Partida Rol por web

Hanibal mientras espera que los detectives lleguen a las 17 p.m al estudio donde trabaja,se pone a trabajar adelantando casos que tenía atrasados,haciendo que los que podía terminar el día de hoy los terminaría, y los que no podía terminar el día de hoy,le pedía ayuda a su secretaría para finalizarlos.

Entre caso y caso el almorzaria y a menos que hubiera alguna reunión de emergencia,ya habría terminado todo su trabaja para antes de las 17 p.m.

De la Alcaldesa no tuvo novedades hasta el momento sino su celular hubiera sonado dado que ella tenía el numero de Hanibal para llamarlo en caso que lo necesitara.

Y tal como había sugerido el Covid-19 había llegado a Miami,solo esperaba que la Alcaldesa hubiese hecho caso de las sugerencias que Hanibal le realizo.

Solo el tiempo diría que tanto caso ella le haría y si se dejaría manejar por el como una marioneta que tiene hilos.

Uno de los archivos a revisar llegó a tiempo.   Era la demanda contra el Jardín Morakami.   Un grupo de demandantes reclamaban el terreno para abrirlo a la construcción.  Therize Charon, una de ellas.  La recordaba de la fiesta.

No se veía fácil.  Tendría que repasar la historia del Jardín* y encontrar alguna estrategia legal para quitarle ese estatus tan antiguo que tenía. 

El movimiento debería hacerse pronto, indicaban los correos de esta mujer y Don Scuoru.  

Afuera, el viento arreciaba.   Llegó Carol, despeinada, con sus ojos azules ilustrando azoro.  

Parece que hay aviso de advertencia huracán Haníbal.    Parece que tendremos que trabajar desde casa.   Para la tarde piden que ya no haya nadie en la calle.

Y claro, estaba lo de su hijo. -suspiró- Recién re-encontrado, de alguna forma.     ¿Qué podría hacer?  Arcadia era un lugar al que había accedido bajo sueños.  ¿Habrá un reflejo en la realidad? ¿Cómo saberlo?

La conversación seguía, y los changelings deberían pronto decidir que hacer.  Afuera, el viento arreciaba. 

Parece que hay aviso de advertencia de huracán.   Para la tarde piden que ya no haya nadie en la calle en Miami.   A nosotros llegaría hacia la noche la tormenta.

Hay algo extraño pasando.  -dijeron los jardineros, quienes se empezaron a movilizar para dejar seguras las cristalerías de laboratorios e invernaderos. 

-O.K, mi querido colega cooperativo, gracias por encargarte, te mantendré informado...oh! y una cosita sin importancia, si por casualidad oyeras algo de un nuevo grupo de Cambiados que se hace llamar "Corte del Ocaso", avísame, ¿vale? 

Que te/os vaya bien. 

Colgó y se guardó papelito y móvil en el bolsillo. Había tanto que hacer...

¡y a juzgar por lo que estaba oyendo, tendría que darse prisa! Antes que nada, se pasaría a ver a Shinzo. 

-La verdad es que llevamos un par de días con un clima un tanto errático.-comentó a la jardinera jefe- Iré al hospital antes de que empeore. ¿Sería posible que me imprimieran un documento en un momento? -señaló al móvil donde guardaba los contratos que solían firmarle los clientes. 

- Se hará.  -dijo Mauleón, muy ejecutivo.  Se despidió y colgó.  Le dio gusto que usaran el singular/plural para su muy singular situación. 

Los jardineros, poniendo ya las guardas correspondientes en las ventanas, imprimieron diligentes lo que les pedía Mauleón. 

¿Es nuestro contrato? -preguntó la jardinera en jefe.   En ausencia de Shinzo, firmaría yo.  

Hirotaka se despidió y fue a ver al changeling-mono.  Habrían de bajarlos al area segura de la clínica. 

El viento ya se llevaba hojas rápidamente correteando afuera de sus ventanas. 

Hanibal odiaba esto,no le gustaba para nada las noticias que le estaba dando Carol,así que suspirando tomo fotos de los archivos respecto del Jardín para poderlos leer con detenimiento en su propio piso,he inmediatamente por esto del Huracan,decidió enviar un whatsapp al numero que había llamado en la mañana diciendo ¨lo lamento,debido al Huracán,deberé de postergar la reunión hasta que el mismo pase,si todo sale bien,¿podría ser el día de mañana a la misma hora?.¨

Dejaría que mi celular me avisara de esa respuesta,para luego acomodarme la corbata,con unas manos extrañas que no sabía de donde salían,Hanibal se acomodo la mascara de abogado e incluso mejoro la posición de la corona,para luego mirar a Carol y agregar:

-Carol,vamonos,antes que llegue el Huracán,te veo mañana.

