Partida Rol por web

Muerte en la Nieve

Cantar de la Gran Compañía 4: Sin Escape

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03/11/2019, 23:42
Luelar Tyrundlin

La respuesta de la joven de cabellos claros no se hizo esperar. Un comedido gracias fue la antesala a lo que quería saber. Si no mentía, la mujer desconocía la procedencia de aquella espada, con lo que probablemente no supusiera una especial amenaza para mí. Aun así, continuaba preguntándome de dónde habría sacado aquella mujer aquel arma de obsidiana forjada en la Infraoscuridad o por alguien procedente de esta. Resultaba un tanto increíble que la que era su amiga no supiera nada de la espada, fuera cual fuese el modo en el que había conseguido el arma, seguramente fuera una historia digna de contar.

Por un momento me planteé pedirle la espada a la mujer, puede que incluso comprársela, pero no parecía el momento más adecuado. Decidí posponer aquello por el momento, pero quise saber algo más.

- Encontramos sangre por el camino, ¿era de su amiga? ¿O está usted herida? - le pregunté a la mujer.

La situación con el asesino a sueldo se complicó durante unos momentos. Más de uno parecía tenerle ganas a aquel malnacido, pero ni siquiera la mujer de toscos ropajes, quien mayor agravio había sufrido, parecía dispuesta a darle a aquel asesino lo que merecía. Sus palabras y las de Tyron parecieron apaciguar a los presentes en cuanto a qué hacer con el susodicho, pero aun así, este no supo mantener el pico cerrado.

Ja, atacarme a mí... Ese es el camino fácil, gusano.

No me extrañó que tomara ese camino, aunque me molestó que así fuera, no por lo que pensara de mí; sino por la influencia que sus palabras pudieran tener sobre los demás. Lo que si que me extrañó fue la acusación que lanzó sobre Ivar, lo que hizo que mirara al explorador llena de sorpresa. Ni siquiera aquello le bastó a aquel necio, atreviéndose a atacar incluso a Tyron, tachándole de desertor. ¿Rizos dorados un desertor? Aquello no podía ser cierto. Alguna razón debía haber para que hubieran puesto precio a la cabeza del caballero, pero no tenía sentido que fuera esa.

Pronto llegó más gente desde el piso de abajo, rostros conocidos que también debían haber escuchado aquellas palabras, y es que el capataz del campamento en el que habíamos mirado a la muerte a la cara en seguida pidió explicaciones.

Todos queríamos pronunciarnos al respecto de lo sucedido, lo contrario habría sido algo del todo inusual, pero fue precisamente la mujer de cabello claro; aquella que no era acusada de nada, quien habló en primer lugar con gran vehemencia. Me satisfizo ver que me trataba como a una igual, obviando lo que aquel tipo decía de nosotros, cuando su asesinato era lo único de lo que había constancia.

La mujer prefería centrarse en la amenaza que se acercaba a aquel lugar, como también manifestó el explorador tras dar explicaciones sobre su pasado, hablando también a favor de Tyron y de mí. Ivar se mostró entonces dispuesto a marchar, dejándome completamente desconcertada. ¿Acaso el plan no era acudir juntos al exterior cuando hubiéramos dispuesto todo en el interior de la posada?

Aquel desconcierto me impidió actuar con rapidez, viendo cómo el caballero se despedía del explorador antes de ser él quien tomara la palabra. Este quiso dar entonces sus explicaciones, sorprendiéndome en más de una ocasión.

¿Castidad? Menudo desperdicio...

Pensé, imaginando el cuerpo que debía ocultarse bajo aquella recia armadura. Aquello me sorprendió, pero no era lo más relevante de todo. Tal y como sospechaba, el caballero no era ningún desertor. Si no había entendido mal, parte de los suyos se habían vuelto contra él por ser tan sumamente legal. Mis labios hubieran dibujado una media sonrisa de haber podido, aquello iba mucho más con el Tyron que conocía. Fue entonces cuando me quedé helada, al nombrar el caballero el superior al que debía acudir para resolver aquel entuerto en el que se encontraba inmerso.

No me lo puedo creer.

Tyron, quien había notado que se había alterado cuando aquel asesino empezó a hablar mal de nosotros, habló también en favor de quienes le habíamos acompañado hasta la posada; como también habían hecho Ivar y la mujer cuyo nombre aún desconocía. Aquellas actitudes me hicieron sentir extraña. No sabría decir si era una sensación agradable o desagradable... Pero si era eso, extraña.

Antes de que el caballero comenzara a dar instrucciones acerca de cómo proceder, yo también quise pronunciarme.

- Poco más puedo decir después de las contundentes palabras de quienes ya se han pronunciado. Hemos visto cosas que sabíamos que ustedes quizás no creerían. Pero aun así, decidimos venir hasta aquí y tratar de convencerles en lugar de preocuparnos únicamente por nosotros mismos. No es momento de hacer reproches. Es hora de colaborar. - comencé a exponer con firmeza, tratando de resultar convincente y de no mostrar un gesto demasiado duro. - No sé que ha hecho el explorador en el pasado, pero sí el bien que está haciendo en el presente, igual que sé que el corazón del caballero de Stumland rebosa bondad. Podéis creerme, no es algo que esté habituada a ver. - añadí, apretando mis labios un instante, apartando la mirada. - No temáis por vuestros gaznates, - agregué al volver a mirarles. - soy yo quien ha de temer por el suyo. - concluí mostrando una media sonrisa.

Mientras el caballero daba indicaciones, me puse la capucha y envolví mi cuerpo con la capa, acercándome tras ello a la brava mujer que acababa de conocer.

- Mi nombre es Luelar. Le agradezco sus palabras. Si no le importa, guarde la espada de su amiga, hablaremos sobre ella cuando tengamos más tiempo. - le dije antes de bajar mi voz. - No quite ojo a su asesino, y si tiene ocasión, pregúntele por sus compinches.

Tras ello me acerqué a Tyron, mostrándole un tenue sonrisa antes de comenzar a hablar.

- Tendremos que dejar tu mano para después. - mi sonrisa se amplió ligeramente, hasta que súbitamente desapareció. - No sé qué es lo que ha movido a Ivar finalmente hacia el exterior, pero no puedo dejar que vaya solo. - dije con un convencimiento que no era tal. - ¿Me guardarás un lugar a tu lado? Creo que sólo así podría dormir tranquila... - añadí en voz baja, con temor en mi mirada, uno nacido de distintas fuentes. - Espero volver a verte. - terminé por decir, tratando de mostrarme más tranquila.

