Partida Rol por web

Más allá de las montañas de la locura

Capítulo 4: viaje por aire

Cargando editor
19/05/2014, 22:40
Chester Field

Chester menea la cabeza con evidente preocupación. Insensatos... acabamos de añadir a nuestra lista de preocupaciones a un hombre que no puede ni alimentarse por sí mismo. Y les recuerdo que en esta lista ya había un saboteador o más, un posible monstruo escondido en el hielo, una secta diabólica y... ¿me dejo algo? ¡Ah, sí! Las jodidas nieves del ártico!

Chester no suele usar esta clase de lenguaje, y menos ante desconocidos con los que no tiene confianza como los que les acompañan para la cena, pero es que según su parecer la situación se las trae.

Si les preocupa la seguridad del señor Abermale tanto como dicen, le dejarán aquí; mandarle al ártico en este estado es condenarle a una muerte segura. Por favor, piénsenlo bien; la vida de un hombre está en nuestras manos, muestren algo de compasión.

Chester no tenía demasiadas esperanzas de lograr convencer a nadie, pero bueno, así era la democracia; no siempre podía uno salirse con la suya.

Cargando editor
20/05/2014, 03:10
Lord Anthony Montagu-Sutton III

Notas de juego

Lo que comentaba de las maletas es porque cuando salimos de expedición no había quedado muy claro si ibamos a intentar tender la trampa a los Sorensen o no, pero yo de momento no he hecho nada y supongo que vosotros tampoco porque no lo habéis comentado. Solo lo ponía como pensamiento interno de Sutton.

Cargando editor
20/05/2014, 03:19
Lord Anthony Montagu-Sutton III

La forma en la que miro a Chester mientras hace su gran discurso se podría comparar a la de un asesino maníaco. Por Dios Chester cierra la maldita bocaza, este no es lugar para este tipo de comentarios. Mi mal humor queda reflejado no solo en mi mirada, sino también en mi respuesta. - Tal y como ha dicho la mayoría Abermale vendrá con nosotros. - Doy la conversación por cerrada y me levanto de la mesa. Al pasar al lado de Chester me acerco a el y le digo susurro al oido. - Con ese tipo de comentarios lo que vas a conseguir es que todo se vaya al traste. Si quieres hacer que alguien cambie de opinión habla con Dominique o conmigo, pero no vuelvas a hacer esto. - Mi tono, a pesar de estar susurrando, es duro. No me puedo creer que haya dicho todo esto delante de toda la tripulación... Abandono la sala e intento buscar un lugar con algo de calma para tranquilizarme.

Notas de juego

Comento esto porque a veces parece como que los personajes dicen lo que piensan los jugadores, o que lo que hacen los personajes es algo más personal por esto de ser un foro y eso, pero lo que pongo arriba es opinión de personaje, no personal :)

Cargando editor
20/05/2014, 21:16
Chester Field

El lord inglés no se enteraba de nada. Se refería a Sutton, Dominique y Chester como si no formaran parte de la tripulación. Chester estaba bastante seguro de que se debía a su elitismo algo snob: ¿Sutton, tercero del mismo nombre, un simple miembro más de una expedición? Por-fa-vor. Sus antepasados del mismo nombre se revolverían en sus tumbas. O se les caería el monóculo, al menos.

Antes de que Sutton salga de la habitación, Chester le agarra por el brazo.

Te equivocas, Sutton. No sé cómo será en la mansión familiar, pero no somos mayordomos a los que  decirles lo que deben o no deben hacer. Sé que esto puede ser chocante, pero aquí mandas más bien poco. Y harías bien en recordarlo; no conmigo, que soy inofensivo, pero si tratas de decirles en este tono y con estas formas a Miles o a los hermanos Sorensen lo que pueden hacer, igual te sueltan un puñetazo o, peor, te sueltan en medio de la nieve. Deberías tratar a tus compañeros con más respeto: pronto nuestras vidas van a depender de los demás, y no sé tú, pero yo no pondría la mía en manos de Abermale.

Chester dirigió una última mirada al enloquecido expedicionario, que ni siquiera podía alimentarse solo. Esperaba que Sutton entendiera que llevárselo era una temeridad y, aún peor, un acto homicida.

Pobre diablo... le llevamos directo al infierno y ni siquiera se ha enterado.

