Partida Rol por web

Dominique agradece de veras las sinceras palabras de Starkweater, Y ahora cuando llega la calma es cuando se aprecia la verdadera magnitud de lo sucedido. Cinco tripulantes muertos y otro compañero mas al que no volveremos a ver. El barco maltrecho y dando gracias a dios de no saltar todos por los aires, eso sin contar los heridos y el material perdido.

Un duro golpe para la moral de todos, se aprecia en el ambiente la tristeza y el desanimo.

Esto da que pensar y dominique no acaba de ver los motivos para toda esta locura de carrera por llegar los primeros al antartico. Es una expedicion cientifica, por favor, no una jinkana.

En un momento dado en que Starkweater ha terminado de agradecer al personal el valor demostrado, es cuando aprovecho para entablar una pequeña cuestion:

Señor Starkweater, me permite unos minutos, entiendo que para usted sea de vital importancia partir cuanto antes y que esto al menos nos retrasara un par de dias mas, y es aqui cuando me surge una duda que quizas podamos aprovechar a nuestro favor.

¿Que prioridad tiene la expedicion, llegar los primeros y reclamar algun territorio o trabajar de inmediato segun lleguemos al Antartico?

Si lo que necesita es presencia fisica de la expedicion se me ocurre que podemos ir de avanzada con los aviones, reclamar los derechos que procedan y con mas tranquilidad esperar al grueso de la expedicion que llegue en el Gabrielle.

Si esa opcion es viable tenemos ventaja por estar en puerto, perderiamos un dia en desembarcar los aviones con el pretexto de estar dañados por el incendio, esto no alertara a los otros competidores, un par de dias mas en montarlos y tenerlos a punto, tiempo para que los barcos se alejen mas de la costa y cuando se descubran nuestras cartas y vean que vamos por aire les habremos ganado al menos una semana, que es el tiempo que necesitarian en llegar a algun puerto si nos quieren imitar.

Si optan por esta opcion nos daria ademas la ventaja de poder alcanzar con el Gabrielle a los barcos que se nos adelantaron. Con lo que volveriamos a tomar la iniciativa en esta "carrera" subiendo enormemente la moral de la expedicion y quizas ganar algun benefactor economico para la causa.

Una vez expuesta la cuestion espero los comentarios de Starkweater...

Starkweather mira fijamente a los ojos a Pickwell... se queda un momento pensativo. ¿Sabe? En realidad no es una carrera. Se trata de una maldita expedición científica, nada de prisas. Los terrenos que puedan reclamarse en el culo del mundo interesan a nuestros gobiernos, nosotros somos una expedición privada. Pero me gusta su idea. Es una completa locura. ¡Por Júpiter! No serviría para nada, por lo menos a nosotros, o a la ciencia. Se trataría de exponer estúpidamente las vidas de aquellos que se adelanten, ya que estarían solos y con el equipo imprescindible para sobrevivir hasta que llegara el Gabrielle. ¡Pero me gusta! ¡Vendería bien! Sería un modo estupendo de refinanciarnos...

Jóven. Prepare un plan de viaje. No tiene derecho a dormir ni a descansar: reúna enseguida al equipo de pilotos, junto con Moore y Packard para saber con qué equipo contamos que no haya ardido en el incendio. Todos los que participen en esta locura deberán ser voluntarios, por supuesto.

¡En qué está pensando ahí parado con la boca abierta! Muévase.

Los ojos de Starkweather, que por momentos se habían apagado, brillan de nuevo como brasas.

El tiempo, para vosotros, es algo así como una entidad en la que participan sábanas blancas, el fru fru de ropajes y manipulaciones de enfermeras y el plic plic de misteriosas gotas cuyo sonido se magnifica de manera casi enloquecedora... Pero la experiencia, tras el terrible dolor, no es desagradable. Continuamente os intriga la existencia de un silbido rítmico y extraño, el tump tump de un tambor ignoto que debe sonar en selvas lejanas o en profundas tumbas cuajadas de humedad y de gusanos.

La ciclópea imágen, clara pero lejana, como vista desde el lado malo de un catalejo, del rostro tranquilo y redondo de Gregor Pulaski se os aparece de vez en cuando. Se inclina hacia el lugar que ocupa O'Connel en vuestras visiones con mucha frecuencia, con un gesto en el que se lee la preocupación y el ansia, pero esa escena recurrente está asociada con la vuelta del dolor, así que huis rápidamente de ella cuando se presenta.

