Partida Rol por web

Salísteis de allí, y la oscuridad de la noche parecía ahora tornarse en más claridad: parecía que estaba amaneciendo. ¿Dónde estaba Nuba?, ¿la habría encontrado alguno de los vecinos en la batida? Ojalá fuera así, pues al menos vosotros no habíais tenido mucha suerte.

Nada más llegar al pueblo, vísteis que estaba enmudecido, ni un alma en las calles. Tan sólo estaban los restos de la gran hoguera del Mahrayán de hacía horas, y muchos de los puestos de comerciantes estabn cerrados o simplemente se habían marchado en su constante tránsito por los diferentes pueblos. Los vecinos estaban en sus casas, durmiendo (aquellos que no hubieran salido a la búsqueda de la hija de Abdalláh.

Sin embargo, os fijásteis en la mezquita. En su puerta estaba el grupo ulemas del pueblo, incluido Omar, el líder, que parecía hablar con ellos y gesticulando demasiado. A su lado vísteis que estaba Abdalláh, Rabea y Mustafá (de estos dos últimos la primera llorando y el segundo consolándola). Parecían que estaban esperando noticias de los que fueran llegando tras la batida.

¡Qué ha pasado, señores! -dijo Omar-. ¡Oh!, ¡señor Rachid! ¡Rápido! -le dijo a los ulemas-, ¡traed al médico! -y éstos corrieron a una de la casas del pueblo-. ¡Contadme! -os dijo luego-, ¿Qué ha pasado? ¿Porqué venís así?

¿Y mi hija? ¿¡HABÉIS ENCONTRADO A NUBA!? -os dijo su padre. Abdallah estaba desesperado, no sabiendo si se habría escapado, la hubieran secuestrado o si se habría precipitado por algún monte, barranco, o algo peor-.

Levanta los brazos para calmar los ánimos. No estaba muy seguro de si debía referir el episodio de la serpiente de las tormentas, así que decidió no mencionar lo de "tormentas"

- ¡Calma y sosiego por favor! -exclamó para imponer cierto orden -hemos seguido un rastro que pensábamos que era el de Nuba, pero ese rastro nos ha llevado hasta una cueva en la que había indicios de que allí viviera una gran serpiente -tampoco dijo nada sobre el fantasma -pero de Nuba no había ningún rastro, no la hemos encontrado aún. Deduzco que por aquí no ha pasado ¿Verdad? El que no hayamos encontrado rastro es una buena señal, pues estoy seguro de que nada malo le ha acontecido a vuestra hija- se acerca a Abbdallah y le abraza para que parezca que le está consolando pero en realidad le susurra -¿Sabes si en esta aldea alguien practica la magia? ¿Conoces de alguien? ¿Vuestra hija quizás? -no quería tener que preguntarle aquello, pero no le quedaba más remedio que hacerlo.

¿Mi hija? Pues no, la verdad -respondió Abdalláh-, esta aldea es humilde y nada que ver con la magia tenemos. Si ha llegado algo malo aquí habrá sido procedente de Gharnatah, esa ciudad es muy grande y muchos comerciantes y viajeros pasan por aquí cuando vienen y se van de ella... ¡Nuba! -dijo clamándole al cielo-.

¿Una gran serpiente? -dijo Omar-, ¿Pero cómo? ¿La habéis visto? ¿Teneis pruebas? ¡Y la joven! Si hay una serpiente ha podido... -y se paró en seco al darse cuenta de que su familia estaba al lado-. ¿Estáis seguros de lo que decís?

Si, estamos seguros, y para que usted también lo este os hemos permitido coger una muestra de la piel de la serpiente-Mientras decía esto Alí le mostró el trozo de piel que habían traído consigo

Alguien estaba mintiendo, pero ahora no podía poner en práctica lo que tenía en mente para averiguar quien era el que mentía o el que estaba engañado

- Como podéis ver por la piel... no estamos hablando precisamente de una serpiente normal y corriente. Se trata de algún extraño tipo de serpiente que yo no he visto nunca- dice mientras se separa de Abdallah.

- Nuba tiene que estar en otra parte. Pero debéis contarnos toda la verdad...

Omar extendió el brazo mientra tocaba el trozo de piel de "serpiente". Vísteis su brazo tembloroso justo antes de cogerla, y su cara..., su cara despedía terror. Justo entonces, comenzó a arremolinarse en el cielo una tormenta algo forzada y muy pronunciada, justo encima de Dar-el-Geuza, cuyas proporciones parecían que iban a ser muy grande. Y un viento comenzó a levantarse de la nada, helado, cortante... parecía como si el clima fuera a cambiar de un momento a otro.