- Tiradas (1)
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04/11/2019, 09:10
* Juglar *

Cabe señalar que ninguno de nuestros héroes era un excelso orador, como lo son aquellos religiosos que cada día vemos en las plazas de esta gran ciudad, extendiendo la palabra de Korth mediante discursos llenos de estudiada dialéctica y poderosa convicción. Tampoco como los grandes bardos de Solak, recolectores de las más antiguas historias, de quien este humilde juglar no es más que un simple aprendiz. No obstante, a sus palabras las acompañaba la verdad y la decisión que aquellos más arrojados siempre son capaces de transmitir, esos que inspiran a otros a seguirles a la batalla aún a riesgo de sus propias vidas.

Irdon fue quien más se sobresaltó ante el arrojo con que intervino Dhorne en aquella conversación. El pusilánime posadero buscó a su esposa con la mirada, evidentemente dispuesto a acudir a su lado a la menor oportunidad. No obstante, el cazador de hombres y los leñadores que le mantenían bajo control se encontraban en medio del camino, por lo que el asustado hombre terminó por permanecer en su sitio con clara incomodidad.

El propio cazarrecompensas, o asesino a suelto según se mirase, apenas pudo sostener la mirada de la marinera ante sus acusaciones, apartando sus fríos ojos no con remordimiento, sino con simple resignación. Renegando, sus ojos se cruzaron con los de la joven leñadora pelirroja, que no le quitaba ojo de encima y, aunque apartaba su cuchillo del cuello del cazarrecompensas, lo mantenía en su mano, la otra ocupada con el hacha.

La voz de la mujer del norte de cabellos dorados hizo mella en aquellos hombres y mujeres, pero fue la voz de Ivar la que causó mayor conmoción. Si bien el apelativo de El Cuervo no era tan conocido, la mayoría de ellos parecían reconocer a Sigurd el Negro, y el temor se reflejaba en sus rostros. Tal vez alguno se percatase del gesto con que la esposa de Irdon, Belona, se acercó al cocinero Lascal, casi inconscientemente, de un modo que sería catalogado por muchos como inadecuado para una mujer casada. Casi del mismo modo en que la pequeña Iren se aferró al brazo de Fein, el hombre de regio aspecto, que apenas le dedicó una breve mirada antes de ocultarla a su espalda. No parecía que las palabras de Ivar le convenciesen demasiado, quizás porque a su edad eran demasiadas las historias que había oído respecto a aquella banda de saqueadores, pero algo en la voz y convicción de El Cuervo le disuadió de decir nada al respecto. Además, los rostros a su alrededor, pese a no perder el temor, parecían dejarse convencer por aquel hombre.

La duda estaba sembrada. ¿Era posible que, a pesar de cuanto había dicho aquel hombre, quien por otra parte no se había mostrado tampoco como alguien honrado y de fiar, pudieran aquellas gentes extrañas y de mala reputación decir la verdad y estar allí para ayudarles? Aquella semilla bastó al caballero de Stumlad para terminar de convencerles. Si sus compañeros no hubieran demostrado tal convicción, posiblemente no habría logrado convencer a aquellas gentes con tanta facilidad, pero ante el panorama dispuesto ante ellos un joven caballero de brillante armadura, alzando la simbólica bandera de la virtud y la justicia ante ellos, representaba el rayo de esperanza que precisaban. Se podía ver en sus ojos, en la confianza que querían depositar en lo que el caballero decía, algo ante lo que el propio Bosko, el cazador de hombres, se vio forzado a plegarse. Después de todo, parecía conocer la verdad del peligro que les acechaba a todos, y finalmente comprendió que colaborar con aquellos hombres sería su única salvación.

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04/11/2019, 09:52
x Bosko

Hay buen precio por tu cabeza, caballero... -Interpeló el cazarrecompensas a Tyron, con gesto serio- ...pero el oro de nada vale si no se vive para gastarlo. Estamos todos en el mismo barco, y a ninguno le conviene que éste se hunda, ¿no es así? -Indicó, dedicando una breve mirada de arriba a abajo a Dhorne, como si sospechase del oficio de la mujer y lo relacionado que éste estaba con su analogía- Ayudaré en todo lo que pueda, como el que más. Pero no podré hacerlo si me atáis, ¿no es cierto? No me interesa ya ese oro, tan sólo no terminar como mis compañeros. Ya me ha ido de poco...

Hizo un gesto de calma a la mujer pelirroja, antes de girar su cabeza y mostrar una fea herida en la nuca, que ya había dejado de manar sangre y que había empapado la parte trasera de sus ropas. Una de las incógnitas que alteraba los corazones de nuestros héroes había sido resuelta. La joven de cabello de fuego guardó su cuchillo en su funda, en el cinturón, y sostuvo el hacha con ambas manos, permitiendo ya que el cazador recuperase del suelo su arco.

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04/11/2019, 10:00
Fein

Podemos tapiar las ventanas con tablones. -Sugirió el adusto leñador, cruzando una mirada con su compañero pelirrojo, que asintió con gravedad. El capataz de ambos los miró con gesto ceñudo, pero Fein le devolvió la mirada de modo desafiante- Será mejor que no digas nada, Craugan. Trabajábamos para ti en el campamento maderero, pero éste ya no existe. Aquí eres uno más, de modo que te tocará arrimar el hombro como al resto. -Craugan tardó apenas un instante en perder toda convicción en su desafiante mirada, subyugado por la verdad. Todo el poder que creía atesorar debido a su posición superior frente a sus empleados se había desvanecido- Si hay troncos lo bastante largos, podemos colocar vigas diagonales, apoyadas en las ventanas y puertas, para aumentar la resistencia. Y formar una barricada en las escaleras.

Casi al instante, los presentes comenzaron a moverse, buscando el material preciso para realizar las tareas que se habían descrito, aunque no faltaron miradas breves y cargadas aún de cierta desconfianza en dirección a Ivar. Irdon y Belona fueron indicando el lugar donde se guardaba la leña aún no cortada y las tablas de repuesto para las constantes reparaciones que el edificio precisaba en aquel hostil entorno. También buscaron herramientas para todos. Mientras tanto, Fein dejó atrás unos instantes a la niña y se acercó al grupo, a nuestros héroes y en aquel instante los suyos, para dedicarles unas breves y concisas palabras privadas.

