Partida Rol por web

Tanya logró comprender las palabras de Dasatos, más o menos, y se decidió a inflarse como un pez globo. Apenas lo hizo, un centenar de agujas salieron disparadas de su interior a gran velocidad… lo cual habría sido un gran ataque si no fuera porque las disparó todas por los espacios entre zombies, evitándolos a todos. Qué pérdida de ataque, ¿no es así? Mientras tanto, Carmilla parecía en el mayor de los éxtasis de sentir la textura suave y resbalosa de Tanya cubriéndola.

Por otra parte, Dasatos no parecía estar en buenas condiciones, pues tuvo que usar esa técnica de hipervelocidad de nuevo para poder evitarla horda de zombies y liberándose. Sin embargo, cuando vio cómo Livia se estaba comportando, dijo – Ay, no – y se cubrió los oídos.

El llanto “ultrasónico” de Livia hizo que hasta los zombies tuvieran que cubrirse los oídos, aunque era posiblemente un reflejo humano porque ellos de seguro no se verían afectados con eso, aunque… tal vez sus gritos eran tan agudos que llegaban a una frecuencia que sobrepasaba la misma muerte. Incluso el nigromante se vio detenido por un momento, por lo cual dijo - ¡Todos acaben con su amiga! – y todos los demás zombies se fueron contra Tanya, aplastándola hasta el punto en que esta se volvió un simple charco en el suelo. Carmilla estaba en problemas también y, cuando esta gritó, ambas pudieron sentir un silbido veloz cruzar el aire y luego un potente…

¡BOOM!

¿Había sido una explosión? Los zombies se disolvieron, dejando solo suciedad a su alrededor. Al parecer, habían sido salvadas, pero… ¿por quién? La imagen que se encontraron fue una curiosa. El nigromante estaba ahora de cara al suelo, aparentemente inconsciente, con un enorme martillo sobre su cabeza. El martillo parecía un objeto de alta tecnología que solo se vería en películas de ciencia ficción. Y quien lo empuñaba era una maid de lentes con aspecto androide. Su cabello era negro y sus ojos grises. Se veía bastante humana, además que llevaba una armadura que se ajustaba a su uniforme de maid.

Se ajustó los lentes y levantó el martillo con bastante facilidad para luego tomar del cuello a un inconsciente nigromante – Carmilla-sama… - y su tono frío y robótico era lo que realmente delataba su naturaleza no humana -. Puso en peligro a estas maids y a usted misma con su actuar. Espero que sea capaz de arrepentirse de su error -.

Carmilla la miró algo asustada y se rio – M-M.A.Y.A., puedo explicarlo… - y miró a Dasatos -. ¡D-Dasatos es la responsable! ¡Ella me trajo por aquí! -.

- Carmilla-sama – y el tono de aquella maid fue tan frío que casi pudieron ver la ventisca fría que congelaba a la hermana mayor de Vlad -, Dasatos solo la acompañaba. Le ruego que reconsidere bien sus palabras - y a pesar de haber usado la palabra “ruego”, nada de eso parecía una petición, sino más bien una orden.

Carmilla suspiró – Lo siento, Livia-chan. Tanya-chan – y miró a la slime con una sonrisa traviesa -. Aunque mi oferta sigue en pie -.

¿Se había terminado el combate?

La maid androide les hizo una reverencia cargando aún al nigromante con una mano – Disculpen a nuestra ama por su actuar. Soy M.A.Y.A., Maid Androide Y con Armadura, pero pueden decirme M.A.Y.A. – y aunque su tono era helado como el Polo Sur, la maid sonaba muy formal y educada. Claro que su figura era tan voluptuosa y acentuada como la de Dasatos. ¿Serían todas las maids de Carmilla así?

Estaba claro que, por muy grande que fuese aquel bazooka, el ángel de la justicia no estaba echo para el combate, al final en el fondo seguía siendo la misma Gabriel; y además se enfrentaba contra una rival terriblemente rápida y hábil, no esperaba que aquel proyectil lo redirigiera contra ella. El impacto la hizo volar hasta chocar contra una de las paredes invisibles. Al ángel le costó un esfuerzo en volver a levantarse, por otro lado, su compañera no tenía tantos problemas, sabia defenderse y se las arregló para derrotar a su contrincante.

Gabriel inspiro profundamente, aun a pesar de estar agotada, siendo la única que recibe, y su contraria estar como si simplemente acabasen de empezar, no se iba a rendir. Gusto cuando cargaba nuevamente su bazooka al hombro, una figura emergía casi de la nada. La figura marcaba unas curvas más infartaste incluso que las de la propia ángel, es una de esas figuras que te hacen dudar de tu orientación sexual, o quizás simplemente la figura era consciente de su desarrollo físico y vestía de manera que si sensual figura resaltase aún más. Una mujer elegantemente sensual que, nada más poner el segundo pie en el terreno de batalla tropezó.

No hacía falta ser un experto en fisionomías para darse cuenta de que la maid que acababa de hacer aparición era una dragona. Gabriel la observaba con detenimiento, si era otra enemiga, enfrentar a una dragona no iba a ser sencillo. Pero la suerte estaba de parte de las maids, la chica dragona parecía tener intenciones de colaborar.

Con una aliada más en la batalla, el ángel recobro fuerzas y sonrió lista para un nuevo asalto.