¡Rápido! -Le dijo Omara todo el mundo allí presente tras percatarse del estado del suelo y tras mirar la piel-. ¡A LA MEZQUITA! ¡ENTRAD TODOS EN LA MEZQUITA! ¡Avisad a los habitantes -esto a los Ulemas- y que entren en la casa de Alláh! ¡APRISA! ¡APRISA!

Parecía como si le fuera la vida en ello ¿Qué pasaba? Los ulemas ni siquiera se preguntaron el porqué de aquellas órdenes y enseguida salieron despavoridos a avisar en las pocas casas de la aldea. Rachid y el médico que había llegado a vigilarle la herida, junto a Abdalláh, Rabea y Mustafá entraron dentro del templo. En cuestión de segundos, un vendaval se levantó, ¡un viento tremendo! ¡os empujaba hacia un lado y a otro! ¡Llevaba una fuerza descomunal! A algunos habitantes que iban llegando a la aldea y los ulemas se les levantaban las ropas y enaguas, y se caían de tamaña fuerza contra si y su avance. Mustafá volvió a salir a ayudar a mujeres y niños a entrar, tirando incluso de sus brazos para evitar que cayeran por el viento. Entonces Omar, con cierta dificultad para permanecer en pie, igual que vosotros, os comentó algo.

Prestad atención -os dijo-, La tarasca, ¡la serpiente maldita! ¡No hay duda! ¡ESA PIEL...! -entonces se giró y miró hacia arriba, elevó su brazo hacia el dientel de la mezquita y señaló la piedra más alta de la misma-. ¿Véis esa piedra? ¡La más alta! ¡La de color rojizo! ¡Tenéis que subir ahí! ¡UNO DE VOSOTROS! ¡Venga, venga! ¡Subid! ¡Ya viene, mirad el cielo! ¡SUBID!

Bazlaf no lo dudó, se encaramó a la puerta y comenzó a trepar usando las manos y los pies como apoyo mientras decía

- Así que lo de la serpiente... ¡Era verdad! Ella está provocando toda esta tormenta... -la chilaba de Bazlaf se movía en todas direcciones en función del viento, unas veces parecía querer salir volando sola y otras, se le pegaba al cuerpo marcando sus musculosas piernas.

Cada vez estaba más claro lo que había pasado pero antes de hablar con Omar se dirigió a su compañero- Yo te echaré una mano, así será más fácil - Luego se volvió hacia Omar

Usted sabía lo de la tarrasca y estoy convencido de que fue usted quien la encerró ahí ¿No es cierto?

Bazlaf subió por el borde de la labrada puerta. Parecía ser muy hábil, y en ningún momento, pese al viento que comenzaba a arremolinarse en la aldea, éste se vino abajo. Cuando estuvo arriba, Omar le habló con fuerte gritos.

¡Empuja la piedra! ¡EMPÚJALA! -decía-. Bazlaf hizo lo propio, y se percató que justo el hueco que le señalaba Omar no era tal piedra, sino como una pequeña compuerta de madera, algo bien labrado e introducido allí como secretamente. Al empujar el cajetín otra piedra, (que tampoco era tal), que estaba justo al lado de aquel hermoso dintel, salió al exterior (al mismo tiempo que empujaba Bazlaf, es decir, era como un pulsador). Lo que salió al exterior parecía otra piedra de la fachada de la mezquita, pero esta estaba hueca y era alargada. Al no estar rellena, y un vez que Bazlaf bajó, todos pudísteis ver cómo había algo en su interior, algo que estaba envuelto en una tela amarillenta y ya casi hecha polvo, muy antigua al parecer. Omar la tomó con cuidado, quitó la tela, y allí apareció una gran espada, una espada jineta árabe:

Omar la tomó con cierto recelo, al principio, aunque luego la sostuvo en sus manos, como sopesándola un poco. Parecía estar en perfecto estado.

Esta cimitarra pertenecía a Yusuf-el-Hakim, un gran hombre que vivió aquí hace mucho tiempo. Era mi abuelo -os confesó-. Yo no la encerré, hijo... -le dijo a Alí-; ¡fue él!, fue mi abuelo. Con este arma la tarasca fue encerrada en una cueva, según se cuenta en este pueblo, aunque en realidad no se cómo se pudo sellar su entrada...; en cualquier caso, parece que ahora ha despertado de alguna forma...

La teníais tan cerca que podíais examinarla bien: en el mango tenía una cinta de cuero enrollada con una azora del Corán, y en el pomo hay engastada una bola que entre sus pequeños agujeros parece despedir... ¡Luz! ¡algo brillante! ¡Esa espada era preciosa!