A veces, el tump tump, el fru fru y el plic plic dejan traslucir otros ritmos lejanos, como si la textura de la realidad, cada microcosmos que compone los poros de la piel, y hasta el cabello más diminuto y humilde de vuestro cuerpo se estremecieran de horror cósmico. Son ritmos de tiempo prolongado en cuya cúspide todo quisiera escapar de su cómodo nicho para dejar atrás algo incognoscible que está a punto de nacer. Casi estáis a punto de comprender, y os identificáis con las primitivas sensaciones de vuestras células, pero el momento pasa, y os quedáis mirando una dirección determinada, esperando a que la marea suba de nuevo.

Una dirección determinada.

Menez, mirando con cierta incredulidad a Pickwell y a Starkweather, les dice como cuando una madre le habla a un hijo que decide emprenderse en una aventura sin pensarlo dos veces.

Señores, ¿están ustedes seguros?.

No ha sido suficiente con los problemas que hemos tenido hasta ahora, acuérdense del incidente que casi nos mete a todos en prisión. Motivado por su falta de criterio y la búsqueda  de acción. Regaña Menez dirigiéndose a los integrantes de la"aventura".

Sr. Pickwell, es usted joven y se que esta usted deseoso de manejar sus preciosos aviones, pero deberíamos actuar con más cautela.  Fíjese en los problemas que hemos tenido estando el grupo unido, esto no haría mas que dividirnos y seriamos un blanco aun mas fácil. Con un tono de voz mas conciliador.

Sr. Starkweather, lo que menos necesitamos es que abandone usted también el camino de la razón, lo ha dicho usted perfectamente "exponer ^{estúpidamente} las vidas de aquellos que se adelanten, ya que estarían solos y con el equipo imprescindible para sobrevivir". Remarcando claramente la palabra estúpidamente.

Quizá lo mas sensato sería hacer creer a los saboteadores que han conseguido su objetivo, publicarlo, y sin tanto sobresalto, prepararnos. Unas buenas fotos del barco en llamas, y un articulo alarmista. Mandaría un mensaje claro a nuestros enemigos.

Mientras tanto daríamos tiempo a nuestros heridos a curarse, aprender de nuestros errores y estudiar lo que ha salido mal, prepararnos mejor. 

Ni siquiera estábamos preparados para actuar como un equipo, nos hemos librado por pura suerte, y no todos desgraciadamente.  Comenta Menez cabizbaja con la mente puesta en Alistair.

Como bien dice el refrán, "quien no tiene cabeza tiene pies" y eso es lo que hemos hecho hasta ahora, usar los pies. es hora de usar la cabeza, señores. Dice Menez ensimismada, con cierto tono grandilocuente (propio de su charlatanería).

¿A todo esto que opinión tiene el Sr. Moore?. Volviendo de su discurso.

¿Salir antes? ¿Ir en avión hasta el Ártico? ¿Volar sin los preparativo básicos?

¿Fotografía aérea de un continente cuasi inexplorado?

En realidad, Nueva York no era tan interesante, y Chester estaba convencido de que la vida en el barco sería aburrida, monótona y mareante hasta la nausea.

Embargado aún por la adrenalina provocada por el incendio, Chester se envalentonó más de lo normal en él.

¡Cuente conmigo, 'dita sea! ¡Ni el fuego, ni el hielo, ni los mismos dioses se interpondrán en el camino de esta expedición!

Chester se había cansado de estar en el lado de recibir; había llegado el momento de tomar la delantera y empezar a ser de los que repartían.

Claro, claro, señorita Menez, tendremos cuidado, por supuesto. Palmeó el hombro de Field con vigor renovado. ¡Ese es el espíritu, Field! ¡Siga así! Quiero ver ese plan de vuelo encima de mi mesa mañana por la mañana, antes de la rueda de prensa.

Sutton sonrió, con su habitual gesto que recordaba a un infante travieso y no el hombre ya maduro que realmente era.

Por un momento estuvo tentado de soltar un ¡¿pero qué diablos?! y añadirse a la locura de delantera que se le había ocurrido a Pickwell y que había encantado a Starkweather pero los años, y los gustos acomodados del noble inglés, ganaron la batalla a la sinrazón y decididió contentarse con sonreir.

