Partida Rol por web

Magic: ¿Planeswalker?

Historias:

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25/06/2014, 23:49
Director

A ver chicos, abro esta sección para que me pongáis vuestras historias aquí, así dejáis el apartado de Notas libre.

Ponermelo solo para el director.

Luego, artefactos en notas y los poderes mantenidos también. 

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26/06/2014, 01:26
Helena

Historia

 

 

 

"Ven, criaturita, te contaré una historia... si antes del final no te has vuelto loca, estás preparada para viajar con nosotros"

 

Esta es la historia de Ileana Ivanesca, como se llama realmente, o como se hacía llamar hasta poco después de que comenzara todo... Pero como toda buena historia hay que empezarla por el principio...

Nació en el Monasterio de Stelea, si, en el Monasterio. Su madre era una sirvienta, una cocinera que dedicó su vida a servir en aquel lugar, y su padre un Sacerdote venido a menos que se enamoró y dejó embarazada a la chica... nunca se supo de quién era la niña que nació del vientre de la cocinera, puesto que nadie supo del amor que se profesaban ambos. Poco antes de nacer Ileana, su padre fue enviado a ejercer de Sacerdote a la Villa de las Tres Cruces, y su destino se selló en aquel momento... como todo Sacerdote que oficiaba en aquel maldito lugar falleció al par de semanas, no dieron más detalles de cómo ni porqué.

Su madre cayó en depresión, y cuando la pequeña nació, poco más que la culpó de su desgracia y de que el amor de su vida hubiera fallecido prematuramente... mas, ¿Cómo iba a ser responsable de aquello una nonata?. Se volvió prácticamente loca, no atendió a su hija lo más mínimo, abandonó el Monasterio y nunca se volvió a saber de ella, puede que haya muerto o no, eso ya no importa.

La criaron los monjes del monasterio, pero todo aquel que se acercaba demasiado a ella acababa por engrosar la enorme lista de "muertos en extrañas circunstancias" en la Villa de las Tres Cruces. Creció casi sola, al final todo el Monasterio se dio cuenta (tarde, pero se dieron cuenta) de que pudiera ser que la niña tuviera algo que ver conque sucedieran cosas que de normal no pasarían.

Y así pasaron los años, encerrada en una habitación del Monasterio, siendo alimentada en un cuenco como a los perros... hasta que cuando la niña cumplió 6 años la puerta de su "celda" se abrió de par en par, y ahí Ileana vio la posibilidad de abrazar la libertad y huir de aquel encierro. Corrió por los pasillos, los Monjes se apartaban de su camino porque no querían tener nada que ver con ella, y cuando la pequeña salió se dirigió llorando al Bosque de Gehena. Al ser tan pequeña no sabía de los peligros que podría llegar a correr, pero si hay algo de lo que era consciente, era que aquel lugar no era su hogar, no la trataban como a una persona... sino como a un Monstruo.

Poco después de internarse en el Bosque paró en seco, se apoyó en un árbol, y tras una larga lloradera cayó dormida... De como acabó allí no recuerda mucho, pero el caso es que llegó a parar a Graven, la metrópolis y proyecto personal de Malekith, el Príncipe de los Cuervos.

Aquel lugar hacía emerger de ella una fuerza que no alcanzaba a comprender... era capaz de influir en la gente y en el entorno, y aprendió a controlarlo y canalizarlo. Aún siendo tan pequeña su potencial era considerable, así que si conseguía explotarlo, algún día sería muy poderosa. Se convirtió en una completa autodidacta, sus poderes se desarrollaban lenta pero inexorablemente y gracias a ello consiguió malvivir y pasar desapercibida ante las criaturas que allí moraban.

Allí, en extrañas cirscunstancias conoció a Sorin, un chico que contaba con un par de años más que ella. No la conocía de nada, ni sabía de lo que era capaz, así que no tuvo miedo... y eso le gustó. Ileana había hecho su primer amigo. Juntos sobrevivieron como pudieron, hasta que sus pasos los llevaron a cruzarse con alguien sumamente interesante. 

Delfos, el Artífice. Cómo llegó a parar a Graven y por qué, son un completo misterio. Quizá necesitaba un lugar donde establecerse, quizá sencillamente quería vivir en un lugar apartado y frecuentado por entidades sobrenaturales. Sea como fuere, era un poderoso y anciano hechicero Sylvain capaz de las más increíbles proezas. Entre ellas la forja y creación de objetos de inmenso poder. 

Su edad era avanzada, y puede que temiese que sus conocimientos se perdiesen. También cabe la posibilidad que simplemente decidiese ser generoso en aquella oscura mañana (porque en Graven siempre eran oscuras). Tomó a los dos críos como discípulos para, con el paso de los años, convertirlos en sus sucesores y herederos de sus conocimientos. 

