Partida Rol por web

Náhoda či Dopuštění

Bukavu

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09/10/2008, 16:01
Obed Semanza

- Una mercenaria desarmada: eso es justo lo que pareces.- digo al volverme con gesto contrariado, frunciendo el ceño, ciertamente molesto. La palabra "desintegrado" suena con un desagradable zumbido dentro de mi cabeza: no es fácil reconocer lo imposible. De hecho, me niego a hacerlo,...más ahora, cuando sé qué terreno piso.

Emil, Laurent, Nsabimana,...Ellos esperan, Obed. Están ahí, a tan solo unos minutos de camino. Esa cámara nunca existió. Ella...es otra turista inflada de opio, desconcertada como tú.

Y Mentzele no es más que un hombre...

- Al menos ahora no pareces una...- "puta", iba a decir, pero me muerdo el labio antes de hacerlo. Pensar en aquello, en el "don" de Karin, en la muerte de Victoria, en las criaturas que devoraron al mercenario, en ese edificio demencial en mitad de la selva, en el oscuro pasillo, en la grabación...No había ninguna explicación lógica más allá de una verdad que no quiero aceptar, y eso me enfurece.

- Trescientos dólares americanos.- digo tras una pausa, más calmado, acercándome a ella hasta quedar frente a frente. Me agacho, poniendo una rodilla en tierra.- A ese precio se pagan las que vienen marcadas: golpes, heridas, alguna cicatriz...

Me fijo en su mano derecha antes de centrarme en sus botas. Deshago el nudo y remeto los pantalones militares, ciertamente grandes para ella.

- ..., aunque las rubias siempre se han pagado mejor que las morenas. Todos los Señores de la Guerra las encuentran más...exóticas.- paso los cordones por detrás y los ato alante, con fuerza. Me incorporo y la miro a los ojos, cerca.

Vamos, dílo. Reconócelo. La llevaste a cuestas no porque seas un buen hombre, sino porque te intriga. Eso hiciste, Obed..., y ahora no la dejarás morir aquí porque la crees...

- Cualquiera podría sacar 500 por tí. Quizá algo más, si no te violan entre todos antes de venderte. Y luego, cuando tu dueño se aburriese de tí, te compartiría con sus hombres. O, con suerte, acabaría pegándote antes un tiro en la cabeza.

Le agarro las mangas de la camisa y se las subo hasta el codo, imitando el doblez reglamentario de la Guardia.

- Este uniforme no garantiza nada..., pero, al menos, advierte de algo que todo el mundo sabe: un militar blanco nunca pisa Zaire sólo. Se lo pensarán dos veces antes de atacarte.
Y...si eso finalmente sucede,...

...una pistola no supondrá ninguna diferencia.

Retrocedo un par de pasos, convencido de que mi prisa por llegar podría conducir a la imprudencia: habrá que ocultarse hasta que anochezca.

¿ Puedes hacer algo con...con el pelo?

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10/10/2008, 12:44
Karin Salzgeber

Otra vez me habla así. Suspiro mientras se acerca, y abro mucho los ojos intuyendo como iba a acabar la frase, sin saber a que viene, claro. Escucho una cantidad de dinero que no tiene ningún sentido, mirándolo con expresión confusa mientras se inclina para proceder a convertirme en una mercenaria del todo, rígida, pero sin hacer ningún gesto de apartarme o de rechazo. No aparto mis ojos de los suyos, que están pendientes de mi transformación….

…Entonces es cuando esa y la cantidad de después cobran significado, abriendo mucho la boca a lo que dice, apretando los puños ¡¡Cállate!! ¡no me digas esas cosas! niego con la cabeza, ya tengo bastante con todo lo demás. Y lo miro enfadada, casi con ganas de empujarlo para que caiga hacia atrás, estrenando mi nueva mano. Parece que hace un siglo desde la última vez que me enfade con alguien, con alguien que no quisiera matarme, claro.

