Partida Rol por web

Maullando a Nemo

Capítulo 1: Tras la Plaza de las Fuentes

Cargando editor
01/07/2015, 22:52
Resaca

Resaca había permanecido observando al resto de gaticos, mientras limpiaba su hermoso y frondoso pelaje con esmero. En aquel momento se lamía las almohadillas de la pata derecha, con cuidado de no hacerse daño con las uñas. 

Cualquier felino habría dicho que no prestaba atención a lo que allí se decía, dado su aspecto distraído, pero Resaca tenía unos sentidos envidiables y una buena vista. No necesitaba mostrarse atenta para estarlo, por lo que no fue extraño que contestase, siguiendo el hilo de la conversación- Habláis como si no comprendiérais lo fundamental- dijo, emitiendo un bufido- Nosotros permanecemos con los humanos porque queremos. Nos son útiles, aunque a veces huelan raro y vomiten.-mentó, recordando a su humano cuando se levantaba por la mañana- Y cualquiera que haya tenido que comer pescado de sobras tras hurgar en un contenedor y luego haya probado una lata de paté de atún de Whiskas puede saberlo. -se estiró, en actitud indiferente- Siempre podremos escaparnos en algún momento. Nadie puede retenernos a largo plazo si nosotros no queremos quedarnos. Aunque, ¿quién querría dormir en la calle cuando se puede dormir encima del radiador?

Cargando editor
02/07/2015, 00:16
Lin

De la oscuridad, silencioso como...como un ga...silencioso, apareció el enorme gato conocido como Lin. Muchos le habían visto, pero era tan enorme que no dejaba de causar impresión. Sus cerca de 15 kilos y aquel pelaje manchado de grasa y pegado a las heridas, junto a las calvas de las que ya habían sanado, le otorgaban un aspecto temible.

Sus ojos amarillo vedoso recorrieron a los presentes. Se acercó con paso calmado hasta la fuente y levantó la enorme cola, proyectando un chorro de orina que inundó el lugar con un intenso olor a amoniaco. Tras ello, miró a Calcetines y al resto de tertulianos. Sus palabras no habían pasado inadvertidas al gigantesco gato y se acercó con pose dominante.

-¿Habéis saboreado la sangre de vuestra presa?...- Continuó andando. -¿Habéis tenido alguna camada y la habéis defendido de cualquier peligro?...- Ya estaba muy cerca. Se detuvo con la mirada afilada como cuchillos. Negó entonces con la cabeza. -Entonces aún no sois gatos.- Clavó sus ojos en Sophie. Aquel lustroso gato que había hecho referencia a los juguetes para gatos. -Juguetes para gatos...- Hizo una pausa apretando las mandíbulas mientras sus pupilas se reducían a una delgada línea a pesar de la oscuridad de la noche. -Juguetes para humanos...piénsalo...pensadlo.-

Cargando editor
02/07/2015, 00:39
Rubik

Rubik había tenido que darse prisa aquella noche para escaparse. Normalmente lo hacía más tarde, cuando la niña Doe y los otros dos se habían ido a dormir. Sin embargo en esta ocasión los rumores le tenían alterado, nervioso y con ganas de salir cuanto antes.

Antes de que la familia se fuese a la cama él mismo se había tumbado y se había hecho el dormido durante un buen rato para meterles en la cabeza que ya era tarde. Y tanto se metió en el papel que durante algunos minutos su mente visitó un sueño en el que el felino era grande y temible, y con un rugido digno de un león espantaba a un par de perros.

Cuando se despertó se dio cuenta de que ya tendría que estar fuera. Al menos, si quería ser de los primeros en llegar a la reunión. Y entonces fue que llegaron las prisas. Como de costumbre Rubik salió por la ventana del baño, la que siempre dejaban abierta para evitar los malos olores que ellos mismos producían. Con la nariz arrugada salió a la calle y no tardó en llegar a la Plaza de las Fuentes.

En cuanto puso un pie allí todo su caminar cambió. Dejó de ser frenético y apurado para ser sosegado, andando con el pecho y la cabeza bien altas. Si bien era cierto que ni siquiera así era tan alto como la mayoría de los presentes no sería por no intentarlo.

Al ver aparecer a Lin, sin embargo, exageró aún más su postura y no tardó en hacer lo posible por llegar adonde él se encontraba. Pisó donde él pisaba, miró adonde él había mirado intentando imitar su porte temible y consiguiendo dedicar sólo algunas miradas adorables a los otros gatos. Luego escuchó su discurso y repasó a todos los presentes con los ojos, acompañando aquel gesto de cuello y cabeza. Quizá Rubik sólo tuviera un año. Y quizá lo hubieran castrado. Y quizá no comiese más que pienso y en ocasiones comida húmeda de sobre. Pero eso no quería decir que no pudiera sentirse como si hubiera saboreado la sangre de sus presas, que por cómo hablaba Lin tendría que ser enormemente dulce y apetecible.  O como si hubiera tenido una camada y la hubiera defendido de una jauría de lobos, lo cual debía ser súper emocionante. - Aún no sois gatos... - Repitió, intentando mostrar sus dientes para dar más veracidad y fiereza al momento.

