Partida Rol por web

Tenso como cabría de esperar, sin saber qué otro tipo de cuestiones podrían esperarle dentro de lo que ya parecía aquel laberinto creado para hacerles perecer en su interior, de los labios del empresario salió un ligero suspiro que, si bien claro dejaba el alivio que sentía en su interior, también denotaba aquella frustración que sentía al saber que lejos de ir avanzando hacia una posible salida, seguían tan perdidos como en un los inicios. Aun así, y siempre de la mano de su mujer, donde aquella cercanía le era más que necesaria tanto por amor como por protección, los pasos de thorlak volvieron a mostrarse de cauta manera, mirando todo mientras se alumbraba con la linterna del teléfono, esperando que la suerte, de una buena vez, se mostrase de su parte.

- De momento el instinto no te ha fallado - respondió con un atisbo de sonrisa dibujado en sus labios cuando su mujer dijo por donde seguir, y es que de todo lo que podría aparecer en dicho lugar, así como bien le había sucedido al egiptólogo, las decisiones tomadas por la sueca parecían ser las acertadas como, tal y como había sido una constante desde que habían comenzado juntos aquella andadura, y por lo mismo, tenso de igual manera solo por el lugar en donde se encontraban, siguió desde una cercanía completa, los pasos de su mujer. 

Avanzasteis por el nuevo pasillo (PJ), el cual era bastante más estrecho que el resto y bastante más bajo pero accesible de todas maneras.

Al cabo de unos minutos recorriendo el lugar alcanzasteis vuestro objetivo,  una nueva sala (4) cuyo interior olía extraño. No era exactamente a putrefacción pero tenía un aroma dulzón que os hizo sentiros muy desconcertados.

Cuando entrasteis por completo ocurrió de nuevo la desgracia. La puerta de piedra que os brindó acceso se cerró tras vuestras espaldas sin motivo aparente. Aquello generó unos segundos de confusión ¿qué había pasado? ¿Se trataba de otra trampa?

Pocos segundos pasaron hasta que el olor dulzón se volvió más y más intenso… incluso provocaba que vuestros ojos tuviesen un escozor repentino.

Esta vez el pasillo era mucho más estrecho, incluso más bajo y pese a tener cierta suerte Annika a la hora de pasar por ser pequeña, no comienza a agradarle ese aroma dulzón. - Esto no va bien. Amor, cubramos nuestras bocas y nariz con las camisetas. - Sugiere al quitarse la misma mientras se la coloca en la cara para evitar que ese olor no genere efectos adversos, es que ya percibe el escozor de los ojos. ¿Será alguna especie de gas? 

- Este lugar debe estar lleno de trampas, sinceramente nos hemos metido en la boca del lobo aquí dentro. - afirma al revisar cada detalle de la Sala, esperando que al menos exista algún indicio o dibujo que refleje algo. Al margen de que no entenderá nada debido a su ignorancia declarada con respecto a esta cultura. No obstante se mantuvo allí, pendiente de todo, muy pegada a su esposo. 

Agobiado ante lo que parecía el tétrico cuento de nunca acabar, Thorlak termino por tener que encorvar la espalda para poder pasar con algo de fluidez por ese pasillo que tan estrecho y bajo transitaban, pero ya poniendo los ojos en blanco cuando la puerta tras de ellos se terminó por cerrar una vez más, una serie de maldiciones por lo bajo salieron de sus labios en su lengua natal al sentir el dulzón aroma que tan bien podía ser un sinfín de cosas, cada cual molesta e incluso peligrosa - Esta mierda ya empieza a ser exasperante - se quejó mientras que soltando la mano de su mujer, pero sin perder las distancias que tan escasa era entre los dos, terminó por quitarse la camiseta y tras enrollarla en torno a su boca y a su nariz, sacó su teléfono para, con el uso de ambas linternas, poder contemplar de mejor manera dónde se encontraban, y qué podían esperar. 

