Partida Rol por web

El rojo se hizo aún más intenso. A vosotros llega una voz femenina que Renier oye lejos pero Annia junto a su rostro. -...¿Hueles esto Loba?... - sin duda, las fosas nasales de Annia (de su cuerpo) captaron el olor de la sangre, era un olor penetrante, poderoso, era el olor de su estirpe, de otra Gangrel que estaba allí para ayudar, para despertarla.

Como un faro, ambas mentes sentían la luz (roja) al final de un corredor onírico.

- Levántate Loba y vuelve a la vida.... Sigue la llamada de tu manada, regresa a mi... Lucha a mi lado, eres de mi sangre... - la sangre gotea en la boca de la Gangrel y el impacto mental sacude vuestras conciencias de tal forma que es suficiente para despertaros a ambos.

Ambos estáis en dos cajas de piedra separadas por un par de metros. Han retirado la losa sobre el cuerpo en letargo de Annia pero no la que hay sobre el cuerpo del Tremere. Renier sigue en su tumba. Sin embargo, os han dejado diez cuerpos mortales dispuestos a vuestro alrededor con pequeños cortes sangrantes... Una visión demasiado exquisita para resistirse incluso para Renier pues, con su conciencia despierta y el olor de la sangre fresca filtrándose por el ataúd...

La sangre en vuestros organismos es mínima y el olor que impera en la estancia os nubla el sentido. Todo se torna con un velo rojo y perdéis el control...

Despertáis de nuevo. Esta vez en el mundo real. Lo hacéis en una sala oscura. El nivel del agua (que ahora se torna roja) os llega por encima de las rodillas. Hay dos cajas de pesada piedra en el centro, una de ellas (la de Renier) está rota. Restos flotantes de cuerpos sin vida rodeados de ropajes hechos jirones se esparcen por aquel lugar. Nunca habíais visto una imagen tan feroz y brutal.

Estáis saciados¹. Sin embargo, cuando os incorporáis notáis vuestros miembros pesados y vuestra mente está nublada. Paladeáis un regusto extraño en la sangre y sabor narcótico que os afecta y os nubla los sentidos.

En uno de los extremos de la estancia, una puerta rechina al ser empujada desde el lado opuesto. En el umbral aparecen dos figuras que ven con asombro la escena. El agua, antes gris, ahora posee un tono rojo apagado pero intenso. Una de las tumbas está partida. Hay salpicaduras en la roca, paredes y techo. Los restos de cuerpos (y partes de éstos) flotan formando una capa nauseabunda en la superficie del agua estancada.

Desde la puerta, son un hombre y una mujer. En el interior se alzan también un hombre y una mujer, ella es la Gangrel que los intrusos intentaban (y consiguieron) despertar.

La antigua que recién ha salido del letargo va prácticamente desnuda salvo. Las ropas que llevaba puestas en el ataúd y que han soportado el paso de los años terminaron por deshacerse. Por el contrario, el antiguo lleva sobre sí una gruesa capa con capucha. Ambos están completamente manchados de sangre.

Desde el umbral, observan una mujer de cabello oscuro vestida con ropa interior negra de filigrana (o encaje) cuidadosamente trenzado. Unas prendas escandalosamente ceñidas y diminutas. Él, por el contrario, viste de traje pero con variaciones que seguramente será la moda en esta época. Además, lleva la cara, el cuello y seguramente gran parte del cuerpo cubiertos con tatuajes.

Observo con los ojos muy abiertos y el corazón encogido en el pecho. Se me escapa un suspiro -No me gustaría estar en el pellejo de quien tenga que limpiar esto- bromeo en inglés. Segundos después me dirijo a Gaia en el mismo idioma -Hemos tenido un éxito... doble... espero- miro a los recién despertados. No sé qué idioma hablan por lo que hago una reverencia a modo de saludo y de respeto ya que desconozco también su edad. Acto seguido me toco el pecho -Khafra- y señalo a mi acompañante -Gaia- pronuncio nuestros nombres y aguardo a ver cómo se desarrollan los hechos, ocultando que, en realidad, el temor me insta a estar preparado para empujar a Gaia al interior, cerrar la puerta y salir corriendo.

