Partida Rol por web

Mil balas sobre Avalon Hill.

Cap. 5. El pueblo a la sombra de Avalon Hill.

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23/04/2009, 09:55
Lee Miles

Me mantengo quieto y silencioso, encima de mi montura. De vez en cuando le acaricio el flanco para tranquilizarlo.

Pongo atención en los chicos de Seth y en sus habilidades para manejar el ganado. También, y más por paranoia que por otra cosa me fijo en si llevan armas de fuego. Respiro aliviado cuando veo que todo está bien, salvo por la serpiente venenosa que tenemos delante, cuyos colmillos clava certeramente en el negocio que nos ocupa...la venta del ganado.

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27/04/2009, 09:08
Seth Doherty

Doherty abrió la puerta del edificio y se detuvo en el umbral, fingiendo sorpresa ante la premura de la cowgirl:

-Pero entremos, mejor discutirlo alejados de oídos indiscretos.

Justo en ese momento llegaron rodeando el edificio un jovenzuelo adecentado y tres vaqueros circunspectos que saludaron escuetamente.

-Patrón –comenzó uno de ellos, de complexión maciza y boca grande-, ¿es éste el ganado del que debemos encargarnos?

-En efecto, Sniper –contestó Doherty-, pero aguarda mi señal. La señorita y yo tenemos que cerrar antes el trato. Por favor, usted primero.

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27/04/2009, 09:09
Director

Miles reconoció a uno de los tres vaqueros: Jacinto Heredia era su nombre, y había sido compañero suyo durante algún trecho en aquellos días pasados arrasados por el odio y la venganza. Por la velada sonrisa que el hombre esbozó, Miles podía presumir que él también le había reconocido.

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27/04/2009, 13:47
Lee Miles

Seguí a Josie al interior, hice un ademán para que entrara también Zach y el resto podían quedarse fuera.

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27/04/2009, 17:59
Sarah Hudson-Parker

Sarah se apeó del caballo y observó la actitud de Miles, era obvio que prefería que nadie más entrara allí. Se encogió de hombros y se sentó a un lado del camino sosteniendo las riendas de su caballo, estaba un poco cansada de la soberbia de la gente.

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27/04/2009, 20:59
Josephine "Josie" Wales

No fue necesario que dijera a Buckner ni a Miles que la acompañaran, ambos sabían muy bien lo que tenían que hacer y cuan importante era su presencia en esa conversación.

Siguió a Doherty, seguida a su vez de sus dos hombres. Confiaba en la gente que trabajaba para ella y su familia, así como en el sentido común de cada uno. No esperaba tener problemas con Doherty y los que para él trabajaban, sin embargo mejor era ser precavidos y que los demás no se alejaran... nunca se sabía cuándo es que podían presentarse los problemas y mejor estar preparado.

De todos modos Josie tenía claro que una vez hecho el negocio daría a los vaqueros buena parte de la tarde libre. Se lo merecían, todos lo merecían.

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28/04/2009, 07:33
Seth Doherty

El muchacho entró el último y dejó entornada la puerta, mientras que Doherty indicaba unas sillas y él mismo se acomodaba detrás de un escritorio y procedía a presentarlo:

-He acogido a este chico como mi secretario, Peter Smith se llama. No tiene aún dieciocho años, pero sí una buena caligrafía.

Peter se sentó en un lateral del escritorio, azorado a causa de la amazona, y farfullando un saludo, atrapó pluma y tintero y se volcó sobre unos infolios. Seth Doherty se reclinó contra el respaldo de su asiento y cruzó los dedos sobre su prominente vientre. Detrás de él había una ventana por donde el sol comenzaba a entrar a raudales.

-Le doy la razón, señorita Wales –dijo-, las cabezas superan con creces a las del año pasado. Por eso mismo, siento que estoy a punto de hacer algo muy importante por usted: daré a conocer su calidad en Austin, y, de comprar otras remesas, también en las ciudades de los yanquis; no sólo les estaría comprando su ganado, sino que además estaría promocionando Ithaca más allá de lo que está en sus manos. Y pese a todo, estoy dispuesto a ofrecerle un buen precio por cabeza. –Doherty se inclinó sobre el escritorio y ofertó: -Treinta y cinco dólares. Y entienda que a ese precio tengo que sumarle los gastos de transporte.