Cargando editor
20/05/2014, 22:21
Guardián de los Arcanos

El debate es encendido y tenso. Los alimentos, preparados para un batallón, se ven tristes en las mesas. Por una de las puertas del lugar (dependencias del aeropuerto preparadas para estos casos) se asoma un camarero, por si hace falta algo, pero al escuchar el tono con el que se habla, desaparece. El embajador, por fin, muestra algo de humanidad. Es un tipo pequeñito, rubio. Es pequeñito pero perfecto en los detalles, como si fuera una figura de porcelana. Sus ojos azul claro miran aquí y allá, cuando habla.

Traquilícense, señores. Sin duda ha sido un desgraciado incidente. Pido disculpas por lo que me toca. La intención de darles una sorpresa nos salió por la culata, qué le vamos a hacer. Pero hemos de dar una buena imagen de nuestros países, y seguir adelante. Van a preparar sus dependencias, donde podría retirarse el señor Abermale y su acompañante. Daremos una pequeña recepción, con poca gente y después podrán seguir a lo suyo, ¿de acuerdo?

Sutton, habiendo permanecido tranquilo, da mejor imagen a los demás que Field, y los que decidieron por Abermale, siguen en sus trece, aunque la idea de dar un puñetazo en las narices a un lord inglés se ve que divierte mucho a Miles, que lo demuestra con una sonrisa torcida.

Pero Abermale y Whitston se van de la mano cuando el agregado de la embajada anuncia que ya está listo el lugar al que irán. El doctor obedece dócilmente a cambio de una buena cantidad de golosinas.

El resto de la velada transcurre entre blas bles blis blos y blus. El embajador pide un brindis, bla, bla, el señor subsecretario de estado pide otro brindis y ble, ble. Es sub sub secretario, bli, bli, el agregado, ya algo achispado por el champán, blo, blo...

Y en las dependencias preparadas para que durmáis, termina la jornada Longfellow que, para calmar los ánimos (y relajarse un poco, de paso) saca una armónica de ninguna parte y toca un blues sorprendentemente bueno: Stormy Weather. Miles, con una voz y un instinto típicos de su tierra natal, canta muy bien. Otros acompañan aporreando discretamente diversas partes del mobiliario, o se quedan escuchando.

El calor es agobiante en esas tierras, por supuesto, y de vez en cuando se escucha, en su habitación, cómo Abermale tiene pesadillas. Whitston se levanta para atenderlo. El último recuerdo de este nefasto día, para los insomnes, es su voz, no muy melodiosa, grave, cantando una antigua nana.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Duelo de persuasión :) Ha ganado Sutton, esta vez...

Planes para el día siguiente, si es que deseáis cambiar algo.

Imaginaos la música sin violines XD Mucho más primitiva.

Cargando editor
20/05/2014, 23:36
Dominique Pickwell

De forma discreta y mientras el resto de espedicionarios se dedican a dar cuenta de las viandas les hago una señal a Sutton y Field para que se reunan conmigo y poder dialogar tranquilamente. No nos escondemos de los demas, simplemente hablamos en otra zona de la sala.

Por favor, señores calmense. Bastante tenemos como para ademas abrir disputas nuevas entre nosotros. Lo ultimo que quiero es poner en peligro la vida de nadie, me sabe mal dejar a un compañero cuando creo que es recuperable para la expedicion con la atencion psicologica adecuada. Entiendanme, puede que estemos todos un poco alterados y a la defensiva, por eso no quiero dejar a Abernale ante el primer matasanos que se nos presente.

La votacion estubo muy justa por eso me replanteo de nuevo dejar a Abernale en Argentina, alli tienen fama de grandes psicologos por lo que le pido amigo Sutton que mañana sin dilacion se comunique con NY y pida que tengan concertado un buen hospital donde puedan atender debidamente a nuestro compañero. Se puede cambiar el destino de Santiago por Mendoza, en Argentina, estan muy cerca una de otra y si tenemos un topo o un espia que nos vigile esto podria hacer que se descubriera. En cuanto a usted, amigo Field tenia en su poder una lista con todo el material de la expedicion, en nuestra parada anterior me sorprendio no hechar en falta nada de nuestro equipaje, por lo que le rogaria que entre esta tarde/noche y mañana hiciera una inspeccion mas minuciosa, naturalmente disponga de quien precise para llevarla a cabo.

