Partida Rol por web

Sam los guio a su nuevo objetivo. Con lo que les habia contado de mujeres y drogas se imaginaron una discoteca o un bar o un lugar de la zona roja, pero en cambio fueron un club que por el cartel de entrada era uno de box.

Era uno de esos lugares que aun de noche se encontraban activos con una gran cantidad de gente ejercitando en las maniquinas, ne el ring o contra las bolsas de arena. No faltaban los que iban por la calle cercana corriendo y pegando golpes a la nada. Otra cosa era que no solo habia hombres como uno podia imaginarse en principio pero tambien mujeres. Algunos con buena condicion y otras con mucho musculos.

Sam busco y no tardo en dar con Colin que se encontraba en las pesas ejercitando.

El olor de los gimnasios era cuanto menos reconocibles, vio a Colín en la bancada de las presas haciendo pectorales levantando la barra con pesados discos a los lados, exhalando aire cada vez que elevaba la barra desde el pecho hacia arriba.
Sam se movió felina para colocarse a horcajadas del hombre que estaba tumbado en la banca.
- ¿Pero quién es este Hercules?   - Dijo Sam sonriéndole y adoptando en su voz un tono familiar. - ¿Me has echado en falta? - Le preguntó juguetona al tiempo que ponía las manos para darle seguridad por si se le escurría la barra y acompañó con sus manos  la barra hasta que al encajó en el soporte con un clank metálico.
Disfrutó de tenerle debajo de ella,  exhausto, sudado.
- Lástima no tener demasiado tiempo, verdad? - Le preguntó comiéndoselo con la mirada. - Chicos, este es un amigo mío, Collin, estos son dos amigos míos. - Dijo sin dejar de mirar al hombre fijamente.

Hechas las introducciones, aprovechó que el hombre aún respiraba pesadamente, echado en la banca y que le había pillado sorprendido para inclinarse sobre él y susurrar en su oreja.

- Queremos dar una fiesta y necesitamos golosinas para la fiesta. - Le explicó en voz baja, pero Aurora y Lars pudieron escucharlo a duras penas.

Volviendo a incorporarse y tendiéndole la mano a Colín para que se acabara de incorporar añadió.
- Puedes venir e invitar a quien quieras, por supuesto. - Añadió Sam tirando de él con una sonrisa cómplice. - A más gente, mejor nos lo pasaremos todos.

El hombre se sorprendio un poco al verte, concentrado en las pesas no te habia visto venir. De cualquier forma pronto sonrio contento con la compañia.

"Claro que te eche de menos Sam, esa lindura tuya me inspira...a esforzarme." dice con dobles tonos y una mirada de complicidad. Entonces con tu guia lleva las pesas al soporte. Suspirando y quedandose ahi mientras te mira desde abajo notas facil su mirada a tus pechos que desde esa perspectiva estarian mas facil de observar. "Buenas noches." dijo simplemente con saludo a los demas tal vez no muy complacido, en especial con Lars seguramente mas por ser hombre que otra cosa.

Pero eso pasa a otro tema cuando tiene cerca a Sam y esta le susurra en el oido. "Ah, ese tipo de fiestas." te devuelve el hombre sonriendo con picardia.

Con tu mano se levantamirando de nuevo a tus compañeros antes de mirarte. "Claro claro. Conosco a algunos tipos. Pero creo que deberiamos ayudarme con las mujeres. Ya sabes algunas son unas timidas y otras estan muy a la defensiva cuando los invita un hombre." comenta mirando alrededor hay unos cuantos de hombres y mujeres ahi.

La hostilidad de Colin me hace sonreír por dentro. Mi boca no se tuerce en una media sonrisa sarcástica, pero quizás mi mirada muestre otra cosa. Sus celos me importan menos que cualquier sustancia que se meta y me divierte imaginar su expresión al ver tentáculos emerger de debajo de mi abrigo.

Con todo desvío la mirada interesado en las chicas que ejercitan su cuerpo y mostrando una total indiferencia por el culturista, atento, sin embargo, a la conversación de Sam.

Mas que olor era el hedor de los gimnasios, a ella mucho no le gustaba esa nauseabunda fragancia, parecen tener más que ver con la chusma que con trabajadores del cuerpo.