- Así parece preciosa, pero como no nos acostumbremos al olor, vamos a tener que pensar rápido como mierda salir de aquí - le dijo desde una tensa tranquilidad, contemplado tan claramente como era capaz, tanto los sueños como los techos, e incluso las paredes, buscando detalles, un solo destello para saber qué hacer sin que muriesen en el proceso. 

De repente comprobaste que tu acompañante no era quien realmente creía que era, ¡se trataba de una criatura con aspecto demoníaco que no dudaba en intentar alcanzarte con sus largas uñas y morder tu cuello!

De repente, viste como Thorlak empezaba a actuar de manera MUY extraña, parecía estar volviéndose loco porque no dejaba de frotarse el cuerpo y mirar a todos lados. Incluso parecía que iba a arrancarse la piel a jirones con una violencia desmedida ¡debías hacer algo!

Sorprendido al ver que no era su mujer quien se encontraba a su lado, Thorlak, pero antes de poder siquiera buscarla, el empresario intentó defenderse como pudo del ataque que, incesante, aquella criatura lanzaba contra él, sin saber qué es lo que era en realidad y aunque el miedo era palpable, más lo era la necesidad de quitarse al engendro de encima para poder buscar a su mujer. 

De repente todo comienza a complicarse mientras Annika intenta mantener la armonía en su mente, pero todo se derrumba cuando es su esposo quien comienza con esos ataques, donde evidentemente está viendo algo que sólo está en su mente. Y por esa razón, tras cogerlo del rostro busca con desesperación su mirada así puede centrarla en ella. 

- No amor, aquí tú conmigo. - afirma convincente. -Tú aquí conmigo, no es real Thorlak, no es real. - prosigue un tanto preocupada pero firme en sus palabras, dispuesta a hacer lo que sea necesario con tal de que no vuelva a lastimarse. Él no era así y es evidente que el efecto de ese gas le estaba jugando malas pasadas. 

Confuso, y ante todo desesperado por intentar reducir a aquel engendro para encontrar a su mujer, la respiración del noruego se tornó en un acelerado jadear que poco o nada de claridad mental era capaz de entregar, y es que seguro de lo que veía, dentro de aquel juego donde el aroma dulzón el ambiente parecía ser el causante de todo lo que era capaz de apreciar, no fue hasta que la voz de Annika llegó hasta él qué, cerrando los ojos para intentar encontrar un atisbo de claridad, intentó respirar por medio de aquella tela que aún rodeaba su nariz. 

Intentando diferenciar entre lo que es o no real, abrió los ojos solo para buscar desde la angustia en aquellos ojos que se posaban en los suyos, la mirada de su mujer, cuando ésta tomó entre sus manos su rostro, forzándose a sí mismo a intentar discernir entre lo que era o no una realidad, siguiendo lo que decía aquella voz que siempre entregándole calidez, era un faro entre tanta oscuridad. 

El alivio reina en cada expresión de su rostro, más aún cuando su corazón en vilo, recupera ese latir normal al recuperar definitivamente a su esposo mientras va pensando cual es el camino a seguir. No cree conveniente seguir más expuestos a esos gases y no está para la labor de someterse a más situaciones donde el peligro es inminente. - Mi amor, es hora de salir de aquí. - afirma al abrazarlo con fuerza mientras intenta pensar hacia qué dirección seguir, temerosa por lo que pueda pasar. 

- Mejor sigamos el mismo curso, a ver que sucede. Alguna salida tiene que haber en este lugar, no me agrada en absoluto estar como gato encerrado. - argumenta al coger la mano de su esposo cuando decide salir de la sala, para coger el mismo pasillo y así tomar la dirección que tiene delante suyo, optando por la izquierda. 

Al cabo de unos minutos recorriendo el lugar alcanzasteis vuestro objetivo.

Accedisteis a una cámara circular bastante amplia (3), el lugar estaba decorado con pinturas egipcias cuya intencionalidad era meramente decorativa. Intentasteis examinar el lugar buscando alguna pista o indicio sobre cómo salir de allí sin embargo, uno de ustedes pisó de manera inconsciente una losa que accionó un mecanismo poco acorde a la era de la que supuestamente podría datar aquel templo subterráneo.

