Partida Rol por web

Domingo mañana, 9.30 am

El sol lucía radiante aquella mañana de domingo cuando poco después de la hora del desayuno, sonó el teléfono en casa de los Dockerty

¿Brian Dockerty? Mi nombre es Steve Rogers. Llamaba en relación a la beca de la que que seguramente te ha hablado tu madre. La voz que sonaba al otro lado de la línea era seria, pero del tipo que inspiraba confianza, aún sin ver a su interlocutor

Supongo que tu madre te comentó lo de estar preparado esta tarde para ir a la escuela. Bueno, si no te molesta cambiar un poco los planes, me gustaría que comieramos juntos para charlar un poco. Después de comer pasaríamos a recoger a un par de chicos al aeropuerto, junto a un profesor de la escuela, y así os llevaríamos allí a los tres para que os instaléis y descanséis, antes de la recepción formal de mañana...

¿Te parece bien? Si es problema, no te preocupes, ya te pasaría a buscar antes o después de ir al aeropuerto, como te vaya mejor...

Tu madre te mira desde la puerta de la cocina, con una brillante sonrisa, y te hace un gesto de buena suerte, como si te quisiera decir que todo irá bien...

Sentado en la cama en pijama, con el largo cable del teléfono enrollado a su alrededor, Brian miraba al suelo mientras la voz del otro lado le explicaba la situación.

- Sí... er... claro, estaría genial - dijo, rascándose la nuca - Esto... bueno, ¿tengo que llevar algo en especial? No tengo mucho que enseñarle de... esto, bueno, de mis cosas. ¿Hay que ir de etiqueta?

Empezó a ponerse nervioso. Seguro que ese hombre iba elegantemente vestido y le llevaría a algún lugar de etiqueta, mientras él no tenía mucho más que ponerse que una camiseta desgastada y unos vaqueros viejos. Dedicó una mirada angustiada a su madre, que le respondió con los ojos brillantes y con expectación.

- Por cierto er... si viene en coche, esta zona está jod... digo que está complicado para aparcar...

Steve ríe suavemente al otro lado de la línea, al escuchar las dudas y el semitaco del chico

Tranquilo, Brian. Vamos a ir a un sitio tranquilo y familiar, a un italiano que conozco y que creo te gustará. Por lo que nada de etiqueta, vístete con la ropa que acostumbres a llevar, que yo haré lo mismo... Si quieres que te diga la verdad, yo siempre me siento raro cuando me toca ponerme un smoking... ya llevar corbata no me hace mucha gracia... comenta riendo ya abiertamente en un tono de abierta complicidad con el chico

Y no te preocupes, llegaré con tiempo para buscar un aparcamiento. No quedaría nada bien que me multaran yendo a buscarte. Así pues, paso a buscarte un poco antes del mediodía, si te parece bien... propone Steve, dejándole la elección a Brian, cuya madre sigue sonriéndole como si les hubiera tocado el premio gordo de la lotería

Suspiró, visiblemente aliviado ante el desparpajo de Rogers, y eso se notó en la expresión de su rostro.

- Bueno pues... sí, por mí genial - dijo, enroscándose en el dedo el cable del teléfono - Estaré como un clavo en la puerta de casa a las 12:00.

Sólo faltaba que encima que le daban esa increíble oportunidad se mostrara impuntual. Apenas tenía tiempo para prepararse. Quizás debía tener alguna escultura lista para él, aunque, ¿con qué material iba hacerlo? ¡No tenía nada a mano! Además, ¿sabía Rogers dónde vivía él? Si sabía su número, era posible que... ¡claro, si le habían hecho llegar esa carta!

Cuando se quiso dar cuenta, llevaba algunos segundos completamente callado, ¿qué clase de imagen de chico estúpido estaba dándole al señor Rogers?

- Pues...  bueno, eso - dijo, mirando de reojo los gestos de su madre - ¡Sí! Quería decirle que muchas gracias por esta oportunidad... señor.

