Partida Rol por web

El grupo había pasado la zona segura.

Por desgracia para ellos, el camino tan claro que había recorrido hasta allí pronto empezaba a desdibujarse entre los árboles y la maleza, impidiendo así saber si, la dirección que están tomando, es la adecuada o no. 

Cuando quiso darse cuenta, Tyrius veía todo el bosque igual. Había perdido la orientación y con una rápida mirada trató de fijarse en si alguno tenía clara la dirección a seguir.

Avanzando en primera línea parecía tener bastante claro en qué dirección debíamos seguir avanzando a pesa de que el camino desapareciera.

- ¿A alguno le dieron una brújula? – pregunté sin darle mayor importancia a la herramienta.

Mirry observa la maleza entre los árboles, y no es capaz de distinguir ningún camino. Lo cierto es que si tuviera que ir sola su capacidad de sobrevivir en un bosque sería un inconveniente, pero por suerte sus compañeros y ella han decidido ir en grupo. Además, de reojo ve la cara de Tyrius. Su amigo parece tan perdido como ella, lo cual es reconfortante... vamos, que ayuda a no sentirse tan torpe. Mirry deja la iniciativa a los demás.

Linna y Kait tenían bastante claro por dónde debían seguir cuando el camino desapareció bajo sus pies. 

La mediana, que iba en primera fila junto con Tyrus y la semi-orca, marcaba el camino con decisión. Gracias a su tamaño, el ritmo que mantenía era adecuado para sus compañeros.

Justo detrás de ellos iban Kair, Mirry y Pino. 

Aquella zona del bosque, con cada metro avanzado, se iba haciendo más salvaje e inhóspita. La vegetación crecía a vuestro alrededor y los sonidos parecían más apagados. Ninguno parecía demasiado interesado en mantener una conversación, dado que eso podría atraer cierta atención no deseada. Por eso, ante una situación nueva, un entorno diferente y una compañía como aquella, el tiempo fue pasando con lentitud.

Tras un par de kilómetros, llegasteis a un pequeño claro en aquel bosque. No era una zona muy grande, pero sí lo suficiente para poder descansar durante unos instantes, beber y recuperar las fuerzas. 

Una vez llegas al claro, respiras con calma y recuperas un poco el aliento, cuando miras a tu alrededor.

Y los ves.

Ojos... Varios pares... Uno... dos... tres... Seis pares en total...

Ocultos en la vegetación.

Y, dado su tamaño, dirías que no son de un conejo precisamente... 

Una vez llegas al claro, respiras con calma y recuperas un poco el aliento, cuando miras a tu alrededor.

Y los ves.

Ojos... Varios pares... Uno... dos... tres... Seis pares en total...

Ocultos en la vegetación.

Y, dado su tamaño, dirías que no son de un conejo precisamente... Son de lobo.

Una vez llegas al claro, respiras con calma y recuperas un poco el aliento, cuando miras a tu alrededor.

Y los ves.

Ojos... Varios pares... Uno... dos... tres... Seis pares en total...

Ocultos en la vegetación.

Y, dado su tamaño, dirías que no son de un conejo precisamente... 

Iba a sacar la cantimplora para beber un poco de agua cuando me pare a medio camino y la volví a guardar despacio mientras mi mirada pasaba de un punto a otro en varios lugares entorno a nosotros.

- Chicooos… no os pongáis muy cómodos… cuento seis pares de ojos en el perímetro, entre los matorrales… y por el tamaño no parecen conejos exactamente… - trago despacio mientras dejaba en el suelo mi mochila e iba descolgando el arco.

Tyrius hubiera preferido un viaje más animado pero el bosque imponía, cuanto más caminaban más frondoso se hacía, o podía ser una impresión suya. Nunca estuvo tan lejos del pueblo.

- ¿Seis?

Conforme escuchó esa advertencia lo primero que hizo fue levantar el escudo para protegerse. Había llegado el momento de luchar, su primer combate a muerte. Solo pensar en ello hizo que fluyera la adrenalina, no por deseo de combatir sino porque era su responsabilidad resistir al frente.

- ¿Orcos?

Desenvainó la espada dejándola colgar al lado, tocando con la punta el suelo.

- Vendrán a por nosotros, preparémonos.

Sin intención de empezar la lucha, prefería que los acechantes mostraran sus verdaderas intenciones. Eran criaturas cazadoras, debían de estar camufladas y suerte tuvieron porque Linna tuvo buena vista.

ait se puso en alerta al notar ojos observándolos desde la maleza de los alrededores.

Un instante después, escuchó la advertencia de Linna.

Se volvió hacia una de las criaturas y le devolvió la mirada con calma.

—Sólo vamos de pasada. ¿Nos dejaréis pasar?

Por la altura, Mirry rápidamente llega a una conclusión. Son lobos. Id con cuidado. Ella se frena en seco, y busca la seguridad del centro del claro y de la formación.

Así pues, se confirma que esto no va a ser un paseo. Tendremos que ver de qué pasta estamos hecho como grupo.

Inconscientemente, la mediana empieza a acariciar lentamente las cuerdas de su instrumento, por si en cualquier momento sus artes ocultas fueran necesarias.

Ya tenia el arco en mano, solo hacia alta sacar las flechas, ante la alerta de las compañeras, no tardo n cerrar la formacion para proteger a los del centro, saco una de las flechas y tenso el arco dispuesto a luchar.

-Es mejor su atacamos primero, dudo mucho que los asustemos lo bastante como para que solo nos dejen pasar, creo que el mejor plan sera ataca todos al mismo para eliminarlos uno a uno tan rapido como sea posible, esperemos no se les ocurra lo mismo

Ante la advertencia de las medianas, el grupo se pone en guardia. 

Poco a poco, entre la espesura, todos pueden ver varios pares de ojos, brillantes y agresivos, que os miran. Podéis contar un total de seis. Estos se mueven lentamente hasta que, poco a poco, van apareciendo en el claro.

Lobos.

Seis.

Que os miraban con hambre... Con las fauces abiertas y enseñando los dientes de una forma nada agradable. Parecen ejemplares adultos y, aunque algunos están algo escuálidos, parecen capaces de arrancaros el rostro de un bocado.

Todos tienen un pelaje pardo y podéis ver que, un par de ellos, tienen alguna cicatriz o marca de heridas pasadas.

Os tienen rodeados, aunque por ahora se encuentran a unos tres o cuatro metros de vosotros.

Al ver a los lobos en el fondo se alegró de que no fueran humanoides, sabía que tarde o temprano tendría que matar a un enemigo inteligente, siendo sacerdote guerrero era algo inevitable, mas todavía no había ocurrido.

Estaba preparado, con el escudo frente a su cuerpo, oteando sobre la madera a los animales esperando sus movimientos. En cuanto se acercaran probarían el acero de un seguidor de Iomedae. 

Pino no dira nada de momento, simplemente reaccionara atacando tan rápido como puede de la mejor forma posible

Mi AC 12

No creía que esos lobos fueran a hablar nada. Tenían aspecto famélico y nos miraban con ojos de que íbamos a ser su plato principal de las últimas semanas.

Cargué una flecha en el arco lo más rápido que pude situándome en el medio del grupo y disparé al primer lobo que se acercaba al grupo.

El arco me sería de poca utilidad en cuanto los lobos cruzaran a los primeros del círculo e igualmente sería más útil en el combate cercano, así que lo guardé cambiándolo por la daga prestada y agarré la rodela lo más deprisa posible para defenderme de cualquier mordisco que intentaran lanzarme.