Partida Rol por web

- Si por desgracia... Preferiria vivir una visa dorta pero con emociones que una larga y monotona o rutinaria... - Te dijo con total y absoluta sinceridad - Todo el mundo se conoce en este lugar, de la primera  la ultima persona, no puedes hacer nada sin que alguien lo comente, y todo es tan tranquilo que me aburre, de echo mi idea era estudiar en la universidad fuera solo para salir de aqui, no quiero ser una chica mas de Mystic que se casa, tiene hijos y una casa con jardín... No quiero eso, quiero vivir la vida antes de atarme a una familia, odio la monotonia y la rutina - Realmente lo de esta chica era mas que increible, tenia todo tan claro que hasta daba miedo, pues pocas personas veian la vida como ella.

-Ya sabes que mi oferta sigue en pie grumetilla. Tengo intención de comprarme un barco de recreo, seguramente un velero, para poder recorrer el mundo, maravillándome con visitar lugares en los que nadie ha estado. -Mi mirada voló hacia el infinito de la sala, dejando que mi imaginación tomara las riendas por un momento, recordando mis tiempos en el mar, disfrutando de la libertad de la piratería. -Eso será cuando termine unas...gestiones aquí en Mystic. Si quieres, y te lo ganas, quizá te lleve conmigo.

Su forma de ver la vida era muy parecida a la mía salvo por los niños, ya que un vampiro no podía reproducirse. Por un momento de que ella me acompañara como mi pareja, como una igual, se me antojó divertido. Pero deseché esa idea con rapidez. Céntrate gilipollas, lo primero es lo primero así que déjate de pajas mentales. -¿Conoces entonces a la dueña del cine? Si es de los fundadores y tu conoces a todo el mundo supongo que si ¿no?

- No me voy a ir con un completo desconocido, asi que espero que te quedes el tiempo suficiente como para conocernos, pues aparte de que has sido marinero y eres el sobrino de Arthur no se nada mas de ti - Comento proponiendote que le contaras cosas sobre tu persona, pues la verdad era eso no sabia nada.

- Si claro, desde niña voy a su cine, es una mujer agradable, amante del septimo arte y de la literatura - Te dijo sin perder su sonrisa sirviendose algo de guarnición.

-Si quieres saber algo de mi tan sólo debes preguntarlo grumetilla. Tu capitán te contestará encantado...a lo que pueda contestar si poner tu preciosa vida en peligro. -mi tono de voz dejaba claro que estaba de broma. Vacié mi copa y la rellené con cuidado de no desbordar la copa.

-Yo también quiero saber cosas de ti, no creas que admito en mi tripulación a cualquiera. ¿Qué crees que dirán de nosotros? Porque seguro que la mitad del pueblo ya sabe que la encantadora chica Gibson ha salido a cenar con el misterioso pero guapo sobrino de Arthur Jones. -Estaba claro que la modestia no era mi fuerte aunque tampoco me importaba.

- Que tu te quieres aprovechar de una jovencita y que yo soy una niña tonta que se ha dejado encandilar por un hombre mayor que ella. - Te dijo con total claridad - Tampoco estan faltos de razon la verdad - comento riendose y terminando lo que os quedaba de comida.

En ese momento el camarero se llevo la bandeja y dejo la carta de los postres, ella pidio una mouse de chocolate y nata.

- Lo que quiero saber... ¿Aparte de marinero que mas has echo? ¿Porque no vienes acompañado? ¿Cuanto te vas a quedar? ¿Porque has venido? - Sin duda preguntas tenia muchas.

Su sinceridad aplastante me sacó una sonora carcajada antes de pedirle al camarero un gofre con chocolate por encima. -¿Crees que pretendo aprovecharme de ti? -pregunté aún riéndome. -Yo no creo que te haya encandilado. Como mucho te sientes atraída por mi increíble magnetismo animal. -seguí la broma poniendo una pose ufana. 

-La verdad es que mi vida siempre he girado en torno al mar. Desde que dejé a mi tripulación no he vuelto a pisar el mar. -bajé la mirada un poco apesadumbrado por el recuerdo de mis días como pirata. Días que habían tenido que quedar atrás por culpa de mi maldición. Una maldición que pensaba vencer costara lo que costara. -He trabajado como barman, de batería suplente en festivales de música e incluso una vez estuve en una guerra. -En Vietnam, buenos tiempos en los que los pobres VietCong suponían auténticos festines para mi. -¿De quién quieres que venga acompañado mujer? Nunca he tenido mujer, la verdad es que la búsqueda de una compañera es una asignatura pendiente. -me reí un poco sin dejar de mirarla fijamente. -Tengo intención de marcharme cuando acabe mis gestiones. He venido a visitar a mi tío, comprobar el patrimonio familiar y para conocerte, por supuesto. -comenté adulador.

- Por tu forma de besarme se que si - Te respondio guiñandote un ojo mientras cogia la Mouse y se la llevaba a la boca, pues estaba claro que un hombre de tu edad tendría mas claro lo que queria de una mujer que un chico de su edad, pero tambien tenia claro que tendrías muchas mas intenciones de consumar.

- Ya sabia que habias venido a conocerme, y seguramente cuando te vayas tu vida sera muy triste sin mi - comento con un egocentrismo de broma que la hizo reir pues ni ella se creia sus propias palabras.

-Por eso tengo pensado secuestrarte al método vikingo si al final no accedes a venir conmigo. -comenté siguiendo su broma. -Eres muy interesante ¿sabes? Es raro encontrar una mujer así, y menos aún con tu edad. -a mi el tema de la edad me importaba bien poco pues si fuera remilgado para ello nunca estaría con ninguna mujer ya que a todas les llevaba siglos.