Por mi parte como aun no estoy muy "habil" para las maniobras arriesgadas del vuelo me dedicare junto con Miles y longfellow a realizar una minuciosa revision de los aparatos y a mirar por todos los rincones cualquier cosa fuera de lugar. Supongo que nos llevara casi toda la noche, pero creo que tanto el equipaje como los aviones necesitan una "revision" intensiva.

Llamenme paranoico pero desconfio por igual de Colombia y su actitud hostil como de Peru y su inusitada amabilidad.

Y ahora viene la autocritica, a ver si me se expresar correctamente...

En lo siguiente que les voy a sugerir tambien me incluyo. Deberiamos pensarnos dos veces las cosas antes de actuar o decir cualquier cosa que pueda ser sacada de su contexto, y alterar la situacion actual un tanto precaria que tenemos. Quisiera disculparme por mi mala reaccion en aquel garito del que a poco falto para que sucediera una desgracia mayor. Si los integrantes del grupo deciden quitarme su confianza no dudare en trasladar el mando a quien se decida sea el mas adecuado. Y digo esto con la mas sincera de las intenciones. A veces me siento desbordado y hoy tengo un dia malo. Abernale ha dejado al publico sin palabras y mi discurso ha demostrado a los presentes la escasez de liderazgo. Maldito Starweather, no se porque me elegistes a mi de forma tan arbitraria, habiendo gente mas capaz y sensata que yo para dirigir tan peculiar aventura.

Cargando editor
21/05/2014, 22:11
Guardián de los Arcanos

Y sucedió que el jefe deseaba hacer ciertas revisiones mecánicas en los aviones, lo que supuso un retraso. Quizá molesto, pero necesario, al parecer. Había que realizar nuevas comprobaciones en los aeroplanos, ya que en Colombia se había hecho la revisión standard. Sutton tenía la responsabilidad de comunicarse con Nueva York y que le ayudaran a buscar un posible y fiable sanatorio para Abermale, pero en Argentina, en Mendoza.

Todo ello significaba nuevas modificaciones en el plan de vuelo. En el calendario de todas las escalar y en el destino final dentro del continente sudamericano.

Entre tanto, se debían hacer más revisiones del equipo y de los equipajes, por si faltaba algo, o por si había algo de más.

Al día siguiente supuso que se debían contratar de nuevo los alquileres del hangar y de las dependencias, así como arreglar las comidas y demás. Las autoridades colaboraron bastante bien, ya que, comprensivo, el embajador hizo lo que pudo para facilitar todo. Más bien su agregado, un tipo con cara de batracio, más corpulento que su jefe (era un verdadero contraste verlos juntos), con acento y maneras de Nueva Inglaterra.

Longfellow se había implicado también en el cuidado de Abermale, y se turnaba con Whitston (muy agradecida) para entretenerlo, ponerlo a hacer pipi y todas esas engorrosas tareas, que exigían tacto, tino y sensibilidad.

Miles, cómo no, maldecía, aunque en el fondo estaba satisfecho, ya que era un trabajador concienzudo y maniático, y le gustaba montar y desmontar cosas más que a un chivo la leche.

Los Sorensen, aunque eran comprensivos con la necesidad de la precaución, andaban ya con ganas de ver algo de nieve. El clima cálido les desgastaba. Sudar no era lo suyo. Andaban por ahí tiesos, algo desmayados por dentro, con algo de diarrea y dando clases de supervivencia con el oscuro convencimiento de que se eternizaba el momento en el que llegarían a ser necesarias.

Los pilotos parecían uno el espejo del otro. DeWitt era un ser complicado de comprender, dado su mutismo, pero se plegó a las exigencias de montar y desmontar por enésima vez todos los sistemas críticos. Halperin, impaciente, comenzó a dar alguna muestra de mal humor, pero no con la genialidad y el desparpajo de Miles, sino con poca práctica, con bromas algo groseras y con mal talante.

López hacía lo suyo. En general atendía a Sutton, cuando había que ir de traductor a donde fuera. Entendía mejor el habla de este rincón del mundo hispanohablante y le estaba cogiendo el tranquillo a ir de ventanilla en ventanilla. Cuando no había otra cosa que hacer, sostenía cosas, llevaba bultos y se encargaba de traer comida.

Notas de juego

Pues manos a la obra. Pickwell: tirada (oculta, of course, ya que es una percepción) de mecánica y de descubrir.

