Partida Rol por web

Zeleria se sentía afortunada por haber dejado atrás aquellas tierras repletas de muerte. Mentiría si dijera que no se había asustado. De hecho, casi ni habló hasta llegar a aquella llanura, donde un río claro bañaba la ribera. Fue una vez allí, cuando de una manera irreal se sentía más segura, volvió a recuperar la sonrisa y las ganas de hablar.

- Quizá lo que sucedió en el pueblo fue producto de una magia oscura.- Comentó. - ¿Conocéis algún tipo de poder arcano capaz de confundir a toda una aldea de aquella forma? - Preguntó. - Porqué yo también creo que no fue casualidad que trataran de acabar con nosotros de aquella forma. No, no fue coincidencias. A quién buscamos sabe que seguimos los pasos y quiere impedirlo. - Su rostro se puso muy serio. - Si ni razonamiento es correcto, la amenaza a la que nos enfrentamos es muy seria y no sé si estamos preparados para enfrentarnos a ella. - Sentenció sembrada de dudas.

- Si lo que Zeleria dice es cierto, el que tenga ese poder también es capaz de controlar a las bestias. Esos gatos-tigre del granero estaban organizados. Y las arañas enormes y peludas los ayudaban.

Dardo estaba preocupado y no dejaba de mirar los cadáveres colgando a los lados del camino. Esperaba no encontrar a Maclo, pero hubo suerte y la mayoría eran antiguos, estaban ya descompuestos y sus facciones eran a penas reconocibles.

Si esos a los que perseguimos nos tendieron una emboscada en un pueblo apartado… ¿que no serán capaces de hacer en este angosto desfiladero por el que sin duda pasaron?

Dardo no se encontraba muy bien. En un aparte, le preguntó a Brevea si ella tenía los mismos síntomas. Como ella no fue atacada por las arañas, se podría descartar una infección producida por los gatos, aunque eso dejaba el veneno arácnido como última opción…

Arvak gruñó ante las palabras de Zeleria.

- Brujería. - La voz de Arvak indicaba temor o al menos un profundo respeto. - Malas artes. No se puede luchar contra la magia, yo solo se usar mi maza. - Al parecer Arvak era una persona muy supersticiosa.

- ¿Cómo prepararse? ¿Cómo luchar? Yo se luchar contra hombres y bestias, pero no contra la magia.

El guerrero tenía ahí algún tipo de bloqueo.

-Acabareis orinandoos encima de miedo - ironicé, aunque el lugar y la situación me gustaba incluso menos que a ellos. Si no se pudiera luchar contra un brujo, éste no nos enfrentaría a bestias y hombres. Aparecería él mismo en medio del sendero para mandarnos al infierno.. pero ¿Quién sabe en realidad? De qué sirve divagar sobre lo desconocido? Mis ojos se desvían hacia dos cadáveres más recientes, al igual que Arctostafilos, busco los rasgos de Maclo entre la putrefacta carne. -​​​​​​Lo que se es que no volveremos con las manos vacías.  Aunque ya veremos qué es lo que traeremos en ellas.

Dardo va tirando. Veremos si en alguna aldea encuentras antídoto. Te iré informando estado, tiradas y posibles penalizaciones :/  Lo mismo para tu montura.

¿Uva es yegua? ¿O es un nombre neutro?

Brevea no tiene síntomas.

-No parecían gatos-tigre. No se…eran otra cosa –Brevea se arropó en su capa.-Magia oscura, brujería…-repitió. Miró a Arkra, algo disgustada- No te burles de nosotros. Hay poderes que no comprendemos.

La conversación y el sendero continuaron. No encontráis rastros, huellas, ni amenazas. Entre divagaciones y especulaciones llegáis a otra aldea. Esta vez normal. Aquí pudisteis descansar y comer. Una anciana curandera examinó a Dardo.-Ponzoña. Te daré un preparado. –También se encargó de Uva, y te recomendó que le dieses a beber lo mismo diluido en agua. Aunque la mujer no daba la impresión de estar muy convencida.

En el pueblo no sabían nada de una banda de esclavistas, y tampoco nunca oyeron hablar de la aldea anterior. No se metían en asuntos de hechicería o demonios.

Continuando la expedición, después de un par de jornadas sin contratiempos os dais con una aldea incendiada y saqueada a vuestro paso, varios días antes. La pobre gente que quedaba con vida os informó que, al parecer, una banda de guerreros aesires estaba barriendo la zona a sangre y fuego. Por unas monedas os contaron que esta tropa de bárbaros llevaba un cargamento de esclavas y ahora resultaba evidente su destino, los hielos eternos del norte. Si teníais que fiaros de la palabra de esos desnutridos aldeanos, no tenían porqué mentir, quizá los aesires compraron a la mujeres y niños. Vieron a muchas muchachas en la cuerda de esclavas, no pudieron daros señas de Maclo.  

-Es un negocio deprimente, la compra y venta de género humano igual que la carne de ganado; sabandijas y estiércol son los tratantes de semejante comercio. –afirmó la pelirroja, escupiendo al suelo. Pero era predicar en el desierto, la mitad del mundo era libre, la otra sumisa y esclava.

La intención sería dirigirse al norte, hacia Aesgard. Existían varias rutas, y confiábamos que las nieves ya hubieran remitido lo suficiente. Y la más directa era través de Cimmeria. 

Dardo iba tiritando en Uva, que tampoco lo estaba pasando bien. No se quejaban demasiado, ninguno de los dos, pero enterarse de que iban hacia el norte no fueron las mejores noticias.