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29/04/2009, 10:43
Zacharias Buckner

Buckner entró en la habitación con silenciosos pasos, algo sorprendente para su peso y constitución, sombrero en mano, y gesto serio y concentrado. Hizo un saludo cortés al señor Doherty y otro algo más amistoso al joven Smith, pero no se sentó, sino que se situó al lado de la señorita Wales.

Había aprendido, que su presencia imponía más de lo que admitirían, y cualquier detalle era significativo en una negociación. Escuchó Doherty haciendo cuentas mentalmente, sin perder detalle de sus ojos, pues las miradas también decían mucho. La oferta parecía bastante atractiva desde el punto de vista de la promoción, eso era innegable, pero Zach pensaba que las reses no estaban lo suficientemente bien pagadas, había visto las de otros ranchos, y tenían bastante que envidiar a las de Ithaca.

Su ofrecimiento es muy interesante señor Doherty habló despacio, no con la charlatanería típica de muchos negociantes, sino que intentaba ser muy firme y conciso con sus palabras, pero el hecho de promocionar a nuestras reses no sólo beneficia a los intereses de la señorita Wales, sino a los de ambos, puesto que sus compradores acudirían a usted en busca de reses al año siguiente, exigiendo la misma calidad cambió el peso de su cuerpo de una pierna a otra, y permaneció con adusto gesto.

Me atrevería a añadir que los gastos de transporte, no influyen tanto puesto que no hay demasiado diferencia entre llevar un grupo pequeño de reses, y otro más elevado, como es el caso que tratamos sujetó el sombrero con su mano izquierda, situándolo a la altura de su cintura, creo que cuarenta y cinco dólares me parece un precio más justo señor Doherty habló el muchacho con respeto y educación, pero también con la determinación de saber de que estaba hablando. No miro a Wales en ningún momento, debía dar la impresión de que ella me daba plena libertad para hablar, quizás me esté extralimitando, pero realmente este era uno de los pocos campos donde el presunto vaquero se sentía realmente confiado.

- Tiradas (1)
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02/05/2009, 21:32
Seth Doherty

En un primer momento, Seth Doherty había fruncido el ceño ante la intromisión de aquel muchacho de porte imponente, no pudiendo ocultar su sorpresa a continuación y esbozando por fin una sonrisa taimada.

-Vaya, vaya –exclamó-, no puede negarse que los Wales tienen bueno ojo para emplear a los suyos. –El negociante hizo el teatro de sopesar mentalmente la propuesta y concluyó, con un suspiro: -Está bien, cuarenta cinco dólares. Si la señorita no tiene más que añadir, tan sólo nos queda firmar estos papeles. ¿Están listos, Peter?

El muchacho asintió, terminando de escribir las cifras, mordiéndose la lengua en el trance. El señor Doherty los recogió y dijo, ofreciéndole la pluma a Josephine:

-Aquí está, cuatro mil quinientos dólares. Dos mil en efectivo, el resto será transportado al banco en un par de días. ¿Trato hecho?

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05/05/2009, 09:53
Josephine "Josie" Wales

-Trato hecho -respondió Josie cogiendo la pluma que Doherty le ofrecía para firmar-. Un buen trato siempre garantiza el que continuemos haciendo negocios en el futuro -añadió mientras estampaba la firma.

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08/05/2009, 10:26
Director

Una vez que Josie firmó los papeles, Doherty los depositó en una pequeña caja fuerte ubicada a espaldas del secretario y extrajo además un fajo de billetes que puso en las manos de la ranchera. Aguardó entonces a que ésta lo pusiera a buen recaudo y caminó hacia la salida.

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08/05/2009, 10:28
Seth Doherty

La puerta de la oficina se abrió.

-Ha sido un placer, señorita. Si no se les ofrece nada más… -comentaba Doherty reaparecido en el umbral. Y, sin transición, en un tono imperativo, se dirigió a sus hombres: -Snipes, Jacinto, Acadio, id procediendo.

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08/05/2009, 10:28
Director

Los tres hombres asintieron. El tal Snipes caminó hasta un cercado y abrió las portezuelas, mientras que los otros dos fueron en busca de sus monturas. Miles y los suyos entendieron que esos hombres, diligentes y reconcentrados, tendrían hecho el trabajo en un rato.

