Partida Rol por web

- Y yo a tí, guapa... Nos vemos - se despidió, colgando finalmente.

Una vez colgado el teléfono, la mujer suspiró y se acercó con paso pesado hacia la cocina, tomando asiento en una de las sillas, evitando poder manchar algo...

Apoyó los codos sobre la mesa, descansando la frente sobre sus manos. Ni siquiera controlaba a su acompañante, ya que parecía importarle bastante poco lo que hiciera en aquel tiempo de espera... O no:

- No manches nada... - comentó, ya cansada de aquella situación... - ¿...Qué se supone que va a ocurrirle a mi hermana? - Ya se lo había advertido una vez. Si el tipo se atrevía a hacerle daño a su familia una vez más ella se quitaría de enmedio. Lo que le frustaba era dudar de aquello, porque si su Anne realmente estaba en peligro... Le necesitaba.

El hombre te miró, casi parecía sorprendido de cómo te dirigías a él, atravesó la puerta de la cocina con la pistola en la mano, pero al entrar la guardó en el interior de su abrigo, se quitó el sombrero y lo puso sobre la mesa, con cuidado.

No depende de mí, mis órdenes son protegerla y evitar que haga nada indebido dice con su habitual monotonía, separa una silla de la mesa, y se siente justo enfrente de la francesa, mirándola a los ojos, frunciendo el entrecejo, por un momento se permite recordar el cálido contacto de su cuerpo cuando la agarró en el ascensor, ya casi no recuerda nada de aquello, hace demasiado tiempo. Baja la mirada unos instantes, para luego alzarla y perderse otra vez en aquel azul apagado, casi vacío por su culpa.

Sentía una extraña sensación en su interior, una apremiante necesidad de pedir disculpas a aquella mujer, a la que por primera vez consideraba como tal, no era “La Luz”, pero en cambio simplemente se volvió a levantar, tomo un vaso que había en el fregadero, abrió el grifo, y se sirvió un vaso de agua que bebió de un trago.

¿Quieres agua? se sorprendió a si mismo preguntando.

Fornes regresaba al fin. Anne intenta no parecer ansiosa, pero le cuesta un poco, saber que en breve verá a su hermana, tocarla, abrazarla y hablar frente a frente con ella la tiene así. Algo en su interior le dice que estando las dos juntas todo eso adquirirá el sentido que hasta ahora no tiene.

Sin embargo... Parpadea y respira profundo. Esas imágenes otra vez. Ve a José parado junto a una mujer, riendo, escucha a su hermana llamándola y pidiéndole ayuda... su cabeza rodar por el suelo. Aún tiene el móvil en la mano y lo aprieta con fuerza. Mira a José y entrecierra los ojos cuando le oye preguntar por su hermana... duda.

Julian la oyó hablar con Sol, de eso está segura, pese a que intentó evitar que supiera con quien hablaba. Se lo abría dicho a José de no ser por esas imágenes que se le habían venido otra vez a la mente, así que, aunque no miente, omite algunos datos, cruzando los dedos porque Julian no diga algo que la ponga en evidencia.

-Sí, a casa por favor -responde primero a Julian y luego mira a José-. Mi hermana está bien, hablaba con ella cuando llegaste -le responde sin añadir nada más y sube otra vez a la limusina-. ¿Sabe como llegar a mi casa, monsieur Clement?

Alza la mirada hacia Fornes unos segundos, con la expresión de quien ha sido picado por una avispa molesta, un insecto que no debería estar en este lugar, Por supuesto que no espera alguien, aunque le aseguro que nadie peligroso suelta la puerta sin cerrarla y se acerca un poco al español, no se fíe de todo lo que le digan sus amigos señor Fornes, no siempre ven las cosas de manera objetiva no era amenazante, su tono había adquirido más bien el de un sabio confidente, no dejaba de tener su gracia la facilidad con la cambiaba de un rol a otro.

Entráis de nuevo en el coche, y volvéis a sentaros en la misma posición, entonces Clement vuelve a sonreír a Anne una vez más, era evidente que le gustaba aquella joven, o por lo menos parece que así es, ¿Le inquietaría que supiera donde vive?, dice mirándola a los ojos, nuevamente es como si José no existiera, como si olvidara su presencia, por su fama, es alguien acostumbrado a estar rodeado siempre de muchas personas, así que no le es difícil aislarse y centrarse únicamente en lo que le interesa.

