Partida Rol por web

A pesar de su estado puedes notar que ha dejado la cruz caer de sus manos y estas fueron a buscar tu brazo para sujetarlo junto a sus labios, pero a pesar de ello no tuvo la fuerza para retenerte. Aunque sentis como su fuerza habia empezado a mejorar mas rapido que su aspecto.

Escucho lo que pedia el hombre con atension que le habia dado recibir sangre. “Lo hare. Conseguire que mi hijo me enseñe a usarlo. Mi hijo tambien lo hara, aunque se lo puede dar tu amigo.” comento y de paso sugirio seguramente con la idea de no compartirte. “Estoy de acuerdo y me siento mejor.” algo que ya notabas con la mayor facilidad que tenia para hablar.

Pero sus piernas parecen tardar en responder con habilidad asi que se apoya en ti o en un pared para seguirte. “Que eres? Esta pasando?” pregunto finalmente tras pensarlo desconociendo todo lo que habia pasado. “Quien te envia?”

Fue ante el comentario final que la mujer se quedo pensando aunque no por mucho tiempo. Su mirada se movio al hombre que aun seguia llorando gracias a la accion de Nicolas. “Ese.” dijo con desprecio y una rapidez endiablada.

“Como te llamas?” pregunto al final dejando rapido tambien la idea del humano que acaba de condenar.

-Ya sé que te sientes mejor.

Abro uno de los armarios, y tras escoger un traje informal, me retiro mi propia ropa ante ella, mostrando mi cuerpo seductoramente desnudo y musculado. Pienso que capaz es de despertar viejas pasiones en la anciana, pero no me importa.

Mientras me visto, voy respondiendo a sus preguntas, con un tono firme pero afectivo, como el de un padre severo pero justo:

-Soy un vampiro, pero también soy un Dios, y también un Voivoda, un rey de mi ascentral tierra. Soy un forjador de destinos, un hechicero, un amante, y un asesino. Mato, vivo, sueño, decido. Soy muchas cosas y no todas las comprenderás. Ni cuando alcances mi edad, si juegas bien tus cartas.

Cuando termino de vertirme y me pregunta quién me envia, cojo su mentón suavemente, y tiro de ella hacía mi:

-Ni Dios, ni el Diablo, no tienen poder en mí, yo me envío a mi mismo. Soy ingobernable. -y beso a la anciana con lascivia en la boca, rompiendo cualquier decoro que pudiera quedar, dándole a entender quien tiene el poder aquí-Recuerdalo.

Al final pregunta mi nombre:

-Soy Nicolás Alejandro de Valaquia.  Dime tu nombre, mi dulce esclava. Y traéme mi alimento.

Espero sentado frente a ella, para que obedezca. En parte, lo hago por ella, para que coja confianza en si misma al hacer tareas innobles. La va a necesitar si decide quedarse a mi lado. ¿Quien sabe? Igual algún dia viaje conmigo a mi tierra, y si comprende y respeta lo que representa, sea digna de mi abrazo. Eso ya lo veremos, empecemos con ser una buena ghoul.

La mujer se le queda viendo con la sangre haciendolo casi irresistible para quien habia sido enseñada mejores modales. Pero es que esta no era una ocasión normal y por eso ella aprovechaba ese momento que no era tan feo como lo fue cuando se conocieron en un principio.

Se quedo escuchando con atension la respuesta de Nicolas, sin saber que agregar a sus palabras y simplemente quedandose callada. Luego sin evitarlo se dejo tomar del menton al tiempo que la acercaba hacia èl.

Aunque finalmente un sentimiento se marco en ella mas alla del confundido ahora se encontraba su sorpresa y algo mas. Ese algo mas tal vez era su deseo o un sueño ya que no se habia imaginado un beso de èl, pero tras la sangre que tomo lo habia deseado. “Lo recordare.” dijo tocandose el labio.