Cargando editor
02/07/2015, 10:08
Marí

Era la primera vez que Marí abandonaba su residencia más allá del garaje, y aunque no lo ha dicho, podría notarse en sus maneras. Sin duda no es una gatita callejera, pues solo viendo su pelo blanco perfectamente peinado y blanco se aprecia que es la cosita mimada de sus dueños. Ella no se ha dado cuenta de que tiene un manchón negro enorme en la naricita de algo que por pura curiosidad no pudo evitar oler. Sea dicho que olía a rayos y escapó como si la atacase un perro demoníaco.

En los movimientos de la gatita de seis meses y en su mirada se percibe una profunda inseguridad, caminando con el cuerpo casi pegado al suelo y con la cabeza moviéndose a los lados, como esperando una sorpresa que no puede evitar de cada frente. Para algunos quizás una linda gatita precavida, pero para otros a lo mejor un cachorro producto de humanos. Ella piensa lo primero, y defenderá esta verdad con pucheros y sus zarpas.

Le llama la atención el gato que parece más bien un tigre. Se acerca a él y lo escucha, olfatea y ronronea a su lado. Qué porte, pero qué susio... Las palabras de este gato de la calle sobre la presa hacen que ella piense para sus adentros, volviéndose una bolita de pelo blanca y manchada, para al final pronunciarse. - Y... Como dise la oscurita... - Empieza, señalando con una corta patita a Resaca. - ¿Habéis probado la comida húmeda? Hay variedades que no podríamos casar... No todos somos grandotes. - Dice mirando a los gatitos asintiendo con sus ojos azules.

Notas de juego

Marí habla con seseo porque es pequeñita y pija, consideradlo adorablo u os ejecuto :)

Cargando editor
02/07/2015, 12:25
Misi

Misi llegó un poco tarde a la reunión, pero por suerte aún no había llegado el Coronel Bigotes. No quería perderse algo tan importante, pero lo cierto era que no había podido evitar seguir a un ratón por unos callejones. A punto estuvo de atraparlo, incluso llegó a darle unos zarpazos e intentó agarrarlo con las zarpas, pero por más que lo intentaba, el ratón terminaba por escapase siempre. Misi no entendía lo que pasaba, los ratones se habían vuelto más escurridizos últimamente. Además, cada vez se daba más morrazos cuando intentaba trepar a un árbol o saltar y agarrarse al sofá o a las cortinas. Debía estar perdiendo facultades, pero no lo quería admitir. Siempre que le pasaba algo así intentaba disimular alejándose dignamente del lugar. Aquello era todo un misterio para el gatico al que recientemente habían cortado las uñas por primera vez.

Al llegar con los demás, no pudo evitar mirar a aquel enorme gato. No era la primera vez que lo veía, pero siempre se impresionaba y se sentía intimidado a su lado. Como para no. Se acercó al grupo y se puso a limpiar su impecable pelaje, claro indicativo de su procedencia casera. Había tenido que aguantar una ducha y un incesante cepillado por parte de la maldita niña antes de salir. Bueno, al ser más pequeña tendrías que cazar menos. Maulló al comentario de aquella gata de pelaje blanco a la que no había visto por allí antes. Yo lo veo una ventaja. No siempre lo más grande es mejor. Intervino, lanzándole una mirada fugaz al enorme gato antes de volver a centrarse en su pelaje. Sentía envidia por él, pero no pensaba admitir.

Cargando editor
02/07/2015, 14:59
Resaca

Machos...-bufó, al oler el chorro de orina cargada de amoniaco que descargaba aquel gato enorme con claras intenciones intimidatorias, agitando las orejas, incómoda- Oh claro, no somos gatos... Se me olvidaba que necesitamos querer tener una vida miserable, sucia y llena de peligros para poder ser felinos de verdad. Perdona que prefiera no acordarme de lo indigesta que resultaba a veces la comida que debe procurarse un gato callejero.- explicó, indignada, alzando la cola, erizada- ¿Tan denigrante y desfelinizador es que usemos a los humanos como herramientas? Quitando eso de los juguetes para gatos, claro... Que es obvio que es una forma subterfugia de manipulación sofisticada que se han inventado para que nos olvidemos de que nosotros somos en realidad quienes llevan las riendas en la relación gato-humano...-maulló, con ironía, al escuchar los maullidos de Lin aguzando la mirada al contemplar cómo el otro gato (Rúbik) más joven y totalmente inexperto, además de a todas luces, casero, se unía a la declaración territorial y de principios del que sobresalía entre todos por su tamaño y aspecto fiero.

Cuando posó su vista sobre ella, a penas se inmutó, y se dedicó a lamerse la otra pata, con indiferencia- Porque, por supuesto, una cosa es que usemos a los humanos, y otra es que de verdad los aceptemos como nuestros dueños y nos sometamos a sus caprichos tontos sin que nos den de comer ni nada...

