Partida Rol por web

Yo, yo te desvestí, espero que no te moleste. Pensé que así descansarías mejor... además cuando te caiste pensé que estabas enferma y rompí tu ropa para que respirases mejor, me pareció menos arriesgado esto a que Alexander viniera y te encontrase en la cama con la ropa desgarrada conmigo al lado. Parece callarse unos segundos mientras mia un lugar perdido en el horizonte. Lo de antes... cuando nos besamos... por que lo hiciste, yo se por que lo hice, pero y tu?

Se movió en la cama, sentándose en sus pantorrillas  y lo queda mirando, ladeando su cabeza, una de sus manos va hacia el mentón del vampiro y lo coge entre su dedo índice y pulgar para que la mirase, y le sonríe, -no sé... sólo lo hice... sólo me dejé llevar, creo -se encoge de hombros, y apoya sus manos en la cama -¿ por qué lo hizo ud? - le preguntó, susurrando, como si temiera que Alexander u otra persona los viera o escuchara -¿entonces me ha visto desnuda?- vuelve a murmurar, abrazándose así misma.

Alfonso contesta a la sonrisa con otra al contestarla Yo también me dejé llevar, sabes yo morí con 22 años, casi tu edad, si hubiéramos coincidido en la misma época me habría enamorado de ti. Pero ahora es distinto, soy un vampiro y tu una hermosa joven... tal me atraigas por que eres distinta, distinta de todas las mujeres que conozco. Tu eres una mujer de verdad y no un juguete. Acaricia su pelo y acerca la cabeza de Temperance hacia el suavemente antes de besarla. Las otras son juguetes, tu en cambio eres una diosa.

No respondió a sus palabras, pero si al beso que le daba, abriendo su boca y deslizando en su boca sus labios, saboreandolo, y acariciando su mejilla, alargando el beso hasta lo más que pudo,y cuando fue separándose de sus labios,  sus ojos lo quedó mirando,  ahora sus dedos acariciaban su mejilla, y sus cabellos.

- no es necesario adular... Alfonso...- por primera vez lo llamaba por su nombre - solo soy yo... no soy distinta a otros, al contrario, soy.... soy una cosa, una pertenecía, le debo todo a Alex, y...- se separó de él - tiene razón, si sabe de esto, podría hacerle algo, no podría aguantar que por mi culpa lo lastimaran - tomó sus manos y las besó con ternura,  y luego se abrazó de su cintura, sus brazos delgados lo rodearon, - pero se siente bien... ser tratada como una persona y no como una cosa...

Alfonso se tumba a su lado y comienza a besar su cuelo. Tu no eres propiedad de nadie. Eres una mujer adulta libre de hacer lo que desee, y si Alexander lo impidiese no sería diferente de esos hijos de puta de la orden. Convivir con los humanos no es esclavizarlos, Alexander se equivoca contigo. Se incorpora ligeramente e introduciendo la mano derecha dentro de su camiseta acaricia sus pechos, firmes y sedosos, sus pezones están erectos, duros y suaves. Alexander podría matarnos por esto, pero no puedo evitarlo. Baja la cabeza, levanta ligeramente la camisa de la joven y besa sus pechos, mordisquea sus pezones e introduce una mano bajo sus bragas notando su pelo, corto y suave con el terciopelo, y su sexo húmedo y joven lo excita aún más. ¿Quieres que siga?, ordena algo y lo haré, soy tu esclavo Temperance.

El vampiro se monta sobre su cuerpo, y comienza a tocarla, la chica recobra el calor en seguida, sus mejillas se encienden,  y temblorosa, intenta detener sus manos que viajan por su polera para tocar sus pechos pequeños que caben en toda su palma, Temperance suspira agitada,  sintiendo placer, autentico placer mezclado con nerviosismo, sus besos en su cuello sus palabras, aunque temió que la mordiera.

Cerró sus ojos, y lo dejó apropiarse de la textura de sus pezones entre sus labios helados,  gimiendo con más fuerza, sus dedos acariciaron sus cabellos sedosos,  desordenándolos, el vampiro ahora tocaba su sexo, estaba húmedo,  caliente, ¿la habrá tocado así Alexander? quizás no, ella reacciona atemorizada,  mientras la tocas, en silencio, sólo gimiendo ahogadamente, sólo abriendo  sus piernas un poco..

- no quiero lastimar... a Alexander... no... ay...- apoyó sus brazos en la cama, sus codos, levantando su torso, y besando sus labios, pero se notaba que sentía que no era correcto - no puedo... no puedo... Alfredo... - agitada le echó los brazos al cuello, y lo abrazo con fuerza, restregando su mejilla contra su cuello, y  luego besando en ese lugar - te mataría... puede sentir tu aroma sobre mí... no puedo... Alfredo, arriesgarte así...- se separó de ti, y te quedó mirando, sujetando tus mejillas.