Sutton, tirada de crédito, de derecho y de persuasión o de charlatanería, ya quieras ir por lo honrado o por decir alguna mentirijilla, según quieras rolear tus gestiones para preparar un nuevo plan de vuelo. Estas pueden ser abiertas, si quieres, y rolear por adelantado los posibles resultados.

Field, tres tiradas de descubrir, ocultas, por supuesto, por no saber si realmente hay algo que descubrir.

Cargando editor
22/05/2014, 20:44
Chester Field

Chester se sentía algo más animado; estaba satisfecho de sí mismo por haber logrado convencer a Dominique de que Abermale no debería seguir el viaje con ellos, y la perspectiva de pasar unos días más en Colombia, con su agradable calorcito y sus agradables mujeres igual de ardientes que el clima, no le parecía nada mal; aunque tuvieran que meter las pezuñas hasta los codos en motores engrasados. Quizás había quedado como un energúmeno ante un montón de gente durante aquella cena, de acuerdo, pero a la mayoría no les volvería a ver, o sea que tampoco le importaba demasiado.

Todos los demás estaban muy ocupados, o sea que él dedicó la mayor parte del tiempo a la tarea que le había encargado Dominique: asegurarse de que el equipaje estuviera completo y no faltara nada. Pero con la práctica en inventariar que había cogido en el barco antes de zarpar, repasar aquellas cuatro cosas no le ocupó demasiado tiempo, y pudo dedicarse a practicar su español con las voluntarias que pudo encontrar.

Hola, beautiful mujer. Do you know I'm a fotóugwafo? Yes, click click with the camera. You are mui bonita. Do you want to be my modelo? In my room, of course.

- Tiradas (1)

Notas de juego

¿Quieres mandarle a un psicólogo argentino? Esto sí es crueldad mefistofélica XD

Cargando editor
22/05/2014, 20:54
Dominique Pickwell

La mañana estaba siendo ajetreada, teniamos el hangar como la cama de un loco, con todos los trastos y piezas de avion esparcidos por el suelo haciendo inventario unos, y revisiones otros. Es durante uno de esos momentos en los que me estiro la espalda y veo a Sutton, con un monton de formularios, y a Field, hablando con una lugareña, que me acerco a ellos a comentarles un tema: Me permiten un momento para comentarles algo, y nos quedamos un instante a solas los tres. Amigo Sutton, entiendo que es una faena el papeleo del nuevo destino, creame que lo siento, pero me gustaria pedirle que no anule el anterior destino de Santiago y que sea lo mas discreto que pueda con Mendoza. 

La idea es intentar pillar desprevenido o que se descubra si tenemos un infiltrado, y por otra parte si surgen problemas y no podemos ir a Argentina tener cubierto el destino original. Ya saben que yo no soy mucho de "maquinar" ardides por lo que si tienen pensado algunopara descubrir a nuestro topo les rogaria me pusiran al dia.

Por otro lado Amigo Field, no me importa que amplie sus "conocimientos" de Español, asi que cuando quede libre y aprovechando estas paradas tan largas me gustaria que con el pretexto de hacer un reportaje, que puede ser perfectamente real, me fotografie a cualquier persona con la que tengamos contacto, curiosos, aduaneros, diplomaticos, periodistas, etc. con el fin de tener un archivo fotografico donde comprobar si nos estan siguiendo o espiando. Tambien puede ser muy interesante tener una foto global del despliegue que tenemos ahora mismo en el hangar.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Al lio con las tiradas... Por otro lado en Argentina tendran algun matasanos decente, de algun sitio habran sacado la fama, jeje.

Creo que "Abernale" tendra que hacerse otro personaje. este ya lo tiene perdido. Una lastima, parecia prometer.

Cargando editor
22/05/2014, 21:55
Guardián de los Arcanos

Aeropuerto de Limatambo, Perú. Viernes, día 15.

Lo de las fotos era innecesario. Field conocía sus obligaciones, y hacía fotos todo el rato. Tenía ya bastante material, aprovechando que podía reaprovisionarse de papel y de líquidos en cualquier parada que hicieran. Y con esa excusa se perdió durante unas horas por... vaya. Aquello era casi un arrabal de Lima. De hecho, ni siquiera estaba en Lima. Tuvo que contentarse con hacer amistad con unas señoritas que esperaban en el hall principal, y que estuvieron encantadas con sus atenciones... hasta que un militar, ceñudo, tomó parte en la conversación. Como en Colombia (y en Quito, Ecuador), pululaban muchos militares por los aeropuertos: era que por ahí habían ido los tiros al construirlos. Este de Limatambo tenía un aire moderno y nuevo, como todos los demás, pero estaba rodeado de campos de labranza y de construcciones aledañas muy recientes.

