Partida Rol por web

Más allá de las montañas de la locura

Capítulo 8: equilibrio de fuerzas.

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21/04/2015, 20:40
(Starkweather-Moore, guía) Peter Sykes

Córcholis, su señoría, Sikes miraba a Sutton y a Charlene, le salen novias por todas partes.

Bueno, yo no soy biólogo como Charlene, pero se que hay bichos que viven a mucha altura, porque nacieron ahí y están hechos así y se acabó. Pájaros, llamas, tipos... En Los Andes muchos indígenas están adaptados al mal de altura. Ustedes han sufrido una leve adaptación por estar aquí varios días y eso nos ayuda. No se la causa, pero si que se que para nosotros el aporte de oxígeno es necesario. O eso o los marcianos tienen un aparatejo que funciona, pero del aparatejo ese yo prefiero no fiarme. Si desea ir ahí a hacer sus mediciones, Aramiker, vaya con mi bendición. Ahora, que le aconsejo que lleve oxígeno, por si acaso, nada más.
 

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22/04/2015, 19:28
(Starkweather-Moore, técnico) Patrick Miles

Pickwell y Miles llevaban un buen rato fuera, en la puerta de la tienda, discutiendo sobre estanqueidad. Pickwell parecía en exceso puntilloso, según Miles.

Pero tío, decía, estanqueidad para esta gente no significa lo mismo que para ti, joder, me cago en todos los santos. Para estos significa que no pase corriente o algo así. No tiene nada que ver con la descompresión. El tema es que abras la espita del tanque de oxígeno y vaya por ahí hasta que lo respires, sin más.

...

Ya, ya se. Pero nos vale simplemente con que no se escape el aire estando parados ¿entiendes? ¡Hostia! Se me acaba de ocurrir una idea de lo más tonto. Mira, para que te quedes tranquilo, vamos a pillar a uno de los Sorensen y les decimos que nos monten una de las tiendas de oxígeno. Te apuesto lo que quieras a que tiene los estándares de calidad más mierderos del mundo en comparación con los de la carlinga. Joder, Pickwell, seguro que se cierran con una puta cremallera de dos dólares.

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22/04/2015, 19:37
Guardián de los Arcanos
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El tema de los machetes te parece una broma de mal gusto. Cierto que dijiste a Pickwell que cortando su cabeza podrías hacer algo, y era cierto. Ahora bien, con esos tejidos, cortar un cuello de esos de un solo tajo podría hacerse si el ser estuviera ciego y fuera estúpido, cosa que no creías que fuera a pasar. Estaba descartado un ataque por la espalda porque, sorpresa, no había espalda que mencionar, por no añadir que el cuello estaba a más de dos metros de altura.

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22/04/2015, 19:47
Guardián de los Arcanos

Miles demostró tener razón cuando se montó una tienda de oxígeno. La cremallera de la tienda no era de dos dólares, pero tampoco se podía comparar a los cierres de la carlinga de los Boeing, que estaban preparados para, quizá no una verdadera estanqueidad, pero si para aislar el entorno de vientos de muchos kilómetros por hora. Así pues, se decidió prescindir de las tiendas de oxígeno y de un trineo. Eso arrojaba una descarga de peso más que suficiente para incluir en total cuatro armas largas (con la de Starkweather), un machete casero para cada uno, con una tosca funda de piel de foca que cosería Sikes en unas horas, el equipo fotográfico de Field y el resto de lo que había propuesto Menez: un par de litros de keroseno en diez botellas vacías de cerveza (cortesía de Orgelfinger) que, cerradas con tapones de corcho, servirían para llevar pequeñas raciones del combustible encima.

En el equipo de todo el mundo había incorporado un mechero zipo que había que llevar junto a la piel, para evitar que se congelara la gasolina que servía para hacer la llama. Todos tenían gafas de sol, arneses para las botellas de oxígeno, mascarillas (con una pinza para la nariz incorporada), podían llevar un arma corta con 20 balas, aparte de los que llevaran las armas largas. Todos tenían mitones, que se podían llevar bajo los guantes de viaje, más gruesos. Todos llevaban sacos de dormir (imprescindibles) y ropa de repuesto.