Gaia no se inmutaba detrás de la puerta. Gritos, chillidos, muerte, olía a sangre, una orgía carmesí que regaría el suelo de la estancia. La hembra no pensaba en ello, aquel líquido estaba adulterado con drogas y porquerías, y lo peor, era humana. No sentía necesidad de alimentarse, no aún y menos en aquel lugar. Loba debía despertarse.

La hembra mira a Loba y le sonríe, era de su estirpe, pero actúa de manera cuidadosa, no se precipita acercándose. Observa su desnudez, parecía que eso iba a ser algo común entre ambas gangrels, pues ella tampoco llevaba nada más que la ropa interior de encaje, una prenda que lucía sin pudor, le daba igual mostrar su cuerpo pues era práctica, su vestido sirvió para algo, canjear un trato. Quizás lo más llamativo de Gaia era la herida marcada y fea que lucía en su abdomen, pero no se lamentaba, apenas reparaba en ella a pesar de su molestia.

Se fijó entonces en el antiguo, lucía una gruesa capa muy desmejorada por el paso del tiempo. Ambos estaban bañados en sangre y parecían tranquilos, aunque la hembra sabía por experiencia que las apariencias engañaban.

- Soy de tu sangre... - le dijo Gaia a Loba, acercándose a ella despacio, con cuidado, sin hacer movimientos bruscos, mostrando las manos desarmadas, sus movimientos felinos, elegantes, su mirada atenta, segura, era una cazadora, se veía a la legua -... Loba, hermana de Roja, la sire de mi sire, Raider..., bienvenida de nuevo a la vida..., mi sangre te ha hecho volver... - le dice mientras mira al varón -... os ha hecho volver... - se corrige al instante, incluyéndole, algo le debían por ello, pero la hembra no exigía, hubiera ayudado a su estirpe siempre que pudiese, así le enseñó su Sire, solo la sangre importaba.

- Me debes la explicación Khafra de porqué querías levantarla, yo ya digo mis motivos, ella es de mi estirpe y debe vivir... - levanta el mentón orgullosa, mirando al hombre de la capa -...y supongo que tú fuiste importante para ella para acabar descansando a su lado, y despertar cuando ella lo hiciera.... - parecía digno de una historia de amor, o puede que fuera su guardián, en cualquier caso tarde o temprano lo sabría -... Mi nombre es Gaia Lyons, chiquilla de Raider, chiquillo de Roja, chiquilla de Saiasi el Domador..., como tú Loba... Necesitamos encontrarte ropa, es una suerte que mi coterie esté cerca, hay alguien que seguro puede solucionar rápido ese problema... Khafra, ¿han bajado ya mis acompañantes?....

Gaia no era irreverente, pero tampoco servil y en aquel momento intentaba ser lo más práctica posible. Hablaba en inglés y no se molestaba en reverencias, pero si de algo estaban seguros los antiguos es que se alegraba de ver a Loba de pie y por sus palabras, parecía que de alguna manera la quisiera en su manada.

En realidad no sabía que había pasado, pero los restos de cuerpos declaraban que el sueño no había acabado bien para muchos. El panorama no era uno que Ania habría aprobado, pero del cual no podía quedarse, aunque sí era molesto sentir el efecto de lo que siempre había evitado de forma ferviente, las drogas jamás eran una opción.

Sin demasiada demora junto a su recuperación de la coherencia se presentaron dos personas, y tal vez por el efecto narcótico, le pareció demasiada información que llegaba demasiado rápido. A la vez carecía de muchos datos, pero por lo menos, está vez todo parecía real.

