Partida Rol por web

-¡Buenos días! -sonrío, agradecida, - Más que importante, casi definitivo.

Me muerdo el labio, nerviosa no sólo por la idea de tener que presentarme ante el Consejo, sino por todo lo que pueda suceder hoy. Amplío la sonrisa cuando me hablas de los motores de la Valkyrie II.

-Me muero de ganas de ver como se despereza, la verdad. Después de verla tanto tiempo destripada, va a ser como ver a tu bebé dar sus primeros pasos

Al llegar frente a la nave, me quedo un segundo parada, admirándola.

-Entiéndeme, es la primera vez que veo una nave despegar por primera vez- me acerco a ti, de brazos cruzados, como una mamá orgullosa entrando en el recital de balet de su hija.

Cuando entramos al hangar hay varios ingenieros esperándome. La Valkirie II posa relajadamente sobre sus patas en el suelo metálico del Astillero. La hemos construido con restos de la Valkyrie y otras piezas. Es un aerodeslizador pequeño, comparado con la Nebuchadnezzar o la Gnosis, otro aerodeslizador que también está siendo terminado en el hangar de al lado. Está pensada para misiones rápidas, acceder a lugares recónditos y estrechos, y hacer bastante daño. No tiene unos escudos muy fuertes, pero es dura.

Subimos a bordo por la escalerilla de mano que hay en su panza. Llegamos al Núcleo. Ves escrito sobre la placa "Mark IX N11" y el año en el que estamos.

El espacio es estrecho, en algunos sitios hay que agacharse. Llegamos al Puente de Mando, donde apenas cabemos. Ya hay cuatro ingenieros ahí. Me sigues por donde hemos venido, quiero ver los motores, en la parte trasera. Todo parece funcionar a la perfección.

Volvemos al Puente, donde me dirijo a los ingenieros:

- Iniciemos. - Doy una orden concisa, y los hombres que hay sentados frente a los monitores empiezan a iniciar la secuencia de encendido de los motores. Un fuerte ruido hace crujir la estructura de la nave. Todo tiembla. Me agarro al respaldo del asiento del Ingeniero Operador.

En una pantalla vemos los niveles de los motores. Aceleramos. La nave vibra cada vez con más brío. Empieza a elevarse poco a poco, hasta que finalmente se despega del suelo. Varios ingenieros se mueven a nuestro alrededor, comprobando niveles en pequeños monitores que hay a los lados. Yo simplemente les observo, controlo que todo lo estén haciendo bien. Me siento satisfecho con el trabajo que hemos hecho aquí. Te miro, y veo tu cara de felicidad.

- Ojalá la consigas. - Te digo en un alarde de confianza. Sonriendo. Hemos cogido confianza después de tantas visitas a los Astilleros, a mi oficina, a este hangar.

Miro la nave con la boca entreabierta. Por supuesto que ya la había visto millones de veces, pero es un verdadero placer verla reconstruída, arreglada, parece una nave completamente diferente... y a la vez es la misma Valkyrie de siempre.

Rozo la placa con las yemas de los dedos. Toco el dos, con los ojos cerrados. Esta es mi oportunidad de seguir adelante. De renacer, como la Valkyrie, de ser igual, pero diferente. Lo miro todo con los ojos muy abiertos, - Sólo para tres personas.... Admiro los motores frunciendo el ceño -¿No es demasiado ligera para toda esa potencia?, ellos sabrán, por supuesto, pero no hay nada peor que una nave descontrolada. SIn embargo, cuando la veo despegar, me trago mis palabras. Despega a la perfección, suena como a ópera y lo monitores indican que todo va bien.

Sonrío, viéndome sobre ella en cualquier momento.

-La conseguiré, ya verás- le guiño un ojo, segura de mí misma.

Continuas pegada a Daidalos durante algo más de tres horas. Hace numerosas pruebas finales, todas con éxito. Está lista. Conoces la Valkyrie II a la perfección, son muchos días ya los que has pasado en el hangar, admirándola y deseándola, y paseando y conversando con el Ingeniero Jefe Superior sobre ella.

Hoy es un día importante, el Consejo te ha citado. ¿Sabes por qué? ¿Tienes alguna idea?

Dentro de unas dos horas debes estar allí. Así que date un poco de prisa, debes atravesar casi todos los niveles de la ciudad, y personarte con el uniforme de Primera Oficial ante ellos.