Si bien atacó por mero instinto, esta vez la intención ni siquiera valió, pues erró a todos los objetivos. ¿No era en sí mismo eso más difícil que acertar a alguno? ¿Tanya acaso estaba jugándoles una broma? Lo cierto era que no, la slime era así de tonta y poco hábil, lo que era increíble en sí mismo. Dichosa de Carmilla, vampira pervertida, quien incluso era capaz de disfrutar en una situación así, aunque Tanya era tan despistada e inocente que ni siquiera lo notó.

La slime temblaba estresada, mirando hacia todas las direcciones mientras se volvía a abrazar a Carmilla. No conocía de antemano a Livia, por lo que no sabía lo que vendría. Confundida, sintió cómo su cuerpo vibraba ante el llanto de la maid, sin tener tiempo a reaccionar a eso porque los zombis se fueron hacia ella, aplastándola. Tanya gritó... aunque realmente no era como si estuviera sintiendo dolor, simplemente había perdido su forma, volviéndose un charquito con ojos en forma de huevos enteros. ¿Aquellos zombis se la comerían ahí mismo? Vio cómo iban hacia Carmilla, y luego cómo, en un parpadeo, todos los zombis se desintegraban. El charquito se movió de un lado a otro confundido, hasta que se topó con aquella maid que, a los ojos de Tanya, brillaba como el Sol.

Lentamente, el charquito se desprendió de sus ropas y empezó a arrastrarse por la arena en dirección a M.A.Y.A., ignorando todo lo demás. Solo volteó un momento cuando Carmilla la nombró, aunque poca atención le prestó, pues M.A.Y.A. estaba frente a ella. Los ojos de Tanya brillaron. A diferencia de Dasatos, la otra maid de Carmilla no le daba miedo. Todo lo contrario. Del charquito salieron dos tentáculos en forma de bracitos que se sujetaron a una de las piernas de la maid.

—M.A.Y.A. es muy fuerte y bonita. Tanya quiere ser como M.A.Y.A. —dijo la slime, con sus ojos celestes brillando intensamente. Al parecer, se había encaprichado con la otra maid de Carmilla, perdiendo el interés en esta última o en su amiga Livia.

- Hablas demasiado. - sentenció Viviana de manera fría, mientras veía cómo la fantasma desaparecía en el espejo.

Y aunque se volvió a pone en guardia al ver que algo más salía de él, ladeó la cabeza extrañada al ver la figura que era. A medida que más de sus curvas se mostraban en el espejo y en su posterior caída, la vampiresa comenzó a enrojecer ligeramente.

- ¿C-Carmilla? - sacudió la cabeza, volviendo en sí y respondiendo con más seriedad, aún un poco en guardia - No, me temo que no sé de quién hablas... Yo soy Viviana y ella es Gabriel y... - Vivi abrió los ojos como platos al ver el enorme arma que sacaba del espejo - ¡...S-sí, será mejor que nos ayudes! ¡Luego te ayudamos a buscar a Carmilla!

No me gustaría tener que enfrentarme a esa cosa... Viendo que por suerte aquella era una aliada, que no una enemiga, Viviana llevó la mano a su bolsillo interior de nuevo. Entre sus dedos esta vez sacó tres conocidas como estrellas ninja. En cuanto La Pacificadora volvió a ser disparada, Viviana lanzó sus armas contra la chica panda, aprovechando el humo de la explosión.

No sabía cuanto tiempo había pasado. Los minutos para ella estaban siendo eternos. Los arañazos, los tirones de pelo, los mordiscos, los zarandeos y las mil cosas más que aquellos odiosos zombies le hacían, no parecían tener fin ¡¡O igual sí!! Pues cuando chilló con todas sus fuerzas entre lagrimones, aquellos cosos malditos y malolientes se quedaron quietos ¿Había ganado? ¡¡Síiii..... O no, no. Pues una vez repuestos volvieron. Quería que aquello parase de una vez, le hacían daño ¡¡Y su vestido estaba lleno de rasguños!! Era nuevo ¡¡Y ahora parecía la cosa más vieja del universo!! Quería volver a llorar, sí, lloraría muy fuerte. Porque estaba triste por muchos motivos. Y uno de esos motivos era que su ropita y cabello ya no se veían hermosos.

Mientras intentaba cubrirse el rostro sintió un silbido. Era familiar, lo había escuchado antes, sí, en el pasado. Segundos después la explosión hizo que todos aquellos zombies malvados dejaran de incordiarla, y como una flor que saluda al sol tras una larga noche heleada, Livia se asomó entre los cuerpos y buscó el origen de aquella victoria ¡Era M.AY.A! No la conocía demasiado, porque ella pertenecía a la hermana del amo, pero la había visto alguna vez. Trepando, consiguió liberarse y como una niña pequeña se deslizó por los cuerpos para posar finalmente tus pies sobre la arena. Livia ya no se veía perfecta, pues su vestido había sido destrozado por los enemigos, y a lo largo de su cuerpo tenía marcas de arañazos y mordiscos. Sus coletas estaban desordenadas, pero sonrió agradecida a la recién llegada.

- ¡Mayitaa-Chan! -Sí, ella no la llamaba por su nombre original, siempre le había encantado jugar con los nombres.- ¡Muchas gracias! Sigues siendo realmente increíble ~ -La joven sonrió alegre, aunque sus mejillas aún estaban mojadas por las lágrimas.

Cuando Camilla se acercó a ella, esta hizo una lenta inclinación.- No se preocupe, Carmilla-sama. Siento no haber podido ayudar más.-"Libro es un tonto... No sólo no quiso combatir, si no que me babó entera"- Pero... ¡¡Haga algo con esos dos!! -Dijo haciendo referencia a Dasatos y el joven chillón.- Se lo digo yo, señora.... Esos dos tienen una gran tensión.-Dijo de manera divertida mientras asomaba la lengua entre los labios.

