Partida Rol por web

El mercenario que esta postrado en lo alto de una de las casa laza un certero y mortal virote con su ballesta a la cleriga, la cual no puede hacer nada para esquivarlo, el virote perfora el pulmon derecho de esta, entrando y saliendo como si de gelatina se tratase, la cleriga queda mortalmente herida y la sangre sale a modo cascada de su pecho y espalda.

Uno de los mercenarios intenta atacar a Abyl pero este no llega a impactar sobre ella, en cambio otro de ellos acierta un espadazo al hombro de Jenkins produciendole una herida en este. El ultimo de los mercenarios intenta golpear a Rurik pero todavia resentido por el dolor del virote de Moses, erra en su ataque.

Belko empieza conjurar unas palabras mágicas solo entendibles por el, junta las llevas de sus dedos de ambas manos formando una bola, y pronuncia las palabras. - Terror Funestus!!! -

Con la gracia otorgada por sus años en el monasterio, que no por su raza, Rurik cogió carrerilla y se avalanzó sobre su enemigo. Lejos de obtener éxito, sus ataques pasaron muy lejos de su rival.

Tirada: 1d20(+1)
Motivo: Rafaga de golpes 1er
Resultado: 7(+1)=8

Tirada: 1d20(+1)
Motivo: Rafaga de golpes 2o
Resultado: 3(+1)=4

Tengo la sensación de ver todo a camara lenta cuando el los pocos segundos del vuelo del virtoe se transforman en minutos a mis ojos hasta que el trozo de madera llega hasta a mi y atraviesa mi armadura como si ni siquiera la portara. Siento la punzada de dolor atravesar mi pecho y salir por detras marcando con sangre su trayectoria. Mis piernas flaquean cuando por fín consigo reaccionar, el aire penetra y mana por la herida haciendo que la sangre burbugee como si estuviera hirviendo.
Apreto el símbolo de Pelor intentando que el dios atienda mi suplica y me permita seguir en pie. Mi voz es apenas un susurro cuando sale de mis labios junto con toda la fuerza que soy capaz de reunir.

- Por favor, sana ésta herida

La calided que me recorre intentando apagar las punzadas de dolor me asegura que el dios ha aceptado mi petición e intenta cauterizar la herida mediante su voluntad. El alivio que siento por ello no puede medirse con palabras, mientras que la escased de tiempo y fuerzas sólo me permiten alzar un pequeño.

Gracias.

Jejejeje no hubiera perdonado a este personaje si hubiera huido ^^

Ooooooopssssss

Eso fue lo que escapó de los labios de Moses cuando apuntando al que peleaba contra Rurik, le sobrevino un ataque de tos, y sin querer, pulsó el gatillo de la ballesta, ensartando al enano por la espalda. Rapidamente se puso a recargar, y para disimular se ponía a gritar.

CABRONES!! PAGAREIS POR LO QUE LE HABEIS HECHO A MI AMIGO!!

Rittoro se resiente ante el ataque del enano. - Ahhhh!!! Maldito enano inmundo te voy a destrozarrrrr!!!! - grita este mientras intenta golpear con su hacha al Enano, pero su herida le ha hecho mella y no consigue darle por muy poco.

Siento un susurro, un eco en el viento que ulula alrededor nuestro, las voces y amenazas quedan silenciadas por un aliento que se escurre y resulta tangible para mis oidos, visible para mi alma, girando la vista, veo al mago encapuchado, estirando su mano y apretando el aire frente a él, algo oprime mi pecho, algo me causa dolor, angustia, temor.

Mi respiración se agita, una lágrima asoma por mis ojos y se ensancha para resbalar por una mejilla, yo no podía estar llorando, definitivamente, era magia, sonrío, una sonrisa forzosa que nadie a mi alrededor puede percibir, pues por fin me las veo con un mago. Había muchos y muy peligrosos enemigos en todo el mundo, y una buena Lormyriana debía poder hacer frente a todos, un mago, era un adversario digno para mí.

Mi sangre se enciende a la vez que mis lágrimas siguen a la primera, que el dolor del pecho, esa angustia, crece enervando mi furia que queda desatada al rugido baboso e incomprensible de : MGGH SSSSSS MM  (mago eres mío)

 Avanzo hacia el mago pero noto que alguien no desea dejarme ir - ¡¡Me cago en tu calavera!!

Alzo el espadón y de un golpe sin sentido, hambriento, sediento, sangriento, un crujido seco emitido de la cabeza del mercenario quien cae a plomo cayendo de lado contra la pared, avanzo hacia el mago, la vista fija en él, en mi presa, en mi objetivo, y un nuevo mercenario de los escudos amarillos me estorba el paso - SAL DE AQUIII

El enano está  entusiasmado con su nueva arma y comprobar que le podrá dar un buen uso de ella, sabe que ha echo daño al principal enemigo y ha podido esquivar su golpe, aunque sabe también que debe tener cuidado, con una sonrisa en la cara al estar en el fragor de la batalla, cosa que no le entusiasma más levanta de nuevo su arma para descargarla con rabia a su adversario.