Partida Rol por web

Las puertas de acceso al enorme Elíseo de Royal Albert Hall están custodiadas en su mayoría por corpulentos hombres bien vestidos, aunque también s ve alguna mujer, los cuáles miran de reojo a los invitados que van entrando sin molestarse si quiera a intercambiar palabras con ellos, limitándose a detener a algunos que al parecer no cumplen las "condiciones" necesarias para poder entrar.
Al entrar los amplios pasillos con suelos marmóreos relucen a vuestros pies, atestados de invitados todos ellos vestidos con elegancia exceptuando algún que otro individuo algo estrafalario o con ropa de cuero y crestas, de los cuáles no cuesta mucho deducir el linaje, de todas formas éstos son pocos.

Hay muchas salas accesibles para todos, en cada una de las cuáles suena un tipo de música diferente e incluso se han tomado la molestia de habilitar otras de forma menos "elegante" para aquellos más reacios al evento, aún así el lugar que más confluencia alberga y dónde se encuentran todos los altos cargos vampíricos de la ciudad es el salón de baile principal, del cuál se han retirado todas las butacas dejando tan sólo algunas alrededor de las elaboradas paredes.
Los techos albergan pinturas renacentistas elaboradas y coloristas, de las cuáles penden enormes lámparas de cristal y oro para ayudar a iluminar la sala, la cuál en realidad recibe más luz de otros focos que pasan desapercibidos y proporcionan una luz homogénea al lugar; varios de los cainitas quedan estupefactos unos segundos al pisar esta sala antes de seguir con su camino.

Varios sirvientes se encuentran dispersos por la zona, llevando copas de diferentes formas pero todas de fino cristal tallado, las cuáles contienen sin duda vitae fresca, especiada y mezclada de diferentes formas.
Lo mismo puede encontrarse en unas mesas alargadas apostadas junto a las paredes al igual que algunas de las butacas, adornadas con manteles de finos bordados de oro y con servilletas para los vástagos más remilgados.

Éstos son los invitados más "distinguidos" a los que algunos de vosotros ya habéis tenido la gracia o desgracia de conocer. Todos ellos se encuentran en la sala de baile principal aunque no juntos, claro está.

*Primogénito Toreador: Gerard Gerasimovich, junto a un grupo de unas 5 personas muy elegantes y con joyas llamativas, hablando entre ellos con radiantes y estudiadas sonrisas.

*Primogénita Brujah: Irina Kozlov, junto a la Primogénita gangrel: Yvette Anghel y un tipo al que la mayoría no reconocen, Alexander McArthur

*Primogénita Tremere: Beatrix Shergold, mirando las copas de una de las mesas con el ceño fruncido mientras un hombre le habla sin que ella se moleste en simular interés.

El príncipe, Jackius Sunfield, se encuentra en otro rincón hablando con varios hombres de trajes y corbatas oscuras acompañado del sheriff Paul Jhonson

Tras unos minutos llegamos al Elíseo. Limusinas y motos desvencijadas hacen un extraño mosaico de variedad cultural que se acentuaría aún más con el personal del interior. Dejo a Sveta con el chófer para que haga lo que quiera por los alrededores. Es un espíritu libre.

Bajo del coche y lanzo un suspiro. Ojalá dure poco. Odio estas fiestas. Me coloco bien el traje y me dirijo hacia el interior. A paso lento pero sin pausa subo los escalones del palacio de la ópera. Un impresionante edificio tan bello como lleno de sentimientos. Dentro la ópera, los conciertos y las obras de teatro colman de vida el lugar.

Tras un rato paseando por la sala principal y de saludar a los más distinguidos personajes me dirijo hacia los pasillos exteriores para evadirme un poco de tanta banalidad. Cojo una copa del rojo líquido y me ausento del centro de atención de la fiesta.

Yvette Anghel se separa del reducido grupo con el que estaba hablando mientras mira alrededor con cierta curiosidad, cogiendo una de las muchas copas que uno de los camareros llevan de un lado a otro en las relucientes bandejas de plata.
Empieza a entretenerse un poco por los amplios pasillos, algo más vacíos y calmados que las salas atestadas de grupos de vástagos, parece que aquí sin embargo sólo se encuentran los más independientes o solitarios lo cuál le provoca una sonrisa mientras se acerca a Vincent Deline.