Colgó y se quedó callado justo el tiempo que tardó su madre en llegar a toda velocidad pidiéndole explicaciones sobre quién era.

- Jo... er... mamá... Era alguien de la escuela, que me va a invitar a comer, ¡invitarme! Y luego me quiere llevar a conocer a otros chicos. ¡Tenemos que preparar la maleta! ¡Y ducharme! ¿Crees que debería afeitarme? ¿Queda algo de la colonia de papá?

Madre e hijo se pusieron histéricos, y pronto en la casa de los Dockerty empezó un torbellino de emociones.

Con una puntualidad que se podría denominar británica, Steve Rogers aperece caminando por la acera en dirección a casa de los Dockerty.

Contrariamente a lo que podría esperar Brian, se trata de un individuo apuesto y musculoso que viste de forma cómoda y deportiva. Bajo una chaqueta tipo sport luce una camiseta con la imagen de Harry el Sucio y la frase Alégrame el día en ella.

Le sonríe abiertamente al joven que espera en la puerta de su casa, y le ofrece su mano, estrechándosela con convicción y firmeza, de una forma que inspira seguridad

¿Brian, verdad? Yo soy, como debes suponer, Steve, Steve Rogers. Es un placer conocerte, Brian. Si quieres, entramos un momento en casa para que recojas tu equipaje y yo pueda saludar a tu madre, si te parece bien...

Steve entra y saluda a la madre de Brian con gran corrección y simpatía, asegurándole que su hijo estará bien, tal y como se le comunicó por carta. Tras una corta charla trivial y una vez Brian está listo, van hasta el coche de Steve, un monovolumen bastante nuevo.

Los cambios de vida siempre son duros, créeme, pero sin son para mejorar, eso compensa mucho. Y estate tranquilo, podrás bajar a ver a tu madre los fines de semana que quieras, sin problema... comenta, mientras va conduciendo en dirección a Central Park.

Al llegar a la altura de la 5ª Avenida, la enfila recto hasta llegar a la altura de una imponente mansión, a la que rodea. Le da a un mando automático y mete el coche en lo que parece el garage de aquel lujoso edificio. Allí hay varios vehículos más: una Harley Davidson, una furgoneta y un par de coches también muy nuevos.

Steve cierra el monovolumen y abre la puerta peatonal del párking que va a dar a la calle y, tras caminar unos minutos, llegáis ante un restaurante italiano de tipo familiar

¿Quieres tomar algo, un refresco, un aperitivo, antes de almorzar? Y ya puedes empezar a hacer preguntas, que seguro que te mueres de ganas dice con una gran sonrisa Steve, mientras llama al camarero

Al contrario de lo que en principio pensaba, salir de su casa y despedirse de su madre le quitó un peso de encima que desconocía que existiera. Quizás el hecho de ver que no tenía un futuro claro, o el miedo a repetir algún día la escena de la tarde anterior, que aun recordaba vívidamente, le había ayudado a no mirar atrás al montar en el vehículo. Steve Rogers le había caído bien desde el principio. Irradiaba ese magnetismo que tienen las grandes personalidades, grandes políticos que saben cómo ganarse al pueblo. Quizás fuera esa la razón de que quisiera entrevistarse con él. Quizás fuera así con todos, y él no fuera nadie especial.

El viaje fue tranquilo. Le gustaba como conducía él, sin giros bruscos ni volantazos. Brian era alguien demasiado impresionable, y él lo sabía, por lo que una actitud excesivamente violenta le habría malogrado el día. Afortunadamente, el Restaurante era familiar, cercano y cómodo. No se habría relajado en un ambiente excesivamente serio.

- Bueno... sí, tengo mucho que preguntar... er... sí, ¿puedo tomar un refresco de Cola? - dijo, agradeciendo que Rogers no pusiera ninguna objeción - Veamos... creo que lo primero es... ¿están ustedes seguros de mí? Quiero decir... yo no quiero mentirle... hasta ayer no había modelado en mi vida...