De momento iban tirando, pero si seguían así, pronto serían más un estorbo que otra cosa… sobre todo si llegaba el momento de hacer cantar el acero. De momento, n tenía ni ganas de discutir con Brevea, pero el simple hecho de que no fueran gatos tigre, sino algo producto de la magia negra, le atemorizaba todavía más.

- El esclavismo es algo que ha existido siempre. - Replicó Zeleria. - Hay esclavos que nacen esclavos y otros que no. Esa más difícil que los segundos acepten esa nueva condición en sus vidas, pero aún así he conocido casos en los que un esclavo agradece serlo. Tanto en nacidos como en aquellos que antes fueron libres. - Se encogió de hombros. - Todo depende de cada uno. Puede que un muerto de hambre que mendiga para llevarse un trozo de pan a la boca, agradezco convertirse en esclavo y de esa forma tener comida caliente a diario y una casa dónde dormir. - Chasqueó la lengua. - No quiero decir que el esclavismo sea bueno, pero la perspectiva de dónde lo ve cada uno es importante. - Miró entonces a Brevea fijamente. - Aunque sin dudas l todos coincidimos en que debemos recuperar a Maclo y sesgar la vida de todos los que de la llevaron si es posible. - Sonrió.

Justo entonces, tras decir aquello, azuzó a su montura que no tenía nombre y se puso a la cabeza del grupo.

Brevea frunció el ceño. -Que haya existido siempre no justifica que siga haciéndolo. Hoy somos libres. Mañana esclavos. Prefiero la muerte a pertenecer a otra persona, a obedecer sus caprichos y delirios.-Afirmó, convencida y segura de sus palabras. Se lo tomaba como algo personal.

Arvak no entraba en esas discusiones. Siempre habido esclavos y siempre los habría, no era algo que le importara en exceso. Le habían dado una misión: recatar a Maclo, y eso es lo que iba a hacer.

Según se iban aproximando al norte el viento frío parecía avivar al duro guerrero. El nació en una de las muchas aldeas que salpican las montañas Eiglophian, al norte de Cimmeria y se sentía cada vez mejor. Atrás había quedado el pueblo maldito.

- Me da igual que sean bandidos o esclavistas, si tienen a Maclo la liberarán o morirán.

Hay que ver si tienen un sanador mejor que en la otra aldea, los esclavistas suelen llevar alguno para prevenir que la mercancia se estropee. Arkra necesitará algo mejor que lo que le han dado.

Ningún comentario era apropiado cuando se hablaba de creencias así que Arkra mantenía la boca cerrada cuando la gente a su alrededor exponía sus ideas con pasión o  rabia.  Casi todos creían ver un leve asentimiento en el guerrero de Khorshemish, como si su silencio significaba estar de acuerdo con lo expuesto. Y ésta vez no fue una excepción, Arkra se mantuvo en silencio mientras Brevea despoticaba acerca del mismísimo concepto de la esclavitud. 

-Me preocupas, 'Dardo' - me dirigí a él mientras los demás debatían. -¿Podrás luchar, llegado el caso? ¿Dirías que estás mejorando, o empeorando de tus síntomas? Tras su respuesta, fuese cual fuese, me dirigí al grupo antes de que se quedasen exhaustos debido al exceso de retórica.

-Esos Aesires..  ¿Podemos realmente adelantarles cruzando a través de Cimmeria? Ir con dos cimmerios me había hecho temer más a las gentes de esa tierra que las exageradas leyendas que de ellos se contaban  - Debemos saber más de ellos. Cuántos, quienes, caballos, armas.  Preguntaré a los supervivientes - Aunque sospechaba que los supervivientes lo eran por haber salido huyendo, no por quedarse a contar cuantos iban a pie y cuantos a caballo.

Una monedas más te abrieron paso a nueva información. Sin embargo era contradictoria. Hay quien te dijo que veinte, otro que diez, todos a caballo. Una adolescente hablaba de un puñado, enormes, barbudos, desalmados demonios. Coincidían más en el número de las esclavas, muchas mujeres, una docena al menos, y algunos niños y niñas. Pero te dio la sensación de que no eran muy fiables estos comentarios.

-​​​​​​Apenas saben nada - comenté a mis compañeros. - No se ponen de acuerdo en el número de Aesires.  Pudieran ser cinco, puede que el triple, todos a caballo.  Llevaban consigo a una docena de esclavas y algunos niños.  ​​​​​​

- Sean cinco o diez, debemos interceptarlos. - Respondió Zeleria con determinación. - Es nuestra mejor pista. - Y única de hecho. - Pensó para si. - Debemos incrementar el ritmo. Hay que alcanzarles cuanto antes. Mejor si no cruzamos la frontera. 

Como única repuesta a las palabras de Zeleria, una mirada de aprobación.  La voz de la cimmeria tenía una cualidad cortante, imperiosa, que hacía que te pusieras en movimiento casi por instinto.  Sonreí un poco, lo cual no era algo muy habitual, antes de responder. -​​​​​​¿Qué hacemos aquí entonces? ¡Pongámonos en marcha!  

- Los caballos no aguantarán mucho más si seguimos a este ritmo, igual tendríamos que cambiarlos por monturas frescas. - A pesar de que la caravana tendría que, forzosamente, ir mucho más despacio, todavía nos sacaban unos cuantos días de ventaja. - Pero todavía podemos forzarlos un poco más.

- Lucharé. No lo dudes. – Dardo miró casi desafiante a Arkra. En otro momento, unas palabras como esas podrían llevar fácilmente a una pelea a cuchillo, pero entendía que ahora mismo Arkra sólo quería saber si iba a ser una ayuda o un estorbo.