Partida Rol por web

Recién descansados, el avance se hacía bastante menos penoso que el día anterior, al menos por el momento. La aparente ausencia de peligo también ayudaba a que el ambiente fuera más distendido, aunque no por ello se iba con un ojo menos avizor. En algún momento de la marcha, Anna se acercó a Jorji para preguntarle por su pasado.

El stalker se quedó pensativo un momento mientras seguía caminando, pero acabó respondiendo - En aquél viaje, serr sinco. Jorji, Igorr, Alexei, Karina, y un miembrro de la Orrden, no desirrnos nombrre, solo conoserrlo porr su mote en inglés. Hunterr. Tipo bastante siniestrro, se separró de grrupo antess de encontrrarr avión, tenía su prropia misión parra los esparrtanos - el stalker hizo una pausa, recordando los sucesos, que habían ocurrido no hacía tanto - Un demonio pillarr porr sorrpresa y llevarrse a Alexei, poco antes también. A la vuelta, huyendo de Vigilantes, Karina caerr mal y romperrse pierrna. Tuvo que disparrarrnos parra forrsarr a seguirr sin ella.

A pesar de la pérdida, la voz de Jorji salía de sus labios tan normal como siempre. Sin duda, estaba m´s que acostumbrado a que aquellas cosas pasaran - De modo que sí, solo Igorr y yo sabíamos. Tenerr que reunirr nuevo grrupo, uno grrande, vehículos si serr posible. Pero Semenovich no pudo conterr tentasión. Resto, ya saberr- terminó el breve relato.

Entretenido contanto la historia, casi se les pasó por alto un repentino aunque leve ruido. Anna, Gregori y Marek lo oyeron y se detuvieron, pero Andrey y Svetlana siguieron unos pasos más adelante. Se detuvieron también cuando el ruido regresó, más fuerte y seguido. Parecía un crujido, proveniente bajo sus pies, como si la tierra se estuviera partiendo. Y justo aquello era lo que estaba haciendo.

Una grieta empezó a extenderse rápidamente por la zona en la que estaban Andrey y Svetlana, que no perdieron tiempo en correr hacia sus compañeros. Al detenerse, estos habían quedado fuera del radio de la rotura, pero el ex-militar y la médico no tuvieron tanta suerte. El suelo no tardó en partirse y derrumbarse, cayendo a un nivel más abajo. Andrey consiguió saltar en el último momento, arreglandoselas para aferrarse al borde y quedar suspendido en el aire. Svetlana, que estaba más lejos, cayó al vacío.

Por suerte, algo amortiguó la caída. Cuando la tierra y el polvo levantados por el desprendimiento, quedó a la vista lo ocurrido. Por allí debajo pasaba una de las líneas de metro, y su estructura había quedado debilitada por las bombas y el paso del tiempo. Svetlana había caído por el agujero, pero sobre la vía se encontraba varado uno de los antiguos trenes, contra cuyo techo se había golpeado la pelirroja. La suerte les seguía acompañando, pues si hubiera caído del todo seguramente no habría vivido para contarlo. En su lugar, aunque dolorida, la médico pudo comporbar aliviada que no se había roto nada.

La altura no era demasiada, y con una cuerda podían sacar de allí a Svetlana, aunque les llevaría tiempo, y seguramente algo en los alrededores habría oído el ruido provocado por el colapso.

Svet escuchaba la historia en silencio, algo atemorizada al escuchar que eran cinco al principio, aunque no parecía tan horrible la forma en que se habían disgregado. Podría haber acabado como Alexei el día anterior y gracias a sus compañeros no había ocurrido... Pero estaba claro que si algo les pillaba por sorpresa, no había mucho que pudieran hacer. "Además, no tendremos que dejar ningún herido atrás. Puedo curarles aunque sea de forma provisional y seguir huyendo..."

