferente. ¿Por qué están abiertas la sala de admisión y la entrada al sector 4? Era claramente irregular... debía de tener alguna explicación... rápidamente traté de establecer probabilidades, y la mayoría arrojaban unos hechos bastante negativos.

Me disponía a tomar la iniciativa cuando Dodge propuso dividirnos para explorar ambas salas. Me pareció bien, o al menos, no una mala elección, pues no sabiendo que encontrar y debido a la urgencia, cualquier alternativa podía ser buena o mala a la vez.

Asentí y tras darle un pequeño toque a Grimmson en el hombro nos dirigimos hacia la puerta entreabierta que daba a la sala anexa, varita en mano.

Cuando apenas estábamos a un par de metros de la puerta nos llegó un mensaje alto y claro de Montgomery... nos necesitaban en el sector 4, ya.

Grimmson, cambio de planes, al sector 4... - me giré y sin perder un solo segundo nos encaminamos los dos hacia la gruesa puerta de barrotes que nos daba acceso a donde se suponía estaba Montgomery...

Con las órdenes dadas por el jefe Dodge, tanto Woodbridge como Grimmson se pusieron manos a la obra y empezaron a avanzar hacia la sala de admisión, la puerta de la cual estaba entornada y la ventanilla cerrada. Vieron como Dodge y Arano se internaban por el pasillo de las celdas, y no se les pasó por alto que aquel par estaban atentos a su alrededor y con caras de sorpresa al ver que el acceso estaba abierto, sin que ningún vigilante estuviese custodiando el lugar. ¿Qué había sucedido allí? ¿Por qué no estaban los reclusos en sus celdas?

Todavía no habían llegado a la sala de admisión, cuando Woodbridge recibió un mensaje de Montgomery, solicitando ayuda y que todo el escuadrón fuese al secreto 4. Su superior debía de estar bastante cerca del lugar donde se encontraban pero, ¿Habría accedido por la sala de admisión, la cual tenía una puerta trasera que daba a otra de las galerías de los presos? ¿O quizá había entrado directamente por la entrada principal, que ahora permanecía abierta?

- Lo que prefieras, Woodbridge. Si quieres damos media vuelta y seguimos a... - el auror no pudo terminar su frase, dado que unas chasquidos de varita se oyeron desde la misma entrada por la que acababan de entrar Arano y el jefe Dodge. Un grito de extremo dolor, más bien un alarido, fue emitido por el jefe auror, y cuando ambos corrieron a prestar auxilio la escena que encontraron no era para nada agradable. Dodge yacia en medio del pasillo, con las manos en el abdomen, con varios cortes profundos en pecho y abdomen, y un charco de sangre formándose a su alrededor. Su grito no tardó en ir apagándose, dedicando hacia Woodbridge y Grimmson una mirada triste en la que se advertía una más que probable despedida aunque seguía vivo por el momento. Arano se había acercado corriendo para socorrerle, pero varios hechizos que provenían del fondo del pasillo empezaron a provocar estallidos y explosiones a su alrededor, impactándole uno en su mano derecha, la que sostenía la varita y era su mano hábil. A duras penas logró arrastrase hasta entrar dentro de una de las celdas adyacentes y evitar así ser asesinado. Joder! Dodge va a morir si no hacemos nada, pero los muy cretinos no lo han rematado para ver si alguno de nosotros se expone y lo acribillan. ¿Qué hacemos? ¡Maldición, se nos va! ¿Dónde diablos está Montgomery?

Justo en ese instante, un numeroso grupo de aurores empezaron a llegar en tropel, encabezados por el Director Percival Graves, la Presidente Seraphina Picquery en persona, escoltados por Alma Rhydderch y Jhonatan Riley, y a sus espaldas al menos un escuadrón al completo de aurores y más vigilantes de seguridad del nivel.

Ver actuar al director Percival Graves siempre era fascinante y digno de admiración. Fue capaz de entender la situación en cuestión de segundos, dando las órdenes oportunas a los hombres que le acompañaban de inmediato, para que se hiciesen cargo de los muertos, mandar custodiar a Higgins, asegurar todo el perímetro y las salidas apostando aurores, e incluso asentir y avanzar con premura junto a Alma, Jhonatan y un escuadrón al completo al sector 4.

