Partida Rol por web

-Hay cinco tiendas de suministros en Tombstone, por lo que tengo entendido -le respondió Marston a la joven que había tratado de salvar la vida del pistolero fallecido-. Pero acabo de llegar, así que estoy como usted. No puedo darle demasiadas indicaciones, la verdad.

El pistolero a sueldo intuía que no había mucho más que pudiera hacer en el saloon, así que decidió abandonar el edificio y buscar a su caballo para conducirlo a los establos de Tombstone. Tenía curiosidad por saber qué sucedería con el señor Roth ahora que el sheriff había sabido de su presencia en el tiroteo. De momento, sólo sería un mero espectador de los sucesos, esperando cómo se desenvolviera la situación para tomar partido.

- ¿Ayer? no, para nada... Ya llevo aquí unos días, disfrutando de tanta amabilidad como la ciudad pueda ofrecerme - comenté sin dar más detalles de los necesarios, quién era aquél hombre para pretender interrogarme, en fin que le hubiera dicho que llevaba mil días si hubiera sido necesario. No entendí muy bien a qué venía aquel comentario y me dejó pensando por si quisiera embaucarme después de lo que había sucedido en la cantina, al fin y al cabo él estuvo en su interior cuando se produjeron los disparos... igual tenía algo que ver.

- ¿Suministros? he visto como un indio le pateaban el culo al salir de una, al principio de la calle... si quiere la acompaño, por su seguridad, ya sabe... - viendo lo acontecido, tampoco es que fuera algo malo acompañar a aquella señora, le intenté mirar más allá de sus vestimentas pero aquel color negro me daba mal augurio. 

Miré de forma desinteresada los cadáveres, por si había algo reluciente que pudiera llamar mi atención.

Marston: Hay cinco tiendas de suministros en Tombstone, por lo que tengo entendido. Pero acabo de llegar, así que estoy como usted. No puedo darle demasiadas indicaciones, la verdad.

Jane abrió la boca con la intención de pedirle indicaciones más claras a aquel desconocido que la había ayudado. Su aspecto dejaba mucho que desear, pero estaba claro, para ella, que tenía un alma caritativa. Al fin y al cabo, ni siquiera el sheriff se había preocupado por los moribundos. 
Sin embargo, el hombre salió por la puerta como si hubiese acabado sus negocios en el accidentado saloon, sin despedirse siquiera, por lo que la mujer se quedó callada. Estaba claro que los caballeros escaseaban en aquella parte del país.

Wilker: ¿Suministros? he visto como un indio le pateaban el culo al salir de una, al principio de la calle... si quiere la acompaño, por su seguridad, ya sabe...

Para su sorpresa, el recién llegado se ofreció a acompañarla, y ella asintió con la cabeza. No era adecuado caminar con un desconocido por la calle, pero tampoco estaba prohibido. Al fin y al cabo, estaban a la vista de todo el mundo. Jane abandonó el saloon, aún un poco conmocionada, y se volvió hacia el hombre.

-Gracias, señor...  

Wilker, Jonas Wilker - cuando dije mi nombre, no sé hasta qué punto había acertado pues lo había dicho sin más. Luego pensándolo sí que llegué a la conclusión de que no debería de traerme problemas ya que estaba en otro estado y había puesto suficiente tierra de por medio con respecto a mis problemas, además tan sólo había preguntado mi nombre, algo muy simple de justificar ya que, seguramente pretendía ser educada o respetuosa. Media sonrisa después del último pensamiento me provocó cierto interés por saber más de aquella mujer - Y usted, ¿señora...?

Según he escuchado antes, de la boca del otro... vaquero, ¿acaba de llegar en la diligencia o he oído mal? - la información era poder y no estaba de más, saber cuantos más datos mejor de todos los que últimamente habían llegado a Tombstone. Me pareció aún así, demasiado directo si le hubiera preguntado por su hospedaje, podría sonar feo. El color negro predominante en sus ropas evidenciaba el luto, aún así, había tantas preguntas que quedaban en el aire - ¿ha venido a la ciudad a visitar a algún pariente?

Miré de soslayo hacia atrás, no quería problemas y lo que menos esperaba era recibir un disparo por la espalda. No conocía al vaquero que había quedado en la cantina, y hasta que no supiera más de él, no permitiría bajar la guardia.

De nuevo le preguntaban su nombre, y de nuevo Jane sintió una incomodidad muy parecida a la picadura de un mosquito. En Inglaterra no solía ser así. No debía hablar a desconocidos si un conocido no les presentaba antes. Pero Jane no tenía ningún conocido en aquel continente, así que finalmente rindió la cortesía ante el sentido común, y extendió una mano para estrechársela a Wilker.