“Me llamo Abigail. Abigail Weston.” se presento con seguridad dejando de quedar encantada, tal vez mostrándose así para impresionarlo. Por eso se empezo a moverse con mayor destreza buscando esa presa que le pedia su dormitor. De nuevo Nicolas podia notar su mejora mientras caminaba mejor y cuando su mano tomo el brazo del hombre lloron arrastrándolo hasta Nicolas de la mejor forma posible.

Tardo pero cumplio con lo pedido. “Aqui esta.” con orgullo en si misma por lo que habia logrado, ella misma se miraba con una sonrisa sintiendose mas confiada mientras mas reparaba la sangre. “Señor.” agrego recordando su papel ahi.

Abigail Weston. Tendré que hacer el esfuerzo de recordarlo. No es un mal nombre.

Escucho como va a buscarlo, mientras observo la escena en la distancia durante la espera. En ese momento aprovecho para ver como le va a Albert también, con el hijo de Abigail y la policia. 

Mientras contemplo todo, una leve sonrisa aflora en mi cuando veo a la anciana tratar de mostrarse a si misma y a mi, una entereza que hacia un rato aún no poseía. Ese pensamiento me traslada a otras épocas cuando yo apenas empezaba en este mundo.

Pensándolo bien, una mujer de riqueza, bien podría equivaler a una reina de la nueva era. Todo dependerá de cómo se muestre para el Abrazo. Ahora, sin embargo, debo evaluarla sin favoritismo alguno, ni perjucio.

Así que cuando llega con el hombre lloroso, recojo mi abrigo y lo retiro revelando la espada. La agarro y la pongo entre Abigail y yo, mientras recorro con un dedo el filo de la misma.

-Esta espada sesgó más vidas de las que puedo recordar, Abigail. -colocando un pie encima del prisionero lloroso, ignoro sus llantos y quejidos, mientras elevo un tono mi voz para hacerme escuchar- Lo curioso, es que nunca le puse un nombre, ¿sabes? Muchos nobles pretenciosos les ponían nombres a las espadas; era una forma que tenían de darle mayor rango del que merecían. Mi espada nunca lo necesitó, quebró a tantas espadas con nombre, que ella misma se forjó un alma con los retazos de aquellas que arrebató.

Suavemente cojo las manos de Abigail, mientras con la otra mano giro la espada hacia el cuello del prisionero, sin llegar a horadar su carne. Luego coloco las manos de Abigail alrededor de la empuñadura- Hoy, mi espada se forjará un nombre, y dicho nombre lo bautizarás tú; pués será tu recordatorio de cuando empezaste tus primeros pasos de la eterna noche. -cabeceo hacia abajo, hacia el prisionero- explicale que le vas a hacer, y explicale por qué.

Suelto la espada dejándosela a ella libremente. Mostrando al mismo tiempo mi confianza en mi mismo y en parte a ella, dándole ese voto de confianza.

La policía parecía estar tranquila y lo mismo con el hombre que fue a calmarlos. Cuando fuiste a ver viste a este ultimo cerrar la puerta tras despedirse de estos. Entonces te miro y luego a su madre con una clara sorpresa.

Cuando volviste con la mirada la viste a ella arrastrando el hombre que no se defendia pero no la asistia de ninguna manera. Ahi llorando y casi gritando de forma molesta, asi podria estar siempre al menos hasta que se muriera agobiado por todo. Nico habia visto a varios humanos sufrir distintos sintomas tras su hechizo ninguno de ellos terminaba bien.

Abigail escuchaba mirando al hombre lloroso caer con su espalda en el suelo y una espada apuntandole. En un principio no noto que sus manos terminaron en la empuñadora y lo miro a Nicolas con muchas preguntas, las cuales parecio responder.

