Partida Rol por web

Luxio y Tairus, bajais por las escaleras hacia la sala común, y veis que hay gente entrando en la taberna: una docena de curiosos se ponen a intentar vislumbrar algo escaleras arriba cuando bajáis; un viejo desdentado os aborda como si fuera el portavoz del gentío, y por su penosa forma de hablar se nota que forma parte de los muchos analfabetos que pueblan el Imperio: - Man dicho que apiolasteis una monstrua, nel piso darriba, ¿quera?, ¿era grande y espantosa?, ¿podemos cogella y quemalla? -.

También véis al tabernero, un bigotudo achaparrado y nervudo, entrar en el establecimiento arrastrando a la camarera y pegándole gritos: - ¡No te puedo dejar sola¡, ¡Eres un desastre¡, ¡Tú le traes mala suerte al negocio¡ -. Ella va gimoteando detrás, sin conseguir explicarse.

Llegais junto a la barra, y la gente os atosiga a preguntas mientras pedís algo de beber al tabernero, que deja a la camarera en una esquina y os sirve cerveza en un par de cuencos de barro, mientras os mira con suspicacia. - ¿Y qué fue lo que pasó?, ¿Que es eso del monstruo?. Ni siquiera puedo salir a divertirme una noche a la semana, por todos los demonios¡ -.

También entra un joven alto y armado, de cabello rojo y con extraño flequillo, que se dirige amenazante a uno de los parroquianos. - ¿Quién es ese tal Luxio? -. El pobre hombrecillo tiembla de pies a cabeza, y señala al hombre de la larga cabellera sentado en la barra.

Quizás esperando un nuevo espectáculo, todos los que están en la taberna se apartan un poco, dejando espacio al bribón local de larga melena y al recién llegado pelirrojo. El clérigo, envuelto en sus placas de armadura, queda en medio.

Mientras, el viejo desdentado y dos valientes más suben arriba para ver el cadáver deforme.

¿Qué haréis ahora?.

Mientras echo mano a mi cuchillo me levanto y me encaro al desconocido.

Quien lo busca, si puede saberse? Y por que?

Lo que me faltaba, otro que viene a por camorra. menuda nochecita!

Me enfundo en el sobretodo, cerrando sus botones alrededor del cuello y tapandome la cara. Comienzo a andar hacia la plaza, esquivando las calles mas iluminadas y las mas transitadas. Antes de tratar de entrar en la casa doy una vuelta buscando rincones donde esconderme y asegurarme que no hay ningun perro guardian en el jardin.

veo la reaccion de la gente y oigo las palabras de Luxio Soy Lowis, debo hablar con usted y mira a la gente de un lado a otro para luego agregar en privado permanece mirandolo fijo, con una mirada penetrante, fria e intimidante

Cuando llegas a la plaza del Berro ya ha amanecido, y las calles empiezan a llenarse con pescadores y mercaderes que se dirigen entre bostezos a sus puestos de trabajo.

Las casas de la plaza son de dos plantas, con sus fachadas mirando hacia la fuente central de la plaza, decorada con plantas de tallo grueso engalanadas con pequeñas flores blancas.

Una de las viviendas, sin embargo, está situada tras un jardín y una verja de metal; sobre la puerta enrejada hay una placa que reza: "Propiedad de la primera familia de Riva".

El jardín al otro lado es muy verde, con una pérgola cubierta de frondosa vegetación y varios tipos de plantas poco comunes primorosamente cuidadas.

Embozado, te cercionas de que no hay nadie en la plaza a estas horas mañaneras, y echas un vistazo estudiando jardín y vivienda durante un rato. No hay perro, ni ves tampoco ningún guardia ni siervo de vigilancia. El jardín está desierto, y en la casa, una estructura de piedra, sólida, con una bonita galería en el piso de abajo, tampoco ves actividad.

¿Que harás ahora?.