-Darling -respondió ella simplemente.

Según he escuchado antes, de la boca del otro... vaquero, ¿acaba de llegar en la diligencia o he oído mal? ¿ha venido a la ciudad a visitar a algún pariente?

Jane recogió su falda para evitar arrastrar el polvo de la calle mientras caminaban.

-No, no tengo parientes aquí. He venido en busca de un empleo-comentó-, ¿y usted? También es un recién llegado.

Si ya estoy en los establos y no me ven ni Darling ni Wilker, aprovecho para leer la carta una vez que esté a solas.

Llegué hace un par de días, también por una cuestión de trabajo, se ha corrido la voz de que los últimos conflictos en Tombstone han provocado cierres de negocios por la alta inseguridad, así que, ante la necesidad siempre hay ganancia si se sabe buscar bien - nada como el miedo para asegurar una buena bolsa en cuanto a tareas de protección, máxime tras la carnicería de antes.

Respiré aliviado de no haberme encontrado en la cantina donde había sucedido todo, quién sabe si ahora estaría caminando con esta mujer hacia la tienda de suministros - Señorita Darling entonces - sí, iba de negro, pero sin parientes era una mujer libre, así lo entendía yo. No se lo iba a explicar, no era el momento, aunque quien sabe, de noche todos los gatos son pardos jejjeje.

¿Dónde se hospeda si no es mucha mi curiosidad? podría recomendarle lugares, como le he dicho llevo aquí ya unos días, conozco sitios y personas. ¿Ha dicho que busca trabajo? igual el Sr. Marbury está interesado en contratarla tiene varios negocios en el pueblo... Si quiere se lo presento, ¿en qué está interesada o en qué tiene experiencia? 

 ante la necesidad siempre hay ganancia si se sabe buscar bien

Un advenedizo. Aún no había pisado ninguna ciudad del nuevo continente que no estuviera llena de ellos. Jane asintió ante sus palabras; era evidente que el Nuevo Mundo ofrecía todo tipo de oportunidades, hasta para aquellos que no tenían nada que perder. 

Señorita Darling entonces

-Señora Darling -puntualizó ella fríamente.

 ¿Dónde se hospeda si no es mucha mi curiosidad? podría recomendarle lugares, como le he dicho llevo aquí ya unos días, conozco sitios y personas. 

Un recatado rubor encendió sus mejillas.

-De hecho, ya tengo trabajo, aunque no sé si es muy apropiado. El señor Duncaster, el propietario del Hotel Grand Palace, ha tenido la amabilidad de hospedarme y contratarme. No conozco la ciudad, y no conozco su reputación, pero ha sido amable conmigo. Dígame, ¿sabe algo de él? ¿Cree que sería conveniente que probase a trabajar en otro lugar?

La carta que llevaba el hombre que habías estado viendo que estaba leyendo un periódico en una mesa, acompañado de otro que comía una manzana y que acabaron muertos tras el incidente en la cantina, establece lo siguiente:

Es un documento que la compañía minera Blackwood&Hollister (Tucson) apodera al Sr. James Smith Johnson (el fallecido que tenía la carta) a tomar posesión de los yacimientos de la comunidad de propietarios (la familia Collins, Lane y los hijos de Rose) y a negociar con los sr. Hoover y Evans un precio razonable por la adquisición de sus partes. Así mismo, el documento justifica la presencia del ayudante del Sheriff de Tucson para salvaguardar cualquier problema que pudiera existir (vamos que el hombre que estaba comiendo la manzana era uno de los ayudantes del Sheriff de Tucson). 

Es decir, salvo Hoover y Evans lo demás habían vendido su parte a la compañía de Tucson, mientras que la compañía principal de Tombstone estaba tratando de comprar las partes (de Hoover y Evans, pese a que éstos no estaban por la labor de venderle al sr. Roth sus yacimientos). 

También se da a entender que el sheriff de Tucson forma parte del negocio de la compañía minera de esa ciudad, o tiene intereses para haber mandado a uno de sus ayudantes a asegurar que la compra de los negocios se realizaba sin incidentes.

