Partida Rol por web

Tim afronto la nueva situacion con un estoicismo y seriedad anormal en el. Hacia las labores donde podia ser util y en los momentos de asueto, acudia a tratar a su compañero peabody o estar en compañia de la pequeña periodista.

Un par de veces se acerco a los doctores que trataban a los poco cuerdos, para tratar de aportsar algo de su experiencia y conocimientos. No solo eran muy extensos en psicologia y psiquiatria, sino que las motivaciones de esa locura tampoco le eran ajenas. Su conocimiento de la parapsicologia y los mitos ocultos hscian que entendiera de un modo mas completo y complejo los problemas de los enfermos.

Sabia que sus metodos eran poco convencionales a sus homologos, pero sin embargo eran mucho mas efectivos en ocasiones. Se ofrecio varias veces a aportar su ayuda y no desistio en ello ante las primeras negativas.

Huia de salir y mostraba un lado mas humano y menos esquivo en la poca intimidad de la tienda comun. 

Atendia con especial interes a los muñecos y figuras que hacia su compañero con hilo y  hielo, buscando en sus recuerdos alguna referncia que le pudiera ser conocida sobre esos seres.

Por lo demas, trataba de esquivar a moore y compañia cuando hacian referencia sobre sus antiguos estudios y los rumores sobre su pasado, zafandose con cualquier escusa del tema.

Solo se mostraba mas laxo con alex y la señorita menez, quien ya se habia labrado su confianza.

Nandan miró a través de la estrecha rejilla de la tienda de Sutton, contemplando el campamento y el níveo paisaje del exterior. Sus manos estaban manchadas de tinta oscura y azul, de la que había empleado los últimos días para trazar, borrar, medir y volver a cartografíar todo lo que podía. Había sido una experiencia agotadora que le había tenido concentrado la mayor parte de los largos días y el joven de las colonias británicas lo había agradecido bastante. La excitación de conocer a nuevos compañeros, lugares que tan sólo había vivido en sus libros de relatos de piratas, navegantes y exploradores, y experiencias inolvidables, se había ido diluyendo con el tiempo. Desde que habían abandonado el barco y Nandan había sufrido la hipotermia, procuraba ser más cauteloso, lo que se reflejaba en que pululaba lo menos posible por el improvisado campamento. Asistía, eso sí, a las comidas y desayunos, y a frecuentes reuniones con su padre y los exploradores. No había hecho excesivos acercamientos a los que el resto llamaban Dementes, pues aunque se moría de ganas de ver aquellos negativos y fotografías que Chester Field había ofrecido, su padre Starkweather se lo había prohibido expresamente y Nan obedecía. Ni siquiera había visto mucho a Menez, entregado al dibujo de la insulsa geografía del lugar.

El muchacho se había autoasignado otra tarea: la de cuidar de Sir Anthony Sutton. Desde el principio había visto en él un adalid de su madre patria, y por tanto dado su lamentable estado, Nandan se trasladaba a dibujar a la tienda del británico. Procuraba siempre acercarle el brasero, darle agua, ayudar a cambiarle los vendajes como los doctores le habían dicho, y bueno... procurar no molestarle. El humor de Sir Anthony no era el más apropiado y el joven Starkweather apenas procuraba perturbarle. Digamos que sentía aquel lugar como una pequeña cueva, caliente, aislada del bullicio exterior, que tan solo interrumpía Pickwell de tanto en tanto, que venía a charlar con el convaleciente Sutton. De tanto en tanto Nan dibujaba estos momentos relajados de la expedición amparado por el calor de los braseros y tratando de espantar una cierta sensación agorafóbica. Melbourne quedaba cada día, cada hora más lejos, y aunque el joven estaba contento por vivir aquellos momentos y conocer a su padre un poco más, en realidad echaba de menos poder meter los pies en la bahía mientras comía alguna fruta fresca sintiendo el sol en la cara.

Cerrando de nuevo la tienda para que la fría ventisca no robase el calor, se sentó de nuevo a ojear su libreta de apuntes, con dibujos de las reuniones, los perros de Maggie y la geografía circundante al Erebus. Las raras, aunque divertidas, esculturas de nieve de Abermale no escapaban a su plumilla, pero Nan ni siquiera se atrevía a hablar con él. Había algo en su actitud que le echaba para atrás. Escuchó removerse bajos las mantas al cabezota de Sutton y procuró seguir dibujando en silencio, pues si se percataba que estaba allí seguramente acabaría echándole de nuevo de la tienda. Poco a poco lo único que dejaba constancia de vida en el interior de la tienda era la profunda respiración del inglés, el titilar de la vela y el rascar de la plumilla con el papel...