- Rosetti, el Comisario de Aurores Mortimer Minus me acaba de informar que han detenido a Miller en el lobby, tratando de salir de la sede con información confidencial y haciendo que escapase momentos antes un sospechoso no identificado, suplantando su identidad y haciendo uso de su acreditación. Tú y Abelen, que ahora mismo está con Minus frente al medimago, os encargaréis de interrogarlo y averiguar qué está pasando. - dio órdenes bastante molesto por la situación tan caótica en distintos frentes dentro del MACUSA. No se le pasó por alto que Jhonatan y Alma habían puesto caras de sorpresa ante su comentario, entendiendo que tendrían información relevante del medimago. ¿Hay algo que vosotros dos queráis decirme? ¿Que sabéis al respecto de Miller? ¿Quien puede ser el sujeto sin identificar que ha logrado escapar?

Mientras recibía las explicaciones pertinentes de sus dos allegados, todo el grupo llegó a las escaleras de piedra y empezó a descender hasta la antesala que daba acceso al sector 4. No obstante, la escena que encontraron metros más adelante no auguraba nada bueno, y es que Woodbridge y Grimmson estaban parapetados a ambos lados de la entrada que daba al largo pasillo donde estaban las celdas ordinarias de los reclusos, todas ellas aparentemente vacías. El jefe Dodge yacia en medio del pasillo de las celdas desangrándose y a punto de expirar su último aliento, sin que nadie pudiese avanzar sin exponerse a ser impactado con alguna maldición. Arano estaba malherido en su brazo hábil, y a penas podía defenderse, habiendo buscado refugio en una de las celdas, desde donde realizaba señas a Woodbridge y Grimmson tratando de darles información. Se escuchaban los pasos de una multitud de presos cruzando por el fondo del pasillo a una de las estancias adyacentes, mientras que supuestamente algunos mantenían a raya a los aurores lanzando hechizos a la menor señal de movimiento, todos ellos muy bien cubiertos y bien posicionados. La pregunta era ¿por dónde pensaban salir si por allí no había ningún acceso o salida?

Graves dio órdenes de inmediato, las cuales no pensaba permitir que se desacatasen.

- Escuadrón Montgomery, dad un rodeo y cortadles el paso yendo por la puerta trasera de sala de admisión, por el pasillo lateral paralelo a éste. Averiguad a dónde están yendo y qué tienen en mente, que os acompañe Grimmson. - les exigió hablando con bastante rotundidad, para de inmediato organizar una escolta para la Presidente Picquery, que pese a ser una excelente maga y más que capaz de valerse por sí misma, entendió que aquello era el protocolo de rigor, aunque no por ello pensaba abandonar la escena y así lo hizo constar. El resto avanzaremos con precaución generando fuertes hechizos defensivos, y pondremos a salvo al jefe de escuadrón Dodge y al vigilante Arano. Tenéis todos autorización para hacer uso de cualquier medida de contención, incluido el uso de hechizos letales. Ningún preso del sector 4 puede salir de este nivel, mucho menos de la sede, por lo que si se resisten a ser apresados, ya sabéis lo que debéis hacer. 

Si, tenían autorización no solo para incapacitar, si no para matar llegado el caso.

Al escuchar que habían detenido a Miller una sonrisa aparece en mi rostro, pero la misma se desdibuja cuando le asignan a otro el interrogatorio del sospechoso.

Driector Graves, con todo respeto, me gustaría ser yo quien interrogue a ese traidor de Miller, pues cuento con información que puedo usar en sus contra, dado que McCarthy confesó que Miller y sus secretaria estaban implicados en este ataque, pues Miller tiene una especie de acuerdo con alguien vinculado al autoproclamado sñor Tenebroso.

Incluso escuché a su secretaria dar la orden para iniciar el ataque, aunque en ese momento no entendí el mensaje, literalmente ella le dijo a Higgins que era hora de actuar, pero nunca supuse que intentarían algo tan osado como atacar la sede del MACUSA y el propio Higgins corroboró dicha información. - le informo al Director Graves mientras camino a su lado con la varita lista.

