Partida Rol por web

Náhoda či Dopuštění

Bukavu

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17/06/2008, 15:36
Obed Semanza

Cita:

...Sacar a Emil de Bukavu despertaría sus sospechas, debemos intentar que todo parezca casual [...] de esa parte me encargaré yo si tu plan me convence...

Justo en ese momento, mi cerebro se desconecta: dejo de escuchar las siguientes palabras de Nsabimana y le miro con los ojos iluminados por la esperanza. Se me aflojan los hombros y siento como se me pone la piel de gallina. Trago saliva antes de "volver".

¿Tú...podrías...- digo con ansiedad, casi sin atreverme a completar la pregunta por temor a que el sueño se rompa. ...podrías sacar a Emil de Bukavu?....
Mi mente empieza a trabajar de forma frenética, a manejar variables, a soñar despierta. Suelo ser hombre de pocas palabras, pero ahora noto como la lengua se desata.

¿ Recuerdas a la Señorita Djokovic?...¿La periodista?. Estuvo aquí, en el Campo, justo antes del último ataque que sufrimos desde Kigali. Ella quiso quedarse, pero su agencia le obligó a hacer las maletas. ¿La recuerdas, Paul? Mira,...me dejó su tarjeta.... Nervioso, me palpo los compartimentos del pantalón, el bolsillo de la camisa...buscando las referencias de Helena. Al mismo tiempo, hablo sin parar, desesperado por aprovechar una oportunidad para Emil.
Debe estar aquí...la guardé...Oh, Dios mío! ¡Guardé esa tarjeta! Debo tenerla en casa. Debe estar...sí, debe estar en la estantería de los libros: pongo ahí los papeles importantes. TIENE que estar ahí. Es americana, ¿sabes? Rubia, muy menuda...pero con personalidad. Mehese nos presentó: anduve unos días con ella explicándole el funcionamiento del campo, y nuestra situación con respecto a la capital, pero...no, no fuí muy agradable con ella.- mientras sigo buscado por entre los bolsillos, miro de vez en cuando a Nsabimana con angustia.

No la llevo encima. ¡Eres un estúpido, Obed!- alzo la voz, palmeando el muslo con rabia. Respiro hondo y me centro en mi superior. Me arrodillaría si fuera preciso, le besaría la mano, me quitaría la vida...si de eso dependiese aquel billete para mi hijo. "Si puedo hacer algo por tí, por vosotros,...lo que sea...llámame. Tienes mi tarjeta.", me dijo. Helena Djokovic, de Atlanta, en los Estados Unidos. Hay buenas escuelas allí, Paul...

Mirando fijamente al Jefe, mi rostro es mortalmente serio. No se mueve un músculo de mi cara...y noto como una lágrima me recorre la mejilla. Estoy al borde, a un paso de derrumbarme, de descargar ante Paul Nsabimana años de sufrimiento.

Y no siento ni la más mínima vergüenza.

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18/06/2008, 10:55
Paul Nsabimana

Demasiado que perder, aún te quedaba demasiado que perder, eso se leía en el rostro de Nsabimana, que permanece impasible esperando a que te calmes, Un hombre en tu situación puede ofrecer dos vertientes Obed, y una de ellas es perder los nervios como acabas de hacer ante la posibilidad de que le suceda algo a tu hijo, la otra, es la determinación por ayudarlo, sólo la segunda nos vale su voz se vuelve más comprensiva al final, más humana.

Se acerca a ti, colocando una mano sobre tu hombro, con fuerza, es un hombre fuerte, de eso no hay duda, Necesito saber que es lo que has pensado, Mentzele es un hombre inteligente, muy astuto, que le traiciones ya lo habrá considerado como una posibilidad, su constante paranoia lo ha hecho llegar a viejo, es la única forma de conseguirlo aquí

Libera el contacto, ha visto derrumbarse a muchos hombres, en la guerra, en el campo, unos se han levantado, otros no, pero tal vez el que alguien esté a punto de hacerlo por una simple posibilidad era la primera vez que le sucedía, Ayudaremos al niño, sólo te queda confiar en mí una vez más, como yo lo voy a hacer en ti, y el precio de la confianza en Bukavu, suele ser la muerte, espero que no tengamos que pasarnos nunca esa factura

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18/06/2008, 15:59
Obed Semanza

Tienes razón.- digo intentando recuperar el aliento. Perdí los nervios, pero...¿qué haría Nsabimana si alguien pusiese al alcance de su mano el sueño de su vida, aquello por lo que lucha? ¿Qué diría, aún sabiendo que se trata sólo de una posibilidad? Debo calmarme ahora. En cinco minutos, todo ha dado un giro de 180 grados.