Con el ceño fruncido, firmeza en la mirada, eso no va a pasar. Desapareceré antes. Debería desaparecer ahora, lo que dice sólo consigue inquietarme y desear huir con todas mis fuerzas, bueno… creo que a él le pasa igual con lo que yo digo...

Concéntrate, que sabe lo que se hace. El pelo. Lo tengo sucio, lleno de tierra, enmarañado a más no poder. Ay, cuando él lo apartaba y… Aprieto la mandíbula y busco alrededor por el suelo, hasta que encuentro una ebra del largo adecuado, recogiendo el pelo con ella, en una coleta baja, con el flequillo también dentro, aunque no parece que éste vaya a durar mucho en ella. Así se va a quedar. Lo miro, casi desafiante a que diga algo inoportuno otra vez.

Tengo que hacerlo, ahora tendré que comportarme como una mercenaria, sólo espero que me baste con el curso rápido que me han dado entre Annek y Vi. Muerdo mi labio inferior y lo miro: Mi desconocido compañero, el primero voluntario. Y noto como el enfado se diluye.

Ellas dirían algo como "Vamos, negro." Trago saliva. Estoy lista, vamos, a ¿Bukavu? Repaso el plan en mi mente, aún hay algo… contratada por ¿Nssabirmana? Intentando pronunciar adecuadamente…. Toso un poco después, el polvo de este sitio no da mucha opción.

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10/10/2008, 20:09
Obed Semanza

N-sa-bi-ma-na.- corrijo, vocalizando lenta y claramente. Paul Nsabimana. Jefe de la Guardia del campamento de refugiados de Bukavu. El no...contrata a nadie. Sólo filtra los trabajos y los buscavidas hacen el resto.

El plan, de nuevo, cogido por alfileres: si somos interceptados nos quedarán pocas opciones. Sin embargo, confío en saber ocultarnos, en caminar cuando no haya luz, en que, de ser vistos, el uniforme actúe como efecto disuasorio. Ella no está preparada para un control, Obed...

Si todo sale bien, si no encontramos milicianos o agentes por el camino, pronto estaremos a salvo en casa de un buen amigo. Se llama Laurent. Laurent Ngeze: es mi mentor. Un gran hombre, Karin de Viena. Hablaremos con él,...y si hay algo de verdad en todo esto, "El Manco" sabrá verla en tus ojos.

Karin había sorprendido. No esperaba ese arranque de orgullo y, mientras ella se afana buscando algo con lo que recogerse el pelo, entrecierro los ojos y sonrío: no será otro Jacques Saró. No acabará bajo un árbol, con su nombre escrito a navaja en la corteza. No voy a enterrar a nadie más...

No encontraremos agua ni comida por aquí..., pero debemos esperar un poco, a la noche, para salir.- digo palpándome el vendaje de mi brazo. Ahora el dolor vuelve, seco, interno.- ¿Podrás aguantar?

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11/10/2008, 20:13
Karin Salzgeber

N-sa-bi-ma-na Asiento mirando sus labios mientras pronuncia de nuevo, la información que da sobre el hombre después, se graba a fuego, sabré utilizarla.

Le sonrío, esperanzada, un amigo, un mentor, suena tan bien, casi perfecto. Endurezco la expresión, haré y diré lo que haga falta para llegar hasta ahí, a quién sea. Tenemos mucho que decirnos, y si es necesario que ese hombre me vea para que Obed me crea, me verá.

En otra situación, sin estar tan cansada de todo, con el último comentario me reiría, si supiese lo que llevo a cuestas....

No te preocupes Obed, aguantaré. Soy más resistente de lo que parezco. Casi no recuerdo la última comida que hice en condiciones, miro al suelo durante unos segundos, Fue con Roux y Needle, ¿¡Esta mañana!?” cuando desperté del brutal golpe que me dio El Buscador, un escalofrío me recorre cuando ese rostro acude a mi mente, mientras mi rostro se ensombrece, ¿Sólo ha pasado un día? Pero si esta mañana casi no podía andar… Oh, oh, seguro que los dos viajes tienen algo que ver con la milagrosa recuperación...