Da unos golpecitos con los nudillos de la mano derecha en el cristal que los separa del conductor, y este baja unos centímetros, luego pronuncia con voz clara la dirección del apartamento de la francesa sin dejar de mirarla en ningún momento, cuando el cristal vuelve de nuevo a su posición original, se encoge de hombros en un gesto de pillería, He hecho mis deberes, ¿qué menos por una mujer como tú? dice con un media sonrisa de disculpa, como si fuera inevitable no interesarse por ti.

Las palabras de Anne hacen que mi rostro refleje un atisbo de alivio Bueno por lo menos una buena noticia, espero que esto le ayude a tranquilizarse.. Tras esto Anne se dirige a Clement, durante su breve conversación vuelvo a sentirme incomodo

Esto es cojonudo, me recuerda a cuando era mas pequeño y quedaba con algún colega y terminaba haciendo de aguanta velas.... El comentario de Clement hace que salga de mis pensamientos

Cita:

Estas palabras hacen que considere a Clement aún ,ás peligroso

¿Sera posible que sepa que he hablado con Luc?, pero ¿como?, no he tardado más de lo normal y el teléfono me lo dio Luc por lo que el numero debería de ser seguro , así que una de dos o Luc y este tío se conocen o ha sido un golpe de suerte... hecho una rapida mirada a julian

Aunque este tio no parece necesitarla.....

Cita:

al oír esto me hecho la mano a la cara con gesto de resignación Y otra vez a la carga con la misma mierda

Según avanzaba la situación me sentía mas desplazado y fuera de lugar Realmente es una buena idea que este yo aquí ains..

Sol se quedó estupefacta con la pregunta. Ni siquiera le había devuelto la mirada el tiempo que el tipo estuvo sentado frente a ella... Y tras un incómodo momento de silencio, respondió con sequedad:

- ...No - se acomodó sobre la mesa, apoyando la cabeza para dar descansar un poco mientras esperaba. Cerró los ojos... Olía a hogar. Olía a su época. No a un montón de polvo, sangre y muerte... ¿Por qué no podía quedarse allí? Era su presente, era su mundo y merecía permanecer allí... Aquel aire hogareño la renovaba y la animaba a relajarse...

Cita:

-Para nada... ¿Acaso planeas darme razones para inquietarme? -responde y mira a través del cristal el pasar de los autos.

Juega con el móvil entre los dedos, pensativa.

Cita:

Esboza una sonrisa como diciendo "sí, claro" y vuelve a mirarlo.

-Hacer los deberes es lo mínimo que podías hacer... aspiras a conseguir mucho en tan poco tiempo y no soy fácil de atrapar.

Aparta otra vez la vista y mira al exterior. Puede ver a ambos hombres reflejados en el cristal.

La limusina sigue avanzando, les toca la luz roja y se detiene. Anne reconoce la calle, están cerca ya. La luz cambia y la limusina gira a la derecha, un par de calles más y habrán llegado.

El sonido de unas lleves en la puerta del apartamento hizo que El Buscador rápidamente se pusiera de pie, en menos de tres segundos te había agarrado del brazo y coloco tras él, que se había puesto justo detrás de la puerta de la cocina, obteniendo una visión clara del salón principal que era donde desembocaba la entrada.

Con mucho cuidado, no quiero ninguna tontería, tu hermana es peligrosa, dice sin mirarte en un susurro, No puedo dejar que te pase nada pidiendo claramente que no va a permitir que te arriesgues.

El sonido de la puerta al abrirse, y la figura de tu hermana cruzando el umbral…

Julian sonríe ante tus palabras, pero no dice nada, puedes ver como su mirada se afila sobre ti a través del cristal, podrías definirla como ansiosa, o tal vez simplemente fuera deseo, pero era parecida a un la de un lobo a punto de comer, cuando su presa ya no tiene escapatoria, lo ves girarse por un momento hacia Fornes y luego echarse hacia atrás, con algo de cansancio, para finalmente volver a fijarse en ti.

Las calles se suceden, y en menos de diez minutos llegáis a vuestro destino, el vehículo se detiene delante de un bonito edificio en pleno corazón de Monmartre, y al poco la puerta del coche se abre para permitir salir a la francesa, tras ella se baja Clement que ahora mantiene una distancia prudencial con la chica.

¿Esperamos aquí o te acompañamos? pregunta mirándola a los ojos.

Anne baja de la limusina, ésta queda a su espalda, y al hacerlo alza la vista en dirección a su loft/departamento. Hay luz encendida y le parece vislumbrar la silueta de su hermana junto a la ventana. No se percata de que Julian baja tras ella hasta que él le habla.