Somos trabajadores, pero no combatientes.

Aquella escueta advertencia era más que suficiente para hacerse comprender. Mientras el leñador se alejaba de nuevo, dispuesto a ponerse a trabajar, quedó en el aire la evidencia de que, si los muertos acudían y superaban las barreras, pocos serían quienes pudieran ofrecer una defensa digna del lugar.

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04/11/2019, 10:18
* Juglar *

Mientras Dhorne tomaba entre sus brazos el cuerpo sin vida de la mujer que tantas aventuras había compartido a su lado, desde la ya lejana costa de las Junglas de Uskan hasta aquellas montañas, Irdon apareció de la parte trasera de la posada con un par de palas y una linterna de aceite encendida, tendiéndoselas en silencio a Tyron.

Casi al mismo tiempo, Ivar y Luelar abandonaban la posada, desapareciendo en la oscuridad gélida de la montaña nevada. ¿Qué les aguardaba en su exploración? Cada cual podía rezar a sus propios dioses en busca de una respuesta, pero tan sólo el tiempo respondería a tales oraciones.

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04/11/2019, 10:25
Director

Notas de juego

Ivar y Tyron: Recibís +1 Punto de Acción, debido a que una de vuestras complicaciones ha entrado en juego en esta escena.

El personaje recibe un Punto de Acción por cada encuentro en el que una complicación entre en juego. El DJ decide cuándo surge una complicación determinada, aunque el jugador puede ofrecer algunas sugerencias cuando se presenten las oportunidades adecuadas. En todo caso no puede recibirse más de un Punto de Acción por escena debido a complicaciones, ni siquiera si proceden de complicaciones distintas.

Tened en cuenta que los personajes comienzan con una reserva de Puntos de Acción, pero esa reserva no supone el máximo que pueden tener, de modo que si un personaje cuenta aún con todos sus Puntos de Acción y recibe otro, puede sumarlo sin problemas y exceder su puntuación inicial.

Como recordatorio, para ésto sirven los Puntos de Acción:

Daño: Considerar el daño de un ataque recibido como no letal o reducir el daño sufrido a la mitad.

Dotes: Activar Dotes que especifiquen que es necesario gastar un Punto de Acción.

Esencia: Recuperar 3 Puntos de Esencia.

Esquiva: Añadir +5 a la Esquiva durante un asalto o conservar el bonificador de Esquiva cuando lo hayas perdido.

Estabilizar: Estabilizarte a ti o a otro que asistas si está Moribundo. ¡Esto te permitirá salvarle la vida, así que tenlo muy en cuenta!

Fatiga: Cancelar un nivel de fatiga. Esto es compatible con el uso de Esfuerzo extra.

Inspiración: Obtener “inspiración” por parte del Director de Juego.

Recuperación de daño: Realizar una prueba de recuperación de daño inmediatamente como acción de asalto completo (2 asaltos para Incapacitado).

Secuelas: Sobreponerte a una Secuela gastando un Punto de Acción por grado.

Tiradas: Repetir cualquier tirada, quedándote con el mejor resultado.

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04/11/2019, 10:34
* Juglar *

Las sombras se extendían entre brillos propios de tenebrosos cuentos para amedrentar a los niños, en cuanto el fío exterior acogió a aquellos dos humanos. Tanto la marinera Dhorne como el caballero Tyron poseían una similar particularidad, pues a pesar de ser hombres del norte, sus cabellos no eran tan oscuros como era habitual entre su pueblo, sino rubio de una forma más semejante a las tribus bárbaras. No obstante, en la oscuridad y silencio del bosque exterior a la posada, sintiendo cómo el frío y el miedo inundaban sus corazones, poco importaban detalles tan nimios como el color del cabello.

No se alejaron demasiado de la edificación, cuya puerta cerraron sus ocupantes desde dentro mientras se dedicaban a tapiar las ventanas, intentando en vano hacer el mínimo ruido posible. Al menos, no el suficiente para que se oyeran los golpes a mucha distancia. Dhorne cargó el cuerpo de Vennya hasta un lugar adecuado, y Tyron alzó la linterna para tratar de vislumbrar los alrededores, en busca de cualquier tipo de peligro. Quizás ambos jóvenes pudieran conversar unos instantes, mientras se encargaban de ofrecer digna sepultura a aquella mujer, pero habría de ser una conversación breve y en voz baja, pues el peligro acechaba...

Notas de juego

Este parece un buen momento para una tirada de Atención ^^

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04/11/2019, 10:43
* Juglar *

La fría noche acogió nuevamente al veterano explorador y a la elfa oscura, que comenzaron a caminar sobre la nieve en la semi oscuridad. Apenas se filtraba un mínimo de resplandor de los últimos rayos que el astro rey emitía por encima de las altas montañas que proyectaban sus sombras sobre el paraje, un tenue resplandor que se desvanecía por momentos. En apenas unos instantes, la oscuridad sería tal que Ivar no alcanzaría a ver más allá de lo que sus manos alcanzasen. Sin embargo, Luelar estaba más que habituada a esa oscuridad, criada como había sido en el reino subterráneo de su raza, y lograba orientarse a la perfección como el humano haría a plena luz del día.

Notas de juego

Este parece un buen momento para una tirada de Atención ^^

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04/11/2019, 20:18
Dhorne

Cada uno alzó cuando así lo creyó conveniente, más ajena a las historias que cada uno de los presentes de sí mismo tendría para contar, solo esbocé a modo de agradecimiento hacia Ivar un esbozo de sonrisa que, sincero en su sentir, dudaba con vehemencia que volviese alguna vez a proferirse completa. Y es que mantenerse en pie cuando por dentro todo se derrumba es una tarea que hercúlea, agota incluso la fuerza de voluntad, mermando así las ganas, la incluso imperiosa necesidad de seguir un camino que al menos para mi, ya carecía por completo de alicientes. No hay manera de explicar como se siente vivir por aquellos que han sido dejado atrás, por cada rostro que querido, ya solo se guarda entre recuerdos y bajo el anhelo de volverlos a encontrar cuando sea mi momento de zarpar a aquellas eternas aguas en la que todo marinero desea naufragar. 