Cargando editor
02/07/2015, 19:12
Lin

Lin se giró y miró al joven Rubik, mientras como su sombra, su eco, reafirmaba sus palabras. El enorme gato bajó la cabeza hasta su altura y olisqueó, mientras Resaca maullaba. Lamió el carrillo del pequeño un par de veces con aquella gran y áspera lengua, satisfecho por la actitud del gatico. Luego observó la mancha de Marí en su ocico y le propinó otro lametón para quitar los restos de "aquello", y lamer luego la almoadilla de su zarpa para deshacerse de ese mal sabor.

Quizás en época de celo, aquel gato se convirtiese en un auténtico dialblo. Sus maullidos y peleas podían escucharse desde lejos, pero era especialmente protector con los cachorros. Se sabía que Lin podía haber superado el centenar de gaticos de descendencia directa y que mientras eran cachorros, los protegía contra lo que fuese. Sus vidas perdidas y sus cicatrices quizás fueran muestra de ello. Quién sabe, tal vez muchos de los que allí estaban tenían parentesco con Lin aún sin saberlo.

Se incorporó entonces y miró a Resaca desde la altura y porte.

-¡Decidme...!- Maulló sin apartar la vista de Resaca, pero dirigiéndose a todos. -¿Por qué los que vivís con humanos trepáis por las cortinas?...Porque no tenéis un árbol para hacerlo. ¿Por qué mullís los cojines?...Porque no tenéis un tronco para afilar vuestras uñas. ¿Por qué perseguís ovillos de lana o luces?. Porque no tenéis un ratón o un pájaro para hacerlo. ¿Por qué os subís por todas partes? Porque nuestro espacio no es sólo el suelo.- Maulló con fuerza. -Sí...sois gaticos. Pero ellos NO quieren que lo seáis... No...- Comenzó a pasar su mirada a todos los que allí estaban. -Qué hacen...- Miró al pequeño Rubik como esperando una respuesta, aunque era claro que la iba a dar él. -Os cortan las uñas para que no trepéis y no las afiléis...Os dan de comer pienso para aletargaros y ocultar lo que de verdad sois...DEPREDADORES. Pero no solo eso. Os castran. Controlan hasta vuestra descendencia. No quieren tantos "juguetes". No quieren oiros maullar por las noches cuando deseéis estar con hembra o la hembra ver como los machos dirimen el derecho a cubrirlas mientras se frotan con todo lo que tenga esquina. No... No quieren que marquéis sus preciosos muebles de árbol muerto. Es muy sencillo...no quieren que seáis gaticos.- Asintió convencido y miró de nuevo a Resaca. -Alguna vez...has oído decir a algún humano... "mira que gatico más mono...si parece casi una persona"- Maulló con ironía. -¡Por el santo tigre!- Bramó. -¡A algunos incluso os visten y ponen lacitos!-

-¿Un radiador, Resaca?...¿Un radiador?. Yo paso los inviernos en la calle y me caliento. ¿Sabes cómo? Me acurruco con mis cachorros...y con los cachorros de mis dencendientes, y con las gaticas y miembros de mi manada.- Su mirada era severa. -Pruébalo alguna vez, y luego dime si prefieres el calor de un ra-dia-dor- Casi escupió esa palabra. Volvió a mirar al resto.

-Pero estáis aquí porque sabéis que algo no está bien con los humanos...algo no funciona, no cuadra.- Hizo una pausa dramática.

-Porque sabéis, que en el fondo no os dejan ser, lo que en realidad sois...GATICOS- Extendió su enorme zarpa hacia Rubik y lo acercó hacia él. Miró a Marí invitándola a aproximarse de igual modo. Y finalmente clavó sus ojos en Resaca... -¿O no es así...Re-sa-ca?-

Cargando editor
03/07/2015, 00:53
Coronel Bigotes

El silencio se hizo en la plaza mientras Lin pronunciaba su discurso. Y cuando terminó, los gaticos que rodeaban a Calcetines empezaron a maullar, enardecidos. Poco importaba ya quiénes fueran los disidentes, al menos durante un rato, en aquel momento lo único que querían todos era demostrar la supremacía de los gaticos frente a los tiránicos humanos. 

Cuando los maullidos terminaron una figura se erguía sobre la fuente. El Coronel Bigotes, que debía su nombre a las manchas de su rostro y un humano con demasiado sentido del humor, era uno de los mejores estrategas de la resistencia felina en la ciudad. Había llegado sin que nadie supiera exactamente cuándo lo había hecho y en aquel momento contemplaba a los gaticos con una expresión indescifrable.

Poco a poco el silencio volvió, mientras los gaticos iban callándose al descubrir a un gato que no tenía un tamaño imponente, ni un aspecto aterrador, pero cuya presencia y olor a gatico curtido en mil batallas causaba respeto de inmediato. 

Sólo cuando todos guardaron silencio, él dejó oír sus maullidos en la plaza. 