Ven conmigo, deja de ser la mascota de Alexander, el no te quiere por ti, solo te quiere como sustituta de tu madre, no puede perdonar que ella prefiriese a Longinus. Aprovechando que ella ha separado ligeramente sus piernas Alfonso introduce su cabeza entre ellas y lame su clitoris como si fuera la fruta más dulce y exquisita del mundo. Ya estamos perdidos, el lo olerá todo y no pasaremos de esta noche, ya no te querrá, no serás pura para el, te verá como una puta que lo ha traicionado. Yo tengo dinero, y contactos, podríamos escapar... Además ahora Alexander tiene algo más importante en que preocuparse. Alfonso se quita el pantalon mostrando su pene erecto y dispuesto a taladrarla en cualquiero momento, pero en lugar de eso sigue lamiendo a Temperance como si fuera lo último que va a hacer en su vida. Lo bueno ha de hacerse esperar, he de aguantar hasta que estemos en mi refugio de la montañas

Temperance gimió de placer con sus besos con sus palabras, y realmente se planteo la idea de irse... pero él lo encontraría y aun así no se lo merecia, pero cuando  le abrió la piernas y comenzó a lamerla, y se desnudó, la joven dejó de moverse, lo intentó apartar, apartar, empujando su cabeza -basta....- murmuró - basta...- volvió a murmurar y lo empujó con fuerza,  gateando por la cama a la otra esquina y bajándose, temblando,  y abrazándose así misma, mientras se cubría su sexo.

- no quiero! - le gritó llorando,  y corrió al baño  que daba a su habitación y se encerró en este, el portazo hizo retumbar los cuadros de la habitación.

Mierda, ahora estoy jodido... Se acerca rápidamente a la puerta mientras se sube los pantalones y apoyando su cabeza en ella intenta consolar a Temperance. Lo siento Temperance, no volverá a pasar, lo juro, ahora si queremos vivir hemos de eliminar los olores, rápido, dúchate, después lo haré yo o nuestras cabezas mañana no estarán apegadas a nuestros cuerpos... Y quiero que sepas que te amo, si no, jamás habría ofendido al principe de esta manera, tu realmente me importas

Siente un movimiento, ella se ha puesto de pie, y se ha apoyado en la puerta,  casi a la misma altura que él estaba,  pero no hay respuesta, escuchas el agua correr, ella debe estar bañándose como le has ordenado, el agua debe estar tocando su cuerpo desnudo, tan blanca, tan clara... el agua se corta y la puerta se abre, aparece Temperance, con el cabello mojado, la polera colocada sobre su cuerpo aún mojado,  lo mira, y se aparta de él,  yendo hacia la cama en donde se mete dentro de las colchas, parece shoqueada, asustada por lo que había sentido y pensado.

Mierda, no se que decir que no empeore la situación. Alfonso, cabizbajo y en silencio entra a la ducha en la que se masturba compulsivamente mientras se lava. Joder, menos mal que Alexander pensará que huelo a ella por haberla cogido en brazos, ya he quitado el olor de su... Mierda he de pensar en otra cosa o volveré a masturbarme Cuando sale, lavado y perfumado con el frasco de perfume que siempre lleva consigo se sienta al lado de Temperance sin decir nada.

Finalmente se decide a hablarla aunque tiene la voz quebrada y triste. Yo lo siento Temperance, no volverá a suceder... en el fondo me alegro de que no haya pasado nada. Pero si decides alejarte de aquí yo te ayudaré, imcluso si quieres la vida eterna, yo te la proporcionaré.

Levanta su rostro, lo miraba con desconfianza, y tomó las mantas para cubrirse con ellas,  intimidada por los ojos del hombre, aunque le había hablado de amor,se encontraba asustada, preocupada incluso, pero sobre todo confundida, muy confundida, se encogió de hombros y se tendió en la cama, el vampiro había ido demasiado rápido con la muchacha, demasiado rápido.

- lo pensaré, pero si me voy de aquí... lo quiero hacer sola, porque si recibo ayuda, sería lo mismo, sería cambiar de dueño, nada más - por fin le habló,  y desvió la mirada - me dejé llevar... no se repetirá... Don Alfonso - se gira y le da la espalda, abrazando su almohada.

Aprieta la mano de Tarmes con la firmeza de un saludo sincero, pero la sutileza de un caballero. -Tiempos difíciles requieren de medidas extremas, y supongo que por eso he sido convocado. Entiendo su inquietud señor Blackwood, es muy lógico que mi presencia sea extraña, pero ni siquiera mis asuntos personales podrían alejarme de la Brotherhood cuando más me necesita.- 

Saborea otro trago mientras escucha al señor O'Connor -Bien dicen que mas sabe el diablo por viejo, que por diablo, y tu mi amigo tienes la sabiduría de tres vidas.- se sonríe dirigiéndose a su viejo amigo. 