Tan concentrada estaba Svetlana pensando en qué harían si se encontraban en una situación así, que no se dio cuenta de que sus compañeros se habían detenido antes de tiempo. Miró a su alrededor, extrañada pero sin ver nada extraño, y no fue hasta que la tierra rugió bajo sus pies cuando empezó a correr. No sabía que pasaba hasta que una sombra, un rayo negro se extendió por el asfalto y lo partió en dos. Por un instante, el suelo se hundió en el punto que pisaba y en el siguiente paso que dio, ya no había suelo que pisar. El corazón se le subió a la boca mientras caía y cerró los ojos, esperando que el final de esa caída no fuese el suyo propio.

Cuando los volvió a abrir, no mucho más tarde, se encontró sobre el techo de un vagón de metro. El cuerpo le pesaba y le dolía por todas partes, y aunque tenía algunos cortes pequeños por la caída, parecía que todo seguía en su sitio. Con un gesto histérico, comprobó que la mascarilla estaba en orden y entonces se permitió suspirar algo más tranquila. "No es grave, puedes salir de esta Svet... Pero por favor, corre un poco más rápido." se recordó, echando un breve vistazo a sus heridas. Algo dolorida, se incorporó y saludó hacia el agujero por el que había caído.

- ¡Estoy bien, no me he roto nada y puedo andar! - informó a los de arriba, suponiendo lo siguiente que podrían preguntarle. Luego murmuró para ella - Por favor no me dejéis aquí...

Mientras esperaba a que decidiesen qué hacer con ella, Svet miró a su alrededor, al interior del túnel que habían descubierto. Con el ruido que habían hecho, no le extrañaría nada que algún monstruo curioso se acercase a verles, así que tomó su bastarda y se preparó para lo peor.

Marek evaluó sus opciones rápidamente. Opción uno, podía lanzar una cuerda a Svet e intentar izarla hasta arriba a riesgo de que algo les cogiese desprevenidos. Opción dos, podían dejar atrás a la doctora para que tanto ella como ellos se escondiesen de los predadores alertados por el ruido y volver luego a por ella. Opción tres, bajar con la doctora y dejar una cuerda bien atada para subir cuando el peligro pasase. Con todas estas opciones en mente sacó la cuerda:

- Tres opciones muchachos: La izamos a riesgo de ser la merienda de algo; se esconde y nos escondemos para volver a por ella cuando el peligro pase o podemos dejar una cuerda bien atada y bajar con ella. Decidid rápido mientras ato esta cuerda.

Anna escuchó atenta el relato que les ofreció Jorji de sus camaradas caídos, mientras seguían avanzando por la superficie, y le pareció curiosa la historia de "Hunter". Creía recordar haber escuchado en alguna conversación a escondidas, que se hablase de un tipo del cuál se decía que era un terrible mercenario a sueldo que se había cargado cientos de soldados, y al que en los rumores siempre lo llamaban por el sobrenombre de "Hunter". ¿Podría ser el mismo que el Stalker mencionaba? No tenía la más remota idea.

Cuando frenó en seco intuyendo que estaban en peligro, Andrey y Svet parecieron no darse cuenta de su señal y siguieron avanzando. Y en lo que cuesta hacer un suspiro, el sitio donde se encontraban se derrumbó por completo y vió caer a Svet al vacío, temiendo lo peor, y a Andrey sujetarse en el borde de milagro.

La joven no tardó en reaccionar y sostuvo al soldado y lo ayudó a lograr subir, para inmediatamente asomarse y ver que había sido de su estimada compañera. Al verla dolorida pero sana y salva, no pudo evitar suspirar profundamente y sentirse aliviada.

- Tranquila Svet, te sacaremos de ahí de inmediato... Trató de calmarla pero enseguida fue consciente de que el ruido podría haber alertado a alguna criatura de los alrededores y le hizo una señal de que guardase silencio y que buscara un lugar donde esconderse.

Anna sacó su pneumática y empezó a vigilar los alrededores mientras Marek empezaba a colocar la cuerda y cuando propuso las tres opciones, no tardó en intervenir.