“Yo no se...nunca puse nombre a una espada.” se excuso en un principio mirando a la espada. “Quieres que lo apuñale? No querias alimentarte de èl?” pregunto pareciendo no comprender tus acciones. Con fuerza tomo la espada temblando un poco mientras se acostumbraba a su peso, aunque se notaba que seguia tomandola torpemente por su inesperiencia.

-Me alimento de la sangre de los vivos, o, aunque con peor gusto, de la de los recién muertos. Me servirá. Pero debes ser tú quien lo mate, debes explicarle porqué lo elegiste, y que vas a hacer. Debe comprender que no soy quién le condena, sino tú. Sólo así, lograrás la fortaleza necesaria para abrazar la inmortalidad.

Sin embargo levanto una mano antes de que empiece con eso para recordarle mi anterior petición:

-Siempre hay una primera vez, bautiza a la espada, dale un nombre digno.

Tanto si vienen Albert y el hijo como si no, centro mi mirada en Abigail, buscando cualquier señal delatora de duda, culpabilidad o algo parecido; mientras me cruzo de brazos expectante.
 

Sin decir mucho mira abajo al hombre lloron y de nuevo al hechicero, con la espada aun en su mano parece quedarse pensando. “No se si pueda darle un nombre que le parezca digno. No lo conozco señor. Se me ocurren nombres pero son cristianos y siento por tus palabras que eso no te impresionaría.” le confiesa con vergüenza pero de forma diplomática ya que no quiere decepcionarte con ello.

“Si eso no importa entonces podriamos darle el nombre de un demonio. Tu relato que ha roto muchas espadas y almas con ello me hace pensar en uno de los generales de Satan. Eligos.” sugirio la mujer subiendo su mirada.

Entonces bajo su mirada mientras esperaba. “No me acuerdo tu nombre, pero no importa. Te elegi ahora porque tu lloro me altera, esperaba que nos protegieras con tu vida que tu fuerza de voluntad no decaiga pero ahora te encuentras aquí rendido. Me decepcionas y me das asco por eso acabare contigo.” le explica con una frialdad que va de una persona superior a su inferior. Se ve segura en sus palabras y lo que estaba dispuesto hacer con èl. “Yo te condeno a la muerte.”

Asiento de forma aprobadora cuando me explica el nombre que ha elegido para la espada, porque al fin de cuentas vamos a mangonear al general de Satán, y por lo que tengo entendido, es apto para una espada que arranca las almas.

-Ese es el nombre que has elegido, y es el que va a poseer. Ahora le has dado forma, dale el propósito.

Las palabras de la mujer són recibidas con temor y sollozos por parte del llorica. Más que la reaccion de él, me interesa la de ella, al parecer trata de mantener la postura sabiendo que está a punto de asesinarle. Que no recuerde el nombre de un siervo, me recuerda un poco a mí. El desinterés general hacia lo inferior, salvo aquellos que pueda usar o que de alguna manera hayan obtenido mi atención suficiente como para grabarme sus nombres.

Quien sabe, si es capaz de castigar a quienes les fallan, quizás si pueda comprender al Viejo Clan, quizás si desee formar parte de algo más grande. Pero también deberá mostrar justicia y valores elevados dignos de un voivoda.

Asiento hacia ella, cuando sentencia al hombre.

Una vez cumple lo prometido, me acerco a ella retirándole suavemente la espada de la mano y dándole un abrazo, mientras le susurro:

-Has hecho lo correcto. El bien, el mal, forman parte del imaginario popular. La única realidad, lo único que importa son tu familia, tus vasallos y tus principios. Si sigues así, quizás algún dia formes parte de mi familia.

Me acerco la espada enfrente del rostro y con un lametón lento, absorbo la sangre que aún gotea por el extremo afilado. Luego, arrojo a Eligos hacia una cama, saco los colmillos y acercándome a donde incidió la hoja, clavo los colmillos, ante los últimos gorgoteos del llorón, y sorbo tanta sangre como puedo hasta quedar saciado.