-Buenas noches...- se acerca a ti mirándote con curiosidad y sus ojos se detienen un par de segundos en el elaborado y lacado bastón que llevas en las manos antes de volver a ascender hasta tu rostro -Debo admitir que no esperaba encontrar a alguien cómo usted tan alejado de los focos de atención- comenta mientras mira de reojo alrededor y suelta su vestido, el cuál debe sujetar parcialmente para no pisar el bajo de la falda.
Lo cierto es que la mayoría de cainitas que os rodean son los que más llaman la atención por su indumentaria y hay escasas excepciones.

-Mi nombre es Yvette, ¿puedo saber el suyo?- pregunta con una sonrisa extrañamente sincera teniendo en cuenta el sitio en el que os encontráis.
Espera que respondas mientras sin dejar de observarte bebe con moderación de la copa que lleva en una de sus manos.

Llegamos, es impresionante, miro a Henry mientras salgo del coche y me agarro de su brazo mientras nos franquean la entrada, con una de mis manos sujeto un lado del vestido levantandolo levemente para no pisarlo con mis zapatos de tacon. Entramos y caminamos por los pasillos hacia la sala principal mientras miro a ver quienes estan caminando por alli, a muchos no los conozco pero no puedo creerlo Alexander? asi que al final eres un vampiro al menos asi no tendre la proxima vez que inventarme una excusa tonta para ... suelto el vestido mientras acompaño a Henry donde tenga que ir mientras mi perfume se mueve conmigo marcando el camino que sigo. Gerad esta en un rincon hablando con mas gente, esta bastante guapo con ese traje asi como algunos de los invitados que hay alli, y mi vestido parece una porqueria comparado con los suyos. Seguro que nadie mas tiene uno igual, ni el collar lo arregla.

Me encuentro paseando entre bambalinas cuando de lejos veo a Yvette caminando en mi direción por el mismo pasillo. Parece que a ella tampoco le apetece estar aquí, o le gusta relacionarse hasta con los que están apartados del bullicio. Sea como fuere se para frente a mí.

-Buenas noches Yvette. -Acompaño mis palabras con una inclinación de cabeza parecida a una reverencia. Es una primogénita y todos lo sabemos. No tiene buena reputación, pero no soy de los que juzgan por ojos de otro. -Mi nombre es Vincent. Encantado de conocerla.

-Me alegra ver una sonrisa sincera entre tanta falsedad y política. Si me permite que se lo diga, más me extraña que usted esté en una fiesta como esta, aunque supongo que su cargo la obliga. -sonrío tristemente para darle a entender que no comparto las obligaciones impuestas por otros. Y yo... bueno, creo que se confunde conmigo. Quizás hace tiempo "la gente como yo" pertenecían a la realeza. Yo sin embargo nací en una familia humilde en tiempos duros y nunca olvido mi condición represente a quién represente.

-Si me permite la indiscreción... ¿qué hace usted aquí? estoy seguro de que habrá gente buscándola y muchos otros deseando hablar con usted. ¿De qué huye? -Arqueo las cejas pícaramente acompañando el gesto con una leve sonrisa. ¿Y por qué una primogénita se acerca a un don nadie como yo? Quizás no sea tan fría y calculadora como la pintan.

Henry sonríe ampliamente, encantado con la situación al parecer mientras sujeta con más firmeza el brazo de Graziella, saludando a algunos de los presentes con un gesto de cabeza cómo todo un "animal social" que está hecho, arrastrando a ésta hasta el anfitrión de la fiesta y primogénito toreador: Gerard Gerasimovich.

Henry efectúa una reverencia algo pomposa después de que varios de los invitados que hablaban con Gerard se retiren permitiendo a éste centrar la atención en vosotros.
-Admito que esperaba una fiesta por todo lo alto y ha cumplido mis expectativas con creces, le doy mi enhorabuena- dice de forma complaciente con un tono lo más educado posible mientras el primogénito le observa entre extrañado y divertido por la actitud.

-Me alegro de que sea de tu gusto Fitzroy, aunque felicitarme no va a lograr que me olvide de tus fallos- sonríe y por el contrario Henry queda algo aturdido por ésa declaración mientras Gerard hace un gesto a uno de los camareros que se acerca tendiéndoos su bandeja para que elijáis la copa que más os agrade.
Tu sire elije una ancha y baja con poco contenido, cómo si no se fiara demasiado de lo que va a beber pero aún así prueba puesto que sería un gesto de pésima educación rechazarlo.

-Un collar muy hermoso Graziella, ¿cómo te sientes con él?- pregunta probablemente con doble intención, centrando su ahora cálida mirada en ti.