Mentzele quiere armas. Supongo que eso no es ningún secreto.- digo tras una larga pausa que aprovecho para beber algo de agua en uno de esos vasos de plástico. El nudo que aún tengo en la garganta hace que tragar sea difícil. Él no negocia: ese fué mi primer error...y Saró lo pagó con la vida. Fué culpa mía, Paul. Jamás pensé que se atrevería a matar a un Guardia, en público, delante de todos. Ahora sé que podría haberme pegado un tiro a mí también: ahora...sé con quién he hablado.
Poco a poco voy retomando la compostura. La cercanía de Nsabimana, esa mano sobre el hombro, ha ayudado. Mucho.

Le pedí dos huecos en avión a cambio...a cambio de hacerme con el arsenal. Aceptó, pero puso una nueva condición: debería trabajar para él durante una semana, después de entregarle las armas. Sin preguntas.- quiero que Paul vea sinceridad en mis ojos. Por eso le miro fijamente mientras hablo: ¿qué pensará de todo esto? Podría sentirse amenazado, traicionado.

Tiene a gente dentro, aquí, en la Guardia. Se pondría en contacto conmigo a través de ellos. Y en este punto es donde me asaltan todos mis dudas.- trago saliva - ¿ Quieres aguantar o quieres acabar con él ?

Emil en un avión y Saró vengado. Eso...eso sería perfecto. Ojo por ojo, diente por diente.

Si Mentzele no se hace con nuestras armas, lo conseguirá por otro lado: dinero y medios no le faltan...y siempre hay gente dispuesta a hacerse rica. Ganaríamos tiempo, sí, pero el final acabaría siendo el mismo.

Sin embargo,...si...si hiciéramos una entrega...si pusiésemos en sus manos sólo una parte del arsenal..., eso mantendría mi posición. Seguiría estando dentro: es una buena opción para...descabezarlos.

Un héroe: cada vez te pareces más a lo que no quieres ser, Obed. Un héroe vengativo dispuesto a jugársela por un chiquillo muerto. ¿Merece la pena?

Merece la pena, Paul. Otros ocuparán su lugar, sí, pero con un relevo de poder por medio: luchas internas, disputas...Eso los haría más débiles.

Y nosotros habríamos encontrado una buena moneda con la que negociar: estoy convencido de que, en Kigali, hay gente que recibiría con gusto a un hutu radical como Mentzele.

Ahora soy yo quién pone su mano sobre el hombro del otro. Es recia y fuerte, como lo fué la suya. Y ya no tiene miedo.

Cuestiones políticas, militares, supervivencia,...venganza. ¿Qué más dan los motivos, Paul?

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19/06/2008, 10:21
Paul Nsabimana

Nsabimana te escucha, pensativo, cuando nombras a Saró no puede evitar echar un vistazo a su cadáver, luego se da media vuelta, dándote la espalda tras mantener tu mirada, frota sus ojos con la mano, finalmente se gira de nuevo para encararte,

Había algo extraño en su mirada, algo que no acertabas a discernir, ¿envidia?, ¿desconfianza a pesar de lo dicho?, era complicado de adivinar, el caso es que el hombre por fin parece regresar de donde quisiera que hubiera estado, Hay que terminar con él, no importan los motivos pronuncia con un deje de sorprendente tranquilidad.

Luego se dirige a la puerta de la enfermería, volviéndose de nuevo antes de salir, apoyando ambos brazos en el marco, cubriéndola con su imponente corpachón, Le daremos esas armas, pero, hemos de tener mucho cuidado, ese hombre, como tu has dicho, no ha tenido reparos en matar a un guardia en público, así que si lo que quieres es iniciar una revuelta, no dudará en acabar con la gente que sea necesaria para lograr sus propósitos, ha recuperado su tono de voz habitual, mucho más firme y acelerado, como de costumbre.

Conozco a dos de sus hombres en la guardia, pero no sé si tiene más, puede que los conozca porque él así lo quiere, deberemos esperar a que él se ponga en contacto, aspira con fuerza por la nariz, ¿Qué diremos acerca de la muerte de Saró?

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19/06/2008, 20:36
Obed Semanza

No...no lo sé.- digo echándome una mano a la nuca y caminando en círculos. Mentira, Obed. Claro que lo sabes: tantas conversaciones con Ferdinand, tantos viajes en aquel coche, él atrás...hablando abiertamente de conspiraciones políticas, de revueltas, de poderes fácticos..., de consparanoia. Fueron bastantes los años que pasaste siendo el chófer, confidente y amigo del ser más extremista de Ruanda. ¿Te enseñó algo? ¿Tanto te influyó? ¿Estás escuchándote, Obed?.

