Partida Rol por web

Sonrio satisfecha por que no dieras mas negativas a marcharos y nego con la cabeza colocandose bien la ropa antes de coger tu manos y salir del callejon.

- No.. A diez minutos, y como estoy ahora a cinco... - Comento riendo caminando a un paso bastante acelerado y atravesando algun que otro callejon para atajar. Finalmente llegasteis a una zona de casas que se veian claramente antiguas aunque bien conservadas y por su cercania al centro del pueblo, serian seguramente de las primeras.

Alice atraveso el jardin delantero de una y saco unas llaves de su bolso abriendo la puerta principal. Era una casa de dos plantas que tendria unos cien metros por cada planta.

Pese a que íbamos deprisa aquellos 5 minutos se me antojaron eternos pues tenía encima un calentón que no había experimentado en mucho tiempo. Llevaba sin estar con una mujer una semana, pero aquella chica me hacía sentir la necesidad de un hombre con más de un par de meses de sequía. 

La acompañé hacia la puerta y le ofrecí pasar caballerosamente. -¿Me invita a entrar en su morada señorita? -pregunté formal con sorna para que no sospechara de mi necesidad de ser invitado a las casas ajenas. 

Cogio tu mano y tiro de ti para que entraras - Te invito a entrar en mi casa y en mi - Susurro rodeandote de nuevo con sus brazos y besándote con la misma pasion que en el callejón, sin duda su corazon no habia dejado de bombear a toda velocidad desde que salisteis del restaurante, estaba nerviosa, ansiosa, y excitada.

- Yo... tengo algo... algo que de...decirte... y... no quiero que cambie nada... pro...prometemelo... - Te podio mientras sus manos comenzaban a internarse bajo tu camisa tocando la piel de tu espalda, y tu ya suponias que queria decírte...

Entré contento de la invitación y recibí sus besos y sus caricias con la misma pasión que ella. Esta vez no me controlé y la camiseta terminó hecha jirones en el suelo mientras volvía a elevarla con mis manos. -Salvo que me digas que eres un hombre...te prometo que no cambiará nada. Te deseo Alice. Te deseo demasiado. -era sinceridad aplastante pues no había necesidad de mentir. Sabía lo que venía a continuación y comprendía sus miedos pero en mi no encontraría ningún problema. Debo controlarme y no morderla, no quiero tener que alterar su primera vez, por tentador que sea morderla. Había cosas mucho peores en mi larga lista de cagadas, pero la chica me caía bien y no me había hecho nada para tener que hacerle una putada así. 

Al ver como le rompias la camisa no pudo hacer otra cosa que no fuera jadear excitada mientras ella tiraba de la tuya para hacer salir volando los botones... Miro tu torso y se mordio el labio suspirando.

Finalmente subio sus ojos a los tuyos - Soy virgen - Para no salir de su rutina fue directa al grano - Y no te lo digo para que tengas modales, cuidado o algo asi, si no para que si soy torpe o no hago algo mal me corrijas... - Definitivamente lo de aquella chica no era normal.

Su forma de afronntar las cosas las cosas me hizo dudar hasta de mi sentido del gusto porque aquella niña tenía una mentalidad muy superior a la de las chicas de su edad. Pero para seguir la función abrí los ojos haciéndome el sorprendido y me acerqué a ella para besarla suavemente en los labios. -Algo me dice que de torpe vas a tener poco...y que vas a aprender con demasiada rapidez. -Sonreí de forma encantadora sin dejar de perderme en sus ojos. -Y ahora...¿La cama?

- Arriba... todo son habitaciones... - Llevaba un bonito sujetador de color granate con un pequeño encaje en el borde de las copas. Sus manos te desprendieron de la camisa mientras ibais hacia las escaleras comenzando a lamer y morder tu cuello y hombros.

- Tienes un cuerpo increíble... - susurro con deseo, casa vez el olor de su sangre era mas fuerte y dentro de poco perderia ese toque unico que le daba la virginidad...