Cuando termino, cómo aún le queda una poca, me giro en busca de Albert para invitarle a una ronda, hasta que recuerdo que sólo busca negros. Así que interrumpo mi curso de acción y le digo a Abigail:

-Es hora de que nos vayamos, deberás deshacerte del cadáver. Se inteligente, no dejes que te atrapen. Eso formará parte de tu vida más de lo que crees, cuando antes lo domines mejor. Mañana comprobaré la transferencia, no lo olvides. -digo mientras recupero a Eligos, y mi abrigo que la oculta- Si todo va bien, volveremos a vernos. En cuanto a la visita mensual por sangre, requeriré un sacrificio cada mes. Contrata a más gente, o engañalos.

De esa forma la obligo a mejorar para el mundo que podría esperarle. En el fondo soy un buen hombre, me preocupo por los míos... pienso mientras me alejo del cadáver que acaba de morir para mi satisfacción. Mientras desciendo al piso de abajo, voy a ritmo lento, por si Abigail desea seguirme para comentar o preguntar algo.

Una vez terminado todo, le comunicaré a Albert que ya estoy listo para el encuentro de las catacumbas. Al fin de cuentas, ahora ya está presentable.

La espada se clava con fuerza en un solo momento, con la mujer dirigiendo su mirada al sirviente aunque en verdad no era a èl sino en la sangre que manaba de la herida. No hubo lagrima de ella ni duda, tal vez algo de paralisis tras realizar el hecho o solo una reflexión que quedo solo en su mente.

Recibio animada el abrazo que le dabas y sin dudarlo devolvia la espada. “Es lo que quiero...” respondio susurrando con èl, pegandose aun mas.

Tras ello se te queda mirando no con miedo pero igual notas como una parte de ella, una de sus manos quiere tomar su cruz mientras te alimentas pero se lo impide ella misma. Entonces parece respirar con mas rapidez mientras se pone un poco colorada.

Escucha aunque la vez algo desepcionada en una parte, que entiendes rapido porque es asi.“No puede ser antes tus visitas. Un mes es mucho tiempo y aunque podria llamarte, no seria lo mismo. Quisiera hablar contigo frente a frente mi señor.” le decia acercandose y acariciandole el rostro para poner un enfasis en sus ultimas palabras. “Podre conseguirte gente aunque sea en un tiempo mas corto.” te decia no terminando de rogar pero si pidiendo.

-Tienes que ser cuidadosa, o lo podrías fastidiar. ¿Comprendes?

La separo un momento de mí, para mirarle directamente a los ojos y que comprenda la seriedad de mis afirmaciones. Quiero que comprenda que no es un juego que pueda tomarse a la ligera.

-Haremos una cosa. Tu no puedes llamarme, pero yo a ti sí. Dame tu número, y si vas cumpliendo objetivos y demuestras ser inteligente, te visitaré antes, quizás una vez por semana, o antes. Quizás hasta te lleve conmigo. Dependerá de tí. De momento, haz el ingreso y avísame por texto para que lo compruebe una vez hecho. Yo te llamaré.

Cuando estamos a puntos de irnos, me detengo, y me giro hacia ella de nuevo. Ahora que caigo nuestro chofer está asustado y le prometí la libertad, algo que cumpliré.

-Tengo intención de liberar a mi chofer. ¿Tienes alguno que no huya a la mínima y pueda llevarnos a dónde le pida?

Asumo que vehiculos tiene varios, así que eso no debería ser un problema. También creo que le interesará, no sólo por lo que siente por mí, sino porque podrá saber que hago preguntándole al chofer. Como me da igual, dejaré que piense que no me doy cuenta.

Y tras eso, me dirijo de nuevo con Albert hacia la reunión Sabbath, a ver si vemos a aquel ductus que conocí al llegar.
 

Asintio. “Comprendo. Lo siento.” dijo la mujer con algo de vergüenza en su mirada pero cambiando rapido a seguridad ante tu mirada.