-Quien lo busca, si puede saberse? Y por que?- Cuando Luxio saca su tremendo machete el populacho empieza a excitarse lanzando vítores, encantados de poder presenciar una pelea tan de mañana, y empiezan a cruzarse apuestas y gritos de ánimo, que se ven atemperados por la respuesta del pelirrojo;

- Soy Lowis, debo hablar con usted en privado -

La tensión se masca en el ambiente, y todos permanecen espectantes, hasta que se oye un nuevo vitor desde las escaleras; el viejo desdentado que subió a ver al monstruo muerto, baja enseñando un medallón dorado de aspecto valioso a todo el mundo: - ¡Amirad todos, amirad¡, solo fui yo, Filibert del Río, el que satrevió a meter la mano nel bolsillo de la monstrua, y arread lo quencontré¡, ¡ahora soy mu rico¡ -.

Entonces, la atención se divide entre la escena de la barra, con Luxio y Lowis enfrentados, (y Tairus bebiéndose una cerveza entre los dos), y la medalla dorada del viejo desdentado.

¿Qué haréis ahora?

- ¡Amirad todos, amirad¡, solo fui yo, Filibert del Río, el que satrevió a meter la mano nel bolsillo de la monstrua, y arread lo quencontré¡, ¡ahora soy mu rico¡ -.

Mierda, como no se me ocurrio mirar?

Eh, viejo! aceptare eso como pago por haber matado al monstruo. Damelo o correra mas sangre.

Ahora hablamos, espera.

Le digo a Lowis mientras intento convencer al viejo de que me de el medallon.

Al ver a Luxio, un bribón local bien conocido, dirigerse a él machete en mano, Filibert abre mucho los ojos e intenta escaquearse; sin embargo, con la gente rodeándole y encajonado en las escaleras sólo acierta a girar sobre sí mismo muy nervioso en un par de ocasiones, y a gimotear por lo bajini; - Ais, perra suerte que tengo, ya mapranderé a callarme otra vez, carajos todos -.

Acto seguido, entrega la medalla dorada a Luxio, que puede distinguir en su cara una figura geométrica tallada que, con un vistazo casual, parece imposible; como si tuviera más ángulos de los que debería tener; el bribón no ha visto este símbolo en su vida. En el reverso hay también una inscripción: "A los amantes del Caos".

¿Qué haréis ahora?.

No es que me entusiasme el caos, pero parece muy valiosa.

Guardo el medallon en un bolsillo de mi chaqueta y me dirijo a Lowis.

Vale, vamos a mi habitacion y hablamos alli si quieres.

Doy media vuelta y subo las escaleras vigilando mi espalda por si me atacan a traicion.

Esperame, compañero clerigo, que aun me debes una cerveza!

- De acuerdo.

Siguo tomandome mi espumosa cerveza a la espera de Luxio.

Mientras los dos compañeros suben al piso de arriba, Tairus se queda bebiéndose la cerveza. La gente parece bastante desilusionada por no poder ver la pelea entre Luxio y Lowis, así que algunos empiezan a dispersarse, saliendo del local, y otros suben a ver el monstruo muerto junto al encolerizado tabernero. La camarera, colorada y cabizbaja por la bronca que le acaban de echar, se queda al lado de Tairus con la jarra de cerveza.

Tres pintas después seis hombres armados entran en el local; llevan el uniforme de la guardia, petos de cuero reforzado, escudos y lanzas cortas, y uno de ellos se dirige a Tairus cuando distingue el símbolo de la Ley sobre su coraza. - Disculpe, caballero, nos han informado de que alguien ha acabado con algún tipo de criatura en este lugar... ¿podría explicarnos lo sucedido, y donde está el cadáver para que podamos levantarlo? -.

Mientras, los dos bribones se han metido en una de las habitaciones vacías, y comienzan su charla...

Una vez en la habitacion me dirijo a Lowis con desconfianza.

