Partida Rol por web

SALA 3

Jake activa el papel de control y la puerta de abre. Se desliza con un ruido leve, pues arrastra un poco. Da la sensación de que trataron de atrancarla desde dentro alguna manera.

Su interior es un dormitorio, como la sala anterior. La diferencia es que no hay muchos cuerpos en un festival sangriento. Sólo hay un cadáver, una mujer. Tirada en el suelo, con el resto de su cráneo reventado sobre una almohada de sangre y cabellos.

Su ropa le diferencia de los demás científicos. Lleva una insignia en el hombro derecho, que recuerda un átomo, que la identifica como oficial a cargo de la investigación.

- Al final me voy ha asustar cuando encontremos a uno vivo, esto es un festival de fiambres - Elena observa a la mujer tirada en el suelo - esta es una de las que manda, si los jefes han pillado es que todo fue muy rápido, siempre son los primeros en huir- empezó a rebuscar en su ropa - seguro que tiene una tarjeta maestra, un informe importante o alguna cosa así.

Aún no encontraban nada sobre donde estaban, ni lo que había pasado, ya era hora de cambiar eso.

Escuché a Elena, y dandome la vuelta, comencé a vigilar el pasillo, y le dije a Steve;

-Steve, ayuda a Elena a revisar la habitación, la oficial puede que tenga información importante en el lugar, lo que fuera en lo que estuvieran trabajando, algún documento, algo. Yo vigilaré que no haya nada observándonos. -Dije, mientras miraba atentamente a los alrededores, incluyendo el techo.

Por algún extraño motivo, el técnico sintió más empatía de la normal hacia aquel cadáver decapitado. El símil del átomo colgado en el hombro derecho le recordó a una bata de sus no tan lejanos días como estudiante fracasado, en la que un joven Steve se había dedicado a dibujar átomos por pasatiempo y diversión. Las memorias infantiles de días mejores chocaron con la cruda realidad que tenía frente a sí, de nuevo poniendo a prueba su frágil temperamento. Aún sin conocer al responsable de la masacre, comenzó a despreciarlo y odiarlo profundamente.

Las palabras de Jake lo sacan del ensueño. — Sí, claro... Solo nos llevará un momento. — Susurra, aparentando calma y naturalidad. — Volvemos a confiarte nuestras vidas. Gracias, colega. — Dice al marine, tras darle un golpecito amistoso en el brazo. Luego avanza hacia Elena con la intención de ayudarla en su búsqueda.

El cuerpo aún conserva el pase. Margaret Adams. Jefa científica.

Bajo su cuerpo se encuentra uno de los carísimos celulares. Está en buen estado, apenas tienes desperfectos. No os cabe ninguna duda de que trató de esconderlo antes de que le disparasen. su asesino no se preocupó de registrarla.

Cuando encuentran el teléfono, Freeman atisba un silbido que silencia de inmediato. — ¡Guau! ¡Qué belleza...! — Hace el amago de ir a cogerlo. — Parece el prototipo del prototipo del último modelo de última gama de última generación de... — Steve se enreda él solo como un niño con un juguete nuevo. — ¿Me permites, Elena? No te vayas muy lejos... Si está bloqueado necesitaré tu ayuda.

Ciertamente, el hallazgo del aparato ha levantado el espíritu inquieto del técnico. Aunque nunca ha tenido en sus manos uno así, tan pronto tenga la oportunidad intentará encenderlo y sacar a luz todos los archivos, aplicaciones, notas, imágenes, vídeos y cualquier otro secreto que pueda contener. 

- Vale cerebrito, ábrelo para ver que cojones pasa aquí. Esta operación de limpieza es muy rara, y no se que pintamos en todo esto.

Elena esperó a que Steve les diera alguna información clara, ahora que habían encontrado una jefa tendrían respuestas.

Steve observa el aparato con atención y comprueba que lo puede hacer funcionar. Consigue burlar la seguridad sin tener el código alfanumérico.

Los archivos que allí se pueden ver son escasos. Da la sensación de que mientras la mujer trataba de ocultarlo, los borraba.
Apenas se pueden ver algunas fotos, de antes de la masacre, con sus compañeros de trabajo. En una de las imágenes se ve algo difícil de creer. Una presencia extraña tras los científicos, cuyo cuerpo no se ve en su totalidad. Tan solo una de sus extremidades.