Quiero decir..., había pensado algo mientras lo traía en brazos hacia aquí...- suéltalo, vamos. Ya has renunciado a tus principios. No eres un repartidor de periódicos, ni un pobre conductor ignorante. Eres lo que Mentzele ha visto en tí..., así que sácalo de una vez.

Supongo que lo más sensato sería...correr la voz de que no sé nada de esto. Simplemente oí un disparo y encontré su cadáver. Mentzele no es tonto y sospechará si la Guardia no husmea por las cercanías de esa taberna...aquel tipo, Bekele, la regenta, siguiendo el camino principal. Probablemente la conozcas.- comienzo dubitativo, pero me voy soltando. Lo tengo tan claro que, poco a poco, deja de repugnarme el hecho de mentir sobre la muerte de Jacques.

Saró era tan buen muchacho como poco precavido. Muchos lo habrán visto tratando con las mafias, metiendo las narices aquí y allá. No te dejes engañar, Paul: el chico no quería venderse, sino hacer méritos ante tus ojos. - miento de nuevo. Si la confianza de Nsabimana y deshonrar la muerte de Jaques están en la misma balanza...no tengo dudas. Eso lo sabemos tú y yo. Nadie más. Tenemos bajas en el Cuerpo casi cada semana. Un investigación de trámite, un par de preguntas, gente de tu confianza...y que corra la voz de que no he soltado prenda. Un expediente más bajo el montón.

Giro el cuello y vuelvo la mirada hacia el cuerpo de Saró. Me quedo así un instante, suplicándole, donde quiera que esté, dos cosas: la primera, que intente perdonarme. Y la segunda, que tenga paciencia.

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20/06/2008, 09:21
Paul Nsabimana

La versión oficial de aquel lugar, un expediente más, Nsabimana comprendía, seguramente el mismo lo había más de una vez, y desde luego, su silencio y su mudo asentimiento eran la confirmación de aquello, tampoco parecía orgulloso del plan, pero no ofrecía una alternativa más decorosa.

Pero para intentar cazar a un hijo de puta, muchas veces tenías que convertirte en uno de ellos, perder una parte de ti mismo para mandarla en busca de tu objetivo, sabiendo que aunque logres tu propósito, morirás un poco, el fin justifica los medios, una peligrosa afirmación.

El jefe de la guardia suspira antes de hablar mientras se cala de nuevo el gorro del chubasquero, Ahora sólo podemos esperar, tenemos que hacer que todo continúe como si nada hubiera pasado, incluso mañana te destinaré a la misma zona, y tranquilo, conozco a esa chusma de Bekele, no habrá problema con él, no se llega a su posición siendo un estúpido, bueno, más que llegar, seguir en ella con vida, ese era el verdadero mérito de Paul, seguir vivo, Una última cosa, dile a Ngeze que envíe una carta a Djokovic, de mi parte, él sabrá lo que tiene que poner, siempre ha sido mejor redactor que yo una sonrisa, paciencia, es lo que ahora nos queda, hasta mañana Obed, dice para a continuación desaparecer en dirección al exterior.

Notas de juego

si quieres decirle algo más puedes sin problema.

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21/06/2008, 15:31
Obed Semanza

Paul !- digo antes de que mi superior salga. Señor...Hasta que todo esto acabe, me preocupa la seguridad de mi hijo. Me acerco a él, como pidiendo un trato epecial que reconozco contrapoducente: si queremos dar una impresión de normalidad, tener a Emil bajo custodia podría llamar la atención. Sin embargo...

No debería ir a la escuela durante unos días. Y, si voy a continuar con mis guardias, Emil se quedaría solo durante mis turnos.- bajo la cabeza y mis dedos juguetean entre ellos - Si pudiéramos...si fuese posible mantener una guardia en las oficinas de Ngeze...Cualquier pretexto sería válido: custidia de algún envío importante de documentación extranjera, misivas privadas del ACNUR..., no sé...Usted tiene experiencia, mando y medios: si accede, pongo la seguridad de mi hijo en sus manos. No creo que haya mayor prueba de confianza que ésta.

Notas de juego

Tras la salida de Nsabimana de la enfermería, cualquiera podría haber visto desde la ventana a Obed tomando la mano del joven Saró y besándola mientras, entre dientes, masculla algo y se santigua.

Después, sale a toda prisa hasta la casa-oficina de Ngeze.