Agachó la cabeza, avergonzado. No sabía bien cómo expresar sus miedos.

- Lo que digo es... er... bueno. No quiero que se decepcionen después de tantas molestias...

Steve sonríe ampliamente ante las dudas y preguntas del chico Por supuesto que puedes tomar una Cola. Para mí un zumo de naranja, Fredo le dice al camarero antes de hablar con Brian

Brian, no tengas dudas y levanta el ánimo. Tú tienes un don muy especial que no solamente no debe perderse, sino que debes aprender a cultivar. Créeme cuando te digo que la Escuela del Profesor Xavier es el sitio ideal para ti. Y si yo y ellos estamos seguros, no hay porqué preocuparse le explica mientras da un sorbo a su zumo recién exprimido y da un vistazo a la carta que ha traído el camarero

La sonrisa de Steve Rogers se agranda cuando continúa Todo tiene un principio, y que tú no hayas utilizado esta habilidad tuya, o siquiera supieras que la tenías no es menoscabo alguno. Por lo que me han dicho, tienes verdadero talento, y un instinto artístico nato. Eso no lo tiene todo el mundo, ni tan siquiera muchos que presumen de ello, tenlo por seguro.

Yo, por ejemplo, dicen que son un buen dibujante, pero a nivel profesional no he podido pasar más allá de las historietas de superhéroes ¿sabes? dice riendo mientras termina de decidir qué pide para comer...

Para mí, tagliatelle all'arancia y seppioline con carciofi ¿Tú qué querrás, Brian? Si quieres le preguntamos al camarero qué recomienda...

¿De qué le sonaba el nombre de Profesor Xavier? Estaba seguro de que lo había oído antes, pero no sabía dónde. Tras darle vueltas durante unos segundos, terminó por olvidarlo. Probablemente no fuera más que una coincidencia. Debía de centrarse en Rogers y en lo que decía, al fin y al cabo, estaba siendo mucho más amable con él de lo que nadie había sido en mucho tiempo.

Se tapó con la carta fingiendo leerla para evitar que su compañero de mesa se percatara del enrojecimiento de sus mejillas cuando le elogiaba abiertamente, y eligió al azar uno de los platos de pasta. El nombre le sonaba a macarrones, que era el único tipo de pasta que conocía, pero a saber. No quería parecer un auténtico paleto.

- Yo... er... quiero unos... ma-cche-roni a-lla chi-ta-rra - dijo, pronunciando con dificultad - ¿Está bien?

El precio era mucho más alto de lo que él estaría dispuesto a pagar por un plato de comida, y se preguntó si Rogers pondría alguna pega respecto a la cuenta. No quería dar mala impresión. Llevaba algún dinero encima para sus primeros gastos, pero sería una lástima gastarlos tan rápidamente.

Steve se da cuenta del apuro del muchacho, y le hace un gesto con la cabeza de que no se preocupe

Lo has dicho muy bien, Brian. Pide algo más si quieres, que quien ha invitado soy yo, y no me gustaría que un chico de tu edad se quedara con hambre... dice con una sonrisa absolutamente tranquilizadora Y si tienes alguna duda, pregunta sin rodeos. La primera vez que yo fui a Italia apenas sabía una palabra de su idioma...

Mientras el camarero trae los primeros que habéis pedido, el Capitán América deja que la conversación fluya por temas absolutamente triviales, para que Brian se relaje, y cuando llegan los segundos, vuelve al tema de la beca

No sé si te lo han comentado, pero la beca es completa, o sea, con todos los gastos pagados. E incluso recibirás una pequeña asignación personal al mes para tus pequeños gastos: salir a tomar algo, ir al cine... las cosas que hacéis los jóvenes, vamos... comenta, empezando a degustar los seppioline

Y no solamente eso. La fundación que se encarga de las becas vela por las familias de los becados, en caso de que estos no dispongan de grandes recursos. O sea, que estate tranquilo, que a tu madre no le faltará de nada para tener una vida digna. Si quiere, la fundación puede buscarle un empleo, y si no encontrara trabajo o no pudiera trabajar, recibiría también una paga mensual...

