Partida Rol por web

Troy miro de reojo la horda zombi mientras decidía cambiar a una pocisión mas segura. Desafortunadamente, esa pocisión se encontraba ocupada por dos esternamente en conflicto.

- ¿Podrían dejar de discutir como pareja de casados? Por si no lo han notado, el fin del mundo esta aqui!

Bien hecho, pequeña. Ahora si fueses capaz de dejar de caer en las provocaciones de nuestro agente del caos particular, ya sería perfecto. Parecía claro que le habían ganado a la horda el lado Este de la plaza, por lo que se permitió unos segundos de tranquilidad. Y es que casi podía notar cómo los virus circulaban por su sistema sanguíneo, y no podía soportar la idea de no estar a la altura de lo que se esperaba de ella. Aún así no pudo resistirse a examinar a Ned como si sus ojos tuviese un escáner de infrarrojos.

-Vas demasiado cargado, Ned. ¡Otra vez! -le dijo al cariñosamente pirao, como una madre reprendiendo a su hijito. ¿Cuántas veces te tengo dicho que te quedes sólo con lo que de verdad necesites?

Entre el embargo de emergencia a Ned y unos botellines de agua que encontró en el coche ella misma empezó anotar falta de espacio en su mochila. No obstante, desde aquella esquina tenía una perfecta visión de eso que era ya un campo de batalla en toda regla. Sabía que su papel inmediato era atraer a los dos zombies del otro extremo de la plaza. Y su cabeza no dejaba de imaginarse y procesar todas las situaciones posibles que podrían darse, para tratar de dar con el curso de acción óptimo.

Ñeñeñeñeñeñeñe... Qué pesada esta fémina. ¡Que se lleva las conservas! Total, están sin caducar. Y todo el mundo sabe que cuando más alimentan es justo después de que se pase la fecha de caducidad.

Ned respetó las entrañas del coche sólo por el revuelo que había en la zona, aunque poco le faltó para ponerse allí mismo a despiazarlo. Normal, un Dodge del '73 con carburador de 4 vías no se ve todos los días -pensó, como si tuviera la más mínima idea de mecánica

Pero finalmente usó su herramienta de un modo mucho más constructivo: los dos caminantes que acababab de doblar la esquina quedaron tirados por el suelo tras recibir un chorro de agua helada directa de otra de las bocas de riego que había en la plaza.

-¡¡A la carga!! -chilló, mientras saltaba por encima del coche siniestrado. ¡Por cierto! ¡Me pido la moto! ¡¿Pasa algo?! Concluyó dirigiéndole la palabra a uno de los zombies que se aproximaba desde el Oeste. Yo a ti te conozco... ¿Fuiste a la Comic Con el año pasado?

Al Oeste de la plaza, todos los caminantes tenían a la vista a algún superviviente, por lo que no se demoraron ni un segundo en seguir arrastrando los pies hacia ellos. Sin darse cuenta, los humanos se encontraban en plena carrera contra el reloj, pues la abominación del Noroeste estaba a punto de cerrarles el paso, sin contar que cda vez más engendros aparecían desde aquella zona.

Pero lo primero es lo primero: sendas parejas de muertos vivientes, surgiendo respectivamente desde el aparcamiento subterráneo y desde el edificio del Norte, acaban de pillar por sopresa a varios miembros del grupo. Y el corredor que llamas que acaba de entrar en la plaza no tiene pinta alguna de querer hacer amigos...
 

MIERDA

-¡Los tienes justo detrás, Ned! ¡Sal de ahí cuanto antes! No sabía siquiera si ese lunático la habría oído, pero estaba decidida a salir corriendo en su ayuda. Sólo por si las moscas. Cogería por sorpresa a los caminantes que acababan de coger a Ned por sorpresa. "Justicia poética" creo que lo llaman los progres.

Dejando atrás al corredor que tan peligrosamente se acababa de acercar a ella, Neema aligeró algo de lastre de su mochila para poder esprintar a toda velocidad hacia los zombies que estaban emboscando a Ned. Su hacha y ella hicieron todo lo posible por poner orden en aquella zona de guerra, pero el segundo de los zombies se negaba a caer derrotado. Por más hachazos que recibía continuaba en pie.