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23/06/2008, 09:27
Paul Nsabimana

Nsabimana se detiene una vez más, Obed, Emil debe ir a la escuela, cualquier cosa que no respete el ámbito de la naturalidad, sólo aumentará las dudas de Mentzele, y sus ansias de ajustar cuentas es complicado explicar a un padre que debe permitir que su hijo ande solo en un lugar donde seguramente esté vigilado por un asesino en la nómina de un hombre implacable y sin escrúpulos, Si quisieran matarlo, un par de guardias no se lo impedirían, es más, probablemente tendríamos que añadirlos al número de muertos, no haré nada al respecto, por su seguridad sentencia con voz firme abandonando la estancia.

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23/06/2008, 09:27
Laurent Ngeze

Tras la oración, abandonas la enfermería, la tormenta ha cesado, sólo una fina lluvia te acompaña en tu camino hacía la oficina de Ngeze, una débil luz brilla a través de una de las ventanas, las calles del campo están en silencio, y ningún alma se cruza en tu camino.

La puerta está cerrada, pero el anciano responde a tu llamada, haciéndote pasar, cruzas por la ordenada oficina en dirección a lo que es su casa, una habitación que hace la función de salón y dormitorio, quedando un rincón para la pequeña cocina, un libro y una taza humeante se encuentran apoyados en una mesa, delante de una silla vacía, sobre la cama, descansa en cuerpo dormido de Emil, un bombilla proporciona luz a la estancia.

¿Un café Obed? pregunta Ngeze al verte llegar, te observa en silencio, escrutadoramente, pero guarda sus preguntas, es de los que prefiere escuchar sin quieren hablarle, presionar a alguien nunca fue bueno según su opinión.

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24/06/2008, 01:37
Obed Semanza

El camino que separa el Cuartel de la oficina de Ngeze es largo: siento como al avanzar dos pasos retrocedo uno. Por eso, aunque la prudencia manda reprimirme, intercalo tramos andando a buen paso con otros a la carrera. Constantemente miro hacia los lados, casi sin advertir que ya no llueve: tras cualquier esquina, imagino a aquel muchacho del móvil sirviendo de avanzada para un hombre alto y bien vestido que se oculta entre las sombras. Debo pensar a dos jugadas vista: el enroque de Nsabimana para proteger a mi rey, a mi hijo, resultó una jugada demasiado arriesgada para Paul..,pero...¿cómo se prepara un jaque cuando no sabes con qué piezas cuentas?.

Por fin, al final de la calle embarrada, veo la casa del Manco. Y mientras golpeo suavemente la puerta con los nudillos, rezo por ver serenidad en los ojos de mi mentor. En los míos él verá una angustia que no quiero disfrazar: ocultarle algo a Laurent sería estúpido...e inútil.

Si, por favor.- contesto a su ofrecimiento de café. Emil está dormido y, por un instante, lo imagino inerte, muerto: he esperado unos segundos, acercándome para ver cómo su pecho se hinchaba, por verlo respirar..., y me pregunto qué recuerdo le quedará de su padre si todo sale bien, si Djokovic cumple su pomesa. Mi esperanza es saber que vivirá lejos, aunque no vuelva a verlo nunca. Amor es sacrificio.

Nsabimana va a ayudarme.- susurro sin apartar la vista de Emil. Me pidió que escribiese usted a la Señorita Djokovic.

Como dos caras de una misma moneda: así veo a Ngeze y Mentezele. Hombres viejos y despiertos, con el don de la perspicacia y la templanza. Mi mentor, sólo con esas pocas palabras, sabe sin duda que debo hacer algo a cambio. Y estoy convencido que, si bien no conoce los detalles, intuye al menos el fondo de mis propósitos.

Me giro hasta encontrar los ojos del Manco y, con un mezcla de tristeza e ilusión en mi rostro, le hablo a mi maestro y al Dios que vive en el cielo:

Bukavu no verá crecer a mi hijo.

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24/06/2008, 09:36
Laurent Ngeze

El manco se desplaza al fondo de la estancia, a la parte que hace las veces de cocina, la pequeña cafetera aún humea, el hombre acababa de prepararse un café para el mismo, abre una puerta de madera de un mueble colgado encima del fregadero, y saca una pequeña taza que llena hasta la mitad con el oscuro líquido, de forma lenta, luego se acerca a la mesa y lo coloca justo enfrente de la silla, señalándote una que hay no demasiado lejos para que te sientes.