-Así es, me encuentro aquí por modales y por mi posición, lo positivo es que algunos buenos conocidos y amigos sí están por aquí, movidos por motivos parecidos a los míos... Hacer acto de presencia, ya sabe cómo son éstas cosas- ríe por lo bajo y entonces asiente a tu explicación mientras te mira con relativo interés.
-Me gustan las excepciones a los conceptos globales que se tienen, suelen ser los individuos más interesantes y de mayor personalidad, no necesitan cumplir estereotipos ni agradar a los demás para sentirse bien consigo mismos- mira de reojo al pasillo contiguo y empieza a andar pausadamente esperando a que la sigas mientras se aleja del sitio en el que estabais hace apenas un momento, quizá porque no le guste estar quieta o quizá por otro motivo.

Vuelve a sonreír, cómo si tus últimas palabras le resultaran en realidad divertidas.
-No soy tan popular cómo pudiera parecer, ya he hablado lo justo y necesario con los que debía así que ya que tengo que permanecer por aquí prefiero conocer a aquellos que llamen mi atención- se encoge ligeramente de hombros y vuelve a dar un sorbo de su copa, dejando ésta sobre una de las varias mesas dispuestas cada cierta distancia para mayor comodidad.

Me muevo detrás de ella mirándola de arriba a abajo, su vestido, su forma de caminar, su figura, sus gestos. Quiero ver si es sincera o se muestra de alguna forma actuando o interpretando un papel. No me gustaría que así fuera porque para eso no necesito ausentarme. -No he dicho que sea popular sino que más de uno estará interesado en hablar con usted. Una chica estupenda y con su cargo... es un plato apetitoso para muchos de los de ahí fuera. A no ser que usted ya se encuentre con alguien, en cuyo caso... ¿Dónde está? -Tras decir esas palabras intento cambiar de tema. He sido demasiado indiscreto.

-¿Por qué conocer a un tipo como yo? ¿Qué podría tener para llamar la atención de una primogénita? -Apuro la copa y la dejo junto a la suya poniéndome a su lado casi rozándola mirando sus labios.

Los gestos de Yvette, muy al contrario de lo que estás acostumbrado a ver en el Casino, son naturales y gráciles, sin exagerar para resultar más sensual o interesante lo cuál en realidad ya la hace destacar de por sí. Se nota que no está muy acostumbrada a llevar ése tipo de vestidos tan largos y elegantes, al igual que los zapatos, puesto que coge más tela de la que sería necesaria o "recatada" en una situación de éste calibre, de todos modos no parece que éso le importe lo más mínimo.
-Ahh... un plato apetitoso... Pero la mayoría también saben que si juegan con fuego pueden quemarse, y yo soy fuego si me lo propongo- te sonríe de forma burlona a pesar de que el comentario lo dice en serio y después ríe despreocupadamente.

-Si estuviera con alguien me estaría acompañando ya que si no fuera así significaría que no vale demasiado al pena, ¿verdad?- comenta de forma recíproca para después entornar ligeramente los ojos, sin intentar disimular la incomodidad por el último comentario.
-Que sea primogénita o no, no supone diferencia alguna. Me ha llamado la atención porque a simple vista no parece el tipo de vampiro que anda de forma solitaria por los pasillos apartados deseando que "la feria de las vanidades" termine pronto. Lo cierto es que yo también lo deseo- confiesa en un tono más bajo, negando con la cabeza cuando uno de los muchos invitados con los que os cruzáis efectúa una exagerada reverencia al pasar junto a ella.

Gerard como no, me siento como un maniqui en este momento mientras vamos hacia el y Henry no me suelta. Sonrio mirandole y luego a la bandeja mientras sopeso coger algo para beber Deberia coger algo para que no piense que quiero ser descortes cojo una copa mediana y la sostengo en la mano sin probarla aun, todo a su debido tiempo. Mientras Henry pone esa cara creo que algo ha pasado o paso en esa reunion que no me conto, bueno tampoco he querido saberlo, le doy un sorbo a la copa solo mojando los labios cuando me habla y le miro a los ojos ¿Esto? me llevo la mano al collar acariciandolo con la yema de los dedos es muy bonito, aunque no lo luzco como mereceria se que no son las palabras que quiero escuchar pero son las primeras que salen de mis labios rojos por la sangre y rojos por el carmin. Creo que lo que mejor me describe ahora es extraña, seguro que semejante collar sera el centro de atencion de toda la fiesta y la verdad no me gustaria serlo no al menos si no es mi terreno. Me gustaria demas poder hablar en privado si es posible, aunque bueno da lo mismo. Quiero agradecerte que hablaras al señor Deline de mi para sustituir a una de sus chicas.