Tras ver la imagen un mensaje aparece en la pantalla:

[Eliminación total de datos: ¿Desea continuar? S/N]

Freeman guiña con aprobación a Elena y se pone manos a la obra con el aparato. — Siento violar tu privacidad, Margaret Adams... Pero necesitamos respuestas. — Dice serio y ausente de cinismo, como si al cadáver pudiera importarle de verdad. — Veamos qué puedes contarnos. — Sus dedos se deslizan con práctica por los controles táctiles, saltando de menú en menú. 

— Tch. — Gruñe frustrado. — Parece que Margaret tenía prisa por borrar su información. Está claro que la jefa tenía algo por esconder... — Justo entonces aparece en la pantalla una extremidad huesuda y monstruosa; Steve casi pone el grito en el cielo, pero consigue sofocarlo. — ¡M-M-MIERDA...! — Las manos le tiemblan involuntariamente y el teléfono está a punto de caer el suelo, justo cuando salta la siguiente confirmación:

[Eliminación total de datos: ¿Desea continuar? S/N]

El técnico hubiera deseado borrar la imagen para siempre, no solo de la memoria del teléfono sino de su cerebro también. Pero no lo hizo: podría haber en juego otros datos valiosos y, además, quería que sus compañeros vieran lo mismo que él.

Steve pulsa repetidas veces la opción "N" mientras hace un gesto a la acechadora para que se acerque. — ¿Qué mierda es esta? ¿Una pata...? ¿De qué...? Dime que la estás viendo tú también... — Le muestra la pantalla a Elena a la vez que, en voz baja, llama al combatiente. — ¡Jake, Jake! ¡Tienes que ver esta... Esta... — El técnico lucha por concluir sin atragantarse. — ¡Esta cosa!

Jake retrocedió unos pasos, sin dejar de mirar por un segundo el pasillo, para luego cubrirse detrás de unas de las paredes dentro de la habitación, luego mirar a la imagen y luego volver a mirar al pasillo. Si alguien pudiera mirar a Jake en ese momento, lo vería pálido. Mirando hacia el frente dijo;

-Sea lo que sea esa mierda, seguramente que estos científicos estaban experimentando. Los motivos de porque borraban la información, o intentaban ocultar lo que estaban haciendo me es ajeno, pero concretamente, solo me hace pensar que hemos tomado la decisión equivocada al venir de rescate a estas instalaciones. Tendremos que revisar el lugar de arriba a abajo, y ver si encontramos alguna forma de escapar de este lugar, o enviar un nuevo mensaje de S.O.S e indicar los problemas atmosféricos que provocaron la caída de nuestra nave. -

Dijo, con mucha seriedad, mientras intentaba concentrarse para pasar el miedo que le producía ver la pata de esa cosa.

- Eso es muy bonito Jake, pero si aquí hay bichos de laboratorio sueltos con ganas de matar... ¿Crees que correrán el riesgo de enviar una nave y que se escape algo? ¿O mejor cerrar todo y tirar la llave? - mientras miraba al exterior de la habitación - estamos solos en esto y ahora es un juego del gato y el ratón, no os voy a decir que somos nosotros.

Steve muestra su acuerdo con Jake. — El ensayo y error a veces conduce a errores demasiado caros. La pata de ese bicharraco solo puede ser el resultado de un experimento fallido... O de una mente sumamente perversa. — Sin notarse demasiado, Freeman se estremece.

Luego desvía su atención a Elena. — Tienes razón. Creo que mientras seamos ratones sigilosos podemos permitirnos el lujo de explorar e intentar averiguar qué ha pasado aquí. — Dice con algunas reservas. — Si el gato nos descubre y nos da caza, solo puedo aconsejar abandonar la investigación y salvar nuestras vidas...

Jake miró con mucha seriedad a sus compañeros, mientras tomaba su escopeta con mayor fuerza. Respiró hondo para tranquilizarse, tras lo cuál les dijo;

-¿Habrán restos de nuestra nave? Desconozco la cantidad de enemigos que haya en la zona, por lo que si llegamos a tener varios enfrentamientos, necesitaremos más municiones, y dudo que los científicos tengan algunas. Debemos revisar también si está base tiene sistemas de seguridad, para así ocuparlo como una ayuda a nuestra exploración. Veamos la siguiente habitación. -

Dijo con seriedad, para luego abrir la siguiente habitación más cercana.

SALA 5: RECICLADOR DE RESIDUOS.