Vuelvo a mirarlo, será mejor que no le diga lo del futuro todavía, dijo que era mejor esperar, y ese tipo de información se la toma regular…. suspiro Estoy deseando llegar, allí podremos hablar, y organizarnos, ¿Verdad, Obed? mi voz suena esperanzada, realmente me ha dado buenas noticias.

Miro alrededor, afilando la mirada hacia lo lejos, en está inhóspita tierra, evitando mirar el cuerpo de la mujer que nos ha salvado, y vuelvo a mirarlo, esperando instrucciones. Bueno, pues hagamos lo que dices, esperar hasta la noche para emprender camino, pero tendremos que buscar un sitio para escondernos, aquí no, por favor.. Llévame a donde sea, aunque sea a tres metros, pero en este sitio, con ella, no.

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14/10/2008, 12:12
Obed Semanza

Aquel último comentario de Karin suponía para mí una parada en seco: en un lugar como éste, en una situación como en la que nos encontramos,...ya no soy Obed Semanza, el padre, el guía turístico de blancos adinerados, el chófer de agitadores, el confesor...No soy ese: mi cabeza olvida y se pone a trabajar en lo que tiene delante, en lo inmediato, en lo que mis ojos pueden ver aquí y ahora. En elegir la mejor opción para sobrevivir...deshechando todo, TODO lo demás.

Por eso, cuando Karin vé el cuerpo de Victoria...yo sólo veo un trozo de carne. Y eso me disgusta profundamente.

Como quieras.- digo con seriedad, comprendiendo no sin esfuerzo lo que debe estar pasando por su cabeza. No está acostumbrada, y no puedo culparla por ello. Es más, desearía con todas mis fuerzas no mostrarme tan insensible ante la presencia de un cadáver: eso significaría que los pequeños bracitos de Samuel estarían todavía pegados a su cuerpo, que Kalaima no se habría podrido tirada cabeza abajo con un tiro en la nuca, que no odiaría el ladrido de los perros, que mi hijo nunca habría comido la carne de un hombre,...

...que la brutalidad en la muerte sea norma para los ruandeses.

Sin embargo no la envidio. Esa petición de Karin reflejaba una inocencia aterradora que, eso temo, será destruída a poco que pase algún tiempo en esta tierra.

El sitio era bueno...- señalo con la barbilla el lugar donde reposa el cuerpo. Ya lo creo que lo és: lejos de las rutas principales, camuflado por la piedra y los arbustos que suelen crecer antes de que se cierre la selva,...incluso pude ver algunos buenos brotes de hiebas aromáticas que confundírían el olor...el olor de una pronta descomposición.-...pero está algo expuesto.- miento.

Son lugares como éste, seguros en apariencia, los que acaban por traicionarte. Parece un contrasentido, pero todo el mundo acaba evitando los caminos principales a la hora de hacer los intercambios, trapicheos,...ya sabes,...- estás empezando a divagar, Obed. Es suficiente. Ella no se sentirá mejor.

Aprieto los labios y miro al suelo, respirando por la nariz. Tras una pausa, levanto la cabeza.

Busquemos otro lugar.- susurro mirando de reojo el escondite. Allí debe estar el cadáver de la mercenaria: desde mi posición, aún estando relativamente cerca, no puedo verlo...pero imagino pequeños gusanos blancos formando una madeja en las cuencas de sus ojos...

...y no siento nada.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Por parte de Obed, poco más que añadir de momento. No hablará con Karin de todo lo ocurrido si no es en presencia de Ngeze...y no saldrá antes del anochecer.

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17/10/2008, 08:53
Karin Salzgeber

Suspiro aliviada, y lo miro agradecida a los ojos. Sigo la vista que me señala, asintiendo a sus indicaciones, por si hace falta volver a buscar otro sitio. Pero lo cierto es que el pensamiento fundamental es que me alegro de dejar atrás la muestra de la horrible barbaridad que he hecho.

Con ojos entornados lo observo mientras mira hacia abajo. Si no fuese por él no sé que habría sido de mí. No me voy a separar nada de él. Tendré que tenerlo siempre cerca, siempre a una distancia de sólo tener que alargar el brazo….