El viento se hacía cada vez más y más fuerte ¡parecía ya como un vendaval completo! Muchos rayos comenzaban a caer justo encima de vosotros...

Podéis hacer tirada voluntaria de Conocimiento Mágico (CUL)

- ¡ Es increíble! - decía una vez abajo, pero entonces miró el cielo y apunto estuvo de caer al suelo, tal era la fuerza de aquel endiablado viento -pero vamos al interior de la Mezquita o seremos historia... - y tomó a Omar del brazo y le ayudó a meterse dentro, debían cobijarse a tiempo a toda costa -¡ALÍ! ¡ENTRA!

Alí no se lo pensó dos veces. No quería encontrarse con esa cosa, algo capaz de provocar esas tormentas no era bueno para la salud.

Mientras corría hacia el interior de la mezquita no podía evitar en la chica ¿Que habría sido de ella?

Una vez dentro se aseguró de  que las puertas estuviesen bien cerradas- Hay que hacer algo, esa cosa está ahí fuera, no podemos dejarla que campe a su aire, además la chica esta ahí fuera y puede que este en peligro

- Lo más sensato sería esperar a que se calmase un poco la tormenta, no podemos salir con ese viento... podríamos morir y no seríamos de ayuda. Cuando todo acabe salgamos a por la bestia, si estos señores tienen a bien prestarnos esa espada... ¿Saben cómo funciona?

Una vez dentro, examinásteis la espada.

Claro que hay que hacer algo... -dijo Hamza apuntalando las palabras de su compañero Alí-, no podemos dejor a la joven Nuba ahí fuera, al menos si sigue viva.... ¿¡Eh!? ¡¡MIRAD!!

Hamza señaló por un ventanuco de la mezquita y contemplábais cómo aún había gente de la batida corriendo hacia la aldea, mientras tenían severas dificultadas casi para andar, pues el viento era increíblemente fuerte... algunos salieron volando, incluso alguno de ellos fue llevado por delante tras venírsele encima una gran alpaca de paja, perdiéndolo de vuestra vista.

Fue en éstas que, estando mirando todos, un gran rayo iluminó una loma cercana, a escasos minutos del centro de la aldea. Allí había dos siluetas oscuras, iluminadas varias veces por los sucesivos rayos.

¡¡Es ella!! -gritó Abdalláh apoyándose en la ventana y abriendo bien sus ojos con cierta muestra de esperanza-. ¡¡NUBA!! ¡¡Tenemos que ir!!, ¡¡Está con la serpiente de la que habláis!! -entonces el padre se llevó la mano al pecho, se tuvo que recostar un poco y tumbarse apoyándose en la pared, aquello parecía superarle-.

La espada no funciona, hijo -dijo Omar a Bazlaf-, la espada "reconoce", reconoce a cualqueir buen musulmán de Alláh. Si la empuñáis nada habréis de temer... usada contra cualquier ser puede ser... ¡casi invencible!

Omar se puso a observar bien, igual que Abdalláh, a través de la ventana.

¡Tenéis que detener a la Tarasca! ¡¡Si llega a Dar-el-Geuza destruirá la aldea!!

¡Yo iré! -dijo Mustafá mirando a Rabea con muestras de complicidad-. Si es preciso empuñaré esta espada y acabaré finalmente con lo que hizo su abuelo, Omar... ¿Alguien más viene conmigo? -preguntó entre los presentes (vecinos y vosotros) que habíais entrado en la mezquita-.

- ¡No irás sólo Mustafá! Iré contigo donde haga falta. Abdallah no sufráis por vuestra hija que en seguida te la traeremos - dijo confiando en sí mismo y en el muchacho.

Lo de Bazlaf eran las mazas, así que se postuló para empuñar la espada. Además tampoco era de allí... haría las veces de escolta del portador de la espada y vendería cara su vida si llegara el caso.

Ahora ya no podían quedarse allí dentro, pues la muchacha podía correr una suerte horrible en cualquier momento. Abdallah había sido bueno con ellos y ahora debían corresponderle.

Yo te acompaño, pero antes de salir hay algo que esta claro.  Si las viejas historias no andan equivocadas la Tarrasca esta haciendo esto por que Nuba se lo esta pidiendo, ya que las Tarrascas suelen tener debilidad por las muchachas bonitas y suelen hacer lo que ellas les piden. Lo que hace que me pregunte ¿por que querria Nuba hacer todo esto? A primera vista parece que no aprueba la boda de su hermana ¿Celos?