El muchacho era muy raro, tanto color en su piel, ¿Sería un bandido? Le resultaba raro que se mostrara educado, sin duda alguien tan tatuado no puede ser trigo limpio, posiblemente se habría mantenido alerta, si no fuera por el olor de aquella muchacha,... una niña del niño de su hermana, vaya... Qué rápido abrazan algunos, pensó un instante que aquello transformaba a aquella muchacha en una especie de nieta/sobrina... [I]- mierda, ¿que tan mayor soy? -[/b] abuela, no era algo a lo que llegarán todos los mortales, la mortalidad era así, pero ella vivía para serlo.

- Ania - dijo poniendo su mano sobre el pecho, su blanca piel ahora tintada de rojo no parecía ocultar vergüenza alguna, más era como si la desnudez no significará nada para ella. Como portera de tabernas y prostíbulos no era algo que le resultara tan extraño. Aunque sí suspiró llevando su zurda al hombro derecho, ¿Cuánto tiempo había pasado? El tatuaje que le había dado entrada a trabajar como guardiana a las puertas de todo tipo de locales ¿Aún sería efectivo? Ver a aquel trajeado tipo se lo hacía dudar. Un tatuaje siempre había servido o bien para marcar a ciertos grupos o bien para declarar tu peligrosidad, el tiempo cambia los buenos hábitos, y no era algo que agradará del todo a la conservadora muchacha.

- agradezco que me hayáis despertado,... Y no se qué esperáis de mí, pero te debo un buen puñetazo pequeña, ¿Osas darme sangre sucia y llena de lo que me he prometido no tomar nunca? Aún me noto un poco mareada, pero si no fueras parte de la manada de mi hermana ya te habría golpeado un par de veces...

Las drogas eran un gran tabú para Ania, demasiadas consecuencias de drogas y alcohol había visto como para someterse no tomarlas nunca, por lo que aquel banquete era de agradecer y a la vez un insulto.

Nuestras mentes se hacen una, y conseguimos librarnos de la prisión de nuestro Anfitrión. La sangre gotea en la boca de la Gangrel y el impacto mental sacude nuestras conciencias de tal forma que es suficiente para despertarnos a ambos.

Pronto toma el control la bestia, famélica, devora sin control ni precauciones aquello que primero encuentra, cuerpos de humanos frescos y embriagados de narcóticos.

Tras el umbral de la puerta se encuentran dos  figuras, pertenecientes a un hombre y una mujer. A él, su miedo le impide entrar en la estancia, ella en cambio, comienza a adentrase de forma cauta.

Mientras se acerca, noto mi cuerpo pesado y torpe, la mente algo embotada. La droga comienza a hacer efecto, es una trampa, me pongo en guardia aunque no hago ningún movimiento que me delate, mantengo una actitud y compostura relajada, vulnerable, pero en realidad estoy alerta, tanto como me lo permitan los narcóticos.

La chica semidesnuda, comienza a hablar en anglosajón, aunque una versión más moderna de éste. Se dirige a Ania, y relata su árbol genealógico abiertamente frente a otros vástagos, delatándose asi misma y a los suyos. – Lamentable, aunque es propio de su clan dejar que sus chiquillos aprendan a base de errores, asi les va…-

mi sangre te ha hecho volver... - le dice mientras mira al varón -... os ha hecho volver... 

-Ahora se atribuye méritos que no le corresponden, propio de los neonatos pretenciosos e ignorantes,… deplorable –

- Me debes la explicación Khafra de porqué querías levantarla, yo ya digo mis motivos, ella es de mi estirpe y debe vivir... 

Observo al hombre al que se dirige la chica, Khafra, parece un Seguidor de Set. ¿Porque colabora junto a una Gangrel?, trama algo, sin duda. Detecto a otros vástagos más alejados, pero no logro distinguirlos debido a los efectos de las drogas, -Maldición, tardaré un dia en purificar la sangre del cuerpo con otra sangre-

...y supongo que tú fuiste importante para ella para acabar descansando a su lado, y despertar cuando ella lo hiciera....