Se quedo pensando en tu idea pero finalmente asintió dándote su numero. “Hare el deposito. No te decepcionare te lo prometo.” decia ni bien terminaste, prometiendote tanto y tal vez sin saberlo. Incluso parecio que diria otra cosa mas pero entonces recibio el pedido de un chofer.

“Si, tengo uno. Puedo llamarlo rapido.” respondio de nuevo moviendo y pareciendo buscarlo con la vista. “Dame unos segundo y tendran un nuevo chofer.” le prometi sonriendo contenta de empezar a probarse su utilidad.

A pesar de todo esa incursion habia salido de forma aceptable, copn algunos cadaveres pero nada demasiado raro en el mundo sabbats. Los posibles ghouls si era un detalle de interes, pero eso se veria con las noches siguientes.

Muestra suficiente cabeza para no contradecirme, lo que me parece un buen paso en la dirección adecuada. Cuando confirma que efectivamente dispondremos de chofer, asiento en su dirección:

-Bien, que sea rápido. Estaremos esperando abajo, frente al portal. Ves pensando en cómo deshacerte de los cadáveres, e ignora la idea de enterrarlos al jardín, a la larga suelen atraparte.

Mientras bajo, con Albert, busco al chofer y le meto una colleja para que me preste atención. Cuando se gira, tembloroso, le digo amablemente:

-Eres libre, vas a vivir. No debes contar nada a nadie. Si me entero de lo contrario, te cazaré, te desollaré, arrancaré tu corazón y te obligaré a cometerlo entre estertores. ¿Estás contento?

El ex chofer no dijo muchas palabras solo forzo una sonrisa por un momento antes de mostrar temor cuando fue amenazado. Pero ni bien se le permitio irse casi que corrio hacia su auto y luego arranco una velocidad que imaginabas le causaria un problema si la policia aun seguia cerca.

Por su parte la mujer no solo llamo a un chofer nuevo sino a su hijo con el que charlo y tambien se abrazo con un gran cariño. Ese gesto solo se detuvo cuando con una fria autoridad comando al chofer nuevo para que te sirviera sin cuestionar nada. El hombre era uno de mediada edad que parecia tener costumbre de agancharse ante el poder porque tenia doblada la columna en esa posicion.

Pronto fue con Albert y Nocolas, preguntando la dirrecion una vez antes de guiarlos al auto. De una de las ventanas notaron a la madre y al hijo despedirlos, antes de meterse en el interior, seguramente para pensar bien que harian de ahora en adelante tras tan extraordinarios sucesos.

La salida fue rapida y llegar al lugar tambien a pesar del transito pesado del centro aun a estas horas de la noche.

Al llegar tuvieron que volver a ver la dirección y asegurarse que el nuevo chofer no se hubiera perdido. Pero a pesar de todo se dieron cuenta que estaban frente a un club que no parecia buscar buen vestir como el que habia pasado antes.

El nombre del club era iluminado con varias luces marcandolo junto a las alas de angel que habian dibujado a los costados para dejar medio en claro el tema de aquel club. The Heavan.

Fue cuando pasaron por un rojo pasillo brillante tras anunciarse ante uno de los guardias del lugar que pudieron entrar. Su atmosfera funky y su musica chocante atraen al hip hop gay de Montreal. Dentro se encontraron en un club brillante como cualquier otro aunque este tenia un tema extraño, con mujeres y hombres angeles rondando por arriba de la gente mostrando sus hermosas figuras a los que estaban debajo.

El escenario donde encontraba cantando o gritando dependiendo a quien le preguntas, tenia un decorado de nubes en la parte de adelante. Mientras en las paredes del club se notaba un azul a pesar de la oscuridad y algunas nubes hechas con luces de neon. En el centro se encontraba una enorme cantidad de gente bailando, besandose y mostrando sin miedo alguno que aquí dominaban quienes amaban a los de su propio genero.