Al final, los cuatro (las dos jovencitas y el también joven militar) echaron unas risas. Field consiguió aprender algunas palabras más de castellano... e hizo, al menos, un posible amigo. Estas cosas estaban bien. Nunca se sabía a quién se iba a encontrar uno por todo lo ancho y lo largo del mundo. Se llevó como recuerdo una bonita fotografía que hizo ayudado por el trípode y el disparador a distancia. Tenía, además, la dirección de una de las chicas, y ella tenía la promesa de que una copia le sería enviada en unos meses.

Sutton, como otras veces, tuvo mediano éxito. Poco sabía de derecho. Menos aún de derecho internacional. Sin embargo, una vez encontraba alguien que fuera receptivo (y era hábil haciéndolo), conseguía que ese alguien pusiera sus conocimientos a su servicio, así que los planes de vuelo, al menos, para la siguiente escala, fueron ultimados.

Los aviones no parecían estar mal. Tampoco los equipajes. Todos colaboraron, incluso Abermale, aunque en este caso se le dio una tarea espúrea y sencilla, para tenerlo entretenido y que no molestara.

El calor agobiaba a todo el mundo, y hacían ya ganas de ponerse la ropa de abrigo para meterse en el avión y subir a las alturas.

En Argentina, que supiera Sutton, y según las informaciones que pudo recoger rápidamente, no había más que un sanatorio conocido especializado en enfermedades mentales, pero estaba en Buenos Aires. Era el llamado Hospicio de las Mercedes, regentado por un tal Gonzalo Bosch. Sonaba caro de cojones. Al parecer, en Mendoza había una universidad, la de Cuyo, aunque nadie sabía si tenía asociado un sanatorio psiquiátrico. Pero ya se cernía la noche, y todo el mundo ultimaba los preparativos para salir al día siguiente...

Sábado 16, Lima-La Paz.

Mediodía en La Paz. Mala suerte. Sutton tardó mucho en regresar de las oficinas de tránsito. No había posibilidad de tener plan de vuelo para Antofagasta hasta al menos la mañana del día 17. Todos estábais en el camino de tierra que llevaba al hangar (y ya habíais conocido diseños de hangares hasta hartaros, y aeropuertos). El sol daba de plano, pero el aire de montaña refrescaba el ambiente, en contraste con Lima. El Aeropuerto del Alto de La Paz estaba mucho más cerca que otros del casco urbano. Se veía a un par de kilómetros, con campanarios surgiendo entre el verde esmeralda de las arboledas. Todos se prepararon para pasar una tarde de ¿holganza?... No por parte de los Sorensen. Se aferraron a la ocasión con ambas manos, y comenzaron improvisar una pizarra en una pared cubierta de yeso... no pensaban perder ni un minuto. Al cabo de poco tiempo estaban complicando la vida del personal con los arcanos de la supervivencia en los clímas de frío extremo...

- Tiradas (7)

Notas de juego

Ehem... Pickwell ¿qué le hace suponer a tu pj que no hay psiquiatras en Santiago de Chile? Digo porque igual no eres consciente de que en esa época no había Google :)  

New york - Carolina del sur - Miami

Miami - Haiti - Medellin

Medellin - Quito - Lima

Lima - La Paz - Antofagasta

Antofagasta - Santiago (Mendoza) - Puerto Montt

Puerto Montt - Rio grande (cambio del tren de aterrizaje por esquies)- Isla de James Ross.

Cargando editor
23/05/2014, 23:05
Guardián de los Arcanos

Poco más se supo de las circunstancias del país hasta la caída de la tarde, cuando, por fin, los Sorensen dejaron ir a los expedicionarios.

Llegaron los pasaportes con su correspondiente visado, y así, armados de permiso de tránsito, tuvieron libertad para dar una vuelta. Era curioso que el sello de visado perteneciera a un estamento militar, y no civil. Entraban y salían militares en abundancia, como parecía tan común en sudamérica. Unos Junkers Ju 43 aparecían a medio montar en un hangar cercano, en la zona militar, separada de la civil por unas alambradas cercadas de espino.

