Partida Rol por web

Los créditos iban menguando y la Quemadura Estelar iba cerrando una puerta tras otra a los tripulantes del USS MEDELLÍN.

Ya no había suficiente parné para acceder al Paraíso (La zona de reservados insonorizados), ni para bajar al Éxtasis (La planta subterránea en la que, con un pase especial y un buen puñado de créditos podrías comprar prácticamente cualquier cosa... O persona), solo el Bar de Sem seguía permitiendo que gastasen sus últimas ganancias en unas mediocres Coocha-Vezas mientras los drones de seguridad y los mercenarios a sueldo de Jury Semenov no les perdían (Disimuladamente) de vista. La músuica del garito parecía especialmente escogida para que la gente no se quedase más tiempo de la cuenta.

Iba a tocar abandonar el Sueño de Próspero, la base orbital en la que se habían refugiado en espera de encontrar algún nuevo trabajo con el que costearse su inestable forma de vida. Al día siguiente vencería el pago por el almacenaje de su destartalada nave y en menos de 24 horas, serían contactados para pasar a disposición de los responsables del Tapón, una prisión con niveles mínimos de O2 a la que van a parar aquellos que pasan a tener deudas por impago de la tasa de aire de la megaestructura espacial.

Parloteando con los sospechosos habituales no habían sido capaces de encontrar algo con lo que costearse unos días más allí, pero habían escuchado rumores sobre un punto de paso clandestino para chatarreros, contrabandistas y cazadores de cabezas en el que los tablones de anuncios siempre estaban a rebosar y uno salía con un pagaré por unos cuantas decenas de miles de créditos en menos de una hora mientras fuese rápido de reflejos y encontrase a un patrón lo suficientemente desesperado como para confiar en la carnaza que se desprendía de aquellas hediondas instalaciones.

Aquel Shambhala oscuro se encontraba a dos semanas de viaje del Sueño, pero podían aprovechar uno de los dos saltos para los que les quedaba combustible en la nave. Con suerte podrían cargar sus depósitos y reparara varios desperfectos bastante molestos con el primer encargo que levantasen a quien fuese más lento que ellos.

La mitad de la tripulación se había mostrado de acuerdo en tratar de jugar aquel incierto as en la manga, había quien estaba más receloso, perolo cierto es que las opciones parecían ser o el Tapón o partir con quien quiera que fuese en la Medellín. No existían otras alternativas, a no ser que se te diese bien sobrevivir huyendo las veinticuatro horas de los siete días de la semana por los conductos de mantenimiento del Sueño, dando esquinazo a los drones de limpieza y los cazadores de cabezas que iban a por quien fuera a cambio de una mísera Coocha-Veza y una bandeja de ramen con aceite hidráulico.

Tendrían que echar una cabezadita de 12 días pero ya empezaban a tener una edad como para tomarse en serio el uso indiscriminado de las cápsulas de criosueño.
 

Estaba harto de aquella jodida alcantarilla espacial, estar allí sin dinero era peor que ser eunuco en Gomorra, un puto asco.

Ya había dejado clara su opinión a sus compañeros, si no encontraban un encargo viable antes de agotar sus últimos saltos estaban fritos, todo el mundo sabe que hay pozos de los que ya no se sale, y esta no es una zona de la galaxia en la que uno quiera caer al pozo.

Había matado las últimas horas yendo de aquí para allá con el único objetivo de no meterse en líos, los pocos créditos que le quedaban pensaba conservarlos, nunca se sabe que podía pasar, solo sabía seguro que nadie le rescataría si no le quedaba nada. Mientras miraba con envidia y recelo a aquellos que se gastaban con desparpajo la paga militar que a él le habían quitado, negado, robado, usurpado, malditos hijos de puta…míralos disfrutando, esa debería ser mi paga cabrones…

Elías apuraba el ultimo trago de veza caliente, —¿Y bien, vamos a esperar a que nos echen o nos largamos de aquí de una puñetera vez?

Miro a Samuel cuando deja la botella de bebida sobre la barra. Considero que tiene razón.

- ¿Quieres ir a algún sitio en concreto dentro de esta ratonera o crees que debemos dejar atrás todo este lugar?

No tengo mucho dinero. Me he gastado mis escasos ahorros en comprar algunas cosas que consideré útiles y necesarias. En este antro flotante no conseguiré nada más si tengo los bolsillos vacíos y los créditos son necesarios hasta para que te den los buenos días.