Dicho esto voy hasta donde se llaman a los ascensores,para llamar a uno y bajar hasta la planta baja,llamo al chofer para que venga a retirarnos a Carol y a mí para que nos lleve a nuestras casas y luego el vaya a la suya.

Hanibal no sabía porque,pero tenía el presentimiento que esto,era planeado,algo o alguien debía de estar jugando con el clima para atrasar sus planes,pero se había equivocado de oponente,después de todo,Hanibal,mas allá de el abogado,más allá del notario,el era un Rey y no porque alguien le diese el título nobiliario,no,no era por eso,sino que era porque muy en el fondo de el mismo,ahora que el estaba casi completo,sabía que muy en el fondo el lo era.

Y como tal,dado que Miami era por ahora parte de su Reino,el tenía el deber de cuidarlo,por lo que haría todo lo posible,por descubrir como detener al Huracán.

Cuando la jardinera en jefe miró a Oleisky y hablar en otro idioma se extrañó, pero luego se dirigió a él (y también a Anna) en ingles.

La verdad es que la pregunta tenía razón de ser. ¿Cómo habían llegado hasta aquí? Les seguimos a ellos. Pensó en decir, pero prefirió guardar silencio. Estaba claro que Anna era más habladora.

Todo el tema del huracán le llamó la atención ¿Puede que eso hubiera hecho varar a la ballena? La verdad es que no tenía muy claro lo que pintaba en este sitio. Pero estaba claro que algo estaba pasando. Solo esperaba no llamar mucho la atención.

Por si tenían que salir recogió sus cosas. Le daba la impresión de que la jardinera no les quería por ahí, y no pretendía contradecirla.

"Chikyū... ¿qué?". No sabía qué era eso, pero supuso que se refería al Seto.

-No lo sé... Estábamos en el Seto y vimos esos cuatro trepando un árbol huyendo del Hada. Los ayudamos a escapar, subimos hasta la copa y aparecimos aquí -explicó Anna. Ella tampoco entendía lo que había pasado.

La radio hablaba sobre un huracán. Aquello era peliagudo. No sería el mejor momento de ir buscando a su familia.

El chofer pasó por Hanìbal y Carol.   Fueron a dejar a la primera cerca de su casa.  Gracias Haníbal.  Te texteo lo que vea de ese documento.   Pero creo que los donadores esperan que te comuniques pronto.   Se despidieron con un gesto muy profesional, y a partir de ahí las cosas se empezaron a poner más rudas. 

Jefe, parece que hay storm surge, están inundadas las avenidas 5ta y 6ta.   ¿Por donde quiere que me vaya?   Una de las opciones era un túnel corto, que lo sacaba a la avenida Glint, y de ahí a su casa eran pocas cuadras.   La otra era rodear por el barrio cubano.   Al menos ahí podría tomarse un café si arreciaba el viento. 

¡FRakk PlakJ! PLK"!, -los sorprendió un letrero que había sido arrancado por el viento pasando peligrosamente frente al auto en unos giros de metal pintado.

Shhh-diablos.  -dijo el chofer.    Esas cosas tendrían que amarrarlas mejor.   Empezó a ver cómo echarse en reversa. 

Hanibal al ver que el cartel salía volando no quiso seguir arriesgando la vida del chofer así que dijo rapidamente:

-Vamos por el túnel,rápido,este lugar prontamente sera el epicentro del huracán.

Dicho esto,Hanibal empezó a recordar los contratos que había firmado,alguno debería de servir para ayudarle con el clima y si no lo había,debería haber una manera de poder hablar con quien sea que dirigiera este Huracán,porque después de todo,alguien tenía por objetivo Miami y mientras el siguiera viviendo en Miami,es su Reino y como su Rey no iba a permitir que nadie amenazara su Reino.

-¿Oh? ¿ Usted tiene la capacidad de comprometer al conjunto del Jardín Morikami in absentia ​​de su dirigente habitual? Si es el caso, le explico en un momento - Con un bolígrafo, anotó su nombre en el documento como representante de la agencia W.H.Y y marcó unas cuantas casillas para la jardinera jefe.