Aquí la cara de Steve se ensombrece un instante, como si le doliera lo que dice a continuación Es una pena y una vergüenza que en este gran país nuestro, haya gente que lo pase mal por culpa de la crisis... Por ello ésta es una tarea que me alegra. Es una pequeña gota en un océano, pero si todos y cada uno de nosotros hace lo que puede, esto mejorará y América volverá a resurgir con todo su esplendor...

Entonces de pronto ríe, y mueve la cabeza Menudo rollo pensarás que te he soltado. Perdona, pero yo crecí en una época en que la sociedad tenía una serie de grandes valores que parece se han ido olvidando...

Bueno, venga, ahora háblame un poco de ti, y si quieres preguntar más cosas, adelante te dice con toda sinceridad

¿En otra época? Pero si no podía tener mucho más de treinta y tantos años, ¿qué demonios decía?

No le dio mayor importancia, porque la verdad es que las lágrimas estaban a punto de aflorar en su rostro. ¡Un trabajo para su madre! ¡Un sueldo! ¡La vida solucionada! ¿Acaso todo eso era un sueño? ¡De qué manera tan simple la vida le había dado un vuelco! Si no hubiera sido por ese montón de cemento fresco, ahora seguiría dando vueltas por la ciudad sin rumbo, sin futuro. Sería una sombra más de las miles que se agolpaban en los rincones de cada calle.

Además, le gustaba cómo hablaba Rogers. Le brillaban los ojos cuando palabras como "país" o "América" surgían de sus labios. Su primera impresión había sido acertada, Rogers era del tipo de personas que sabía ganarse a la gente con facilidad. Era una buenísima noticia que se dedicara a dar becas de trabajo, en vez de trabajar en una gran multinacional.

- Bueno, pues... - dijo, pinchando con torpeza los maccheroni y sonriendo para sí - no hay mucho que contar. Tengo veinte años, y vivo-vivía con mi madre. Mi padre murió hace años, por un accidente. No llegué a conocerlo, pero mi madre dice que era un tipo muy serio y formal.

Algo más relajado, hablaba con más fluidez. Cuando introdujo el primer bocado en su boca, un sinfín de sabores recorrieron su lengua, haciéndole sonreir de puro placer. Su madre sólo echaba tomate triturado de lata las pocas veces que preparaba la pasta, pero ese cocinero habia tomado mucho cuidado con las especias, haciendo que se derritiera de gusto.

- Uf... aparte de eso... poco más. Acabé el instituto hace un par de años, y esto es lo más interesante que me ha pasado hasta ahora - y como si la imagen del anciano del día anterior le hubiera golpeado en la cabeza, abrió los ojos y le vinieron más preguntas a la cabeza - Sí, ¡sí! Quiero decir... la Escuela es... ¿de gente como yo? Todos... hacemos cosas... ¿artísticas?

Steve sonrió ante el entusiasmo del muchacho, y se alegró de que sus preguntas llegaran ya cuando terminaban los postres...  Ahora tocaría explicarle la verdad, y él había pensado que más valía una imagen que cien palabras.

Cierto que podría haber eludido el tema sin mentir, porque mentir era algo que quedaba absolutamente fuera de su código personal, pero creía que ir con la verdad por delante era lo mejor

Bueno, por lo que sé, además de poder estudiar todas las asignaturas tradicionales que se pueden recibir en un campus universitario, hay buenos profesores de arte... Piotr es un pintor excelente, y Kurt además de enseñar Historia del Arte domina lo que son las artes escénicas...