El glaciar Barne desciende por las laderas oeste del Monte Erebus y forma un acantilado de hielo en el lado oeste de la isla de Ross, entre el cabo Barne y el cabo Evans. Es el nombre de Michael Barne, el oficial de la expedición de Robert Scott Descubrimiento, 1901-1904.

El monte Erebus se encuentra en la Antártida y en él se mezclan hielo y fuego. Situado en la isla de Ross es uno de los cuatro volcanes de la zona, pero el único activo. Forma parte del anillo de fuego del Pacífico y su altura aproximada es de 3794m. Su nombre proviene de un barco el Erebus, que junto con el Terror formaron una de las primeras expediciones de Sir James Clark Ross a la Antártica en 1841. Fue explorado por primera vez en 1908 por la expedición Sir Ernerst Shackleton.

Aunque su actividad se resume a un lago de lava permanente y emisión constante de nubes de gases, Erebus es un volcán poligenético, es decir que no responde a una tipología concreta y es por tanto bastante inestable y uno de los más estudiados del mundo. La base del volcán es de morfología tipo escudo, y la parte superior es un estratocono al igual que el Etna. Su erupciones suelen ser de tipo estromboliano, pero también suele tener erupciones de cenizas y flujos de lava internos. En su entorno hay numerosas fumarolas, que generan extrañas formaciones de hielo, todavía en estudio. La actividad magmática interna del volcán, hace que se derritan zonas más débiles de la gruesa capa de hielo que envuelve el volcán, creando uan espectacular red de cuevas interconectadas bajo la superficie.

Extrañas estructuras de hielo producidas por las fumarolas.

Uno de los trabajos extras que abrumaron a Chester fue el engorroso experimento con una de las monedas que, tras bastantes negociaciones, fue trasladada desde el Gabrielle, forrada de plomo, para su estudio, con la promesa de su devolución sin menoscabo alguno de su integridad.

Era un disco de oro profusamente grabado. Como las pruebas con ácidos y otros métodos habían demostrado, el material de la superficie era puro hasta donde la técnica que disponíais (que era de lo mejorcito) podía desvelar. Sin embargo, la sencilla prueba de Arquímedes, sumergir el disco en un líquido para ver el volumen que desalojaba y luego pesar cuidadosamente la moneda arrojaba una densidad mayor que la del oro, un desfase de decimales, cierto, pero que hacía pensar que ahí había encerrado algún material más pesado. Una de las posibilidades era torio, otra plutonio, o uranio. Las mediciones se inclinaban por el segundo, aunque el márgen de error pasado el tercer decimal era demasiado como para hacer afirmaciones serias. Otro indicio era la avanzada gangrena que habíais encontrado en las manos del capitán de Walaroo, algo quizá extraño en un hombre de tan dilatada experiencia en mares polares. Alguien había sugerido que la radiación podía aumentar las posibilidades de micro lesiones, agravando el problema del frío extremo hasta confundir los cálculos de cualquier experto.

Y esa era la prueba que debía hacer Chester, junto con Winslow y junto a un muy interesado Charles Myers. La cubierta de plomo de la moneda se había hecho a golpe de martillo, y era una tosca caja con una tapadera que cerraba mediante una tira de cuero. Se trataba de poner la moneda en lugar del foco de la ampliadora de Chester, de manera que se pudiera medir cuidadosamente la distancia que había entre el disco y el papel sensible. Midiendo también los tiempos de exposición y revelando el material con mucho mimo, de haber radiación apreciable, dejaría su impronta en el papel.

Algunas de las "plutoniografías" así conseguidas mostraban, en efecto, un papel completamente velado, aunque estas fueron las que recibieron mayor tiempo de exposición. Eran los baremos que se tomarían como control del experimento. Total veladura significaba el límite de precisión que podía dar el material. Las demás pruebas, tomadas por un cada vez más nervioso Chester arrojaron un espectacular descubrimiento. Las veladuras, cada vez menores, no eran uniformes. Las veladuras o impresiones fotográficas, mostraban un dibujo que con cada exposición estaba más claro. Por fin, un día, en una de las típicas reuniones de Moore, en la que ahora estaban los participantes del experimento, Myers y Winslow, Chester puso encima de la mesa un papel con un dibujo así:

Ese es el signo de Yog Sothtoth. De tus apuntes recuperas algunos fragmentos de texto que contienen el nombre.

