Partida Rol por web

Me preparo para el inminente choque y si es posible busco anclarme de alguna forma, ya sea con un cinturón de seguridad a un asiento o de una forma más improvisada.

- ¡Malditos hijos de puta! - grito, aunque sé de sobra que aquellos que nos están atacando no pueden oírnos.

RA, previendo un posible impacto, considera (de forma informática, claro) que debe avisar a sus compañeros del peligro inminente. Activa su altavoz y reza lo siguiente:

- ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Peligro de colisión inminente! Por favor, permanezcan sentados y abróchense los cinturones.

Hace sus mejores esfuerzos por redirigir la nave hacia un terreno con arena o mar para amortiguar el impacto.

Desde hacia un rato todo el  mundo parecía nervioso, no entendía muy bien porque, quizás no les gustaba como pilotaba el androide, es cierto que la nave se movía muy rápido y parecía golpear cosas pero… el problema era otro, un montón de cosas pequeñas se estaban descolocando, saltaban por todos lados, así que Ewan iba de aquí para allá intentado colocarlas en su sitio, pero era imposible, además sus compañeros también iban de aquí para allá, pero no parecían ayudarle, no sabía que se traían entre manos ni por que se acercaban tanto a esa brecha en el casco de la nave… esas cosa eran peligrosas, cualquiera lo sabía, él lo sabía, así que se había ido apartando, … se sentía más seguro cerca del androide que no parecía tan alterado, eso le gustaba a Ewan, buen androide…

El aviso de colisión le sacó de su bucle de pensamiento, reconocía esa alerta, y automáticamente la obedeció sin perder un segundo, esa era la idea…. Alerta… Cinturones.

Una vez abrochado se aseguro de ser educado y tecleo en su modulador

GRACIAS POR EL AVISO

Probablemente aquello se perdió entre el estruendo de una situación que apenas comprendía.

La medellín colisionó contra la superficie de la luna, en una zona arenosa que recibió su beso letal levantando una duna a su paso, que se abrió hacia los lados del morro de la nave, como si esta fuese un cortanieves de dimensiones desmesuradas. El caos en el interior de la sala de mando era provocado fundamentalmente por todas aquellas cosas que el pobre Ewan no había logrado fijar y caían por doquier encima de sus pasajeros, así como por las infraestructuras dañadas por el impacto, estallando en serpientes de cables chispeantes e improvisadas cuchillas creadas por la rotura de las planchas que conformaban los tabiques interiores de la nave.

La pericia de Ra les había salvado el culo, peor quedaba claro que alguien, algún habitante de aquel mismo planeta, les había hecho aquello, posiblemente tratando de matarlos para poder saquear lo que quedase entre los restos de la Medellín, en caso de que no todo hubiese explotado ¿O había alguna otra razón para todo aquello?

Klaus se levantó del suelo con un profundo quejido, pues se había dislocado el hombro, iba a necesitar una mano con aquello si no quería permanecer en un estado de dolor permanente, ya se solucionase mediante drogas o recomponiendo su maltrecha anatomía, algo que Ra, el héroe de la jornada, podría hacer con facilidad.

El resto de la tripulación había logrado amarrarse a tiempo antes del impacto, sin sufrir mayores males. El programa de emergencias de la nave desgranaba con su soporífera voz femenina el estado de las infraestructuras quebradas que antes habían sido la Medellín. Con todos aquellos daños quedaba claro que este pájaro no iba a poder volver a levantar el vuelo por ahora. Al menos no habían perdido grandes cantidades de oxígeno y podrían repartírselo entre sus trajes para poder salir a aquel nuevo mundo. Habían caído no demasiado lejos de uno de los puntos que Klaus había marcado en sus planos de la luna, debían de estar a unos 30 kilómetros del aquel lugar donde el capitán había detectado movimiento. Forzando sus fuerzas tal vez pudiesen alcanzarlo en tres o cuatro horas, pero al tener que llevar los trajes y lo que llevasen como equipo, posiblemente no podrían avanzar ni hacer mucho más aquel día.