Más aquí me encuentro una vez más, despojada de los míos, rodeada de quienes desconozco en su mayoría hasta el nombre, obligándome a seguir por aquellos que de mayor o menor medida, dieron su vida para que pudiese seguir por ellos, por mi. - Mi nombre es Dhorne, tripulante del desaparecido Havgudinnen. - Me presento a la elfa haciendo un ligero movimiento de cabeza que bien puede ser tomado como una reverencia que, sin caer en el más mínimo vasallaje, no es más que una mera muestra de educación. Su raza me era completamente indiferente, quien fuese, así como el propio Ivar o el caballero, no era de mi incumbencia y sin ser yo quien los juzgase por actos que no había presenciado, solo me importa lo que veo, lo que escucho y lo que soy por mi misma, capaz de sopesar. Es por ello que ante las palabras de la mujer, asiento con la cabeza, y tras oír lo que el resto de los presentes tienen que decir, desaparezco tras el umbral de la puerta, o lo que para entonces, queda de ella. 

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04/11/2019, 20:29
Dhorne

Mentiría si dijese que no siento el más mínimo temor en estos momentos, ahora que la oscuridad solo es quebrantada por el débil titilar de una llama escueta, ahora que la noche parece eternizarse y el frío, más allá de la piel, parece calar hasta los huesos, helando la sangre cuando lo que está por venir, parece ser sacado de las más impensables pesadillas. Si, temo por mi vida, por lo que pueda quedar de ella y por ello, con el cuerpo sin vida de Vennya entre mis brazos, es que mi mirada pasea por cada rincón de esta recóndita tierra en busca de lo que quiero encontrar, o mejor dicho, de lo que espero no tener que afrontar. Más los dioses jamás han parecido estar a mi favor, y por ello, poca duda tengo de que esta noche será tan larga como jamás he contemplado, y ante la sensación de que un abrupto final puede estar por llegar, es que mi siento mi corazón latir como nunca antes lo ha hecho. - Sé que el tiempo apremia en demasía, más necesito saber si todos los muertos que encontrasteis se volvieron a levantar y...- Digo al desviar hacia sus ojos mi mirada, solo para después, continuar con aquella oración cuya respuesta, no sé si realmente quiero escuchar. - ¿Pudisteis matar a alguno, de manera definitiva? - El temor es patente cuando nada más queda por sentir, pero si de algo estoy segura, es que no deseo ver a mi querida amiga en pie, cuando debiera estar bajo la nieve. 

Más aún así busque razón alguna para desterrar de mis adentros toda sensación de temor, algo en lo que poder distraer mi mente que, tan inquieta como atormentada, bien era capaz de hacerme ver entre las sombras, aquello que no está. Es por eso que las últimas palabras de Luelar hacia Tyron llamaron mi atención de pronto, y es que si bien el caballero había hablado de sus votos, unos que jamás podría entender cuando el de castidad se encontraba entre ellos, no puedo evitar el preguntarme si entre ellos habrá algo mas que el mero compañerismo que nace de la necesidad. - Gracias por acompañarme. - Digo al fin, y tras dejar en el suelo y en vuelta en su capa a mi queridísima amiga, cojo una de las palas que el posadero a dejado para mi, y comienzo a cavar lo que espero, sea la última y eterna morada de Vennya. 

 

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05/11/2019, 09:02
Tyron Stark

Me satisfizo comprobar que la situación terminaba por encauzarme, pese a la vergüenza e incomodidad que aquello añadido por la elfa oscura hizo emerger a mis mejillas y mi pecho. No me creía nadie especial, ni estaba acostumbrado a que nadie me enalteciese en modo alguno. Había conocido a hombres verdaderamente rebosantes de bondad, clérigos al devoto servicio de Korth que dedicaban su vida a los más desfavorecidos, o grandes líderes que dirigían políticas y fuerzas armadas para protegerlos. A su lado, ¿cómo podía sentir el más mínimo orgullo, o considerar que realmente había bondad en mi interior, una bondad que mereciera ser halagada? Yo era un don nadie, un hombre sencillo, que tan sólo trataba de hacer cuanto estaba en su mano.

Aún así, supuso un gran alivio comprobar que todos comenzaban a colaborar, incluso el propio cazarrecompensas, quien se hacía cargo de que no lograría sobrevivir sin la ayuda de todos, ninguno lo haríamos. A pesar de ello, tomé nota de la advertencia del leñador, dejándoselo claro con un asentimiento silencioso. No eran guerreros, tan sólo hombres sencillos. Si las cosas se complicaban, puede que tuvieran que luchar por sus vidas, a la desesperada, pero no cabía esperar gran cosa de ellos. Me pegunté si eso incluía a la mujer de cabellos rubios, fijándome brevemente en el arma que portaba. Una cimitarra no era un arma propia de quienes no conocían el conflicto. Si bien era posible que no fuera una profesional de la guerra, sí que esperaba que al menos fuera una mujer capaz, llegado el momento. El carácter demostrado así parecía darlo a entender.

¿E-eh? ¿Q-qué? -La voz de Luelar, tan siniestra como atractiva, que en ocasiones me recordaba al sisear de una hipnótica serpiente, me sobresaltó cuando, tras advertir que acompañaría a Ivar en su exploración de los alrededores, me hizo una solicitud del todo inesperada. ¿Un lugar a mi lado para dormir? Aquella mujer me desconcertaba, y en ocasiones me daba la impresión de que disfrutaba con ello, pero algo en su mirada me hizo fruncir el ceño. Parecía temerosa. La elfa oscura parecía a veces tan siniestra que podía helar la sangre de un gigante azul, pero en otras ocasiones parecía albergar temor a la gente, como si siempre hubiera vivido aislada y perseguida. ¿Realmente temía que alguno de los presentes tomase represalias contra ella, debido a su condición racial? ¿Y lo que solicitaba para sentirse más segura era... dormir a mi lado?- S-sí, claro, como gustes... -Accedí finalmente, con evidente nerviosismo, antes de tomar las palas que me tendiera Irdon y acudir afuera junto a quien se había presentado como Dhorne.

