Partida Rol por web

Desde que se abrió al público hace ya dos años el Empire State Building, el firmamento surcado por rascacielos de Manhattan se ha convertido en el emblema de la capital del mundo, la ciudad de Nueva York. En la actualidad, a pesar de que la Gran Depresión aflige más que nunca al pueblo, que forma grandes colas ante la cocina de la beneficencia, el poder financiero sigue residiendo en Nueva York, y su deslumbrante vida nocturna atrae a la gente más ambiciosa y dotada de los Estados Unidos.

La niebla del río rodea las torres de Manhattan esta madrugada, y las corrientes de aire que emiten las calderas de los edificios circulan como los sueños por la noche. Quedan miles de rascacielos por construir, miles de fortunas por hacer, miles de homenajes por hacer, miles de horrores que sondear. Lentamente comienzan a circular los vagones del metro por los pasos elevados, han resucitado una vez más. Un día nuevo amanece, la ciudad sonríe mientras espera el trozo de vida que le vas a regalar.

El desayuno del día siguiente trae una noticia impactante en los periódicos. En el comedor no se habla de otra cosa cuando bajáis a tomar algo con el resto del grupo. Os hacéis con un periódico para observar estupefactos la primera plana.

¡FAMOSO CAPITÁN ASESINADO!

Muere en el mar el Comandante Douglas

El cadáver de Douglas, de cincuenta años, fue encontrado anoche en las aguas del muelle Battery. Dos pescadores llevaron a la orilla al marino, que parecía inconsciente, tras haber sido asaltado por uno o varios individuos desconocidos. El comandante Douglas murió de camino al hospital.

Había sido un respetado oficial de la Marina Mercante durante muchos años y será recordado para la posteridad como el capitán del SS Arkham, uno de los navíos que llevó a la expedición de la Universidad Miskatonic a la Antártida en 1930.

Era del dominio público que Douglas se había reunido en Nueva York con los directores de la expedición Starkweather-Moore, que partirá dentro de unos días. La expedición espera seguir los pasos trazados anteriormente por el barco de Douglas hace tres años.

Thomas Gregor y Phil Jones, marineros residentes en Nueva York, volvían a su barco de pesca, el Bristol cuando escucharon unos apagados gritos, así que se dirigieron al lugar de donde provenían para saber lo que ocurría. Vieron a un hombre que huía y algo que se movía en el agua.

Mientras Jones corría detrás del hombre en fuga, Gregor se lanzó a las frías aguas del puerto y encontró allí un cuerpo inmóvil. Heroicamente sacó al hombre inconsciente del agua y lo llevó al muelle. Allí intentó reanimarlo. Mientras tanto, Jones, que había sido esquivado por el sospechoso, fue a ayudarle.

La policía ha declarado que el comandante Douglas fue golpeado en la cabeza con un objeto contundente, por lo que ya ha comenzado a realizar pesquisas en busca del asesino o asesinos.

Se ruega a las personas que posean alguna información sobre este terrible crimen, o sobre los lugares que visitó el señor Douglas la noche de su muerte, que se pongan en contacto con el detective Hansen de la comisaría del distrito Battery.

En otra sección del periódico se encuentra en obituario del comandante donde dice que se oficiará su funeral el día 8 de septiembre a las 11 de la mañana en el cementerio de St. Bright de Brooklin.

La noticia me deja totalmente estupefacto.

Un asesinato... esto empieza a ser más serio de lo que me temía.

Apenas pruebo bocado, pues la noticia y mis ganas de saber me obligan a levantarme de la mesa para dirigirme a mis compañeros:

Creo que esto está tomando unos derroteros bastante trágicos. Voy a dirigirme al muelle, para buscar ese barco, el Bristol, y poder hablar con los marineros que encontraron al capitán, Thomas Gregor y Phil Jones. Tal vez puedan darnos alguna pista sobre el suceso. Tengo que hablar con el profesor Moore, así que tardaré un poco en salir, por si alguien me quiere acompañar al muelle.

Dicho esto, me dirijo al profesor al que busco por el salón.

Al encontrar al profesor, lo saludo muy seriamente:

Profesor, esperaba poder cuidar del capitán a su llegada, pero ni siquiera tuve noticias de ella. Lamento su muerte. ¿Tiene alguna pista? ¿ha hablado con la policía?

Bell se mesa la barba con nerviosismo, se están realizando unas asunciones muy inquietantes

-bueno, la suerte del capitán Douglas es algo terrible, pero creo que es prematuro asumir que tiene algo que ver con esta expedición, lamentablemente el crimen en la ciudad es alto y no es nada recomendable pasear por los muelles de noche como hacia el capitán. Antes de asumir algún asociación siniestra con la expedición deberíamos considerar lo mas probable, que el pobre capitán fuera asaltado por un vulgar ladrón-

La exposición de una buena explicación lógica tranquiliza a Bell que bebe su cafe ya con algo mas de calma

-no se que podrían decirnos a nosotros sobre esto esos marineros, no somos la policía-

 - Vamos Bell, no puedo creer que pienses que es casualidad, está claro que alguien trata de sabotear esta expedición, y es una oportunidad única en nuestras vidas. Personalmente, no pienso dejar que eso suceda. No somos policías, pero es nuestra expedición, y aquí algo huele raro.  Personalmente, estoy con Edgar, así que pienso acompañarle.

Miro al resto de mis compañeros y les digo antes de seguir a Edgar

- ¿Qué opinais los demás?