Me entretengo demasiado con la Valkyrie II. Ya pensaba que es probable que me fuera a pasar, pero confiaba en que en algún momento fuera a darme cuenta. Por lo menos fui previsora y ya tengo puesto el uniforme... Me reviso la ropa, esperando no haberme manchado de aceite en ningún momento, ni de ninguna otra cosa. Le doy un abrazo enorme a Daidalos y me despido de él y del resto de ingenieros.

-¡Deseadme suerte, me va a hacer falta!

Comienzo la carrera hacia el nivel donde me espera el Consejo. Me quito la chaqueta, para no aparecer demasiado sudada y camino rápido, correteando en algunas zonas donde me cruzo con menos gente. Voy directa, repasando frases preparadas.

Supongo que la razón por la que quieren verme es para que les dé explicaciones, así que también repaso los consejos de Lock. No ponerme demasiado a la defensiva. Dirigirme a ellos siempre con propiedad. Las cosas grandes se consiguen a través de la humildad.

Cojo aire y me remango la camiseta, algo acalorada por la carrera.

Sales corriendo del hangar. Cruzas los Muelles y llegas a la Torre central. Empeizas a bajar escaleras y a recorrer pasadizos. Coges los ascensores que encuentras en algunos tramos, y lamentas que no haya ninguno que recorra la ciudad en toda su altura. Sólo los hay en los segmentos de niveles más transitados. Por el camino despiertas muchas miradas curiosas, alguien te reconoce, y algunas personas cuchichean cuando pasas. Cuando puedes coges escaleras secundarias, lejos de las muchedumbres, y atajos que conoces. Corres, corres y corres.

La Sala del Consejo está junto al Templo, en el fondo de Sion. Debes atravesar un gran y alto corredor, por el que transitan personas vestidas elegantemente, túnicas, y uniformes de alto rango. Es una zona noble. Debes ir despacio y guardando la compostura. Al fondo del corredor están las dependencias del Consejo.

Cuando llegas alguien te espera en la puerta. Es una mujer joven, vestida con una túnica larga y esponjosa de color violeta.  Lleva un peinado complicado y joyas. Te recibe con una sonrisa.

- Llega a tiempo. -dice manteniendo la sonrisa. No sabes si es de cortesía o si esperaba que no llegases a tiempo.- Sígame.

Te conduce por el hall principal en línea recta, ascendiendo por unas escaleras. Llegáis a un corredor más bajo, pero sin perder la escala monumental. A los lados hay esculturas de personas importantes en la historia de Sion, y pendones de color rojo colgando en las paredes.

La puerta del fondo, una puerta de piedra blanca y acero, muy ornamentada, es la puerta de la Sala del Consejo. Sobre la puerta ves este mural colosal:

La mujer la abre y te invita a pasar. A la izquierda hay unas gradas semicirculares, y a la derecha hay un podio sobre el que se encuentra la Mesa del Consejo y todos los Consejeros. Entre las gradas y la Mesa hay un asiento, reservado para ti. En las gradas están el Comandante Lock, los Capitanes Niobe y Akon, y varios oficiales. Lock te hace una señal de apoyo cuando te ve.

Freno casi de golpe al entrar en el templo. Camino despacio, controlando la respiración para parecer calmada o, por lo menos, para que no se note demasiado la carrera. Me seco el sudor con la mano y me pongo la chaqueta, abrochada, bien estirada.

Saludo a la mujer que me espera en la puerta. Bajo la cabeza cuando me hace su comentario y me muerdo ligeramente el labio. Es mejor no contestar.

Miro de reojo la sala entera. Tengo que reconocer que me agobian un poco los espacios tan amplios. Me hacen sentir... insegura. Saludo con una tímida sonrisa a Lock y me dirijo directamente a la silla. Me coloco frente a ellos, hago un saludo militar y espero a que me den permiso para sentarme.

Escudriño sus caras, intentando descubrir sus intenciones, si me tienen cierto aprecio, o si van a ser implacables. Disimulo el temblor de mis manos cerrando los puños.

La Consejera Dillard, la Líder del Consejo, que está sentada en el centro de la mesa, te hace un gesto para que te sientes. Tiene un duro talante, y tiene fama de ello. Es una mujer dura. Cuando te sientas miras al Consejo, les miras a todos, de izquierda a derecha, buscando algo que te indique el humor que tienen hoy, algún gesto, alguna señal que te de alguna información de lo que van a decirte.

Dillard te mira duramente, sin embargo Hamman te sonríe, pero parece querer que no se le note, aunque se lo ves en los ojos. La Consejera Grace parece no tener expresión en la cara, muestra una total neutralidad, o indiferencia, pero sus manos indican que está de buenas, por la posición sobre la mesa. Por último West te mira fijamente, intentando decirte algo: "Intenta calmarte, se te notan los nervios."

