Partida Rol por web

Se encogió de hombros

- Puede ser Alí, pero sea lo sea el pueblo entero volará hacia el horizonte si no nos damos prisa. Si nos damos prisa y Allah nos favorece, podremos preguntárselo a ella misma a no mucho tardar - decía mientras se preparaba para abrir las puertas y enfrentarse con aquel engendro.

Rabea, allí presente, dio cierto crédito a las palabras de Alí.

Sabía que miraba a Mustafá con los mismo ojos que lo hacía yo... -confesó-, pero tampoco le di mucha importancia, pues ella ya sabía que Mustafá y yo nos queríamos. Espero que mi hermana no haya ido a buscar a esa serpiente, no...

Y la muchacha echó a llorar, abrazándola un segundo Mustafá mientras la llamaba a la calma y el comportamiento. Luego, Mustafá empuñó esa aparente gran espada, mientras Hamza, a su vez, levantaba el brazo como otro de los dispuestos a ir contra la tarasca. Sin dilación alguna, y atemorizados también por el temporal, salísteis de la mezquita.

Salísteis corriendo, pero sólo fueron unos pasos*, porque nada más salir vuestro avance era lento. Aun caían rayos en medio del vendaval que azotaba vuestars ropas y túnicas, que casi salían a volar, y en cuestión de uno momento tomásteis un pequeño sendero que conducía a la loma, como bordeándola (todo ello guiado por Mustafá, que era natural de Dar-el-Geuza y sabía los caminos).

A lo lejos, por el mismo camino que fuísteis a hacer la batida para encontrar a Nuba, llegaban los últimos rezagados, los hombres de la aldea que más profundo habían buscado, sin éxito, por supuesto. Es entonces cuando, desgraciadamente vísteis a lo lejos que algunos, al adentrarse ya en la aldea, eran como arrastrados, incluso alguno fue llevado por delante por los restos de un gran tejado arrancado de cuajo...

¡¡¡Cuidado!!! -gritó Hamza desesperado hacia ellos (aunque casi inutilmente, pues se encontraban a muchas varas de distancia)-, y enseguida los rayos comenzaron a caer en los sitios donde aquellos habitantes iban pasando, como si de alguna forma alguien los controlase. A uno lo fulminaron por completo, a otro le alcanzó en un brazo y quedó tendido, ¡¡otro más cayó!! ¿¿¡¡Qué maldad  podría ser aquella!!??

Hamza quedó su mirada clavada en la horrible escena que comprobaba desde la distancia.

¡VAMOS! -gritó Mustafá cogiendo del brazo a Hamza y empujándole camino arriba-. ¡No podemos dejar que se acerque más! ¡Ya casi estamos! ¡NO MIRÉIS ATRÁS! -os dijo el portador del arma a todos, la cual parecía brillar por segundos cuando hacía las veces de líder con vosotros-.

Pero entonces, mientras ascendía Mustafá, un rayo se aproximó a vosotros, al igual que lo hicieron con los habitantes de la aldea a lo lejos. Éste cayó justo en el primero, en Mustafá.

¡¡¡AAAAAAAAAHHHHHHHHH!!! -oísteis un grito y un estruendo en vuestro oído que hizo que reculárais un poco, os lleváseis instintivamente las manos a proteger la cara, y una luz cegadora y brillante os deslumbró-: un rayo alcanzó a Mustafá, y la espada jineta del antepasado de Omar salió volando hacia atrás, cayendo en el camino y reumbando su hoja.

Estaba allí tendido, en el camino, y su mano estaba destrozada... ¡¡REQUEMADA!!, ¡¡INÚTIL!!, ¡¡Lo que antes era su muñeca se había convertido en puro carbón y parte de ceniza!! Mustafá se miraba lo que quedaba... ¡y gritaba!, ¡ABERRACIÓN! Y un olor a carne quemada inundó por instantes la escena...

¡Aaaaaugghhh...! -se quejaba desde el suelo, medio tendido y casi al tiempo que gritaba por el dolor-. La es... es... ¡coo... coged la espada!! -os instó-, ¡¡Ma... Matad a la serpien...te!! ¡¡QUE NO LLEGUE A LA ALDEA!!

Os quedaban unos pasos para subir justo al lugar donde estaba Nuba y aquel terrible animal.