Tenía su arma lista por si se le ocurria hacerle algo a Lars, estaba lleno de músculo, pero cómo la gran malloria de los hombres, solo piensan con el miembro.

Pero este es el plan de Sami, y la dejaría obrar cómo quisiera, solo esperaba que no cometiera añgun error.

- Conozco a 3 chicas muy sociables que seguro tienen muchísimos amigos y amigas y a algunos yupis de los que van con traje y llevan todo su ego en la cartera, déjame hacer unas llamadas y te digo si hay baile y para cuantos. - Le dijo Sam a Colin. - Y a ver quien de aquí se quiere venir.

Luego miró al saco de músculos y con una sonrisa sincera dijo:
- Me alegro de verte, tío, estas noches de atrás han pasado rápido y ajetreadas, pero debí haberme dejado caer en algún momento. - Le besó la mejilla en un gesto de afecto para irse a un lado y durante un instante pareció que bajaba la guardia con aquel tipo. Sin duda significaba algo para ella.
Miró alrededor a los que allí entrenaban. Un enjambre de cuerpos perfectos y esculpidos en mármol, un templo a la auto perfección, y al igual que como muchos casos, como Colín, llevados un par de pasos más allá con la ayuda de la química.
Su atención volvió a Aurora y Lars.
- Os veo incomodos ¿Salimos a las puerta para las llamdas? Allí hay mejor cobertura. - Les preguntaría mientras comenzaba a manipular el teléfono. Y enseñando a cada uno de los dos unos números de teléfono. Y cuando se alejaron un par de pasos diría con discreción a sus compis de manada.
- ¿Te acuerdas, jefa, de esos tres yupis que nos ligamos hace unas noches y que les dio ese terrible bajón de glucosa*? - La complicidad era más que evidente y al hacerlo se acercó mucho y su voz adquirió un tono intimo. Se aseguró de hacerlo mientras Colín miraba y se aseguró que Colín viera que le miraba. Y sonriendo susurró a Aurora de modo que solo Lars por estar al lado pudiera oírlo además de esos dos.
- Si estos tíos se traen a sus amigos de la oficina, las drogas corren y si las drogas corren la fiesta está garantizada y bueno, la forma en que los convenzamos ya depende de nosotros, pero el rebaño se reunirá. Para eso quiero a mis amigas.- 

- Sí - respondo a Sam -. Tomemos un poco el aire.

Ya me está dando vergüenza ajena este tipo, pienso para mí.

Salgo con mis compañeras. Recién llegado a la ciudad como soy no hay mucho que pueda hacer pues apenas conozco el lugar y menos aún a sus gentes. Permanezco cerca, escuchando hacer sus llamadas a Sam, hasta que pueda hacer algo útil.

Sam haría unas llamadas, podrían escuchar la parte de Sam al hablar con el teléfono.
“Cuanto tiempo sin verte ¿No te acordabas de mi?”, “Seguro que no ibas a llamarme… pero por suerte yo no soy de las que esperan con los brazos cruzados”, “Si fiesta esta noche…”,   “Lo mejor siempre viene sin avisar.”,  “Vamos cielo, no dirás que la última vez no lo pasaste bien.”, “Mejor te prometo que será mejor incluso…”, “Venga ¿Me vas a hacerte rogar? Por que yo preferiría hacerte otra cosa…”
El tono de su voz era alegre, desenfadado, sugerente en ocasiones.
Luego entró para hablar con las chicas y entre risas de complicidad y camaradería, como si las conociera muy bien, consiguió que algunas se fueran al vestuario a cambiarse y a por sus móviles para a su vez tirar de sus móviles, parecía que todo iba viento en popa. Así que se reunió en la entrada con Aurora y Lars.
- El rebaño se reunirá. - Les dijo a Aurora y Lars tras casi 30 min de llamadas y conversaciones, parecía satisfecha. - Necesitaremos algo de pasta, 500$ Para que el local sea para nosotros solos y el lugar, es el centro*, pero estamos a tiempo para cambiarlo a donde nos digan nuestras nuevas “mejores amigas las viudas”… ¿Que hacemos? ¿Vamos por libres o les metemos todos estos corderillos tan apetecibles en el redil a esas lobas despiadadas? - 

Las llamadas logran su funcion, si bien en principio algunos se resisten un poco la promesa de droga y de verte parecen hacerlos reflexinar que lo mejor es pasar la noche de forma divertida. Todos te piden una direccion y un horario. Por lo demas algunas de las mujeres del gimnasio tambien aceptan aunque no muchas en especial cuando se dan cuanta que van a venir algunos hombres del gimnasio al parecer hay una riña ahi.