No hay más, otro sitio y esperar a la noche, miro al cielo y la luz de este largo día mientras empiezo a caminar, a su ritmo, intentando hacer un breve cálculo del tiempo que queda hasta el anochecer, mientras estaré…. Sola con mis pensamientos. Espero soportarlo.

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17/10/2008, 11:38
Director

Obed encuentra otro lugar para refugiaros, aquí la selva no es profunda, pero entre algunos árboles y piedras de gran tamaño que a la vez os proporcionan abrigo contra el calor que empieza a ser agobiante, más que nada por la humedad del lugar. El ruandés lo soporta sin demasiados problemas, pero Karin tiene verdaderos problemas, se marea, y a veces le cuesta respirar.

Ningún objeto metálico que tuvierais se encuentra ahora con vosotros, pues no viajaron de la extraña forma que lo habéis hecho vosotros.

Pero todo tiene su fin, y aquel día no es la excepción, no habéis visto a nadie, sólo el ruido de algún motor en la lejanía. La noche se cierra sobre Bukavu, y Obed bien conoce lo que sucede cuando esto se produce, las entradas están vigiladas, la alambrada custodiada, aunque tal vez no con el celo que se debería, como bien sabes, las cosas no parecen haber cambiado demasiado desde que te fuíste.

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17/10/2008, 11:38
Director

Notas de juego

Si te acercas a la zona no ha cambiado nada el modo operandis.

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18/10/2008, 16:31
Obed Semanza

Theoneste Muzema, pescador de oficio, bajó al claro donde preparaba las redes antes de lo habitual. Era la hora oscura y fría que precede al alba, nadie encontró por el camino.

Llevaba una pequeña bolsa de tela en las manos y la cobijaba de la intemperie como si de un bebé se tratara, arrimándola contra su pecho, mientras sus pies le llevaban sendero abajo por un camino mil veces antes andado..., y sus ojos le advertían inquietos de cualquier movimiento extraño entre la maleza. No quería que nadie le viese hacer aquello. Ni siquiera reveló sus verdaderas intenciones a Elie, su esposa, cuando abandonó el lecho en una hora tan temprana.

Al llegar por fin al claro, colocó la bolsita en el suelo con sumo cuidado y se arrodilló frente a un árbol que marcaba el linde. Allí cavó con las manos, incrustándose bajo sus uñas la tierra que habría de servir para completar el ritual. Cuando el hoyo alcanzó las dimensiones de la cabeza de un neonato, Theoneste cogió la bolsita, desató el nudo y descubrió su contenido.

Era un huevo de gallina, blanco, inmaculado, perfecto..., con un nombre escrito a tinta en su cáscara:

Kalaima.

El joven Theoneste colocó el huevo dentro del agujero con la delicadeza de quien se juega en ello su memoria, su apellido..., y ayudado por una navaja, hizo un corte en la palma de su mano, dejando caer tres gotas de sangre justo sobre el cascarón. Suspiró, cerró los ojos y se echó las manos al cuello, quitándose una cadenita de la que pendía un pequeño crucifijo.

Cruz, huevo y sangre quedaron tapados por la tierra...y allí permanecieron hasta que ocho meses y dieciséis días después Theoneste volvió a por su crucifijo, regresó con él a casa y lo colgó en el cuellecito de, por fin, su primera y única hija, Kalaima Muzema de nombre.

...

Era de mi esposa.- digo finalmente. Ni siquiera había reparado en ello hasta que pude relajarme un poco, resguardado en el nuevo escondite. Me lo regaló en el día de nuestra boda. Una Cruz. Es...era...especial para mí.

Karin de Viena me ha visto tenso, dolorido, por momentos derrumbado...y, aunque ese hecho no me agrada, no puedo ni quiero ocultarlo. El salvoconducto de Laurent, la garantía de mi hijo, las antiguas esperanzas de mi difunto suegro y...lo único material que me quedaba de Kalaima: todo perdido con aquel crucifijo.