- Firmando este documento, la agencia W.H.Y. se conpromete a solucionar su problema, y a cambio ustedes quedarán obligados a compensarnos adecuadamente por nuestros servicios - señaló uno de los items- y no sé si conocían nuestras tarifas, pero vistas las circunstancias eso incluirá un extra por peligrosidad. También se añadiría un pequeño estipendio monetario para gastos debidos a la distancia geográfica, pero creo que se puede obviar si contamos como tal la cama, comida y similares  que ya me están proveyendo si van a seguir haciéndolo- dibujó unos grandes paréntesis alrededor de la marca para indicar que no se sumaría en dinero. -Firme el contrato aquí en representación del Jardín y el resto de sus integrantes si está conforme. 

Mientras decía eso último, imbuyó el papel con una pizca de su glamour para que la promesa quedara Sellada por el poder del wyrd. 

​​​-En cualquier caso tengo que ir a verle, él estaba presente cuando el coche estalló y a lo mejor vio algo importante.

En cuando la promesa estuviera activa saldría pitando hacia el hospital. 

Mm, dijo la mujer a Anna, entrecerrando los ojos.  Eso no había pasado antes, pero, me supongo que es posible.  Su mirada fue hacia la estatua, la cual se había queda inusualmente quieta, como verificando la historia de que los habían ayudado a escapar.   Los otros tres recién llegados no estaban en condiciones de comunicarse: la planta se reponía, la chispa había escapado en cuanto había llegado, y el simio estaba todavía sedado. 

Silencio ritual, quizá.  -les explicó a Anna y sus propios ayudantes, dudosa aún, sobre el pasmo del samurai.  Pongámoslo en lugar seguro ante el huracán, y vayamos leyendo algo de los libros que lo puedan explicar.   No quisieramos perder al guerrero-san ante el Sueño de Retorno.   Con un golpe de palmas indicó a todos que habrían de ponerse en movimiento. 

Cerraremos pasado el mediodía, ante la tormenta.  Deberán estar en lugar seguro para la tarde, a como vienen las cosas.   Son bienvenidos a quedarse en una de nuestras bodegas seguras, o movilizarse hacia el hospital Boca Ratón con el detective. -señaló a Jacobo mientras firmaba su contrato con un hermoso sello estampado, el cual llevaba su propio glamour, para sorpresa del propio fairest.-.   Ustedes deciden.   -Les hizo un ligera inclinación de agradecimiento a Oleisky y Anna, considerando la probabilidad de que fuera verdad su historia en ayudar al escape.

Le señaló un viejo jeep destartalado con los logos del Jardín.  ¿Les sirve?  Pueden llevarlo.

Caramba, qué finura, pensó Jacobo sobre aquel sello mientras doblaba su copia en ocho partes para guardársela en un bolsillo. 

Al ver el jeep, sonrió -Es perfecto.- Cierto, era viejo e incómodo, pero le saldría gratis, no tenía que preocuparse de si lo estrellaba y no tenía las zarandajas electrónicas que tanto le molestaban de los coches modernos. ¡Y es tan deliciosamente "outré"!

Se agachó un momento a fijarse en qué aspecto tenía por debajo para futura referencia y dijo hacia el resto:- Si alguien quiere venir, este es el momento de decirlo. Trataré de que estemos de vuelta antes de que llegue lo peor. -

Y arrancó. 

Entraron al túnel.

Y adentro, el atasco.   Hooonk, THWWIN THWWIN,  los cláxones no dejaban de sonar, increpando algún incauto a que se moviera como si pudiera convertir su Kia en una lancha, o tuviera ruedas de monstertrucker. 

Haníbal le dió tiempo de hacer unas sus consultas de ocultismo.  Tomó un pequeño hilo con una piedrita hasta abajo y lo dejó girar para ver qué forma daba.  Tuvo que abrir la ventana por la que se coló el aire caliente y húmedo; tenía que dejar que el sabor del aire llegara a sus papilas gustativas.   Al hacerlo notó cómo el agua ya llegaba a los rines de su muy elegante auto.  

Patrón, creo que estamos atascados.  -Más que aviso, era pregunta, o advertencia. 

Jacobo, el detective de la agencia WYRD, manejaba por un Boca Ratón que ya tenía aire como para despelucar las palmeras.  En el jeep venían, ¿quienes? de entre los changelings recién salidos del Seto.

Empezaba a pensar cómo hacerles plática sobre lo vivido allá en su primer ¿o segundo? escape, y la presencia de la extraña hada de cornamenta coralina, pero las ráfagas con aire cargado de agua hacían demasiado ruido en el vetusto automóvil.  Lo bueno que era un vehículo alto y pasaba sobre las encharcaciones mejor que la mayoría de los pequeños autos en que se movía la mayoría de la gente local, las trabajadoras y empleados, las familias. 