Con ella en volandas estuvimos arriba en un segundo en el que no fui consciente de que habíamos subido demasiado rápido. Casi eché la puerta abajo para llegar a una de las habitaciones y dejarla en la cama para observar su cuerpo. -No comprendo como semejante mujer sea virgen...es casi insultante...menudo cuerpazo la hostia. -mis ojos no dejaban de recorrer su cuerpo, maravillándome con su escultural figura. -Dioses...deseo hacerte mía.

Estaba claro que yo la excitaba, pero quería dejar constancia de que ella también me excitaba a mi. Desabroché el sujetador con maestría pues para una persona capaz de quitar un corset un suejtador era un juego de niños. Sus pechos me llamaban como dos imanes y mi boca fue a uno mientras mi mano iba hacia el otro, comprobando como la excitación había dejado sus pezones duros, dispuestos a ser mordisqueados y pellizcados. 

La tentación de alimentarme estaba ahí y cada vez era más grande...debía ser cauto.

Solo con aquel primer contacto en aquellos juveniles y turgentes pechos Alice ya se arqueo por completo gimiendo, no eran jadeos, eran gemidos...

Sus manos bajaron con rapidez a tu bragueta para comenzar a desabrochar tus pantalones, pues sin duda su ansia aumentaba con cada uno de tus roces y acciones - Joder... Killian... - Susurro mientras noctaba la presion de tu miembro soltarde al desabrochar los vaqueros y bajarlos un poco.

Su impaciencia me hizo sonreír. La sensación de sentirse deseado de tal forma por una mujer era algo indescriptible, sólo superado por el placer de un orgasmo o por el sabor de la sangre...durante un orgasmo. Frené sus manos y las llevé hacia arriba. -Estate quieta mujer, quiero que disfrutes. -dije en tono juguetón desde sus pechos.

Mi mano abandonó a mi boca, que seguía jugueteando y lamiendo sus pezones para ayudar a su compañera a deshacerme de aquella falda para dejarla completamente desnuda ante mi. Era una mujer preciosa y su piel era tersa y suave. El aroma de su cuerpo me llamaba a penetrarla, a hacerla gemir y a beberme su sangre pero usando una fuerza de voluntad adquirida durante siglos me refrené. No iba a joder su primera vez, por muy bien que supiera su sangre.

Fui bajando lentamente, casi de forma tortuosa, hacia su entrepierna. Estaba visiblemente excitada y me regocijé en la visión de del cuerpo de Alice a mi merced antes de que mi lengua recorriese de forma muy sensual sus labios antes de comenzar a juguetear con su sexo.

La tenias completamente a tu merced, era como una leona domada ahora mismo que maullaba y ronroneaba ante cada contacto de tu cuerpo en el suyo.

Su cuerpo como el de la buena nadadora que era no tenia bello en ningun lugar y en la parte cerca de su cadera viste una marca de nacimiento, era un pequeña mancha marron que parecia una estrella de cinco puntas... Al llegar tu baca a su entrepierna los gemidos aumentaron y comenzó a mover su cadera de forma inconsciente mientras arañaba tus hombros.

Verla gemir de esa manera...tenerla a mi merced me estaba excitando mucho pero su vena femoral latía con una fuerza casi hipnótica. Las uñas en mi cuerpo eran meras cosquillas ya que no me producía dolor aunque si un gustirrilín la mar de placentero. Mi lengua estaba explorando su sexo, saboreando los fluidos de Alice, su clítoris palpitaba de pura excitación y mi lengua comenzó a estimularlo en pequeños círculos, presionando levemente con la punta de mi lengua. 

La parte increible de las primeras veces es que todo se intensificaba y ahora mismo tu lengua la estaba haciendo sentir cosas que ni podia imaginarse que existian, por lo que en menos de un par de minutos sentiste como tu boca se llenaba de su orgasmo.

La habitacion se lleno con sus gritos mientras sus uñas perforaron tu piel...

- Dios... he eso...eso.. ha sido.. joder... - Con alguien normal podía ser placentero pero con alguien como tu que llevaba siglos satisfaciendo mujeres... era ya un arte.