Mientras hablaba no pasó por alto cómo su "amiga" pasaba de ella completamente. Alzó los hombros y suspiró de manera pesada.- Creo que esta batalla nos la ha ganado Mayi ¿No cree, señorita Carmilla? -A ver... La hermana de Vlad era pedante e insufrible en algunas ocasiones. Pero muy a pesar de Livia, ella tenía más poder y debía tratarla con respeto.

Aquella bestia parecía difícil de derrotar. Incluso se planteó si lo mejor era aceptar aquella imagen en el espejo. Sin embargo al ver cómo el agua aterrorizaba al dragón, al ver cómo aparecía otra doncella y le daba el golpe final a la criatura.

Escupió arena y se sacudió, odiaba sentirse sucio, y desde luego aquel era le momento.

Muy buenas señorita, lamento decirle que no puedo atenderla como se merece, sin embargo nuestro personal hará lo posible por usted. Regresaré en cuanto sea posible.

Luego se encaminó hacia Ruby, quien claramente parecía al borde de un ataque de nervios, poniendo una mano en su hombro y sonriendo como si no pasara absolutamente nada malo.

Tus habilidades en la limpieza serán reportadas al amo.

Tras aquella breve felicitación, miró al amo...

Y... ¿ambos desaparecieron?

Estaba completamente echada a perder, ese dragón feo la había no solo golpeado sino también sepultado. Cuando logró escarbar hacia la superficie y antes de que Zuri acudiera a ella, ella se encontraba sentada, con las manos en el regazo y las piernas separadas, con la cabeza agachada, llena de arena, su cabello despeinado cubriendole el rostro mientras parecía gimotear temblando.
Cuando zuri se acercó vería como unas lágrimas se acumulaban en el rabillo de sus ojos, estaba roja y molesta. Le miró con odio gélido en su rostro casi inexpresivo, inflando un poco los mofletes y pareciendo que en cualquier momento estallaría. Las palabras se le acumulaban en la boca mientras la abría lentamente indignada como si estuviera a punto de reclamarle, ¿el que? Cualquier cosa como respirar.

Solo la contuvo sus ultimas palabras, pero eso le hizo pensar en el amo, el amo, todo era culpa del amo, se repetía mientras se contenía de lanzarle un yunke en la cabeza.

La cosa empeoró cuando vió a la maid caballo, sus ojos fijos en una parte de su cuerpo, que ahora estaba oculta por la arena, pero que no se le habia escapado.

- Sal...- dijo tras acercarse hasta ella y agarrarla de una muñeca, empujandola hacia arriba con fuerza. La miraría de arriba a abajo, con una vena brotandole en la cabeza.

Amo...¿por qué estúpido amo? ¿Por qué tienes que contratar chicas de pechos grandes?

- También eres...¿una maid del amo?- tenía un tic en un ojo.

La batalla seguía con la banda sonora de rap que ponían los dos pandas que habían venido con la chica panda. Mientras tanto, Viviana las presentaba a ambas y Vylnys sonreía de forma amable y asentía para que la peliverde supiera que le estaba prestando atención. Sonrió y se pudieron ver sus filosos dientes. Ella parecía manipular el bate como si nada, pues ni siquiera parecía pesarle y asintió poniéndose en guardia. La batalla debía continuar.

Fuera por el temor natural que todos parecían tener por los dragones, la chica panda se movía con más lentitud y ahora parecía estar asustada. Esta iba por Gabriel de nuevo, pero las estrellas voladoras de Viviana interrumpieron su avance. Aunque esta por poco logra escaparse con una pirueta hacia atrás, una de estas se clavó en su pierna y la hizo perder el equilibrio. Por muy poco, logró ver el proyectil de la pacificadora y lo evitó, pero este golpeó a los raperos, haciendo que estallara el enorme equipo de sonido que de algún modo habían traído a escena. La chica miró a los dos pandas y se pudo ver una lágrima escapar de una de sus mejillas. Decidida a escapar, corrió hacia el espejo, pero...

- ¡¿A dónde crees que vas?! - dijo Vylnys con un tono grave que asemejaba a un rugido, sus pupilas se afilaron y, de un batazo, arrojó a la chica hacia una de las paredes. La fuerza del golpe fue tal que la peliblanca escupió y soltó un quejido. Su escupitajo saltó hasta el rostro de la dragona y esta sonrió satisfecha por el golpe. Luego, tensó los brazos y sus músculos dragoniles se marcaron por un momento, arrojándola a gran velocidad hasta el espejo, en donde se volvió un jeroglífico, como pasó con la fantasma momentos antes. ¿Habían ganado? Eso parecía.

Vylnys llevó su bate a su hombro y les dijo con una sonrisa - Buen trabajo - aunque luego limpió su rostro con rapidez. Entonces, escucharon algo y vieron que las paredes que las encerraban empezaban a romperse. ¿Eran libres?

La androide miró a ambas tras su presentación mientras Carmilla intentaba escabullirse, mas Dasatos la agarró con brusquedad con su cola y la envolvió con la suficiente fuerza para que esta no pudiera escaparse. Claro que la pervertida vampiresa parecía disfrutarlo y se reía a la vez que le “pedía” a Dasatos que la soltara.