Greene no portaba arma alguna, pero traía un voluminoso maletín con medicamentos. Hirsch igual. Él mismo se parecía estar autoadministrando de su propia farmacopea, ya que cuando tocaba estar activo, se movía más rápido que nadie, pero luego dormía como el que más. A veces murmuraba solo y parecía que el viaje estaba afectando su ánimo.

Moore seguía estando frío como un pescado. Ya estaban levantados y activos los alemanes (y eso significaba que era la hora de irse a la cama para vosotros) y Moore seguía preparando todo, empujándoos a seguir para tener las cosas listas para el vuelo. De hecho los alemanes y la gente de Lexington comenzaron su jornada discutiendo en un grupito en el que estaban Acacia y Meyer, pero al ver que estabais preparando el asalto a las montañas, apresuraron las cosas.

La sensación de estar haciendo una carrera se acentuó, y Moore, definitivamente, prohibió que todo el que tuviera algo que hacer se fuera a la cama. En la práctica eso significaba que los componentes de vuestro equipo, con la excepción de los pilotos, os quedábais currando.

El cielo se había puesto verde, de un delicado color verde césped. Bajo esa enfermiza luz, en la antena de la radio, relucía el fuego de San Telmo.

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22/04/2015, 20:44
(Lexinton) Tony Hopewell

Bonito, ¿eh? Hopewell venía de la tienda de la radio, y os encontró mirando los resplandores fantasmales que despedía la antena. Creo que vamos a estar incomunicados durante un tiempo, pero he conseguido copiar a vuestro jefe: parece que llegarán más tarde de lo previsto. Han tenido que aterrizar en el campamento de emergencia más cercano, porque vuestro piloto no se fiaba de uno de los motores. Dicen que no es grave, pero que estarán apretando tuercas un rato y luego harán un repaso de varios sistemas.

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22/04/2015, 20:49
Guardián de los Arcanos

4 de diciembre, de madrugada.

El viento sopla del sudeste a 18 kilómetros por hora, la temperatura del aire es de -23 grados centígrados, el 30% del cielo está cubierto por ligeros cirros en el noroeste. La costa continúa cubierta por la niebla, pero el campamento base informa de que se está levantando viento. Se espera que los cielos queden despejados, al menos parcialmente, en algún momento del día.

Todo el mundo está muy cansado. La cena ha sido tensa. Peabody ha sido encerrado en una tienda preparada para la ocasión, con unos grilletes, donde Maggie monta guardia, obtusa, convencida de que si el mecánico no sale de ahí, no habrá que preocuparse por más sabotajes. Ella y Nils han acordado turnarse en estas guardias, pero Maggie todavía no se ha decidido a acabar con la suya.

La gente que está trabajando en la caverna del tesoro ha llegado en medio de conversaciones animadas, que se han apagado poco a poco al llegar donde estáis los que cruzaréis las montañas. Ha habido palabras para Sutton, pero sus lacónicas respuestas han convencido a todo el mundo que no tiene ganas de hablar del tema.

Pickwell, durante la cena, no ha dejado de leer, en un rincón, papeles extraídos del cartapacio de Moore. Algunos preguntan, interesados, si se trata de una novela, pero han sido desanimados rápidamente por la gravedad de su expresión.

Ahora que ya todos están en la cama y los expedicionarios terminan de estibar la carga del Enderby, se escucha el ruido del Weddell. Starkweather está ya aquí.

En el lado alemán-Lexington el Belle reposa listo para partir. Varios de los que viajarán al otro lado duermen a bordo: Baumann y Rucker. Acacia se ha retirado a descansar a su tienda, al igual que Meyer y el piloto Williams. Albert Prestley, bastante triste por la misión que le ha tocado, vigila el avión. De vez en cuando saca su cámara y toma una foto.