Crash llega justa de tiempo. Me hubiera gustado que llegase tarde para tener algo con lo que golpearla al llegar. Pero ha llegado puntual. Aunque por su respiración entrecortada veo que ha debido correr para hacerlo. Estando sentada, y sin preámbulos, abro la sesión:

- Primer Oficial Crash. Estamos hoy aquí para evaluar su situación. Hace ya más de dos meses la Valkyrie fue atacada por sorpresa por un número elevado de centinelas. Aunque sus esfuerzos y los de su tripulación no fueron suficientes para salvar la nave, todos lucharon valientemente. La encontramos inconsciente entre los restos retorcidos del aerodeslizador. Al volver a Sion desapareció, abandonando su puesto como Oficial, y sus obligaciones para con Sion.

Hago una pausa. Esto no es lo más grave, lo más grave viene ahora:

- Semanas después se personó en el Muelle, frente al hangar de la Valkyrie, completamente ebria y con señales de haber llevado una mala vida durante todas esas semanas, y protagonizó un espectáculo lamentable. Reclamó la capitanía de la nave, vomitó en la plataforma, y se desmayó a causa del excesivo consumo de alcohol. Unos reclutas la llevaron al hospital, donde pasó varias semanas de rehabilitación.

Hago otra pausa. Buscando indicios en tu rostro que me indiquen lo que piensas al respecto.

- Hoy estamos aquí para comprobar su estado de salud, tanto físico como mental. Escucharemos varios testimonios, incluido el suyo propio. Con el que empezaremos. Tiene la palabra. -te miro y te indico que te levantes para hablar. Tienes oportunidad de defenderte, dar explicaciones sobre tu actitud, demostrar tu estado físico y mental, y argumentar por qué debes capitanear la Valkyrie II.

Me siento y mantengo la mirada de la Consejera Dillard. Tengo la sensación de que quiere comerse mis tripas con bacon... si hubiera bacon en Sión, pero tomo aire e intento relajarme. Practico alguno de los ejercicios de concentración que me enseñó Tyr cuando cabalgábamos juntos por Matrix. Tomo aire durante seis segundos.... Suelto aire durante seis segundos... Mientras escucho atenta lo que dice la consejera y oculto una sonrisa que apenas se vislumbra cuando se refiere a mi vómito en la plataforma de la Valkyrie.

Cierro los ojos, tomando una última larga bocanada de aire y me pongo en pie.

-Gracias, Consejera Dillard.-le hago un gesto de agradecimiento con la cabeza e intento relajarme, frente a mi solitaria silla, mirando a todos los consejeros mientras hablo hacia ellos.

-En primer lugar me gustaría agradecer a todos los miembros del Consejo que me brinden esta oportunidad. Me gustaría disculparme, antes de nada, por mi comportamiento que, más allá de otras explicaciones, es reprobable y debo aclarar que me avergüenzo profundamente de lo hecho. - Mis entrenados ojos de corderito degollado buscan los de la Consejera Dillard mientras relajo las manos, que dejan de estar cerradas en puños y comienzan a seguir mis palabras, ayudando expresivamente mi explicación.

-Aunque sé que ciertos actos no necesitan explicación alguna, me gustaría aclarar la situación que me llevó a encontrarme en una posición de descontrol tal. El ataque de la Valkyrie ha sido un golpe fuerte para mí, - digo estas frases mirando a los Consejeros West y Grace, pausando dramáticamente, sin tener que fingir la pausa, pues al decir esas palabras se forma un nudo en mi garganta. -Nunca antes había experimentado un ataque de tales magnitudes y, mucho más relevante para mis acciones posteriores, tras él, nunca antes me había sentido más abandonada. Han de disculparme la expresión, pero no fui capaz de salir adelante, Consejeros. No conseguí entender por qué yo había sobrevivido mientras otros tantos habían perecido y no me creí digna de tal honor. Fue por eso que me decidí, embebida de mi pena y, con total seguridad, de ciertos medicamentos, a abandonar la honorable ciudad de Sión y mi deber como Primera Oficial. No me siento orgullosa, pero no fui capaz de comprenderme de ninguna otra forma. -Bajo la cabeza, verdaderamente avergonzada y apenada. Recordar esto me produce más dolor que intentar explicarlo. Tomo aire.