Me levanto dolorida del asiento y echó un vistazo rápido a todas la cosas que han salido volando de forma caótica.

- Eh tostadora -le digo a Ra mientras señalo Klaus - ocúpate de ese antes de que tengamos que llevarlo al matadero.

Me acerco a la computadora para comprobar que información nos puede dar del lugar del aterrizaje accidentado.

RA siguió concentrado en intentar aterrizar la nave cuando Ewan se puso a colocar cosas a su lado. Parecía que había un terreno adecuado para frenar el impacto y logró minimizar los daños. Está analizando por qué el programa de socializar había contestado al estrafalario compañero un "de nada, monada". También empezó a verificar los posibles daños y los patrones de reparación que tendría que ejecutar más tarde, porque había recibido una orden directa.

Se levantó de la silla y se acercó a Ewan, cuyos rasgos faciales revelaban preocupación por todos aquellos objetos pequeños que se hallaban dispersos por el suelo. Moduló su voz para que pareciera más dulce, como de maestra a punto de jubilarse, y se acercó a ayudarlo.

- Ewan, ¿necesitas ayuda? -comentó RA-, ven, pequeño, vamos a recoger todo esto juntos. ¿Dónde van estas cositas?

A medida que Ewan deambulaba por la maltrecha nave intentando poner orden en aquel destrozo se fue dando cuenta de que estaban parados, y lo que era más importante, en tierra. Era algo instintivo, pese a los sistemas de gravedad simulada de cualquier nave espacial, había algo diferente a sentirse realmente sobre la superficie de un plantea. Esa sensación empezó a despertar algunas conexiones en el cerebro de Ewan, de pronto miró fijamente a Ra.

CREO QUE TENEMOS COSAS MÁS IMPORTANTES AHORA AMIGO

Sabía lo que venía ahora, así que mientras sus compañeros atendían los daños de la nave, el empezó a revisar el estado de los trajes y prepararlos, poco a poco sus intenciones eran cada vez más claras, no era la primera exploración sobre el terreno que preparaba, eso era, de alguna manera, lo suyo, y empezaba a recordar.

Los trajes debían estar revisados, sus depósitos de oxígenos llenos, sistemas de seguridad, hidratación, comunicaciones, todo puesto punto. Era una tarea meticulosa, un protocolo.

Buscó su escalpelo, su pistola tranquilizadora y su porra inmovilizadora, los Automed no podían faltar, igual que los tranquilizantes, además tendría que revisar si disponía de algún aparato de análisis portátil.

En algún momento se dio cuenta de que Klaus se quejaba dolorido y se acercó

¿NECESITAS AYUDA?

Dijo mostrando sus Automed, orgulloso de sentirse bien preparado.

LA SEGURIDA ES LO PRIMERO

Klaus sonrió dolorido tras escuchar el vocoder de mano de Ewan, viendo cómo le señalaba los Automed, procedió a tomar uno y chutárselo antes de reclamar la atención de Ra.

- Latas ¿Podrías... Mover este puto brazo hasta recolocar la puta articulación?- Preguntó con la mayor amabilidad que fue capaz de acumular, mientras se preparaba para que una mínima punzada de dolor le mordiese el hombro por efecto de la manipulación de su insensible compañero.

Ewan se había encariñado, entre otros objetos, con un escáner médico y otro cibernético que había salvado de las pertenencias del difunto Lemon Ochoa. No solo le encantaba que estuviesen llenos de botones y luces, luciendo pantallas que se encendían con colores interesantes si presionabas las combinaciones de teclas adecuadas, si no que el que pudiese fijárselas al cinturón, uno por cada flanco.