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22/04/2015, 21:04
(Starkweather-Moore, líder) James Starkweather

Starkweather, lleno de energía, desciende del avión a toda prisa y revoluciona el campamento. Despierta a todo el mundo. Quince minutos después de haber tomado tierra todos los componentes de la Expedición Starkweather-Moore se reúnen cerca de uno de los aviones. Sterkweather se sube a una de las alas y el profesor Moore se queda abajo, con las manos en los bolsillos.

A los gritos de ¿qué pasa, capitán? y ¿quién nos ha hecho llamar a esta maldita hora?, Starkweather contesta:

Lamento lo terrible de la hora, muchachos, pero ha llegado el momento de la verdad. Lexington y los alemanes nos han cogido por sorpresa y se han unido para superarnos en cruzar el paso. No dejan de ser un problema. Estoy seguro de que os dais cuenta de lo que tenemos que hacer, que es todo lo que un hombre sea capaz. Nuestros pilotos me informan de que podemos cruzar hasta el otro lado y pasar un par de días merodeando por el lugar. Por supuesto, solo unos pocos de nosotros vamos a pasar, pero necesitamos el apoyo de todos para hacerlo. Si podemos, enviaremos otro avión para recoger más gente. Con un poco de suerte, nos aseguraremos de que nuestra cola sea lo único que vean esos chicos de habla rara y su pequeña damisela desde su parabrisas, ¿eh? ¡Así de buenos son! Oh, y asegurémonos tremendamente bien de que no nos quitan nada que nos pertenezca (yo no les daría la espalda). Si os piden auyda, mandadlos al infierno; han demostrado la clase de gente que son. Los científicos deberían reunir un pequeño equipo para el viaje pero no va a haber mucho espaci... ¿Si, Moore? Moore le explica en palabras inaudibles (no es un orador, ciertamente) que todo ya está casi listo. De acuerdo, Moore. He pedido al doctor que reparta algo de beber y luego los mecánicos se tendrán que poner manos a la obra. El resto puede que necesite algo de descanso, pero deberán dormir con las ropas puestas por si se les necesita. Tengo planeado salir de aquí a las ocho en punto, pero si lo podemos hacer antes, lo haremos. Se que no nos decepcionarán, ¿de acuerdo? Caballeros. Pueden retirarse.

Tras el discurso comienza una algarabía de aplausos, silbidos y conversaciones animadas.

Starkweather se reúne con varios de los guías para escuchar sus sugerencias, que ignora, como de costumbre. Luego se retira a su tienda a descansar. Al parecer lleva 20 horas en pie.

Todavía queda bastante que hacer. Toca estibar el Enderby, después de revisar el habitáculo para comprobar que no se haya saltado remache alguno. A todo el que sepa siquiera algo de mecánica le tocará estar casi toda la noche haciendo una revisión completa al avión que acaba de llegar y terminando la del Weddell. Dos guías polares se quedarán de guardia. Los demás se van a la cama, murmurando, algunos sin probar las bebidas espirituosas que ha preparado Greene, otros pegando un buen lingotazo.

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22/04/2015, 21:22
Guardián de los Arcanos

En la tienda prisión el tiempo pasa lentamente. Maggie está sentada en una silla, con una mesilla a su lado. Tiene encima de la mesilla una botella de wisky, un vaso, una lámpara de keroseno que calefacta el ambiente y su escopeta. Juega con los cartuchos.

Peabody está atado a una de las literas con unos grilletes de manera que le sea imposible alcanzar la mesa. El tiempo se hace eterno.

Fuera se ha escuchado la llegada de Starkweather, pero Maggie no ha acudido. En cambio se queda ahí. Para comer hay galletas y sopa. para beber, agua y wisky.

Notas de juego

Por si deseas seguir roleando a Peabody.