Más lejos aún, hay una hilera de aviones y una aglomeración de gentes, con uniforme y sin él...

Ya Sutton confirma lo que había sabido durante sus pesquisas: que Bolivia está en guerra, actualmente. En las dependencias destinadas a aviación civil hay abundancia de propaganda militar. Al parecer, se lucha con Paraguay por el control del Chaco Boreal, una zona geográfica al sur del país, correspondiente a la cuenca del Plata: un amplio terreno entre las estribaciones de los Andes y el río Paraguay.

Hay heridos. Muchos heridos y mutilados por las calles. Cuando miráis al exterior, veis desde abajo las enormes montañas de los Andes, pero más impresionantes que desde el aire. El sol se pone, pero todavía hay luz. Contrasta con el esfuerzo bélico e industrial (industria no de Bolivia, sino de otros países, que construyen y venden aviones al país) con el aspecto de la gente de la calle. Muy morenos, vestidos con ropas de lana de llama o alpaca. Muy pobres, campesinos que llevan o traen ganado y productos de la tierra. Se oye, no se sabe de dónde, una exótica música de flauta. Vuestros oídos poco entrenados, distinguen, en medio del acento peculiar del castellano local, otro idioma hablado por los indios, muy diferente.

La llamada Ciudad que Toca el Cielo, esta a una altura que varía entre los 3000 y 4500 metros sobre el nivel del mar. El aire está muy enrarecido.

A pesar de no tener buenos recuerdos de vuestros intentos por hacer turismo, os atrae la mirada un hotelito, construido en estilo colonial, de donde salen gentes más pálidas, internacionales y bien vestidas. Un automóvil moderno sale en este momento, a enfrentar la calle pavimentada con adoquín y el tráfico de peatones, carros, carretas y animales. En grandes letras, sobre un pórtico rematado en arco de medio punto con toldo que gualdrapea por el viento fresco de los andes, hay un cartel de madera y metal que reza: Hotel Rosario.

Más lejos a izquierda y a derecha hay algún otro establecimiento más sencillo: apenas una caseta con un candil en la entrada. El casco urbano del Alto de La Paz es pequeño, y pronto se transforma en la acostumbrada sucesión de explotaciones agrarias muy humildes hasta llegar, colina tras colina, a la capital.

Notas de juego

Comprobaciones o pesquisas... o pasatiempos nocturnos: lo que deseéis.

Cargando editor
24/05/2014, 10:44
Dominique Pickwell

Bueno, ahora que quedamos libres de las clases, que les parece si nos registramos en ese hotelito y reponemos fuerzas para mañana. Digo esto al grupo, el cual esta sentado en sillas o mas bien dejados caer en ellas, sus caras de agotamiento me dicen que necesitan cambiar de aires.

Tambien seria una oportunidad esplendida para relacionarnos e intentar saber algo mas de lo que pasa por el mundo, de nuestra expedicion y de las otras.

Para los que tengan ganas aun de explorar, les pido por favor que sean prudentes, acuerdense de la ultima vez y procuren evitarlo.

Notas de juego

Juro por Snoopy que esta vez no voy a lanzar una silla, se me da fatal...

la idea es descansar, relacionarnos con los occidentales o gente de bien que haya en el hotel y recabar informacion de lo que pasa en el mundo. Leer la prensa internacional, etc. Al menos por mi parte, dentro del poco don de gentes que tengo.

Cargando editor
26/05/2014, 21:15
Chester Field

La idea de Dominique parece ser del agrado de Chester.

Me parece bien; ya hemos tenido suficiente contacto con nativos - dijo recordando el accidente en aquel hotel - ahora nos vendría bien un paseo por terreno conocido. El Hotel Rosario parece una buena opción.

Lo que Chester no cuenta es que probablemente en esta decisión ha influido de forma contundente el poco éxito que ha tenido su operación de búsqueda y captura de hembras nativas. Estas chicas podrían tumbar a un cosaco bebiendo, y las únicas que han mostrado cierto interés carnal por el fotógrafo podrían tumbar a un cosaco de una bofetada después de enseñarle lo que es un auténtico mostacho.