El alumnado es libre de escoger su programa de estudios, por lo que igual puedes tener en tu mismo curso alguien que estudie para cantante o actor, y otro que quiera ser médico... Pero lo que os une a todos son esas habilidades especiales, esos dones únicos que allí os enseñarán a dominar y potenciar dice, terminándose el postre.

No sé si acabas de entender de lo que hablo, pero ven conmigo y, mientras caminamos para ir a buscar al profesor que te he dicho y el monovolumen acabamos de hablar y empezarás a ver por ti mismo lo que quiero decir... añade, sacando la billetera tras pedir la cuenta.

Al salir del restaurante van caminando por la acera que bordea el edificio donde han metido el coche y, cuando llegan a la entrada, en plena Quinta Avenida, Steve se para un instante ante la puerta enrejada.

Una verja de hierro forjado con una "A" en su parte superior cerraba el paso a los curiosos y, con gran sorpresa Brian pudo leer las dos placas que había a un lado de la puerta

Fundación María Stark, Manhattan

Mansión de los Vengadores, sede fundacional

La cámara de seguridad instalada junto a lo que parecía un sofisticado interfono pareció cobrar vida y, de inmediato, la puerta se abrió sin más

Anda, Brian, confía en mí. Hay cosas que te quiero enseñar y decir que no pueden hacerse en plena calle... le dice al joven Steve Rogers con su tono generador de confianza y una amplia sonrisa

Si le hubiera parecido de buena educación lamer el plato, lo habría hecho varias veces. ¡La comida era deliciosa! Esperaba poder comer mejor de lo que lo podía hacer en casa de su madre de ahora en adelante. Por mucho que la apreciara, no era una gran cocinera.

Como un corderito siguió a Rogers por la calle, prestando atención a todo lo que le decía. Cada vez se daba más cuenta de que debía de haber algún tipo de error. El hombre le hablaba de "dones" y "habilidades", como si fueran algo tangible. ¿Quizás era parte de la estrategia a seguir con cada alumno, elogiarle y hacerle sentir como un rey?

Cuando se quiso dar cuenta, al leer la placa de la casa de forma inconsciente, tuvo que reelerla para darse cuenta de la magnitud del lugar. ¿Los Vengadores? ¡Hablábamos de auténticas leyendas! Seguro que debía de ser sólo una coincidencia, quizás una casa Museo, o algo similar. Al fin y al cabo, eran héroes...

Pero algo le llamó la atención cuando Rogers abrió la puerta, y fue la ligera tensión en el ambiente cuando le pidió que entrase. ¿Qué había de malo en todo eso? Es decir, si sólo quisiera hacerle una demostración sin importancia, ni siquiera le habría pedido su opinión. Durante unos segundos pensó en las consecuencias. Si quisiera secuestrarle, no le habría invitado a comer, o habría elegido un chico de una familia más acomodada. Rogers ya había conocido su casa, así que eso estaba descartado. ¿Algún tipo de pedófilo? Él ya tenía unos veinte años, y quizás era algo mayor para alguien así.

Lo que estaba claro es que si  seguía dudando, nunca lo descubriría. Cerró los puños, alzó la cabeza, y entró tras él.

Hospital Mount Sinai, NY 10.00 am

El viaje desde la Escuela hasta Nueva York resulta plácido y cómodo, a excepción de algún pequeño atasco a la entrada de Manhattan. Scott conduce directamente hasta la Mansión de los Vengadores y aparca allí el coche, ya que el hospital se encuentra en la misma 5ª Avenida, no muy lejos a pie...

Tras preguntar en recepción, os indican la planta y nº de habitación donde está la agente Donaldson. Una vez llegáis a la planta veis que hay un policía vigilando la puerta, como es habitual en estos casos. Sin embargo el agente parece ser más celoso de su empeño de lo normal y os pone pegas para dejaros pasar

Lo siento, señores. Ya veo que están enla lista y que tienen una entrevista autorizada, pero la agente Donaldson salió justo ayer de la UCI y lo que necesita principalmente es reposo para recuperarse cuanto antes...

