Partida Rol por web

- Luigi, has de saber que he mantenido una interesante conversación con Shirase, de Little Tokio. Hemos quedado para mantener una reunión para poner nuestras posturas sobre la mesa. En principio, mientras nuestros intereses no se crucen, se mantendrá neutral. Le he pedido ayuda para eliminar a los moros cabrones pero prefiere mantenerse al margen. Igual quiere esperar a que nos destrocemos para luego recoger los pedazos. Por ahora al menos no tenemos dos enemigos declarados, sino uno. También, sabiendo cómo son los japos con el honor y todo éso le he prometido que no intentaremos negociar con ninguno de sus sicarios sin su permiso. Así que si te encuentras a alguno por la calle: muchas reverencias y no les des la espalda por si acaso.-

- Ten mucho cuidado ahí fuera. Hemos de tener paciencia aún.-

Entendido jefe, pero si me enuentro con un moro le hare un traje de pino por el chaval mas que nada...bueno, ahora me voy al tajo.

Luigi desaparece rumbo a las duras calles, mientras Antonio termina de prepararse para la reunión que va a mantener.

Cae la noche y aparece Luigi en el local portando un maletín en una mano. Su rostro está más rojo de lo habitual y alguna gota de sudor aún se deja ver por su frente...

Después del optimismo que me provoca la reunión con el jefe yakuza, Shirase, me sorprende aún más el aspecto arrebatado y presuroso que trae Luigi, cuando normalmente es un tipo duro y decidido que siempre llega, además, con buen apetito.

No obstante parece que le ha ido bien.

En los periódicos, en la radio...Ese perro de Abdul sabe cómo hacerse publicidad, tanta que ahora todos lo conocen. Seguro que quiere morir joven. Y llevarse a todo el mundo por delante. Estoy seguro de que esa mujer oriental trabaja para Yoshirase. Je, la próxima reunión no se mostrará tan "neutral". Aunque ya se lo avisé. Ese moro infiel es un fanático que se siente el rey de Cirax City. No sé cuántos hombres tendrá pero seguro que no puede derrotar a dos bandas unidas contra él.

- ¡ Maldito moro fanático! ¿De dónde sacará tantos pirados que le siguen? Nos han atacado casi simultáneamente a miembros de las dos bandas. ¿Cómo se ha armado tan rápido? Será preciso pararle los pies cuanto antes si no queremos que ésto parezca Bagdad después de una visita de George Bush.-

Jefe la cosa esta fea, cuando volvia para aqui, yo vi al moro y la chinita estaba en ese cruce, sali corriendo avisando a la china de que corriera tambien y gracias a mis piernas rapidas consegui zafarme sin un rasguño, pero los moros van muy bien armados...creo que es urgente que se reuna nuevamente con los chinos, ahora ya han comenzado tambien la guerra contra ellos y a menos de que nos unamos contra los moros van a acabar con nosotros jefe.

¿podemos contratar a un asesino ya jefe? aunque se quede de momento en la retaguardia, esperando a que yo traiga mas pasta para armalo hasta los dientes y les demos leña a esos cabrones de moros....

- Lo sé, Luigi, lo sé. Me acaba de llegar esta carta de Yoshirase. No tenemos dinero para contratar a ningún asesino. Tenemos sólo 2 maletines contando con el que tú has traído. Lo justo para otro "Giuseppe". Pero si las salidas son muy peligrosas no te voy a dejar solo. Compramos armas y chaleco antibalas para mí, quedamos con Yoshirase y nos vamos a las cruzadas.-

"Don Bacci, vamos a matar moros. Sugiero esperar un poco para disponer de todos mis efectivos, pienso salir yo también para causar mayores daños a la banda 3 contra 3, si lo ve oportuno, tal vez seríamos 5 contra 3, espero su respuesta"

Yoshirase.

Tomo aire, me siento de nuevo y le pido a Luigi que se siente también. No esperábamos un comienzo tan duro. ¿Quién va a imaginar encontrarse con locos fanáticos cuando intentas empezar una familia?

- ¿Qué te parece, Luigi, que te acompañe en la próxima salida unidos a los japoneses?. Lo peor que te puede pasar es que te maten, y ya te juegas demasiado la vida tú sólo. Lo segundo peor que podría pasarte es que me maten a mí y te quedes en el paro, JA, JA, JA.-

Prefiero que no salga usted Don, eso si, una buena metralleta vendria bien para acabar con esa escoria, si quiere se queda usted con mi pistola aqui pero no se exponga Don, ya conmigo seriamos 4 para 3 de tedas formas ahorrese el dinero de la metralleta, siendo 4 seguro que con alguno acabamos y la proxima semana contratamos a un asesino...

- Gracias, Luigi, pero la decisión está tomada. Es el honor de la familia la que está en juego. Además, no hace tanto que yo también salía a jugarme el puto pellejo por las calles. Te agradezco tu interés por mí pero no puedo dejarte solo. Esta vez saldré también. Con lo que tenemos compraremos metralleta y chaleco antibalas y ya cuando sigamos ganando algo de pasta el próximo de nuestros hombres no irá tan vendido como el pobre Giuseppe.- 

-Por lo que me ha descrito Shirase tiene a alguno de sus hombres tocados. Cuando los tenga en forma saldremos. El va a salir y yo no puedo ser menos. Antes de la batalla comeremos una buena comida, rezaremos y saldremos a matar moros. ¿Tienes que hacer alguna llamada antes?-

Bien jefe, creo que lo mejor sera que salgamos juntos a recopilar pasta y si vemos a algun moro por nuestra zona lo cosemos a tiros...a menos que los asiaticos quieran hacer un ataque al cuartel general de los moros...pero creo que no debemos de dejar de recaudar pasta, nuestros asociados lo pueden entender como una muestra de debilidad y eso podria ser nuestro fin.

Ajustándome el chaleco antibalas y el cinturón y la cremallera de los pantalones después de salir del baño, con un resoplido:

- Bien Luigi, lo que dices es lo más juicioso. Salgamos a recaudar pasta los dos juntos mientras los japos se recuperan. Y si nos encontramos algún moromierda ya veremos si nos conviene ajustarle las cuentas o correr para luchar otro día. Así que en cuanto estés dispuesto me vas a presentar a esas putas tan trabajadoras.-

- Por cierto, ¿qué prefieres pistola o metralleta?.-

Yo prefiero mi pistola jefe, bien, vamos a la zona....no creo que debamos perder tiempo contra antes mejor.

Voy a las habitaciones de los niños a despedirme de los niños y de Enriqueta como hacía cuando trabajaba para don Pietro.

Tras despedirse de la familia, Luigi y Don Bacci abandonan el restaurante, rumbo a las violentas calles de la ciudad.