No me perdí ni un sólo movimiento de Alice mientras llegaba al orgasmo y memoricé cada gemido, cada grito y cada gesto para rememorarlo en mis noches de soledad. Su orgasmo llenaba mi boca y lo saboreé como el guerrero que saborea las mieles del triunfo tras una dura batalla. 

Me incorporé para ponerme a su altura de nuevo y le sonreí. -¿Te ha gustado? Porque sólo estamos calentando. -algo me decía que aquella noche podía terminar siendo una carnicería o una noche memorable...pero que no tendría término medio. 

- Estoy deseando que me haga arder... - Susurro rodeandote con pies y manos para haceros rodar en aquella cama y ponerse ella encima. Comenzo a besar tu cuello y tu pecho, bajando por todo tu torso mientras sus manos te desprendian de aquella ultima ropa que se le antojaba tan molesta.

Ahora pudiste ver que era una habitacion muy grande con unos muebles sencillos y una gran cama de matrimonio, la ventana estaba completamente cerrada y no habia ni una brisa.

Cuando te dejo desnudo miro tu miembro con curiosidad mordiendose el labio y comenzo a masturbarte juguetona, comprobando su calor, su suavidad, su dureza y tacto... - Me gusta...

Me dejé arrastrar por su arranque de iniciativa y dejé que me despojara de la poca ropa que me quedaba. La visión de Alice jugueteando con mi ya erecta verga me excitó hasta el punto de cerrar mis ojos. -Más.. más me gusta a mi... no...no pares. -balbuceé mientras mi mano iba por inercia hacia su cabeza para llevarla hacia mi entrepierna. -Hazme arder.

Te miro mordiendose el labio insegura de no saber hacerlo bien, pero bueno la teoria en los tiempos que corrían era algo que todo el mundo conocia en el sexo.

Bajo su cabeza y sin dejar de masturbarte comenzo a pasar la langua por la punta de tu pene, dejando que tu la guiaras con tu manos y poco a poco comenzando a hacer desaparecer tu miembro en su boca, intentando mover la lengua dentro, acariciar cada rincon en busca de cual era el que mas te gustaba que tocara.

Se le temerosa, pero para nada inexperta. Su lengua traviesa me estaba haciendo sentir de una manera que hacía mucho que no me sentía. Quizá fuera el morbo de la situación, el tema de que feura su primera vez, su sangre o todo a la vez; pero lo que estaba claro que me gustaba lo que hacía.

Cuando empezó a introducir mi miembro en su boca mis manos fueron a las sábanas para aferrarlas con fuerza, quizá demasiada pues me pareció escuchar como se desgarraban ante mis manos. -Jo...joder...Alice... que bien me lo haces. -balbuceé mirando como su cabeza subía y bajaba entre mis piernas. 

Estaba completamente concentrada en lo que hacia escuchando y sintiendo tus reacciones, notando como el glande era lo que mas dedicacion de su lengua necesitaba y cuando hablaste elevo la mirada y aquellos grandes ojos verdes se clavaron en tu rostro. Sonriendo para si satisfecha de que te gustara, subiendo el ritmo para intensificar tu placer y notando como el verte disfrutar era algo tambien muy muy placentero.

Una de las grandes cosas de ser un vampiro era tener control total sobre mi cuerpo*. Si yo quisiera podría mantener una erección durante horas a pesar de correrme. Pero debía interpretar a un débil humano y sabía que si tras eyacular seguía preparado para la acción igual se sorprendía. 

La dejé hacer durante unos minutos disfrutando del placer que me daba su boca. Tomé su cabeza con mis manos y la atraje hacia mi. -Ven... 

Ahora fue mi turno de tomar la iniciativa. Rodamos por la cama para acabar yo encima de ella y dirigí mi pene hacia su sexo para comenzar a penetrarla con decisión pero con delicadeza para no dañarla. Noté lo apretado que estaba mi miembro dentro de ella y la tentación de volver a morderla casi me vuelve loco. Me moví despacio al principio, atento a cualquier signo de dolor en su cara.