Y ahora se había dado ya la vuelta, con la imagen de Neema, sudorosa y fatigada, en sus inhumanas pupilas...

- Toma chaval, a ver si eres capaz de usarla como se debe.

Wanda sabia que nadie sabia utilizar a aquella pequeña picadora de zombies como ella, pero por otro lado sabia que para sobrevivir todos tenían que ser un grupo unido, y por ello, olvidó el odio que sentía hacia aquel crio emporrado y le cedió su arma a cambio de las pistolas, consciente de que ella no podía ser la encargada de limpiar las calles de caminante. O al menos no debería, pues solo le hizo falta dispara dos veces para comprobar que también se le daban fantásticamente bien las armas a distancia. - Tú esos, Josh, - la patinadora señaló a los zombies que les acosaban -  y Troy que se encargue de los que se acercan. - ordenó, tomando prestado el papel de Neema ahora que esta estaba demasiada ocupada salvando el culo de Ned.

El pandillero se queda atontado mirando cuando la rubia le cambia sus fabulosas pistolas por la mini motosierra, por un momento piensa en dejarla con los dos zombis que los acechan pero el que esté Troy con ellos le salva el cuello a Wanda así que arrancando su nueva adquisición acaba con los malditos caminantes.

- Sé de sobras lo que tengo que hacer bruja!; le recrimina, y no es para menos, bastante hay con Neema dando órdenes para que ahora ésta le pille el gusto también.

- Sígueme Troy y acaba con ese par que se acercan.

(Texto en progreso)
 

Ajeno por completo a las agonías de Neema, Ned lanzó su misterioso boomerang hacia el horizonte, muy afectado, y a continuación blandió su llave inglesa en una pose que recordaba a Conan con su espadón.

-¡Venga, monstruitos de mercadillo! ¡Acercarsus! Sin embargo, con su herramienta no era capaz más que de mantenerlos a raya, y a duras penas. Pero justo cuando Neema iba a volver a gritarle, el boomerang volvió a aparecer en escena: silencioso, independiente, y letal. A su paso por la escena atravesó los cráneos de ambos zombies, antes de quedar clavado en la carrocería del ex-coche del grupo.

-Ñeñeñeñeñeñeñe... ¡Menos ordenar, y más tener fe! Y conesa pequeña burla se escabulló hacia el resto del grupo, colándose a emnpujones entre todos los demás para poder ser el primero en registrar la moto.

-¡¡Por Dios ero!! ¡Estoy harto de tanta lata! Yo quiero una como ésa. Señalaba, por supuesto, la recortada de Troy, que todavía echaba humo por los cañones después del último y certero disparo del trotamundos.

Por si alguien lo dudaba, el corredor en llamas acabó atrapando a Neema y dejándole de recuerdo un par de arañazos, que hubiesen podido ser algo mucho más grave de no ser por el desmesurado instinto de supervivencia de la amazona de ébano. Aún así, el corredor la seguía hostigando, y dos parejas de caminantes progresaban lentamente para intentar rodearla. Todo esto sin que dejasen de aparecer zombies en llamas.

El resto del grupo no lo tenía más fácil, pues la caseta del Noroeste seguía escupiendo gordos y caminantes. Wanda, además, tienen pendiente un electrizante encuentro con un corredor que va directo a por ella.

Plenamente consciente de que ella sola no podría acabar con aquellos zombies, y no queriendo comprometer el avance del grupo, esta vez Neema se guardó su hacha y empleó sus energías en esquivar a sendos perseguidores, llegando a salvo hasta la seguridad -relativa- del grupo.

-¡No te quedes ahí, Wanda!

-¡E intenta, si tus patines te lo permiten, quitarle la llave inglesa a ese bala perdida de la chaqueta de pana! Me fío mucho más de tu criterio que el de ese botarate... Alguien tan imprevisible como el flipao no era el más adecuado para portar lo que se acababa de descubrir como un arma táctica y esencial.