Scott intenta dialogar con el policía, pero él sigue en sus trece. Por ello, Miles te sonríe y, echando mano a su cartera, te susurra Vamos a ver si esto funciona...

Disculpe, agente. Miles Donovan, de SHIELD dice tras erguirse y poner cara seria, mientras le muestra su credencial de la casi todopoderosa agencia ¿Sería tan amable de darme su nombre y número de placa? Voy a llamar al director Furia y querría saber de antemano quién está dificultando con un  celo algo extremo nuestra entrevista

El agente de policía se queda boquiabierto. Mira la credencial y la foto, a Miles y otra vez a la credencial, y balbucea Jo-Jones, señor... Agente Isaiah Jones. Pe-pero no creo que ha-haga falta llamar a nadie, y menos molestar a alguien tan importante... dice abriéndoos la puerta de la habitación.

El policía se disculpa una y otra vez, y poco le falta para que os haga una reverencia

No se preocupe, agente Jones. No ha pasado nada, y en el fondo hace usted bien protegiendo a su compañera... le dice Miles con una tranquilizadora sonrisa que se hace más grande al miraros a vosotros

Scott parece que todavía no se lo cree, y a Polaris le falta poco para troncharse de risa, pero sin más todos entráis en la habitación

En el interior de una amplia y confortable habitación de hospital, se encuentra la agente Mary Donaldson. Lleva suero y alguna otra medicación que va directamente a la sangre, pero salvo por esto y el vendaje que le cubre gran parte del lado derecho por lo demás se la ve bastante bien.

La habitación está llena de ramos de flores y algunos peluches. Se nota que, además de los protocolarios, la agente es apreciada por sus compañeros, porque los hay de más caros y más sencillos...

En cuanto oye que se abre la puerta, la policía se gira y os sonríe agradablemente. Parece algo cansada, pero aún y así es una chica que cualquiera calificaría como mínimo de guapa...

Hola, vosotros sois los que me queréis preguntar sobre lo ocurrido ¿verdad? os dice, y mirando a Miles añade sonriente Yo a ti te recuerdo. Eres uno de los que salvaron la montaña rusa, y el que detuvo a aquel tipo...

Bien, decidme en qué os puedo ayudar... y disculpad a Jones. Es compañero de la comisaría y hemos patrullado juntos una buena temporada...

Durante el viaje en coche, Brian pudo aprender bastante sobre Donovan. Era un chico bastante simpático y agradable, de más o menos su edad, y por la forma que tenía de hablar se notaba a la legua que era bastante culto. Según le explicó, además, tenía una gran facilidad para tratar con las máquinas. Eso hizo que Brian sintiera algún tipo de conexión con el mutante, de algún modo.

Mientras tanto, aprovechó para ver cómo era su otra tutora, Lorna. Su pelo verde era tremendamente llamativo, y aunque la duda le corroía, se abstuvo de preguntar si era natural o a causa de sus poderes, los cuales desconocía. ¿Quizás algo que tuviera que ver con el poder de Piotr, por eso le daban clases juntos? Fuera como fuere, no tardaría en saberlo.

Al ser chico de pocas palabras, permitió que Scott, Lorna y Miles llevaran la voz cantante, mientras asentía o respondía con monosílabos a sus preguntas o comentarios. Cuando llegaron ante la puerta de la habitación de la policía herida, pensó que debían irse por donde habían venido, pero Miles le sorprendió con una identificación de una organización que desconocía. ¿Qué demonios era SHIELD como para asustar tanto al pobre Isaiah Jones? Brian se apiadó por él. Sólo cumplía su trabajo, y afortunadamente, Miles fue comprensivo con él.