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23/04/2015, 16:29
(Starkweather-Moore, líder) James Starkweather

Antes de irse a la cama, James llama a Nandan a su tienda con un gesto. Visto de cerca no parece tan animoso ni tan dinámico. Tiene ojeras de color violeta en torno a los ojos, con arrugas que antes no estaban ahí. Parece más viejo, y cuando ya no es el centro de la atención, se encorva.

Pasa, hijo. Cuando estáis dentro, James comienza los eternos rituales en esa parte del mundo: calentar agua para beber. En este caso para hacer te muy fuerte.

Starkweather entiende cómo se hacen las cosas en la india. O al menos conoce el protocolo básico, que no es poco. Ni se le ocurre comenzar la conversación antes de haber instalado con toda comodidad a Nandan, preparado te para él (en el suyo pone un chorro generoso de ginebra), dispuesto algo de comer y hablado de asuntos sin importancia, como la ascensión al monte Nansen y cosas así.

Cuando ya el ambiente está suficientemente distendido entra en el tema. O pide a Nandan que lo plantee.

Hijo, algo te preocupa.

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24/04/2015, 11:20
Alexander Peabody
Sólo para el director

La angustia de Peabody, lejos de desaparecer con la relativa tranquilidad de un cautiverio que al fin y al cabo le impedía cualquier acción, había seguido aumentando. No se atrevía a mirar hacia Maggie, no se atrevía a hablar, no comía ni bebía. Sentado con las piernas cruzadas en el camastro, medio ladeado hacia donde los grilletes habían sido fijados a un sólido barrote (afortunadamente, de espaldas a su vigilante), se limitaba tratar de silenciar los arrebatos de llanto desconsolado que le asaltaban de tanto en tanto, quizá para no desatar la ira de O´Connel.

Notas de juego

Me parece bien, va a ser interesante.

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24/04/2015, 11:28
(Starkweather-Moore, científico) Charlene Whitston

Caballeros..., Sr. Pickwell, por favor, dijo Charlene con su voz cristalina, para llamar la atención del resto, perdonenme, pero no creo que esos "machetes" vayan a servir de gran ayuda, en caso de conflicto. Es cierto que separar la cabeza de esas criaturas de su cuerpo es, probablemente, la mejor manera de inflingirles un daño serio. Pero hemos de tener en consideración, en primer lugar, que esa unión, ese "cuello", está situado al menos a dos metros de altura, continuó, estirándo la mano hacia arriba para ilustrar la dificultad de acertar en ese punto. Cogerles por sorpresa, por otro lado, está descartado, ya que en apariencia, no hay espalda, ningún punto ciego.

No me opongo a que los lleven, no es eso, prosiguió, pero creo que deberíamos buscar alguna alternativa. Quizá con un lazo, de acero o una cuerda lo bastante fuerte, si el acero es demasiado pesado para transportarlo, alguien podría tratar de derribarlo. El fuego quizá sea una buena opción, también. ¿Por qué no consultar a Peabody?, hizo una pausa, consciente de lo polémico de la idea, está indefenso, maniatado, y desde luego estaremos de acuerdo en que es nuestro mejor inventor. No tendría que "fabricar" nada con sus manos, claro, pero quizá nos pudiera orientar...

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24/04/2015, 20:12
Maggie O'Connel

Cuanto más llora Peabody, más tuerce el gesto Maggie. Bebe despacio pero con determinación, sin dejar la escopeta de su regazo. A pesar de lo tardío de la hora, fuera sigue habiendo movimiento. Se escucha a la gente trabajar en los aviones.

Notas de juego

Tsk, parece que no le da pena.

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25/04/2015, 00:22
Chester Field

Chester había terminado de empaquetar el equipo fotográfico que tenían que llevarse mañana. Se había metido en la cama, dispuesto a disfrutar de un merecido descanso, cuando apenas cinco minutos después escuchó la atronadora voz de Starkweather llamando al zafarrancho de combate.

- ¿Es que este hombre no duerme nunca?