Tras preparar los trajes y ponerse el suyo, procedió a revisar si la postezuela de la Medellín podía abrirse a pesar de la cantidad de escombros que debían presionar su casco desde el exterior. Hubo suerte. Todos (Menos ra) tenían sus trajes puestos y estaban más que dispuestos para salir ahí fuera, para revisar los daños de la nave desde el exterior y ver si podían alcanzar el punto habitado que había marcado Rex en su mapa, algo que posiblemente tendrían que hacer, ya que no disponían de gran cantidad de oxígeno en la nave y esta estaba inutilizada. Estaba claro que no iban a encontrar una sucursal de Machina Deluxe^tm
allí, pero puede que, si había gente, hubiesen restos reutilizables de tecnología o alguna otra cosa aprovechable.

Soñar era gratis.

Aún maldiciendo por el accidente me pongo mi traje y preparo mi equipo para salir al inhóspito planeta.

- Como le ponga las manos encima al que nos ha derribado, le voy a meter una granada por le culo para que se le iluminen los ojos como si fuesen faros de un camión.

Lo tenía todo apunto y en cuanto se abrió la compuerta salió al exterior, leyendo continuamente los datos de atmósfera y presión y radiación, miró al frente y sintió un escalofrió que no era miedo, era el bicho, así lo llamaba, ese maldito bicho que te pica en el cerebro ante lo desconocido y que te convierte en un explorador, casi siempre ocurre cuando solo eres un niño, y ya no te abandona en toda tu vida.

Ewan estaba hoyando un planeta desconocido, los horrores vividos en la Alexis estaban cortados de su memoria, como circuitos interrumpidos, solo sentía curiosidad, confiaba en sus compañeros, así que empezó a caminar con una decisión sorprendente, en dirección a las dunas.

Con toda seguridad Ewan tenía todos los motivos del mundo para sentirse asustado, menos mal que nadie podía leer sus pensamientos, como si de textos en un foro se tratasen. Era difícil saber quién habría la marcha, pues los cuatro supervienes caminaban casi a la par, como esperando a que alguien diese un paso para seguirle, hasta que quedaba claro que si querían sobrevivir, más les valía apurar el paso.

Las pruebas reclamadas antes de salir a los aparejos climatológicos del exterior de la nave les habían advertido de que les harían falta los trajes y de que las tormentas de arena eran un peligro más que seguro en aquel lugar, por lo que el atarse entre sí, aprovechando un amarre en la cintura de sus trajes y tratar de mantener a Ra a la cabeza de la cadena parecía lo más lógico, ya que todos parecían tener fe ciega en que el androide dispondría de un equipo muy preciso para seguir una dirección fijada previamente, como si fuese su puñetera brújula sobre dos piernas. Puede que hubiese algo de cierto en eso, pero el propio Ra ni había afirmado ni negado que así fuese.

El paisaje que les rodeaba era el de un desierto grisáceo, con sus sentidos completamente anulados por sus trajes, así que solo podían fiarse de lo que veían y del sonido de la respiración de sus otros compañeros o las apreciaciones del androide, que sonaban con más nitidez que lo que se pudiesen decir entre ellos con los comunicadores.

Sus botas se hundían en la arena mientras avanzaban y su primera sorpresa llegó tras cuarenta minutos caminando, cuando restos de metal y plástico, los que podría haber dejado la Medellín en su estela si se hubiese desintegrado y todos hubiesen muerto en ella. Y poco más allá un contenedor deformado por el calor peor aún entero, en mitad de su camino.

Ewan estaba acostumbrado a que le mandaran todas las tareas mecánicas y rutinarias, así que cuando vio la palanca reaccionó sin preguntar siquiera, se hizo con ella y se inclinó sobre el cofre.

Después de inspeccionarlo meticulosamente, encontró un buen punto y trato de forzarlo, no tardó mucho y la tapa saltó, era momento de ver que habían encontrado…

Parecía que le destino les sonreía de medio lado. Al abrirse, el contenedor volcó sus entrañas a los pies de aquellos peculiares nómadas, en forma de una saca de tela gruesa impermeable. Su contenido generaba curiosas formas en el tejido que, al ser abierto, escupió un set de biboculares, una mochila con equipo de acampada, dos stimpacks, un filtro para agua, un localizador, un respirador subacuático, dos rifles inteligentes, ocho cargadores para los mismos y cuatro publicaciones a todo color sobre los ritos de apareamiento humanos mostrados en toda su crudeza y el mayor de los detalles. Todo parecía bastante bien conservado.