Esperemos que hagan cantar a ese bastardo malnacido. - dijo, en cambio, con un gesto de la cabeza hacia donde estaba retenido el causante de aquel embrollo.

Se paso las manos por el traje, que era la parte de su ser que peor trato se había llevado y trató de no pensar en que cualquier de ellos podría ser el cuerpo bajo la sábana blanca en vez de aquel callado escocés al que apenas conocían.

Gracias a Dios, al menos eso no minará la moral como si fuese uno de los más veteranos.

Dominique paso casi toda la noche en el puente consultando las cartas nauticas del Gabrielle trazando la ruta que los llevaria a la antartida.

El boeing 247 tiene un radio de alcance de 1200 Km, pero por seguridad haremos saltos de 1000 Km aproximadamente, la velocidad de crucerro es de 300 Km/h por lo que nos llevaria cada salto unas 4 horas con los ascensos y aterrizajes. Unas dos horas mas para repostar descansar y volver a otro salto. Cada dia volaremos unos 2000 Km en los que invertiremos 10 horas. Despues del segundo salto repostar y descansar hasta el dia siguiente.

la ruta seria esta, con unos seis dias de vuelo:

New york - Carolina del sur - Miami

Miami - Haiti - Medellin

Medellin - Quito - Lima

Lima - La Paz - Antofagasta

Antofagasta - Santiago - Puerto Montt

Puerto Montt - Rio grande (cambio del tren de aterrizaje por esquies)- Isla de James Ross.

Es en este punto donde esperariamos al Gabrielle u otro cercano que nos indique James Starkweather. Supongo que los suministros a partir de aqui seran complicados de conseguir por lo que tendremos que hacer un puente aereo con Punta arenas o la isla de Las Malvinas para reaprovisionar esta base temporal.

Tambien estoy pendiente del punto exacto donde tendremos la base principal. En cuanto a la carga los aviones tienen 10 plazas de pasaje, pero usaremos 4 o 5 mas los dos pilotos, el resto sera para carga. Lo ideal seria usar dos aviones, con 4 pilotos, el mecanico, el ingeniero u otro mecanico, a partir de aqui dos personas con destreza en tecnicas de supervivencia en el polo, alguien con buen don de gentes para negociar las compras y cinco plazas mas de libre disposicion.

la carga maxima del avion es de 2000 kg, si quitamos las 7 personas por aparato nos quedan unos 1300 kg para carga y avion.

Otra opcion mas arriesgada seria usar los tres aviones y desplazar a todos los integrantes del grupo, pero esa eleccion ya no es mia.

Bueno, me voy a la cama a descansar un par de horas. Mañana en el desayuno le planteare el plan de vuelo a ver que opina.

A Dominique le pilla un poco por sorpresa, la idea era cuanto menos arriesgada y al parecer le a encantado al jefe.

Ahora mismo me pongo en ello, asi que salgo con presteza al puente a consular las cartas de navegacion para trazar la mejor ruta que nos lleve al polo sur.

No me conteste si no quiere Sr. Starkweather, pero parece no haber aprendido nada de sus anteriores expediciones. Si la mayoría decide ir en avión iré, pero no es una buena idea y usted Sr. Starkweather lo sabe. Me gustaría hablar con el Se. Moore de los dos es el más sensato.

Sutton, su idea me parece fantástica. Veremos q nos dice ese criminal. 

Conversaciones sueltas a lo largo de la noche...

Starkweather al teléfono, en el SS Gabrielle.

Johny, chico, ¿eres tú?... ¡Si! ¡No! No cuelgues, no cuelgues, te aseguro que esta vez será la bomba. Si... Si, Johny, se trata de un asunto de... liquidez... ¿Siempre tienes que ser tan grosero? ¡No cuelgues! Te arrepentirás si lo haces, chico, créeme. ¿Has oído lo último en los periódicos?... no, claro, saldrá mañana. Escucha, esa bruja de Lexington se las ha apañado para casi arruinarnos la expedición... No, no se puede probar nada, al menos que yo sepa. ¡Escucha! Escucha y no cuelgues. Ya se que te he estado acosando para que aflojes algo de tu dinero ... Si, te he tenido olvidado durante años. ¿Podrás perdonarme?... ¡No! ¡Esta vez es diferente! Se trata de una carrera contra el reloj, contra los elementos y contra esa... mujer. ¡Vamos a ir en avión de avanzadilla! ¿Me oyes? ¡Tenemos que ganar! Necesito unos tres mil dólares... si, te mandé varias veces los detalles del contrato. Escucha. ¿Estás ahí? Verás, esto es lo que vamos a hacer...