Los chicos se mudaron a la Forja Arcana, hogar y taller de Delfos donde los instruiría en todo lo que era capaz el hechicero. Allí fue donde sus nombres se perdieron y fueron rebautizados... El nombre que se le da a un ser al ser traído al mundo, tiene un poder que solo unos pocos conocen, y había que guardarlos como un auténtico tesoro. Desde aquel momento, pasarían a ser llamados Helena y Paris.

Helena, de increíble convicción e inagotable potencial, era un diamante en bruto que podía pulirse para alcanzar cotas de poder más allá de lo humano. Paris era un chico sumamente inteligente, dotado e imán de zeon como nunca antes había visto. Los dos juntos formaban una útil pareja, en ese momento irrisoria, pero en el futuro temible. Delfos lo vio todo en su mente como un plan perfecto. La chica forjaría las maravillas, y ambos, en conjunción, las dotaría de magia. ¿Para qué aprender a hacer las dos cosas de forma aceptable cuando podía cada uno aprender de forma excelente su cometido? 

Los años pasaron, y Delfos enseñó a sus discípulos los secretos de lo oculto y la forja de maravillas. Las capacidades de Helena siempre habían sido algo completamente innato, y con los conocimientos de ocultismo que poseía Delfos la guió por el buen camino hasta convertirse en una Mentalista muy poderosa. Al principio solo sabía entrar en las mentes de las personas y hacer que vieran lo que ella quería, y con el tiempo consiguió aprender a comprender los entresijos del espacio y moverse a su antojo por él, aprendió a Teleportarse. Además de aquello aprendió a crear energía a su antojo y a modelarla, además de abusar del azar de una forma aún más sencilla que quitarle un caramelo a un niño ciego. También aprendió como mover objetos y moldear el terreno y recolocar las partículas que componen la materia con su Mente. De éste último poder es del que se serviría Delfos para enseñarla a crear diferentes materiales, y a Forjar los objetos que luego convertiría en las maravillas con las que luego comerciarían.

Pasaron bastante años, la pareja creció y con ellos sus habilidades, y no normalmente, sino de forma casi exponencial. A medida que crecieron se dieron cuenta de los sentimientos que cada uno sentía hacia el otro... y aquella amistad se tornó romance. Hicieron muchos tratos, con la más "pintoresca gente", por decirlo de alguna manera. Cualquier cosa que les pidieran, ellos eran capaces de crearlo y de una calidad realmente abrumadora, habían casi igualado la artesanía de su mentor. Hacían lo que fuera, tuvieran que hacer lo que tuvieran que hacer, tuvieran que llevarse por delante a quien tuvieran que hacerlo... Servicios eficientes y fiables. Eso si, si alguna vez alguno de sus objetos era usado de forma indebida, ellos mismo se encargaban de que el poseedor del artefacto pagara las consecuencias, y eso estaba advertido en la letra pequeña del contrato (aunque físicamente no tuvieran uno). Se embarcaron en más de una aventura en busca de justicia, y tarde o temprano el mal uso de un objeto creado por la "Forja Arcana" traía sus consecuencias.

Más el hecho que marcó definitivamente las vidas de los amantes fue la muerte de su maestro, de vejez. Sencillamente, su cuerpo no resistió más y tuvo que perecer. Pero no fue la propia muerte lo que hizo peligrar la estabilidad de sus vidas, sino sus consecuencias.

Desprovista de los conjuros arcanos que la sustentaban, la Forja Arcana se tornó un lugar vulnerable lleno de riquezas y tesoros místicos. Incapaces de proteger su hogar al no encontrarse en él, Helena y Paris regresaron a un lugar asaltado y destruido por la codicia.

Desterrados de su hogar con poco más que algunas pertenencias de escaso valor y sus propios conocimientos, la pareja de artífices se embarcó en su propia aventura personal por hacer justicia a su maestro, y por recuperar aquellos peligrosos artefactos que podrían haber caído en malas manos.

Haciendo uso de peligrosos poderes Arcanos y Mentales, Helena y Paris crearon un nuevo hogar que elevarían en los cielos. Protegido por poderosos encantamientos y lleno a rebosar de los materiales y artefactos que encontraban y creaban, la Forja Arcana resurgió y surcó los cielos de Gaia, liberada de sus ataduras a Graven. Por primera vez tenían un hogar fuera de la siniestra metrópolis que los había visto crecer.

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26/06/2014, 02:53
El Errante
Sólo para el director

Plano de origen: Lorwyn

La entidad que ahora se conoce como el Errante inició su desarrollo hace unos tres siglos. Nació en un pueblo de elfos como cualquier otro, tiranizados bajo el yugo de la nobleza local. No destacó mucho en sus primeras décadas de vida, ya que no era bueno peleando ni haciendo magia como sus hermanos; sin embargo, con el paso de los años su evolución lo hizo sobresalir sobre los demás de una manera inusual. Su propia alma se hacía cada vez más fuerte, haciendo que su visión de las cosas empezara a hacerse menos mundana y más trascendental.