Mientras tanto, M.A.Y.A observó con lentitud cómo aquel charquito azul con ojos celeste claros se acercaba a ella mientras la arena se le pegaba a la parte en contacto con el suelo para luego verla pegársele y empezar a decir todo eso. Su expresión no cambió en ningún momento y se quedó mirándole con exactamente la misma cara que había dicho todo. Le iba decir algo a la slime cuando la abrazó, mas Livia atacó con su ternura. Esta se giró con ese semblante frío como la nieve hacia esta y dijo – No fue nada, Livia-san. Después de todo, Carmilla-sama estaba en peligro y es trabajo de las maids proteger a nuestros amos… Aunque tiendan a ponerse el peligro con cierta frecuencia – y miró de reojo a Carmilla, quien se veía algo incómoda por el regaño que estaba recibiendo de su maid. Fue entonces que se giró hacia Tanya de nuevo -. Tanya-san, ¿verdad? Veo difícil que puedas llegar a ser como yo, ya que yo soy una androide y tú un... ser vivo. Sin embargo, agradezco el cumplido a mi apariencia y a mi trabajo. Es trabajo de una maid estar siempre impecable y mantener sus habilidades a tope. Incluso una androide como yo - y aunque su tono seguía siendo frío como el hielo, era más suave que el que usaba con Carmilla. ¿Sería esa su forma de ser amable?

Cuando Livia mencionó el “romance” entre el nigromante y Dasatos, la lamia se tensó y soltó a la vampiresa, quien se vio decepcionada y suspiró.

- Livia-chan, Roger lleva tras Dasatos un buen par de milenios después de una relación de quinientos años. No hay mucho que se pueda hacer allí. Dasatos puede ser muy… -, pero entonces, la lamia cubrió la boca de su ama.

- Por favor, no se preocupen por este lunático y yo. Solo concentrémonos en salir de aquí. Ya que la reclusión ha terminado, el castillo… - y entonces, empezó a temblar con tanta fuerza que la maid de ojos serpentinos dejó de hablar para esta vez sostener a Carmilla y protegerla de una caída.

La chica caballo se vio confundida ante las palabras del mayordomo y ladeó la cabeza mientras sus altas orejas se movían intentando entender de lo que hablaba. Era realmente gracioso, pues su cola se movía también de lado a lado.

- ¿Señorita? N-no... yo... -, pero entonces Ruby la interrumpió y la ayudó a terminar de salir de la montaña de arena, por lo cual ella pensaba agradecerle, mas se encontró con la mirada de Ruby que parecía a punto de matarla y sus piernas empezaron a temblar a la par que relinchaba como reflejo. Parecía lista para salir corriendo - Y-yo... - y terminó cayendo de rodillas en el suelo mientras observaba a la nekomata como si esta fuera a matarla.

- Y-yo... s-s-solo... busco a Carmilla-sama. ¿A-amo? ¿C-cuál a-amo? - y sus orejas bajaron y se confundieron con su larga crin. Si no conocía al amo, ¿quién era?

Temiendo por su vida, la maid agregó - S-soy... K-Kateina. M-maid a-al s-s-servicio de... C-Carmilla-sama. E-ella es...  m-m-mi ama - y apenas dijo esta oración, por mucho que le tomó, empezó a temblar. De repente, las paredes que contenían la arena que los cubría desaparecieron y la montaña de arena en la que estaban se desmoronó.

De la nada, empezó a temblar con mucha fuerza. Tanto así que para todos fue un desafío mantenerse de pie. Las paredes transparentes que los tenían encerrados desaparecieron y eran en apariencia libres. Claro que Ruby y Zuri estaban sobre una enorme montaña de arena que, ya no teniendo nada que la contuviera, se desmoronó cubriéndolos a todos. ¿De dónde salía tanta arena? Bueno, estaban en el desierto.

Cubiertos hasta el cuello, tuvieron que nadar entre la arena, para algunos por segunda vez, para salir a flote de nuevo. La buena noticia era que estaban todos juntos, pero... la población de maids se había multiplicado. Había una vampiresa que parecía sujeta por una cola de serpiente y que no había sido cubierta por la montaña de arena, por lo cual su elegante vestido escarlata estaba intacto. Su cabello del mismo color de su vestido, sus ojos verdes y su pálida piel... Era una vampiresa, pero se veía mucho mayor que el amo. ¿Quién era?

Una a una, las maids desconocidas salieron y se fueron acercando a esta. La primera en hacerlo fue una maid androide. Su cabello era negro y sus ojos grises. Se veía bastante humana, además que llevaba una armadura que se ajustaba a su uniforme de maid. Esta tuvo que retirarse los brazos para sacar la arena que se había metido por las coyunturas, aunque luego habló con una voz robótica y fría como el acero del que estaba hecha - Tendré que desarmarme luego - en su falda, una bolita ahora cubierta de arena parecía haberse aferrado a esta con fuerza. La separó de sí y ajustó la mano que se había quitado para luego sacar de esta lo que parecía una manguera. El agua salió disparada hacia la bolita azul, quitándole toda la arena de encima para revelar los ojos azul celeste de Tanya - Ya no tienes arena encima, Tanya-san -.

La segunda fue la maid dueña de la cola que sostenía a la vampiresa de cabello escarlata en el aire. Era una hermosa y voluptuosa lamya con cabello aguamarina y ojos reptilianos amarillos. Además, su traje de maid era un tradicional kappougi japonés de color morado con un murciélago bordado en su delantal.