- Marek, no pienso dejarla sola con esas criaturas asesinas que deben estar al caer, que están en su hábitat y de las que dudo mucho que logre evitar pasar desapercibida... ¿No escuchas eso? Ya vienen hacia aquí... Comentó visiblemente preocupada y con un hilo de voz. Hay que izarla de inmediato y cubrirla mientras lo hagamos, o bajar todos y combatir...

Aunque sinceramente, prefiero no tener que escoger la opción de bajar... No sé si saldríamos con vida...

Por mucho que se esforzaba, no lograba distinguir nada desde su posición. El túnel era demasiado profundo y oscuro para lograr distinguir nada, pero intuía que estaban en grave peligro y que había que actuar rápidamente.

¿Cómo va un hombre acompañado de una atractiva médico a prever una amenaza que viene del mismo suelo? Nunca he sido muy bueno fijándome en los detalles, y quizá por eso acabo como he acabado. Suerte la mía que consigo agarrarme en el último momento, pero al ver por el rabillo del ojo que ella cae al abismo no puedo evitar gritar: -¡Svet!

Por suerte oigo al poco que se encuentra bien, y me siento un poco más tranquilo. Con la ayuda de Anna subo y me pongo en pie, y al oír las sugerencias de Marek agradezco las opciones mostradas por una mente pragmática y racional como la mía pero no dudo en reaccionar igual de rápido: usando la cuerda tendida por Marek le indico a Svet con gestos que se agarre fuerte y tiro rápida y decididamente de la cuerda para sacarla del agujero lo más rápido posible, con la idea de parapetarme arma en mano lo antes posible... con creciente miedo en el cuerpo.

En un pestañeo, dos de sus compañeros desaparecieron de sus vista engullidos por una suelo que se quebró bajo sus pies. Un terrible sonido dio paso al derrumbe del suelo que dejó a Andrey colgando de uno de los bordes del terreno y a Svetlana en el techo de un antiguo y abandonado comboy de metro. Ambos parecían estar vivos, aunque doloridos en medida por el susto y la caída.

Aunque Andrey pudo salir del atolladero sin muchos rasguños, la muchacha salió algo peor parada. Había caído de espaldas y, afortunadamente, la mochila amortiguó el golpetazo. Pero el terror de haber creado alboroto en aquel silencioso paraje, puso a todo el equipo en tensión.

-Mierda!- dijo apretando los dientes Gregori. Algo le decía que habían pasado de pasar desapercibidos a llevar colgado del cogote uno de aquellos carteles de neón con el mensaje "comida fresca AQUÍ".

A la propuesta de Marek, Gregori lo miró con determinación y le respondió.

-Y una mierda la vamos a dejar aquí.- y acto seguido comprobó que Andrey, tras recuperarse de la sorpresa, comenzaba a demostrar su fuerza y a alzar a Svetlana para sacarla del socavón. Y en esa tarea, poco podía ayudar Ratón ya que la corpulencia no era una de sus mejores competencias, que digamos.

-Marek, ayuda a Andrey mientras vigilamos no ser la comida de uno de esos malditos bichos.

Tras el susto inicial, un alivio general recorrió al grupo al comprobar que no había sucedido nada grave, aunque la situación seguía siendo preocupante. Tenían que ayudar a Svetlana de alguna forma, antes de que atrayeran alguna atención no deseada. Marek no perdió tiempo y de inmediato hizo descender una cuerda hasta el techo del vagón para que la médico pudiera subir por ella. Mientras ataba el otro extremo a a un robusto bloque de hormigón que había cerca entre los escombros, Andrey empezó a tirar de la cuerda una vez vio que su compañera se había aferrado a ella.

La fuerza del ex-militar, quizás incrementada por el momento de tensión y la adrenalina, se hizo patente cuando consiguió alzar a la pelirroja sin detener el ascenso de la cuerda ni un momento. Tras hablar con Marek, Anna rápidamente se acercó al borde de la grieta, para observar si se acercaba algo por los túneles, pero el suelo todavía era algo inestable. El trozo en el que pisó cedió ante sus pies, y de la impresión soltó el arma con la que estaba apuntando para agarrarse al borde y no caer.