Cuando lo haces da un sorbo de su bebida, asintiendo con la cabeza cuando le pides que escriba a la señorita Djokovic, La chica tiene buena fe, e intentará ayudarnos por todos los medios, pero a ella le pondrán muchas trabas, veremos si tiene fuerza para superarlas, y sobre todo, si tiene determinación para conseguirlo te mira a los ojos, como siempre suele hacer, con aquella perenne gorra sobre su cabeza, la determinación es algo que hoy en día no se valora, no hace falta demasiada para apretar el gatillo de un arma, es necesaria mucha más para no hacerlo, podrías pensar que eso es por nuestras circunstancias, pero yo te digo que es algo innato en el ser humano, sólo prueba a quitarles la comida a los blancos sonríe con amargura, mirando a Emil por un momento.

Paul es ambicioso, si a decidido ayudarte es porque hay un pez gordo en juego, y en Bukavu, sólo uno es lo suficientemente jugoso para arriesgar tu único cebo, detiene sus palabras, cerrando el libro que estaba leyendo, uno que no tiene ningún título sobre las pastas, las cuales tiene una clara manufacturación casera, un reemplazo de su cubierta original, Dos hombres peligrosos, cada uno a su manera, dirigen ambos bandos en el campo, pero comparten una idea común, ambos se creen intocables, y ambos tienen un miedo atroz a la muerte, no se dan cuenta de que ella es nuestra compañera durante toda la vida, y en lugar de disfrutar del viaje, solo temen llegar a su inevitable destino busca de nuevo tus ojos, cansados los suyos, viejos, pero aún con el brillo de un niño en su interior, y la gente, cuando se asusta, quiere demostrar que no lo está, y hace cosas que nunca haría de otra forma ahora su rostro se endurece.

Bukavu no verá crecer a tu hijo, de una manera u otra, eso no sucederá, ¿no es así Obed?,

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25/06/2008, 09:54
Obed Semanza

Siempre imaginé la mente humana como un inmensa biblioteca llena de libros, algunos desvencijados y otros con la pasta reluciente, ordenados y desparramados por el suelo...según el texto y según quién tenga que ordenarlos.

En "mi biblioteca" existe, justo a la entrada, una estantería de madera con un letrero dorado en el que se puede leer "Laurent Ngeze". Es un mueble enorme y de fácil acceso desde la memoria: sus textos están pulcramente clasificados, limpios.
Y cada nueva palabra de mi mentor se convierte en un sello que se graba, negro sobre blanco, sobre alguna de aquellas hojas inmaculadas.

Así es.- concluyo, y un brillo de admiración por aquel anciano ilumina mis ojos. Él lo sabe: la vida de mi hijo pende de un hilo y Mentzele está en el ajo..., conmigo en medio atenazado por la angustia de un hombre que no podría vivir si pierde todo cuanto tuvo. Emil es lo único que queda de mi sangre.

Voy a estar cerca de Él, Señor Ngeze.- susurro desde la silla, perdiendo la vista en aquel libro tan viejo y tan vivo como su dueño. Mi dedo índice traza círculos sobre la taza de café.La vida de Emil..., a cambio de la cabeza de Mentzele. Ese es el trato.

Desvío la mirada hacia el Manco y la enfoco sobre sus ojos, como ya he hecho docenas de veces antes buscando consejo... y quizá también la comprensión y afinidad que perdí cuando enterré a mi padre.

Usted...usted lo conoce, ¿verdad?. Dijo de sí mismo que era el "Diablo de Bukavu"..., pero también ví en él el miedo a la muerte: en eso no nos parecemos...- un sorbo de café. Delicioso y caliente.- ...siempre y cuando mi hijo pueda marchar lejos...

Notas de juego

Nota para agilizar la trama:

Si quieres mover más rápido el tema, la idea de Obed es arropar a Emil con una manta y llevarlo en brazos hasta casa, evitando los caminos principales. No se trevería a pedirle a Ngeze que el chico se quedara hasta su entrada en la escuela ( sería un signo de anormalidad inoportuno).

Si ves que vamos bien de tiempo, seguimos roleando la conversación con el Manco (por mí, encantado XDD).

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25/06/2008, 11:05
Laurent Ngeze

Lo conozco, si, concede el Manco en un susurro, sostiene con su única mano la taza, tardando unos segundos en beber, como si se tratara de un ritual, antes de hacerlo, ha hecho girar el recipiente hasta que ha quedado frente a él la abolladura que luce el metal de manera orgulloso, en este lugar, la cerámica no es una buena compañera para la cocina, si se rompe, no es tan sencillo como ir a comprar otra.

Es un asesino tremendamente seductor Obed, es capaz de hacer desear a los que ven la película, que sea el héroe el que muera, y no él sonríe con pesar en su mirada, el diablo, tentador y cruel, atractivo y peligroso suspira mientras paladea el regusto amargo de su bebida.