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05/11/2019, 09:27
Tyron Stark

Tras volver a ponerme el casco, y tomar la linterna en una mano, tuve que unir aquellas palas a mi espada bastarda en la otra mano para poder salir al exterior junto a la mujer de mar, como se había presentado. Tratando de iluminar lo más posible, con la linterna de aceite bien en alto, me di cuenta en seguida de que la luz no alcanzaría demasiado lejos, lo que unido al recuerdo de aquel renqueante caminar de los muertos del campamento maderero hizo que cada sombra que generaba la luz que portaba se volviera más tenebrosa. ¿Temblaba de frío, o de miedo? No sería realista creer que ninguna de ambas causas estaba ausente en mi interior.

Cuando encontramos un lugar adecuado, alcé la linterna y observé con su luz nuestro alrededor, tomando especial atención a los desnudos árboles cercanos. Clavé en el suelo la espada y las palas, y colgué la linterna de la empuñadura de mi bastarda, para que se sostuviera así mientras trabajamos. Dhorne no pudo contener su necesidad de saber más acerca de lo que nos había acontecido, o más concretamente acerca de la naturaleza de la muerte andante que habíamos encontrado. El recuerdo me causaba escalofríos, pero luché por mantener su mirada como pude, rememorando los detalles que habíamos descubierto.

No hallamos allí ni un sólo muerto que no se hubiera alzado ya, si es lo que preguntas. Cuando alcanzamos ese campamento, el lugar parecía desierto, pero cuando quisimos darnos cuenta habían salido de donde permanecían ocultos. -Expliqué, incómodo por lo alto que estábamos hablando, así que decidí bajar la voz- Luelar, la elfa oscura, afirma que para que los muertos se alcen se requiere un patrón que emplee su magia para levantarlos y gobernarlos. Vimos a alguien, o... algo, dirigiéndolos. Una criatura vagamente humana. Creemos que puede tratarse de un espectro, varios en realidad. -Tomé aquellas dos palas del suelo, arrancándolas con un suave tirón, y volví a mirar en derredor nuestro- Pueden ser destruidos, sí, pero... cuesta trabajo. -Confesé con pesar- Son duros. Su carne corroída se resiste al paso de la espada, y tan sólo los golpes más fuertes les afectan. Espero que sepas usar bien eso... -Comenté señalando la cimitarra que pendía de su cinturón- No parecen sentir dolor, ni temor, ni remordimiento. Tan sólo... hambre. -Tragué saliva, mirándome la mano con que sostenía la pala, que parecía temblar ligeramente. Valor, ¿acaso me habías abandonado?- Pero pueden ser destruidos. -Afirmé finalmente, luchando por atesorar toda la decisión de que disponía a esas alturas- Varios cayeron a nuestras manos, antes de huir.

Volví a mirar alrededor, comprobando las sombras del bosque y el camino que nos separaba de la puerta de la posada, mientras Dhorne depositaba el cuerpo sin vida en el suelo. Le tendí entonces una de las palas, para que pudiéramos ponernos a trabajar cuanto antes.

No hace falta que me las des. Es lo menos que podía hacer... -Resté importancia a sus agradecimientos, del todo innecesarios para mí. Era un caballero de Stumlad, orden en la que había ingresado precisamente por el deseo que desde siempre había albergado de proteger a la gente. ¿Cómo iba a dejar que aquella mujer permaneciera sola en aquel paraje, expuesta al peligro?- Dhorne... antes has dicho que eras tripulante de un navío, ¿no es cierto? No pretendo meterme donde no me llaman, pero ¿puedo saber cómo has terminado en estas tierras? No estamos precisamente cerca de la costa...

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05/11/2019, 19:26
Luelar Tyrundlin

Había confiado en que Tyron podría convencer a aquellas gentes de que el peligro que se avecinaba era cierto, estando también convencida de que si alguien era capaz de hacer que quienes se encontraban en la posada colaboraran, era él. Sin embargo, lo que no esperaba era que tanto Ivar como aquella mujer, que se presentó posteriormente como Dhorne; tripulante de no entendí el qué, fueran a ser también tan hábiles con la palabra. Sin duda, hicieron un gran trabajo entre los tres, uno de acuerdo al plan que teníamos para salir todos con vida de aquella.

Incluso el asesino a sueldo se mostró de acuerdo en colaborar, por salvar su propio pellejo, por supuesto; aunque aun así yo no acababa de fiarme de él. Quienes se quedarían en la posada comenzaron a organizarse, con la intención de reforzar el lugar e impedir así el acceso a los muertos vivientes si finalmente alcanzaban el lugar. Todos comenzaban a ayudar cuando uno de los leñadores se acercó a nosotros, dejando aún más claro con la frase que nos dedicó lo importante que era bloquear cualquier acceso a la posada. Mis ojos se desviaron inconscientemente hacia la niña que había dejado el hombre atrás, apartando la mirada pronto con incomodidad.

No eran muchos los combatientes que había en aquel lugar. A parte de mis compañeros y de mi misma, estaban la mujer de cabello claro, quien parecía saber luchar a juzgar por la cimitarra que portaba; y el asesino a sueldo. Dhorne parecía alguien junto a quien poder combatir. Además de la fortaleza y valores demostrados durante aquel discurso, me dio buena espina al dirigirme a ella poco antes de partir. No sólo insistía en tratarme como a una igual, sino que se mostró de acuerdo en que habláramos de aquel arma y en vigilar al asesino. Era pronto para determinar si era de fiar, muy pronto, pero confiaba en que combatiría como el que más llegado el momento. El asesino, sin embargo, veía probable que no estuviera ya en disposición de luchar si llegaban a hacer falta sus mortales habilidades, porque hubiera tratado ya de jugárnosla; o que terminara por salir corriendo de complicarse las cosas. En cualquier caso, éramos demasiado pocos para enfrentarnos a aquella horda de muertos.

Realmente me costaba determinar si era la mala o la buena suerte la que me acechaba, en el supuesto de que esta realmente existiera. Tenía la impresión de adentrarme cada vez más en un callejón sin salida, asumiendo peligros que no creí que tendría que asumir cuando ascendí a la superficie en busca de un claro objetivo. Si los muertos vivientes no acababan con mi vida, bien podría hacerlo cualquiera que se guarecía en aquella posada, o casi cualquiera; pues sabía que Tyron e Ivar no harían algo semejante. El cómo lo sabía, era algo que ni yo misma terminaba de comprender.