Mientras saborea los últimos sorbos de ese peculiar brebaje... Ron comenta por lo bajo a sus colegas.
En este sitio te cobran hasta por respirar, creo que lo mejor será que el pájaro levante vuelo. Soy demasiado apuesto para pasar desapercibido. Además, con mis bolsillos vacíos no hay mucho que hacer. ¡Voto para que partamos de una vez!
Concluyó, mientras uno de sus dedos recorría la enorme cicatriz que surcaba su rostro. Su voz suena profunda y grave casi como un ronroneo, mientras el humo de un cigarro escapa por su cuadrada mandíbula. 
¿Hay algún sitio que quieras sugerir Elias?
No todos tenemos las ventajas de los sintéticos, Amy, atiéndeme aquí lo dice: (señala un parche en su chaleco) algunos debemos pagar nuestras deudas... 
Mira a los ojos a Samuel Elias Brett, siempre le había ido bien a su lado o por lo menos obtenía lo suficiente para no pasar hambre. Él era un hueso duro de roer, un poco conflictivo hacia la autoridad pero confiable en una buena pelea.
   

Sintéticas o no, parece que no pueden resistirse a salir de compras, ¿Verdad Emy? —soltó Elías con una mueca de disculpa divertida por el comentario. —Jejeje, no te mosquees cariño.

—¿Qué hay de esa mierda de estación clandestina, no suena del todo mal, es lo más parecido a una posibilidad que hemos oído últimamente, y solo está a un salto, al fin y al cabo, ¿hay deudas que pagar no?

Elías volvió a  mirar el vaso vació, —Qué cojones, ¿nos tomamos la última, dormimos la mona y nos largamos?

-No me ofendo, -les digo sonriendo - además he pasado mucho tiempo entre humanos y me gustan las cosas que hacéis. Como salir de compras.

Cruzo los brazos y espero sentada a que nos vayamos.

Mientras la mitad de la tripulación de la Medellín decidía dejarlo por hoy, en una mesa del entresuelo del tugurio de Sem, en la primera planta se organizaba un buen revuelo que parecía tener como foco de atención al imbécil de Rex, el autonombrado 'capitán' de la nave minera al que nadie hacía demasiado caso. Aparentemente había tratado a una bailarina exótica, de descanso en esta planta, ganándose las habas en el sótano de lujo del local, de sintética y ni  ella ni a su grupo de cuatro seguidores les había hecho mucha gracia el comentario.

Amy, Sam y Ron tenían unas localizaciones perfectas para protagonizar el avance de los encabronados hacia la grasienta cresta pelirroja del yonqui que se las daba de médico militar. Claudia y Lemon, otros dos compañeros de la nave, parecían haberse quedado en la retaguardia, apostando entre ellos el posible destino del broncas.

La pequeña jauría estaba un par de metros por debajo y parecía que iban a tirar de botella rota y puños para darle una lección de buenos modales a aquel capullo, quien no podía cejar en su empeño de seguir siendo un chuletas que se merecía todas las que le iban a caer. La turba lo dirigía, con buen ritmo hacia una valla exterior, puede que con ganas de velo volar un rato.

-¿Tenéis ganas de rasparos la piel de los nudillos o preferís ver como le bajan los humos? De todas formas no deberíamos dejar que acabase dentro de un forma de cadáveres.

Me importa una mierda a quién le bajen los humos, pero no pienso acabar detenido por una puñetera pelea de bar, y menos aun si no hay apuestas en juego.—mientras hablaba no dejaba de mirar a su alrededor, buscando la puerta más cercana y localizando  los posibles obstaculos en el camino, —si te levantas despacito Ron nos largamos de aquí sin llamr la atención, no me jodas Ron, no me jodas....

Ron era un tipo peleón y en este momento era mejor hablarle como a un perro que quieres que se calme.. levántate despacito y vamonos de aquí, si saltaba y Amy se sentía amenzada alguien tendría que limpiar mucha sangre esa noche.

La pelea era demasiado tentadora, ideal para sacarse la bronca de tanta penuria. Ron miro a sus compañeros (sus ojos eran dos carbones incandescentes, con vaya uno a saber que bronca secreta resguardaban), era literalmente un perro al que no habían puesto la correa aun... y gruñía.

- Parece que esto se está por animar (escupió a un costado e hizo sonar todos los huesos de su contracturado cogote).

Los problemas parecían perseguir a Ron allí donde pisaba. Se levantó violentamente de su lugar y casi como poseído se aproximó a la bronca. Sostenía la botella con un ultimo sorbo dentro y el cigarro apenas encendido. No lo podía evitar, ¿sus colegas intentarían detenerlo?... Sus intenciones eran defender a ese milico buscapleitos conocido como Rex. ¿Deudas pendientes, código secreto o tal vez solo la intención de permanecer siempre del bando menos favorecido? Ron es un tipo muy testarudo y temperamental.

Puñetero animal, no podrían pararlo ni atándolo a la barra, así que Elías cogió con disimulo una de las botellas vacías y permaneció alerta con la mano en la espalda, preparado. La fuerza bruta no era lo suyo, y esa cara de lagartija era ya un aviso de lo sibilino que podía ser, esperaría su momento.