Es la hora.- aprieto los labios y trago saliva. No puedo permitirme una sola lágrima. No en este momento: acaba de cerrarse la noche..

Márcate el objetivo, Obed...y no te desvíes. Nada más puedes hacer...

Notas de juego

Con todo el sigilo posible, sin dar un paso hasta haber asegurado el anterior, guío a Karin hasta un punto que recuerde y reconozca como vulnerable en los límites del Campo...evitando las entradas principales y las garitas.

El plan (?!) es que ninguna patrulla ni ningún buscavidas nos intercepte por el camino (ayudados por el sigilo y el señuelo del uniforme en caso de ser vistos), para luego intentar entrar sin ser detenidos...

(¿alguna tirada?)

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18/10/2008, 21:29
Karin Salzgeber

Al llegar al nuevo escondite me siento, rodillas flexionadas y abarcadas por mis débiles brazos, frente apoyada en ellas y mirada perdida en el interior de mi recién formado nido. Muy perdida.

El inicial estado de tensión empieza a desaparecer, sumiéndome en un letargo producto del calor del ambiente y del cansancio acumulado. Nada de eso sirve contra la pena que siento en el pecho, al contrario, se unen para quitarme entre todos la respiración. Crece y crece, por lo que hago esfuerzos por no caerme definitivamente, tensando y apretando los músculos, intentando mantenerme sin desmayarme, sin vomitar, sin derrumbarme…

Divagando con varios rostros en mi mente, uno predomina sobre los demás. Está vivo. Mi luz todavía brilla. Y lo sé gracias a esta maldición… es para lo único que me ha parecido útil desde que la tengo. Lo demás que me ha traído…

….. no sigas por ahí…

Es momento de crecer, de luchar, la esperanza de ver su rostro otra vez… sus ojos a la luz de aquella farola…. Este recuerdo no me puede matar, me tiene que salvar. Contraigo la cara, apretándome más fuerte. Te encontraré. Te lo prometo.

El silencio y la luz se quiebran a la vez, se acabó la tregua, ha llegado el momento. Sus palabras son asimiladas poco a poco, captando su significado y su importancia despacio, lentamente.

Oh… no.

Parpadeo en mi oscuridad y vuelvo la cara al hombre que ha acabado con la pausa. Lo siento muchísimo. Musitado débilmente, mirándolo sincera, más abatimiento entre pecho y espalda. Suspiro y me levanto cuando termina de hablar, entumecida, dolorida, preocupada: tengo bastante menos energía de la que pensaba. Y no me voy a quejar.

Lo miro a los ojos, en esta oscuridad, limpiando el sudor perlado de mi frente con el dorso de la mano derecha, llegaremos, disimularé. Aprieto los puños, fingiré de nuevo, como siempre, igual que aparentaba amabilidad y alegría en esos salones de mi antigua vida, ahora demostraré todo lo contrario, y me templaré los nervios como hacía cuando preparaba mis conciertos, endureceré la mirada y el corazón. No olerán mi miedo.

Bien, vamos entonces. Espero que esta fuerza me dure bastantes asaltos.

Notas de juego

chapó!!!

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20/10/2008, 09:03
Director

Notas de juego

Hay algunos puntos vulnerables si se entra con cuidado, de todas formas tenéis que tirar sigilo y suerte para no ser descubiertos.

Haced dos tiradas

1.- 1d10 + Suerte contra dificultad 12
2.- 1d10 + Reflejos + Sigilo contra dificultad 14

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20/10/2008, 09:13
Karin Salzgeber
- Tiradas (3)

Notas de juego

la segunda, la del exito en suerte no vale, la mierda esta me lia

joder que tiradas....

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20/10/2008, 15:31
Obed Semanza
- Tiradas (2)

Notas de juego

Obed nunca fué damasiado afortunado...

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20/10/2008, 17:14
Director

Las pequeñas casualidades son las que marcan el destino de las vidas, por mucho que intentemos convencernos de lo contrario, desde el principio de la historia ha sido así, y lo será para siempre. Puede que como han insinuado el futuro del mundo este en manos de la pareja que ahora mismo cruza en dirección a Bukavu al amparo de la noche, y puede que una simple coincidencia cambie las cosas.