Habla forastero. Como me conoces y que quieres de mi? Y por que nunca antes te habia visto?

Aun me tiene intrigado que querria el monstruo de mi. No recuerdo haber robado a muchos que no fueran humanos, y de este me acordaria. Todo esto es muy extraño. Primero me ataca un mostruo, despues aparece el clerigo de la Luz y ahora este tipo.

Saco el medallon de mi bolsillo y lo miro, manteniendome a una distancia prudencial del forastero.

Por que sera que me parece que esto tiene que ver con este medallon?

Ahora que estás sólo frente a Luxio, mientras saca el extraño medallón que tenía el monstruo encima, te das cuenta de que lo que buscas está exactamente frente a tí: la estuilla en forma de mujer desnuda, con alas membranosas, se encuentra colgando de su cuello.

-Está en la segunda planta muerto Guardia.-le respondo mientras siguo bebiendo mi cerveza.

Tres de los hombres suben y se oyen expresiones de estupor y horror ante el deformado ser que permanece muerto boca abajo en el suelo del pasillo; al cabo de un rato, los ves bajar cargando con un saco en el que se llevan al cadaver, mientras el tabernero sube rezongando con una fregona y un cubo de agua.

Abajo han quedado otros tres guardias, y el que te abordó sigue preguntándote cosas; - ¿Es cierto que fuisteis vos quien acabó con él?. Espero que no hallais permitido que nadie se acercara a la criatura y la examinara; necesitamos tener en nuestro poder todas las pruebas que pudiera llevar encima -.

Entonces, el viejo al que Luxio arrebató la medalla mete baza sin que nadie le de vela en el entierro: - Si, si, ese grande servidor de la Ley apioló a la bestia que yo lo ví,- Dice refiriéndose a tí e intentando darse importancia, - Y yo le arramblé una medalla, pa dárselala guardia, pero ese matón de Luxio me la quitó malamente amanazándome mucho, es un ladrón, es mu peligroso, amigo del monstruo y tó -.

El guardia te mira como pidiendo que corrobores, o niegues, la afirmación del anciano...

subo las escaleras y entro en la habitacion con Luxio, como te conozco?, pues la verdada es que no te conozco, solo se que tienes algo que pertenece a mi cliente, y esta dispuesta a pagar lo que sea para recuperarlo mira fijo a Luxio, como intentando intimidarlo con la mirada y quien soy yo no es importante dice, seco y frio.

Me pongo en guardia con cuchillo en mano. Cojo mi colgante, me lo quito y lo meto en un bolsillo junto con el amuleto dorado.

Y que es lo que se supone que tengo, si puede saberse? Y en el supuesto caso de que lo tenga, que te hace pensar que te lo dare asi como asi?

Lo dicho, menuda nochecita!

Por lo que dices de tu clienta supongo eres un maldito perro ladron.

Entro al jardin y llamo a la puerta...Esperemos que haya alguien.

Nieguo con la cabeza...

Abriendo la cancela, (ves que no está cerrada), entras en el jardín y caminas hacia la puerta de la casa por un sendero de piedra rodeado de vegetación.

Sin embargo, antes de llegar, ves salir a dos personas de detrás del edificio; una joven gorda y vestida con uniforme de sirvienta que va arreglándose el vestido, y un hombre de mediana edad y barba de tres días que se protege con un peto de cuero y lleva una espada en el cinturón. Al verte, el hombre corre hacia tí.

- ¡Eh¡, ¡Usted¡, ¿A donde cree que va a estas horas?. ¿Quien es usted, y por qué lleva esa capa y esa capucha? -.

Alarmado por los gritos, otro hombre de armas, (seguramente ambos son guardias contratados), aparece en la puerta de la casa acompañado por un ama de llaves estirada, y se queda a la espectativa.

El primer hombre se acerca cautelosamente, con la mano en la empuñadura de su espada.

¿Que harás?.