Para ti Emil lo es todo, ahora es cuando la intensidad de su mirada se hace patente, pero no olvides, que tu, Obed, lo eres todo para Emil afirma mientras un leve tono de tristeza ha quedado impregnado en sus palabras, tu no quieres perder a un hijo, pero seguramente, él tampoco.

Notas de juego

jeje, roleamos, no hay problema de tiempo contigo, digamos que ahora mismo llevas tu propia partida, me será fácil introducirte en la trama en cualquier momento.

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26/06/2008, 09:39
Obed Semanza

Cita:

...un asesino tremendamente seductor...

Ngeze decía mucho con muy poco. Cuando hablé con Mentzele, tuve esa misma sensación: una parte de mí deseaba que el Diablo me diese una palmada en la espalda. Aún así, el magnetismo que irradia el Manco me llena de calma y sosiego. Sólo Padre conseguía en mí ese efecto: debo contarlo todo. Es lo más útil, lo más sensato y lo más justo.

No tengo elección, señor...- digo tras un nuevo sorbo de café. Negocié con Mentzele la salida de Emil, a cambio del arsenal del Cuartel y de...de una semana a sus órdenes. Accedí, pero fuí con ello hasta Nsabimana.

Decidimos "entregarle" una parte de las armas: lo justo para no reforzarlos en exceso y conservar la...la confianza que Mentzele pueda tener en mí. A partir de ahí, tocará la parte dura: lograr que el Gran Hombre asome la cabeza.

Por eso necesito que Emil esté lejos de aquí cuanto antes. Con él en Bukavu, mi cerebro está dividivo...

Cojo la taza con ambas manos y apoyo los codos sobre la mesita.

Si usted fuese el Diablo...¿para qué querría un semana de mis servicios?

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27/06/2008, 09:22
Laurent Ngeze

Laurent baja un poco la cabeza cuando explicas la situación, una expresión de desagrado en su rostro, Nsabimana y Mentzele, dos personas complicadas a las que confiar la vida de tu hijo, con métodos diferentes, pero con intenciones similares, la guerra y la muerte es lo único que los hace importantes es la primera que pronuncia el nombre del asesino de Saró, y lo hace con un cierto matiz que no terminas de comprender.

Mentzele nunca se conformará con una parte, debes ser muy cuidadoso el tener un solo brazo, nunca le ha supuesto un problema a Ngeze, por lo menos aparentemente, realiza su trabajo con las misma diligencia y efectividad que cualquier otro, por no decir con mayor, aprendió a escribir con la otra mano, tuvo que volver a hacer todas las cosas normales a las que estaba acostumbrado desde cero, pero nunca le has oído quejarse por su situación.

Si yo fuera el diablo Obed, lo haría todo por mismo dice el manco con una sonrisa tranquilizadora, arquea las cejas y en sus ojos ves de nuevo esa comprensión con tu situación.

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30/06/2008, 17:30
Obed Semanza

...y no dejaba de tener cierta lógica. La soberbia es el talón de Aquiles del poderoso y Ngeze lo sabe: quizá, por la expresión que pongo al hablar de Mentzele, ha sabido captar esa parte de mí que oscuramente lo admira. Y con esa frase demoledora, intuyo que mi mentor quiere poner al "Diablo" con los pies en el suelo.

Emil debe ir a la escuela mañana...- digo tras asentir a sus palabras. Un nuevo sorbo de café y una mirada de preocupación. Normalidad: ¿quién puede fingirla cuando tu vida ha dado un vuelco?. ...y yo debería intentar dormir un poco.

Me levanto de la silla, sin prisas,y voy hacia donde mi hijo duerme. Con cuidado, deslizo las manos bajo su nuca y sus rodillas. La lluvia cesó. Es hora de irse.
Ya...ya...todo está bien, Emil. Tu padre está aquí, contigo...Duerme. Duerme...- le susurro al incorporarlo, besándole la frente.

Con mi hijo en brazos, espero a que Negeze me abra la puerta. En ese momento le miro a los ojos.

Cuando todo estalle, cuando todo se venga abajo...volveré a buscarte, amigo mío.- y, sin más, salgo de su casa-oficina en dirección al cuartel, sintiéndome el ser más frágil sobre la faz de la Tierra.

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01/07/2008, 09:44
Director

El manco te devuelve la mirada, también tiene los ojos negros como los de Mentzele, pero estos no buscan atraparte para su causa, asiente cuando susurrar aquellas palabras, que no duda de que sean pronunciadas de corazón, pero por la sonrisa que devuelve, parece dudar mucho de que sean ciertas, mantiene la puerta abierta mientras te observar perderte en la negrura, la tormenta ha terminado, la noche se ha vuelto más calmada, y la oscuridad más intensa.

