Partida Rol por web

Mi Primer Cambio

1- Mi Nueva Vida

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07/10/2017, 01:36
-Master

El coche los pasó a buscar a eso de las nueve de la mañana. La madre superiora del instituto La Santa Gracia de Jesús los despidió con los ojos llenos de lágrimas. Les dio sendos besos en ambas mejillas a cada uno y exclamó:

-Pórtense bien, esta es una nueva chance para ustedes. Son buenas personas, el señor y la señora Ferguson. Nuestro Creador, que no los ha bendecido con hijos propios, ha encontrado la manera de unir sus destinos. Estarán en mis oraciones.

La hermana los condujo hacia fuera, pasando por un corredor enlozado de rombos blancos y negros. Algunos niños los miraban con alegría, otros con pura rabia. Uno desgarbado se echó a reír por lo bajo, murmurando:

-Al fin se van las ratas.

No era la primera vez que oían esos comentarios, algunos chicos simplemente estaban roídos por dentro, o algo así. La madre no escuchó nada porque estaba medio sorda del oído izquierdo. Ellos, en cambio, a veces sentían que sus sentidos eran más agudos que el resto de los críos. O es que allí a nadie le gustaba prestar atención.

Salieron al jardín y el aire puro fue una bendición. Mientras el chófer abría la puerta, la monja dijo.

-Los voy a extrañar y… si alguna vez me necesitan… tienen el número de esta humilde morada de Dios. Sean buenos chicos...

Los rayos del sol alumbraban un paisaje verde y el futuro parecía, por primera vez, teñido de una posibilidad de esperanza. Atrás iba a quedar ese edificio de piedra con tantos recuerdos tristes y solitarios. Sin embargo, mentirían si dijeran que esa mujer no fue siempre buena con ellos, atenta, intentando hacer de su vida un infierno menos severo.

Notas de juego

Empezamos porqueee... todavía no son Garou propiamente dicho, así que vamos a rolear la primera parte de la historia como "humanos". Primer turno, actualizo cada 2 o 3 días

Y en general les diré cuándo tirar y eso.

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08/10/2017, 01:58
Conrad Ferguson

No entendía bien lo que pasaba. Tenía que estar contento, la madre superiora nos lo había dicho. Era algo bueno, una buena familia, buenas personas que no habían podido tener hijos, y que querían que nosotros lo fuéramos. Se suponía que era un día feliz, y así lo había creído los días anteriores, emocionado con la noticia. Tendríamos una casa, nuestro propio cuarto, padres... 

Pero por la mañana, no me sentía así de bien. No conocía otra casa que aquel orfanato, más familia que las monjas. Tampoco conocía a esas personas. ¿Y si no les caía bien? ¿Y si se arrepentían de adoptarlos? ¿Y si intentaban separarme de mi hermana? 

Cuando la madre superiora nos abrazó y besó, me aferré a su cuello unos largos instantes. Una parte de mí no quería soltarse de ella, no quería irse de aquel lugar, el que había sido nuestro hogar. Y cuando al fin me solté, estaba llorando sin remedio.

Tenía que ser fuerte. Si no por mí, por Eara. Cuando besó a la monja, me situé junto a ella y la cogí de la mano. No quería soltarla, no quería separarme de ella. Tenía miedo, y sólo la certeza de que mi hermanita estaría conmigo me daba fuerzas. Así recorrimos los pasillos hasta la salida, pasando junto a los demás niños, unos alegrándose por nosotros y otros todo lo contrario. Me forcé a sonreír a quienes nos felicitaban, a pesar de los ojos enrojecidos. 

Salimos al exterior, a los jardines, donde la monja nos despidió con un consejo. Ser buenos. Podíamos hacerlo. Podíamos ser queridos por aquella gente. Lo lograríamos. Pasase lo que pasase, lo lograríamos. Juntos. Miré a Eara y no puedo evitar abalanzarme sobre ella y abrazarla con fuerza.

Todo iba a cambiar para nosotros.

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08/10/2017, 09:41
Eara Ferguson

La noche ha pasado y no he sido capaz de pegar casi ojo. Mi cabeza da vueltas en todos los sentidos.