-No puedo decirles lo que buscaba, porque ni yo misma lo sé. No recuerdo bien lo que ocurrió durante esos días... Ni siquiera recuerdo con exactitud lo acontecido en el hangar- mi mirada se fija en el Consejero Hamman, para volver directa a la Consejera Dillard-, por eso sé que sólo queda disculparme y asegurarles que es algo que no volverá a suceder. Durante este tiempo de-no digas rehabilitación, no digas rehabilitación-recuperación he reamueblado mi mente y he recuperado mi forma como Primera Oficial. He entrenado cuerpo y mente, he retomado mis ejercicios diarios y ha sido capaz de reintegrarme en la sociedad de Sión sin problema alguno. Asumo cualquier castigo que crean conveniente, aunque- miro a Lock, intentando encontrar el valor suficiente para decirlo- también me gustaría extender una petición al consejo. Al haberse quedado la Valkyrie sin Capitán, y he observado que ha sido reconstruída, me propongo a mí misma entre los candidatos a la capitanía de la Valkyrie II, por mi experiencia con la nave anterior y su capitán, mi experiencia de entrenamiento en naves de este tipo y mi formación estratégia y militar.

Cierro los ojos, como quien lanza una bomba y no quiere saber dónde ha caído, y los vuelvo a levantar, observando a la Consejera Dillard.

Cómo coño era eso de rezar que me había enseñado mi madre...

Escucho atenta tus palabras. Parece que estás arrepentida, aunque noto un tufillo a sobreactuación en todo lo que dices. No creo por completo tus palabras, aunque entiendo las explicaciones que das. Quizá estés arrepentida de verdad, quizá estés rehabilitada de verdad... quién sabe.

- Gracias por su intervención, Primera Oficial. -mi tono es seco.- Tiene la palabra el Comandante Lock.

Veo como esa zorra de Dillard quiere cargarse a Crash. Siempre ha odiado a los militares, sin ser consciente de que nosotros somos los que soportamos todo esto. Nosotros somos los que sufrimos mientras ella se dedica a asistir a ceremonias y a reír en suntuosos banquetes. Es mi turno. Me pongo en pie y bajo la escalera, me pongo de pie junto a ti, que ya estás sentada, como muestra de apoyo.

- Consejeros. Todos conocen los rumores sobre la Primera Oficial Crash. Mucho se ha hablado sobre ella, sobre su desaparición y sobre su regreso. Mucho se ha hablado a sus espaldas sobre su actitud. -miro fijamente con dureza a los consejeros.- Pero pocos le tendieron una mano cuando la necesitó. Pocos la asistieron y ayudaron a soportar el sufrimiento que conlleva perder a una tripulación y a una nave. -cierro los ojos y vuelvo a abrirlos, recorriendo a cada uno de ellos mientras digo lo siguiente:- una tripulación es una familia. Y en ocasiones, la única familia. Pasamos días, semanas e incluso meses tan sólo en compañía de esas personas. Los lazos que nos unen son muy fuertes. ¿Qué harían, señores Consejeros, si de un golpe las máquinas les arrebatasen a toda su familia? ¿Serían capaces de presentarse al día siguiente aquí? -dejo unos segundos la pregunta en el aire.- La Primera Oficial Crash hizo lo que todo ser humano necesita hacer en esas circunstancias. Se retiró en soledad a velar a sus difuntos. Se alejó para curar sus heridas. -pongo una mano en tu hombro.- Es cierto que pudo haber buscado apoyo en cualquiera de nosotros. Pero es una mujer fuerte y orgullosa, no quiso cargarnos a ninguno con su carga, no quiso compartir ese peso que la oprimía. Se tomó un tiempo, el tiempo que necesitó. Ignoro lo que hizo o a dónde fue durante esas semanas, ni tampoco quiero saberlo. Forma parte de su privacidad, de su intimidad. Personalmente comprendo perfectamente por lo que ha pasado, y admiro su valentía de afrontarlo, superarlo, y volver. -intento omitir la escena del Muelle- A su regreso se puso manos a la obra y ha logrado, en un tiempo récord, recomponerse y estar de nuevo completamente operativa y dispuesta para el servicio. -tomo aire- No conozco a ninguna otra persona más capacitada y cualificada para capitanear la Valkyrie II. Si les importa mi opinión, ella es la mejor opción que tienen. Les sugiero que olviden lo ocurrido, y la valoren por lo que es, una Capitana -sí, digo Capitana- brillante, con un expediente impecable. Capaz de darlo todo cuando es necesario. -miro por última vez a todos los consejeros, y en último lugar a Dillard.- No tengo más palabras Consejeros.