Miró a la vampiresa - Parece que no fue atrapada en la avalancha, Carmilla-sama. No piense en huir de nuevo - sus gestos eran algo burdos, pero su voz era como la de una serpiente, atrayente y arrulladora.

La siguiente fue OTRA voluptuosa maid, aunque… todo en su figura gritaba “sexy”. Era extraño, pero sus piernas torneadas, sus caderas lo suficientemente amplias, su uniforme ajustado… De seguro vendería millones si se promocionara como modelo de artículos para adultos. Claro que tendrían que gustarles los cuernos y la cola de dragón que tenía en la base de la espalda. Su cabello era de un profundo blanco y cuando por fin salió de la montaña de arena, notaron que tenía un largo listón en la cintura que le daba elegancia a su uniforme, así como unos refulgentes ojos ambarinos con pupilas reptilianas. Sí, era una maid dragón… y una muy sexy, por cierto - ¡Oh! Te encontré, Katy-chan - y su tono era tan seductor que parecía estar coqueteando con a quien se refería.

La última en salir fue sacada de la arena por la maid dragón, pues esta no parecía dispuesta a hacerlo por sí misma. Primero vieron sus orejas, luego su rostro y por último su uniforme de maid, el cual se parecía al de Viviana. Era una maid caballo. Al salir, se escondió tras esta avergonzada. Claro que todavía podían ver cómo movía so cola de un lado a otro, pero miraba fijamente a Ruby. Por alguna razón, con mucho miedo.

Y sí, sé lo que se están preguntando. ¿Por qué todas las maids nuevas eran tan sexys? Bueno, eso no tardará en responderse.

La voz de la esfinge resonó de nuevo por el lugar - Su trabajo han cumplido y el enemigo ha sido detenido - y seguía rimando -. Ahora lo que queda es reunir las piezas - al parecer, mejoraba... ¿o no?

Aquella gran cantidad de luces apareció de nuevo y la realidad se los tragó a todos para luego... aparecer de nuevo en el café. Claro que había dos diferencias importantes: la primera era que el café se veía el doble de grande y... la montaña de arena seguía ahí. Sí, tendrían que limpiar todo de nuevo. El amo estaba junto a una pequeña esfinge, quien se veía no mucho mayor a Viviana.

Esta los miró con una expresión de disculpa - Lamento el arrebato. Lo cierto es que para las personas mayores no es grato ser llamados "viejos". Así que me disculpo con todas, jóvenes maids de Vlad-sama... Y con el mayordomo - y llevó una mano al pecho a modo de respeto.

Dicho esto, se volvió una tormenta de arena y se dirigió al sótano. Podía estar muy arrepentida, pero no parecía tener intenciones de ayudarles a limpiar el café.

Vlad se acercó a donde estaban y preguntó - ¿Están todos bien? -, pero luego miró a la vampiresa de cabello escarlata con sorpresa - ¿Carmilla? ¿Por qué ahora sales? -.

- Vaya forma de recibir a tu hermana mayor, Vlady - sonrió la vampiresa, quien aún estaba envuelta por la cola de la lamya. Miró a esta - ¡Ya te dije que no voy a escapar! -, por lo que la lamya la soltó y ella se lanzó a abrazar a Vlad mientras frotaba su mejilla con la de él -. Cuánto has crecido. Pareces todo un amo ahora -.

- Carmilla, ese no es el punto. Sabes lo que pasa si ambos estamos aquí - y miró el café -. ¡Mira! Ya duplicó su tamaño -.

- ¡Es que tenías maids muy bonitas! - y se cruzó de brazos mientras hacía morritos. Podía ser la hermana mayor, pero era... bastante caprichosa. Las miró - Quería conocerles. Soy Carmilla Drácula, heredera legítima de este castillo y hermana mayor de Vladi. Festejemos mi salida con una fiesta de piscina. ¡Morgane debe estar esperándonos! - ¿Quién era Morgane?

No era justo un enfrentamiento de tres contra uno, pero, para hacer prevalecer la justicia, cualquier medida debía ser tomada para castigar el mal. Había que admitir que, aunque la dragona maid pareciese algo torpe, sus golpes eran contundentes y certeros, de un solo movimiento derroto a la villana.

En el mismo momento en el que aquel enemigo fue “absorbido por el espejo”, la estancia comenzó a temblar, y una vez que las paredes desaparecieron, sin tiempo para reaccionar, una montaña de arena se precipito sobre el ángel, cubriéndola por completo. La arena es uno de los peores elementos de la naturaleza, se te mete por todos lados y durante un mes te vas encontrando arena por todos los rincones, ni siquiera puedes terminar de quitar toda la arena a la ropa, por mucho que la laves cuando te la vuelves a poner sigue estando llena de arena.

Gabriel asomo la cabeza de entre toda la arena, tanto la cara como el pelo estaba completamente llena de arena, tenía esa desagradable sensación que te deja la arena dentro de la boca, esa sensación de cuando los molares de superiores se rozan con los inferiores y hay arena entre ellos, una sensación tan molesta y desagradable que te hace erizar los pelos de la coronilla.

Gabriel miro a su alrededor, había muchas más maids de las que recordaba, ¿A caso el amo había contratado a nuevas maids en el tiempo que estuvieron… donde habían estado, y porque se encontraba todo tan lleno de arena? ¿A caso alguien se había dejado las ventanas abiertas y había pasado un huracán?