No dudo ni un instante al ver como Ron se lanza a la pelea. Me sitúo detrás de uno de los matones y le sacudo con la palanca. No tengo intención de abrirle la cabeza, pero si de hacerle caer golpeándole detrás de una rodilla... quizás con más fuerza de la necesaria para provocar una simple caída.

Ron apuró el ultimo sorbo ingiriendo el stimpack, hacia tiempo que no había encontrado oportunidad de ponerse a prueba con ellos. Partió la botella vacía y se lanzo desbocado hacia sus contrarios...

La mugrienta música retro del local seguía sirviendo como telón de fondo a la violeta escena.

Amy fue la primera en lanzarse escaleras abajo, desde el entresuelo donde habían estado dormitando con sus últimas cervezas hasta el hervidero generado por el autonombrado capitán de la Medellín, Rex, quien recibió una artística pincelada de botella rota en el costado justo cuando la androide soltó un palancazo en las piernas a su agresor, quien cayó al suelo ipso facto, con una pierna fracturada que debía dolor de una forma inimaginable, por sus bien entonados alaridos.

Mientras Rex actuaba como si aquel corte fuese a suponerle la muerte o una deformidad de por vida en su bello torso, sus atacantes fueron conscientes de que aquel energúmeno contaba con ayuda, ¿Quién se lo habría esperado de tamaño gusano?

Y esa ayuda llegó en la forma de un marine corpulento con una cara con la que solo una madre le podría querer, pero el carisma, oh, el carisma que podía gasta el bueno de Ron, más tras un chute de su droga predilecta, arrojándose contra los otros tres matones que trataban de dirigir al caído Rex hacia una caída más que considerable, desde el bloque sobre el que se cimentaba el aparcamiento del tugurio en el que estaban.

Johner logró empujar por aquella caída a uno de los matones, quien trató de asirse al borde del bloque sin lograrlo, cayendo casi como caen los malos al final de las películas, peor desde una altura mucho menor. Por desgracia otro energúmeno se giró hacia él con un chuzo: una punta de nueve pulgadas clavada en un manguito de goma para su mejor agarre, tratando de darle con ella.

Los drones y vigilantes habían detectado el origen de aquella perturbación en la fuerza, pero como los sujetos implicados ya habían traspasado el umbral del garito, ya no entraban dentro de su jurisdicción. Aun así trataban de animarlos a largarse de allí antes de que la jarana fuese a más y les diese por volver dentro del local o calentasen de más a los espectadores de dentro.

Solo Sam permanecía a medio camino de la salida principal, disimulando con una botella dentro de la manga de su chaqueta.

Tras derribar al primer sujeto, uno de sus compañeros clava su mirada en mi. Me muevo, aunque no tan rápido como debería. Se acerca y me asesta un puñetazo en la mandíbula que hace que me crujan los dientes.

Este se va a enterar.

Se sentía bien haciendo de serpiente, por un momento pensó que si se esmeraba un poco más podía salir de allí con la recaudación de la caja en los bolsillos aprovechando la tormenta de hostias, pero hoy no era el día.

Miró de hito en hito, escaneando mentalmente, Ron podía encargarse de lo suyo, aquel imbécil iba hacia Amy a mano desnuda, estaba muerto, entonces vio el brillo de la navaja y todo cobro sentido, hizo un movimiento rápido como si solo quisiera largarse de allí y en un segundo asaltó con la botella rota directamente al cuello al tipo que iba derecho a por el imbécil de Rex.

Mientras Ron se removía con us compañero de baile en un tango de chuzo y nudillos, Amy recibió un buen puñetazo en su endurecida mandíbula, lo que causó que sus encías artificiales se resintiesen liberando un buen trago de blanquecina sangre sintética.

- ¡BAMF! Zorra.- Había gritado su agresor, pero al ver el lechoso líquido sintético asomando por la comisura de los labios de la androide, se le pasó la mitad de la borrachera, asumiendo que se había metido en la boca más de lo que podía masticar, bajando la guardia unos segundos, como el niño que comienza a hacer de vejiga al encontrarse con el monstruo del armario en mitad de su pasillo cuando iba al baño.

- Te voy a abrir un coño en toda la frente para que aprendas a tener respeto a las damas, crestita de zanahoria.- Susurraba entre dientes el imbécil que iba a por Rex, con un discurso de lo más absurdo, cargado de oscuras connotaciones sobre cómo debía de ver a las mujeres.

Pero el acero de su navaja cayó en un charco de orines cuando recibió un inesperado corte en plena garganta por gentileza de Sam. El tipo trató de mascullar algo, pero las palabras se le escapaban por el agujero que no era en forma de borbotones de sangre.

Klaus se sobrepuso a su miedo, completamente infantil peor justificado y recobró su estatura orgullosa.

- Gracias, gran Sam.- Masculló orgulloso levantando su mano en espera de que el currito de la botella rota le devolviese un apretón de hombre a hombre, mientras su agresor caía de rodillas.