Gregori corrió a echarle una mano y ayudarla a subir, pero por debajo de ellos se escuchó el golpe sordo del arma al chocar contra el suelo y seguramente romperse. Y también algo más. Unos viejos conocidos venían a saludarles. La avispada vista de Ratón fue la primera en advertirlos. Los nosalis empezaron a aparecer por todas partes, aunque por suerte Andrey ya había terminado de levantar a Svetlana y esta ya tenía el torso en tierra firme. Los nosalis saltaban y gruñían en un vano intento de alcanzar sus piernas, pero la altura era demasiada incluso para aquellas aberraciones genéticas.

Jorji, que había dejado la tarea del rescate a los aventureros mientras él vigilaba los alrededores en busca de amenazas en la superfície, se volvió hacia el grupo, nervioso y haciendo gestos para que se dieran prisa - ¡Vigilantes se asercan! - exclamó - ¡Hay que salirr de aquí! - señaló hacia los edificios cercanos y empezó a correr hacia ellos.

A lo lejos, una tromba de mutantes apareció a la carrera sobre sus cuatro patas peludas, atraidas por el ruido el olor de las presas. Debía de haber más de una docena, pero no eran un número tan imposible de vencer como un nido entero.

El edificio el que Jorji se dirigía estaba en la esquina de una calle, haciendo una ligera curvatura que permitiría cubrir todo el angulo de aproximación de las criaturas. En la planta baja solo se veía una abetura, la de un antiguo ventanal. Todas las demás estaban tapiadas, aunque en el primer piso sí había ventanas por las que poder disparar.

Si conseguían llegar hasta él y parapetarse en el interior, podrían aguantar y concentrar el fuego en los Vigilantes... siempre que no acudieran demasiados.

Ver a Svet como era izada en el aire por el fuerte soldado fue un alivio para la joven. Anna se alegró al ver que su compañera podía contarlo nuevamente, y de la emoción del momento, no había logrado advertir la amenaza que ya prácticamente tenían encima. Un numeroso grupo de nosalis habían salido del túnel y del susto se le deslizó el arma de corto alcance, su escopeta "sangrienta" que aún no había tenido la oportunidad de utilizar, desde el borde del precipicio donde se encontraba.

Aquello fue un golpe emocional para Anna, pero no había tiempo para lamentar, pues de los gruñidos y golpes contra las paredes que propinaban aquellos inmundos seres, sabía que sería cuestión de tiempo que otros depredadores se acercarán a la joven. 

- ¡Hay que largarse de aquí, no hay un segundo más que perder! Comunicó a sus compañeros y emprendió la huída tras escuchar la advertencia posterior de Jorji. 

¿En serio? ¿Se me jode el arma que aún no había podido usar y ahora viene una horda de vigilantes en nuestra dirección?  ¿Qué más falta? ¿Que vengan demonios por los aires?

Fuese como fuese, Anna llegó la primera al lugar que Jorji indicaba, y nada más entrar buscó una posición idónea para disparar desde lejos con su pneumática e impedir que ninguna de aquellas criaturas se abalanzase sobre sus amigos. Su puntería seguía siendo excelente y pudo eliminar a varios sin problemas. ¿Podrían todos parapetarse y eliminar la amenaza?

Marek empezó a correr asegurándose de que Anna le seguía a la par, tenían que alcanzar ese edificio de una pieza a toda costa. Jorji sabría como salir de la situación, pero estaba seguro de que eso requeriría bastante del talento de Andrey, Jorji y él mismo para disparar a matar. Anton vino a su mente, les habría venido bien su fuerza sin duda, pero el viejo gruñon estaba ahora en una vida más relajada. Tras ponerse en la posición designada junto a Anna comenzó a disparar a esas cosas con la esperanza de dar cobertura a los rezagados.

- ¡Vamos, vamos, el menú está servido y somos nosotros!