El poderoso Yog-Sothoth acudirá a los conjuras cuando Sol haya entrado en la llameante mansión de Leo y la hora de Lammas está sobre él.
 

También aparece mencionado en otro texto que anotaste con el fin de encontrar la manera de alinear las piedras para hacer el portal. Al repasar el texto, encuentras que tiene, además, otras posibles conexiones interesantes.

DE LOS ANTIGUOS Y SU SIMIENTE

Los Antiguos fueron, los Antiguos son y los Antiguos serán. Desde las oscuras estrellas Ellos vinieran antes de que naciera el Hombre, sin ser vistos y odiosos, Ellos descendieron a la primitiva Tierra. Bajo los océanos Ellos se reprodujeron mientras las edades pasaban, hasta que los mares abandonaron la tierra, después de lo cual Ellos salieron como enjambre en todas Sus multitudes y la oscuridad reinó en la Tierra. En los helados Polos Ellos levantaron poderosas ciudades, y en los lugares elevados los templos de Aquellos a quienes la naturaleza no pertenece y los Dioses han maldecido.

Y la simiente de los Antiguos cubrió la Tierra, y Sus hijos perduraron a través de las edades. Los shantaks de Leng son la obra de Sus manos, los Espantos que moraron en las bóvedas primordiales de Zin los conocen como Sus señores. Ellos han engendrado a Na-hag y a los Feroces que cabalgan en la Noche; el Gran Cthulhu es Su hermano, los shaggoths Sus esclavos... Los Dholes rinden homenaje a Ellos en el valle lleno de noche de Pnoth y los Gugs cantan Sus alabanzas bajo los picos de la antigua Throk. Ellos han paseado entre las estrellas y Ellos han paseado por la tierra. La Ciudad de Irem en el gran desierto Los ha conocido; Leng, en el Yermo Frío. ha visto Su paso, la ciudadela eterna sobre las alturas veladas por las nubes de la desconocida Kadath llevó su marca.

Voluptuosamente, los Antiguos pisaron los caminos de la oscuridad y Sus blasfemias fueron grandes sobre la Tierra; toda la creación se inclinó bajo Su poder y Los conoció por Su perversidad. Y los Señores Mayores abrieron Sus ojos y advirtieron las abominaciones de Aquellos que asolaron la Tierra. En su ira, Ellos levantaron Su mano contra los Antiguos, dejándolos en medio de Su iniquidad y arrojándolos lejos de la Tierra al Vacío que hay más allá de los planos donde reina el caos y el cuerpo no permanece. Y los Señores Mayores pusieron Su sello sobre la Puerta y el poder de los Antiguos no prevaleció contra su poder.

El odioso Cthulhu surgió entonces de entre las profundidades y montó en cólera con extremada y grande furia contra los Guardianes de la Tierra. Y Ellos anularon sus venenosas garras con poderosos sortilegios y lo encerraron dentro de la Ciudad de R’lyeh, donde bajo las olas dormirá el sueño de la muerte hasta el fin del EóN.

Más allá de la Puerta moran ahora los Antiguos; no en los espacios conocidos por los hombres, sino en los rincones que hay entre ellos. Ellos vagabundean fuera de la superficie de la Tierra y esperan siempre el momento de Su vuelta; porque la Tierra Los ha conocido y Los conocerá en el tiempo a venir. Y los Antiguos tienen al horrible e informe Azathoth por Su Dueño y esperan con El en la negra caverna donde roe vorazmente en el caos final en medio del loco batir de recónditos tambores, del discordante sonido de horribles flautas y de incesantes bramidos de ciegos dioses idiotas que andan arrastrando los pies y gesticulan por siempre más sin propósito alguno.

El alma de Azathoth mora en Yog-Sothoth y El llamará a los Antiguos cuando las estrellas marquen el tiempo de Su venida; porque Yog-Sothoth es la Puerta a través de la cual Aquellos del Vacío volverán a entrar. Yog-Sothoth conoce los laberintos del tiempo, porque el tiempo es uno para El. El conoce por dónde aparecieron los Antiguos en tiempos muy remotos y por donde Ellos volverán a aparecer cuando el ciclo vuelva a empezar. Después del día viene la noche; los días del hombre pasarán, y Ellos reinarán donde Ellos reinaron una vez. Por su vileza los conoceréis y Su maldición mancillará la Tierra.