Gabriel observo a una de las maids más próxima a ella, una chica de pelo verde, muy hermosamente peinado, aunque también lleno de arena, a sus ojos parecía una niña – Haiiii ~~ pronuncio con voz dulce y cantarían – Mi nombre es Gabriel, encantada de conocerte – Se presentó a la maid de uniforme índigo.

¿Era cosa de Gabriel, o todo parecida más grande? Aunque eso carecía de menor importancia, lo que realmente era relevante es, ¡¡No había traído traje de baño!!

No entendió lo que M. A. Y. A. le quiso decir, solo se entristeció cuando la androide le dijo, con razón, que no podía llegar a ser como ella. Hizo burbujas entre pucheros, no parecía muy contenta, por lo que se abrazó más a la pierna de la androide y empezó a escalar por esta, reduciendo más su tamaño hasta volver a la normalidad: una pequeña bolita azul. Parecía determinada a quedarse con la androide. Tanto que ni el temblor ni la arena hicieron que la soltara.

Hizo un sonidito tierno cuando M. A . Y.  A. la separó de su pierna y la limpió con la manguera. Parpadeó y volvió a hacer un sonido tierno. Sin embargo, sus ojos se mostraron determinados de nuevo y unos pequeños bracitos en forma de tentáculos se agarraron al brazo de la androide con bastante terquedad. Si bien por un momento se distrajo ante la aparición de sus compañeros,  y las otras maids, siguió con su lucha de no separarse de la maid que recién había acabado de conocer. De cierta forma, se podía decir que era amor a primera vista. ¿Pero era más grande que su amor por el amo? Más o menos. Cuando escuchó la voz de la esfinge, los ojos de la bolita giraron hacia todas partes viendo que todo volvía a la normalidad... o casi, y que el amo estaba junto a la esfinge. Los ojos de Tanya brillaron un poco al ver al vampiro, pero rápidamente recordó en qué se encontraba.

—Tanya quiere ser como M. A. Y. A. —repitió la bolita de slime con ojos molestos mientras volvía a hacer pucheros y enroscaba más los bracitos alrededor del de la androide. ¿Qué era eso? ¿Acaso de verdad había perdido el interés en Vlad? Aunque indirectamente, ¿tal vez Carmilla había ganado? No, en verdad la que había ganado era la robot... aunque esta ni siquiera lo había intentado en primer lugar.

Vivi se quedó con la boca medio abierta al ver los golpes de la maid dragón. Solo pudo asentir a ese "buen trabajo", preguntándose si no deberían ser ellas las que lo dijeran. 

Pero antes de preocuparse por eso, todo empezó a llenarse de arena y aunque Viviana intentó flotar alto para evitarlo, la vampiresa era demasiado pequeña y la arena no tardó en cubrirla por completo.

Consiguió salir manoteando del montón, escupiendo arena y sacudiendo sus coletas, cuyos tirabuzones se habían estirado más de lo normal. Al llevar un traje más ceñido que las demás, podía notar cómo la arena crujía por dentro de su ropa y no parecía querer salir. Por qué... ¡¿Por qué era necesaria tanta arena?!

Al salir, miró con curiosidad a las otras maids y a la mujer que había con ellas. ¡¿Es la hermana del amo?! Algo avergonzada, intentó ponerse de pie en el montón de arena, o por lo menos se quedó flotando un poco por encima al ver que se caía, intentando dar buena imagen. Sin duda, aquella no había sido la mejor forma de presentarse. Y hablando de presentaciones...

- ¡P-pero Gabriel, que a mí ya me conoces! ¿Estás bien? - preguntó algo preocupada la chica, girándose hacia su compañera. Estaba distinta antes... Pero ahora no sé si es porque es despistada o se ha hecho daño en la cabeza. Con un suspiro, carraspeó e hizo una reverencia con un tono mucho más formal - Yo soy Viviana, dama Carmilla. Es un honor poder conocerla, igual que a sus maids, y a menos que nuestro amo tenga otros planes, esa fiesta d-de piscina... s-suena bien. 

La seguridad de Viviana fue desapareciendo a medida que recordaba que tenía ya un traje para la ocasión. ¡¿Pero cómo voy a causar buena impresión en traje de baño?! ¿Y si lo lleno todo de arena? ¡¿Y como voy a competir con las grandes... cualidades de las otras maids?! Parecía que las palabras de la fantasma habían calado en ella más de lo que esperaba. 

- Oh, y respecto al café, no se preocupe señor Vlad. Aunque sea el doble de grande, podemos encargarnos perfectamente de él. - dijo con decisión de nuevo, volviendo a su seriedad en pos del trabajo.

Estaba a punto de resolver la situación, lo tenía claro. Sólo necesitaba acercarse al amo, pero entonces...

Entonces nada. No habían enemigos, el amo estaba suelto y había una cuadrilla de maids nuevas, y una nueva ama. Arrugó un poco la nariz como si algo no terminase de convencerle, pero permaneció recio mientras escuchaba las explicaciones y las consecuencias.

Señortia Carmilia, recordaré su nombre.

No se inmutó cuando dijo lo de la piscina, por el contrario, sencillamente miró al amo esperando a que confirmase cómo debían actuar. De hecho, ni siquiera le llamó ama. Cuando dijeron que les esperaban, tenía claro que sería posiblemente el mayordomo de la hermana del amo. Él, por su parte, sonreía un poco emocionado. Más tamaño, más trabajo, le gustaba.