"Por fín nos vamos. Tendremos casa, alguien que nos cuide, iremos al colegio, comeremos con familia, nos darán amor... igual hasta tenemos otro hermano. Pero.. y si no les gustamos, yo estoy acostumbrada, al fin y al cabo suelo evitar a la gente y hasta que me dejo conocer pasa tiempo... pero ¿Conrad? ¡Va! ¡Qué tontería! Él le cae bien a todo el mundo, es tan adorable, tan... perfecto"

Me giro en la cama y la sábana se sale del colchón dejando mis pies al aire. Es algo que jamás he sorportado y me levanto todo lo despacio que puedo para no despertar a nadie y meto las sábanas como la señora nos ha enseñado. Es en ese momento, cuando meto las sábanas, cuando recuerdo el día que me enseñó a hacer la cama deshaciéndola una y otra vez hasta que quedó perfecto que siento la añoranza, la tristeza, el miedo.

"¿Y si me olvido de ella?" pienso.

Me meto en la cama y me tapo hasta la cabeza evitando que nadie, ni la oscuridad, ni el silencio vean mis ojos llorosos. No es que ella tenga predilección, pero es imposible no tenerle cariño en aquel lugar en el que no he logrado ser yo misma con nadie más que con ella y con mi hermano.

Al final, pensando en ello y con la vaga sensación de que comenzaremos de nuevo me quedé dormida una hora antes de tener que levantarme.

Y allí estamos, despidiéndonos con las voces de los compañeros detrás. No me he despedido de nadie, nadie ha sido tan especial, ni tan importante.

Cuando Conrad abraza a la señorita no puedo evitar sentir una punzada de dolor pues él expresa con ese abrazo lo que sentimos los dos. Cierro mis ojos y trago saliva para evitar que las lágrimas salgan, pero son traicioneras y caen... 

Las limpio rápidamente con la mano antes de darle dos besos a la madre superiora.

-Gracias por todo-le digo con la voz tomada por la tristeza-. Adiós.

Y, si ha aprendido a conocerme. Si ha aprendido a quererme sabrá que ese adiós dice más cosas que las solo lo que significa es palabra tan corta.

Dejo que mi hermano me coja mano y le doy un leve apretón. A pesar de todo, seguimos juntos.

Miro sus ojos lloroso con los míos rojos y le lanzo una leve sonrisa. Luego avanzamos hacia nuestro cambio de vida, hasta nuestro nuevo hogar.

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08/10/2017, 16:22
-Master

Las muestras de afecto a la Hermana Superiora fueron reales y llenas de gratitud. La certeza de saber que iban a estar juntos, en ese nuevo hogar, era algo bueno y afortunado. Habían existido demasiados casos de niños separados por más que fuesen hermanos, en el momento de la adopción porque los adoptantes, por ejemplo, no querían o podían mantener a más de un  chiquillo. Pero este no era el caso.

-Yo también voy a extrañar a mis angelitos. Pero sė que Conrad, cuidarás de tu hermana asī como ella lo hará contigo. Vayan, vayan ya.

La oyeron sollozar de alegría mientras entraban al coche. El chofer arrancó en silencio y, por un breve rato, sólo se oyó el rodar de las ruedas por el empedrado. Los hermanos viajaban en el asiento trasero, tomados de las manos. Vieron pasar casas separadas por cercas bajas, algunos edificios y hermosos parques.

El chofer explicó con una voz baja y calmada.

 

-Son dos horas de viaje. Les he dejado bajo el asiento unas latas de gaseosa y una caja de emparedados. La señora los hizo. Primero preguntó a la Hermana si no padecían ninguna alergia. Son de pollo y mayonesa.

Siguió conduciendo. Era un hombre flaco, de nariz afilada y un pequeño bigote marrón que era bastante gracioso. Su colonia se olía con claridad, sándalo y algo de almizcle. Desde las ventanillas semibajas llegaba un aroma a vegetación que daba gusto.

Notas de juego

Tirada de atributo: Percepción. Si no saben como tirar es la cantidad de dados que tienen en su puntapié. Ahora tengo que salir, después me fijo :)

Que me olvidaba: dificultad 5

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09/10/2017, 00:51
Conrad Ferguson

Me resultaba decepcionante, triste y a la vez intrigante, el que nuestros nuevos padres no hubieran venido a buscarnos en persona. ¿No les hacía tanta ilusión adoptarlos? ¿Tanto que se limitaban a enviar a un empleado? No podía evitar sentirme pequeño e insignificante ante aquel detalle, pero al mismo tiempo intenté convencerme de que había buenos motivos. Tal vez eran personas muy importantes, y ocupadas. Y nos querrían mucho, aunque no pudieran dedicarnos mucho tiempo.

