Partida Rol por web

Poco a poco abrís los ojos y os movéis lentamente tratando de averiguar donde estáis. Os encontrais algo mareados y no lograis reconocer la sala en la que habeis aparecido. Se trata de una habitación circular con un techo de cuatro veces la altura de un hombre, las paredes y el suelo son de piedra. Algunos de vosotros os encontrabais sentados en unos taburetes, con parte de vuestro cuerpo apoyado en una mesa de madera que esté en el centro. Otros estaban en el suelo con dolor producido posiblemente por una pequeña caída. Vuestra mente se encuentra "extraña". Sois incapaces de reconocer a los demás, de hecho no conseguis asociar rostros de personas y nombres, ni siquiera el vuestro.

La habitación esta iluminada por antorchas, algunas en una lampara central que cuelga del techo de forma circular. Y otras en las paredes, donde además hay cuatro telas con diversos motivos que van desde el techo hasta el suelo pegadas a la pared. Además veis una apertura en uno de los laterales donde parece que hay unas escaleras que suben, y en otro lado una apertura enrejada.

Pero lo que más os llama la atención es un duendecillo que se encuentra en uno de los lados de la sala sentado en un sillón de madera. Tiene una mirada y actitud infantil, pero su aspecto es más maduro. Os mira con curiosidad, mientras fuma de una pipa curvada. En sus pies tiene unas medias graciosas que os recuerda a un bufón, aunque no sabéis que es exactamente eso. En su cabeza tiene un sombrero extravagante (como de copa) que se alza de forma exagerada hasta cerca del techo.

Al poco rato, aparta la pipa de su boca y riendo os dice:

"Buenos Dias amiguitos, veo que ya os habéis despertado, he estado pendiente de vosotros, pero ahora me toca dormir a mi. Ayudarme a saber cuando tengo que acostarme y os recompensaré. Me voy a la cama al anochecer, si me voy muy pronto me irritaré y si me voy muy tarde mi padre vendrá y os castigará... Avisarme amiguitos, cuando tenga que irme a dormir..."

Me incorporo con un terrible dolor de cabeza mientras esa irritante figura faérica está hablando de nosequé de dormir.

Donde estoy y como demonios he llegado aquí pienso mientras me arreglo mi túnica con golpes secos.

- Tu, duende, ¿Quien eres? , ¿que es toda esa palabrería? y ¿donde diablos nos encontramos? - las preguntas se agolpan en mis labios mientras mi mirada recorre la habitación.

Sin dejar de sonreir, y mirando hacia arriba habla como para sí mismo.

- Este es el reino de mi padre, y su reino es como un mundo entero. Vosotros sois mis amiguitos y quiero jugar con vosotros, para eso estáis aquí.

Vaya, lo que me faltaba, he ido a caer en un reino faérico y este endemoniado duende quiere que juguemos con él pienso con un deje de fatalidad.

- En fin, - me dirijo a los otros presentes en la sala - mi nombre es...,- "ahora no me acuerdo ni de mi nombre, retruécanos" - bueno, que más da como nos llamemos digo a nadie en particular mientras doy una patada al aire y me dirijo refunfuñando a los tapices de las paredes para ver si veo algo relevante.

Te acercas a una de las telas que se encuentra en el lado opuesto del duende. Parece estar hecha de un tejido suave, está prácticamente pegada a la pared y es casi tan ancha como tu de alto. Tiene un color amarillento similar al del trigo, aunque algo más claro.

Vista la situación y que mis compañeros de andanzas andan un tanto desconcertados y sin poder hablar me dirijo a la abertura enrejada a ver si diviso que hay al otro lado.

Me levanto aturdido y permanezco largo rato así, oyendo las palabras del duende y de otra persona cómo si estuvieran al otro lado de un largo túnel. Poco a poco voy recuperando la consciencia y la situación de dónde me encuentro se clarifica.

Miro a mi alrededor sorprendido, intentando recordar cómo he llegado hasta aquí...para descubrir que no tengo ni idea. Malditos duendes!

- Duende, quiero salir de aquí de inmediato, o alguien tendrá problemas.