Arena, ¡Cómo no, tenía que ser arena! No había terminado de sacarse la arena de la anterior oleada, cuando una segunda montaña infinita la sepultó cual cadáver. Había intentado escapar con sus propios poderes, pero había reaccionado tarde. Y es que eso le pasaba por estar distraída en asuntos del amor ajenos. Cómo si nadase, pero con un esfuerzo titánico que ni ella sabía cómo lo estaba consiguiendo, consiguió asomar su cabeza entre la arena.- ¡Sigo viva! -Exclamó de manera cantarina mientras seguía removiéndose cual lombriz tonta, pues sus movimientos eran torpes ¡Pero lo estaba consiguiendo! Obvio ¡Era la magnífica Livia! Una vez había liberado la mitad de su cuerpo usó su poder de levitación para salir cual tapón de champán, y es que sólo había faltado el sonidito de "Plop". 

En realidad le faltaba una de sus medias y un zapato, seguramente atrapados por la arena cuando salió, pero no pareció molestarle demasiado. En realidad todo su traje parecía haber pasado por una trituradora pues tenía desgarros, le faltaban pedazos y ya ni siquiera estaba acomodado como debía. Con el pie que tenía liberado empezó a jugar con la arena, era una sensación agradable. Sí, le gustaba la arena. Lo que no le gustaba tanto era que ellas debieran limpiarla ¡¡Suficiente iba a ser sacar toda la arena del cuerpo y cabello!! - Sphinx-san ¡Llévate la are....-Suspiró y puso los brazos en jarras.- Pues no te la lleves... Ni siquiera notarás la ausencia de cientos de granos de arena.-¡¡Esa dichosa esfinge siempre hacía lo mismo!! Daba igual cómo apareciese, si enfadada o feliz, allá donde iba dejaba millones y millones de granos de arena.

Livia se dejó caer sobre la arena, tumbándose cual estrellita de mar. Le dolían los arañazos y las mordeduras. Esos malditos malolientes ¡Menudos dientes! Finalmente terminó por sentarse, dedicándose a hacer montoncitos de arena en forma de castillo. Pese a que parecía distraída no había pasado por alto el elevado número de Maids... Pero ella las conocía, por lo que tampoco reparó demasiado en presentaciones ¿Para qué? Era repetirse. Ni tampoco la conversación de los hermanos, miró a ambos y sonrió con dulzura.- Mi señor, no debe preocuparse ¡Sómos el gran equipo Drácula! Las mejores Maids, podemos con estoy y muchísimo más ~~ -Juntó ambas manos sobre el pecho con ilusión.- ¡Y tras tan estresante situación! ¿Quién quiere unos refrescos? -Se levantó de un salto y sacudió su desastroso vestido. Daba igual cómo se viese, ella seguía siendo una maid.- Iré a prepararlos ¡Y unos aperitivos! ¿Alguna me ayuda? Un día de piscina... ¡No es divertido si no viene acompañado de un picnic! 

Por segunda vez, por segunda vez, odiaba la arena y ahora por segunda vez, con lo que le habia costado el dragon. La maid parecia haber desistodo de arreglarse, estaba ahi con un tic en un ojo, con pelos que le saltaban del cabello y cubierta de arena. Luego estaban todas esas maids, todas esas mujeres. Como siempre el amo...tenia que ser un degenerado.Ya la tenia a ella no mecesitaba mas. 

Y luego, nuevamente, sobre arena, en el interior del cafe. Quien la mirase veria que se moveria espontanea y erraticamente, tendria temblores en el cuerpo que parecian como si sus musculos tuvieran arrebatos propios saltando y provocandole movimeintos violentos y erraticos en su cuerpo. Su mirada se fijaba en todos esos pechos y en aquella mujer, que aunque dijera ser su hermana, se restregaba en su amo. 

Habia tenido suficiente. En silencio, caminó con la mirada envuelta en sombras y nuevamente saco la boca gigante de manguera para incendios de un bolsillo de su uniforme cenizo oscuro.Levanto la mirada y con una sonrisa tetrica que recordaria al espejo diria murmurando.

-Hay que limpiar...limpiar para el amo...limpiar esas sucias maids...limpiarlas de sus vidas de una vez.- y dicho eso apuntaria con la manguera y les dispararia con nun chorro de agua a muy alta presion, buscaria no solo mojar a las maids, sino tambien magullarlas, estropearlas, hacer daño, con zaña, en su camino no le importaria a quien mojase incluido el amo, la hermana y toso santo mundo, empenzando por la chica caballo.

- Limpiar, limpiar, limpiar-sonreiria maquiavelicamente

La maid dragón seguía escondiendo tras de sí a la maid caballo, quien seguía mirando asustada a Ruby por alguna razón… que todas comprenderían poco después. Entonces, Gabriel se le presentó a Viviana, como si no hubieran estado juntas luchando momentos antes, y la maid dragona se llevó un dedo al mentón de una forma bastante sexy. ¿Cómo podía ser sexy eso? Por algún motivo, en ella lo era - ¿No se conocían de antes? – y miró a Viviana también algo confundida por lo que la ángel había hecho - ¿Será cosa de ángeles? -. Y, como si hubiera recordado algo importante, los miró y dijo – Soy Vylnys, maid de Carmilla-sama. Y quien está tras de mí es Kateina – para luego hacer una reverencia de manera seductora. Sí, todo en esa maid era sexy.

Por su parte, Tanya seguía aferrada al brazo del androide, quien la miró tras quitarle toda la arena y vio las dos bolitas azules que la redondita slime tenía como ojos, los cuales se veían determinados a cumplir su deseo a cualquier costo. Si fuera un ser vivo, tal vez se habría conmovido, pero ella era un androide. Por eso, miró a Tanya – Tanya-san, tú estás viva. Yo soy un androide – y luego, Vlad se acercó a la maid slime tras escaparse de los brazos de Carmilla.

