Partida Rol por web

El adversario del enano recibe el hachazo sorprendido y nada puede hacer para que el arma le destroce, el golpe había sido tremendo Mazogordo era un luchador nato y se le notaba en la cara de satisfacción en cada uno de los ataques que realizaba, cuando oyó el crujir de algunos huesos de su víctima ya sabía  que caería muerto, así que aprovechando la inercia de la caída de este ejecuto un movimiento hábil con un giro para atacar al otro tipo que aún quedaba en pie, el enano estaba en su salsa y no había cosa que igualara la satisfacción que le producía estas situaciones.

Hizo el giro levantando de nuevo el hacha dispuesto a descargar otro brutal ataque, aunque la fuerza de este no era la misma ejercida anteriormente, echo que hizo que el mercenario pudiera detener el golpe sin muchas complicaciones, aunque el enano no estaba preocupado enseguida tendría la oportunidad de sobrepasar la defensa y destrozarle algunas partes del cuerpo.

Uno de los mercenarios intenta darle una estocada al mediano pero no lo cosigue.

Otro de los mercenario vuelve a lanzar un virote certero al hombro de la cleriga, a la cual le produce un herida bastante profunda.

El ultimo de estos lanza un mandoble al brazo derecho del enano provocandole un gran corte en él.

El mago se acerca al grupo y tras unas palabras magicas empieza a emerger llamas de su mano formando un cono, con las cuales hiere a tres de los heroes, excepto al picaro Moses que logra esquivarlo con asombrosa destreza.

Craso error el del mago de venir c/c contra mí xD

Podrías haber tirado el daño he indicar directamente que quien pase la Ts recibe solo la mitad :p

Va va, que se pone "calentita" la cosa :D

El monje lanza un derechazo sin acierto pero su patada es certera en los dientes de su adversario haciendole escupir estos como cascaras de pipas y el hueso de la nariz se introduce en el cerebro provocando la muerte del desgraciado mercenario. - Descansa en paz hermano - dice este al ver caer el cuerpo sin vida del mercenario.

El fuego y virotes no paran de dirgirse a mi, hiriéndome sin parar, casi sin otorgarme tiempo a que vuelva a suplicar la ayuda divina para intentar sanar algo de la cantidad de ataques que voy sufriendo.

Moses, visto que no había enemigos en las cercanías, prefirió disparar sobre el arquero del tejado, al menos, si no lo mataba, le haría recapacitar sobre su malvada actitud. Era mejor que se fuera por donde había venido.

El disparo del mediano fue certero, preciso, e inutil, un simple rasguño en la pierna.

Maldición.

Magos, odiaba los magos, aunque sí es verdad que en Lormyr los hay

Tan valientes y temerarios como este mismo, quien se colocó justo delante mío y osó lanzarme una llamarada que audazmente esquivé, magos lanzadores de fuego y muerte, encantadores que doman a las bestias como si de corderillos se trataran.

Abyl sabía lo que era la magia, en Lormyr, habia visto auténtica magia, y definitivamente, lo que Mineas hacia, no era magia, pero este sí, y probaría la fuerza del espadón contra su habilidad, no estaba segura de poder ganar, en cualquier momento sabia que podia perder la conciencia, sabia que podia caer en sus manos y ser por siempre su esclava.

Dejar de poder pensar por mí misma y caer en sus deseos durante toda la eternidad, de un extremo a otro iban los efectos de la magia.

Al esquivar la llamarada lanzo un bestial golpe vertical, y el hábil hechicero se echa a un lado esquivandome por los pelos, espalda contra la pared, me observa asustado, levanto el espadon y volteo sobre mí misma, los pelos de la barba de un enano cercano vuelan ante mi enlentecida e inconsciente vista, y el filo de mi espada golpea esta vez en el mago.

Él no parece cambiar su rostro, y mi espadón está clavado casi por completo en la casa contra la que estaba apoyado, su torso se echa hacia adelante, cayendo en un golpe sordo y polvoriento entre la mugre de la calle y los sucios harapos que vestía, sus piernas se desploman, y dentro de la casa se escucha un murmullo creciente al percibir sus habitantes que la reyerta pueda atravesar la pared.

Abyl cesa en su agitada respiración... no era el enemigo que imaginaba

Con los ojos aún inyectados en sangre coloca el espadón apoyado contra el cuello de su segmentado enemigo y brama

Ordena a tus hombres que tiren las armas y rendíos, no teneis nada que hacer

Aún hacen falta unos segundos para que Abyl se tranquilice y de cuenta que el duelo ha terminado, que las tripas de su enemigo se esparcen desde un cuerpo totalmente partido en dos, que el infeliz hechicero ha tenido la mala suerte de ir a parar con Abyl, princesa de Lormyr, Lider de los TronchaMucho y Capitana del Venganza.... aunque hubiera querido interrogarlo.... alrededor... solo quedan 2 en pie.... Upss

El enano estaba frente a frente ante otro adversario el cual le estaba poniendo las cosas difíciles, para colmo siente de repente un ardiente dolor por la espalda, girando la cabeza no puede mas que maldecir por ese y esperar que alguno de sus compañeros acabe con esa molestia. Como si lo hubiera oído la siempre eficiente Abyl lanza un tremendo ataque a este el cual no puede más que desear no haber estado allí en ese momento. Por un momento incluso el  enano sintió lástima por la muerte tan cruel que había recibido. No obstante delante tenía a un adversario que le había conseguido golpear en una ocasión  debía deshacerse de él, cuanto antes.

Con un movimiento ágil y poderoso supera la defensa del mercenario para golpearle justo debajo de las costillas, haciendo un surco donde empezó a manar sangre, eso debía de haberle dolido, una sonrisa recorrió el rostro del enano al ver la cara de sufrimiento de su enemigo que caía poco a poco al suelo agónico y dejando un gran charco de sangre a su alrededor.

- Otro menos, serán burrros estos... Mira que atacar a uno de mi raza... Ha sido pan comido, verdad compañeros.

Lo has matado puedes edita el post y ponlo como mejor quieras  xDDD

El último de los mercenarios de nuevo un virote contra la clerigo, pero el anterior virotazo recibido del picaro hace que falle, al ver que todos sus compañeros estan muertos, este huye por los tejados de las casas.

Están todos bien? - dice el enano sobándose sus heridas - No creo que alcancemos a ese cobarde, pero tal vez siga vivo el grandote - continua acercándose a Rittoro a revisar su pulso.