La mujer esbozó una sonrisa agradecida al ver que sus compañeros no perdían tiempo en ir a buscarla, a pesar de su torpeza. En cuanto la cuerda cayó hasta ella, se aferró lo mejor que pudo, aún dolorida, y dejó que la subieran arriba. Esperaba que fueran varios de sus compañeros los que habían tirado de la cuerda, pero se quedó sorprendida al ver que había sido Andrey solo quien había conseguido izarla.

- Guau, grac... - el sonido del arma cayéndose y ver a su amiga Anna a punto de caer también le impidió terminar la frase.

Por suerte, no llegó a caer como ella, pero lo que les esperaba arriba tampoco era algo demasiado bueno. Las piernas todavía le dolían a Svet y echar a correr en ese momento era algo de lo que no se sentía capaz. Pero seguían siendo demasiados y no podría enfrentarse a ellos en campo abierto. Así que con todas sus fuerzas intentó avanzar hasta el refugio. 

No es hasta que veo el rostro de sorpresa de Svet que me doy cuenta de que la he levantado yo solo. Vaya, el instinto de reproducción es capaz de esto? Me río en mis adentros mirando sus bonitos ojos, y de nuevo la desgracia llama a nuestra puerta. Pierdo la sonrisa, vuelvo a concentrarme, y hago caso a Jorji para empezar a correr.

Me giro hacia Svet mientras corro con una simple idea en la cabeza: No voy a quedarme con agujetas en los brazos para que ahora se me quede aquí y muera. Así que al ver que por sus heridas es incapaz de correr me paro a ayudarla, para llegar al edificio lo antes posible mientras Anna y Marek nos cubren.

Con la alerta de aviso de Jorji, Ratón salió tan rápido como pudo de aquella zona. Lo último que deseaba era tener que ponerse de nuevo frente a los vigilantes, aquellas asquerosas criaturas que podían arrancarte de un solo mordisco parte de la pierna. No, mejor salir por patas... las dos, mejor dicho!

 Siguiendo los pasos del stalker, se internó en el edificio que aconsejaba para defenderse de la docena de aquellas cosas. Pero viendo que sus compañeros se situaban a disparar en la ventana principal, él decidió buscar mejor ángulo de disparo subiendo al primer piso. Allí, podría alcanzar sin problemas a cada una de ellas, flanqueando el ataque desde dos puntos de fuego.

Subió tan rápido como pudo los escalones del edificio, de dos en dos, mientras preparaba su bastarda a medida que llegaba al piso superior. Escuchando los primeros disparos de sus compañeros, Gregori llegó hasta la ventana con respiración entrecortada.

-Respira, inútil!- se dijo para tranquilizarse y poder aprovechar la munición que tanto le había costado conseguir.

Preparó su arma y situó el índice sobre el gatillo. Fue entonces cuando comprobó que Svetlana y Andrey se quedaban rezagados a causa de una caída de la muchacha. "Otra vez no, Svet!", pensó y centró sus disparos en los vigilantes que estaban más cerca de la pareja.

La garganta le ardía, y sentía como si sus piernas ya estuvieran siendo devoradas pero por dentro, obligándola a bajar el ritmo y finalmente a caer. "Svet, levántate, tienes que levantarte..." Pero por mucho que se lo recordara, los brazos apenas tuvieron fuerza suficiente para ser capaz de sentarse y ver lo que venía a por ellos. "Otra vez no..." recordó de nuevo las fauces del Demonio, tan cerca de ella...

En cambio, la visión de Andrey volviendo a por ella, le hizo esbozar una sonrisa de alivio. Se esforzó por contener sus quejidos, mordiéndose el labio, mientras el soldado intentaba levantarla. Pero al final se le saltaron las lágrimas y soltó un chillido de dolor. 

- La pierna no, por favor... - gimió suplicante, extendiendo los brazos hacia él para que pudiera tirar de ella más fácilmente. En cuanto consiguió cargarla sobre su hombro, la pelirroja, presa del pánico y el dolor, se echó a reír de forma nerviosa - Si al final te va a gustar levantarme y todo...