Pero el numero parecia ser el adecuado, ahora solo debian juntarlo y convencerlos de que hagan el sacrificio. De paso ver como salia lo de Martin y Sean.

Oye, realmente te lo curraste bien, el dinero déjamelo a mí, vamos a un cajero automático y... Haré mi magia para ver si nos puede dar la pasta... Y si no, habrá que beber sangre de algunos y robarles mientras... Eso sería bastante bueno.

Dijo Aurora con más ánimo que nunca, esperando a ver que opinam con sus ideas.

Parece que las cosas comienzan a salir.

- Buen trabajo - coincido con Aurora -. Puede que sea conveniente unirnos para convencerlos; nosotros tres para convencerlos a todos no va a ser fácil, aunque las drogas deberían facilitarnos el engaño. Vamos a por el dinero.

Bien, busquemos en el maps del móvil para ver dónde hay uno cerca... Espero.

Estaba bastante motivada, es más, tenían que sacar más dinero si hay que poner drogas, neciesitan más pasta.

Sam conocia de un cajero cercano al gimnasio. No tuvieron que caminar mucho estaba a media cuadra de este cerca de un mcdonald. Que si sam veia por dentro podia notar a algunos frecuentes del gimnasio comiendo ahi su hamburgesas de lombriz. Pero lo importante era el cajero, que tenia en las teclas algo de grasa de los que comian pero el dinero igual fluia para la tremere.

- Creo que hay uno en esta dirección. - Dijo Sam ante la pregunta de Aurora por un cajero. Empujó con suavidad y un gesto amistoso a Aurora antes de señalar una dirección. - Sígueme jefa. - Le guiño un ojo en el proceso.
Sabía que había un banco unas calles mas abajo.
- No han contestado a mi pregunta ¿Llamamos a Martin para saber si metemos a las viudas en la operación lavado de coco? Por que la verdad es que lo mas complicado será lavarles el coco...- Preguntó tras unos diez metros caminando una vez dejado atrás el gimnasio cuando nadie les podía oír y ver que no había nadie alrededor.

Ah! Disculpa Sami, lo había pasado por alto, de acuerdo, hay que llamarlas y hacerles el lavado de cerebro, así haremos un buen trabajo.

Se había colocado delante del cajero, y pensó.

Debería hablar con el espiritu de la máquina? No, a lo mejor debe estar frustrado de que lo toquen con manos grasientas y olores a comida chatarra asquerosa... No voy a molestarlo.

Introdujo la tarjeta, h se dispuso a sacar 1500 dolares, 500 para los chicos del graffiti, y 1000 para las operaciones de Sam.

Bien, y de paso les pagamos a los críos grafiteros.

El dinero salio facil. En billetes de 100 dolares canadienses. El unico problema fue que la mano de Aurora quedo algo pegajosa pero ya encontraria una canilla donde lavarse la mano de esa grasa. Otra cosa era que el lugar estaba bien iluminado y aunque era bien de noche no se veia a nadie sospechoso esperando por ahi e igual si algun ladron venia seria su perdicion.

- Sí - me uno a Aurora en su respuesta a Sam -. Vamos a llamarlos. Juntos tendremos más posibilidades.

Una vez que mi compañera saca el dinero, yo saco otros 1000 de mi cuenta pues es probable que haga falta más dinero.

- ¿Vamos directamente al local?

Si, es lo ideal, aún que... Iug que asco!! Cómo pueden comer esa basura...

Era la pregunta que se hacía la cainita con respecto al estado de las cosas, le alegraba no preguntarle nada al espíritu, seguramente le soltaria la historia de su vida.