Un par de escalones preceden la puerta corredera que se abre cuando se manipula su panel. El interior de la sala es simple y no deja lugar a dudas de su cometido. Es un pequeño reciclador. Su funcionamiento es simple y tiene varias funciones: Reciclar el aire del lugar, reciclar el agua y convertir los desperdicios orgánicos en abono y similares.

- Bueno Jake si quieres munición, aquí seguro que hay un buen montón de mierda para lanzar. Pero dudo que haya algo importante.

A pesar de los dicho Elena rebusca por la zona, acumular recursos es vital cuando estás hasta el cuello, por fuera parecía tranquila, pero dentro estaba nerviosa de no saber que pasaba en esta base llena de muertos. De momento seguían vivos, y ese sería su forma de pensar, puerta tras puerta.

Jake sondeó el lugar con su linterna, antes de asentir llegando a la misma conclusión que Elena, y mirando a sus compañeros, les dijo;

-Espero que no nos toque atravesar este lugar en el futuro. Vamos a ver la siguiente habitación, a ver que encontramos allí. -

Dije, tras lo cuál, revisando en todos lados y direcciones, me dirigí a la siguiente sala, la que aparentemente era la número 1.

Cuando Jake mencionó la necesidad de munición, Steve se quedó contemplando su triste hachuela. Con resignación, pensó que un buen guerrero podría hacer de ella un arma formidable, pero no era su caso. Como una lenta sucesión de ideas, el técnico comenzó a imaginarse pistolas, rifles, ametralladoras... Cada una de mayor tamaño que la anterior. No tenía ni idea de cómo usarlas, pero con cualquiera de esas y una montaña de munición, desde luego se sentiría más tranquilo.

Con estos pensamientos en mente, el técnico no puede evitar su decepción al ver la recicladora. — Aunque no me hago ilusiones, tal vez Elena encuentre algo... — En un ejercicio de relajación, coge aire y resopla un par de veces. Sin más comentario, Steve permanece pegado a las espaldas de Jake, como si fuese su sombra.

SALA 1: LABORATORIO.

La puerta corredera se abre, sin hacer ni un sólo ruido. La luz parpadea en su interior, tratando de encenderse sin éxito. Los haces de las linternas barren la oscuridad. El silencio es absoluto y la respiración de los recién llegados lo rasga, de una manera sutil, como un pañuelo de seda cortado con un arma muy afilada.

Las paredes están cubiertas con neveras para conservar muestras, pantallas para ver los resultados, ordenadores diminutos que procesan a alta velocidad. Todo está apagado, inerte, y presenta un aspecto triste, como cadáveres obsoletos de tiempos mejores. En contraste con las salas anteriores no hay cuerpos sin vida descansando sobre su propia sangre y miedo.

En el centro de la sala se encuentra una avanzada computadora situada en el techo. Su apariencia es similar a los tubos de un órgano ordenados de tal manera que forman una espiral. Bajo dicho aparato se encuentra una silla blanca, hecha con un material diseñado para evitar cualquier contagio por contacto físico. Su apariencia es cómoda. Se trata de un mueble amplio, mullido y de respaldo alto.

La oscuridad y el silencio hubieran enervado a cualquiera, pero para Freeman eran lo más bienvenido del día. Ya había tenido sobrada ración de sangre y muerte por hoy; agradecía la tranquila quietud de aquella habitación, sin cadáveres que la estorbaran. Steve disfrutaba de aquella burbuja de oxígeno, llena de máquinas apagadas y tecnología obsoleta que, como una postal melancólica, robaban sus pensamientos del presente.

Por unos momentos, el técnico ignora todas las neveras y computadoras menores para centrar su atención en el ordenador central. — Impresionante. — Musita con voz sonámbula, como soñando despierto. — Tú debes ser alguien importante por aquí... — Susurra, como si la gran máquina pudiera escucharlo, a la vez que se acerca a la silla blanca. A sus ojos, el mullido asiento se le aparece como el trono de un rey, y vacila entre la duda de sentarse o no.

— Chicos, no os vayáis muy lejos... Seguro que en esta voy a necesitaros. Algo me dice que esta preciosidad guarda mayores sorpresas que el teléfono de antes... — Habla sin mirar, buscando el modo de encender el superordenador. 

- Había escuchado cosas, pero ver como alguien se pone cachondo con un ordenador, no me lo esperaba - Elena abre los ojos ante el interés de Steve, luego mira la silla - Jake si quieres vigila un rato la puerta y luego te relevo, parece que Steve necesita un rato - mientras se estira en la silla tan cómoda.