Partida Rol por web

La cabeza de Alex asoma por el interior del tubo, escalando desde abajo hasta volver a estar toda la familia junta, apoyando manos y pies en las grietas del material incoloro.

Respiré aliviada al ver aparecer a Álex, escalando por aquel tubo que se perdía en lo profundo, tanto por arriba como por abajo.

—Joder Álex, menudo susto nos has dado. ¿Qué viste ahí abajo? ¿Se puede seguir por ahí? ¿Está todo tan asqueroso como aquí?

Bombardeaba a preguntas a mi hermano esperando que una de sus contestaciones fuera una alegría para nosotros, que nos dijera que había encontrado una salida de aquella horrible pesadilla de la que no podíamos despertar.

Cuando Alex llega hasta nosotros no puedo evitar abrazarle. Tal vez es la tensión, el miedo o las ansias de soltar todo lo que está despertando dentro de mi, pero se me escapan unas pequeñas lágrimas. Mientras Dorothy lo machaca a preguntas.

-¿Co...cómo has bajado ahí?-le digo separándome y limpiándome las lágrimas con el dorso de la mano.

La situación es tensa pues mamá se enfadará y papá también. Es lo que hacen siempre cuando están preocupados y ven que no ha pasado nada malo, como antes conmigo. Así que me aparto un poco.

Al ver que todo había acabado bien, que Alex volvía por sus propios pies sin mayor preocupación y que las niñas recuperaban la sonrisa por reencontrar a su hermano, simplemente me quede sentada observando aquella escena.

Tenia ganas de gritar al hijo descarriado y advertir a mis niñas de los peligros que eran irse solas, pero por un momento preferí quedarme al margen y disfrutar de la felicidad de sus rostros, pese a que simplemente fuera alivio por el reencuentro era una imagen que gustaría conservar. Y sin poder evitarlo, ni darme cuenta enfoque a las gemelas para sacar una foto del momento e inmortalizarlo, olvidando por un segundo todo aquel drama y desesperación.

Dejando que aquel momento terminara con la llegada de Ted y fuera él quien transmitiera la preocupación de ambos. Mientras esperaba el revelado de aquella foto.

Pero un momento, ¿Y el ruido que continuaba en el túnel? ¿Acaso estaba subiendo un ascensor desde el fondo?
-Niñas, apartaos del agujero. Ahora. -Me levante tan rápido como pude, intentado ser precavida con lo que aquel tubo pudiera darnos.

Subió entonces, mirando a mamá con congoja pero no evitándola, no negándola, ya no, no por ahora al menos y no tras lo que había visto, finalmente escalando aprovechando ese cuerpo firme que tenía que parecía ser su única cualidad decente o rastro de una existencia completa en él, en donde su mente y emociones se habían vuelto un despojo, una cáscara envuelta en músculos. Subió al piso entonces pensando en ella, en Cath y como estaban tan lejos, como estuvieron juntos antes y ahora no podían. ¿Y si "ahora" era mucho después o en otro mundo? ¿Y si nunca volvería a verla?

- Yo...

Antes de poder responderle a Dothy, Stacy le abrazó y eso le logró sacar de su malestar. No dudó entonces y aprovechando su contextura jaló también a la otra hermana, la que lo ametrallaba a interrogantes y la incluyó en el abrazo con su hermana que había iniciado dicho, frotándoles el pelo y revolviéndoselo a ambas. Eran sus bebés, le mantenían con esperanza en este purgatorio en el que estaban más con pinta de infierno, respondiendo entonces tras soltarles.

- Nada útil, todo tan feo como aquí, creaturas una más rara que la otra. Fui a mirar el habitáculo justo bajo nuestra casa y tenía unos monos extraños devorados por unas serpientes con un ojo, no lo sé, no entiendo el simbolismo... ¿Papá, tú quizá sepas de eso? ¿Mamá? -Osó preguntarle a ella y luego, buscando bromear, respondió a Stacy ya después de que preguntara.- Y pues subí con estos brazos, claro, o bajé, no sé ya, quizá estamos en un ciclo eterno, pero...

Tomó aire y les miró a todos, queriendo otorgarles al menos su única pista que fue una mera sensación y sin embargo, sólida como todo podía serlo aquí.

- Algo me vino a la mente. ¿Y si todo esto tiene que ver con el edificio Dakota? Piénsenlo, es un edificio inmenso. ¿Y si todo está o ha estado en dicho lugar? No sé, algo puede tener que ver.