Es por ello que me encantaría ser yo quien interrogue al prisionero, quien además intentó incriminarme por un delito que no cometí, pues me acusó abiertamente de haber manipulado la voluntad de McCarthy con magia con la intención de que me alejaran del caso, con lo cual quedaría acreditado que yo no estoy en el círculo de los traidores que el infeliz de Grindelwald ha infiltrado en el MACUSA y con quienes pretende reemplazar a todos los altos cargos del congreso en el lapso de un mes. - sentencio reforzando mi posición.

La situación era de lo más crítica y se necesitaban acciones inmediatas, sólo lamentaba que tendría que moderar mis fuerzas para contener a los reclusos o al menos eso pensaba mientras el Director Graves autorizaba el uso de la fuerza letal, lo que dibujo una enorme sonrisa en mi rostro.

Todos estos tipos eran escoria y les haría lo mismo que le haría a la basura de cualquier clase, eliminarla con cualquier medio posible, hacía un buen tiempo que no me veía involucrado en una pelea en la que pudiera luchar libremente, pero ahora que Graves me había quitado la correa y el bozal, pues procedería a despedazar a estos tipos con la misma bestialidad y ferocidad que un wampus hambriento a un rollizo venado.

Pober miserables, estaban por conocer el infierno y al propio diablo encarnado en mi persona, esta noche estaba encabronado, y mi brazo nuevo estaba sediento de pelea, así que lo iba a complacer, sin embargo iba a seguir parcialmente el jodido protocolo y les daría la oportunidad de rendirse una que sabía que rechazarían, pero bueno, la ley es la ley.

Como ordene director y pierda cuidado esta revuelta se acabará de un modo u otro y esos reclusos volverán a su celda en una pieza o en pedazos, según ellos mismos escojan. 

Acto me aparto del lugar y me pongo en marcha hacia la puerta trasera, con toda la intención de despedazar a los reos de la forma más brutal posible. Al llegar a mi posición, procedo a parapetarme y a realizar la advertencia de ley.

¡Bien imbéciles arrojen las varitas y entréguense de lo contrario procederemos a hacer uso de la fuerza, esta es mi primera y única advertencia! - grito mientras saco mi mano y apunto hacia donde están los presos y tras un par de segundos sin respuesta, realizo una floritura con la varita. - ¡Bombarda máxima!

Grimmson y yo nos encaminamos con total rapidez hacia la sala a la que acababan de acceder Dodge y Arano. Pese a que eran apenas unos metros los que nos habíamos separado, los familiares chasquidos que producen las varitas así como los gritos que escuchamos nos hicieron sentir una gran congoja, pues no auguraba nada positivo... y así fue. Al echar un vistazo dentro, vimos al jefe Dodge tirado en el suelo, moribundo, y a Arano que arrastras consiguió ganar una de las celdas laterales.

Al fondo, algunos atacantes, los cuales no remataban a Dodge tratando de que cuando fuésemos a auxiliarlo nos pusiéramos a descubierto... la situación estaba jodida.

En ese momento llegaron los refuerzos. Graves, Alma, Riley...

Percival se hizo cargo de la situación con presteza ordenandonos tratar de rodearlos a través de la sala de admisión. Era buena opción, pero eso provocaría que Dodge muriera, no tenía tanto tiempo de vida. O se le trataba ya, o no haría falta tratarlo.

Señor, si me lo permite - dije, mirando a Graves a los ojos - no pretendo desobeder sus órdenes, pero Dodge necesita nuestra ayuda ya, y soy el que está más capacitado para tratarlo. Le pido, con todo respeto, que me libere y me permita acceder a él. Si usted y Picquery me cubren, puedo acercarme a él, estabilizarlo y traerlo aquí, donde podría seguir sanándolo. El resto pueden tratar de ganar la parte trasera. Por el camino se encontrarán a Montgomery, lo escuché antes y debería de estar en el pasillo que parte de la sala de admisión. Son suficientes para reducir a nuestros enemigos...

Continué mirando a Graves, que no acababa de decidirse...

Señor, no tenemos tiempo, tiene que tomar una decisión. Arano nos ha hecho ver que al fondo solo son cuatro magos... Riley, Alma y Grimmson pueden con ellos, si además sumamos Montgomery... será un paseo. Yo soy más útil aquí. Señor... solo tienen que conjurar un fianto duri o un partis temporus... 