Conversaciones sueltas a lo largo de la noche...

Miles gesticula por todo lo ancho y largo de la sala de oficiales del SS Gabrielle. Ya hay ahí varios de los expedicionarios, entre ellos, Field, Pickwell, Moore, Starkweather, los hermanos Nils y Gunnar Sorensen, Packard, Huston y quien quiera que tenga interés en no dormir y en pisparse de todo lo que se está cociendo.

¡Me cago en la puta! ¿Se han vuelto locos, o qué? No se dan cuenta de que MIS aviones no llevan puesto el tren de aterrizaje. ¡Que van a esquies, joder! ¡Que hay que pedir unas ruedas, adaptar los enganches, ponerles el sistema de frenado... yo que se! ¿Y van a meterles yo que se cuántos miles de kilómetros... ? Mira la hoja de papel que le ha entregado Pickwell.

New york - Carolina del sur - Miami

Miami - Haiti - Medellin

Medellin - Quito - Lima

Lima - La Paz - Antofagasta

Antofagasta - Santiago - Puerto Montt

Puerto Montt - Rio grande (cambio del tren de aterrizaje por esquies)- Isla de James Ross.

¡¡¿¿Más de 12.000 Kilómetros??!! Intenta respirar hondo para que no le de un síncope. ¡Pero se dan cuenta de que habrá que hacer tareas de mantenimiento! ¿No? Por que de lo contrario las montañas Miskatonik las va a sobrevolar su puta madre, ¿me ha oído? ¿Y en qué hangar que haya en la Isla de Ross vamos a hacer semejante cosa? ¿Eh?

Mira las caras de los concurrentes, y en especial las de Moore y Starkweather, que le devuelven la mirada con gesto belicoso y decidido. Se queda callado. Se sirve una copa. Se la bebe de un trago.

¡Haaaahahahahaha! ¡Están grillados! ¿Y ustedes son voluntarios? ¡Vale! ¡Vaaaaale! Haré lo que pueda, pero pienso poner en guardia a todo el que quiera hacer esa locura. Esas son mis condiciones, de lo contrario se pueden buscar otro ingeniero. Si después de que termine con ellos siguen decididos, haré lo que pueda por sus miserables vidas. ¿Entendido?

A ver ese plan, Pickwell. ¿Ha pensado en los trámites de aduanas y toda esa mierda? ¿En el repostaje de combustible? ¿Piezas de recambio? Se dará cuenta de que las que llevamos no se tocan ¿verdad? Son para la Antártida, que ahí no hay tiendas. Ahí tiene el teléfono. Comienza con las embajadas, luego con los aeropuertos que puedan ocuparse de un Boeing en problemas... ¡Espabile, hombre! Voy a revisar mis planos, a ver cómo les montamos otra vez las ruedas sin volvernos locos... ¡Necesito un maldito hangar! ¡Turlow! ¡Llame a sus hombres! ¡Hay que sacar al muelle el Enderby y el Weddell! 

Conversaciones sueltas a lo largo de la noche...

Moore escucha atentamente las muy bien expuestas y sensatas opiniones de Menez.

Entiendo, Menez. Entiendo. Si, claro. Una locura. Piensa durante un tiempo en lo que le ha dicho, sopesando seriamente. ¿Sabe? El señor Starkweather es... es así, tal y como lo ve. Espero que esto sea algo confidencial... él ha tenido problemas en el pasado. Pero eso fue cuando yo no estaba con él, ¿comprende? Y sin embargo, él es esencial. Sin todo este... pone un leve gesto despectivo... teatro, no habríamos llegado ni a la vuelta de la esquina. Mi experiencia es que no se le puede atajar. No se le debe atajar, ¿entiende? Pero si que se le puede acompañar. Intentar que no meta el pie en alguna grieta, conseguir que no se le olvide llevar agua en un viaje por el desierto, o cuerda si va a escalar. Por eso cuento con gente sensata como usted. Le pone una mano en el hombro. Contando solamente con gente como usted o como yo no llegaríamos ni a la vuelta de la esquina. No se nos ocurriría hacerlo, para empezar. Pero en combinación con un par de locos como estos, somos imparables, porque cualquier cosa que nos pongan por delante sabemos organizarla, ¿entiende lo que le quiero decir? ¿Se da cuenta de que hay mucho trabajo por hacer? Ah, si. Hay que ir a buscar a O'Connel, a Pulaski  y a Hirsch al hospital. Llame al doctor Green para que les examine. Su misión es que, en un par de horas estén bien acomodados aquí, en el Gabrielle. Debe ayudar a Green a que contrate a una buena enfermera para ellos. ¡Son héroes! Deben venir con nosotros cueste lo que cueste. Es una orden, Menez, no se quede ahí parada. A trabajar.