Muchas gracias. -Respondí a las indicaciones de aquel hombre, tras haber estado un tiempo mirando por aquella ventanilla cerrada, cómo las casas pasaban y quedaban atrás a nuestro alrededor. Me agaché y cogí la caja, situándola entre Eara y yo- ¿Quieres un refresco? -Pregunté a mi hermanita, dispuesto a coger una lata para ella, además de otra para mí- Yo soy Conrad, y mi hermana Eara. Es un placer conocerle. -Dije finalmente, intentando sonreír. Todo el mundo era mucho más amable cuando les sonreía- ¿Cómo podemos llamarle? -Le pregunté cogiendo uno de los emparedados.

- Tiradas (1)
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09/10/2017, 10:21
Eara Ferguson

Aún tengo el nudo en la garganta cuando el señor que conduce comienza a hablar. Veo sus ojos mirarnos por el retrovisor y no puedo más que agachar la mirada y desviarla por al ventanilla. 

"Que de casas" pienso mientras las veo pasar.

Mi hermano me saca de mi ensimismamiento. Me giro y le sonrío como sólo le sonrío a él mientras agito la cabeza afirmativamente.

-Gracias-le digo.

Luego, como siempre, intenta entablar conversación con el señor y yo vuelvo a mirar por la ventanilla. No por eso, quiere decir que deje de escuchar lo que hablan. Soy callada, pero terriblemente observadora.

- Tiradas (1)
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10/10/2017, 01:23
Oliver

Conrad ofreció un refresco a su hermana. Le dolía bastante que sus padres adoptivos no hubieran venido a recogerlos por sí mismos, pero como aun no los conocía, les daba el beneficio de la duda. Tal vez sus vidas eran demasiado ajetreadas, quizás tenían algún problema o motivo válido. Eso no quitaba que doliera, claro.

El niño sigue captando el olor de la colonia del sujeto, pero esta vez siente un punto penetrante en esa parte de almizcle. Es como un aroma animal, algo que se le acercaría sería el tufo de un perro mojado.

Yo soy Conrad, y mi hermana Eara. Es un placer conocerle. -Dijo finalmente, intentando sonreír. Todo el mundo era mucho más amable cuando les sonreía- ¿Cómo podemos llamarle?

-Oliver -contestó el hombre, mirando por primera vez atentamente a los críos antes de seguir con los ojos en la ruta. -Soy un primo lejano de los Ferguson y me he ofrecido para recogerlos.

Eara agradece el refresco y baja la mirada ante las palabras del conductor, pero sin dejar de prestar atención. A ella también llegó fuertemente este olor especial. En el orfanato, habían tenido algún perro callejero de vez en cuando al cual las monjas alimentaban. Era un aroma fuerte, bastante extraño a menos que no fuese la colonia, sino que este hombre hubiera tenido un can en el coche.

Pero el olor provenía directamente de donde él estaba sentado.

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10/10/2017, 22:49
Conrad Ferguson

El chófer se presentó pero, para mí sorpresa, dijo que no era un empleado, sino un familiar de los Ferguson. Un primo lejano, dijo, y eso me hizo permanecer pensativo unos instantes. Mordí el emparedado, masticando lentamente con la mirada gacha y el ceño fruncido, hasta que una idea pasó por mi mente.

Pero entonces, si es pariente de los Ferguson... -Una amplia sonrisa asomó a mis labios, mostrando mis dientes poco alineados pero que siempre parecían divertir a todos cuando sonreía- ...ahora es como si fuera pariente nuestro, ¿no? -Miré a mi hermana, entusiasmado. Era nuestro pariente, ¡teníamos un pariente!- ¿Le puedo tutear? Ahora somos familia...

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11/10/2017, 10:52
Eara Ferguson

El coche circula tranquilamente por la carretera, casi sin baches. Miro por la ventana y percibo ese olor a ¿perro mojado? No sé muy bien a qué pertenece, pero si es a un perro... igual es nuestra mascota. Eso me hace sentir mejor, más aliviada, más contenta y más positiva hacia los posibles cambios.