Sí, el Hotel Rosario parece acogedor - concluye con un escalofrío mientras trata de reprimir el recuerdo de Gabriela la paquiderma, como la llamaban. Demasiado tarde había aprendido el significado de esta palabra...

Cargando editor
26/05/2014, 23:16
(Capítulo 4) Sargento Mayor Lituma Peláez

Y bueno... pues si son los americanos. Vénganse un ratito para acá, señores.

En el recibidor del Hotel Rosario hay bastante gente yendo y viniendo. Muchos de ellos son militares, oficiales, por supuesto, que se dirigen a la zona del bar o del restaurante.

El tipo, de uniforme, está sentado en un silloncito, al parecer esperando a alguien, pero se olvida enseguida en cuanto aparecéis. Tiene en las manos un manoseado periódico norteamericano donde aparece una foto de vuestros aviones en el momento en el que salíais de Nueva York. Ahí estáis todos, saludando a los que habían ido a despediros.

Sargento Mayor Lituma Peláez, se presenta el hombre. Lleva traje de bonito, así que debe significar que está de permiso. Parece un hombre muy fogueado. Manos callosas, piel curtida. Cojea de la pierna derecha. Cuando se acerca podéis ver que lleva un tantico de tiempo bebiendo algo alcohólico que no podéis reconocer. Os da la mano muy efusivo, agitando el periódico y explicando a todo el que pasa: son los americanos. Palmea vuestros hombros y os guía en la recepción. Habla un inglés bastante pasable, pero consulta con López cualquier conocimiento del que su ignorancia o la chicha le hayan privado.

Se hace un montón de fotos con vosotros (casi que Field tiene que parar el carro, porque le divierte la maquinita y la manosea más de lo debido). En todo caso, el tipo se os pega. Os invita a cenar, pero no en el hotel, sino al ladito, en una casa baja que hay tras un camino de piedras. Lo señala desde una ventanita que hay en la recepción, y que da al otro lado. Esto es un anejo al negocio, señores, siguen ustedes en el Rosario.

- Tiradas (3)

Notas de juego

¿os dejáis llevar o no?

Cargando editor
27/05/2014, 21:26
Dominique Pickwell

Claro que si Sargento, pero sera en un rato, tenemos que asearnos y cenar algo o caeremos rendidos de puro agotamiento. Bueno al menos por mi parte, quizas mis compañeros tengan otros planes.

Notas de juego

Jajajaj... la ultima vez me costo 15 de cordura, venga a ver que pasa...

Cargando editor
27/05/2014, 22:45
Chester Field

Chester se apunta a un bombardeo, casi que literalmente. La sensación de ser famoso es casi tan embriagadora como el vino local. El pobre fotógrafo no estaba precisamente acostumbrado a que le agasajaran y le invitaran a cenar, y no pensaba desaprovechar ni una oportunidad.

Ains, la fama... creo que podría llegar a acostumbrarme a todo esto.

Con una sonrisa, Chester se guarda la cámara en un bolsillo - espero que el muy animal no me haya rayado la óptica - y se dispone a seguir al sargento hacia el restaurante.

Cargando editor
28/05/2014, 18:35
(Starkweather-Moore, técnico) Lawrence Longfellow

Una vez en las habitaciones, pequeñas pero bien equipadas, del hotel, con vuestras maletas en su sitio, y antes de pensar en lavarse, Longfellow anuncia:

Marlene y yo no vamos. Nos quedamos a cuidar del doctor.

Cargando editor
28/05/2014, 18:38
(Starkweather-Moore, técnico) Ralph Dewitt

Yo tampoco voy, jefe, dice DeWitt. Parece cansado y sin ganas de más líos. No estéis hasta muy tarde. Se diría que está algo preocupado... pero el hombre es así: muy serio, tranquilo.

Cargando editor
28/05/2014, 18:41
(Starkweather-Moore, técnico) Patrick Miles

Cuando se asegura de que Marlene y Larry no le están escuchando (se han ido a acostar al señor Abermale), Pat mira al lo que queda en pie de los Dementes con gesto socarrón. Estos dos se van a liar, seguro. Se aceptan apuestas, hehehehe. Si parece que están jugando a papás y a mamás.

Cargando editor
28/05/2014, 23:04
Guardián de los Arcanos

El local al que accedéis no es el restaurante del hotel, aunque pertenece al mismo. Debía ser el local original: más antiguo, algo así como una casa mejor construída que las que rodean el complejo, y restaurada de manera sencilla pero con buen gusto, y transformada en taberna.