Enarco una ceja, -No podría importarme menos su no vida, puede dar gracias de haberme resultado útil en el pasado, de lo contrario ahora sería una Gárgola-

-Al fin se calla, si he aguantado hasta ahora sus sandeces ha sido por las drogas, incluso hacerlo me ha parecido gracioso. Pongamos fin a esto.-

-¡Necia! ¿Cómo te atreves a drogarnos? Si querías despertarnos haberte rebanado el gaznate y nos hubieras librado de tu estupidez. Ya que has declarado abiertamente tu estirpe, dejaré que sea una de tu misma sangre quien te castigue por tu agravio, tal y como dictan las normas de la Camarilla.-

Algo va mal, siento un vacío en mi interior, -¿Viena?..Tengo un mal presentimiento.- Intento sentir la presencia de mi sire, pero es en vano. Comienzo a andar para salir del lugar, conforme me acerco a la chica, capto un olor familiar –Ibrahim-, ha estado en contacto con ella hace algunas noches.

La observo con suspicacia, -Has provocado esta situación y vas a arreglarlo. Ahora llévanos a un lugar seguro, consíguenos ropa limpia y sangre fresca, y ponnos al dia de lo que ha ocurrido en estas últimas décadas.-

-Mi nombre es Renier de Montfort, recordadlo y dirigios hacia mi persona con el debido respeto-

Loba tenía un nombre, Ania se llamaba, y tras observar todo lo que iba sucediendo alrededor, se dirigió a Gaia haciendo alarde de su agresividad, eso le gustaba, hablaba su mismo idioma.

- Te hubiera traído sangre de leona si llego a saber que en esta noche iba a levantar a un familiar, y no precisamente nada de origen humano, y aún menos adulterado... - arrugó su nariz la hembra, estaba claro que a ella esa sangre no le atraía -...pero digamos que me levanté con un objetivo y me he encontrado con esta agradable sorpresa, el alimento disponible no es de la mejor calidad, pero peor opción hubiera sido no despertar... - le dice con la practicidad que le caracterizaba -...Bien, un puñetazo..., puedo encajarlo, no será el primero ni el último que haya recibido de Raider, algunos más merecidos que otros..., pero viniendo de alguien de mi estirpe es aceptable, todo queda en casa... - estaba claro que dentro de la línea jerárquica familiar le respetaba por lo que representaba, aunque esa primera idea se mantendría acorde a las acciones que cometiera Ania a lo largo del tiempo que permaneciera a su lado -... Lo único bueno que veo de todo esto es que los ánimos se calman con las sustancias, tal y como Khafra sugirió... Yo de ti tendría miedo setita, si yo me llevo un puñetazo, dos son para ti.... - le guiña el ojo con cierto grado de humor, a ella pelear no le importaba, de hecho disfrutaba haciéndolo.

- Y bien Ania..., ¿cómo acabaste aquí?... ¿por qué has tenido un sueño tan largo que ha durado generaciones?.... ¿Quién es él?... - señala al tipo de la capa, habían muchas preguntas en el ambiente, aunque algunas de las cuestiones serían resueltas de inmediato al hablar aquel tipo profiriendo en primer lugar un insulto, Gaia lo taladró con la mirada, si estaba acostumbrado al respeto, no lo obtendría de su parte, no en ese momento ni en esas circunstancias.

- ¿Necia?... Cuidado... - Gaia se posiciona corporalmente por si había motivos de lucha, no lo comenzaría, pero no se postraría ni le permitiría reproches a ese tipo, Ania era SUYA, con el mismo sentido de la propiedad que un gato tenía por su dueño,  pero él era algo muy distinto y así lo sabría -....No insultes a quien te levanta y te oferta vida, desagradecido, y a mi no me trates con exigencias porque no conseguirás absolutamente nada. Ya morí una vez, no me preocuparía hacerlo dos veces, pero desde luego no postrada como un animal doméstico. ¿Quieres respeto? Gánatelo - y dicho esto Gaia ignoró completamente al hombre, si no se suavizaba, ella tampoco lo haría, la agresividad solo traía más de lo mismo y si una palabra definía a Gaia era valentía, quizás viviera poco, pero nadie tiraría su orgullo al suelo, eso ya lo pasó en su vida mortal.