El tratamiento a Pickwell comenzó apenas él y el doctor Hirsch fueron capaces de encontrar momentos de intimidad entre sus muchos trabajos. El informe del doctor Gregorio Bermann, de la ciudad de Córdoba, en Argentina, era eficiente y discreto, dado el poco tiempo que había tenido para el diagnóstico. De hecho, Hirsch conocía por múltiples referencias a Bermann como un pionero y un sabio en el campo de la psiquiatría. Uno de tantos que poco a poco se iban apartando de los bárbaros métodos de tortura con que se trataba a muchos enfermos mentales. También era un socialista, claro, no iba a ser todo tan bueno, pero Hirsch se lamentó amargamente por la prevención que habían tenido de dejar internado a Abermale en la clínica que regentaba.

Había informes de varios miembros de la Expedición de los Dementes, aunque solamente había reflejadas patologías dignas de tratamiento en los de Pickwell y los de Abermale. Pickwell sufría un reflejo por asociación. Dado que el trauma sufrido había transcurrido mientras pilotaba un avión, ahora asociaba el trauma a los mandos del aparato, y sus manos temblaban incontrolablemente en el momento en el que pretendía gobernarlo. Era un piloto incapacitado para pilotar, aunque decía no tener mayor problema para hacer de copiloto, o para destripar el avión en las múltiples revisiones que se le hacían.

El ofrecimiento de ayuda de Pooster no fue mal recibido por parte del doctor Greene, que se veía desbordado atendiendo quemaduras, torceduras, miembros machacados y músculos contracturados, además de la atención psicológica debida a los afectados por traumas más sutiles.

De la lectura en común de las notas de Hirsch en el tratamiento de Pickwell y en el de el inglés y de Greene, añadido todo ello a lo que de el joven Orgelfinger sacó Pooster se podía vislumbrar un fenómeno muy inquietante. Todas las versiones coincidían en lo básico. Solamente Abermale había farfullado incoherencias, negándose a tratar el momento del trauma más que sumergiéndose a mayor profundidad en su regresión a la infancia, llegando incluso a etapas de lactante, donde su expresión corporal dejaba vislumbrar los gestos de un bebé.

La experiencia había sido la de una serie de "objetos" orgánicos cuyas pares más duras podrían ser representadas por las imagenes mostradas en las fotografías que había sacado Chester.

Es importante señalar que las impresiones sacadas por aquellos que no habían tenido contacto alguno con este material coincidían por entero, como se deducía de las notas de los trabajos iniciados con Orgelifnger, que había presenciado el fenómeno desde otro punto de vista, más lejano y a ras del mar, pero con instrumentos más precisos como un par de telescopios y varios medidores de ondas electromagnéticas y de rayos cósmicos. Las notas de Abermale y las de Orgelfinger eran demasiado técnicas como para entenderlas, pero a parte de que las de Abermale terminaban degenerando en garabatos infantiles e imágenes horribles, coincidían en lo básico.

El fenómeno había sido algo así como una migración desde el mar al cielo de una serie de organismos cuya materia era parcialmente translúcida, de un tamaño enorme y en un número de cientos de miles. Lo que la confusión de Chester había llamado "dragones", Orgelfinger "sirenas" y otros habían adornado con otros apelativos era, más que un elemento discordante, algo que daba credibilidad al suceso. La sugerencia de que los mismos organismos creaban el huracán o que lo aprovechaban para proyectarse hacia capas altas de la atmósfera coincidían en las notas de ambos meteorólogos Orgelfinger y Abermale.

Las manos de Greene temblaban un poco tras la sesión de trabajo. Se frotaba los lóbulos de las orejas y bebía más a menudo de lo habitual de su botellita de licor. Los tres doctores compartíais una tienda aneja a la enfermería. De repente, el viento en el exterior sugería extrañas sensaciones. De repente todos los sonidos eran inquietantes, y la realidad más frágil de lo que parecía.

Asombroso. Todo coincide. De ser policía, diría que los testigos no solo no están locos, sino que están más cuerdos que todos nosotros.

Durante todo este tiempo de dificultades hubo una nota optimista en varias decenas de seres que estaban por todas partes repartiendo entusiasmo y camaradería. Los veías siempre en el exterior, confiados y en su elemento, ayudando en todo momento tanto en lo más duro de los trabajos como ofreciendo su amistad a cualquiera que se la pidiese, ni importaba quién fuera ni si daba o no algo a cambio.