Su esquizofrenia hablaba, pero también su sentido de la esperanza. Fuese como fuese, no pretendía volver a separarse en un intento de falsa valentía que en realidad cubría desesperación. Sonrió como mejor pudo y pretendió mantener buena cara ante la tormenta.

O eso pensaba al menos. No se acababa tan fácil. Tragó y preguntó.

- ¿Mamá? ¿Qué ocurre?

Se preparó entonces, en pose de posible guardia. Si algo venía y se movía como él mismo hizo o como vió en aquel agujero en el vidrio, entonces tendría que estar listo. No había otra opción.

Llegó con el corazón en la garganta justo para ver asomar la cabeza de Alex del agujero, asistir a los abrazos con sus hermanas, que lo recibían como a un héroe, y escuchar sus explicaciones, que le sonaron fatuas, como la sonrisa en su cara. Apretó los puños con fuerza, con los brazos pegados al cuerpo, pero no pudo evitarlo: avanzó un paso y le cruzó la cara a su hijo con una sonora bofetada.

La expresión de arrepentimiento afloró en su rostro justo tras hacerlo, pero era tarde; Ted Krammer no era de esos padres que pegaban a sus hijos, pero tampoco era de los que pedirían perdón por ello ni darían explicaciones. En su lugar, en un arrebato emocional, lo agarró por los brazos, unos brazos ya mucho más fuertes que los suyos, lo zarandeó y lo increpó.

-¡No vuelvas a hacer algo así! ¿Me oyes? ¡No te separes nunca más de tus hermanas y de nosotros! ¡Nunca!

La expresión de Joanna, escuchando e incitándolos a apartarse del tubo, cortó en seco la situación. Ted se colocó entre las gemelas y el tubo, apartando a los demás con un gesto del brazo libre; flexionó ligeramente las piernas, echó un poco el torso hacia delante y aferró fuertemente el atizador.

Me había dejado arrastrar por el abrazo de mis hermanos y, por unos leves instantes, tuve la agradable sensación de que nada había cambiado, que seguíamos siendo amigos y que aún seguíamos apoyándonos y protegiéndonos mutuamente. Pero, igual que si se tratara de un puñetazo, la realidad me golpeó de lleno consiguiendo que volviera a mi actitud de siempre. Me separé de los dos para mantenerme, como hacía siempre, al margen de la amorosa familia que intentaban mostrar al mundo, una imagen que yo detestaba ya que no era real.

Pero lo que no me esperaba era la reacción de mi padre cuando llegó junto a nosotros. En lugar de alegrarse por la vuelta de Álex, de abrazarlo con cariño porque había regresado ileso, lo único que se le ocurría era pegarle una bofetada y enfadarse muy duramente con él. Como siempre, mi padre tenía que demostrar su autoridad, aunque fuera a base de golpes.

—Cabrón —susurré por lo bajo. No había sido mi intención mostrar en palabras lo que pensaba, pero mi rebeldía me había impedido mantenerme callada. El resto de mis pensamientos sí fui capaz de guardármelos para mí porque, en caso de que hubiera soltado por la boca todo lo que se me estaba ocurriendo, la bronca hacia mí iba a ser mucho más grande que la que acababa de recibir mi hermano.

Sin embargo no hubo tiempo para más movidas familiares ya que, al grito de advertencia de mi madre, pegué un salto hacia un lado separándome del tubo y mirando aterrada hacia allí para ver salir, con toda seguridad, cualquier cosa rara que viniera a devorarnos. Quizás una de esas serpientes de las que había hablado Álex o cualquier otro monstruo asqueroso que dejaría de nosotros sólo un rastro de carne y sangre como los que ya habíamos visto. Al ver a mi padre poniéndose en medio de nosotras dos y del tubo, tuve la sensación de que no saldríamos con vida de aquel lugar.

—¡Animales! Nos van a dar caza... Sólo somos sus piezas de caza. —Ni siquiera me estaba dando cuenta de las estupideces que estaba diciendo, ya que sólo eran palabras sin sentido, pero en esos instantes era lo único en lo que podía pensar.

Odias cuando tu padre se pone autoritario. Es un pringrado al que su papel como cabeza de familia le viene grande y ésa es su manera de arreglar las cosas. A bofetones. Es incapaz de entender que cada bofetón consigue el efecto contrario que él espera; te aleja más de él. Y ahora, abofeteando a Alex, ¿qué pretende?