"Pero no puedo quedarme ahora sin hacer nada." Sin ser capaz de sacar su bastarda, Svet echó mano de su revólver y apuntó hacia los Vigilantes más cercanos. Dándose cuenta de que su cargador se había gastado de golpe, se puso a recargar lo antes posible, esperando que sus compañeros tuvieran más suerte...

Al intentar cargar a Svet en brazos no puedo evitar hacerle daño en la pierna. -¡Perdón! -digo nervioso por instinto, pues no pretendo causarle más daño del que ya padece. Pero dejando que la adrenalina haga su efecto en mi organismo y ganando enfoque con ello, rápidamente me decido a cargarla sobre el hombro para no tocar sus piernas y empezar a correr.

Solo un rápido vistazo a lo que se me viene encima me basta para volver a mirar al frente y correr con todas mis fuerzas hacia el interior del edificio, a salvo, con un único pensamiento en mente: ponernos a salvo tanto a la única médica del equipo como a mí mismo.

Al oír su comentario suelto una muy leve carcajada ahogada por el sobreesfuerzo de la carrera y digo sin vergüenza: -¡No me tires de la lengua!

La situación era crítica y Svet parecía muy dolorida como para valerse por sí misma, solo gracias a las ayuda de Andrey, quién la cargó en sus hombros con poderío, logró evitar el fatídico destino. Por suerte, sus ráfagas de balas y tornillos habían sido certeras, logrando darles un tiempo muy valioso. Entonces apreció que se había quedado sin munición y no tardó en indicarle a Karen, quiero estaba a su lado disparado.

- ¡Recargando! ¡Dame unos segundos! Y con la mayor de las premuras, la joven Stalker quitó el cargador vacío y acopló uno nuevo a su querida "silenciosa", para abrir fuego en cuanto tuvo ocasión. ¡Lista!

Entonces apremió a Andrey y a Svet a que no estuviesen la marcha, tratando de infundarles ánimos.

- ¡Vamos! ¡Qué ya lo tenéis! ¡Ánimo! Estaba segura que lo lograrían, entre todos abatirian a las criaturas restantes. Y entonces disparó pero se le encasquilló el arma. ¡Joder! Voy a tardar más de la cuenta en disparar... ¡Se me ha encasquillado el arma!

La situación era dramática cuanto menos. Comprobó la munición del fusil con prestancia y la distancia a superar por Andrey y la doctora mientras tomaba una decisión.

- ¡Puta guardería! ¡Anna, mantén la posición que voy a dar de comer vitamina K a los perros!

Y salió a dar otro foco de distracción más a esas cosas, con la vaga esperanza de comprarle tiempo al soldado y a la doctora. Cuanta ironía si acabase convertido en pienso para perros por salvar a Andrey y a la doctora. El clac seco de la bastarda al encasquillarse dejó claro su funesta situación, pero lejos de dejarse cazar sin más sacó su fiel Lolife silenciada y disparó 7 disparos con precisión milimétrica. Sin embargo no se engañaba, con total seguridad los próximos segundos determinarían su destino.

- ¡Vamos, tengo plomo para todo tipo de aberraciones; barato barato, casi gratis!

-Vamos, vamos, vamos!- animó Ratón desde lo alto del edificio a sus compañeros para que pudieran llegar de una pieza dentro del local y poder defenderse con más posibilidades.

Era momento de aprovechar que tenía una visión algo más amplia de la zona, y podía ver con mejor claridad, cuantos Vigilantes estaban cerca de sus compañeros. Debía darles tiempo a que recorrieran el terreno perdido. Y desde allí arriba, Gregori era una muy buena opción.

Pero como sucede en momentos como aquel, hay armas de que deciden encasquillarse, disparos que fallan en su trayectoria, armas que deben recargarse... Si bien el primer disparo de ratón alcanzó a una de aquellas malditas criaturas, la siguiente ráfaga de disparos, fallaron estrepitosamente.

Pero ahora, Gregori debería recargar su arma y rezar para que Andrey y Svet, llegaran hasta el edificio.

-Debo recargar!- gritó a sus compañeros.- Hay que dar plomo a esos chuchos!