-creo que os habéis contagiado con la paranoia ambiental que tenemos aquí, es cierto que no cesan de ocurrir cosas extrañas, la expedición anterior tuvo un final muy misterioso, tenemos esa estúpida competición entre expediciones y encima un loco nos manda una nota desvariando, pero por el amor de dios, ¿asesinato?- mira uno a uno a sus compañeros antes de continuar

-os voy a acompañar, pero solo para que haya alguna mente fria presente, no quisiera que llegaseis a conclusiones aun mas alocadas-

-"Yo solo puedo decir que la muerte de un marino antes de echarse a la mar es un muy mal presagio, muy malo."

Bjorn continúa devorando su desayuno mientras piensa en la perdida oportunidad de navegar a las órdenes del afamado marino fallecido y de la mala suerte que se cierne sobre ellos y su expedición.

-"Creo que hoy deberiamos salir lo más rápido posible al muelle, los patrones estarán mal y necesitarán toda nuestra ayuda."

Quedando todos de acuerdo en acudir a los muelles, tomais unos taxis hacia allí. Cuando llegáis, encontráis las oficinas de la expedición desiertas. Al parecer nadie ha acudido a trabajar hoy y el lugar está vacío.

Ninguno de tus compañeros se ha percatado, pero te fijas en que hay un grupo de periodistas merodeando por la zona.

 Totalmente desconcertada por la ausencia de personal en los muelles, me paseo por los alrededores sin alejarme demasiado de mis compañeros. Es una verdadera lástima, la muerte del Capitán. Con todo lo que va sucediendo, y si los sabotajes son realmente lo que son, ¿no creen que aquella mujer haya enviado a alguien para que cometa aquel horroroso crimen?. En su voz se podía distinguir un poco de temor, pero su orgullo no dejaba que aceptase para sí esa realidad. El consejo de Mellor rodea sus pensamientos sin detenerse, como si de esa manera pudiese calmarse. ¿Será realmente casualidad?. En algún punto de su mente, la idea de abandonar todo esto nace y crece lentamente, pero su curiosidad, así como su sentido de la responsabilidad hacia su labor, hacen que se mantenga firme en su puesto.

 Todavía algo distante por la noticia, avanza hacia la oficina, intentando, aunque inútilmente, distinguir alguien adentro. ¿Hola? - Llama desde afuera - ¿Se encuentra alguien aquí?

que extraño... ¿porqué no habrá venido nadie?

-"¿Habrán acudido todos a un velatorio o algo así?, ¿Donde está todo el mundo?"

 - Ey, ¿os habeis fijado en ese grupo de periodistas? Digo señalando al grupo que mis compañeros parecen no haberse percatado

- ¿Habrá pasado algo?

 ¿Periodistas?¿Dónde?. Aquel delatar de más compañía me contenta un poco. Sin disimulo alguno pero manteniendo toda mi gala acomodo mi vestido y controlo que mi cabello siga igual de perfecto que antes. Talvez deberíamos hablar con ellos. Estoy segura de que saben porqué no hay nadie aquí..

 Aunque sugiero la idea, espero que alguno de mis acompañantes se adelante y los encare.

Lo cierto es que yo también estaba asombrado por la ausencia de trabajadores en las oficinas, pero las palabras de Wallaces revelando la aparición de unos periodistas se tornan en gratas noticias.

Seguro que ha pasado algo más. Esto empieza a convertirse en algo extraño.

Me acerco hasta los periodistas a ver que ocurre.

Bell mira extrañado el vacio en los muelles "¿un dia de luto por el capitan?¿a pocos dias de que parta la expedición y con todo a medias? no lo creo, esto es muy raro"

Cuando sus compañeros se van en busca de unos periodistas que el aun no ha visto decide seguirles a falta de nada mejor que hacer

Os acercáis a los periodistas, pero uno de ellos os ve venir y grita:

-¡Ahí van! ¡Son ellos!

Inmediatamente el grupo de reporteros, unos dieciocho, se os echan encima con las cámaras de fotos centelleando. Algunos más atrevidos incluso os llegan a agarrar de los brazos y las chaquetas mientras os bombardean a preguntas

-¿Qué saben de la muerte del comandante Douglas? ¿Saben algo de lo sucedido? ¿Dónde está Starkweather? ¿Por qué nadie ha ido a trabajar? ¿Irán al funeral del comandante? ¿Qué saben de los marineros que han abandonado la expedición.

  Algo molesta y sorprendida, trato de apartarme a unos cuantos para así poder escapar del poder de la prensa. ¡...Por...por favor! Déjenme salir. No sabemos nada de nada..

Sorprendido por el ataque de la prensa Bell poco puede hacer aparte de intentar apartar las manos de los que se le hechan encima

-¿que..? nosotros acabamos de llegar y no sabemos nada, ¿que es eso de que algunos marineros han abandonado?-

Mira a su alrededor esperando que alguno de sus compañeros tenga mas familiaridad con la prensa, aunque mas parecen coyotes saltando sobre su presa

Al ver que algunos periodistas se acercan tanto como para llegar a empujar o agarrar a mis compañeros de expedición no puedo evitar que mis ojos busquen entre el tumulto a la señorita Laughton. Me abro paso entre la gente y me pongo a su altura.

-"¡La señorita ha dicho que dejar en paz!"

Exclamo enfadado a la vez que le arreo un puñetazo al periodista que sujeta a la mujer.