Partida Rol por web

— ¡La hostia...! Ya sabía yo que esto era una mala idea. — Piensa Freeman para sí. Mentalmente, compara los cadáveres con el de la mujer hallada en la sala anterior. — Solo un monstruo sería capaz de hacer algo así... — Susurra en voz baja. — Pero el cuerpo de antes tiene heridas de arma blanca, y a estos les han disparado... — En su cabeza, Steve comienza a dibujar un humano amorfo, mitad acorazado y mitad bestia, armado hasta los dientes con rifles y garras por igual. La escena y las imágenes son estremecedoras pero, por alguna suerte de inspiración, Freeman logra mantener la compostura.

Antes de contestar, observa los sesos aplastados artísticamente contra el vidrio. — Tienes razón, Jake. Esto merece un examen riguroso, pero no tenemos tiempo. — Se muerde el labio con disgusto. — Déjame revisar estos muebles y sigamos a la sala tres. — Luego mira a la acechadora, para asegurarse de que no está reviviendo el trauma de antes. — ¿Te parece bien, Elena?

Le puse mano en el hombro antes de que entrara y le dije;

-Alto, Steve, los muertos se alzarán. Tengo la sensación de que gritan por nuestra ayuda, puede ser una trampa, mejor nos vamos de aquí-

- Creo que lo de los muertos que se levantan es cosa de pelis, alguien con un arma de energía o un arma muy grande la ha liado aquí, lo raro es que sigamos nosotros vivos, mejor nos seguimos moviendo.

Sea quien sea el que hiciera esto, no quería a nadie vivo, no era selectivo ni discreto, esto masacrar por masacrar no tenía gracia, pero mejor que hubieran muerto estos desgraciados que ellos.

Un ligero zumbido apenas audible os hace pensar que algo os observa desde la oscuridad del pasillo.

— ¿Los muertos se alzarán...? ¡Ni de coña! — Medita Steve. — Jake... Puedo confirmarte que, de todos estos fiambres, no hay ni un superviviente... Y, cruzado el umbral de la muerte, ya no hay vuelta atrás. — Razona el técnico con inocencia pueril. — Cualquier acto o movimiento que hayas visto, o voz que hayas escuchado, debe ser fruto de tu imaginación. — Dice queriendo convencerse, sabiendo que él mismo también ha escuchado a la mujer muerta hablándole.

Entonces sintió la mano del marine en su hombro, a la vez que un escalofrío recorrió su espalda. Una oleada de escepticismo hizo tambalear su mente ordenada, desmoronando todos los fundamentos que le sostenían como hombre de ciencias igual que un castillo de naipes. La sangre y el color rojo nublaban su campo visual, haciéndole apartar la mirada de aquellos cuerpos que ahora parecían moverse, ahora no.

— No estoy muy seguro de lo que veo, pero sí estoy seguro de haber escuchado un zumbido. — Apunta hacia arriba. — Uno de nosotros debería vigilar el pasillo mientras los otros se asoman a la sala 7... — Cruza los dedos. — Ya os lo digo, como nos encontremos otra escena igual... — Deja la frase en el aire y a medio acabar; todos adivinan que Steve se muere de ganas de salir corriendo.

Jake se tomó la cabeza, su compañero debía tener razón. Lo miró y dijo;

-Bien, deja encargarme de ver qué pasa en el pasillo. -

Dije mientras salía de la habitación, y apuntando con la linterna, observaba a todos los alrededores.

Los compañeros estaban a punto de desmoronarse, había más tensión que cuando vas a cagar y no hay papel. 

- Bien echar un vistazo a sala 7 y yo vigilo, vamos a ser profesionales y darnos vida, aquí hay algo chungo y es mejor que no nos pillen, no es nuestra primera pelea y no será la última ¿Deacuerdo? 

Las luces de Jake y Elena barren el pasillo de forma metódica. Una y otra vez revisan la zona y no ven nada extraño. Nada hostil. Si hubiese algo escondiéndose en las sombras, retorciéndose para permanecer en la oscuridad y evitar ser visto, se darían cuenta.
En el techo no hay nada fuera de lugar.