El estado de la policía atacada era mejor de lo que el joven mutante se esperaba, y agradeció que no fuera una maraña de tubos y sangre. Además, era bastante atractiva, y eso hizo que nuevamente las hormonas de Brian se revolucionaran. ¡Maldita pubertad!

Unos tensos segundos de silencio llegaron después de la pregunta de a señorita Donaldson, mientras Brian esperaba que los tutores o Miles se encargaran, pero cuando alzó la cabeza, mirándoles, los tres tenían una cómplice sonrisa en los labios. ¡Querían que fuera él quien hablara! ¿Acaso lo tenían planeado desde el principio? Enrojecido como un tomate y con la cabeza gacha, tragó saliva ruidosamente y apretó los puños.

- Buenos días, señorita Donaldson - dijo, a media voz. Luego respiró profundamente y pensó que esa era su oportunidad para hacerse valer - ... y por favor, no hace falta que se-se disculpe por su compañero, sólo hacía su trabajo.

Miró hacia atrás buscando los ojos de Scott, y una leve sonrisa por parte del mutante le indicó que iba por buen camino, lo que hizo que el corazón se le acelerara y cogiera confianza.

- Querríamos que, si no le-le importa, nos explicara lo que sucedió con el fugado. Nos vendría bien cualquier información.

La agente Donaldson te sonríe de una forma encantadora, pese a estar herida y convaleciente e incluso dirías que te ha hecho un gesto con la cabeza como indicándote que adelante con las preguntas

Vamos a ver. Llegamos mi compañero, el agente Madison, y yo justo cuando aquí vuestro amigo acababa de poner fuera de combate al sujeto en cuestión. Lo esposamos con bridas de plástico y recuerdo que alguien advirtió a Guy, mi compañero, acerca de la peligrosidad del detenido, pero él siempre se había creído autosuficiente...

Hace una pausa, como si pensara en el compañero fallecido, y continúa En fin. Yo me puse al volante despues de asegurarnos que el detenido seguía k.o. y en la parte de atrás del vehículo, tras la mampara de seguridad.

Yo había llamado a la comisaría y habíamos acordado una recogida urgente del detenido por parte de los chicos de SHIELD allí mismo, así que era un trayecto corto y fácil, 10 o 15 minutos máximo.

Recuerdo que estaba hablando con Guy y de pronto, su conversación empezó a hacerse errática. Sudaba y me miraba con cara rara... Aquella mirada tal vez me salvó la vida, porque decidí controlarle de reojo mientras procuraba llegar cuanto antes a la comisaría.

De repente Guy sacó su revolver y sin mediar palabra, me disparó a bocajarro. Jamás olvidaré su rostro: era como si en vez de verme a mí viera a su peor pesadilla...

La agente Donaldson vuelve a pararse unos instantes para descansar un poco, pero continúa enseguida

Según los médicos tuve muchísima suerte. Tengo el vicio de llevar siempre el micro colgado del hombro derecho, y la bala dio ahí y luego penetró perforando el chaleco, pero ya a mucha menos velocidad de la considerada letal... la chica aún tiene arrestos de reír Por lo visto me quedará una bonita cicatriz que no sé si tapará el bikini...

Puede detener el coche sin que nos estrelláramos mientras luchaba por no perder el conocimiento. Guy salió por su lado y abrió mi puerta. Por un momento pensé que me remataba allí mismo, pero entonces escuché una voz detrás mío.

Era el detenido, que había despertado y que le urgía a que se diera prisa, por lo que Madison me sacó del coche patrulla y me dejó tirada en medio de la calle, mientras ellos dos se marchaban...

El coche lo encontraron en la otra punta de la ciudad. Madison se había volado lo cabeza, eso me dijeron, aunque no dirá eso el informe oficial, porque sospechan que fue ese tal Empath quien lo provocó.

Madison tenía esposa y dos niños, y no se merece acabar con una mancha así en su historial comenta la agente Donaldson con una entereza y generosidad que os sorprende bastante.

Aunque parece que no ha acabado de contároslo todo...