Hago el saludo militar y vuelvo a mi asiento en la grada.

Se suceden varios testimonios más, del médico que te atendió y que ha estado llevando un seguimiento de tus progresos tanto físicos como mentales, valora positivamente tu actitud y la califica de "excepcional". También Daidalos da su opinión sobre ti, exponiendo tu interés y profundos conocimientos sobre la Valkyrie y su réplica, la Valkyrie II... y otros Oficiales próximos a ti que te conocen más o menos bien y aseguran que estás completamente recuperada y eres apta para el servicio.

- Oidos todos los testimonios, el Consejo se retira a deliberar. Volveremos dentro de dos horas.

Me levanto, al igual que el resto de Consejeros. Miro con rabia a Lock, es irritante ese hombre. Recojo los documentos aportados por el médico y las notas que he ido tomando. salgo la primera por la puerta de los Consejeros.

Cuando todos los Consejeros salen y cierran la puerta tras de sí, el ambiente se relaja y todos bajan de la grada. Unos van a verte y saludarte, incluidos Lock, Daidalos, y una Oficial llamada Starbuck. Otros salen de la Cámara sin decirte nada, estaban allí por curiosidad.

Me seco una lágrima de forma disimulada mientras habla Lock, mirando al suelo emocionada, mientras describe, mucho mejor que lo que podría haber hecho yo, lo que yo había experimentado.

Le miro, agradecida, cuando habla de mí como Capitana, con los ojos empapados en lágrimas, esforzándome por no llorar.

Mucho más relajada, agradezco con la cabeza la intervención de cada una de las personas. Sinceramente, aunque confiaba en que así fuera, no esperaba que todo el mundo hablara bien de mí. Me siento bien, con fuerzas, animada. Empieza a importarme poco la decisión del Consejo, me veo con fuerzas para enfrentarme a eso y más.

Me pongo en pie cuando los Consejeros se levantan y les saludo militarmente.

Me acerco al paso de Lock, de Daidalos, de Starbuck.

-Gracias,- les digo a los dos primeros, tendiéndoles la mano de la forma más cercana que soy capaz, intentando disimular mis temblores que, con la ansiedad de la espera, aumentan un poco. No puedo aguantar la espera, no soy el tipo de persona que lleva bien este tipo de inquietudes.

Lock te da un fuerte abrazo en cuanto tiene ocasión. Él y Daidalos te dicen que no les des las gracias, sólo quieren que te mantengas firme en tu actitud de ahora, y te desean suerte con la deliberación del Consejo. Starbuck se presenta como la antigua novia de uno de los hombres que iba en la Valkyrie y que murió en el ataque. Te dice que siempre te admiró, y que sentía celos de ti por poder acompañarle en todas las misiones. Starbuck es Instructora. Comparte tu pena y tu carga.

Cuando Starbuck me dice quien es, me quedo en shock. Le doy un inesperado abrazo y le cojo las manos.

-No, envidia no, eso jamás. Vivistéis los buenos momentos, los que merece la pena recordar- sonrío, apenada, pero contenta por poder encontrar a alguien que entiende lo que yo he sentido. Me intereso por su vida ahora, por cómo ha conseguido rehacer su vida o volver a la normalidad.

Mientras tanto, no dejo de mirar de reojo la puerta por la que los miembros del Consejo podrían volver en cualquier momento. Bueno, en cualquier momento no, pero no tengo reloj. Ya casi habrán pasado dos horas, ¿no?

Cuando te digo quien soy y te cuento por encima mi pasado, me das un abrazo. Lo agradezco, aunque no soy muy sensiblera. Me dices que con él viví los buenos momentos, y quizá sea cierto. Te interesas por mi vida.

- Yo también serví a bordo de un aerodeslizador, y por culpa de esos putos calamares sufrí una grave lesión que me dejó muchos meses en coma. Luego no pude volver a subir a uno, así que me reubicaron en el Cuartel General. Ahora soy Instructora. Me encargo de hacérselo pasar mal a los reclutas en el Constructor. -sonrío al decir esto último, pero mi sonrisa es algo amarga. Donde de verdad quiero estar es a bordo de una nave.

La verdad es que te envidio, además de por pasar tiempo con mi difunto novio, por haber llegado a donde yo nunca podré llegar, pero esto no te lo confesaré nunca. A pesar de la envidia, espero sinceramente que te hagan Capitana de la Valkyrie II.

Seguimos hablando un buen rato, nosotras dos y Lock.