- Tanya, eres perfecta siendo una slime. Además, M.A.Y.A. es una maid de Carmilla. Ven conmigo – y le sonrió, extendiéndole las manos a la bolita azul para que fuera con él. ¿Temía que su hermana se llevara a una de sus maids?

La maid mencionada los miró y se presentó al fin – Soy M.A.Y.A. Maid Androide Y con Armadura. Estoy al servicio de Carmilla-sama – y ajustó sus lentes. ¿Un androide con lentes?

De alguna parte debajo de la arena, la lamya sacó el cuerpo de un peliblanco inconsciente que seguía enterrado en la arena. Esta se presentó – Soy Dasatos, maid de Carmilla-sama. Vlad-sama, le ruego que haga algo con él también.

Vlad suspiró. Había mucho por hacer. Las palabras de Viviana se llevaron su atención por un momento y Vlad la miró con una sonrisa traviesa. ¿Se estaría imaginando algo? Era muy posible. Carraspeó cuando la maid de coletas dijo lo último y sonrió complacido – No me cabe la menor duda. Y sé que las maids de mi querida hermana mayor ayudarán -.

Hablando de la hermana mayor, ella parecía intentar escabullirse, cosa que llevó un coletazo como látigo frente suyo, junto con un aura escalofriante de la maid que no pensaba dejar escapar a su ama de nuevo. La vampiresa pelirroja tembló solo un momento.

Livia se veía bastante decidida a preparar bocadillos, lo cual se llevó una sonrisa de Vlad. Por su parte, Carmilla miró con ojos brillantes a Livia para luego decir – Algo preparado por la hermosa Livia-chan… ¡Qué honor! ¡Yo quiero! – y babeaba. ¿Era tan buena su comida, de verdad? Zuri, por su parte, parecía sonreír. No tenía idea que una fiesta en la piscina pudiera entusiasmar tanto al mayordomo de su hermano, por lo cual se sonrió aún más – Vaya, tu mayordomo es divertido. ¿Dejarías que me lo quede esta noche? – y los ojos de la vampiresa brillaron como ya habían visto que brillaban los de Vlad en ocasiones. Claro que antes de que aquello siguiera…

El amo miró a Ruby y notó su expresión - ¿Estás bien, Ruby? – dijo el amo como si previera que algo no estaba bien, pero la única que parecía comprender algo era la maid caballo, quien observó cómo la nekomata parecía dispuesta a deshacerse de ella. La manguera iba principalmente para ella. Sus rodillas temblaban y sus orejas seguían gachas. Estaba aterrada.

Ruby disparó la manguera a alta presión sin piedad y la maid caballo no pudo hacer nada para evitarlo, por lo que todo su bonito uniforme se llenó de agua mientras esta volaba por los aires para luego caer sobre la montaña de arena y sentir que el agua la enterraba cada vez más. ¿Y dónde estaba Vylnys, quien segundos antes la cubría? Ella había cubierto a Carmilla, quien fue el siguiente blanco de la Ruby en estado de frenesí.

M.A.Y.A era un androide, por lo que el agua era su punto débil y esta trató de saltar, pero como Tanya se había pegado a sus piernas antes, ahora ella estaba pegada del suelo y salió volando, dejando a Tanya suspendida en el aire un momento. Dasatos, por su parte, logró impulsarse en su enorme cola como un resorte y saltar para esquivar la manguera. Los siguientes serían ustedes… si no esquivaban el golpe de Ruby, claro.

El ángel no se estaba enterado de nada de lo que sucedía, para variar, le dolía mucho la cabeza, como si se hubiese forzado demasiado, claro, cuando una no está acostumbrada a usarla, pues pasa lo que pasa. Aun así, sentía que algo importante se le escapaba, ¿acaso faltaba alguien entre las presentes maids? No, eso no era posible, habían muchas.

Mientras meditaba sobre ello, la celestial mujer se levantó poco a poco, una vez en pie se fue quitando la arena que había sobre su vestido, pero era bastante difícil, estaba completamente llena de arena, ¡Incluso sobre la piel que mostraba su escote! Al intentar apartarlo de esta su… voluminosita, rebotaba como si fuese dos enormes y esféricas Tanya. Pero era prácticamente imposible, por dentro tenia demasiada arena también, una buena ducha era lo que le hacía falta en ese momento… y hablando de duchas; una adorable chica con orejas de gato, una a la que le daban ganas de apretujar y mimar como a un lindo gatito acurrucado en un regazo, no parecía tener muy buen aspecto, parecía, triste? No estaba muy segura, pero de repente saco una manguera y empezó a echar agua a todas las maids, a Gabriel le pareció una idea inteligente a la par de divertida, así sería más fácil quitar toda la arena que tenían, porque claro, todo el mundo sabe que cuando alguien está lleno de arena sobre una montaña de arena, lo más inteligente es usar una manguera que echa agua a presión.

Gabriel estaba a la espera de que fuese su turno puesto que la chica de adorables orejas de gato iba una a una, a alguna no parecía gustarle el agua pues iban esquivando el chorro, cuando la chica de orejas de gato centro su mirada en ella para descargar aquel chorro, justo en ese momento resbalo entre la arena, rodando colina abajo, llenándose de más arena en el proceso. Obviamente el ángel quedo enormemente disgustada.