Danius se acerca lentamente hacia la apertura, al llegar a ella la examina con atención. Curiosamente parece ser una sola pieza de metal enrejada formando rombos que se adentra en la roca casi fusionándose con esta. A través de la reja ves un pasillo que avanza unos metros, pero la luz no es suficiente para iluminar más allá. Te da la sensación de que parece ser una salida de la sala.

La otra es la apertura que tenía unas escaleras que está a unos pasos. La cual, ahora que la tienes más cerca, tiene escaleras circulares que suben y bajan.

Mientras tanto, Filos que ha tardado algo más en recuperarse y dándose cuenta de que no recuerda prácticamente nada le habla al duende.

Este, que estaba mirando con curiosidad a Danius, al oir las palabras de Filos parece que hace una mueca más burlona; aún si cabe.

Me dirijo a Filos:
Parece ser que este duende tiene ganas de jugar con nosotros - digo con una mueca de fastidio - ¿me acompañas por la escalera de caracol a ver si encontramos la forma de salir de aquí?

Miro al hombre que me ha hablado con sospecha.

- No deberíamos despertar a estos de aquí antes? Pregunto señalando al resto de los presentes, aún inconscientes. - Y tú tienes alguna idea de cómo hemos llegado hasta aquí?

- Cierto, maese ..... - espero a que el desconocido me diga su nombre, a ver si por ventura el lo recuerda.

Miro fijamente al hombre durante un par de segundos.

- No creo que mi nombre te sirva para nada. Puedes llamarme...el que va a despellejar a este duende.

Dicho esto, me acerco a los demás y empiezo a agitarlos sin demasiadas contemplaciones para despertarlos.

Espero pacientemente a que Filos zarandee a los presentes mientras no dejo de observar al duende con el rabillo del ojo.

Me despierto medio zarandeada por Filos, parpadeo un par de veces antes de fijar la vista, ¿quien es este que me despierta? y ¿quien soy yo?, ¿será esto un mal sueño? me pregunto a mi misma mientras me levanto y miro alrededor.

- Señorita, al parecer este duende nos ha encerrado aquí con el propósito de jugar con nosotros y según él debemos ayudarle con su jueguecito, ya que nos dijo lo siguiente:

"Ahora me toca dormir a mi. Ayudarme a saber cuando tengo que acostarme y os recompensaré. Me voy a la cama al anochecer, si me voy muy pronto me irritaré y si me voy muy tarde mi padre vendrá y os castigará... Avisarme amiguitos, cuando tenga que irme a dormir..."

Le menciono a Chindasvinta con un gesto de incomprensión.

- Ahora, quizás, sino se os ocurre nada mejor, deberíamos investigar este lugar. ¿Empezamos por las escaleras?, a lo mejor vemos la luz del sol y mandamos a este duende a la cama.

De repente una idea pasa por mi cabeza, me concentro en una de las sillas de la sala, miro fijamente una de las patas de la silla y empiezo a mover mis manos con celeridad mientras mis labios acompañan a mis gestos con palabras precisas.

Finalmente toco la pata de la silla y con mi hechizo intento doblar una de las patas de la silla para que tenga un ángulo de 90 grados.

Una vez terminado el hechizo con éxito (espero), me siento en otra de las sillas a esperar a que se deshaga, momento en el cual deduzco que se ha puesto el sol y le digo al duende que es la hora de irse a dormir.

Al hacer los gestos y hablar todos los presentes se quedán mirando asombrados. Reconocen lo que estás haciendo y sin embargo es como si lo viesen por primera vez.

En efecto, Danius es capaz de doblar la pata, de hecho con más facilidad de lo que pensaba. Trás girarse y buscar otro taburete donde sentarse, se acomoda y observa el de la pata torcida. Casi de inmediato la pata vuelve a su estado anterior.

El duende que estaba extasiado viendo la actuación de Danius empieza a reir estruendosamente. Al cabo de un rato, cuando se empieza a serenar dice:

Ohhh que amiguitos más listos tengo. Pero en el reino de mi padre el tiempo no es igual que en vuestro mundo. Usamos otros métodos para medir el paso del tiempo.