Conrad le sigue dando conversación al que parece ser nuestro primo segundo y se emociona ante la idea de que tengamos parientes. Le entiendo. Llevamos tantos años solos que la idea de tener aunque sea un "primo segundo lejano" suena deliciosa.

Miro a Conrad y le sonrío ampliamente como solo le sonrío a él y comparto su alegría. Por fín parece que todo va a salir bien.

"Genial" pienso mientras le doy un sorbo a la bebida que me pasó mi hermano.

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11/10/2017, 23:58
Oliver

-Me pueden tutear sin problema –dijo Oliver con una sonrisa que, sin embargo, no llegó a sus ojos. Eara y su hermano se sentían felices de tener ahora otro familiar. No era algo habitual en ellos: siempre solos, ellos y el mundo. La chica sonríe a Conrad y sigue con su bebida. Ambos comprueban que los alimentos que les han dejado son deliciosos. Entonces, revolviendo allí, ven una pequeña nota con caligrafía femenina que antes no habían notado.

Dice:

“Mis queridos niños, estoy terminando de preparar sus cuartos. Pido disculpas por la vianda pequeña, en casa los espera algo mejor. Y sobre todo, el cariño que es infinito hacia ustedes.”

No está firmada pero parece ser de su madre adoptiva. O eso creen.

-Allí es, ¿ven esa casa? –pregunta el chofer.

El viaje se había pasado demasiado rápido pero es que el tiempo parecía cambiar cuando uno estaba a punto de descubrir una nueva vida. El chofer se detuvo y salió para abrir las portezuelas pero antes dijo algo:

-Tengan cuidado, tienen... tenemos un vecino medio loco.

Eara no vio perro alguno saliendo de la casa, pero el olor seguía allí.

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13/10/2017, 12:12
Eara Ferguson

Miro la casa con ávidos ojos llenos de esperanza. Es preciosa, o al menos a mí me lo parece. Miro a Conrad con evidente ilusión en los ojos mientras sonrío.

-Es muy bonita-digo con una voz medio tímida.

Estoy llena de emociones. La nota, la comida, el trato, la casa... una familia. Y tal vez parezca raro, pero siento que de repente formo parte de algo más que de nuestro dúo Conrad-Eara.

-¿Y tenemos perro?-pregunto ávida de una respuesta afrimativa pues ese olor sigue llenaod mis fosas nasales.

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14/10/2017, 06:09
Conrad Ferguson

Oliver no parecía de mucho hablar. Aparte de permitir que le tuteasemos, no dio más conversación. Al final no importó demasiado, porque entre los emparedados apareció una nota, al parecer de nuestra nueva madre. Al leer la referencia al cariño infinito, me emocioné ligeramente, sonriendo mientras lo releía una y otra vez. 

¿Cómo sería? No lograba hacerme una idea. Era un tipo de vida que me era totalmente ajena. Contar con el cariño infinito de unos padres... La única persona con la que había contado siempre había sido mi hermanita. No me imaginaba una vida en que hubiera más gente que me quisiera como ella.

Fue Oliver quien me despertó de aquella ensoñación, anunciando nuestra llegada. Me asomé a la ventanilla con emoción, viendo la casa que señalaba. Nadie esperaba fuera, pero no le di importancia. La casita era preciosa, de piedra, con la fachada llena de flores y un pequeño jardín. 

La pregunta de Eara hizo que me girase a mirarla inmediatamente. ¿Ella también lo había olido? Era un olor raro para un coche... ¿Quizás habían llevado uno al veterinario, o algo así? Sin embargo, más me llamó la atención la corrección al hablar del vecino.

¿Tú también vives aquí, Oliver? -Le pregunté, imaginando una casa llena de gente. ¿Tendríamos más familia? ¿Cuanta gente vivía en aquella casa? 

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14/10/2017, 18:03
Maddy - la señora Ferguson

La pregunta sobre el perro que formuló Eara pareció tomar al chofer por sorpresa. Aún con la portezuela del coche abierta, alzó una ceja, la bajó  al segundo, y se limitó a responder:

-A menos que haya comprado alguno ahora, no creo. 

Y nuevamente se cortó en seco en sus explicaciones, como si el hecho de hablar lo desgastara. Eso o es que era parco por naturaleza. A lo que dijo Conrad solamente negó con la cabeza. No, él no vivía en ese sitio.