Mientras corría en pos de Mustafá iba dando voces a los aldeanos

- ¡ PONEOS A CUBIERTO! ¡RÁPIDO A LA MEZQUITA! - aunque muchos de ellos no lo conseguirían. Cuando vio que Mustafá era alcanzado por el rayo, como pudo se agachó junto al joven y tras comprobar que su mano había quedado arruinada para siempre, hizo caso a aquel valiente

- Allah te guarde -y corrió hasta la espada para empuñarla, tomó la espada y continuó hacia arriba sin mirar siquiera si Alí seguía junto a él.

Estaba asustado, sería un loco si no lo estuviera, pero es lo que debía hacer así que avanzaba junto a su compañero y mientras lo hacía se le ocurrió una idea. Quizás fuera una tontería, pero ante la locura que estaban emprendiendo se le antojaba posible.

!NUBA! -Gritó para hacerse oír por encima del ruido.

No hacía falta que hicieras todo esto para pedirme que saliera contigo, Te fui a buscar durante la celebración. Dile a la Tarrasca que se vaya y demos un paseo

Descabellado-Pensó, pero no había dicho nada que no fuera cierto

Siguieron subiendo el poco trecho (dejando allí al lado a Mustafá) que había hasta donde estaba la tarasca y la muchacha. Y por fín, empuñando Bazlaf la jineta nazarí y Alí confesando su predilección por la muchacha, vieron a los dos.

El monstruo era horrible, tal y como se lo imaginaba Alí nada más ver aquella piel suya en la cueva, pues dedujísteis que lo más seguro era que fuera suya. A su lado, la joven chiquilla hija de Abdalláh os miraba con una sonrisa macabra en la cara. Estaba al lado de la serpiente como si nada, a una vara escasa.

Los tremendos rayos seguían inundando el cielo de Dar-el-Geuza y sus alrededores, sin olvidar la tremenda ventisca.

¡JA JA JA JA JA! -rió Nuba, aunque no parecía realmente ella-. ¡ESTÚPIDOS MORTALES! -y su voz no era la de una chica, sino era oscura, tenebrosa, terrorífica, ronca y gutural... ¡aterradora*! ¡NO PODRÉIS DETENER A LA TARASCA! ¡YO, FRIMOST, HE VENIDO A DESATAR EL FUEGO Y LA DESTRUCCIÓN EN ESTA ALDEA! JA JA JA JA JA...

Tirad Iniciativa 1d10+AGI

Ala me proteja- Susurró mientras apretaba con fuerza su espada. 

Luego pronunció unas palabras en una lengua extraña y antigua, unas palabras que debían dotar a su espada del poder de Alá para así poder castigar a ese monstruo

Bazlaf apresta el yerro para lo que se avecina. Con un poco de suerte se teñirá de negra sangre de Demonio o verde sangre de serpiente...

Lanza hacia delante la espada y falla su primer ataque rasgando tan sólo el aire, pero recula hacia detrás colocando el cuerpo en una posición casi hasta hermosa, blandiendo el arma ahora de izquierda a derecha en un golpe de retorno que raja el asqueroso cuerpo de la bestia de las tormentas.

¡Ten cuidado Bazlaf! -acertó a decir Hamza mientras sacó su espadón bajo sus ropas-.

Ataca y Esquiva.

Tarasca intenta envolver al contrario con su cuerpo y esquivar, aunque parece que no es su día.

Turno 1:

Bazlaf empuña con fuerza el arma de Abdalláh, y enseguida carca contra la tarasca con suma fiereza, casi sin miedo, golpeando en su vientre, y dando ésta un chillido terrorífico ante tal dolor:

Daño: 8( +4 de bonus ) -1 por Escamas: 11 puntos de daño.

Hamza, por su parte, saca su espada, pero en el alanceo ésta se le cae...¿Cómo es posible?*, por ello, la tarasca aprovecha para acercarse a alguno de vosotros y envolveros, pero parece que el dolor provocado por las heridas la hace recapacitar. Alí, por su parte, intenta poner en práctica un hechizo, pero sin buena resolución.

Nuba, que tiene los ojos centelleantes como en fuego, se lleva las manos entrelazadas a su pecho, y rie, y rie , ¡y sigue riendo cual demonio!

Una acción recoge la espada caída y la otra ataca.