- Gaticos. - dijo, sin necesidad de alzar la voz para ser escuchado. - Os he convocado esta noche porque la situación es cada vez más grave en el barrio. Hay algunos entre los humanos que no quieren asumir su situación de raza inferior y se están rebelando. ¡Hemos perdido gaticos! ¡Secuestrados, encerrados en esas cárceles para animales! - Hizo una pausa, dejando que la gravedad de la situación calase en vosotros antes de continuar. 

- Pero antes de entrar en detalles me gustaría escuchar algunas de vuestras hazañas. ¿Qué habéis hecho desde la última reunión para poner a esos humanos en su lugar? - preguntó, marcando con desprecio la palabra humanos. - ¿Los habéis esclavizado, herido, habéis conseguido matar a alguno de ellos? Contadme cómo los habéis torturado en este último mes.

Tras sus palabras se quedó en silencio, esperando que algún gatico fuese osado y se atreviera a ser el primero en hablar.

Cargando editor
03/07/2015, 02:01
Rubik

El pecho de Rubik se hinchó, lleno de orgullo, al sentir la rasposa lengua de Lin en su rostro. Una expresión de júbilo ante aquel reconocimiento empezó a formarse en su rostro, a pesar de que él luchó por mantenerlo como antes, fiero y agresivo. Al escuchar hablar a Resaca a punto estuvo de asentir dándole la razón. No entendía demasiado de lo que decía, pues frases como sofisticada forma de manipulación subterfugia eran demasiado complicadas para él, pero aquel discurso parecía tan reivindicativo como el que más.

Sin embargo Lin habló, y cuando su voz rompía la noche las orejas de Rubik se movían en su dirección, captando cada maullido. De inmediato trató de imitar su postura y volvió a mirar a los demás, tenso pero intentando parecer cómodo.

- ¿Por qué los que vivís con humanos trepáis por las cortinas? - Preguntó Lin, y aunque Rubik jamás había hecho aquello sí coreó aquella pregunta. - ¿Por qué? - Preguntó, mirando a los gaticos. - ¿Por qué mullís los cojines? - Continuó el enorme ejemplar antes de que Rubik volviese a repetir, entusiasmado. - ¿Por qué? - Y así siguió, repitiendo cada vez con más énfasis y alegría cada frase sin terminar de comprender el significado de muchas de ellas. Cada vez Rubik estaba más convencido no sólo de lo que decía, sino también de que lo estaba haciendo bien. Repitiendo lo que aquel gatazo hacía, no podía fallar.

- No cuadra. - Coreó casi al final, negando con la cabeza.  Luego, sin embargo, cuando el otro terminó no se atrevió a repetir sus últimas palabras. Estuvo a punto, pero dirigirse tan directamente a una gata como Resaca de aquella manera casi le daba aprensión. Estaba claro que aún tenía mucho que aprender. De modo que buscó con la mirada algún otro objetivo más accesible para él, dando con aquella gata blanca a la que Lin había ofrecido acercarse. - ¿O no es así... - Dijo entonces, antes de darse cuenta de que no tenía ni idea de cómo se llamaba. - Ga-ti-ca? - Preguntó, dejando que aquellas sílabas se disolvieran en el aire.

Fue entonces cuando lo vio. El Coronel Bigotes había llegado. Rubik lo miró con expectación, mientras sus pupilas felinas se escapaban de vez en cuando buscando pequeños insectos a la luz de las farolas. Escuchó lo que aquel gatico tenía que decir y, cuando terminó, maulló hacia el cielo, en una mezcla de dar una respuesta y tomar la palabra.

- Yo me he infiltrado en una de sus casas. - Comenzó, tal y como hacía siempre al llegar ese punto de la reunión. Para demostrar que era un verdadero gatico, para dejar claro que era digno de estar allí, lo primero era aclarar que no estaba entre aquellas cuatro paredes por la comida, o el calor, o por tantas otras cosas que eran tan fascinantes como opresoras. - Me he ganado su confianza y, cuando se han dormido, me he meado en la cama de los que duermen juntos. - Dijo lleno de satisfacción, sin aclarar que aquello había sido casi sin querer, que ellos se habían dejado la puerta del baño donde estaba el arenero cerrada y él no había encontrado un lugar mejor. Aunque bien mirado, así se acordarían de no cerrarla la próxima vez. - Luego los dos se han pasado el día echándose la culpa el uno al otro por haberse meado en la cama. A punto estuvieron de matarse entre ellos. - Concluyó asintiendo con la cabeza enérgicamente. Sí, quizá fuera un poco exagerada esa última afirmación... Pero también podía ser que no. Con aquellos humanos nunca se sabía. Y al acabar sus ojos fueron del Coronel hacia Lin, esperando conocer la opinión de ambos.

Cargando editor
03/07/2015, 09:29
Marí

Marí se sobresalta pero no cambia su postura, aunque sí su expresión cuando Lin lame su hocico para librarlo de esa mancha grasienta. Agacha la cabeza y levanta la parte inferior, estirando la espalda, y desde esta postura lo mirada mientras y después de haberlo hecho. Su pelaje podría haberse puesto rojo de la vergüenza: nunca otro gato se le había acercado tanto en sus largos meses de vida. 