Se rascó la cabeza... Esperaba agresividad de su parte, pero ver a otros más alterados le quitaban las ganas de pelear por el momento, aunque parte de la culpa también era de la droga. Miró a los presentes y se acercó con calma a Gaia, dándole un suave toque con el puño en la mejilla, demasiado flojo como para considerarse un auténtico puñetazo, pero ¿Que abuela golpearía a su nieta?

- relájate, no recuerdo nada, y siento que siempre ha sido así de arrogante, pero si no le he arrancado la cabeza debe ser por algo... La sangre humana no me molesta, lo siento, soy de otra época, pero entiendo que le molesten los narcóticos... EN CUANTO A TÍ - decía mirando a Renier alzando la voz para que se diera por aludido - no oses amenazar a mi manada... no me podría importar menos una camarilla que me abandonó para que me pudiera - no podía esperar mucho respeto de una salvaje gangrel, en su caso por los antros que siempre había frecuentado, en caso de aquella joven, quizás por el ligeramente variado inglés que ofrecía - con suerte la camarilla que nos abandonó son quienes ahora se pueden - no pudo evitar sonreír mostrando sus colmillos ante esa posibilidad.

Volví a mirar el agua ensangrentada. Una cosa era mojarme los pies y otra muy distinta era salir de allí siendo un faro para todos los vampiros de la ciudad. No, me quedé dónde estaba. -Señor- hice una reverencia ante el tal Renier -Así que vosotros sois Renier de Montfort. Siento que se haya despertado en esta situación. Nuestra intención no era hacerlo a los dos a la vez.- Afirmé con sinceridad. -Necesitáis ropajes, sangre sana y una extensa explicación. Verá, estamos en el año 2020. Desconozco cuánto tiempo llevan en letargo pero en 1962 iniciaron unas investigaciones sobre un yacimiento frente a las costas del antiguo reino de Sicilia. Yo tuve en mi poder los datos y archivos de esa investigación. Accedí a que el Primogénito Malkavian los guardará en su almacén para negociar con ellos, al fin y al cabo soy un comerciante, pero mataron a mi contacto, sí, al primogénito, y los archivos fueron robados por Ibrahin o Aguilar, como también se hace llamar.-

La situación había cambiado drásticamente. Ya no tenía los archivos pero sí a dos antiguos que tuvieron relación, no con la investigación, sino con los echos ocurridos en primera instancia. Cualquier información que pudiera sacarles me reportaría suculentos beneficios si la manejaba sabiamente.

-¿Qué tal si me acompañan a la superficie y les cuento qué ha ocurrido en estos años?- No puedo dejar que vayan a la Capilla. No puedo dejar que la Camarilla sepa de su existencia, no puedo dejar que nadie sepa de su existencia hasta que asegure mis beneficios.

Renier observa como la Gangrel le propina una caricia en la mejilla -Tss-  Tradiciones, ley, orden, disciplina. Respeta a tus mayores y exige el respeto de aquellos que estén por debajo tuya. Ese es el orden natural de las cosas, y el único modo de vida que él conocía. - Luego nos os quejéis cuando reine la anarquía entre vuestras filas-

EN CUANTO A TÍ - decía mirando a Renier alzando la voz para que se diera por aludido - no oses amenazar a mi manada... 

-Jum, solo era una advertencia, creedme cuando la amenace notaréis la diferencia- Zanjado el asunto continúo la marcha para salir de aquella estancia. El joven se dirige a mi con la debida diligencia -Es astuto, si continúa asi tal vez alcance la centena de edad-

Escuché atentamente lo que decía y pronto comprendí un atisbo de sus objetivos e intenciones, sin embargo este nos el mejor lugar para hablar de ello, acepté su oferta, y comenzamos el ascenso hacia la superficie.