Por otra parte, que el caballero tuviera como objetivo dar con la misma persona que yo necesitaba encontrar, me facilitaba mucho las cosas; al menos si jugaba bien mis cartas. De momento, así parecía estar siendo, pero no podía bajar la guardia; y necesitaba consolidar la buena opinión que Tyron e Ivar tenían de mí, sobre todo la del primero.

No sabía cómo interpretar la reacción que el caballero había tenido ante la petición que le hice antes de marcharme. Se mostró sorprendido ante ella, lo cual no era de extrañar, pero también nervioso. Aquello podía ser algo bueno, pero también algo malo. ¿Acaso él también me temía? No me convenía que aquello fuera así, y tampoco me gustaba. Fuera como fuese, aceptó mi petición. En mi mano estaba hacer que dejara de temerme si así era...

Con una pequeña sonrisa, dejé a Tyron cogiendo lo que Irdon le tendía y me aventuré al exterior, alcanzando pronto al viejo. Avanzamos rato en silencio, mientras la noche terminaba de caer, yendo a menos la poca iluminación que aún se filtraba por encima de las montañas.

No dejaba de mirar a un lado y otro, temerosa, en busca de algo que no quería encontrar. Cuanto más lejos estuvieran aquellos muertos vivientes, mejor.

- ¿Ves algo? - terminé preguntándole a Ivar, principalmente por querer distraer mi mente del frío y el miedo, y es que dudaba que hubiera visto algo que yo no.

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05/11/2019, 19:04
Dhorne

Sin perder detalle de cada uno de sus gestos, y de aquellos involuntarios movimientos cuando mi azulada mirada, tan eternizada se encuentra  en los ojos del caballero, incapaz soy de esconder aquel gesto que, delator en emociones, aflora ante la respuesta que sin carecer de verdad, o al menos así quiero creer, sale de sus labios para satisfacer aquellas preguntas que incapaz soy de contener. La curiosidad siempre es peligrosa, más aún cuando las respuestas que se ofrecen son mucho peor a lo que por mera deducción, se podría imaginar, y por ello, sintiendo como el frío aire nocturno quema y lacera la piel como si de mil hojas afiladas se tratase, trago saliva de dificultosa manera, cuando las opciones que quedan, de tener que hacer frente a aquel infierno, muestran un panorama cuanto menos, desolador. 

Abro la boca entonces para preguntar aquello que tan necesario me parecía para entonces, pero prefiriendo silenciar lo que por incluso morboso puede parecer, la cierro para simplemente asentir mientras un suspiro gélido escapa de entre mis labios. - Comprendo… - Digo finalmente mientras que, alejando la mirada del rubio hombre, la poso durante unos segundos en el inerte cuerpo de mi querida amiga, negando con la cabeza ante las ideas que, tan siniestras como posibles, inundan mi mente, haciendo que entre la eterna tristeza que anida en mi corazón, ahora el más latente de los miedos aflore, incrustando sus raíces en lo más profundo de mi ser. - No soy una guerrera, caballero, pero si esta noche mi hora a de llegar, me llevaré a unos cuantos conmigo. - Le aseguro curvando mis labios en una sonrisa que tan tenue como efímera, muestra aquella convicción que solo proviene del más primigenio de los miedos. 

No pensaba mentirle hablando de una maestría con armas de la cual carezco, pero aunque el má primigenio de los miedos parecía dispuesto a campar a sus anchas en mi ser, era justamente aquello, lo que hacía que la valentía, que la seguridad y la convicción hiciesen por fin, acto de presencia. No es valiente quien empuña un arma y frente a enemigo esboza un grito de guerra que pronto será silenciado, sino quien muerto de pavor, es a sus mismos temores a quien hace frente y es justamente en ese lugar, donde queriéndolo o no, me encuentro. Tomo para entonces la pala que me ofrece, y tras volver a lanzar una concienzuda mirada a mi alrededor, me dispongo a cavar cuando su pregunta, una qué lógica es de todo punto de vista, termina por tomarme por sorpresa haciendo que mis actos se detengan y que los recuerdos, golpeen con virulencia este corazón que al parecer, no tiene la más mínima intención de dejar algún día, de sangrar. 

- Hacía ya tiempo que habíamos comenzado con una travesía que si bien sabíamos peligrosa, emprendimos sin más miramientos por la misma necesidad de navegar, fue entonces que en el camino nos topamos con una cruenta tormenta que primero nos hizo encallar tras la rotura del palo mayor, solo para después, ofrecer el fondo del mar como perpetua morada. - Cuento con el dolor que nace cuando ante cada palabra, las imágenes, las emociones de aquel momento que si bien pasado, tan fresco es, surgen de mi interior con virulencia. - Vennya y yo despertamos en una playa lejana, en las costas más al norte de las junglas de Uskan, y tras esperar un tiempo más que considerable por un rescate o algún otro superviviente, nos vimos obligadas a emprender el camino más certero hacia Eras-Har, aunque las cosas no han salido ni por asomo, como pretendíamos.

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05/11/2019, 23:49
Ivar el Cuervo

¡Cuervos! Esto es como volver de nuevo a los viejos tiempos. Hombres rudos con ideales de lo más dispares que amenazan con matarse los unos a los otros, pero en cambio, teniendo que colaborar juntos para alcanzar a ver un nuevo amanecer. No recuerdo haberme sentido tan vivo en años, tan vivo y tan...asustado. Si el frío no nos adormece y nos convierte en sus esclavos, puede que los muertos se den un festín con mis viejos huesos.

¡Maldita sea, viejo estúpido! Deja de pensar esas cosas y simplemente sobrevive como has hecho durante tanto tiempo. Centrate en lo que te rodea...una noche joven y una oscuridad tan densa como el alma de un demonio. Será un milagro si no me caigo en un foso.

¡Oh! La dama elfa se te ha unido, en verdad esperaba que lo hiciese, pero temía que hubiese cambiado de opinión. Así que asiento hacia ella a modo de agradecimiento. ¿Quién me iba a decir a mí que he pasado de temer a una Elfa a desear su compañía? El mundo avanza demasiado rápido para mí, pero no me queda más remedio que adaptarme.

-Me reconforta que te unas a mí en este alocado plan. Espero que alguno de nuestros dioses nos escuchen y protejan.

