- ¡ESTO DEBERIA ARRANCAR AHORA MISMO! ¡VAMOS!
Motivo: luck
Tirada: 1d100
Resultado: 40(+70)=110
40, acierto
Carlos, trata de arrnacarlo!!!
El automóvil responde bien a la maniobra de Ervin y pronto dejáis atrás a las criaturas. Llegáis a Lúxor poco después y os encontráis con callejuelas inundadas y puertas cerradas a cal y canto, ni un alma en la calle.
Llegados a este estresante punto, asediados por criaturas imposibles, bajo una lluvia que amenaza con desbordar el Nilo y las calles desiertas de Lúxor... la pregunta obvia es, ¿qué hacéis ahora?. Posibles caminos a tomar: sabéis que Madam Carlisle ha ido al Valle de los Ídolos, en donde se encuentra el objeto de estudio del tristemente fallecido profesor Bollacher; también podéis optar por hacer de tripas corazón y abandonar el lugar por la carretera del norte hasta la ciudad más próxima para tratar de volver a América; otra opción podría ser buscar algún refugio en la propia Lúxor, alguna caseta con pinta de bar o incluso volver al Instituto Chicago.
Vosotros decidís.
Ese puntito de Cordura no hace mella en una mente fuerte como la de Mardigan.
Ervin logró poner en marcha el automóvil ahora solo faltaba que decidiéramos a donde ir. Por mi parte tenía sentimientos encontrados, irnos, abandonar este horrible lugar que nos había tratado tan mal era uno de ellos pero mi deseo de quedarme a investigar la causa de estos males primaba.
-Es usted un gran conductor señor Price, ¿pero sabe a dónde ir?. ¿Qué hacemos Profesor? ¿Sabe usted donde está el Valle de los Ídolos del que hablaba la señora? y, por el amor de Dios, ¿alguien sabe qué demonios son esas criaturas?. Creo que deberíamos pedirle explicaciones a esa señora, algo me dice que ella está detrás de la muerte del señor Bollacher.
Ervin intento sosegarse, no forzando el coche.
- Creo que Madam Carlisle nos debe algunas respuestas. Deberíamos ir al Valle de los Idolos.
Suspiré de alivio cuando Ervin logró mantener la calma y controlar el vehículo. Lo habían logrado, al menos en parte. Ahora tocaba lo más peliagudo: decidir qué hacer y dónde ir.
—Sinceramente, August, el interés me puede. Me gustaría descubrir qué diablos está pasando pero... no sé. No quiero exponeros a más peligro. Quizá lo más correcto sería avisar a las autoridades competentes y volver cuanto antes a América.
¿Qué podemos hacer nosotros cuatro contra todo esto? Aunque he de admitir que si ellos no estuviesen, no dudaría en tomar cartas en el asunto. Pero ellos son el futuro, dos jóvenes con carreras muy prometedoras. Jamás me lo perdonaría si sucediese algo.
Lo siento, mi personaje es el profesor responsable y paternal, así que me toca hacer de aguafiestas.
Cualquier opción es buena y válida chicos. Y no os limitéis a mis opciones, solo he comentado los caminos más obvios :)
Con un aire de confianza desmedida, Ervin sonrie.
- Nosotros podemos ser peligrosos tambien profesor. Y no sabemos que ha sido de Rose. Le debemos buscarla a Aaron y ... a ella.
—Mmmm— murmuré pensativo —. Vaya, en eso estoy de acuerdo, señor Price, pero sigo insistiendo en que Kramer y Mardigan deberían mantenerse al margen. Esto ya va más allá de cualquier estudio o trabajo de campo, y no permitiré que sufran daño alguno por mi culpa. Diríjase a la embajada norteamericana; creo que lo más sensato es que los dejemos allí.
No podía tolerar la idea del profesor, estaba intrigado con lo que habíamos visto y separarnos me parecía una idea horrible.
-Lo siento profesor pero me niego a que me dejen de lado, quiero saber a donde lleva esto. No se preocupe por mi herida, me encuentro perfectamente. ¿Acaso no ha visto lo que yo? somos estudiosos, arqueólogos, buscamos respuestas y está claro que aquí hay muchas preguntas. No, no me quedaré en la embajada, seguiré a su lado.- Dije con rotundidad.
Ervin sonrió.
- ¡Así se habla! ¡Bien dicho maldita sea!
Carraspeé, visiblemente molesto por los ánimos del periodista. Sin embargo, no podía negar que las palabras de Mardigan me habían conmovido. En parte los comprendía, yo también había sido joven y tampoco le gustaría que lo apartasen de esa forma.
—Mmmm— dijo, tras reflexionarlo unos segundos —. Está bien, lo entiendo. Pero si vuestras vidas corren peligro, quiero que corráis como alma que lleva el diablo, sin importaros lo que me pase, ¿entendido?
No pude evitar sonreir ante los ánimos de Ervin y la respuesta del profesor y contesté.
-Profesor, creo que pusimos nuestras vidas en peligro desde el mismo momento en que pusimos el pié en esta tierra maldita dejada de la mano de Dios. Ahora ya es tarde, busquemos respuestas, vayamos al valle de los ídolos. Aunque antes sería buena idea tratar de buscar algún tipo de protección, armas o lo que sea, desconozco donde podemos conseguirlas, en la Casa Chicago había aunque no estoy serguro de si será buena idea volver allí.
—Aquí hay algo de munición. Yo estoy algo entrenado en este tipo de armas y esta está cargada— digo, enseñando el fusil que encontré en el suelo del coche.
¿Hay mucha distancia entre la Casa Chicago y el Valle de los Ídolos?
Ervin frunció el ceño.
- Siempre podemos intentar como dice recuperar algo de artillería pesada de Casa Chicago. El riesgo merece la pena.
El profesor tenía razón y lo supisteis en el mismo momento en que vuestro barco de vuelta a casa zarpó de Egipto rumbo al Océano Atlántico.
Sin duda fue la decisión más acertada, especialmente teniendo en cuenta los acontecimientos que sucederían... y de los cuales os enterasteis al arribar a América.
El final está en el epílogo.