Partida Rol por web

El chico pensó que la mejor idea era despojarse del casco que parecía amplificar las voces que le torturaban. Lo hizo y entonces pudo verla: a medio camino entre ambos lados de la grieta dimensional. Logró la lucidez suficiente para darse cuenta de que tenía que enfrentarse a Viral y derrotarla. Estaba allí mismo, al alcance de sus armas.

Pero el miedo le atenazaba las tripas. Dudó qué movimiento hacer a continuación y reaccionó tarde. Se dio cuenta para su horror de que había sido un gran fallo quitarse el casco de la armadura...

Se llevó desesperada las manos a la cabeza y notó como caía sangre por la barbilla, seguidamente no pudo evitar toser más sangre al suelo.

- ¡Déjame, puedo hacerlo sola! ¡No te necesito! - Gritó sacudiendo la cabeza de un lado a otro, como si de aquella forma pudiera expulsar la voz que sonaba en su cabeza.

Vio a El Toro saltar de las vías, necesitaba desesperadamente que alguien resolviera el asunto de los civiles transformados en el interior de los vagones. - ¡Toro, necesito que asegures los vagones, no podré aguantar mucho más la barrera! - Era una verdad a medias. Sí que podía, pero si seguía forzando sus poderes podría perder el control del todo y cada vez sentía estar más cerca de su límite. Se limpió la boca con el puño y volvió a poner las manos sobre el techo, empezó a pensar en imágenes eróticas y a concentrarse, ponerse más nerviosa solo empeoraría la situación...

La agente Gilbear se tapó la boca apresuradamente después de haber revelado información clasificada. Dirigió una mirada furibunda a la mujer de rojo.

La multitud vitoreó al Toro encantada con su actuación. En las alturas, el bloque de hormigón se precipitó sobre la gente. El enmascarado saltó para interceptarla.

Espina se encogió de hombros.

-Lo siento, es que estabas muy cerca del chaval: estaba manteniéndolo tranquilito-explicó moviendo los dedos de la mano-Y te has metido en el área de efecto...

La respuesta furibunda de la agente Gilbear fue interrumpida por la máquina que había estado manipulando. Con un extraño chirrido, el misterioso aparato empezó a reordenar las dimensiones paralelas y cerrar las brechas entre ellas.

Viral era una anomalía interdimensional, la esencia de una persona atrapada entre dos universos paralelos. Como tal, su existencia misma dependía de que el paso entre ambas dimensiones permaneciera abierto. Las perturbaciones espacio-temporales que habían traído de vuelta al temido Doctor Infinity habían dañado la integridad de la realidad misma permitiendo a Viral venir a su vez a Halcyon City.

El aparato electrónico del salpicadero de la agente Gilbear se encargaría de arreglar eso. 

La herida en el tejido dimensional se reparó en cuestión de minutos devolviendo la estabilidad a aquella línea temporal. La esencia de Viral se dispersó de manera inofensiva y muchos de sus sicarios perdieron el brillo rojo en sus ojos e incluso los que lo conservaron brillaban menos y estaban simplemente confusos. Warhead se descubrió a sí mismo sentado en un asiento mirándose las manos. Le zumbaban los oídos.

-Volveremos a vernos. Volverás... a ser... Viral. 

En el techo del monorraíl Bool sintió que su barrera estaba sometida a mucha menos presión desde dentro. Un helicóptero con el logo de A.E.G.I.S. se acercaba para hacerse cargo de las víctimas de Viral.

Bool, es un buen momento para hacer mutis. Describe cómo reconduces la energía mágica, cómo sales de aquí y qué daño colateral causa todo eso.

-En cuanto a ti...-la agente Gilbear miró a su alrededor.

Pero Chas ya no estaba allí.

Espina encontró a Warhead en la cabina destrozada, sentado y mirando al vacío. El chico se asustó cuando ella entró allí y al reconocerla se sorbió los mocos y se puso de nuevo el casco de la armadura.

—Venga Kenji, no seas tan duro contigo mismo, chaval —se burló de él cariñosamente. Lo había visto nacer y luego en muchas ocasiones cuando sus padres le dejaban volver a casa para celebrar alguna fiesta importante. Era casi un sobrino para ella; un sobrino soso y más tonto que una piedra.