Estaban ahítos de trabajo duro y carne de foca, gemían si estaban tristes y ladraban si estaban contentos, movían el rabo por doquier y hacían diabluras inocentes, aunque jamás las repetían si cualquier miembro del equipo de perreros les descubría y les reñía por ellas.

Solamente una vez fueron destrozadas, jugando, unos pares de mocasines de Pooster, que Silke rápidamente reparó con retales de piel de foca curada en esos días, porque no se volvió a repetir. Solamente una vez un hocico curioso y hambriento hozó en las perolas del rancho común. Solo una vez fue registrado por sensitivas narices perrunas el equipaje de Abermale, que tenía dulces tesoros de chocolatina escondidos en los más extraños rincones. Aprendían rápido y convivían felices con sus amos. Los perros recibían con alegría a cualquiera que se animara a salir al exterior, tan duro, y así ayudaban sin querer a todo aquel que estaba cerca de arrepentirse de haber puesto el pie en este continente maldito y alejado de la mano de Dios y que tenía miedo hasta de salir de su tienda.

El frío desierto, la mole del Erebus, los profundos precipicios congelados, las trampas traicioneras, los vientos que arrancaban la carne de los huesos, el sol cegador. Todo ello era más llevadero gracias a los perros. Tiraban de sus trineos y llegaban donde los tractores de nieve no podían, se contentaban con los desperdicios: el pemmican, las pieles de foca, una carantoña. Tenían su propia dinámica de grupo que ya había llegado a un admirable equilibrio. Las peleas eran raras, pero emocionantes, porque los contendientes encontraban su lugar en la manada y ya no lo olvidaban jamás, y si los golpes recibidos por sus camaradas.

Maggie iba y venía con sus otros compañeros.

Tras el feo que hizo a Pulaski, cuando al acercarse a aquel iceberg transitable había amagado con hacerle un chanchullo emocional, no había habido otro roce o desliz del jefe de guías polares. Más bien parecía que el hombre, tranquilo, esperaba su momento como quien mira una montaña que pretende escalar, pero de bien lejos.

Los Sorensen se habían integrado bien con el equipo. Casi parecían aliviados por encontrar compañeros con los que compartir la locura de hacer de niñeras de otros tantos parvulos que no hacían más que ponerse en serio peligro. Cada uno de los dos a su manera, claro. Nils, callado y serio, con solamente un matiz de confianza hacia el equipo, Gunnar ruidosamente, borracho a veces y hablando por los codos, y chorreando información educativa a la menor provocación del ignorante.

Haremos lo mejor que podamos, señorita Menez, dijo Gilmore aceptando las medidas. Era, básicamente, un trozo de nieve endurecida a la que Menez había aplicado los cristales, previamente desmontados de las gafas. La impresión era perfecta. Seguro que se podrán intercambiar... con un poco de paciencia.
 

Maggie por fin se sentía realmente útil, haciendo las dos cosas que sabía hacer, trabajaba de sol a sol con sus perros y su trineo, llevando, trayendo, acarreando personas y cosas. Y cuando no estaba haciendo eso, cazando focas. Se había autonombrado jefa del pelotón de caza, quizás hubiese mejores tiradores que ella, pero no eran conocedores de la caza polar, y ella tenía que estar constantemente señalándoles los blancos, siempre machos y siempre adultos, ni hembras ni ejemplares jóvenes. Sobre todo porque eso condenaría a la población de focas a la disminución de ejemplares, y después porque los ejemplares mayores solían tener más grasa que era lo que realmente buscaban (aunque la carne también era importante). Volvía a sentirse eufórica, útil, uno más de los perros con quienes a menudo se la veía tumbada. Superado el problema surgido durante la brecha en el hielo, su amplia experiencia con las ropas polares había pasado a ser una bendición para los demás.

Por lo demás, seguía durmiendo con la recortada en el saco de dormir, y jamás se la veía sin el arma, aunque estuviese haciendo la comida. El humor de la mujer había cambiado totalmente al verse en su elemento, pero las huellas de estar a punto de ser quemada viva no habían desaparecido.

Era de las pocas que no había querido ver las fotos. Al menos eso dijo, porque al final su curiosidad había sido demasiado fuerte y les había echado un vistazo fugaz por encima del hombro de Ménez.