Emil pesa hoy más de lo normal, la misma postura con la que hace poco cargabas otro cuerpo, el de otro chico, el sonido de la respiración de tu hijo te parece el sonido más hermoso que has escuchado nunca, algo tan simple y cotidiano como eso, estar dormido o estar muerto, soñar o vivir, las diferencias son demasiado sutiles a veces.

Nadie en tu camino, tu casa despejada de gente, por lo menos por hoy no hay más Mentzele, ni más Nsabimana, quizás cuando te duermas regrese Saró, pero esperas que el cansancio te permita tener una noche de paz, si es que eso volverá a ser posible mientras pises el suelo de Bukavu.

Notas de juego

Bueno, lo dejo aquí por si tienes en mente hacer alguna cosa más, sino me defines un poco si vas a seguir la rutina habitual hasta que los hombres de Mentzele se pongan en contacto contigo, que es, teóricamente, el siguiente paso.

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02/07/2008, 13:25
Obed Semanza

Sentado en la mecedora que preside el pequeño salón-habitación de mi casa, con las manos en la nuca, observo en silencio cómo mi hijo duerme. En aquel camastro a ras de suelo, su respiración es profunda: el pecho oscila y los ojos se mueven imparables bajo los párpados. ¿De qué hablarán sus sueños?, me pregunto, mientras los rítmicos quejidos de la mecedora de mimbre me invitan a acompañar a Emil.

Pero no puedo: el café de Ngeze aviva los recuerdos de este día. Al fondo de la habitación, el pequeño candil sigue encendido y pierdo en él la mirada..., intentando convencerme de que lo bueno no siempre es lo correcto. De que Dios no vive en Bukavu.

¿Qué me dices?, diez billetes de cien y no quiero volver a veros por aquí a ti y a tus perros...
...
Vamos a salir de ésta, hijo.
...
Obed Semanza, sé lo que hicisteis por mi, y Jacques Saró podrá ser muchas cosas, pero no alguien que olvida, no alguien que no valora su vida, no un desagradecido.
...
Ten cuidado Obed, ten cuidado
...
No lo ha entendido, yo tomo las cosas, de una manera o de otra, pídame aquello que tanto desea, aquello por lo que está dispuesto a sacrificar a su hijo, o péguese un tiro y termine con su miserable existencia de una vez.
...
Recuerde, que salir de este lugar es caro, y va a precisar de todos sus huevos
...
¿Sabe Semanza?, no pienso visitar el infierno, eso es lo que voy a hacer, no visitarlo, ya vivimos en él, y aquí yo soy el diablo.

Y es entonces cuando el disparo vuelve, y su recuerdo me hace tensar los músculos. Todo pende de un hilo: la carta del Manco a Djokovic, la maniobra de Nsabimana, la "credulidad" de Mentzele,...mi propia cordura. Demasiados cabos sueltos, demasiados factores que deberían inclinarse todos hacia un mismo lado para que esto salga bien. Difícil. Mucho. Pero no imposible. Y lo que es más importante, no me arrepiento. Podría haber hecho como Mehese: meterme junto a Emil en una burbuja, esperando que nunca estalle.

Pero ahora, sentado en mi mecedora, incapaz de pegar ojo, siento que he tenido el valor de agarrar una oportunidad. Que ya no queda nada de Obed, esposo de Kalaima, chófer, cabeza de familia...y siervo de Dios.

Notas de juego

...y la partida vuelve a donde empezó: una mañana de trabajo, Emil a la escuela, Obed a sus guardias..., pero con todo lo que ocurrió el día anterior en la chepa.

En esta ocasión, Obed le pedirá a Nsabimana un favor antes de la asignación de guardias: que le encomiende a su grupo la zona cercana a la escuela. Así podrá vigilar la salida y la entrada de Emil.

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03/07/2008, 11:06
Director

Un nuevo día, un nuevo beso a tu hijo y una mirada de extrañeza en sus ojos, no pregunta nada, sólo come en silencio, sin dejar de mirarte, casi ha comido la mitad de su desayuno cuando por fin se decide a hablar, pero lo hace como siempre, contándote lo que hizo ayer por la tarde, aquella historia tan divertida que el manco le contó, o lo que ha aprendido de ese hombre, pero lo hace con más seriedad de lo habitual, la preocupación por algo que no conoce, pero que parece sentir de alguna manera, antes de ir al colegio, te da un cariñoso beso en la mejilla, con una promesa de que se portará bien, su ausencia del día anterior, es obvio que siente remordimientos por ella, eso es una buena señal.