Está detrás del hotel propiamente dicho. Se llega desde un lateral, donde hay un camino definido por un seto, de losas de piedra. Una candela ilumina una puerta de madera sin cartel alguno. Las contraventanas están cerradas, ya que el frío de la noche, aquí, es muy molesto. No tanto por la temperatura como por que hace viento constantemente.

El cielo negro como un pozo está cruzado por miriadas de estrellas. Se escuchan animales nocturnos... o puede que otras cosas.

A la cena vais todos menos Charlene, Abermale y Larry (si, ya van los nombres acortándose, y la confianza asentándose entre vosotros).

El sargento abre el camino, parloteando un inglés salpicado de palabras en castellano y en quechua. Saluda al entrar la bandera Wiphala, un trapo de colores que hay en la puerta, pide una chicha en la barra de madera gastada y pulida (de la cual, antes de beber, dedica un chorrito a la Pachamama, tirándolo al suelo) y os sienta en un rincón donde una criadita india os ha juntado varias mesas.

Empezando por un té de coca (cosa que agradecéis, pues os está afectando la altitud), siguiendo por fricasé paceño (un plato a base de cerdo, cebolla, ají, ajo, comino... ) que resulta una bomba, y que hay que, por fuerza, acompañar con bebida abundante, la comida resulta algo impactante. Tanto que, tras visitar el excusado (un agujero en el suelo, limpio pero primitivo), aun sentís que se os han dormido los labios y la lengua, y que lo que únicamente consigue despertar alguna sensación es la bebida. Chicha: un licor a base de maíz, de sabor extraño, pero que combina bien, y entra fácil y rápido.

Entre la coca, el picante y la chicha, todos os encontráis al final como en una nube. Los ojos bien abiertos, la espalda erecta, la barriga llena, el intestino vacío y las palabras fáciles. Fuera el viento aúlla, pero aquí se está bien. La situación ideal para ir de putas, que es lo que propone el señor Lituma Peláez.

En el local hay mucho soldado raso, trabajadores del aeropuerto y labradores acomodados. Ya os estáis levantando cuando entra en el sitio una señora vieja como el mundo, con un sombrero que parece de hongo, negro. El pelo negro, recogido en una trenza de considerable grosor y sin una sola cana. La cara arrugada como una pasa, manos nudosas y bastas, manto rojo vivo y verde, falda negra con bordados rojos imitando animalitos y flores. Todo de lana basta y gruesa. Se sienta en un rincón y toma chicha. Parece habitual del tiempo de maricastaña, cuando aun no había aeropuerto ni nada por el estilo en El Alto de La Paz.

El sargento para. Vamos a que nos lea la fortuna. Primero ustedes. Pero la señora os mira y juraríais que palidece. Se niega. El sargento insiste, pero no hay manera. En el local lleno de humo (los soldados cantan canciones de campaña, y se divierten con unas mozas), Lituma se para con aire confundido. Parece que la va a liar, pero no se atreve. Da la impresión de que la señora le intimida.

Sin embargo, poniendo al mal tiempo buena cara, intenta mantener el plan original. Os lleva a un jeep del ejército que hay aparcado varios metros más abajo del camino principal y, dentro de la nube, os veis subir a él para recorrer la campiña llena de cuestas impresionantes a una velocidad que se os antoja de vértigo. La nube lo cubre todo con sus velos piadosos.

Amanece. El sol entra por la ventana de un garito de buen parné. Lo justo como para que no resulte demasiado refinado. Hay por ahí, confundidos entre sábanas, cuerpos desnudos. Es la hora infausta en la que las gentes toman el curso natural de su biología, peéndose, teniendo mal aliento, o necesitando imperiosamente ir a mear. El contrapunto de todas las veladas del que, caballerosamente, jamás se habla.

De después del viaje en jeep recordáis solamente que una llama escupió a Patrick en la cara. Todo lo demás se pierde en las circunvalaciones espacio temporales causadas por la nube.

Notas de juego

Una preguntita. ¿Quién lleva el dinero de la expedición? Quiero decir el efectivo XD

Haced una tirada de constitución todos, por favor. Constitución multiplicado por 5 en porcentaje, a ver cómo de espabilaos estáis.