Acepto con resignación aquella rectificación - señora Darling, de acuerdo - seguí escuchándola aunque aquello de señora parecía que lo tenía muy asumido pese a que su esposo lo habría dejado atrás en otro lugar o quizás en otro tiempo también, sea como fuere seguí caminando junto a ella sin molestarme lo absoluto hasta que citó aquel nombre - ¿Duncaster? - si hubiera estado mascando tabaco lo habría escupido sin miramientos, maldita sea con aquel nombre, no llevaba dos días en aquella ciudad y ya se le había atravesado varias veces - he oído que es no es de aquí y tiene unas formas poco convencionales de solucionar los problemas, además dicen que es amigo de los indios y que acoge extranjeros en su local, se escuchan muchas cosas y ninguna buena, no señora, ninguna buena - maldito amigo de los indios, quién se creía.

El Sr. Melville es un hombre respetable de negocios, si quiere puedo agenciarle un encuentro con él. 

Bien ya hemos llegado, esa tienda es la que le comenté, a este lado de la calle el Sr. Melville es un hombre respetado y respetable, nadie se meterá con usted si trabaja para él - me despido de la señora con una inclinación ligera del sombrero a la vez que le indico donde puede encontrarme, iba a decirle donde encontrar al sr. Marbury pero mejor mediar en ese encuentro, siempre se pueden obtener interesantes ganancias de estos acuerdos.

he oído que es no es de aquí y tiene unas formas poco convencionales de solucionar los problemas, además dicen que es amigo de los indios y que acoge extranjeros en su local, se escuchan muchas cosas y ninguna buena, no señora, ninguna buena

Por un lado, Jane no pudo dejar de percibir la ironía de que se escandalizara de un hombre que aceptaba extranjeros e indios en su local, y por otro lado aceptar que ella misma era una extranjera. Pero las palabras de su acompañante vinieron a confirmar lo que ella misma sospechaba, y la angustia de la incertidumbre se abrió paso por su garganta.

 El Sr. Melville es un hombre respetable de negocios, si quiere puedo agenciarle un encuentro con él. Bien ya hemos llegado, esa tienda es la que le comenté, a este lado de la calle el Sr. Melville es un hombre respetado y respetable, nadie se meterá con usted si trabaja para él

Ambos se detuvieron bajo la sombra de un porche, y Jane asintió ante las palabras de su interlocutor.

-Gracias, señor Wilker. Le haré saber si me decido entonces por el señor Melville -aceptó ella, ofreciéndole la mano para estrechársela-. Gracias por el paseo.

Sin decir nada más, Jane plegó su sombrilla y se introdujo en el negocio.

Marston arrugó el ceño al leer la carta. Por lo que podía entrever, todo aparentaba que el sheriff de Tucson estaba metido por completo en aquella situación. ¿Enviar a uno de sus ayudantes sin informar al sheriff de Tombstone? Lo cierto es que no pensaba tomar partido por unos u otros en aquel conflicto hasta tener claro a cuál de los dos bandos le convenía más ayudar, pero de un modo u otro, en el pasado él había trabajado para la Agencia Pinkerton, por lo que tenía claro de qué lado de la justicia se encontraba.

Había tomado una decisión, y esa era la de entregar la carta Eithan Cox, el sheriff de Tombstone, con intención de poner al tanto a aquel representante de la ley de la irregularidad que había tenido lugar con el ayudante del sheriff de Tucson. Quizá eso le pusiera más al corriente sobre las intenciones del otro sheriff.

Guardándose la carta de nuevo bajo la ropa, decidió encaminarse hacia la oficina del sheriff para tratar de hablar directamente con el sheriff.

Accedes a un comercio que en su interior alberga todo tipo de suministros, puedes contemplar que hay tanto mantas como sillas para montar a caballo, toneles con cereales como sacos de harina y heno, cuerda, alambiques, jarras y jarrones, platos y sillas, bebida y comida en general, faroles, así como útiles del campo y todo tipo de provisiones, hasta tabaco.

Al fondo hay un mostrador con un hombre joven vigilando como una pareja de granjeros están revisando las mantas.

De la que te diriges a la oficina del sheriff, divisas que éste se encuentra en compañía del vaquero que vestía de negro en la cantina. Está en una posición bastante informal, sentados y comentando con nostalgia lo que era la ciudad y en lo qué se ha convertido, a raíz de los últimos acontecimientos ocurridos en la cantina.

- ¿Ha venido para darme más trabajo?

Jane anduvo por la tienda, escogiendo una pastilla de jabón y una botella de agua de colonia, antes de avanzar hacia el mostrador.

-Buenos días -saludó seriamente-, ¿podría ponerme también algo de tabaco de mascar?

Tenía intención de ganarse la simpatía del sheriff en el tiempo en el que estuviera viviendo allí, así que unos pocos centavos de más en su lista de la compra no le causaban mayor disgusto.