Steve se asoma a la habitación. Toma aire y se concentra en no perder su escaso valor. Camina con cuidado entre los cuerpos, con los nervios a flor de piel, como si temiese que alguna de aquellas manos sin vida le agarrase para arrastrarlo a las tinieblas.

Revisa con mucho cuidado las pertenencias de los difuntos. Uno de los objetos que más abunda, pues cada científico tenía uno, son los pases personales. Estas tarjetas magnéticas permiten acceder a la base desde el exterior, evitando así visitas no deseadas por tener una puerta siempre abierta.

Objetos personales de higiene, prendas de ropa y celulares de la más alta tecnología. Estos últimos han sido pisoteados o se han volatilizado casi por completo a causa de los disparos.

Jake no se sentía más tranquilo al ver que no había nada después de todos los sonidos que había escuchado;

-Maldita sea. No hay nada peor que un enemigo que no ves. No podemos decir que estos científicos han muerto de la nada, pero me preocupa el hecho de que tampoco veamos a que realmente nos enfrentamos. Quizás igualmente tengamos que revisar el resto de las habitaciones. -Dijo, con mucha seriedad, pero sin ningun tipo de gana de hacer lo que decía que había que hacer.

Una vez más, las palabras de Elena reconfortan a Steve. Sintiéndose seguro de que ella y Jake se ocupan de la vigilancia, Steve se apresura a inspeccionar la sala 7.

— Como era de esperar: más muerte... — El técnico dejó escapar un suspiro deprimente. No pudo evitar fijarse en los pases personales: detrás de cada uno de ellos había un rostro, un nombre y una historia, perdidos para siempre... - ¿Y si uno de estos cadáveres era quien los había rescatado del accidente de su nave?  

Con sumo respeto, toma los tres pases que encuentra en mejor estado, y comienza a pensar en voz alta:

— Amigos, no sé de qué forma se pueda entrar aquí sin un pase de acceso. Empiezo a pensar que esto ha sido un trabajo desde dentro... — Insinúa, aludiendo a que el responsable de la matanza podría ser uno de los mismos trabajadores de la instalación. 

Conteniendo la respiración, Steve sortea los cuerpos inertes con la intención de volver junto a sus compañeros, darles un pase a cada uno y animarlos a continuar la exploración.

- Estos tipos estaban preparando algo y los han querido bien muertos, lo raro es que todo son cerebritos, no hay nadie de seguridad, así que lo mismo si que fue algo desde dentro, encima con pocas luces, estos teléfonos son caros de cojones, son un buen sobresueldo.

- No tenemos muchas opciones, seguimos adelante y si algo viene por nosotros nos lo cargamos, poco se puede aprovechar aquí.

Steve abandona la habitación y entrega los pases a los demás compañeros. La luz parpadea un instante, pero no logra encenderse de nuevo.

Freeman cabecea de arriba a abajo, mostrando su acuerdo con la teoría de Elena. Luego le entrega una de las tarjetas, igual que a Jake.

— He encontrado esto: son pases del personal que solía trabajar aquí... Antes de pasar a mejor vida. — Steve oculta una mueca de disgusto bajo sus gruesos labios. — Intentad no mirarles a la cara. Da muy mal rollo. — Guarda el suyo a buen recaudo, para evitar la tentación de mirarlo constantemente. — Quizás no sirvan de nada pero he pensado que, de toparnos con una puerta cerrada, podrían franquearnos el paso.

El técnico se registra los bolsillos en un gesto nervioso, ya sabiendo que los tiene vacíos. El parpadeo de la luz le irrita profundamente. — ¡Jodida luz! — Le entran ganas de escupir al suelo, pero se reprime. — Jake, cuando quieras... Estamos listos. — Afirma, sintiéndose seguro tras la escopeta del marine.

Jake toma la tarjeta que le entrega Steve y la guarda. Mira a los alrededores sin encontrar nada, aún, por lo que, tras salir de esa habitación, se dirige a la habitación 3, y se prepara para abrirla...