No se quien es más loco, el loco, o el loco que sigue al loco. Comenta Menez con un tono de incredulidad. Despues de lo cual trata de salvarle la vida a esta panda de chiflados.

El doctor Green está del lado de los locos en esto. Se ve enseguida. Discute lo indecible con el médico encargado de la unidad de quemados, pero finalmente, y en virtud de su autoridad como médico oficial de los enfermos, dispone de una ambulancia para que sean inmediatamente trasladados a la enfermería del SS Gabrielle.

El barco. El barco ha sido atracado en el muelle 66 que pronto es rodeado de una turba de gentes de todo tipo. El barco apesta a humo, y el lado por donde las explosiones lo han herido está negro y requemado, resbaladizo, con montones de serrín aquí y allá, y marineros en zafarrancho de combate limpiando, arreglando, organizando. Todos los oficiales están al pie del cañón. Las grúas trabajan sacando al pantalán los aviones que se supone que van a ser fletados. En el mismo sitio se ha organizado un pequeño taller, para ir adelantando labores de adaptación, para que, cuando vayan al aeropuerto, se puedan montar las ruedas con toda rapidez.

Llegan con gran alboroto y aplausos los heridos en el incendio. Están conscientes, pero no parecen enterarse mucho de lo que ocurre. Green va con ellos, así como una enfermera y los cuatro camilleros que les llevan. Desaparecen en la enfermería junto con el médico. Green no aparece más que para enterarse de lo que pasa. Cuando alguno de los enfermos se despierta por el dolor, antes de atiborrarle a opiáceos, procura distraerle contándoselo todo.

Si, Hirsch, ya se que le duele. Espere unos instantes, sabe que los opiáceos no son cosa de risa. No, no se preocupe por las infecciones. ¿Ha leído los trabajos sobre las penicilinas? Clorito Picado, un investigador de Costa Rica publicó en París unos trabajos interesantísimos. Yo sigo todo lo que se refiere a esos compuestos. Han sido ya probados en diversas situaciones... Cecil G Paine y otros. Ah, lo siento O'Connel, la he despertado. Escuchen, están pasando cosas grandes. Tengan paciencia y escuchen, luego les administro otra dosis...

A las 6 de la madrugada del día 9 se hace una reunión general. Están todos, menos los heridos, a los que se informa según vayan pudiendo, en sus momentos de lucidez.

Buenos días, señores. Ya tenemos aquí los periódicos...

¡FUEGO EN EL BARCO POLAR!

¡CINCO MUERTOS EN EL INCENDIO DEL MUELLE!

¡AMENAZADA UNA DE LAS TRES EXPEDICIONES A LA ANTÁRTIDA!

Los titulares a toda página sobre el incendio aparecen en todos los diarios. El desastre parece haber desplazado la salida de Lexington a las últimas páginas. Estamos decididos a seguir. Lo primero en esta reunión será, si no les importa, guardar un minuto de silencio por nuestros compañeros fallecidos: los marineros Perkins, Johansenn, Pérez y Malaglio, y nuestro agrimensor, Alistair McDonald...

El momento es emotivo. La tensión se respira en el ambiente, así como la indignación.

Una docena de trabajadores han sufrido también quemaduras de diverso grado, así como nuestro doctor Hirsch y la guía O'Connel, que en este momento se encuentran descansando en la enfermería del barco. Les ruego que intenten no armar demasiado barullo en las cercanías. Espero que pronto puedan saludarles. Pulaski (que está, en ese momento a su derecha, muy serio) y O'Connel fueron de una ayuda esencial para capturar al saboteador, o asesino, debería decir, así como para salvar la vida de nuestro buen doctor.