El lugar era el correcto, no había patrullas a esa hora, ni era habitual de los trapicheos, así que con la ayuda de Obed, Karin atravesó la valla del campo, por suerte para ella sus ojos no eran capaces de ver la miseria y dolor que la rodeaba, familiar para el ruandés. La austriaca entonces giró rodeando una chabola, sin darse cuenta de que había un bidón de metal a medio vaciar que vuelca provocando un gran estrépito. Tampoco hubiera pasado nada del otro mundo, pues aunque una mujer blanca es suficiente para causar revuelo en el lugar, la oscuridad podría hacerla pasar desapercibida, pero justo detrás de ese objeto, un guardia orinaba tranquilamente, se había apartado de su lugar habitual, por motivos plenamente naturales.

La miró a los ojos, y aún sin abrocharse siquiera los pantalones la encañonó de manera inmediata, pronunciando unas palabras que la joven no llegó a comprender, pero resultaban claramente amenazadoras, ¡Las manos arriba y no te muevas zorra! era el procedimiento común, disparar si no obedecían, no podías dudar, o te disparaban a ti.

Obed lo entendió todo, camuflado en las sombras.

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20/10/2008, 18:28
Karin Salzgeber

Comenzamos a caminar, y me alivio un poco al comprobar que no es muy lejos, porque las piernas están respondiéndome demasiado lentas. Intentando escrutar algo en esta oscuridad, asfixiada y sudando. Apañándome como puedo con el denso aire y con la negrura que se ha cernido a nuestro alrededor. Por primera vez me alegro de que así sea.

Me dejo apoyar en Obed para cruzar, apretando su mano, estoy exhausta, inspiro profundamente, queda menos, espero que también sea poco. Sigo adelante, cruzando un recodo en el que, mareada de todo el día, doy un pequeño bandazo, una perdida de equilibrio casi insignificante, pero mi rodilla nota, alarmada, que se ha dado contra algo, algo que cae haciendo un ruido horroroso. Los ojos tornan a pánico mientras mi corazón empieza a latir rápidamente.

¡AY!, ¡Dios!

Levanto la vista y reconozco asustada el brillo del metal que está dirigido hacia mí, para variar. Que me griten también resulta familiar, la novedad es no entender lo que dice. Alzo las manos con mis palmas hacía el, señal universal de ser inofensiva… y acto reflejo cuando estás aterrorizada. Respiro profundamente. De ésta no salgo.

O sí. Palabras cortas. Mierda. Inglés. Mirándolo a los ojos Tranquilo…. Trago saliva, increíble, salió la voz, he hablado, sigo, despacio y vocalizando para que me entienda, o por lo menos aumentar las posibilidades...Sólo es un pequeño golpe. No ví esto. Y señalo con la cabeza el bidón. Lo sé por Annek, los mercenarios nunca piden perdón por nada, y tutean. Una gota de sudor se desliza rápida desde la sien hasta la barbilla. ¿La última?

- Tiradas (1)
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21/10/2008, 15:41
Obed Semanza

No sólo el lugar me resultaba familiar. También lo era aquella situación: caminar agazapado entre las sombras, viendo a quien no te vé, ganando cada metro, reconociendo el terreno antes de dar el siguiente paso. Hasta el olfato ayuda: el humo del tabaco, el olor que desprende un cuerpo expuesto al calor y a la humedad...No puedo desdeñar ninguno de mis sentidos. No lo hice antes con Emil, y no voy a hacerlo ahora con Karin...

..., hasta que mis presentimientos se ven reflejados en ese bidón, ese sonido estridente que rompe la quietud de la noche, esa voz asustada que ordena...

La diferencia entre tú y yo, Obed, es que tú eres inteligente...pero yo soy listo. Jamás serás un buen oficial de la Guardia, en caso de que algún día quieras serlo.