Se levantó de la cama, de manifiesto mal humor - y aún encima después querrán que las fotos salgan enfocadas, claro... Algo imposible si soy yo el que lo ve todo borroso, ¿es que no lo entienden? - y se dirigió, junto al resto, a escuchar la arenga del General a sus tropas.

Bueno, al menos aquella vez la cosa no iba con él; entendía que sí se le concedía la oportunidad de ir a tumbarse un ratito, pues eso de la mecánica - más allá de diafragmas y obturadores - no era lo suyo precisamente. Lo que sí le sorprendió fueron las palabras de Charlene.

- Charlene, sinceramente... si nos encontramos con alguno de estos bichos vivitos y coleando, creo que nuestra mejor opción es salir por patas y que Dios se apiade de nuestras almas. 

Chester no tenía la más mínima intención de enfrentarse a pelotas de rugby de dos metros de alto e instintos asesinos. Apenas estaba seguro de si su cordura resistiría un encuentro cara a cara con ellos - o cara a tentáculos, o lo que fuera que tuvieran aquellos bichos en su lugar.

- Aparte de eso, si un tiro de rifle no acaba con ellos, ¿de verdad crees que tirarles un lazo servirá de algo? La verdad, creo que la prudencia sería nuestra mejor aliada. Eso, y unas buenas piernas. Y ahora, si me disculpan, me voy a dormir. Y sugiero a los que se les permita que hagan lo mismo: no sabemos cuándo podremos volver a disfrutar de una pacífica noche de sueño reparador.

Dicho esto, Chester volvió a su tienda y trató de dormirse, intentando no soñar con carambolos asesinos.

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25/04/2015, 01:12
Timoty Pooster

Tim decidio volver a su mundo de seguridad, tratando a los afectados por los males mentales, solo permitiendose ciertas licencias terrenales al pensar en Menez. Esa pequeña persona confiaba en el y eso le hacia sentirse seguro, mas firme.

Al hablar de estos seres, y ver que por fin la gente veia que lo que Pooster avisaba ya al inicio del vuaje en barco era cierto, empezo a unir cabos.

Se apresuro en ver que ser habia creado en trapo y con materiales el cartografo enfermo. Quiza sea posible que ahora tomara sentido.

Las secreciones de los soghots le eran bien conocidas. Incluso los carambolos no rran nuevos para el.

creo que nada podremos hacer contra esos seres, maxime si encontramos especies ya extintas o desconocidas de fauna terrestre. Les aseguro wue un trex o un carnotauro no mueren con un machete o un rifle, y esos seres se han estafo alimentando y derribandoles con una facilidad extrema. Aqui somos musarañas en un mundo de dinosaurios, ultimo eslabon de la cadena, creanme señores. Yo ire para ayudar en lo que pueda, pero mi consejo es ser cautos, estoy con Chester. No llevemos material inutil, puede que los soghotts teman al fuego, esa puede ser una baza.

​Timothy miraba cada vez con mas necesidad a Menez

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25/04/2015, 02:40
Nandan S.

La presencia de Starkweather senior, que tanto incomodaba en realidad a los demás, era fuente de alegría para Nandan. Lejos habían quedado sus reticencias iniciales y olvidado el tiempo en el que por Australia lo paseó como un mono de feria. Ahora Nandan confiaba en aquel hombre que poco a poco había abierto un poco su corazón y su verdadero, quizá, yo.

Sentado con el té en la mano y en la intimidad de la tienda, el muchacho contestó a su padre.

No llegar los primeros.—eso lo dijo con la seguridad del que lo siente de verdad, y quizá con la intención de agradar al palo del que era astilla—Me preocupan los alemanes, papá. No me gustan y creo que traman algo. Y el asunto del gas adulterado. Seguro que alguno de los "nuestros" es alguien que no es. En cualquier caso, que eso nos retrase... deberíamos ser los primeros en salir y llegar a a esos altiplanos tan extraños de los que no paran de hablar tanto Moore como Pooster.