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12/05/2009, 13:43
Lee Miles

Miré a Josie y luego le hice un gesto a Buckner - mejor dejarla sola para que hable con Seth de otros temas más banales.

Seguimos al trío afuera, y cuando llegamos junto a los demás comenté - La venta esta hecha, será mejor que no desperdiciéis el tiempo libre que nuestro patrón os ha dado. ¡Vamos! ¿a qué estáis esperando? - les animé.

Aquí mismo en unas horas. - recordé - Y no se os ocurra armarla. - fue más una advertencia que un consejo.

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12/05/2009, 21:17
Thomas Lewis

-Claro jefe- Lewis respondió con una de esas sonrisas poco habituales en él, animado ante la idea de divertirse y evadirse por un rato y para variar.
Observó durante unos segundos como los hombres de Seth se acercaban al ganado y empezaban a conducirlo, pero no se quedó ahí por mucho tiempo. Enseguida instó a su montura a moverse con paso tranquilo en dirección al Saloon Sullivan.

Una cosa es querer pasar un buen rato relajado, otra es descargar tu frustración contra tus compañeros de mesa y vaciando botellas una tras otra.
No tenía nada en contra de la bebida, de hehco pensaba tomar varios vasos de whisky, pero no le apetecía en absoluto el ajetreo excesivo que acostumbraba a vivirse en O'Malley.

Aseguró a su caballo en uno de los muchos postes destinados a tal efecto frente al local y entró acercándose a la barra para pedir su bebida y observar el ambiente. Quizá pudiera añadirse a alguna mesa de juego, aunque a esas horas tan temparanas resultaba más difícil.

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19/05/2009, 01:24
Zacharias Buckner

Buckner asintió a la mirada de Miles, el joven vaquero se encontraba satisfecho, había conseguido unos dólares extra en la venta, y la patrona no le había recriminado su comportamiento, claro, que cuando la bolsa pesa más, recriminar actos se vuelve más complicado. Eso no le importaba ahora mismo al chico, que ansiaba de disfrutar de otra compañía más distendida que la de duros negociadores.

Enredó las riendas entre sus dedos, nerviosos, no estaba demasiado acostumbrado a tratar con chicas, siempre le habían intimidado un poco, pero esta vez era diferente, se trataba de una a la que conocía desde que eran niños, tal vez hablar de los viejos tiempos le ayudara a tranquilizarse. Se acercó parsimonioso hasta la posición de Sarah, intentando que el movimiento fuera casual, pero distó mucho de conseguirlo, su figura era demasiado grande como para pasar desapercibido, y el caballo se movía con pesadez después de la noche anterior.

Sarah, ¿qué tal si te invito a un trago en el salón de Sullivan? las palabras salieron a duras penas, es verdad que tampoco habían sido nunca su fuerte, evitó en todo momento mirar a alguien que no fuera ella. Ya sabes, para recordar y a modo de compensación por haberme mantenido callado durante este tiempo esbozó una sincera sonrisa, si supiera lo que le estaba costando pronunciar cada sílaba.

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19/05/2009, 04:42
Sarah Hudson-Parker

La espera había terminado por fin y Sarah estaba pensando en lo que haría con su tiempo libre. No sabía si volver al rancho era lo mejor, después de todo, era a lo que estaba acostumbrada pero de pronto, dentro de su cabeza, la imagen y la voz de Buckner retumbaron distrayéndola de la disyuntiva en que estaba. Miró a Buckner, de pronto era como si el tiempo volviera atrás y clavó los ojos en los vaquero. Mentalmente se dijo que no era una mala idea, de hecho era una buena idea; le haría bien recordar algunas glorias pasadas. Y sin embargo sonaba a invitación varonil porque ya ninguno de los dos eran niños.

-Siempre que sea a modo de compensación-la vaquera esbozó una sonrisa amplia, claramente era una broma pues se sentía a gusto en compañía de Buckner.

Sujetó las riendas con fuerza, sus nudillos se pusieron blancos todo porque trataba de ocultar el nerviosismo que la mirada de su antiguo compañero de travesuras le había causado pues trataba de autoconvencerse de que todo era lo mismo, todo estaba en su sitio. Hizo girar al caballo, esperando que él la siguiera.