Y esto es lo que vio:

Eso aseguraban que era una fotografía tomada desde el avión durante el huracán. De ser cierta, y no el resultado de algún tipo de fenómeno visual, había cientos de miles de cosas que, al parecer de los testigos, eran más grandes que el avión desde el que los vieron.

Los experimentos realizados por Myers, Winslor y Field con la moneda envuelta en su caja de plomo y las películas aportadas por el fotógrafo de la expedición fueron debidamente "supervisados" por la famosa e intrépida periodista científica, Aramiker Menez. Asomaba su cabecita de pelo rizado y juguetón por todas partes, poniendo al día a Chester de todo lo que habían averiguado desde que las encontraran en el Warallo.

- Contrabando es lo que yo supongo que estaban haciendo con tanto whisky y esas monedas.  Pero como dice mi buen amigo el Sr. Pooster no sabían bien lo que tenían entre sus manos. Ahora ya no podrán lamentarse demasiado...- Dijo mirando al cielo rezando por las almas de esos pobres desafortunados. No iba a dejar que otros se quedaran con la gloria después de haber estado trabajando en ello gracias a sus conocimientos de arqueología que tanto habían sorprendido a Myers. Desde entonces pasaba bastante más tiempo con el arqueólogo ex-boxeador. Empezaba a coger el gusto a los hombres fuertes y rudos, como Pooster y Myers. Se reía ella sola pensando en esas tonterías cuando Field mostró las películas veladas.

- Déjeme ver...-Miró todas, desde las menos expuestas a las más expuestas. Se confirmaba la radioactividad pero había algo aún más raro.- ...pero...que es esto...- No podía ser una casualidad, el método científico empleado no daba lugar a las casualidades sino a hechos contrastados. Pasó el dedo siguiendo la línea del dibujo velado sobre la película mientras pensaba si había visto alguna vez algo semejante.

Tim se muestra muy nervioso y casi interrumpe a menez, cuando esta se haya hablando.

Le coge ambas manos con ternura y la mira con un gesto de desasosiego y preocupacion.

Tras ello, se incorpora y comienza a buscar un ajado libro de bolsillo de cuero negro que siempre porta en su zurron. Es el mismo en el que menez y alex le han visto anotar cosas copiosamente en el pasado.

Serio y con voz profundo, comenta.

señores, yo se lo que estamos viendo, se confirman mis peores presagios.

no solo por el plano fisico, que confirma que ls monedas son radiantes, nocivas y peligrosas para las personas, sino que las fotos y ese anagrama nos dan unas indicaciones harto preocupantes.

ese dibujo es el simbolo de un dios antiguo y poderoso, yog-sothoth, malvado y cruel, que fue desterrado y puede traer mas maldad y seres infectos a este plano. Las monedas son, como ya enuncie, portales de entrada a este mundo. Dejen que les lea algunos pasajes de textos escritos en piedra en la antigua siria, manuscritos y pergaminos ejipcios antiguos y libros de artes arcanas.

DE LOS ANTIGUOS Y SU SIMIENTE

Los Antiguos fueron, los Antiguos son y los Antiguos serán. Desde las oscuras estrellas Ellos vinieran antes de que naciera el Hombre, sin ser vistos y odiosos, Ellos descendieron a la primitiva Tierra. Bajo los océanos Ellos se reprodujeron mientras las edades pasaban, hasta que los mares abandonaron la tierra, después de lo cual Ellos salieron como enjambre en todas Sus multitudes y la oscuridad reinó en la Tierra. En los helados Polos Ellos levantaron poderosas ciudades, y en los lugares elevados los templos de Aquellos a quienes la naturaleza no pertenece y los Dioses han maldecido.

Y la simiente de los Antiguos cubrió la Tierra, y Sus hijos perduraron a través de las edades. Los shantaks de Leng son la obra de Sus manos, los Espantos que moraron en las bóvedas primordiales de Zin los conocen como Sus señores. Ellos han engendrado a Na-hag y a los Feroces que cabalgan en la Noche; el Gran Cthulhu es Su hermano, los shaggoths Sus esclavos... Los Dholes rinden homenaje a Ellos en el valle lleno de noche de Pnoth y los Gugs cantan Sus alabanzas bajo los picos de la antigua Throk. Ellos han paseado entre las estrellas y Ellos han paseado por la tierra. La Ciudad de Irem en el gran desierto Los ha conocido; Leng, en el Yermo Frío. ha visto Su paso, la ciudadela eterna sobre las alturas veladas por las nubes de la desconocida Kadath llevó su marca.