Después de una pausa, el chico le contó su episodio de rabia y desconcierto. No entendía demasiado bien todo lo que suponían aquellos seres extraños que parecían vegetales y que apodaban carambolos. Peabody parecía muy afectado por todo lo relacionado con aquello y el muchacho acabó confesando el motivo por el que había acudido a la radio el otro día.

—Temo no estar a la altura, papá. Aquí todos saben disparar, hacerse valer ¿y yo? Dibujar y poco más. Creo que he sido un pequeño incordio para todo el mundo y no sé si ahí arriba—dijo esto con un ademán hacia la lejanía de la Meseta de Dyer—seré de gran ayuda. Pero ¡quiero ir! ¡Lo más importante es explorar, conocer mundo! Ver los tesoros que pueda haber... ¡No quiero separarme de tu lado ahora que te he encontrado!

En un arranque fuera de protocolo el joven se lanzó sobre James, abrazándole con apego. A veces, en ese estado entre el adulto y el niño, Nandan se comportaba deslizándose de uno a otro sin apenas darse cuenta. Había echado de menos el ala protectora de su reciente padre y ahora quería demostrárselo, saliendo a la luz la tensión. Tras sollozar un poco, volvió a recuperar la compostura y regresó a su sitio.

—Siento cosas raras por dentro... me arde el bajo vientre al ver a la doctora, a Charlene.—el rubor subió a las mejillas del rubicundo chico—Y ahora que viene con nosotros no me gustaría... bueno... quedar como un inútil. ¿Tú cómo conquistaste a mamá?

Starkweather Junior trató de alcanzar la ginebra, para echar un chorro de ella en su té...

 

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26/04/2015, 21:18
(Starkweather-Moore, líder) James Starkweather

James hizo destellar sus ojos un momento cuando Nandan expresó su temor de que los alemanes llegaran primero. Estaba claro que desconocía la información de que había un gas "adulterado", lo que le hizo apretarse los dedos  contra las sienes en un intento de ahuyentar el sueño y prestar más atención. En ese momento el chico se lanzó y pasó a una fase más emotiva de su alegato, haciéndole enrojecer cuando le pidió consejo sobre cómo proceder con la doctora Whitston y sus ardores.

Hizo presionar más fuerte sus dedos contra las sienes antes de soltarlos buscando, sin duda, ordenar sus ideas para dar una respuesta aceptable. Se le veía muy nuevo, inseguro e inexperto en esto del oficio de ser padre, pero también se podía apreciar una diferencia significativa con respecto a su comportamiento normal: la inseguridad le hacía actuar tras reflexionar, contrariamente a lo que hacía habitualmente.

En cuanto a los alemanes, creo que ya me has escuchado antes. Haremos cuanto podamos. Espero que sea suficiente. Aun ahora se podía escuchar cómo los mecánicos trabajaban en la revisión del boeing que había aterrizado hacía poco. Lo demás... hijo, tanteó, comienzo a comprender a mi propio padre cuando te escucho. Mi miedo no es que no estés a la altura de las circunstancias, sino que te llegue a ocurrir algo. Hijo, tú sabes trazar un plano. ¿Te parece que eso es inútil? ¿No te das cuenta de que cuando perdimos al señor Kleiver tuvimos que buscar a alguien que lo sustituyera? Afortunadamente, ese fuiste tú. Necesitamos cartografiar ese altiplano del otro lado de las montañas. Todo este trabajo está encaminado a llevar a alguien como tú ahí, solamente para que dibuje el territorio con exactitud. De hecho Nandan no había parado de trabajar y de ser "útil" durante toda la estancia en la Antártida. Los primeros viajes de los boeing habían sido para terminar de cartografiar numerosas zonas de la costa que aun permanecían en blanco en los mapas. Ese trabajo llevaría su nombre. Aun en estas circunstancias, a pesar del esfuerzo en desenterrar los restos del campamento Dyer, Nandan había tenido que usar el teodolito a conciencia para tomar altura de las cumbres de las montañas Miskatonic, para tomar los primeros puntos de referencia que permitirían trazar sus relieves sobre un plano. Era solamente un trabajo preliminar, claro, pero de incalculable utilidad para cualquier otro topógrafo que visitara estos lugares. Cada trazo suyo en el papel situaba lo que veía no solo ahí, en el papel que tenía delante, sino, con el tiempo, en todos los planos de todo el mundo.