El “click” de activación dio a lugar a algo espeluznante: una gigantesca bola de piedra que tenía un tamaño equiparable a la altura de cualquiera de las salas emergió del techo y comenzó a rodar violentamente hacia adelante estando ustedes en su trayectoria.

Tan solo había una única oportunidad para salvarse, puesto que la cámara donde estabais ahora daba margen para saltar a un lateral y ponerse a salvo, de lo contrario la única opción sería correr teniendo detrás aquella inmensa roca que os acabaría aplastando pues ningún ser humano podría ir más rápido que ella.

Ya comienza a odiar esto de sobremanera, más aún cuando sale de un lugar e ingresa al otro que parece mostrarse peor. ¿Hasta cuándo seguir con todo esto? Se pregunta continuamente mientras avanza junto a su esposo, un tanto preocupada y visiblemente nerviosa luego del incidente en la Sala anterior. 

Era incapaz de ver a su esposo de aquella forma, Thorlak es su vida en todos los sentidos, tanto que lejos de confiar en que todo saldrá bien, los nervios hacen mella en su corazón que cansado de estar en riesgo continuo, necesita un poco de paz. Regresar a la vida que siempre tuvo y ha tenido, con tal de olvidar entre besos, risas y mimos todo esto que ahora acontece. 

Y mientras camina perdida en sus cavilaciones internas, sin querer pisa donde no debe pisar y como no entiende absolutamente al ver aquellos dibujos tallados en la pared, solo se limita a girar para comprobar que justamente desde sus espaldas, aparece aquella bola enorme de piedra. 

- ¡Corre amor! - grita al tironear de aquella mano que sostiene con la suya mientras busca con la mirada una salida, algo que la ayuda a subirse para no ser el objetivo de la esfera. Por suerte,  su instinto primario la impulsa a observar el lateral, no lo duda demasiado y salta para huir de aquello, esperando que su esposo haga lo mismo. 

Aún turbado por lo sucedido en la sala anterior, salió de aquella estancia de la mano de su mujer, intentando comprender cómo había dejado que jugasen con su mente de semejante manera, pero sin encontrar una respuesta entre tanta cavilación, un pesado suspiro escapó de entre sus labios mientras que, con el mayor cuidado posible, seguía recorriendo aquellos decorados pasillos esperando encontrar una salida, de ese funesto lugar .

Ignorante en lo que aquellos dibujos pudiesen explicar, los pasos del noruego siguieron siendo cautos aunque firmes en su andar, siendo su única intención sacar a su mujer de ese lugar, volver a aquella vida que desde el amor que sentían habían planeado para los dos, pero incluso cuando aquellos pensamientos parecían otorgarle un atisbo de paz mental, aquel sonido ligero, junto al grito de su mujer, le hicieron mirar hacia atrás, solo para maldecir en todo idioma conocido. 

Por mero instinto soltó la mano de Hela para que la sueca se pudiese mover con libertad, y aunque vio el lateral al que su mujer había saltado, demasiado lento en sus movimientos, en su propio reaccionar, cuando quiso hacer lo mismo, incluso antes de intentarlo el empresario supo que era demasiado tarde para él. El frenético golpear de su corazón fue durante los escasos segundos que le quedaban lo único que pudo escuchar y aunque sabía que aquello era lo último que haría, no pudo evitar esbozar una ligera sonrisa al mirar a su mujer, al menos y de momento, ella se había salvado. 

La roca continuó su trayectoria, llevándose todo lo que estaba a su paso por el pasillo... incluido Thorlak.

Lo curioso fue, aparte de lo perversamente planeada que estaba esa trampa, que hubo un final de trayecto para aquella masa de piedra. El sonido como de una pared derrumbándose te hizo pensar que igual aquella roca había revelado el acceso a alguna sala contigua…

Estabas viva, por ahora pero... ¿cómo ibas a llenar el vacío que había dejado la pérdida de tu marido?