Durante varios minutos caminamos en silencio, no centro mi atención en la vista. Más bien trato de agudizar el oído para escuchar las pisas sobre la nieve, el crujir de las ramas o en última instancia, percibir el aroma a carne putrefacta en el aire. Un ejército de aquel calibre no puede pasar desapercibido, si logramos captar alguna señal de ellos, podremos saber si aún tenemos o no una oportunidad.

-No por el momento, aunque no sé si eso es bueno o malo. Necesitamos un punto elevado para tener...para que tengas una mejor visibilidad de nuestro entorno. Pero no confíes solo en tus ojos, el oído y el olfato pueden ser también de buena ayuda.

Trato de orientarme y evaluar los alrededores, tratando de encontrar algún punto elevado desde donde podamos tener una mayor perspectiva de los alrededores y aunque no me gusta hablar demasiado, no en aquellas condiciones, decido pronunciarme una última vez.

-Los muertos...¿Pueden ver como los tuyos en la oscuridad o siguen siendo tan torpes como lo eran en vida?

- Tiradas (2)

Notas de juego

Dejo una tirada de supervivencia, por si el master la cree oportuna. La idea es orientarse un poco en medio de toda la oscuridad y tratar de recordar algún punto elevado desde donde poder ver la zona de los alrededores (en caso de que exista algo así).

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06/11/2019, 11:39
* Juglar *

Si alguna de las muchas deidades a las que hombres, elfos, gigantes azules y otros seres conscientes de este mundo rinden culto en Valsorth, atendió las plegarias de Ivar, desde luego no dio muestras de ello. No era el explorador un hombre de fe, más allá de creer que en la naturaleza habitaban espíritus que bien podían recibir oraciones y tributos. Muy lejos quedaban de los caminos que el avezado viajero había recorrido, los cultos de los hombres salvajes a los diversos dioses de la naturaleza, con los que posiblemente pudiera haberse visto identificado en cierto modo. Y ello, a pesar de que las tierras de aquellas gentes, en el fondo no quedaban tan lejos de lo que se había convertido en su morada de los últimos años. ¿Acaso aquellos dioses, a quienes tan sólo humanos encorvados y toscos, poco evolucionados, ofrecían sacrificios, estarían escuchando sus palabras? ¿Sería, por un casual, aquella súbita ráfaga de gélido viento que azotó su rostro tras hablar sobre ello, una sutil respuesta? Este humilde juglar no puede relatar las intenciones de los dioses, así que dejaré eso a la imaginación de cada uno de los presentes.

El humano era ya prácticamente incapaz de ver nada en absoluto. Podría haber encendido una antorcha, pero eso tan sólo le habría desvelado los alrededores más próximos. Sin duda lo habría terminado haciendo, de haber estado sólo, pero acompañado como estaba de la elfa oscura, cuyos peculiares ojos podían atravesar la más absoluta oscuridad igual que un hombre contempla el paisaje a plena luz del día, aquella luz podía llegar incluso a estorbar. Aún así, mediante la vista de Luelar y su propio análisis de los vientos y su conocimiento del terreno, al explorador no le costó encontrar un sendero por el que ascender a una posición algo más elevada, al menos por encima de rocas y promontorios, además de árboles dispersos, que estorbaban a la elfa oscura para otear la lejanía. Desde allí, la sierva de Izz pudo comprobar que no había movimiento sospechoso alguno en al menos un par de kilómetros, que era lo que podía ver con relativa claridad. De hecho, de no ser por el intenso frío y la casi segura posibilidad de que la temperatura siguiera bajando a lo largo de la noche, aquel punto elevado habría sido un lugar seguro donde permanecer, ya que la vista privilegiada de Luelar habría podido detectar cualquier movimiento desde lejos.

Sin embargo, habrían de regresar a la posada más pronto que tarde, con lo que tan sólo podían asegurar que el lugar era seguro por el momento. Un renqueante ejército como el que habían visto en el campamento maderero, o tan siquiera uno de sus miembros, tardaría horas en recorrer aquella distancia que Luelar había visto despejada.

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06/11/2019, 12:00
* Juglar *

Mientras la servidora de la Dama de la Oscuridad se envolvía en su capa como buenamente podía, soportando los inmisericordes elementos mientras oteaba el horizonte con sus ojos adaptados a la Infraoscuridad, el explorador humano le hizo una pregunta que la hizo pensar detenidamente. No quería responder a la ligera, consciente de que conocer los puntos débiles del enemigo siempre suponía una gran ventaja. Sin embargo, tras meditar unos largos instantes, alcanzó una conclusión clara, basándose en cuanto había leído acerca de las creaciones de la nigromancia.

Los muertos no adquirían mayores sentidos de los que habían atesorado en vida. Si bien era perfectamente posible conservar su vista a pesar de perder los ojos, bien por la propia descomposición natural o bien por efecto de daños físicos, lo que nunca obtendrían al ser alzados era una vista superior a la que habían tenido antes de fallecer.

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06/11/2019, 12:08
Tyron Stark

La forma en que Dhorne dio por comprendida mi respuesta, me indujo a pensar que quizás había sido más crudamente honesto de lo que era recomendable, dadas las circunstancias. No necesitábamos abatimiento ni desesperanza. Comprendí entonces por qué los grandes líderes de la orden seleccionaban con tiento la forma de dirigirse a los hombres antes de la batalla, con una sagacidad de la que yo carecía. Porque, en mi infantil ignorancia, me dejaba llevar tan sólo por ilusos ideales. Justicia, verdad, honor, bondad... Eso era lo que me había llevado hasta allí, la fe en valores etéreos a los que los hombres tan sólo podían aspirar, pues su posesión absoluta tan sólo estaba en manos de los dioses.

Negué con la cabeza, clavando la pala en el suelo con fuerza, y puse un pie sobre la plancha de metal, hundiéndola en la nieve y la tierra que albergaba bajo ella. No sólo había sumido a la mujer en la desesperanza, sino que yo mismo veía tambalear mi propia esperanza. Todo en lo que creía se había desmoronado, y la luz al final del sendero se apagaba como lo había hecho el último rayo del sol tras la montaña. Hice palanca con el mango y alcé la pala echando tierra y nieve a un lado.

Entonces la voz de la mujer de mar me detuvo, y no pude sino observarla detenidamente un instante. No se definía como una auténtica guerrera, pero mostraba el coraje y la determinación de uno. Yo mismo le devolví aquella sonrisa, con la que trataba de demostrar su confianza en, como mínimo, prestar batalla a nuestros enemigos, llegado el caso.