Es un tipo al que parece que la familia es un mero obstáculo en su carrera profesional, y no nos presta ninguna atención más que para decirnos "No esto..." y "No lo otro...". Si lo que quiere es que os quedéis sentados en el suelo sin hacer nada como si fueseis todos tan cobardes como él, lo lleva claro. Te apetece meterte en ese condenado tubo y empezar a buscar respuestas.

La bofetada que recibe tu hermano Alex hace que un escalofrío te recorra el espinazo. Te convences a ti misma de que Alex no ha hecho nada malo. Al contrario, está buscando una salida. Respuestas. Al mismo tiempo, sabes que tu padre sólo lo ha hecho para que no os volváis a separar. Quieres a los dos, pero ver como entre ellos se producen estas escenas horribles es lo que hace que te hagas más y más introvertida. Te esfuerzas por ser una buena hija, al igual que tu hermano, y sin embargo, un bofetón lo cambia todo. Ya no estás segura de lo que debes hacer ni cómo comportarte.

- ¿Que coño...? - Te preguntas.

No esperabas esa reacción de tu padre. Simplemente has querido buscar respuestas para mantener a tu familia a salvo y... ¿así es como te lo agradece? La relación con tu madre es prácticamente inexistente por motivos que no tienes claros (de hecho, en la foto que ha sacado ha parecido dejarte fuera para que no estropees la instantánea), pero ¿también va a ocurrir lo mismo con tu padre?

Tras la bofetada, te sorprendes a ti misma sintiéndote indiferente. Sabes en el fondo que es injusto lo que Ted ha hecho con Alex. Él sólo pretendía ayudar, pero la indiferencia con tu hijo hace que no te inmutes ante la falta de tacto de tu esposo.

En el fondo odias dar esos guantazos, pero esta maldita familia parece no causarte otra cosa que problemas. ¿Por qué no pueden simplemente obedecerte y dejar que tú tomes las decisiones? Es eso lo que significa ser el cabeza de familia, ¿no? Sólo falta que Dorothy, además, empiece con sus chorradas de niñata...

Al asomarte por el tubo mirando hacia abajo, en el fondo del todo, a unos cuarenta metros, crees ver una luz azulada muy débil que ilumina ciertos objetos que no consigues identificar. Como si parpadease cada pocos segundos desde algún punto que no puedes ver ahora mismo, despidiendo luz por todo el lugar.

Salió del tubo entonces para recibir inmediatamente la reprimenda de su padre apenas hubiese abrazado a sus dos hermanas. Sorprendido, no logró hacer mucho más que ser tomado por el viejo y bofeteado, mostrando que el viejo tenía bastante fuerza y ciertamente era, bueno, su padre. Aún así las emociones sentidas fueron contrastantes, podría decirse, pero simplemente mantuvo la cabeza gacha, como el punto entre un niño de la mitad de su edad que había hecho mal y un hombre que cada vez más sentía que se perdía a sí mismo, suspirando. Se zafó o se dejó zafar eventualmente y pensó en algo más al girarse y ahora mirar hacia el tubo junto a sus dos hermanas y su madre.

- Algo más había abajo y en todos lados, esas placas negras, están aquí y en los otros niveles.

Pero lo dijo casi más para sí mismo porque sus teorías no estaban teniendo mucho peso a medida que las decía y porque estaba tenso por variadas razones, entre ellas el proteger a sus dos hermanas mirando con rabia y temor hacia el tubo del que vino así como en otras direcciones ocasionales.

Miró con cierto desdén a sus padres, o era odio acumulado o ya no sabía qué, desde que todo esto pasaba en esta mansión de locos si es que su teoría entre sus muchas ideas esquizofrénicas era cierta o no. Al pensar en lo de la foto su corazón se sintió agrietado, su pecho se apretaba y ante lo que hizo su viejo ahora recién, que aún sentía en su mejilla pensó en lo que le dijo la voz al comienzo de todo:

¡Aquel bastardo no es tu padre, mátalo!

¿Qué pretendía decir con eso? ¿Cómo se conectaba con la pesadilla que tuvo con Stacy y su clon inverso? ¿Quién pretendía hacernos esto? No lo entendía, pero todo iba tomando no forma, sino una forma muy retorcida dentro de sí a medida que estaba en la posición y situación que estaba. Mantuvo sus puños apretados y esperó, no quedaba más. O eso suponía.