Cerca de ellos habia una escalera les habian dicho que en el tercer piso encontrarian a Sebatien.

Tras despedirnos de la familia rica, durante el viaje, me he asegurado de que mi traje estuviera impoluto y no hubiera ni una sola mancha o doblez. Lo mismo con el de Albert. Sebastien me cayó bien, y parecía tener un buen gusto y pienso corresponderle, haciendo una presentación halagadora.

Sólo al llegar, le digo al chofer:

-Espera por aquí, luego dejame una nota con tu nombre y teléfono.

Cuando finalmente salimos del vehículo le susurro a Albert:

-Aquí habrán negros con mucha sangre caliente, si necesitas uno ve al baño y sé discreto. Luego iremos a por Sebastien.

Pasado un ligero rato (mientras observo extrañado el baile aéreo), para que Sebastien sepa de mi presencia, pues de buen seguro tendrá informadores (es un modo de mostrarle respeto en su dominio) y sabiendo que Albert ya está listo, empiezo a subir a las escaleras en dirección a Sebastien. Al final, cuando me topo con uno de los que vigilan la zona "VIP", le digo:

-Dile a tu amo que he decidido aceptar su propuesta. Él sabrá de que hablo.

Le dejo su nombre y numero de bipper. Tras ellos los dejo que vayan solos al club, no habia lugar para estacionar en ese lugar por lo que deberia seguir de largo con el auto. Adentro las cosas avanzaron con Albert por el momento dejando dicho que no tenia hambre y que te seguiria a ver al dueño.

Con el guardia este solo asintio y comunicandose con una auricular confirmo la presencia de ustedes junto a las palabras de Nicolas. De nuevo les asintio y les permitio ascender por las escaleras.

Ya en el tercer piso llegaron a los cuartos vip tras una puerta, estaban en una oficina con un sillon enorme junto con una mesa con bebidas y drogas varias. Habian hombres bailando seductoramente y otros acostados (o dormidos) en el sillon. No muy lejos se encontraba Sebastien mirando por el balcon del lugar a la pista de baile. De nuevo la decoración del lugar le daba una estetica particular al lugar y ese balcon hacia ver al dueño como si fuera dios mirando por encima de los simples mortales.

“Me alegro escuchar que decidiste tomar mi propuesta...en especial tan pronto.” dicho eso miro de costado a ambos. “Ademas trae un invitado. Me lo presenta?”

Sigue teniendo esa imagen que recuerdo cuando le conocí, es hermoso, y el lugar sólo logra engrandecer aún más su figura con ese porte que me recuerda a mi mismo cuando controlaba mis tierras desde las almenas de mis castillos. 

-Entonces la alegría es doble, Sebastien. -me acerco hacia él, mientras hago un gesto a Albert para que me siga, finalmente, me apoyo en la barandilla, frente a Sebastien, con una sonrisa nacida sin el esfuerzo de aparentar- él es Albert, lo conocí poco después de conocerte a tí. Albert, él es Sebastien, un amigo al que conozco de hace poco pero me siento como si eso fuera incorrecto, cómo si nos conocieramos de mucho. Palabras dichas sin hablar.

Vuelvo a centrar mi atención en Sebastien, y buscando su complicidad, le añado:

-A Albert, le gusta la sangre de personas de color oscuro. ¿Crees que podrías ayudarle a pasar la sed?

Lanzo la excusa, que estoy seguro entenderá, para quedarnos un rato a solas y hablar tranquilamente.

Las palabras de Nicolas sacan una sonrisa con facilidad en el rostro que hace poco parecía algo serio o expectante. “Es una placer tenerlo en mi territorio Albert. Cualquiera compañero de Nicolas es bien recibido en mis puertas, siempre que respete mis leyes.” comento sin sonar de forma dura sino mas bien razonable y amigable. Lo que demostró dandole la mano primero a Nicolas y luego a Albert cuando se presento.