Bueno, esperemos que esta noche no sea nuestra hora... -Comenté tratando de mantener la sonrisa unos instantes más, regresando al trabajo con una nueva palada.

Seguí trabajando mientras escuchaba atento el relatar de la mujer, tan sólo deteniéndome al oírla nombrar las costas del norte de las Junglas de Uskan, algo que me hizo erguirme con el ceño fruncido, mirando al infinito como si fuera a lograr orientarme en la oscuridad. Lo cierto es que aquella afirmación me resultó completamente sorprendente, y en mi cabeza trataba de hacerme una composición geográfica de la ruta que debían haber seguido aquellas dos mujeres, después de haber sufrido tal naufragio.

Es... un largo camino, el que habéis recorrido hasta aquí. -Constaté- Y duro también, supongo. Tengo entendido que las Junglas de Uskan no son un territorio agradable, precisamente. Habréis pasado por mucho. -Y al decir aquello, me di cuenta de hasta qué punto debía de ser doloroso para ella tener que enterrar a aquella mujer. ¿Cuántos peligros habrían afrontado juntas? ¿Cuantas penurias y necesidades?

De repente, creí oír un ligero chasquido en la espesura, a mi izquierda. Solté la pala inmediatamente, apresurándome a tomar la linterna con la mano izquierda, mientras con la diestra arrancaba mi bastarda del seno de la tierra, sosteniéndola a un lado, en alto. Traté de iluminar la zona por la que había oído aquel sonido, con el corazón totalmente acelerado y avanzando un paso para situarme ligeramente por delante de la mujer. En mi interior, elevaba ya una muda plegaria a Korth, implorando que no fuera aquello que tanto temía.

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06/11/2019, 12:34
* Juglar *

¿Qué había sido lo que tanto había alterado al caballero? Bueno, en efecto algo había causado un ruido en la espesura, entre los árboles. El crujir de una ramita, sin duda. Sin embargo, cuando el caballero alzó la linterna, no vio nada en absoluto, más allá de árboles y nieve. No fue así para nuestra avezada marinera, cuyos ojos alcanzaron a vislumbrar algo desapareciendo tras un viejo tronco caído. Apenas fue un visto y no visto, pero suficiente para aplacar los nervios que la reacción de Tyron pudiera haberle causado. Se trataba de una espesa cola de fino y cobrizo pelaje, a buen seguro de un pequeño zorro.

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06/11/2019, 21:14
Dhorne

Siendo sutil la sonrisa que entre mis labios se encuentra, está tomó un cariz donde en parte, la serenidad parecía emerger con timidez entre todo lo que, con virulencia, hace latir mi corazón, y es que las palabras del caballero, certeras en su intención y en su deseo, en parte, infunden lo necesario como para que las horas venideras, no se conviertan en el agónico esperar de un indeseado final que en un momento u otro, a todos nos a de alcanzar. - Perdonad mi pregunta si os parece irrespetuosa pero, ¿Teméis a la muerte? - Le pregunto con aquella curiosidad que carente por completo de maldad, se esboza ante la necesidad de saber, de conocer a quien, por los avatares del siniestro destino, pudiese convertirse en mi hermano de armas. Más mientras espero su respuesta, una que no sé si está o no por llegar, comienzo la labor de cavar entre la nieve y la tierra congelada, con una fuerza que nace, como todo para entonces, del más férreo dolor y del miedo más latente. 

Conté mi historia temprana entonces, sin que los detalles más escabrosos saliesen de entre mis labios, y aunque noto como el rictus de Tyron cambia, incluso como desvía la vista hacia un horizonte que en la oscuridad, nada tiene que mostrar, sigo cavando mientras que un gélido suspiro escapa de mis labios ante el recuerdo y todo lo que este, despierta en mi interior. No existe camino sencillo de recorrer cuando la fortuna se desvanece entre los dedos. Más era el menos peligroso y el más directo o al menos así, se suponía que debía ser en comparación con los demás. - Reconozco y es en aquel instante, que una dolorosa punzada atraviesa mi pecho ante una verdad que hasta ahora, había ignorado por completo. Idea mía había sido el recorrer el camino que nos había traído hasta aquí, el que a Vennya, le había costado la vida. ¿Cómo no culparme por ello? ¿Como no sentir mis manos ya marchitas por el frío y la sal de altamar, correr la sangre de mi tan preciada amiga? Imposible es aunque quiera convencerme de lo contrario, más silente en estos pensamientos que devoran mi alma con crueldad, a golpe de pala sigo cavando con la prontitud que mis huesos me permiten, que la fuerza que más temprano que tarde me abandonará, aun soy capaz de conservar. 

- ¿Cómo habéis llegado hasta aquí ? - Pregunto entonces, segundos antes de que un ligero sonido, ponga no solo mis sentidos en guardia, sino que también las del caballero que, presto en su labor, poco tarda en sacar su arma y alumbrar con la linterna aquello que a simple vista, invisible parece. Sorprendida al ver cómo se pone delante de mi, siendo aquello algo que ni bueno ni malo, simplemente me resulta completamente nuevo, entrecierro los ojos para intentar ver más allá de lo que mis ojos desean observar, y cuando cuenta me doy de qué nos ha tanto sobresaltado, poso con suavidad mi mano sobre el hombro del Caballero, mientras que una aliviada sonrisa, aflora entre mis labios. - No a sido más que un pequeño zorro que pasea por el bosque...Pequeño bribón... - Le digo de serena manera, tan calma como posible me es a fin de intentar infundir en él, una sensación que si bien no erradicará el temor y la ansiedad, al menos consiga calmarle aunque sea de efímera manera. 

- Si me lo permitís, comprendo que la luz siempre ofrece una sensación de seguridad cuando la oscuridad se torna completa, más también impide ver lo que más allá de ella se encuentra. Si os acostumbráis a la oscuridad... No habrá nada que no podáis entonces contemplar. - Le digo al quitar de su hombro mi mano con suavidad, y es que si bien aquello bien sabido es por quienes vivimos entre la perpetua oscuridad de la mar, no suele ser algo que cualquier hombre tenga por conocimiento, no si las noches siempre han sido iluminadas, no si el bullicio siempre a sido tu fiel compañera.