Andrey corría con todas sus fuerzas, manteniéndose justo fuera del alcance de los mutantes. No podía detenerse a mirar atrás, pero casi podái sentir su aliento en la nuca. La que sí que los tenía de frente era Svetlana, que vacíaba una bala tras otra de su revólver en un intento de hacer retroceder a los Vigilantes. Uno de ellos cayó abatido por los disparos de la médico, pero el resto siguió adelante sin prestar atención a las bajas que sufrían.

Desde el edificio, sus compañeros seguían disparando también, buscando darles un respiro que les permitiera alcanzar la seguridad de las ruinas. Anna había agotado el cargador de su arma y tardó un poco en volver a colocar nuevos tornillos en el tambor, pero cuando apuntó y apretó el gatillo de nuevo, no sucedió nada. Era la pega de aquellas armas fabricadas íntegramente en el metro con piezas sueltas y chatarra, nunca serían tan fiables como aquellas que se habían conseguido rescatar del antiguo mundo.

Con la misma mala suerte que la de su compañera, Marek se las vio sufriendo un destino similar. La Bastarda nunca había destacado por su efectividad, la mayoría en el Metro se agenciaban un arma mejor en cuanto tenían oportunidad, puesto que más de una vez había dejado tirado a su dueño, como en aquella ocasión. Por suerte, Marek disponía de su fiel Lolife, de modo que, sin perder un segundo, dejó a un lado el subfusil y empuñó la pistola. Los impactos de un arma como aquella no frenarían a los mutantes salvo en grandes cantidades, que su pequeño cargador no podía proporcionar. Pero Einherja no necesitaba nada de aquello.

Con metódica precisión, los disparos de Marek fueron dirigidos a la cabeza de los Vigilantes más cercanos. Incluso contra blancos en movimiento y desde aquella distancia, tres de los mutantes se desplomaron en el suelo cuando los disparos les atravesaron el cráneo.

Para romper un poco la racha de mala suerte, la Bastarda de Gregori si funcionó correctamente. El muchacho mantuvo apretado el gatillo hasta que el cargador lateral salió vacío por el costado del arma. Famosa más por su elevado ratio de fuego que por su precisión, muchas balas erraron el blanco pero con el torrente desplegado, hubo suficientes impactos exitosos como para que otro de los Vigilantes perdiera la vida.

Los cuatro que quedaban no cedían en la persecución, pero ahora ya se habían vuelto las tornas. Jorji alcancó Andrey y Svetlana y también disparó su Kalashnikov, retrocediendo junto a la preja y acabando con un mutante más. Viendo que allí no conseguirían nada, las criaturas restantes dieron media vuelta y huyeron, emitiendo gimoteos de frustración. De nuevo, se habían salvado por un pelo de las puertas de la muerte, demasiado seguido entre una vez y otra.

Aunque el ruido del tiroteo sin duda atraería más atención indebida, necesitaban tomarse un momento para tratar a Svetlana, pues era evidente que no podría seguir así mucho tiempo. Las armas también necesitaban una revisión y los cargadores ser llenados de nuevo, pero sería mejor no dormirse en los laureles. Ya iban bien de acción por un buen rato.

Marek se apresuró a recargar la Lolife y desencasquillar la bastarda mientras corría hacia el edificio de nuevo. Con semejante follón como el que habían montado deberían darse bastante prisa en cubrir su rastro y salir del campo de visión de cualquier amenaza cercana. Le preocupaba la doctora, pero sabía que estaba en las manos de Andrey y de Jorji, por lo que él tenía que centrarse en preparar al resto en una suerte de equipo de defensa. Se sentó junto a Anna, a un lado de un pequeño ventanal:

- Deberíamos estar preparados, Doc está algo jodida y con este follón tendremos visita segura. Me gustaría contar contigo y con Ratón como una suerte de equipo de avanzadilla y defensa, por supuesto yo también estaré en él. - Miró a Ratón.- Me alegra ver que has encontrado valor desde que nos conocimos compañero, gracias por el apoyo antes, ¿Puedo contar con tu habilidad para pasar desapercibido?