Recuperando la compostura, pese a seguir cerca de ese imponente animal, asiente a la gatita que que dice que ser pequeña puede ser una ventajda. - Para cautivar a los humanos sí... Desde luego. - Dice asintiendo enérgicamente. Luego dedica su atención en escuchar el discurso de Resaca, la gata negra, con la que está muy de acuerdo. Ella es una gata casera, y por lo tanto comprende sus razones, pues ella es lo único que ha tenido y aprendido en su vida. Maúlla al final del discursos de esta y da un zarpazo pequeño al aire. - Miau, bien dicho. - Corea a las últimas palabras de resaca.

Lo que no esperaba era que el discurso de Lin, que habló a continuación con una profunda pasión y experiencia causara en ella unos sentimientos parecidos, con la obvia diferencia de resultar para ella una verdadera aventura rural hacer todo eso. El modo en el que mira a la cachorrita tras terminar la invita a acercarse. Él seguro que puede protegerla y guiarla para empezar a integrarse en el resto de los gaticos y en la lucha contra los humanos, si bien abandonar su hogar no tiene sentido aún. La vida es muy fácil, aunque le cuesta admitirlo. Avanza hacia él con pasos cautos y ligeros, evitando hacer el menor ruido, como si la discreción fuese una necesidad. Se sitúa al lado del majestuoso gato, y mira a Resaca. - Los dos tenéis rasón... Creo. - Se asegura de aclarar. Aún se siente pequeñita para tener una opinión firme y formada. Sin embargo, antes de darse cuenta tiene al seguidor de Lin, un gatito muy mono que ha coreado cada una de las sentencias del gato grandote encima, preguntándole si es verdad o no. Esto pone algo nervioso a Marí, por si no lo estaba lo suficiente. Agacha de nuevo la cabeza entre las patitas y lo mira desde abajo, muy cortada. - Yo... Em... Cuadra muy poco, señor. - Le responde completamente insegura.

Le sorprende el aspecto del Coronel Bigotes, quien quiere saber desde su posición las jugarretas hechas a los humanos últimamente. Ella no sabía que tuviesen deberes: es su primer día ahí. Además, escuchando la gamberrada de ese gato, Rubik, cualquier cosa que haya hecho ella se ha quedado atrás. Nerviosa apoya del todo la barriguita en el suelo y se queda quieta, mirando al resto por si tiene que decir una verdadera fechoría.

Notas de juego

He editado para corregir el ignore chungo que me salió a Rubik T.T

Cargando editor
03/07/2015, 17:49
Resaca

Resaca escuchó el discurso mientras se lamía la pata, y tuvo que aceptar que, durante lo que pudo ser un brevísimo instante, miró con pupilas dilatadas y brillantes a aquel gato enorme, al que admiró por su vehemencia gatuna. Lo miró, sí, y por un instante le resultó incluso más lustroso y fiero de lo que era, obligándola a contener un ronroneo al escucharlo mencionar a sus camadas, que a punto había estado de escapársele antes al contemplarlo cuidar de los gaticos más jóvenes. 

¿Qué demonios? ¿Es que me va a venir el celo?- pensó, y sin embargo, bufó cuando éste pronunció su nombre, estirando cada sílaba, y se le acercó, con porte elegante, para dar una vuelta frente a él mientras su cola larga, suave y frondosa le rozaba el hocico- Claro que no cuadra, lumbreras. Ellos tienen dos piernas, y esas dos cosas que les cuelgan de los lados. No tienen casi pelo, y tampoco tienen cola. Por no hablar de que tienen el hocico aplanado y ni siquiera se limpian con arena...-enumeró, agitando las orejas- No hay que ser muy listo para comprender que no son de nuestra especie. Y que ni siquiera saben maullar correctamente.

Entonces, una figura se irguió sobre la fuente. El Coronel Bigotes había llegado. Y traía noticias. Malas noticias. Ya había oido los rumores. Pero no pensaba que aquello fuese tan grave. ¡Cárceles para animales! Algunos humanos se merecían lo peor, sin duda.

He arañado y mordido a mi humano después de haberme acercado para que me acariciase. Porque el muy tonto me pasó la mano por el lomo cuatro veces, en vez de tres- maulló, satisfecha- Maullé varias veces cuando dormía para que se levantase y me diese de comer, aunque no tuviese hambre. Le mordí los pies mientras estaba en su cama y me acosté varias veces encima de su máquina de botones de plástico*, para que no pudiese usarla, y se puso a gritar mientras lloraba y se frotaba la cabeza, diciendo nosequé de un post de Comunidad Umbría. Además, es que da un calorcito...

Notas de juego

El portátil XD

Lo del post me lo ha sugerido mascis XD

Cargando editor
03/07/2015, 19:15
Lin

Lin obesrvó a Resaca impasible, o eso parecía mostrar, aunque el cómo la seguía con su mirada, decía lo contrario.-Muy observadora...- Comentó tras sus palabras.