Qué razón tenía Nsabimana. Trazar un plan y ejecutarlo satisfactoriamente es algo utópico para mí. Soy incapaz y siempre lo seré. Sin embargo, no hay tiempo para lamentos: coloco la espalda contra el flanco de la chabola, modiéndome el labio, echando mano instintivamene a un arma que no tengo.

Mierda- grito sólo para mis adentros, maldiciedo la mala serte y mi nula competencia. Sé que debo haber sido la comidilla del Campo desde mi huída, y pocos rostros hay desconocidos dentro de los cuarteles de la Guardia..., así que no puedo jugármela con aquel tipo esperando no ser identificado: los ojos de Mentzele tienen las formas más diversas,... e incluso pueden tomar la apariencia de un guardia al que le cortan la meada.

Gracias a Dios, Karin ha sabido no rendirse al miedo y al agotamiento. Conserva la pose, orgullosa, tan en su papel que me convierte - aún más si cabe - en responsable de todo lo malo que le ocurra.

Vamos allá, Obed. No te queda otra.

- Tiradas (4)

Notas de juego

A ver si hay suerte:

Rodear la chabola evitando ser visto por otro guardia y tratando también de no ser detectado por éste hasta colocarme a su espalda, aprovechando que está demasiado concentrado en Karin.
Una vez ahí, golpear el codo del guardia hacia arriba para desviar el cañón que apunta a mi compañera e intentar inmovilizar al individuo...para después -tanto si hay tiro al aire como si no- golpearlo fuerte en el cuello buscando el k.o

(...)

Madre mía, qué de cosas...( recemos lo que sepamos, Karin de Viena ).

- adjunto tiradas, por si sirve de algo -

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22/10/2008, 09:18
Director

El guardia pone voz de extrañeza ante las palabras de la joven austríaca, frunce el ceño y parece más nervioso, no le hace la más mínima gracia tener delante a una blanca vestida de militar, si es una mercenaria, no dudara en matarlo a la más mínima. ¡Las manos a la cabeza puta! vuelve a gritar en el desconocido idioma, agitando el arma.

Mientras, Obed se desliza silencioso rodeando la casa, algunas cabezas han asomado para desaparecer con rapidez al ver la escena. Seguramente habrá muertos, se conforman con no ser ellos. Al girar de nuevo para desembocar a la espalda del guardia, observa como la situación se ha complicado, así que actúa sin dudar. Un certero golpe en el codo del guardia que ni siquiera acierta a disparar su arma, totalmente sorprendido siente los poderosos brazos de Obed intentando inmovilizarle, pero este resiste una vez recuperado de la sorpresa, girándose hacia el ruandés.

Ambos hombres quedan enfrentados, el primero buscando agarrar su arma, de espaldas a Karin, el segundo intentando que no lo haga…

- Tiradas (7)

Notas de juego

Tiro iniciativa por todos, para acelerar.

Primero Obed por tener más Reflejos que el guardia.
Segundo guardia.
Tercero Karin.

El golpe en el cuello no llega a producirse al fallar la presa.

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22/10/2008, 16:28
Obed Semanza

El tipo es fuerte...o yo estoy demasiado débil. El shock, la marcha, el calor del día, la tensión de la noche, humedad...

Excusas.

Se zafó de la presa y no hay tiempo para pensar, aunque puede que sí lo haya para que las cosas no se tuerzan definitivamente: estoy casi seguro de que, gracias a la oscuridad y al haber sido sorprendido, no ha logrado reconocerme. De hecho, apenas puedo distigir su cara. Sólo sé que debo hacerle callar, que si eso se dilata tendremos compañía...

...y que no quiero matarlo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Intento golpear al guardia con la parte de la mano que queda entre el pulgar y el índice, dedos extendidos, tensionados...Un golpe duro y seco apuntado a la garganta.

(Muy buena, Obed. Espectacular).

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22/10/2008, 16:39
Director

Notas de juego

tienes que tirar de nuevo, 1 a 5, pifias, 6 a 10, no.

Cargando editor
22/10/2008, 17:37
Obed Semanza
- Tiradas (1)