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23/05/2009, 14:58
Director

Mientras tanto, Josie y Miles examinaban cómo los hombres de Seth se encargaban de introducir el ganado en los vagones. La locomotora, encabezada hacia Austin, había comenzado a resoplar envuelta en vapor, y los viajeros más madrugadores a aglomerarse en la estación.

Transcurrida una hora de esfuerzos, uno de los vaqueros de Seth, un mexicano de bigote profuso, se aproximó a la pareja. Alzó un ala del sombrero en un gesto de cortesía hacia Josie y tendió una mano encallecida a Miles.

-Miles, qué gusto verte-dijo.

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23/05/2009, 15:17
Director

Bonito, Sarah y Zach habían imitado a Lewis e irrumpido en el saloon Sullivan. No había ni rastro de los pistoleros de antes y, a esas horas, en el local había poca clientela. Tres hombres elegantes se encontraban desayunando: dos con aspecto de funcionarios, cerca de la ventana; el último en el fondo del local, trajeado como un ciudadano de la costa este, tomando algo de una taza humeante y practicando con una baraja.

Sullivan, un tabernero sempiternamente huraño, los atendió. Censor, había alzado una ceja cuando vio entrar a la vaquera, pero consintió, puesto que aún era muy temprano y creyó que no habría problemas. Sirvió a cada cual lo que pidió.

En un momento dado, dos hombres hicieron resonar sus espuelas sobre el maderamen y se asomaron sobre las puertas giratorias. Los cuatro pudieron reconocerlos: se trataban de aquellos dos ayudantes del sheriff, los tales Richmond y Taylor. Los ojos de ambos brillaron con inquina en cuanto los descubrieron allí dentro, pero se limitaron a desaparecer, en dirección al banco, sin decir una palabra.

-Caballeros, sí, los que acompañan a la señorita –resonó entonces la voz del jugador. -¿Me acompañarían en una mano?

Bonito, que ya llevaba dos copas, replicó con otra sonrisa a la sonrisa depredadora del tipo y negó con la cabeza. Se dirigió a sus compañeros:

-Chicos, pórtense bien. Creo que tengo tiempo de sobra para satisfacer unas necesidades imperiosas, ya sabéis.

Le guiñó un ojo a Sarah mientras humedecía las yemas con saliva y se peinaba las cejas. A continuación, salió del saloon Sullivan, un lugar agradable para jugar a las cartas y beber buen whisky, pero que no disponía de servicio de meretrices.

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25/05/2009, 18:24
Zacharias Buckner

Cuando Sarah bromeó, el vaquero tardó unos instantes en darse cuenta, y en esos breves instantes, no supo donde meterse, estaba claro que estaba lejos de ser ducho con el sexo opuesto. Cuando se percató, sonrió algo forzado, y con un ligero tirón de las riendas, empezó a andar.

El contraste entre la temperatura del exterior y la del local agradó sobremanera a Buckner, que se acaloraba con facilidad, aún no había terminado de adaptarse al clima, con esas bruscas oscilaciones. No le pasó desapercibida la mirada que le dirigieron a Sarah, y no le gustó en absoluto. Se acercó a la barra y pidió un whisky para él, y lo que quiso la vaquera, la bebida le supo bien, pero el ambiente, a pesar de que aparentaba ser inofensivo, no lo tranquilizaba en demasía.

Bebió un par de tragos largos, intercambiando algunas banas palabras con Lewis y Bonito sobre el ganado, hasta que se giró para encararse con los recién llegados, maldiciendo por lo bajo. Gracias por el ofrecimiento, pero no soy muy buen jugador y había dicho que si salía de la de anoche, daría las ganancias a la iglesia, y pensaba cumplirlo.

Y además, le había prometido a la señorita que le iba a acompañar a la tienda de Broken dijo esto sin pensarlo, tal vez el propiciado por el ansia acuciante de no tratar con aquellos tipos, o por las ganas que sentía de poder charlar a solas con Sarah. Miró a la joven, esperaba no haber ido de demasiado listo, pero se alegraba de que este encuentro le hubiera dado el valor que seguramente no habría tenido en otras circunstancias.