Escuchó las proezas que cada uno había realizado con atención. Rubik anunció su gamberrada. No pudo por menos que echarse la zarpa a los ojos al escucharla. Hasta los más jóvenes hacían algo. Y poco le importaba si era contundente o efectevo. Ya crecerían y tendrían la oportunidad e hacer algo más serio. Lo importante era la actitud. Saber que los humanos no los querían como eran, si no como ellos querían que fueran. Eso era lo realmente importante.

Luego escuchó a Resaca con gesto más serio. Aquella gata tenía "aquello" pero le faltaba calle, malicia. Necesitaba una camada y sentir lo que significa proteger a sus cachorros. Sentir lo que se siente cuando un humano llega y coge a uno de tus cachorros despistado jugueteando y no volverlo a ver. Seguro que así, la famosa "mala leche" gatuna afloraba con mucha más fuerza. Pero ahí estaba en cualquier caso, aportando su granito de arena.

Sus ojos se desviaron grandes y atentos a Marí para que se animase a hablar. Los más pequeños eran el futuro y Lin lo sabía. También sobre Misi. No había pasado por alto su comentario respecto al tamaño y la clara alusión que podía sacarse respecto a él. Esperaba oir una buena historia. Ya era adulto.

Cargando editor
06/07/2015, 00:00
Misi

Misi escuchó con atención los malévolos planes de los gaticos. Le hizo gracia el de Rubik y le pareció brillante a su manera. Sembrar el caos en la manada era el primer paso para acabar con ella. Además, si se peleaban entre ellos, ese trabajo tedioso que se ahorraba. Asintió cuando Resaca habló, mostrando su acuerdo con los arañazos. Los humanos se merecían eso y más.

Yo ayer he roto el objeto que la maldita niña más quería. Empezó, sin poder evitar sentirse orgulloso. Tiene toda la habitación llena de papeles con la cara de un niño con gorra, a las que de vez cuando besa, y también tenía una taza con ella. Sonrió. La empujé un poco hacia el borde para llamar su atención y ella me dijo que no siguiese. La empujé un poco más y me suplicó que no lo hiciese. Yo la miraba, disfrutando de aquello y cuando la desesperación fue máxima y se levantó para correr y salvar su preciada taza di el último empujón y salí corriendo dejándola llorando. 

Había sido un plan brillante. No podía permitir que aquel rostro tuviese más poder que él. Me asomé una última vez y estaba intentando juntar las piezas desesperadamente. Ronroneó, recordando aquella escena con gusto.

Ah! Y le he dejado un bonito recuerdo al más pequeño. Se empeñaba en tocarme la cola y los ojos, así que tuve que darle su merecido. Se calló los demás intentos de hacerle marcas a juego. No habían resultado como él esperaba. La piel se le debería haber vuelto más resistente.

Cargando editor
06/07/2015, 17:14
Marí

Las historias de los gaticos son relatos más salvajes y gamberros de los que Marí ha podido llegar a hacer. Sin embargo, por miedo a quedar como una tonta asiente y maúlla al final de cada relato, mostrando su acuerdo. Creía saber qué decir, y sus seseante voz iba a pronunciar una historia de travesuras gatunas, pero Misi se le adelantó. Comprende perfectamente al chico al que se refiere, ¡sí! Su dueña, una niña, también mira fotos grandes de chicos que se agrupan y adora. Bailan y cantan, pues recuerda tardes de perfecto descanso en su cojín interrumpidas por detestables melodías.

Levanta un poco su cabeza blanca cuando siente la mirada de Lin encima de ella y parece que el tiempo le concede el turno. Con sus nerviosos ojos azules recorre el lugar y tarda en pronunciarse. - El otro día yo... - Empieza a contarles, y su mirada baila entre Resaca, Rubik, Misi, Lin y el Coronel Bigotes. Los nervios se la empiezan a comer. Aún no soy suficiente gatica mala... - Me escondí detrás de un mueble, y esperé a que mis dueños pasasen por delante. - Se anima y los mira con ilusión infantil. - Los tres a la ves. Cuando estaban delante... - Da un pequeño brinco y golpea sus dos zarpas delanteras como si cazase una mosca. - ¡Les tiré el mueble ensima! - Dice victoriosa mientras busca aprobación con la mirada. Se coloca apoyada con el trasero y las dos patas delanteras, estirada como una señorita.

Cargando editor
06/07/2015, 22:46
Sombra

Tranquilamente la gata se acercó hacia donde estaba Marí y empezó a lamer la cabeza de la gatica blanca con su lengua rasposa. - Bien hecho, pequeña. 

- Pues yo he conseguido echar a la pelirroja de casa. - Anunció Sombra, ronroneando al recordarlo. - Esa fulana me quitaba la atención, así que me he dedicado a hacerle la vida imposible. Me dormí la siesta sobre su ropa y me arranqué algunos pelos, después oriné en sus botas, para reclamarlas como mías. - Una expresión satisfecha iba creciendo en su felino rostro.

- Y me he dedicado a saltarle encima maullando como loca cada vez que cerraba los ojos para descansar. No la dejé dormir en una semana entera. Al final fue y le dijo al humano que tenía que elegir... - La gata emitió un maullido feliz. - Como si hubiera tenido nunca alguna posibilidad. 