De vuelta al trabajo, rutina camuflada de inquietante espera, una semana como mínimo de antelación, eso le dijiste a Mentzele, veremos si te hace caso aunque solo sea en eso, hoy ya no llueve, las tormentas son fugaces y terribles, tanto como los estallidos de bala, los brotes de violencia que surgen en cada lugar del campo, cada vez más frecuentes, cada vez estás más convencido de que todo va a estallar, veremos si estás aquí cuando eso suceda.

Hoy de nuevo tormenta por la noche Obed te saluda Nsabimana cuando llegas y te unes al resto de los capitanes, Mi primo dice que vienen tiempos complicados, solo nos queda tener paciencia, dice con una sonrisa, no te ha puesto ninguna pega en cuanto al lugar de trabajo que le has pedido, simplemente asintió con la cabeza, parecía preocupado en otros asuntos.

Los primeros días pasan tranquilos, de día un tiempo aceptable, y de noche las infernales lluvias, a la semana, la normalidad parece apoderarse de nuevo de tu vida, Nsabimana no puede asignarte otra semana al mismo destino sin levantar sospechas, pero ha colocado a un hombre que conoces, Bail Ganenza, en “tu puesto”, vigilando discretamente a Emil, aunque no le ha dado más explicaciones de las necesarias.

Casi un mes sin noticias, hasta que por fin el deseado momento llega, uno de los guardias jóvenes, un chaval al que conoces de vista, ha coincidido contigo en el camino de vuelta al cuartel, y justo antes de despediros, se dirige a ti, La casa amarilla, a las once, para no perder las costumbres un cita con el diablo susurrada al atardecer.

Notas de juego

nada de Djokovic a pesar de que el manco ha enviado la carta, y ninguna novedad destacable hasta ese día, si quieres hacer algo o crees que he ido rápido, roleamos lo que creas necesario.

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04/07/2008, 00:02
Obed Semanza

Es fácil salir de Bukavu: sólo hay que morir.

A un par de kilómetros al Sur del campamento hay una fosa común. De vez en cuando, una columna de humo se extiende desde allí y las cenizas cubren a los muertos, y estos, a su vez, se amontonan sobre los huesos y el polvo blanco.
No sólo cuando se propaga algún brote recibe cadáveres la fosa. También lo hace con las muertes puntuales de hombres, mujeres y niños por los que nadie pregunta.

Sin embargo, un poco más cerca de Bukavu, hay un cementerio. No deja de ser una extensión yerma, salpicada por algunos árboles y matorral,...pero al menos hay piedras que sirven para que nadie olvide.
Allí, bajo un tronco desnudo, enterré a Jacques Saró. Y en la madera seca grabé su nombre. La Guardia tiene...ciertos privilegios.

La normalidad de la semana contrasta con la efervescencia de mi cabeza, sobre todo los primeros días,...hasta que me doy cuenta de que la gente de Mentzele podría matar a cualquiera si realmente quisiesen hacerlo. De nada serviría entonces mi constante y enfermiza paranoia, el agente que "vigila" discretamente a Emil, o las mayores precauciones de Nsabimana, de Gaenza o de mí mismo. El Gran Hombre me quiere vivo y, lo que es más importante, me quiere de su lado. Y para eso mi hijo debe seguir respirando.

Aún así, a pesar de que extrañamente voy acostumbrándome a dejar pasar el tiempo, no puedo evitar hacerle visitas diarias al Manco: Djokovic no ha respondido, y empiezo a temer que el "Cuerpo Interno para la Seguridad" haya puesto sus manos sobre la misiva. Laurent no parece preocupado por ello: es un hombre listo y tiene vías para evitar a los censores..., pero si esa carta cae en las manos equivocadas... Han pasado semanas, y contemplo cómo la opción de la peridista extranjera se diluye.

¿Qué me queda entonces? Si Nsabimana no puede sacar a Emil del Campamento, siempre quedará Mentzele..., y tengo claro que mis valores, mis principios, valen menos que la vida de un niño en Bukavu.

Allí estaré.- respondo. El gran momento. Mentzele de nuevo. Yo ya no soy el mismo. Iré solo, sin armas, a pecho descubierto y con las ideas bien claras. Puede que Él sea el Diablo, pero yo soy un Hombre...que lleva consigo todos sus demonios.

Notas de juego

Sin problema. Además, estoy deseando "hablar" otra vez con ese asesino XDD...y puede que esta vez se lleve alguna sorpresa...