- Habrá que repartirse toda esta mierda- afirmo mientras me acerco al saco y busco alguna marca o símbolo que me pueda indicar quienes eran sus antiguos propietarios.

>> ¿Tenéis alguna preferencia? Yo sí, por las armas - agarro uno de los rifles y compruebo en que estado está -además me quedaré alguna de esas revistas.

Ewan entendía que no podían dejar allí todo aquello, la mochila de acampada le situaba en modo supervivencia, la cogió, junto a los binoculares y el localizador, miró los Stimpack, no sabía lo que eran, se los dio a Ra con gesto de inseguridad.

Miró las armas, se dio cuanta de que sus compañeros llevaban varias y el ninguna, eso le parecía mal, algo no estaba bien, así o por mimetismo cogió uno de los rifles, imitó las comprobaciones de Claudia en el arma y se la colgó igual que hacía ella.

El resto parecía algo mecánico así que por alguna razón daba por hecho que le serviría a Ra, estaba equivocado, pero no reconocía aquellos objetos.

En la mochila figuraba un logo formado por tres aspas dentadas que partían de un mismo centro con el nombre OMNI-DIO INC escrito debajo, con una fuente de palo seco y aspecto marcial.

Tras rapiñar lo que pudieron, el grupo continuó avanzando, con la cacofonía de sus respiraciones distorsionada por los micrófonos de sus trajes como principal compañía. Ahora avanzaban un poco más despacio, pues el cansancio iba haciendo mella, pero no encontraron ningún obstáculo durante la siguiente hora de marcha. Ya debían de haber recorrido más de la mitad del camino que les llevaba hasta el área marcada por Klaus, quien avanzaba extrañamente más silencioso de lo que solía ser. Aun así se podían escuchar sus juramentos de vez en cuando.

Arena, dunas, rocas lunares y algún resto de naves caídas, peor nada rapiñable, solo paneles y rejas metálicas, puntuaban su avance.

Aquella caminata empezaba a ser realmente dura, sobrecargarse de peso no lo hacía más fácil, además, aquello parecía un jodido cementerio de chatarra abandonado.

Ewan miraba hacia las dunas ansioso por llegar, ahora que la nave estaba más lejos detrás de ellos empezaba a sentirse intranquilo.

RA no había emitido sonido alguno, se había limitado a seguir ordenes y ayudar a sus compañeros. Incluso se había vestido igual para que no se sintieran incómodos con su cuerpo metálico desnudo. Los ingenieros no entendían por qué, pero había gente que creía estarlos viendo en pelotas, así que les instalaron un programa para que se vistieran, aunque no fuera necesario. Llevaba algo mecánico que Ewan le había dado, se limitó a analizarlo para comprobar qué era.

Ewan dejó el filtro para agua, un localizador (Y su kit de detectores) y un respirador subacuático en las manos de Ra, ya que no terminaba de saber para qué servían aquellas piezas. Puede que antes lo supiese peor ahora le podían parecer meros fragmentos de chatarra que se podían haber caído desde dentro del androide.

El grupo continuó avanzando, viendo el mismo paisaje que ya comenzaba a fijarse como una imagen residual en sus pupilas. No volvieron a encontrar más restos, solo grandes montículos de arena y rocas lunares, pero cuando ya comenzaban a pensar que podían estar a dos pasos de perder la cabeza, vieron algo moviéndose en el horizonte: una casi tan alta como ancha de la que parecía asomar una figura más pequeña. Aquella silueta no parecía tener sentido, al menos no vista desde la distancia.

Lo que caminaba hacia ellos parecía ser... Un gigantón con traje protector... Cargando con el busto de una androide casi destrozada sobre sus hombros.