Te dabas cuenta de que tu padre no se refería a ciudad en ruinas alguna, algo que habías oído mencionar. Tampoco a seres extraños que pudieran estar todavía vivos al otro lado.

Ahora estaba más bien intentando abordar el tema más íntimo de qué hacer con los sentimientos. Ahí si que se encontraba perdido. A saber cómo había él mismo abordado esos mismos problemas cuando era joven. Eh... Bueno, hijo. La... eh... la naturaleza se suele encargar de todo eso. Quizá... Ten en cuenta que yo jamás me casé. Fui un bala perdida. Sin duda... tu madre... en fin. Creo que Whitston es demasiado mayor para ti. ¿No preferirías casarte con una chica de tu edad? La señorita Whitston es... Nandan, finalmente se dejó de circunloquios, como tu padre debo desaconsejar que vayas por ese camino. Cuando estemos de nuevo en el mundo civilizado, yo mismo te acompañaré a un lugar especial donde puedas conocer los aspectos de sexo de una manera sana y agradable. Ahora creo que debes controlarte. Con el tiempo encontraremos a una señorita de tu edad con la que puedas compartir el resto de tu vida.

Terminó su te. Se sujetó de nuevo las sienes. Bueno, hijo, sin duda seguiremos hablando de esto. No te preocupes. Ahora debes dejarme descansar. Mañana necesitaré de toda mi concentración.

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27/04/2015, 18:57
Lord Anthony Montagu-Sutton III

Ante la noticia de la muerte de su abuelo Sutton estuvo tentado de esbozar una sonrisa pero en una muestra de voluntad consiguió demudar su rostro en un gesto de seriedad consternada. 

Sus compañeros no sabían nada al respecto, pero desde luego él y su abuelo no habían mantenido una relación especialmente fluida en los últimos tiempos. De hecho, aquella momia desalmada le había arrancado de su cómoda posición y expulsado de su apacible vida académica sin ningún tipo de contemplación, para enviarlo en aquella expedición suicida bajo la mas cruel de las amenazas, así que la verdad es que tras las desmesuradas desgracias que había sufrido desde entonces y las múltiples ocasiones que había estado a punto de morir, la parte cínica de su ser se alegraba de que aquel bastardo sin corazón hubiese muerto por fin.

Los títulos, la posición y el dinero del que a partir de aquel momento gozaría le habrían supuesto un bálsamo en el pasado, pero ahora mismo no eran mas que un espejismo estéril. Después de todo, nada de aquello le serviría de nada si moría en aquel desolado lugar perdido de la mano de dios.

   - Muchas gracias.- Musitó en respuesta por las condolencias.- Pero ahora deberíamos concentrarnos en organizar la siguiente etapa de nuestra... "aventura".-

Había estado a punto de decir "desventura", pero tras sobreponerse en gran medida a la depresión y desgana que le había atenazado en los últimos días no quería resultar de nuevo el único elemento discordante del grupo. La verdad es que aún no había leído las anotaciones del texto Dyer, por lo que andaba perdido ante los comentarios de los que si que lo habían leído así que teniendo en cuenta que no tenía nada que aportar a la lista de cosas que cargar al avión decidió que lo mejor sería leer de que demonios iba todo aquello antes de tener que emprender el viaje.