Cerró la portezuela y los empezó a conducir hacia la casa cuando la puerta se abrió de golpe y salió una mujer joven, de mirada dulce, que fue al encuentro de los niños y los abrazó sin mediar palabra. Ella olía a rosas y limpio. 

Los he esperado tanto, niños! -confesó con enorme alegría. -Gracias Oliver por traerlos!

-- respondió él, corto de palabras como siempre. -Voy a guardar el auto y luego tengo… mis asuntos.

Ella asintió y lo vio meterse nuevamente en el vehículo mientras el trino de un pájaro alegraba un árbol cercano. La mujer empezó a conducir a los críos a la casa. En su rostro se leía una enorme dicha, la de alguien que, deseando algo largo rato, finalmente es oída en sus plegarias.

-Me llamo Maddy y acabo de terminar de preparar sus habitaciones. ¿Cómo están? He preparado algo de comer, espero que tengan hambre. ¡No paro de hablar! Mi marido siempre me dice que parezco una cotorra!

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15/10/2017, 00:16
Eara Ferguson

"Hemos llegado" pienso cuando el nombrado Oliver se baja del coche.

Me bajo con una sensación rara dentro de mi. Me siento tensa y espectante a los nuevos acontecimientos. Lanzo una leve mirada a Conrad, siempre tan decidido. Agarro la lata de refresco para tirarla a la basura.

Entonces la veo, nuestra nueva madre. Nos abraza y yo... me pongo tensa. Siempre he llevado muy mal el contacto humano. Huele muy bien, a limpio, a dulzura, a madre y eso me reconforta y a la vez me aterra. No entiendo todos los sentimientos que se agolpan dentro de mi y casi no puedo controlarlos. Nota la garganta seca y el estómago cerrado.

Ella habla de comida, agolpa muchas palabras, muchas frases, muchas cosas. Me cuesta comprenderla, estoy abrumada, pero poco a poco es como si mis orejas dejaran que esa mujer se comunicara conmigo. Suelto el aire que tenía retenido en mis pulmones, casi no me había dado cuenta de que no lo había soltado.

Asiento con la cabeza aunque no tengo hambre, hemos comido en el coche los emparedados y eso junto a mi estómago cerrado no ayudan a que tenga hambre, aunque no quiero hacerle un feo a esa mujer tan encantadora.

Creo que podrá llegar a gustarme vivir aquí.

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15/10/2017, 06:46
Conrad Ferguson

Oliver no parecía muy dispuesto a hablar. No sabía si era así, o era porque le pasaba algo... ¿Igual no quería venir a por nosotros? ¿Estaba enfadado, molesto? No lo parecía, pero mucha gente intentaba disimular esas cosas. Negó que hubiera un perro en la casa, y con menos palabras aún, ninguna, también que el viviera allí. 

Así salimos del coche, yo cada vez con más dudas que me despertaba aquel mundo nuevo y maravilloso. Tanto por conocer, tanto por descubrir... Llevaba la lata de refresco en la mano, porque aún no iba ni por la mitad, no tenía mucha sed, ni hambre, sólo curiosidad y expectación. 

Y entonces surgió aquella mujer del interior de la casa, y el modo en que se lanzó sobre nosotros me sorprendió. Quedé mudo, boquiabierto, con los ojos como platos. Intentaba que no se me cayera el refresco, al menos al principio, descolocado como me encontré. La mujer de dulce, olía bien, y parecía cariñosa. Sencillamente, no estaba acostumbrado a aquello. Pero podía acostumbrarme, podía dejar que me quisieran.

Hasta el momento, sólo Eara me había querido.

Sí, muchas gracias, Oliver. -Secundé las palabras de nuestra... de Maddy, agradeciendo al hombre habernos llevado hasta nuestra nueva casa- Espero que te veamos pronto.

Sin embargo, tras despedirme de Oliver, me giré bruscamente hacia Maddy, sorprendido por lo que acababa de oír.

¿H-habitaciones? ¿Cada uno la suya? -Eara y yo siempre habíamos compartido habitación. Siempre. No quería dormir sólo, lejos de ella. Quise decirlo, pero al final agaché la mirada. ¿Y si ella quería disfrutar de su propio cuarto? No podía arrebatarle eso. Tragué saliva y miré a mi hermana, obligándome a sonreírle como si aquello fuera algo bueno. Tendría su propia habitación, nunca la había tenido- Hemos comido algo por el camino. Estaba delicioso, muchas gracias. Si lo que ha preparado está igual de rico, seguro que tendremos más hambre. -Le dije a la mujer, sonriendo- ¿Está su marido? ¿Vamos a conocerle?