Era difícil saber lo que el chico estaba pensando debajo de toda aquella chatarra, pero el instinto de Espina le decía que era emocionalmente inestable y que sería mejor llevárselo con ella. Además, no podía perderse una buena ocasión de sacar  información para A.E.G.I.S., aunque aquello significara buscar bronca con Sean O'Donnell que opinaba que la organización para la que trabajaba a veces era un nido de fascistas y conspiradores. Sí, claro, cariño, por eso la arpía de tu mujer se está abriendo paso en la organización, pensó divertida.

—Ey, espabila. Necesitas ayuda médica. Estás en estado de shock. Vente conmigo para que podamos echarte un vistazo.

Se sorprendió de que Warhead apenas protestara y se dejará guiar tan manso como un corderito. O Viral le había zurrado bien o aquel chaval no servía para el negocio.

La barrera ya no corría peligro, y aquello solo era sinónimo de que ya había cumplido su propósito, ¿verdad? Asomó la cabeza por los laterales del tren y alcanzó a ver a duras penas que los civiles ya no arremetían contra las puertas y cristales de los vagones. El grimorio levitó enfrente suya, hizo un gesto de mano y pasó un par de páginas. Pronunció un hechizo breve pero necesario para disipar correctamente la barrera. Ésta empezó a perder su brillo, resquebrajarse y finalmente disolverse en el aire sin dejar evidencia alguna, al menos visible, de que hubiera siquiera existido. Cerró el grimorio con ambas manos y éste pareció encogerse hasta desaparecer, reapareciendo, si todo había ido bien, de vuelta en el cajón del escritorio de su habitación.

- ¿Lo has resuelto tú Warhead? ¿Qué era? - Cogió el teléfono, que estaba sujeto a la cintura del pantalón, y preguntó.

Se reincorporó y avanzó hasta la cabeza del tren. Miró decepcionada el estropicio que habían hecho con las vías del monorail y luego a El Toro. - Toro... Tenemos que irnos de aquí... - Si algún día les pasaban factura de todos los destrozos que habían causado en tan solo dos batallas iban a estar endeudados de por vida. Bueno, Kenji no, él tenía pasta.

A pesar de haber seguido el correspondiente proceso de desvanecimiento de la barrera, Bool era una bruja inexperta y no había tenido en cuenta la enorme cantidad de energía invertida en ella, dejando en consecuencia un considerable rastro de energía arcana en el vagón.

Un pequeño portal se abrió y cerró tal y como había aparecido, dejando tras de sí una simpática criatura con forma de diablo diminuto que sonreía de forma macabra.

- ¡HIHIHIHI! - Sonrió travieso mientras se frotaba las manos y daba saltitos de un lado a otro. Empezó a hurgar en el bolso de una señora aún aturdida por la reciente transformación. - UhHhhh... - Sacó un brillante reloj de mano, lo levantó por encima de la cabeza y lo miró fascinado. - ¡HIHIHIHI, MÍO MÍO MÍO! - Lo metió en una bolsita y continúo hurtando al resto de pasajeros que pilló por delante cualquier objeto reluciente que tuvieran a la vista...

Chas apareció al lado de Bool y Toro. Tenía en su rostro una sonrisa de las que saca cada vez que hacía algo que sabía no estaba bien, pero que tampoco era para tanto. Cuando levantó su mano mostró un paquete de ocho cervezas que no tardó en meter en su mochila.

— Vamos tíos, con el despiste he podido hacerme con esto. Nos pretamos una de trago y nos vamos a la fiesta cagando ostias. Cuando contemos lo del tren vamos a ser los putos amos. —

*— ¡¡ Ostia puta !! — Chas miró al pequeño diablillo hurgando en el bolso de la señora... — Por favor Bool dime que nos lo podemos llevar de fiesta. Le doy mi birra yo si hace falta. — Los ojos de Chas brillaban de emoción y con su dedo incitaba al diablillo a acercarse a ellos divertido.