A Wanda le era suficiente con escuchar a Neema para saber que aquella podía ser una de las decisiones más acertadas, y sin vacilar, la patinadora se lanzó con sus patines hacia adelante, sorteando al corredor con la facilidad propia de un felino, y aún con la velocidad de su patines, se contorneo entre sus compañeros hasta alcanzar al zumbado de Ned, a quien tan solo le hizo falta guiñarle un ojo para darle despistarlo y darle el cambiazo, llave inglesa por pipas.

- Ya verás como esas te gustan más que esa cosa tuya. - le dijo, señalando el boomerang. - Solo espero que nadie de nosotros acabe con una bala en la cabeza. - con un segundo guiño, la excamarera se acercó a una de las bocas de incendio, y de un solo golpe de llave, o puede que dos, porque el maldito aparto estaba más duro que una pierda, abrió el surtidor de agua y lo dirigió hacias los tres zombies que se acercaban. - Ja, toma ya, muertos pasados por agua!

Troy se encontraba preocupado al tener a un zombi a dos pasos, pero estando todo el equipo amontonado en la misma calle no estaba seguro si al dispararle no le daría tambien a alguno de ellos, y el gordo de la esquina parecia haber sido uno de esos que comía hasta cansarse, asi que unos cuantos perdigones en la barriga no le harían mucho daño. Entonces volteó al otro par de dientes aceercandose desde el sur.

-De estos me encargo yo.- Dijo, cargando su escopeta y disparando al zombi en llamas primero, ya que eran los mas duros de matar. Y esta vez, si se volvió cenizas de un disparo.

-¡Oh, si! Si suerte ha acabado, pedazos de carne podrida!- Gritó, recargando el arma, y dandole al segundo no muerto el descanso final.

-¡Ha, ha! ¡Acaben con todos, compañeros!-

Codo con codo, los hombres del grupo estaban acabando con todo lo que pretendía acercarse demasiado, mientras las mujeres concentraban sus energía en intentar mandonear a los demás. Y Ned... Ned estaba a lo suyo.

La motosierra de Josh estaba cosechando el mismo éxito que la recortada de Troy, hasta el punto de que el pandillero se permitió el lujo de fisgonear en una moto que estaba tirada en el suelo a escasos metros.

-¡Menudo pedazo de burra! -exclamó, casi babeando. ¡Ya te digo! -prosiguió, contestándose a sí mismo, al tiempo que acariciaba las alforjas de piel. Lo último que esperaba encontrarse allí era un saco de arroz, pero tal y como estaban las cosas no podía quejarse.

-Pues vaya mierda de motero... Por lo visto, sí le quedaban fuerzas para quejarse, aunque sólo fuera un poquito.

Ensimismado como estaba, no notó la presencia de Ned, que terminó por tropezar con él. Las mochilas de ambos cayeron aparatosamente, aunque por fortuna el flipao se ofreció de inmediato a recogerlo todo del suelo. Qué peligro. Y pensar que tiene no una, sino dos pistolas...

Ned tenía sus propios planes, y una mente... quizás no demasiado ágil, pero de una lógica aplastante. Entre cartuchos que vuelan por el aire y motosierras rugiendo, el maquinaba en la sombra su próximo movimiento.

Josh tiene una Minnie motosierra. Yo prefería la Mickey motosierra. Pero la Minnie me gusta. ¿Qué puedo hacer para quitársela? ¡Ya sé! Fingiré un tropezón aparatoso, me ofreceré a recogerlo todo, y así podré darle el cambiazo.

Dicho y echo: cuando las cosas dejaron de estar en el suelo, Josh estaba cargado de objetos inútiles mientras a Ned le faltaban manos para manejar tanto arsenal. Exultante por un plan que acababa de funcionar a la perfección, asió ambas pistolas con una mano para disparar al corredor que venía persiguiendo a Wanda. No le dio, ni de lejos, pero, ¿y lo que se divirtió?