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16/10/2017, 02:45
Maddy - la señora Ferguson

Tanto Eara como Conrad quedan algo abrumados ante la demostración de afecto de la mujer. Es que estuvieron acostumbrados tanto tiempo a estar solos, sin un afecto quizás tan demostrativo, que es un poco extraño. Al chico no le gusta la idea de que estén en habitaciones separadas pero prefiere no decirlo. Se ve que la joven "madre" ha puesto todas sus ilusiones en esto y no desea decepcionarla. Tampoco entienden los niños a este personaje, Oliver, y su forma extraña de comportarse. Parece siempre poner una especie de muro invisible entre él y las personas. Ni siquiera respondió al saludo de despedida de los críos...

Conrad igual se animó a decir una breve frase, su hermana estaba más callada, absorviéndolo todo:

 Hemos comido algo por el camino. Estaba delicioso, muchas gracias. Si lo que ha preparado está igual de rico, seguro que tendremos más hambre. -Le dije a la mujer, sonriendo- ¿Está su marido? ¿Vamos a conocerle?

-Él está en el trabajo, vendrá a la noche. Está tan emocionado como yo, pero a veces nos agobian las responsabilidades y debemos llevarlas a cabo. Es importante que nada les falte, queremos que tengan la vida que se merecen. Pasen, pasen... déjenme tirar esas latas de gaseosa. ¡Esto es... estoy tan feliz!

La mujer les enseñó brevemente la casa, mientras en la mesa esperaban algunos platos preparados. Lo primero que les mostró fueron las habitaciones que serían de cada uno. Quedaban una conjunta a la otra, y cada una estaba decorada con mucho esmero. Maddy aclaró a los niños:

-Por supuesto que podemos cambiar lo que quieran, yo no sabía qué les gustaría así que las decoré en sentido general. Ya saben:  a modo de lo que le gusta a un niño y a una niña. Pero podemos cambiarles cosas.

Estaba emocionada a medida que les enseñaba las habitaciones. La casa en sí era amplia, aunque de una sola planta. Estaban los cuartos de los niños, el de la mujer y su esposo (al cual conocerían esta noche). La cocina comedor en donde una mesa amplia estaba rodeada por seis sillas, un baño y una salita de lavado. La ropa se colgaba afuera: en una especie de jardín trasero.

Varios pasillos conectaban las áreas y, en cada una, habían variedad de plantas. Desde que uno entraba por el jardín lleno de flores, se notaba que a esta pareja le gustaba la naturaleza. Eso daba ánimos a los niños, no sabían por qué pero siempre se habían sentido atraídos a lo verde, a lo natural. Por otro lado, los edificios altos y cerrados, la conglomeración de gente, les parecía asfixiante.

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16/10/2017, 09:57
Conrad Ferguson

No quise dar importancia a la actitud de Conrad. Había gente que era así, reservada, distante. No tenía nada de malo. A mí me gustaba más que la gente hablase, pero cada uno era como era. Cómo Maddy, que por la emoción o por ser así siempre, no paraba de hablar. 

Explicó que su marido, aún me costaba pensar en él como nuestro padre, estaba trabajando, que las responsabilidades eran así. No pude evitar preguntar, dejando volar mi imaginación mientras tanto, pues así solía ser yo. Hablaba, preguntaba, imaginaba.

¿Y qué es lo que hace? Su trabajo, quiero decir. -Quise saber- ¿Y ust...? -Me detuve, sintiendo que algo no estaba haciendo bien. Miré a Maddy y sonreí con picardía- Tú. ¿Tú trabajas? Si vas a ser nuestra madre podremos tutearte, ¿no?

Me había tomado aquella libertad directamente, como una pequeña travesura. Había descubierto que con una sonrisa y algo de picardía los mayores se volvían propensos a consentir y disculpar. 

Nos mostró nuestras habitaciones, que eran realmente bonitas, aunque me resultaban un poco cargantes. Quizás era el colorido, tan azul la mía, tan rosa la de Eara. Estaba acostumbrado al triste y gris orfanato, tanto que aquello me parecía más un cuadro de juegos que una habitación. Aún así, eran preciosas.