El gesto de Ania no pareció molestarle, aquel toque a su barbilla solo podía haberlo realizado alguien de su coterie, y en este caso cualquiera que perteneciera a su estirpe. Gaia no iba a tolerar que cualquier otro le viniera con estupideces, ya lo comprobó en el tren Billy Drago, su paciencia podía ser muy amplia o tener una fina línea, la cual traspasada, sus actuaciones eran inesperadas. Si la retabas, se venía más arriba, si el trato era suave, podía llegar a ser cándida como una gatita, todo estaba en el trato.

Loba sin duda era como ella, la defendía frente Renier por ser de la manada. Ambas estaban unidas y se ayudarían mutuamente -... Ania, dime qué necesitas y lo tendrás... - así de sencillo podía ser ganarse a la hembra gangrel, dispuesta a ayudar a su pariente en cualquier caso, el tipo de la capa debía ser más amable para conseguir favores de su parte.

- Khafra... Loba necesita ropa y buen alimento... - intervengo, no iban antes a darle aquello al varón antes que a SU recién adquirida pariente -...¿Tú también buscas esos jodidos documentos? ¿Los de Aguilar?.... - Gaia demostró de que sabía de lo que hablaba y no era para menos después de sus vivencias -... Todo el mundo busca esos papeles...

Caminó detrás del setita, atenta a Ania, cerca de ella, con el instinto activo ante la presencia de Renier, no le gustaba su prepotencia y desconfiaba además de las intenciones de la gente de Tatiana, a pesar de que era bienvenida al sitio habían demasiados secretos, quizás éstos fueran desvelados a continuación.

¿Anarquía decía? No creía que la anarquía hubiera molestado nunca a su clan, igualmente no tenía que aportar en ese momento, año 2.020 de algún modo el dígito le parecía irreal.

Hablaban de unos documentos y de unas investigaciones extrañas, y no sabía bien que hacer.

Aún así sangre fresca y ropa no sonaban mal, comenzó a caminar tras secar su cuerpo con bruscos gestos zigzagueantes cual bestia, no iba a despojarse de toda la sangre que le cubría, pero sin duda no estaría saturada de ella como la prenda de Renier, llevar un atuendo ensangrentado debía ser un posible problema comparado a la siempre preparada piel.

Comenzó a caminar detrás de Gaia, con el rostro alzado, con estilo, ser una bestia no significaba carecer de clase, pese a que el aire de aquel tiempo parecía oler diferente, muy diferente... No sabía que esperar de lo que estaba por ver, pero una cosa si sabía, volvía a "respirar".

Khafra comienza a andar por los pasadizos. En una encrucijada se detiene un segundo y toma el corredor de la izquierda. Renier le sigue así como Ania y Gaia. Todo aquel lugar parecía extraño. Ladrillos erosionados por el paso de los años contrastaban con tuberías y desagües oxidados.

Algunos pasos más, Gaia, te das cuenta de que el Seguidor de Set no está volviendo por el mismo camino por el que os marchásteis.

De pronto sentís una leve vibración en el suelo. Como si un ejército de caballos veloces pasara al trote por un corredor cercano (el metro).

Gaia caminó por el pasillo, caminaba cerca de los dos varones, al menos no era ella la que les daba la espalda, siempre le gustaba quedarse al final del todo, a no ser que quien le siguiera fuera de su completa confianza. La hembra se fijaba en el sitio por donde caminaban, observaba los detalles, olía el ambiente.

- ¿Por dónde vamos Khafra?... Por aquí no es la ruta que tomamos para bajar... - indica ella agudizando la mirada -...¿Estamos cerca del metro? ¿Dónde está la gente con la que vine? ¿y mi coterie?.... - eran muchas preguntas pero ansiaba respuestas, no le gustaba ir a ciegas y sin destino

En aquellos momentos volvió a pensar en la sugerencia de Krampus sobre los teléfonos móviles, le encantaría saber qué era de ellos, por si estaba caminando irremediablemente hacia una trampa o por si su manda tenía problemas.