“Seguro. Los negros son muy especial aquí, algo agresivos pero seguro encontraras a uno mas delicado si quieres. Alimentate en los baños y no has un cadaver aquí.” le dijo tras las palabras del Koldun para de paso dejar una regla clara.

Luego que Albert se despidiera volvio a ver por su baranda la pista de baile y le indico a Nicola que se le pusiera al lado. “Espero tu compañero sepa cazar y no le importe ciertas insinuaciones de sus posibles presas masculinas.” comento con cierto humor.

“Quien es èl amigo? Tiene algo que le falta, no tiene tu misma...etiqueta.” comento el hombre con un susurro entre ellos. “Espero no ofenderte con la pregunta.” agrego rapido pero con delicadeza.

Cuando me situo junto a él, apoyo las manos en silencio, mirando hacia abajo, sintiendo ecos de mi pasado desenterrados. Cierro los ojos y aspiro.

-No me ofende tu pregunta. No si viene de tí. -le aclaro, mientras vuelvo a abrir los ojos volviendo a la realidad- Creo que tenemos más cosas en común de las que crees. En cuanto a él... es Albert, es un miembro de una manada, les rats de Montreal.

Me vuelvo a girar hacia Sebastien. Mis ojos se clavan en su mirada, penetrante, y me acerco un poco más a él para susurrarle al oído, por la música del lugar.

-Quiero contarte cosas, cosas que me trajeron en la ciudad, necesito alguien en quién confiar, una mano amiga. Él... igual que el resto es una pieza de un complejo rompecabezas, pero tu no eres como el resto. ¿Recuerdas tus palabras? Me dijiste que querias mostrarme la ciudad, y quisiera que me la enseñaras, he oido muchos nombres, y necesito saber tu valoración acerca de algunos ellos. ¿Me ayudarías?

Luego me detengo y hago un ademán de retirarme un poco, desviando la mirada, pensativo. Me ha acogido a su casa, y le exijo, sin mostrar agradecimiento ninguno.

-Lo siento Sebastien, creo que me he sobrepasado. Vengo de una época dónde las cosas se resolvían más directamente, y dónde los lazos se ponían a prueba. No, no pretendo ponerte en ese compromiso. Si te he molestado y lo deseas, cogeré a Albert y me iré.

Cerrando los ojos la musica que se escuchaba no era una de tus viejos tiempos pero igualmente tenia cierto tono atrayente y movido. A pesar de todo podias pensar y sentirte muy comodo como si fueras parte de algo mas.

“Te creere si dices que tienen cosas en comun, de cualquier forma eso no importa. Como dije su presencia es bienvenida aquí.” comento dejando rapido pasar esa charla de Albert. “Una manada mas que llega a Montreal, la cual se esta llenando este invierno.” dijo en un comentario evidente aunque dejando tiempo a Nicolas para que siguiera hablando en especial ahora que se acercaba para susurrarle.

Escuchaba con atension sus ojos mostrandose curiosos en gran manera, para luego sorprender ante el ademan de retirar de esa forma tan rapido. El cainita se le acerca tomando con delicadeza su hombro. “Espera...comprendo bien tus maneras, no son extrañas para mi…” empezo a decir pareciendo contenerlo. “No me han molestado tus palabras, necesitas ayuda y haz decidido venir conmigo lo que me halaga bastante. Me alegraria poder ayudarte, en especial porque siento cierta conexión contigo.” comento acercandose aun mas y calmando el animo del otro vampiro con una caricia.

“Digame esos nombres y le dare la mi valoracion de ellos. Pero antes de eso le preguntare algo que siento que es fundamental para que continuemos...” comenta y se aparta con cierta elegancia. Su mirada va hacia el escenario hacia los hombres que bailaban juntos. “Dime como valoras eso. Como ves a esos hombres estando juntos.” dice sin decir su pregunta pero puedes intuir que desea con todo el ambiente de la disco.