Que Dodge estuviera moribundo, herido casi de la misma manera que Eddy, heló la sangre de Alma, que no pudo pedirle a Riley que tuviera cuidado, pues la verdad no deseaba perder más personas queridas ese día, pero en medio de los hechizos y maldiciones volando pro sus cabezas, las posibilidades de salir heridos era más que cierta. Morir era más una probabilidad que una posibilidad a esas alturas. 

Graves tenía la información que Jonathan le había otorgado sobre los presionemos y quien había escapado, Alma no tuvo que informar nada, además, gran parte de lo que sabía, ya se lo había dicho a su maestro desde mucho antes. La auror movió su varita y movio su cabeza ante la  idea de su compañero Woodbridge, debían contener a los heridos, sino, sería una matanza y la pesadilla de los inferius se hizo aún más patente en la cabeza de la bella mujer.

— Woodbridge yo te cubriré, sacaremos a Dodge de ahí, y lo traeremos — la verdad es que no era la primera vez que desafiaba a Graves, el hecho de haber sido su discípula, la hacía mirarlo con menos solemnidad que otros, claro, conocía al hombre y eso los había vuelto cerca la. Alma busco la mirada de auror por unos segundos antes de buscar una vía directa y apuntar a Dodge. —Partis Temporus — apuntó y la barrera se creó en torno al Auror caído, ahora solo tendrían que acercarse para poder traerlo, esperaba que Woodbridge tuviera la habilidad de usar algún hechizo de transportación y sacar al herido de ahí. Dicho esto, quedó en manos de Graves seguir el plan que había trazado, pues ella se quedaría en la retaguardia prestando auxilio al médico. Curioso que a pesar de estar tan cerca del asesino de su hermano y de Eddy, tan cerca de frustrar sus planes a lo menos, tuviera la suficiente sangre fría para preocuparse por un caído. 

la joven preparó su varita y se alistó para servir de escudo a su compañero a medida de que se acercaban a Dodge. — muévete Woodbridge — le ordenó, su costado dolía, cada vez más al punto que sentía que perdía el aliento, pero seguía ahí, al pie del cañón y ahora dispuesta a entrar de lleno en la batalla. Luego se tendría que comer el escarmiento de Graves por desobedecerlo, pero eso sería una vez que salieran de todo eso y si es que sobrevivían.

Por fin en el MACUSA, pensó Diana aliviada, y es que no había lugar más seguro en la ciudad, o eso pensaba ella… pues cuando entraron y pudieron ver lo que allí sucedía, su tranquilidad se esfumó por completo.

Kate se acercó contenta de verlos sanos y salvos, abrazándolos, sobre todo a Enma, y les contó, por fin, lo que sabía sobre todo aquello. Diana no pudo quedar más sorprendida ante las declaraciones de su compañera, se alivió de saber que Paul también estaba bien, pero parecía que en la sección de aurores no les había ido tan bien y comprendió todo aquel despliegue de seguridad. La joven le sugirió que fuese a hablar directamente con el comisario y Diana asintió.

-Creo que será lo mejor, debemos informar de lo que sabemos para poder ayudar con todo esto… - miró significativamente a James, no iba a obligarle a contar nada que no quisiese, pero intuía que él mismo lo haría, sin duda sus declaraciones no iban a gustar a los aurores pero… ahora él estaba de su lado, tenía toda la información y con su ayuda todo podría ser más fácil y así él podría limpiar su nombre, haciendo lo correcto y eso siempre sería valorado positivamente, aplacando las fuertes sanciones que pudieran aplicarle por ayudar al mago tenebroso, o al menos, eso esperaba ella… si no, estarían en un buen lío…

Por su parte, ella podría identificar a los agresores de su hija, contar lo que en aquel recuerdo había visto, ayudar en lo que bien pudiera pues parecía que los Selwyn estaban implicados en todo aquello, de una forma u otra y su padre…. ¿estaría bien?

-James, Enma, debemos ir hablar con él, los tres. Gracias Kate por todo. – dijo abrazándola de nuevo, - No se si Enma debería ir contigo cuando hablemos con el comisario… - miró a su hija dubitativa, aquel lugar no era tan seguro como ella pensaba, pero ¿y si iban de nuevo a por ella? Quizás Minus asignase a alguien para que la protegiera…

Diana caminó hasta la oficina y depositó su acreditación en el panel, tal y como indicaba la nota que allí figuraba.