**En ese momento vieron salir a Warhead con Espina. Chas les contó lo que había averiguado del suero y las instalaciones secretas. Y que si había poseído a Kenji igual era lo mejor dejar que lo curaran...

- Qué coño es eso... - Estaba sorprendida, hubiera jurado que lo había hecho todo correctamente, hasta que cayó en la cuenta de que la barrera que había conjurado contaba con más energía de la que solía invertir. Se llevó la mano a la cara, al más puro estilo facepalm. - Si quieres llevártelo yo encantada. - Respondió. - Bueno, no hará daño a nadie, supongo que puede esperar. - Dijo más preocupada por las cervezas que trajo Chas que por arreglar sus cagadas.

Quizá, solo quizás, la cantidad de gente vitoreándole hizo que El Toro se distrajera. O puede que, simplemente, el bloque era en realidad demasiado incluso para él. El caso es que para cuando el joven trato de saltar para detenerlo, calculó mal el salto, o lo empezó demasiado tarde. Pero el resultado fue que fue incapaz de detener el bloque de hormigón, que impactó contra él, lo tiró al suelo y se rompió con un estallido, esparciendo esquirlas a su alrededor, rompiendo móviles, gafas, cristales de coches y, lamentablemente, hiriendo a varias personas. Una parte importante del bloque de hormigón se quedó junto a El Toro y otra salió disparada, golpeando contra un coche, aplastándolo y haciendo que comenzara a hacer sonar la alarma.

Eso fue ya demasiado para la multitud, que comenzó a salir corriendo de allí, empujándose los unos a los otros y dando gritos. En la confusión, Héctor maldijo y salió corriendo también. En cuanto creyó que nadie lo veía, se quitó la máscara y se la guardó. Bool le estaba diciendo algo desde lo alto del tren, y Héctor decidió que lo mejor sería salir por patas e ir a... bueno, a la fiesta, ¿no?

Después de que Willow y Angus le encontraran, Héctor permaneció un poco callado. No le había gustado nada ser incapaz de parar ese último bloque de hormigón y haberla liado parda. Sobre todo porque por fin parecía que lo estaba haciendo bien. Y no, seguía siendo un puto inútil que cuando llegaba el momento no era capaz de ayudar a nadie de verdad. Solo sabía romper cosas. Tonto de los cojones bueno para nada, te has buscado un buen nombre; solo sabes embestir y joder cosas. 

Encima el jodío Angus no hacía más que insistir en que lo habían hecho de puta madre y que estaba todo guay y que nada, que eran los mejores. Héctor no estaba de acuerdo. Joder, si habían tenido que salir por patas, habían jodido el monorraíl, habían herido a ni se sabe las personas y los de AEGIS les habían jod...

—Pero bueno, bueno, mira lo que ha traído el gato —escuchar la voz ya le puso en guardia, y Héctor estuvo a punto de agacharse como si hubiera escuchado a la Hermandad de Caos al completo saltar sobre él. Pero no era la Hermandad de Caos.

Era peor.

Era su hermana

Allí estaba, con unas cuantas de sus amigas, que le miraban como si fuera una cagarruta, y vestida para matar. 

—¿Qué pasa, Dolores?

Su hermana, obviamente, le imitó, haciéndole burla. —¿"Qué pasa, Dolores"? ¿"Qué pasa, Dolores"? —Lo peor era que encima le imitaba bastante bien. El grupo de arpías se rió con ella. Las que se dignaron a mirarlo— ¿Sabe mamá que estás aquí?

—¿Sabe que estás tú? —se atrevió a decir Héctor.

Dolores se puso a su altura (con los taconazos que llevaba, era un poco más alta que él), acercándose mucho para intimidarlo. —Yo tengo dieciocho años, pardillo, mamá me deja salir donde quiera. Y si le dices que me has visto aquí te meterás en un muy —le dio un golpecito en el pecho— buen —otro golpecito— lío.

Y se quedó allí, mirándolo, hasta que Héctor bajó la cabeza, derrotado.