Allá adelante se veía el hospital.   Había algo de tráfico, para la ciudad, a la entrada.   Algunos entraba por la sala de emergencia con heridas en la cabeza, o llevados en hombros, ayudados por familiares.   Parecía que la tormenta no estaba siendo tan benigna.

Oleisky pensó un poco. La verdad es que no conocía a nadie, además estaba herido (aunque le habían curado no se encontraba al 100%), así que pensó que lo mejor era no acompañar a nadie -Yo... creo que me quedaré.- dijo ante el ofrecimiento de subir a ese viejo jeep. La verdad es que no pensaba quedarse demasiado tiempo. Su idea era volver al refugio a examinar las cosas que había encontrado.

Era bueno conocer gente nueva, sobre todo con historias similares, pero no veía el motivo de acompañarles... y estaba herido.

—¿«Sueño de Retorno»? —preguntó Anna, sin entender a qué se refería.

Las noticias sobre el huracán significaban que Anna tendría que posponer su plan de buscar a su familia. Por lo demás… ¿qué podía hacer mientras tanto? Podría quedarse allí hasta que pasara la tormenta. O podría acompañar al detective al hospital, a ayudar en algo que no tenía nada que ver con ella. Aunque, por otro lado, quizás si ayudaba podría acabar por convencerlos de que le dieran una recompensa. Así podría devolver el favor a cierta familia cubana.

—Espera… Yo también puedo ir… si no os importa —exclamó, y se dirigió al jeep. Si nadie se oponía, se subiría al vehículo—. Puedo ayudaros, si me decís qué necesitáis —comentó, durante el camino.

Hanibal no entendía muy bien lo que pasaba pero no dejaría que por eso no llegase al lugar donde debían de llegar,algo tendría que hacer y es así como decidió hacerlo,su primer movimiento fue calmar al chofer diciendo:

-No te preocupes,pronto pasara y avanzaremos.

Esta seguridad era algo que no sabía de donde pero parecía provenir del fondo del alma de Hanibal,por lo que me quede observando aquel movimiento que no se notaría a los ojos de los mortales.

Y si Hanibal descubría que pasaba sería el momento para hacer su segundo movimiento.

El camino al hospital que marcaba la aplicación era relativamente sencillo y Jacobo no tardó en estar en la zona.   Mientras enfilaba el jeep del Jardín Botánico hacia el estacionamiento del nosocomia, Anna recordaba lo que había leído/aprendido alguna vez.

Sueño de Retorno, era aquel que tenían los changelings que venían de lugares muy distantes, en tiempo o espacio o cultura, justo cuando regresaban.  Como si el hueco que era su alma tuviera que esperar un poco más, soñar un poco más, antes de levantarse, para que pudiera entender algo de dónde era que estaba, en esta su nueva (ir)realidad.

El viento movía el auto un poco, las palmeras se bamboleaban como bailando al compás de una canción tropical.   Allá a lo lejos, algunas cortinas de humo comenzaban a ser corridas como por la mano invisible del aire haciendo espirales aspiracionales.

Oleisky estaba casi completamente curado*.  Habían hecho un milagro, o se había encontrado con lo más cercano a un hospital de urgencias para changelings, si es que esto pudiera existir.

Vio como la gente se preparaba para recibir un huracán que podía destrozar todo como chivo-ciclón en cristalería. 

Comenzaron a llevar a la estatua en que se había convertido el samurai, una coraza de armadura, hacia una de las bodegas en el subsuelo abajo del edificio principal.   Si quiere quedarse ahí es bienvenido.  El otro lugar seguro es la clínica, y en el salón de juntas junto al templo.   Las y los jardineros estarían repartidos por todas esas partes. 

Y en eso, comenzó la deshacedera.   Al llegar a colocarlo en la bodega, la armadura del samurai ¡se comenzó a desarmar!   Primero cayó un cubre-espinillas, luego lo hizo una hombrera, poco a poco caían pedazos a pedazos de esa armadura.  Piezas, despedazadas se regaban por el suelo, mientras los pobres jardineros no atinaban a qué hacer.  Algunos como juglares tenía tres piezas en las manos que se les deshacían en 6 y luego 12.

¿Qué pasa?  -Era una pregunta al aire dicha mientras alguien tiraba lo suyo e iba a buscar a la jefa.