Partida Rol por web

Al cabo de un buen rato, Erik, Ishamar, Max y Aralar, regresan juntos de nuevo al lugar del crimen. El aire está enrarecido y un tenso silencio envuelve al grupo.

-Saludos, Nheilens--espeta el joven pícaro de mala gana al ver el cadáver de Sérfalas siendo amortajado--Necesitamos vuestra ayuda y... si es posible, también la de vuestro hermano.

-Por cierto, ¿dónde está nuestro amigo Blahu?

Me pongo en pie y bajo la mirada.

- ¿Y mi castigo?

¿por que? por ser demasiado humano no hay castigo

Sonrío al sacerdote, aunque de forma algo forzada. Un castigo hubiese sido una forma sencilla de expiar la culpa.

Por detrás del hombro de Serig veo a Salomón. Le hago una indicación para que se acerque mientras le digo al sumo sacerdote.

- Como queráis. Este clérigo me abordó cuando venía a buscarte, señor, y pedía alojamiento en el templo.

Salomón dio un paso al frente inclinándose un poco. Me llamo Salomón señor, soy un humilde siervo de la iglesia de Elhona, y estoy haciendo un viaje con el que pueda procurar la fe a los no creyentes y a los infieles, y le quería pedir alojamiento, solo para esta noche, antes de partir al alba.

Un hijo de elhonas siempre es bien recibido en este templo, hay habitaciones y comida para el peregrino asiente mirandote y sonrie

Muchas gracias señor, le prometo no estorbar y pasar desapercibido.

- Muy bien, le llevaré a una habitación.

Hago un gesto de despedida a Serig y llevo a Salomón al piso de las habitaciones.

Cuando Blahu se lo propone, Nheilens asiente y queda frente al cadaver del mago. No se atreve a acercarse a él y lo mira de lejos con la curiosidad con la que un niño miraría a una bestia muerta, con una mezcla de curiosidad y miedo. Se siente en cierto modo vencedor viendo a aquel mago muerto pero si se levantase de golpe su corazón se pararía en seco.

Aralar saluda y si bien al escuchar su nombre el guerrero alza la cabeza, no es hasta que su hermano es nombrado que da un pequeño respingo hacia atrás.

- ¿Mi, mi, hermano? Atrás quedó, en Sharnat. En una tienda voladora donde estábamos. Y creeme, amigo mío, el tiempo pasaba raro y allí nada se movía a la velocidad a la que debía ser movido. Yo tenía vértigo y no habría subido de no ser porque una diosa me subió. O eso decía ser pues alas tenía. Allí todo empezó a moverse lento, como si caminase en un pozo de brea y súbitamente. ¡Zas! De vuelta estaba en Limoria, traido por algún hechizo confabulado por Ishamar y mi... y Arim.

Una rápida mirada hacia el cuerpo de Sérfalas como si le hubiese parecido que se movía. Tras verlo inmóvil prosigue.

- Cuenta conmigo para lo que quieras, mi amigo, pero mi hermano, ay mi hermano, que no sé dónde andará y que seguro que de mí ni siquiera se acuerda. ¿Qué he de hacer?

- El sumo sacerdote de este templo conoce lo ocurrido con... Sérfalas.

Me mantengo en la puerta, incapaz de acercarme a la escena.

- Y os presento a Salomón, un... clérigo que... bueno, él simplemente está aquí.

Tengo un momento de desconcierto al darme cuenta de lo poco que sé en realidad del sacerdote. Me repongo.

- El cuerpo de Sérfalas ha de recibir el respeto que merece. ¿Qu... qué ha dicho su esposa?

Salomón avanzó un poco sin hacerse notar antes de saludar levemente con la cabeza, aunque iba enfundado en una armadura y llevaba un espadón y un escudo pavés, tenía cierto aire a clérigo, aunque parecía más un paladín. Me llamo Salomón Nothgard, espero que su muerte no haya sido en vano y fuera por una buena causa.

Y después de eso, totalmente ajeno a los echos esperó a ser guiado por el templo.

-Así pues, ni hablar de Muyden--interioriza Aralar con gesto serio--Bueno, habrá que hallar otro modo.

-Gracias, Nheilens. Sabía que contábamos contigo--comenta el pícaro posando una mano sobre el robusto hombro del guerrero.

Luego aparecen Blahu y el nuevo clérigo. Aralar los saluda con la gravedad que requiere la situación:

-Su señora... ha recibido la noticia amargamente. Un gélido torbellino de desesperación se ha apoderado de su alma--afirma el pícaro con los ojos vidriosos--De momento sólo conoce que el elfo ha muerto. Nada más...

-Encantado, Salomón. Me temo que ni uno ni lo otro--confiesa observando la imponente figura con curiosidad--Lo mejor será no remover más las aguas y dejar que el río retome lentamente su cauce.

- Tranquilo Nheilens, desde que todo empezó incluso la propia realidad parece estar cambiando sin motivo aparente. No tocaré el tema de ser dueños de nuestros actos que hoy ya he blasfemado lo suficiente. -

Erik dio un rápido vistazo hacia el lugar donde todo había ocurrido tan rápido, no estaba tan afectado y no lo estaría nunca. Solo pudo dar un suspiro de resignación antes de continuar.

- Hay diversidad de opiniones respecto a la muerte del mago, mejor no entremos en ellas porque no hay 2 similares. -

Entonces tal vez su alma se quede en pena para castigar a los mortales, si es así habría que vigilar este lugar, aunque estemos en suelo santo nunca se sabe cuando puede aparecer un poderoso espíritu.

Sigo contemplando el cuerpo cubierto por la sábana, aún estremeciéndome.

- ¿Danye no ha dicho dónde quiere que sea sepultado?

-Apenas pudimos hablar...--confiesa Aralar apesadumbrado--Ella... está destrozada.

-Pensé que después de ser pájaro de mal agüero no debía acosarla a preguntas que terminarán resolviéndose por sí solas. Dejémosle unas horas para asimilar la pérdida.

Ishamar, que lleva ya tiempo en taciturno silencio, se limita a presentarse a Salomón y atender a la conversación. Pero cuando queda claro que no obtendrán ayuda del hermano de Nheilens, se decide a intervenir.

-Creo, amigos, que debemos ponernos en marcha para investigar... aquello, por nuestra cuenta.- dice, mirando de reojo a Salomon, del que tan poco sabe. Decidido a saber algo más, se le acerca.

-Buenos días. Mi nombre es Ishamar de Umbra Ledanca. ¿Habéis venido buscando ayuda para algún problema, señor? Últimamente creemos que todos los problemas de este mundo estuvieran entrelazados.-

No, mi viaje es por la fe de Elhona, aunque sí que responde también a algunos asuntos personales, que por el momento son privados, por ahora solo puedo decir que pregono la fe de Elhona y que mañana partiré para seguir con mi misión.

Abandono la estancia sin decir nada.