-Si nos ponemos a examinar besos... cierta jovencita está coladita por los huesos de este viejo carcamal. -bromeé. La verdad es que estaba pasándomelo muy bien con Alice. Era una chica que merecía la pena conocer. Me moría de ganas de acostarme con ella, de saborear su virginal sangre por última vez. Comí mi gofre con rapidez y llamé al camarero para pagar la cena.

- Yo en ningun momento he negado que este coladita, aunque tampoco lo he confirmado - Te dijo guiñandote un ojo mientras terminaba el delicioso postre.

Dejo que pagaras rechistando un poco pero al final quedo la cosa en que ella pagaria el cine y estaríais en paz. Al salir del restaurante volvio a coger tu mano. - ¿Porque soy interesante? ¿Por ser clara? - Te pregunto curiosa echando andar. No llevabais no diez pasos cuando sentiste como tiraba de ti metiendote en un estrecho callejon que seguramente daria a la parte de atras del restaurante.

Te puso contra una de las paredes y comenzo a besarte de forma pasional, dejando claro que ella si parecia tener intenciones de consumar contigo.

-Eres interesante porque eres clara, sincera y te la suda lo que piense la gente con tal de hacer lo que tu quieres. -dije con sinceridad caminando de su mano. -Eres interesante porque eres un espíritu libre como yo. Eres interesante... -no pude terminar de hablar porque aquel ramalazo afectuoso me puso a cien por hora.

Instintivamente rodeé su cuerpo con mis brazos y la elevé en el aire para que sus piernas rodearan mi cintura y la giré para ponerla a ella contra la pared. -Eres interesante...porque me vuelves loco de deseo. -susurré segundos antes de besarla con pasión mientras mis manos se perdían bajo su camiseta. La bestia en mi interior había tomado las riendas y el deseo me empujaba a hacerlo con ella allí mismo. Mis caderas empezaron a moverse contra las de ella, sintiendo como mi cuerpo se rozaba con el suyo. 

Quería alimentarme de ella, quería tener el sabor de su sangre en mi boca, pero el deseo sexual era aún más fuerte.

Ya de por si no era una chica muy pesada pero para ti era como una pluma básicamente y la elevaste como si nada, cogiendola directamente por los gluteos pues debajo de la falda del uniforma no llevaba mas que un tanga.

Su temparatura corporal subio al igual que sus pulsaciones, por lo cual notabas el olor de su sangre mas fuerte dado que su corazon bombeaba a mas velocidad... Te devolvia cada beso de una forma tan pasional que si no fuera por su sangre jamas hubieras dicho que era virgen.

Mis besos se trasladaron a su cuello mientras mis manos intentaban despojarla de aquella camiseta. -Me estás volviendo loco de deseo Alice. -murmuré en su oído entre besos. La sangre de su cuello me llamaba, el éxtasis de poder beber su sangre era una tentación muy grande...una tentación que no podía contener. 

Volví a enfocar mi mirada en ella, viendo sus ojos fijamente. -Ahora voy a morderte pero no va a dolerte y no lo recordarás nunca. -ordené antes de volver a su cuello para clavar mis colmillos en ella, dejando que el dulce sabor de su sangre recorriera mi boca. Dioses...esto es exquisito.

Con un minimo tiron de tu fuerza los botones de la camisa saldrian completamente disparados. - Pasemos del cine y vayamos a bailar a una cama... - como siempre la señorita Gibson no tenia pelos en la lengua y decia esactamente lo que estaba pensando...

Cuando la mordiste un fuerte gemido escapo de sus labios y se extremecio e tus brazos su sangre era como un delicioso manjar recorriendo tu garganta y llenandote de vida...

Me relamí los labios aún con su sabor en mi boca y volví a repetir la operación del día anterior para que se cerrara su herida. Su proposición era tentadora y bien sabía que me estaba muriendo de ganas de seguir adelante, pero mis planes eran otros y eran más importantes que acostarme con aquella mujer que me estaba haciendo perder los papeles. -No quiero que nuestra primera vez sea así... quiero que sea porque estés segura de ello, no por un calentón. -intentaba comportarme a pesar de que mi instinto me incitaba a no hacerlo, a desnudarla y poseerla en aquel mugriento callejón. 

Mis labios buscaron los suyos de nuevo mientras mi cuerpo se pegaba al de ella, haciéndole notar la excitación de mi miembro, que estaba duro como una piedra.

- Estoy muy segura... y si tu no lo estuvieras no estarias pegando tu cuerpo asi al mío... - Cada vez que hablaba te sorprendia porque sin duda no hablaba como una chica que jamas se hubiera acostado con nadie, de una forma tan decidida, directa...

- Te... tengo una casa... e... era de mis abuelos... a...ahora es mia... - Consiguio decirte entre besos y mordiscos en tu cuello, mordiscos que se te antojaban de lo mas ironicos y sexis.

No necesitaba muchos argumentos para convencerme pues lo estaba deseando, pero su frase me convenció del todo. He esperado siglos, puedo esperar un día más. Sonreí ante sus caricias y la deposité en el suelo con delicadeza. -Vale, vamos. Apenas articulé palabra pues mi excitación era extrema ya no sólo porque estuviera como un queso, sino porque su sangre era de lo más delicioso que había probado en décadas. 

-¿Es...es muy lejos?  -pregunté pensando en ir utilizando mi velocidad sobrehumana para llegar cuanto antes. El deseo era demasiado.