- Si me disculpan, no tengo nada que aportar a la planificación así que me retiraré a preparar mis cosas y a leer esos escritos de los que tanto hablan...-

- Tiradas (2)

Notas de juego

Por fin conseguí encontrar tiempo para leerme todo y ponerme al día. Hola a todos/as y perdón por la larga ausencia. ;)

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27/04/2015, 21:45
Aramiker Menez

Mientras Charlen les "amenizaba" con sus explicaciones, Menez jugueteaba con las pinzas de la nariz de las máscaras de oxígeno. Con dificultad lograma disimular el asco que le provocaba el olor a carambolo que desgraciadamente parecía ser el nuevo perfume de dos de sus más estrechos colaboradores: Whiston y Moore. ¿Y si volvía a pedir un favor a los ingenieros, como había hecho con las gafas de Pooster, y les pedía unas pinzas de esas adaptadas a su nariz? Así podría hablar con sus compañeros sin un arrugar su  pequeña naricilla en un gesto permanente de asco.

- Claro, claro. El problema es que no sabemos qué nos encontraremos al otro lado. Pareceremos idiotas si al llegar no hay más que un desierto hasta donde alcance la vista...- Al igual que Chester Field, Menez comenzaba a estar harta del tema. Su trabajo, por mucho que dijese Moore, no era pensar en los pormenores de los preparativos, sino dejarlo todo perfectamente registrado para contarlo al mundo. Y es que el mundo no quería saber de capacidades de aviones, de altas presiones, ni de tediosos listados de equipo, lo sabía bien. Querían saber de carambolos monstruosos sin punto ciego, capaces de diseccionar a un hombre para estudiarlo, de pingüinos gigantes, ciegos y albinos jamás vistos con anterioridad. Eso es lo que su revista vendería como panes. 

Tras un día de arduo trabajo la tranquila noche, en la cual hubiera deseado charlar con Pooster, se vio interrumpida pro la llegada de Starkweather. Se alegró pro el joven Nandan, pues su presencia le vendría bien. Además su ímpetu podía venirles bien de otra manera.

- Si damos un apretón y salimos primero evitaremos así problemas de otro tipo...- Se refería a los sabotajes. Cuanto más impredecibles fuesen mejor, siempre y cuando el Jonas no estuviese entre ellos.

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28/04/2015, 11:42
Alexander Peabody

Las horas transcurrían con exasperante lentitud. Hacía ya mucho que no se oían los contenidos lamentos de Peabody, el único sonido aparte del viento incesante era el gorgoteo de la botella de O´Connel cuando rellenaba su vaso. Por fin, con algo parecido a la determinación brillando en sus ojos, Alex se decidió a hablar.

Por favor, Maggie... - dijo, llamándola por primera vez por su nombre de pila sin tartamudear - Necesito..., necesito ir a... - quería decir a orinar, claro, pero no sabía como exponerlo. Esperaba que ella entendiera. Había tenido tiempo para pensar de sobra que esto iba a suceder tarde o temprano, claro, y tendría un plan, lo habría estructurado en su mente. Ahora mismo, lo único que preocupa a Peabody es que no surga ningún imprevisto embarazoso para ninguno de los dos. Estiró dolorosamente las piernas, dobladas durante tanto tiempo, y bajó la derecha al suelo, por el lado contrario a donde ella estaba sentada - ¿Puedo levantarme...? - preguntó de repente, al volver a ser consciente de que hasta para eso necesitaba el permiso de su captora.

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28/04/2015, 20:55
Maggie O'Connel

Maggie, bastante tocada por el alcohol, buscó el orinal. Tambaleándose y murmurando entre dientes se lo acercó a Peabody, sin soltar la escopeta. Mientras se acercaba, tropezó y cayó cuan larga era a los pies del ingeniero. El arma fue a rodar debajo de la cama. El orín que contenía el orinal estaba cubierto ya por una buena costra de hielo, que al chocar contra el suelo, se rompió, derramando y salpicando generosamente todo alrededor.

Ufff. Maggie se puso a gatas a los pies de Peabody sin saber muy bien qué hacer o dónde estaba.