Cargando editor
06/07/2015, 23:10
Ultrón

Ultrón se levantó perezosamente para intervenir. - Pues yo he logrado que echen al maldito perro de casa. - Dijo mientras daba pasitos cortos alrededor de la fuente. - Estaba haaaarto de sus ladridos. ¿Que llamaban a la puerta? Ladridos. ¿Que sonaba el aparato de los botones con el que los humanos hablan solos? Ladridos. ¿Que salía un perro en la caja de las imágenes? Ladridos. - Hace una mueca, arrugando su cara. - No lo soportaba más. 

- Así que me dediqué a darle cosas de los humanos para que jugara con ellas. Al principio no les importaba, pero cuando el muy inútil destrozó el cacharro negro y alargado con el que mandan rayos a la caja de las imágenes... Ay, ahí enloquecieron. - El gatico se frotó las patas con los ojillos entrecerrados. - Ahora ya no tengo que compartir mi cojín con ese apestoso. Lo han desterrado al jardín. 

Cargando editor
06/07/2015, 23:16
Bolinche

Bolinche habló sin levantarse, todavía tumbada cómodamente. - Yo les estropeé a mis humanos el apareamiento de este mes. - Dijo, tranquilamente. - Ella había hecho ese pastel de carne que hace siempre que quiere aparearse y vi que se ponía telas negras bajo la ropa, así que estaba claro que estaba en celo. Él llegó hambriento y dijo que estaba muy guapa. Así que mientras hablaban me comí el pastel y después paseé con las patas sucias por su cama. Empezaron a discutir y ya no hubo apareamiento. Hasta el mes que viene, supongo.

Cargando editor
06/07/2015, 23:34
Coronel Bigotes

El Coronel Bigotes escuchaba atentamente todas las hazañas de los gaticos, asintiendo con la cabeza y mesándose los bigotes con una pata. Contempló divertido a Rubik, orgulloso a Resaca y Misi y al escuchar a Marí carraspeó. Evidentemente no se había creído ni una palabra de lo que había contado la pequeña gatica, pero verla tan entusiasmada y con tantas ganas de impresionarles le agradó. No la había visto antes por allí, así que decidió pasar por alto aquella mentira flagrante no fuese que la gatica se espantase y no quisiera volver. 

Asentía con la cabeza con cada una de las hazañas de los gaticos hasta que todos poco a poco fueron contando sus aventuras. Sin embargo, no continuó hablando todavía. Se quedó mirando a Lin, esperando que el gatazo contase sus hazañas. El Coronel Bigotes tenía muchas esperanzas puestas en aquel gato capaz de expulsar del barrio no sólo a los perros más pendencieros, sino también a un chino. Las aventuras de Lin eran de sobra conocidas por todos y el Coronel deseaba escuchar las últimas novedades.

Cargando editor
07/07/2015, 01:15
Lin

Lin escuchó las historias de los gaticos. Abrió de más los ojos al escuchar a Marí. ¿Cómo una criatura tan pequeña podría tirar un mueble?. Su mirada se cruzó unos instantes con la del Coronel, divertido y asombrado por el descaro del cachorro. Una tras otra las historias se iban sucediendo. Fue al sentir la mirada del Coronel cuando miró al resto, consciente de que esperaban una historia. Quizás tras lo del "Tonto de las piedras", y su último enfrentamiento con Chang, el chino del restaurante que casi acabó con su vida, no tenía mucho que contar. No al menos de esa magnitud. Sabía que todos esperaban una gran historia, pero la realidad era que Lin, estaba cerca de cumplir una década, y tal vez ya se planteaba el pasar su dominio, probablemente a Tifón, miembro de su primera camada. Seguramente, era consciente de que en un par de años a lo sumo, ya solo sería un recuerdo.

Pero aún así se incorporó y se sentó sobre sus cuartos traseros. Miró a todos un instante pensativo. Sobre todo a los más pequeños.

-Sé que lo que voy a contar y decir, no os parecerá bien a muchos. Algunos pensaréis que me he ablandado. Puede que así sea...- Afirmó.

-Pero tras limpiar mi territorio de los peores perros, del "tonto de las piedras" y hacer que el chino humano se vaya, sigue habiendo un peligro MÁS GRANDE que la señora de la escoba o las parejas humanas sin camada que buscan un cachorro de los nuestros para sustituir su falta.-

Agachó la cabeza para encontrar la mirada de los pequeños, recorriéndola con sus ojos muy de cerca. Volvió a incorporarse y pareció entonces mirar a la nada. -¡LOS HUMANOS CASTRADORES!- Dijo en un tono sobreactuado, teatral. Como si aquella historia fuese una mezcla de suspense y terror, cláramente dirigida a los más pequeños. No se le daba mal. Podía notarse que no era la primera vez que lo hacía. Con seguridad los miembros de su manada, habían visto más de una vez a su patriarca entretener a los más pequeños de aquella manera.