Voluptuosamente, los Antiguos pisaron los caminos de la oscuridad y Sus blasfemias fueron grandes sobre la Tierra; toda la creación se inclinó bajo Su poder y Los conoció por Su perversidad. Y los Señores Mayores abrieron Sus ojos y advirtieron las abominaciones de Aquellos que asolaron la Tierra. En su ira, Ellos levantaron Su mano contra los Antiguos, dejándolos en medio de Su iniquidad y arrojándolos lejos de la Tierra al Vacío que hay más allá de los planos donde reina el caos y el cuerpo no permanece. Y los Señores Mayores pusieron Su sello sobre la Puerta y el poder de los Antiguos no prevaleció contra su poder.

El odioso Cthulhu surgió entonces de entre las profundidades y montó en cólera con extremada y grande furia contra los Guardianes de la Tierra. Y Ellos anularon sus venenosas garras con poderosos sortilegios y lo encerraron dentro de la Ciudad de R’lyeh, donde bajo las olas dormirá el sueño de la muerte hasta el fin del EóN.

Más allá de la Puerta moran ahora los Antiguos; no en los espacios conocidos por los hombres, sino en los rincones que hay entre ellos. Ellos vagabundean fuera de la superficie de la Tierra y esperan siempre el momento de Su vuelta; porque la Tierra Los ha conocido y Los conocerá en el tiempo a venir. Y los Antiguos tienen al horrible e informe Azathoth por Su Dueño y esperan con El en la negra caverna donde roe vorazmente en el caos final en medio del loco batir de recónditos tambores, del discordante sonido de horribles flautas y de incesantes bramidos de ciegos dioses idiotas que andan arrastrando los pies y gesticulan por siempre más sin propósito alguno.

El alma de Azathoth mora en Yog-Sothoth y El llamará a los Antiguos cuando las estrellas marquen el tiempo de Su venida; porque Yog-Sothoth es la Puerta a través de la cual Aquellos del Vacío volverán a entrar. Yog-Sothoth conoce los laberintos del tiempo, porque el tiempo es uno para El. El conoce por dónde aparecieron los Antiguos en tiempos muy remotos y por donde Ellos volverán a aparecer cuando el ciclo vuelva a empezar. Después del día viene la noche; los días del hombre pasarán, y Ellos reinarán donde Ellos reinaron una vez. Por su vileza los conoceréis y Su maldición mancillará la Tierra.

Se dan cuenta de que todo son señales de lo que esta acaeciendo? Yo he podido ver en primera persona lo que son capaces de hacer los esclavos de estos perfidos dioses o seres, los shaggoths. Se como son y son temibles. Aqui se avisa del advenimiento y de la apertura de un portal que puede desmbocar en la mayor maldicion conocida por el hombre, no sean mojigatos, traten de abrir sus mentes y analizen a lo que nos estamos a punto de enfrentar, se lo pido firmemente.

se mas, aunque no tenga sentido aun, se que estas monedas son malditas y algo tienen que ver con estas palabras, El poderoso Yog-Sothoth acudirá a los conjuras cuando Sol haya entrado en la llameante mansión de Leo y la hora de Lammas está sobre él.

Creo firmemente que nos dicen el momento exacto y como se producira la lllegada de estos seres , su retorno al mundo del vacio y de cuando se activaran estos portales, alguien encuentra significado a mis palabras?

Lammas es el primer día del cuarto mes. O sea, el uno de mayo, aunque ese dato varía entre los diversos calendarios existentes, así que habría que conocer la época y el lugar del autor de la fuente y saber qué ajustes se deben hacer para encontrar el momento exacto. Seguramente tras numerosos cálculos trigonométricos propios del estudio de la astrología.

Los textos antiguos estaban llenos de claves, muchas de las cuales se han perdido, ya que los autores de los mismos usaban un lenguaje a la vez altamente especializado y críptico, dada la necesidad de mantener ignorantes a los profanos que no se habían ganado el acceso a los conocimientos sagrados. Un ejemplo de ello es, por ejemplo, la mención en algunos libros antiguos del "templo de las nueve puertas" que es el cuerpo físico que tiene, efectivamente, nueve oquedades o lugares por donde entran o salen cosas: los dos ojos, los dos agujeros de la nariz, los oídos, la boca, el ano, el sexo y el ombligo, aunque los autores antiguos parecían haber olvidado las glándulas mamarias, cosa que suele llevar a engaño.