Con cara de victoria, Dolores se dedicó entonces a mirar a Angus y Willow. A Willow directamente la ignoró. A Angus... no. A Angus no le ignoró. De hecho, se lanzó sobre él con una sonrisita y un contoneo juguetón. Y mientras lo hacía cruzó su mirada con la de Héctor y le transmitió la siguiente idea: Héctor, me voy a enrollar con tu colega, que está bastante bueno, y no vas a poder hacer nada por evitarlo.

Héctor prefirió no verlo. Se pidió una cerveza tras otra hasta que se quedó sin blanca y luego solo se acordó de estar hablando con una tía bastante simpática que le estuvo haciendo preguntas sobre Angus. Sin duda, otra de las cientos de mujeres que preferían liarse con Angus que con él. Pues se va a enterar el chulito este. Héctor empezó a soltar por su boquita todo lo que pudo sobre su "amigo". Sí, entre comillas, porque a ver qué amigo se deja comer los morros por la hermana de su colega sin siquiera preguntar. El mismo que se dedica a hacer pequeños hurtos y hurtos no tan pequeños y a vivir con unos okupas y a hacer lo que le sale de los cojones y... joder, al final Héctor había terminado aburriendo también a la tía esta soltándole la chapa sobre Angus y se había pirado.

Cuando había decidido que ya tenía suficiente y que tenía que pirarse, vio que Willow estaba más borracha que una cuba, pasándoselo de puta madre. Pero hoy, bah, hoy había sido un día de mierda. Si hasta tenían a Kenji en el hospital (joder, se había olvidado de él...). 

Así que al final Héctor se quedó en un rincón, quietecito, mientras le zumbaban los oídos por la música, le daba vueltas el local y observaba a Willow bailar como una peonza. 

Lo único bueno del día, la verdad, era ver a Willow bailar como una peonza.

...

Ah, mira. Acaba de echar la pota.

Pues en fin, habrá que acompañarla a casa.

Vio como la hermana de Héctor pasaba de ella y se iba directamente a por Angus. - Oye, ¿y esa cara de asco que me ha puesto? ¡Yo estoy más buena que él! - Dijo indignada, bromeando.

...

- Pues sí, ¿sabías que la verdadera hederera de Warhead en realidad es la pequeña de la familia? Uhhh... Zoe creo que se llamaba. - Dijo arrastrando las palabras y con la mirada medio perdida, iba como una cuba. Cogió el vaso del chupito y lo miró para darse cuenta de que estaba vacío. - Bueno me voy a bailar. - Se fue junto al barullo de gente bailando y se unió a ellos, articulando brazos y piernas sin control alguno. Poco después echó todo lo que había tomado.

- Vámonos a casa Héctor...

* * *

En la azotea del edificio Killgrave parpadeó un campo de anti-realidad que servía de camuflaje a cinco figuras de distinto matiz. 

-Así que esto es Halcyon City...-dijo una muchacha de piel roja (1) con cuernos-Con el cielo azul y sin ruinas es... diferente.

-Sí-asintió un hombre de color cubierto de implantes cibernéticos (2). La poca piel que tenía expuesta no tenía un aspecto sano-Entonces nosotros... también éramos jóvenes... cuerpos sanos y fuertes. Llenos de... vida.

-Os dije que el vórtice temporal funcionaría, ¿no es cierto?-el que había hablado era una horrenda criatura con dos cabezas y múltiples miembros que se agitaban y recomponían constantemente adoptando diferentes configuraciones (3)-La tecnología de Vanquish, aunque peligrosa, tiene un gran potencial...

Le interrumpió el gruñido largo y grave de una enorme mole de músculos que apenas podía considerarse humana (4). Era el más grande de los cinco con diferencia. Movió la cabeza a los lados con lo que parecía más un gesto inconsciente que una negación.

-¡Silencio ahí detrás!-escupió una figura blindada que se cubría la cabeza con una capucha-Os recuerdo todo lo que hemos pasado para llegar hasta aquí: hemos cruzado el infierno, desafiado a dioses y demonios y pactado con fuerzas inimaginables para tener una oportunidad de detener el apocalipsis.

Hizo una pausa.

-Y lo haremos. Cueste lo que cueste.