-Disculpe -se aproximó al tendero en cuanto este le trajo lo que le pedía-, soy nueva en Tombstone, ¿podría facilitarme cierta información? Verá, me estoy hospedando en el hotel del señor Duncaster, y me gustaría saber qué reputación tiene en este lugar. Me ha ofrecido empleo, y creo que sería conveniente saber si es un hombre de palabra antes de aceptar. También me han recomendado a ese otro caballero... el señor Melville, ¿les conoce? ¿Sabe si son de fiar?

Marston observó que el sheriff Cox se encontraba conversando junto a Pat, el vaquero de negro al que había visto en el Saloon después de que se iniciara el tiroteo. El pistolero no confiaba en aquel hombre, desconocía si había tenido algo que ver con el tiroteo que se había iniciado, pero tenía que arriesgarse.

-Después de que usted se fuera del Saloon, registré uno de los cadáveres -le explicó al sheriff, sacándose la carta y tendiéndosela a Cox para que pudiera leerla-. Pensé que le sería de ayuda, así que decidí venir a traérsela -Marston sonrió pícaramente y agregó-: y colaborar con la justicia. Quizá con esto pueda hacerse una idea de lo que ha sucedido en el saloon.

Se levanta para cogerte la carta, por el momento ha dado por buena tu versión y no hace otra cosa que interesarse por la carta que le traes. Así mismo Pat te mira con interés, a la vez que se queda a la expectativa de lo que pueda contener dicho papel - Veamos qué tenemos aquí - te acepta el documento, lo estira y empieza a leerlo parcamente - vaya - sigue leyendo, va torciendo el gesto de la que sigue leyendo - ¡oh, mierda! - se vuelve a sentar - ésto es peor de lo que pensaba, tenemos un problema Pat, ahora ya sabemos quiénes son esos dos desconocidos de la cantina - le pasa la carta al otro vaquero, que ves como mueve los labios y lee en silencio, a pesar que por los gestos de la cara no parece que lo que contiene le esté haciendo mucha gracia.

- Vamos a tener que dar explicaciones a Tucson, para colmo habían venido a comprar las propiedades de Hoover y Evans, vamos que, se querían hacer con casi todo el negocio de las minas a mis espaldas -  eso último te choca un poco, porque a priori ningún sheriff está vinculado con negocios particulares. 

- Has hecho bien, chico. Este documento prueba que habían venido buscando problemas... ¿Buscabas algún tipo de trabajo en la ciudad, verdad? Ahora mismo me sobra un puesto de ayudante, podría ser tuyo, si te interesa claro, ¿Qué dices, te interesa?

¿El sr. Duncaster, me pregunta qué me parece el sr. Duncaster? Bueno, no es de aquí, es... dicen que viene del norte - titubea un poco cuando te quiere explicar lo que ha oído de ese hombre - no lleva mucho tiempo aquí, llegó en la primavera y tenía dinero, mucho. Empezó a comprar propiedades aquí y allá, eso es bueno, tiene dinero ya sabe... gasta en la ciudad. Creo, creo que estuvo en el ejército... tiene mucho dinero y tiene el hotel. 

Va cogiendo confianza de la que sigue hablando - el sr. Melville también tiene mucho poder aquí, no le gusta que extranjeros le digan lo que puede hacer, no sé si me entiende, no es un hombre muy razonable, cree que esta ciudad es suya porque él ha nacido aquí. Si no llega a ser por Duncaster, nadie le habría hecho frente.

Aparece un hombre más mayor por la tienda, probablemente su padre, el chico en ese momento cambia la conversación totalmente - ¿entonces quería una manta de lana?

Marston se sintió un tanto extrañado por el comentario del sheriff Cox. ¿Hacer negocio a sus espaldas? ¿Quizá Cox también esperaba haber sacado beneficios de aquella situación? El pistolero no era quien para juzgar al representante de la ley, si bien empezaba a pensar que había que ir con pies de plomo con él y con Pat.

-Así es -dijo Marston, en tono educado, quitándose el sombrero brevemente para rascarse la cabeza-. Había venido a Tombstone para buscar algún trabajo: vaquero, escolta, lo que sea... Siempre he estado trabajando en oficios de lo más dispares. E incluso estuve con los Pinkerton -Sonrió, con orgullo. Sus días cazando forajidos había sido, de lejos, de lo más satisfactorios-. Nunca he trabajado como ayudante del sheriff, pero sí, me interesa. Cuente conmigo para el puesto, sheriff Cox.