Está todo muy bonito... -Admití, agarrando la mano de Eara con timidez, acercándome a ella- Si no puedo dormir... ¿Puedo venir a tu cuarto? -En el orfanato solíamos hacer eso. Cuando uno no podía dormir, iba a la cama del otro. Abrazados, todo parecía más fácil, no había pesadillas ni miedos, y se dormía bien. Esperaba que aquello no lo perdiéramos ahora que teníamos un hogar de verdad y habitaciones separadas. 

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17/10/2017, 09:34
Eara Ferguson

La casa era preciosa. Tal vez porque veníamos de un orfanato pero tanto colorido sacaba de mi alegría y ganas de sonreír. Estábamos allí, teníamos familia y parecen querernos de verdad. Suspiro sin poder evitar sonreír... hasta que veo mi habitación. Odio el rosa, lo odio desde un fuero interno, pero intento que no se me note, pues Maddy parece realmente ilusionada.

Asiento a sus comentarios mientras la escucho. Conrad coge mi mano y llama mi atención.

-Te iba a preguntar lo mismo...-le digo sonriéndole y sin soltar su mano.

Luego giro mis ojos hacia Maddy. La sonrío todo lo bien que sé. No es como las sonrisas que me salen hacia Conrad, hacia él son sinceras, amplias y bonitas, pero es lo mejor que sé hacerlo cuando no conozco a la gente.

-Muchas gracias, Maddy-le digo con evidente gratitud en la voz.

Todo su esfuerzo, sus sonrisas y sus gestos son invitaciones a sentir esa casa como nuestra y se lo agradezco de corazón.

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19/10/2017, 04:01
Maddy - la señora Ferguson

 

¿Y qué es lo que hace? Su trabajo, quiero decir. -Quise saber- ¿Y ust...?

Conrad se interrumpe para preguntar al momento si podía tutear a Maddy. Ella sonríe con un brillo en los ojos de alegría y va respondiendo a cada cosa por separado.

-MI esposo trabaja en una granja que posee en el linde de la ciudad. Es mucho trabajo pero tiene personas que le dan una mano. Adora a sus animales y sus cultivos. Verán… la tierra es como nuestra madre. Sin ella no seriamos nada. Nos alimenta, nos viste. Y hay personas que… 

Su mirada se oscurece por un minuto pero luego continúa, como si nada hubiera pasado. Pese a ello, los dos hermanos sienten que lo que iba a decir no sólo era importante sino que la llenaba de angustia. 

-Pueden llamarme como deseen. Entiendo que no soy su madre pero espero que algún día me convierta en una figura materna. En un vínculo que los llene de fuerza y confianza. 

-De nada, Eara preciosa, de nada Conrad. Vayamos ahora al comedor. He preparado algo rico, pero podemos comer luego si todavía no tienen hambre, o si quieren quedarse un rato para poner sus pertenencias en cada cuarto, Oliver ha dejado sus cosas en un rincón. Por supuesto que les he comprado algunas ropas pero lo básico, prefiero que vayamos todos juntos cuando tengan ganas

Y dándoles privacidad, su mamá adoptiva los dejo en el cuarto de la niña, con una mirada de paz. Cerró la puerta, mas no del todo y les brindó el tiempo que pensó que podrían necesitar luego de un cambio tan repentino y de su exceso de verborragia.

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19/10/2017, 14:10
Eara Ferguson

Me siento rara. Esa es la expresión exacta: rara. Estamos en una casa que sabemos que va a ser nuestro hogar pero que todavía no sentimos como tal, rodeados de gente que serán nuestros padres pero que realmente no lo son. La situación es extraña y, una niña como yo, aún me cuesta entenderla.

Agradezco el momento de soledad que nos da. Y casi al momento de desaparecer miro a Conrad.

-¿Qué crees? Yo estoy muy nerviosa-le digo. 

Es fácil hablar con Conrad, siempre lo ha sido, y con él me siento tan relajada que siempre puedo ser yo misma, sin miedo a que me juzgue o me mire como a una loca.

-No... no sé cómo actuar, no sé qué se espera de mí... y esta habitación es horrorosa-le digo terminando la frase en un susurro para que Maddy no pueda oírlo si se ha quedado cerca de la habitación, pues no quiero quitarle su entusiasmo.