El muchacho prestó atención mientras la señorita explicaba con todo lujo de detalles. Un apretón rápido y leve en el hombro por parte de uno de los tutores le indicó que había hecho un buen trabajo, aunque nunca supo quién fue. Sólo escuchó, mientras su cabeza imaginaba la escena paso a paso. Lamentó no haber llevado una libreta, porque quizás se le escaparía algún dato, pero ninguno de los demás llevaba, así que supuso que no haría falta.

Así que ese tal Empath tenía algún tipo de manipulación mental. Eso sería peligroso, y pensó que si llegaba algún día a plantarle cara, tenía que tener muchísimo cuidado. ¿Qué tipo de protección podía usar contra alguien que controlaba tus pensamientos? Esas ideas provocaron que se distrajese, y las impresiones de los regalos, la habitación y el material médico llegaron a él como un torrente. Había preocupación, alegría porque siguiera viva e incluso sentimientos de cargo de conciencia. Había dedicación y tristeza, y supuso que en esa habitación había muerto mucha gente antes de que la ocupara la señorita Donaldson.

Pero Brian cayó en la cuenta de algo. ¿Había aprendido quizás a controlar las impresiones de los objetos a su alrededor? Mientras estaba concentrado en la chica, no había percibido nada, y había sido al relajarse y dejar la mente en blanco cuando llegaron... Tendría que comprobarlo al llegar a la Escuela.

- La-lamento mucho la pérdida de su compañero. Le aseguro que haremos todo lo posible para que ese tipo acabe entre rejas - dijo, dejándose llevar, y sin pensar si se había extralimitado en su comentario.

Aunque la preocupación en los ojos de la muchacha le decía que había algo más, como si escondiera algo. Conocía ese gesto: lo había visto tantas y tantas veces en su madre durante sus años de infancia...

- Señorita Donaldson... ¿hay algo más?

La agente de policía os mira y asiente, dando un hondo suspiro Pues sí. Se lo cuento, aunque nadie me ha hecho demasiado caso...

Cuando metimos en el coche al tal Empath yo le registré y, en uno de los bolsillos de su abrigo llevaba media docena de brazaletes de esos que lucen los neonazis de Arriba América... A mí me extrañó, porque esos tipos entre otras cosas tienen sentimientos antimutantes, la mayoría muy exacerbados.

Pero cuando se lo conté a los investigadores tras despertar en el hospital, me dijeron que en el coche no había nada de eso. Y que a lo mejor eran trofeos de antimutantes a los que se había cargado...

La chica os mira a los ojos y niega con la cabeza Pero no lo creo: estaban prácticamente nuevos, como si nadie los hubiera usado todavía!

Esto llama poderosamente la atención de Scott y de Miles, que parece va a comentar algo pero justo en ese instante entran las de limpieza de habitaciones y os dicen que si bien Polaris puede quedarse, los hombres debéis salir

¿Por favor, pueden traerme una botella de agua fresca? Es que se me ha acabado... os pide la agente antes de que  salgáis.

Scott dice que lo hará encantado y cuando salís, te pregunta si quieres ir con él hasta la máquina expendedora. Miles parece querer quedarse, como si quisiera hacer una llamada o consultar algo mientras tanto...

Sabía perfectamente cuándo alguien quería quedarse a solas, así que asintió a Scott y salió detrás suya en dirección a la máquina expendedora. Le daba vueltas a lo que había dicho la señorita Donaldson. Había oido cosas sobre ese grupo llamado Arriba América, aunque nunca le había dado suficiente importancia. Pero ahora que era mutante, debería tener más cuidado con esa gentuza.

- Oye, Scott... seguro que es una tontería pero... cualquiera podría disfrazarse de alguien de ese grupo y montar jaleo, ¿no? Y siempre les echarían la bronca a ellos... no se.

Seguro que era un comentario tonto, pero no podía guardárselo dentro.