Su desarrollo espiritual no se detuvo en ningún momento, así que tras aprender a pelear e ir creándose un nombre como aventurero viajó por el mundo aprendiendo todo lo que podía. Desarrolló sus técnicas de combate, aprendió de unos chamanes a desarrollar su potencial mágico y poco a poco fue mejorando y poniéndose entre los grandes héroes de su plano. Durante todo ese tiempo se sintió anímicamente cada vez más fuerte, hasta que dicha potencia no pudo ser contenida más tiempo.

Sucedió durante un enfrentamiento con un gran mago malvado. Había bloqueado con su némesis buena parte del poder del hechicero, pero éste todavía representaba una amenaza. Viéndose en apuros, el malvado mago lanzó un poderoso conjuro que debería haber matado a ambos, pero con una gran explosión el cuerpo del que iba a ser el Errante mutó y sobrevivió al ataque. El poder espiritual del elfo había llegado a un máximo absoluto y ello había hecho que su cuerpo dejara de considerarse "natural". Ahora era una criatura desligada del espacio, que prácticamente podía aparecer y desaparecer a su antojo en cualquier lugar. Sus capacidades se multiplicaron y todo su ser desprendió desde aquel momento un aura de puro poder.

Desde aquel momento sus motivaciones cambiaron. Ya no tenía interés en poder personal, político o posesiones. Era lo bastante poderoso como para hacer lo que quisiese, posiblemente una de las criaturas más poderosas del mundo (pues era desconocedor del Multiverso). Sus motivación pasó a ser la de visitar todos los lugares del mundo y conocerlo todo.

Pasaron cientos de años y el Errante vagó por el mundo dando pie a historias y leyendas sobre él. Viajaba por el planeta visitando todos y cada uno de sus rincones, eliminando por el camino a aquellos que veía tratando de provocar caos y destrucción (pues no soportaba la idea de que alguien fuera destruyendo cosas que él no hubiese visto todavía). No fueron pocos los magos ufanos que se creían invulnerables en sus fortalezas, hasta que el Errante aparecía detrás de ellos para destruirlos.

Lo que en un principio parecía una tarea imposible se tornó poco a poco en un temor tangible. El Errante había visitado tantos lugares que comenzaba a pensar que iba a acabar sabiéndolo todo. Asustado por dicha idea se fijó en las personas que habitaban el mundo, y se irritó viendo que tampoco proporcionaban novedades infinitas, sino que cometían los mismos errores una y otra vez. No obstante, todo estaba a punto de cambiar, pues la Chispa y el Multiverso estaban a punto de entrar en su vida, abriendo su mente a un infinito de nuevas experiencias y lugares, nuevos rincones para que el Errante los visite.

Dicen que para explorar el infinito hace falta infinito tiempo; el Errante lo logrará antes...

 

 

Descripción:

En la figura del Errante se puede reconocer vagamente la silueta de un elfo. No es particularmente alto ni musculoso, pero sí está muy bien definido. Su piel es lisa, sin un solo pelo a la vista, y toda ella desprende un fulgor dorado dándole un aspecto completamente inhumano. Sus ojos no tienen pupila, y su color liso varía entre el plateado, el cobrizo y otros colores metálicos. Suele ir vestido únicamente con unos cómodos pantalones que le llegan hasta un poco por debajo de las rodillas. En sus brazos y piernas se puede ver un diseño de tatuajes de color cambiante que parecen estar diseñados siguiendo las líneas del sistema circulatorio de sus extremidades.

El Errante es una criatura esquiva. Se dice que está en todos los sitios y en ninguno a la vez. Aparece y desaparece a su antojo y generalmente es difícil de mirar a los ojos, pues siempre, siempre, habla con sus interlocutores desde un lateral, manteniéndose a la vista con el rabillo del ojo, pero cuando alguien se gira para mirarlo ya está de nuevo a su espalda. No suele caminar, sino que se desplaza flotando a escasos centímetros del suelo. El aire, la tierra y el agua no son problema para él, y éste puede desplazarse sin problemas por cualquier superficie.

Cuando el Errante entra en batalla sigue una estrategia muy sencilla. Suele desplegar su poder en forma de espectacular explosión dorada y a continuación aparece tras su enemigo haciendo que éste sea aniquilado por el despliegue de energía. Si en algún momento se enfrenta a grandes amenazas y recibe daños de importancia lo que quede de su cuerpo, sustentado por su propia energía espiritual, desaparecerá yéndose muy lejos a regenerarse. El Errante puede ser derrotado temporalmente... pero siempre regresará.