-¡Uy! Éstas funcionan regular, muchacha. Mejor me quedo la llave de judo. ¿Te mola? Tras unas cuantas palabras más o menos conexas recuperó su fiel herramienta y echó a correr lo más lejos posible del zombie trotón que saliera indemne de su extravagante lluvia de plomo. Pasó junto a los zombies que estaban tirados en el suelo y se colocó junto al Hyundai rojo, a ver qué podía rascar en aquella pieza de ingeniería coreana.

Lo que llevaba un rato gestándose, terminó por acontecer: los zombies del Sur se juntaban con los que venían del Norte, y ahora ya todo un muro de muertos vivientes separaba a Ned del resto del grupo. Y, a estos, de cualquier posible vía de escape.

No contento con eso, el azar se ceba en nuestros improvisados héroes lanzando una pequeña invasión zombie desde el subsuelo. Puede que salieran a la superficie a ciegas, pero eso no consuela a nadie cuando uno de ellos se planta en mitad del grupo.

Wanda, por su parte, tiene cosas más importantes de las que ocuparse: el corredor que la tenía en su punto de mira terminó por darle alcance. ¿Seróa capaz de quitárselo de encima de una vez por todas?

Al ver que se quedaba separado de sus compañeros, casi le entra el pánico. Pero atrancó la puerta a tiempo, así que tuvo que quedarse fuera. ¡You, dirty rat! Lo malo es que empezaron a soplar vientos de caos que se colaron por la ventana, y Ned sólo tenía cristales en las gafas, y esos no los podía cerrar, por lo que sw3oeoeeje amaspaoisda ajania.

Y luego, aún por encima, assfnfg poerp0ewrjw '3u309slñ', jafw. ¡Al final, se alzó a lo más alto del podio, consiguiendo la medalla de oro para su país en estos Juegos Olímpicos!

Para cuando el locuelo quiso darse cuenta ya tenía la llave inglesa medio doblada, y estaba atacando a un rebaño entero de zombies con lo que pensó que era una sierra de marquetería que algún chavalillo de instituto se habría dejado en el coche de su padrino. ¡Pero no! ¡Era una sierra de más-te-gustaría! ¡A-ti-tenerla-,-aguillilla! ¡Pero es mí! ¡¡¡Sólo mía!!!

A trancas y barrancas, con su chapa de los Watchmen salpicada de verdadera sangre, tropezando con cuanto sus míticas J'Hayber se topaban, volvió a conectar con su queri/odiado grupo.

-¡Son mías! ¡Las dos! -gritó antes de que nadie pudiera decirle nada, sujetando con fuerza ambas motosierras. ¡Eso va por ti, capuchitas! -recalcó, para que le quedara bien claro a Josh.

Y sin atender a razones volvió a tirar de herramienta contra la boca de riego. Aunque su intención era preparar adecuadamente a Neema y a Wanda para un concurso de camisetas mojadas -lo más próximo en el futuro posible-, acabó dejando KO a tres caminantes que se acercaban desde la plaza. OK -pensó. Otra vez será, chicas -volvió a pensar, mirando como se bamboleaban los pechos de la camarera al agitarse su dueña para tratar de zafarse de los zombies que la asediaban.

-¡Éste no es momento para que te montes una de tus películas, Edward! Apostó por interpelar a aquel grillado por su nombre de pila, para ver si así conseguía romper las cadenas de su enajenación transitoria.

-Tenemos que librarnos de toda esta escoria, así que vas a colaborar con el resto; lo quieras o no. La firmeza y seguridad de Neema parecieron apaciguar momentáneamente a Ned; por lo menos se había parado a escucharla, y se le veía confuso, como si no supiera bien qué hacer.

-¡Rápido! ¡Que alguien le coja una de las sierras y se ponga a cortar cabezas de inmediato! Tú no, Troy: ¡tú enséñales lo que significa quedarse parado delante de los cañones de tu recortada!

Sin favoritismos de ningún tipo, seguía velando por la seguridad de todos los supervivientes. Y no sólo de palabra, sino que ella misma corría ya, hacha en alto, hacia el caminante que amenazaba a Wanda.