No lo dudo. Estoy seguro de que puede ser fuego. Escucho atentamente sus palabras y llego a la conclusión de que encaja perfectamente con lo que se espera de ella. Libre de ataduras y a la vez incómoda en este tipo de ferias hipócritas.

-Le ruego disculpe mi indiscreción, tenía entendido que estaba usted con Don Pedro de Alba. Mil perdones. -Agacho levemente la cabeza avergonzado. -Estoy convencido de que si estuviera con alguien no dejaría a una mujer tan maravillosa que andara con un desconocido por los pasillos del Elíseo.

Vemos pasar al vampiro que hace un gesto tan exagerado que hasta parece cómico. -Ya ve, uno no se puede fiar de las apariencias. Nuca le he visto el sentido ni la gracia a estos eventos. Yo no pedí ser lo que soy, así que no me siento en la obligación de compartir su pasión por este tipo de eventos de autopromocion y peloteo masivo. Opino que la gente es más interesante cuanto más natural se muestre. Y lo único natural ahora mismo está en este pasillo o en el exterior de este edificio. -Paro un momento para mirar su cara.

Sus ojos muestran una gran fuerza interior, un alma libre encerrada entre estas paredes. Estoy seguro de que está deseando quitarse el disfraz y correr libre por el campo bajo la lluvia. -¿Sabe usted con qué propósito estamos aquí?

-Resulta extraño oír éso de alguien que se gana la vida dejando que los hombres la observen con lujuria- comenta mordazmente mientras Henry carraspea aparentemente empezando a incomodarse con la situación y con tu último agradecimiento.
-Era lo mínimo que podía hacer pro cumplir un trabajo que en un principio debía realizar Fitzroy...-mira a éste con seriedad y aunque su expresión no es verdaderamente de enfado sus expresivos ojos lo dicen todo y demuestran que no se llevan demasiado bien entre ellos.

-Si necesitas comentarme cualquier cosa en privado no es necesario que te cohibas, puedes hacerlo con total libertad, estaré encantado de atender a todos mis invitados cómo se merecen- te sonríe de forma arrebatadora e inclina un poco la cabeza retirándose de vuestro lado por ahora. Henry parece aliviado cuando se aleja.

Mientras el primogénito toreador se empieza a alejar de Graziella y su acompañante, entran en escena Blake Sibley acompañado de la Primogénita malkavian: Patrizia Bianichi, la cuál sonríe con un entusiasmo que llega a resultar extraño, cómo una niña pequeña con juguetes nuevos mientras se distrae contemplando las enormes lámparas y mosaicos del techo.

La primogenita gangrel y Vincent Deline se encuentran "perdidos" por alguno de los pasillos alejados de multitudes.

Al escuchar las palabras sonrio para mi Una cosa es mi trabajo con lo que me gano la vida y otra muy distinta es mi vida privada, cosa que muy pocos conocen miro a Gerard a los ojos sin importarme el carraspeo de Henry, se que se esta incomodando y no me importa ¿Como supiste que fui yo la que hizo el encargo? pregunto inquisitivamente y niego mejor no contestes y que sea un secreto, sus ojos si fuera mortal me encantaria que me miraran todos los dias en privado, a solas los dos pero eso seria imposible, aunque esa sonrisa tal vez mas tarde, cuando tengas un rato a solas podamos hablar con calma. Se marcha y veo a Patrizia como entra acompañada de un extraño joven y ese tio de la chupa de cuero ¿donde estara? suspiro y miro a Henry, gesto de alivio, creo que la noche no ha echo nada mas que mejorar poco a poco.
¿Ya puedo irme? hice acto de presencia para que me vieran y... le miro y me rio es broma, necesitas relajarte un poco se te nota un poco tenso. Voy un momento al tocador a retocarme el maquillaje, creo que no esta tan bien como deberia le guiño un ojo y me marcho

Me separo de Henry dejando la copa en una mesa cercana al pasar y dirigirme al exterior, tal vez a los baños o tal vez simplemente alejarme un poco de la fiesta. Me recojo un poco la falda del vestido para no cogerle y suspiro apartandome un poco el pelo de mi cuello que se ha enredado en collar, una vez fuera del salon camino por el pasillo sujetando mi pequeño bolso buscando un tocador necesito estar cinco segundos a sola o me ire de este lugar, no es mi sitio. Deberia haberme quedado en casa y olvidarme de todo esto.

Santiago de la Torre hace acto de presencia poco después de Blake, aunque sin embargo éste ha llegado sin acompañante, cruzándose por el pasillo con una mujer de voluptuosa figura y collar exageradamente llamativo que a bien seguro cuesta toda una fortuna (Graziella).