En cuanto al barco, afortunadamente, y gracias al valeroso trabajo de Turlow y todos los que se encontraban en el lugar de los hechos, no ha recibido daños serios. La gasolina puede ser reemplazada en un día si hace falta. Parte de la carga que ardió en el pañol, sin embargo, incluye todas las tiendas, algunos motores de avión y los esquíes de madera para los aviones. Estamos moviendo Roma con Santiago para reponerlos, y más teniendo en cuenta los planes que más adelante les vamos a contar: ¡no permaneceremos inactivos!

De momento, aumentaremos la seguridad y seguramente contrataremos a más gente. Ustedes deberán permanecer dentro del barco siempre que sea posible.

Por otra parte, he estado hablando con el detective Hansen, que parece ya parte de la familia. Han estado interrogando al asesino. Es un tal Jerry Polk. Parece que ha cantado como una cotorra: hace cinco días se le acercó un hombre pelirrojo llamado Doyle. Doyle le pagó 100 dólares para que incendiase los almacenes de nuestra expedición y la de Lexington. Parece que por cada incendio provocado le pagarían 200 dólares más, que recogería al día siguiente bajo un puente de central park. En ese mismo sitio le está esperando ahora la policía. Esperemos que haya suerte.

Sabemos lo que es más fácil pensar, y temo que tenga que parar los pies a los que lo hagan demasiado ya que no hay pruebas concluyentes. Lanza una rápida mirada hacia Starkweather. No creo que Lexington tenga nada que ver con esto. Sin embargo, vean los periódicos: todos lo insinúan y, además, parecen ver nuestra relación como una rivalidad.

Starkweather frunce el ceño, iracundo, pero no dice nada.

Podemos explotar esto. Podemos responder ante la opinión pública y, de paso, realizar una hazaña no poco memorable. El señor Pickwell ha propuesto que nos adelantemos a Lexington yendo a la antártida en avanzadilla, con dos de los aviones. Semejante movimiento provocará furor en el público, y nos facilitará la refinanciación necesaria para suplir todo lo que se ha perdido, pero he de advertirles que es una misión arriesgada. Pickwell ha estado trabajando en ello toda la noche. Ahora nos explicará lo que ha planeado.

Sin más, hace un gesto a Pickwell y se sienta.

--- Durante la noche ---

Sutton había decidido que él no viajaría pero cuando escuchó

Ahí tiene el teléfono. Comienza con las embajadas, luego con los aeropuertos que puedan ocuparse de un Boeing en problemas... ¡Espabile, hombre!

Supo que ahí estaba su contribución a ese punto de la expedición, que esa sería la forma en que no permitiría que esos locos, especialmente Pickwell y Field, con los que ya llevaba unas cuantas aventurillas compartidas, sufrieran si él podía evitarlo.

Verá - se acercó a Miles y Pickwell - conozco a un par de embajadores, tanto americanos como ingleses. Aún me acuerdo de aquella recepción en casa de los...

Maggie trató imperiosamente de mantenerse despierta y atenta, pero era imposible... el dolor y las drogas eran demasiado poderosas. En esos instantes, simplemente le pareció absurdo que aún contasen con ella. Si sobrevivía sería una tullida, o un monstruo, una de esas personas que se ocultaban del mundo para evitar las miradas de asco.

Volvería a Alaska, con sus perros, y viviría de rentas.

EN ALGÚN LUGAR DEL TIEMPO Y DEL ESPACIO

Despertáis. El mundo es un cenagal de agua, barro, escombros, polvo. Un viento helado recorre las colinas hechas con ladrillos, vigas, cristales, materiales de edificios derruídos. La niebla fría no os deja ver el horizonte. No hay más sonido que el del viento helado y el de vuestras pisadas.

Estáis únicamente Tim y Alex. Os habéis encontrado porque conseguisteis salir de entre los restos del hotel Amherst. Pero todo es... vuestra mente no encuentra palabras para describirlo. Estáis como atontados. Solamente acertáis a reconoceros el uno al otro como la única figura humana que habita este paisaje desértico y apocalíptico.

Algo, sea lo que sea, que ha causado este desastre, ha pasado de momento. Pero sigue presente en vuestras mentes. Es como un eco poderoso que, de no ser por vuestro agotamiento y estolidez propios de damnificados, os obligaría a tiraros al suelo como gusanos, gritando y retorciendo vuestros miembros inútiles y absurdos.