-Ah...¿qué no sabéis lo que son?.- Preguntó negando también de forma exagerada. Entonces se agachó y comenzó a caminar despacio, como si estuviese acechando a una presa, casi reptando. -Sooonn...los humanos que vienen con jaulas y fundas gruesas para sus pezuñas que evitan los arañazos...síiiiii.- Pegó un brinco y se plantó casi pegado a los cachorros, con la intención de asustarles brevemente. -Y ¡¡¡ZAS!!!...- Maulló con los ojos muy abiertos. -Se llevan a los gaticos- Se puso sobre sus cuatro patas e hizo un gesto a todo el mundo para hacer un coro, como si quisiera contar un secreto y a la vez arropar a los pequeños. -Se los llevan durante un tiempo, y al regresarlos, han perdido lo que tanto nos gusta lamernos. Ya no son los mismos. Tristes y decaídos...- Asintió lentamente. -Pero los nuestros regresan...la mayoría. Si hay una especie que realmente sufre este acoso, esta amenaza, y no se les vuelve a ver...esos son los perros.- Y no había satisfacción en aquellas palabras. A pesar de que era sabido que Lin se había enfrentado a ellos...no había nada de satisfación. Pasó la zarpa sobre la cabeza de los cachorros y su mirada se centró en los más adultos, como si lo que fuese a decir ya tomase un tono más serio. -Así que por una vez...los enemigos de mi enemigo...Son mis amigos. - Sentenció. Y sabía que eso traería polémica. -A nosotros nos han diezmado. A ellos los han masacrado. No quedan más que dos perros callejeros en mi zona...Y hemos pactado. No agresión entre nosotros. Unirnos contra los castradores.- Hizo una pausa consciente de los murmullos y maullidos. -Hace dos semanas vinieron a por los nuestros. Cogieron a cuatro gaticos. El humano iba a por el quito. La entrada trasera de su carro metálico, tiene un agarre que al bajar, hace que se abra. Pero yo no puedo abrirla. Mi acompañante perro sí. Se enganchó con sus mandíbulas al agarre y con su peso, bajó. Yo entré y con esto...- Mostrós su enorme zarpa y sus afiladas uñas.-...pude levantar un tubo, una barilla que cierra la entrada de las jaulas y sacar a los gaticos.- Recordó satisfecho. -La próxima vez vendrán a por los perros, ahora que saben que están por ahí...Tienen especial fijación por ellos.- Suspiró profundamente. -Y voy a cumplir mi parte...- Miró al Coronel con seriedad. -He notado que las entradas de su carro metálico se abren por dentro con una palanca. No muy resistente para un perro al menos. Y que suelta mucho humo por la zona trasesa. Por la parte de abajo. Por un tubo. -  Se quedó un instante en silencio. -Tengo un plan, y voy a necesitar una pelota pequeña. Un poco más pequeña que esas de color amarillo brillante...o un plátano. Un plátano también me valdría. ¿Alguien puede conseguirme una?-

 

Cargando editor
08/07/2015, 01:46
Rubik

Rubik escuchó, atento y fascinado, las historias de los otros gaticos. Miró asombrado a Resaca, consciente de que tenía mucho que aprender, observó sorprendido a Misi, que de repente le parecía todo maldad, y escuchó incrédulo a Marí, con la cabeza ladeada. No terminaba de entender la imagen de la gatica tirando algo como un mueble encima de tres humanos, pero quizá lo había hecho de alguna forma que él no era capaz de visualizar. Luego vinieron Sombra, Ultrón y Bolinche, y Rubik sólo pudo pensar en cómo habría hecho él aquellas cosas, o si podría hacerlas para el futuro. Pero el mejor estaba por llegar. La gran referencia. Lin.

En cuanto el enorme gato empezó a hablar las dos orejas de Rubik apuntaron en su dirección atentas, pendientes de cada palabra. Y cuando dijo lo de los humanos castradores de aquella forma sintió todo el pelaje de su lomo erizarse. Acto seguido, con aquel Zas exclamado Rubik directamente pegó un bote, y tuvo que contenerse para no esconderse detrás de algún gatico grande cercano.

Conforme Lin fue desgranando su historia Rubik prestó cada vez más atención, interpretándola de la única forma que era capaz. Aquellos humanos castradores te quitaban lo que te gustaba lamer. En el caso de Rubik, la comida húmeda. Lin había llegado a un trato con los perros. Les había engañado para que le sirviesen. Y si luego correspondía con su parte era sólo para no perder unos sirvientes tan bobos como eran esos perrazos. Desde luego eran mejores que esos humanos castradores tan terribles.

- Yo... - Se ofreció de inmediato cuando el gato terminó de hablar, con los ojos brillantes por sentirse capaz de ayudarle en algo. - Yo consigo lo que sea. - Insistió, sin que su cabeza hubiera procesado aún qué era lo que había que conseguir. ¿Qué había pedido? ¿Un pelota? ¿O un platano? ¿O había dicho un pájaro? Bueno, no estaba muy claro. Pero podía traerle las tres cosas, y que él escogiera.