Si lo que dices de los garras rojas es verdad, entonces estamos casi a un paso del abismo. Ahora realmente comprendo por qué el Principe requiere una vez mas de mis servicios. Como ya dije, sin duda que estos son tiempos difíciles niega con la cabeza mientras observa su vaso, apretándolo con su mano. 

No voy a permitir que el sacrificio de Mathilde haya sido en vano.... susurra y  mira rápidamente a Tarmes fijando la mirada en sus ojos- Siendo el pupilo de Maxwell estoy seguro que puedo confiar en usted tanto como él ¿verdad?

Ahora es cuando debemos estar unidos y esa es exactamente la razón por la cual estoy aquí. 

Algo turbado por el cambio en el comportamiento de Temperance y por mis propias acciones tardo unos segundos en reaccionar y contestarla. Yo no te quiero en propiedad, pero comprendo que pienses eso si es lo que has sido hasta ahora. Si quieres algo de mi avísame. Estaré tras la puerta de la habitación, han pasado muchas cosas y necesitas descansar. Conteniendo el impulso de acariciar su piel por última vez y sin decir ni una palabra más compruebo que las ventanas están cerradas y salgo de la habitación cerrando la puerta con suavidad para esperar apoyado en ella a que vuelva Alexander o me llame Temperance.

Observo la reacción de Longinus con aire interesado. Expectante, observo como coge el vaso, cómo se dirige a Maxwell en un tono amigable. Esta claro que debía de ser alguien cercano, así que confirmaba lo que había oído de él. - Señor Longinus, si Maxwell y mi hermano confían en usted, tiene toda mi confianza. Espero también poder contar con la suya. - Sentencié con un asentimiento firme que decretaba que en efecto lo había observado, había valorado la situación y por supuesto había comprendido la confianza que en él debía depositar por el bien de a Hermandad. 

Desvío entonces mi mirada hacia Maxwell, mi mentor, quien nombraba una vieja profecía. - Sí, Conde, la conozco, usted mismo me la relató hace años - Contesto con las manos entrelazadas y la vista puesta momentáneamente en el infinito. - Bien - Exclamo entonces, enérgico, dando una palmada sobre mis muslos y poniéndome de nuevo en pie, comenzando a pasear arriba y abajo de la sala como suelo hacer cuando comienzo a reflexionar intensamente. - De modo que... Tenemos dos chicas secuestradas, no son videntes. La garra roja trabajando con los cainitas y los rebeldes humanos trabajando juntos. Necesitaremos aliados... necesitaremos poner a la opinión pública de nuestra parte. Hemos de preparar una acción conjunta ¿Con quienes de los nuestros podemos contar? - Mire a los otros dos caballeros. Empezaba a trazar ideas, pensar planes. Algo habría que pudieramos hacer, alguna pista que nos permitiera adelantarnos a los cainitas Debíamos investigar y desvelar el misterio.

Los vampiros estaban hablando, las cosas que de pronto parecían confabularse los hacia ya saber que la ciudad sufriría, el poder de los vampiros estaba tambaleando. La puerta se abrió de golpe y lo vieron entrar, era el príncipe...

- Temperance tuvo una visión, están asesinando a las chicas en el estadio, debemos ir ahora  - dicho esto con un tono de voz goleado salió por la puerta de nuevo, ni siquiera reparó en los que estaban. 

Max quedó de pie, con el vaso en su mano y moviendo lo que le quedaba del trago, - vayan ustedes, yo me quedaré acá, creo que la chiquilla necesita ayuda, - deja a ambos vampiros solos saliendo por la misma puerta por la que vio salir al príncipe.

Temperance se puso de pie de la cama, tambaléandose y llegó a la puerta, el vampiro podía escucharla, hasta llegar al pomo, sus dedos estaban en esta - Alfonso...- murmuró,y la puerta se abrió, salió de la habitación, mirándolo a los ojos, estaba despeinada, - lo siento... es la única persona que me hace sentir una persona, no quiero que se aleje...- bajó la mirada, mordisqueando su labio internamente.

No me voy a alejar nunca Temperance, pero tienes razón, es muy peligroso. me gustaría darte la vida eterna y pasarla contigo. Miro al suelo avergonzado antes de continuar. Si quisieses claro. Aparto el pelo de su cara y la miro a los ojos, en mis palabras solo hay sinceridad y tengo la esperanza de que se percate de ello. Pero hoy eso es imposible, ni tu quieres la vida eterna, ni quieres pasarla conmigo. Aún así te aconsejo que cuando puedas huyas de aquí, no mereces ser la mascota de Alexander solo por ser la hija de una mujer que el amaba.

Temperance temblaba, y tomo su mano,  llevándola a sus labios, y luego, se empinó y besó sus labios, los beso con ternura, - aun no es el momento... no...- murmuró la chica, temblando y besando entre lagrimas los labios del vampiro.