Mas atenta al tubo y lo que pudiera mostrar, rodee aquel agujero hasta llegar a mi familia, mientras guardaba aquella foto en mi bolsillo trasero.

-Estar atentos. Cuando asome la cabeza escuche un sonido lejano que parecía llegar del final del túnel, semejante al ruido que podría hacer un elevador o montacargas. -Eso era lo que pude pensar con mas sentido, aquel ruido, esos golpes que ascendían, era la única teoría plausible que tenia en aquel momento, dando fuerza, sin quererlo, a las palabras de Alex sobre el edificio.

-Creo que deberíamos irnos de aquí y seguir buscando una salida por esta... -No me podía creer lo que iba a decir en ese momento. -Planta.

Deseaba alejarme de aquel lugar y de lo que pudiera surgir del suelo, intentando proteger y poner a salvo a mi familia, pese a la imposibilidad que eso suponía.

No lo soportaba. Mi padre no tenía ni puta idea de cómo tratar a su familia, si creía que le íbamos a hacer más caso por el mero hecho de tratarnos a hostias lo llevaba claro. Por lo menos conmigo no lo iba a conseguir, con cada tortazo que me diera a mí o alguno de mis hermanos más me rebelaría contra él. ¿Por qué cojones seguía estando junto a nosotros si lo único que le importaba era su trabajo? En su profesión sería un hacha pero en lo referente a su familia era una auténtica mierda.

Me empezaba a hartar de tanta gilipollez, de tanta negativa por su parte a que hiciéramos algo, de que siempre quisiera quedar como el héroe que jamás sería. Me negaba a aceptar su autoridad porque, para mí, hacía tiempo que la había perdido.

Haciendo caso omiso a las advertencias de mi madre y pasando olímpicamente de mi padre, me escabullí para acercarme hasta el tubo y, después de mirar hacia abajo, centré mis ojos en los pisos superiores.

—Álex, ayúdame a subir.

Me encontraba ya en el borde del tubo dispuesta a subir por él y descubrir, si podía y de una puñetera vez, qué estaba pasando.

Miro la escena con tal desasosiego que siento que paro de respirar. Sabía que papá reaccionaría así y no puedo evitar que la culpa de que nuestra familia, antaño unida y feliz, esté como está. Miro a Alex con lástima pues sé lo que siente. Te esfuerzas en ser un buen hijo y cuando cometes un fallo, la respuesta es agresiva y dañina. Nunca se lo diré a Dorothy, pero, creo que la entiendo, entiendo su cambio de actitud.

Nuestro padre, para mí, empieza a perder los pocos puntos que había ganado conmigo desde esa mañana. 

"Y mamá no le dice nada" pienso.

Escucho el comentario de Dorothy sobre nuestro padre y no puedo evitar girar mis ojos a ver si papá también lo ha oído, no quiero que también la pegue a ella.

Mamá, sigue pendiente de ese tubo, de los sonidos y dando ideas de huida, pero para mí todo parece haber acabado. Sólo se ha demostrado que jamás volveremos a ser una familia.

Luego una vez más Dorothy los reta. Se acerca al tubo y quiere subir, ayudada por Alex. Mis ojos pasan de ella a Alex, de Alex a mamá y de mamá a papá. Sé que va a explotar de nuevo, pero no quiero que lo haga. Me mantengo en un segundo plano.

Había oído a su mujer, incluso asentido, pero no había abandonado la posición de guardia, blandiendo el atizador.

-Buscar la salida, es más fácil de decir que de hacer... -masculló. Por supuesto, había oído a Dorothy; ambos, todos sabían que la había oído. Y estaba atento también a cualquier reacción de Stacy. Entonces, Dorothy decidió dar un paso adelante, e intentar encaramarse al piso superior por el hueco del ascensor. Peligroso, pero además imposible sin la ayuda de su hermano, y quién sabe si así...