El símbolo crees que ha sido asociado con Mercurio o Hermes. El dios egipcio que, más o menos se correspondía con sus atributos es Thoth, cuyo nombre podría tener cierto parecido por el mentado Yog Shothoth. Es atributo específico el "viajar rápido" o ser "mensajero de los dioses" lo que encajaría con eso de que el tiempo (y por tanto el espacio) "sea uno" para él. Otro atributo típico que conoces bien es el de que se les invoca como intermediarios en cualquier momento, así que la presencia de su nombre o su signo no significa que el objeto de la rutina sea él. De hecho no suele ser el dios mismo, sino otro objetivo o entidad. En este caso, supones que el objetivo tiene que ver con el ser medio pulpo medio dragón antropomorfo que hay representado en la cara de la moneda. Pero desconoces quién o qué puede ser, ni si es maligno o benigno. Puede, sencillamente, que las monedas sean peligrosas en el sentido en el que el fuego lo es: sin malicia.

Sabes que la fuente de la que has sacado estos fragmentos es el Necronomicón, pero desconoces las fuentes de las que se nutrió el autor, Abd al Azred, y tú has consultado la versión latina, que ha pasado ya por, al menos, un copista: Olaus Vormius. Sobre todo ello gravita, además, el hecho de que no te has podido leer el libro completo.

Tienes la ventaja de saber que ciertas rutinas reflejadas en el Necronomicón funcionan, ya que conseguisteis abrir el portal, pero este libro no fue, ni mucho menos, tu única fuente: hicieron falta numerosos estudios relacionados con la física, la química, la astronomía y las matemáticas para lograrlo.

Desde el punto de vista del historiador o arqueólogo, una vez desentrañado el meollo del texto, que está oculto por simbilogías, claves y supersticiones de la época, es evidente que el autor puede estar equivocado en todo o en parte o puede mentir, no digamos los diversos filtros como copistas o censores por los que haya podido pasar el texto, así que hay que tomar estos trabajos con mucha calma y sin sacar jamás conclusiones precipitadas.

Te es, pues, necesario conocer las fuentes: tanto quién escribió el o los textos tanto como saber en qué fuentes se basaron los mismos autores de los mismos. Significa quizá, años de estudios y viajes por muchas bibliotecas y visitando a eruditos.

Desde el punto de vista del historiador o arqueólogo, una vez desentrañado el meollo del texto, que está oculto por simbilogías, claves y supersticiones de la época, es evidente que el autor puede estar equivocado en todo o en parte o puede mentir, no digamos los diversos filtros como copistas o censores por los que haya podido pasar el texto, así que hay que tomar estos trabajos con mucha calma y sin sacar jamás conclusiones precipitadas.

Te es, pues, necesario conocer las fuentes: tanto quién escribió el o los textos tanto como saber en qué fuentes se basaron los mismos autores de los mismos. Significa quizá, años de estudios y viajes por muchas bibliotecas y visitando a eruditos.

Myers miró escéptico a Pooster. Una parte de la información nos deja a los científicos como estábamos. Necesitamos conocer la totalidad si desea usted que lleguemos de manera independiente a las conclusiones a las que usted ha llegado, Pooster. El peligro físico está conjurado, en todo caso, ya que los objetos están guardados entre gruesas láminas de plomo. Cabría suponer que, si es que funcionan como algún tipo de mecanismo, esa utilidad que usted describe será anulada, lo que nos daría también una razonable seguridad de que el peligro oculto que puedan suponer está también fuera de lugar.

Pero qué narices es toda esta palabrería...

Chester había visto un par de cosas increíbles durante este viaje, cierto, pero de aquí a tragarse a pies juntillas toda la incontenible verborrea que Pooster estaba lanzándoles encima había un trecho.

Vale, vale, hay una llave y unos monstruos horribles van a llegar a la Tierra cuando el Sol esté en la posición adecuada. Alguien que sepa algo de astronomía podría decirme cuándo se supone que el sol se mete en la casa de Leo a la hora de las Lamnas, por favor? Porque yo es que no me entero muy bien de todo eso.

Había que concederle al hombre que le ponía pasión a su trabajo, eso sí, y que sin duda aquellas monedas eran de lo más extrañas; emitían una radiación en forma de símbolo, algo que en teoría a Chester no le parecía posible.

Al menos, no en este mundo, se matizó a sí mismo.