Ted no le dio ni la oportunidad de intentarlo. La agarró fuertemente por el cuello de la camiseta que llevaba y la hizo retroceder, alejarse del borde del agujero.* Y la puso frente a sí, a su altura, encarándose con ella y hablándole con un tono aparentemente frío y desapasionado:

-Mira, hija. Sé que me odias, y me parece perfecto. Pero odiándome y haciendo cosas absurdas como intentar subirte ahí sólo conseguirás partirte el cuello. Te prometo que en cuanto salgamos de aquí, si quieres no volver a verme nunca más, lo entenderé, te daré la mayoría de edad, te daré una asignación de 600 dólares si quieres. Pero ahora mismo la mejor manera de salir de aquí es mantenernos todos juntos y usar la cabeza, ¿de acuerdo?**

En ese momento miró alarmado la nuca de su hija. Sangre. La tocó frenético y se miró la mano, respirando aliviado. La habia manchado con la sangre que había tocado antes.

-Es del suelo -explicó, respirando hondo. -De la que vimos ahí detrás. La usé para...

En vez de explicarlo, marcó el suelo frente a ellos con una gran X, del lado del círculo que daba al pasillo por el que habían venido.

-Esto tiene pinta de ser enorme -se justificó, limpiándose la mano en los pantalones- y de alguna forma hay que orientarse. Busquemos una salida, de acuerdo, pero ¿por dónde? ¿Hacia dónde dirigirse, Joanna? Y bajar... hay cuarenta metros hasta abajo, y parece que hay movimiento al fondo. Quiero oir vuestras ideas. Pero no fragmentos sueltos y ocurrencias peregrinas, sino verdaderas ideas. De momento, lo mejor ha sido lo tuyo, señorita -añadió, dirigiéndose a Dorothy con el mismo tono indiferente de antes, mirándola con un brillo que se diría de orgullo en los ojos. -Hacia arriba. Pero no trepando, y menos tú; tu hermano es mucho más ágil. ¿Qué me dics, Alex, quieres intentar echar un vistazo arriba? ¿Creéis que serviría de algo?
 

Alce la mirada al ver que todo se desmoronaba, había tardado demasiado en tomar una decisión firme respecto a lo que estaba sucediendo y ahora todo se descontrolaba una vez mas, esa maldita estructura sin sentido alguno, estaba destrozando la familia, desmenbrandola y separandonos, estaba perdiendo a mi familia.

-¡Por favor calmaros! - Hice grandes aspavientos con las manos. -Pelearnos a cada paso no arregla las cosas, huir de nosotros tampoco. Todo el mundo tiene miedo, nadie entiende nada, pero ir a ciegas y sin sentido alguno no nos va ha ayudar. Si cada uno se va por su lado lo único que conseguiremos es arrastrar al resto y seguiremos perdidos eternamente. ¡Dorothy baja de ahí, Alex quédate por un segundo quieto. Ted no vuelvas a tocar a los niños! -Hacia mucho tiempo que no sentía semejante dolor en el pecho y tuve suerte de llevar las gafas puestas, para que el resto no viera el esfuerzo que estaba poniendo en no llorar delante de todos.

-Por favor, escucharme un segundo. Lo único que tenemos aquí es ha nosotros mismos, ni siquiera podemos volver a la seguridad de la casa, hay sangre por todas partes, ruidos, monstruos, pasillos sin sentido y lo ultimo que necesitamos es fraccionar mas la familia. -Cogí aire, para tener un tono mas conciliador.

-Se que no es fácil, que cada uno quiere hacer una cosa u otra, que hay veces que no nos soportamos y que tomamos decisiones apresuradas. -Mire a Ted por las estúpidas palabras dirigidas a Dorothy y a la niña, por su nueva rabieta. -Y no siempre buenas. Pero quiero que todos salgamos de aquí, que lo hagamos juntos y no podemos hacerlo si no tenemos un plan en común, un camino en común y una decisión unánime.

-Si hay una forma de salir de aquí estoy segura que una sola persona no puede conseguirlo. Pero una familia sí, o un grupo de personas unidas en un frente común, si lo preferís. - Mis ultimas palabras me obligaron a tragar saliva y reprimir un sollozo. -Debemos calmarnos por un segundo y pensar que hacer todos juntos. Y sobretodo intentar saber que es ese ruido que se escucha, para descartar que sea un peligro inminente y entonces solo entonces dar el siguiente paso. -No me gustaba como estaban sucediendo las cosas y me temblaba la voz con las ultimas palabras, solo quería que todos se calmaran y pensaran con cabeza por una sola vez.

Tenia la mano en mi nariz, apretando el tabique, con la esperanza que todo volviera a la calma.
-¿Por que no pueden ser como Stacy?