No voltea, pero sí gira la cabeza y lo mira por encima del hombro. Medita un instante sobre qué es lo mejor y entonces decide.

-Subiré sola, gracias.

Vuelve la vista al frente y camina al edificio. La distancia que hay hasta la puerta del edificio se le hace enorme, presiente que sus acompañantes no le han quitado la vista de encima y saberse tan intensamente observada por uno de ellos, por mucho disgusto que le cause, la pone nerviosa. Al fin llega hasta la puerta de acceso, no es necesario que utilice su llave, el encargado de turno en el edificio le abre la puerta.

-Bonjour, mademoiselle Cavaliè -la saluda.

Anne mira su reloj, pasa de medianoche.

-Bonjour, Pierre -responde- ¿Ha venido alguien?
-Oui, mademoiselle, su hermana y la está esperando.
-Merci.

Anne se dirige al ascensor y presiona el botón para que la puerta se abra. Al ingresar presiona el de la sexta planta.

-¡Ah, Pierre! -le dice antes que las puertas se cierren- Por favor no deje subir a nadie sin antes consultármelo.

Las puertas se cierran y el ascensor acciona el mecanismo. Anne observa los números en el panel. Planta 6 y suena esa especie de timbre que da aviso. El ascensor se detiene y las puertas vuelven abrirse... Anne camina hasta su puerta y la abre.

Julian no hacía la situación mucho mas agradable, sus continuas y desganadas miradas ya habían dejado patente que mi compañía no era grata para el, por suerte parecía que Anne todavía quería que yo estuviese , a pesar de esto era plenamente consciente de que iba perdiendo a los puntos y que mi situación por lo que parecía no es que fuese ir a mejor.

Cuanto más tiempo pasa , mayor es mi desventaja, mierda, si esto continua así a lo que lleguemos a Londres , casi podre ir volviéndome a Alicante.... mierda.

En ese momento fuy consciente de que esto se estaba volviendo algo personal, una lucha entre aquella persoan que creía estar por encima de todo y de todos y yo.

El único problema es que yo no tengo una sonrisa de oreja a oreja que encandile a las mujeres...

Desde que era un adolescente habia sido consciente de aquello y nunca me habia supuesto un problema, apesar de eso en ese momento habría deseado ser algo mas atractivo

Joder Jose, piensa, tienes que usar la cabeza.... Pensé, consciente que mi única arma era la misma de la que disponía cada vez que me sentaba delante de un cuaderno cuando componía mis canciones, mi ingenio.

¿Y una vez que lleguemos a Londres, que bonita sorpresa tiene preparada nuestro guía turístico? Comento con algo de ironía

Anne, por alguna extraña razón, ingresa al loft cautelosa. Deja las llaves colgadas en el portallaves y la cartera sobre el arrimo.

-¿Sol?

Su mirada recorre todo el lugar, en especial observa hacia la ventana, lugar donde le pareció verla al llegar.

Cita:

- ...Yo tampoco puedo dejar que le pase nada - le respondió, dándo un tirón con el brazo para que éste la soltara... No iba a perdonarle el haber acabado con la vida de su marido, por mucha gente a la que tuviera que proteger.

Se asomó, y observó una figura. Esperó a que su hermana encendiera la luz y se acercara, controlando que el Buscador no sacaba ningún arma. Si estaba en peligro, pocas amenazas veía alrededor suya...

Anne...

Miró al Buscador, que quedaba frente a ella. Agarró su levita y se pegó a su espalda, susurrándole entre dientes...

- Como le ocurra algo malo, como la hieras un pelo... Olvídate de mí...

Sol se asomó por la puerta de la cocina. Vestía una capa extraña encima de un atuendo corriente y no llevaba en absoluto buena cara... Pero se quedó en la puerta viendo a su hermana frente a ella. Ya no recordaba cuánto hacía que no la veía, si fueron semanas, meses... o infinidad de años.

- Hola... - dijo al rato de estar en silencio, quizás sin saber exactamente qué decirle a su hermana... Se acercó entonces a ella, a paso pesado y con los ojos brillantes, y la abrazó con fuerza, sin decirle nada más... Su olor familiar, la suavidad de su cabello y la dulzura de Anne, su familia, simbolizaban lo único por lo que aún podía mantener la esperanza, y el verla a salvo la llenaba de alegría...

- Estas bien...

Anne abrazó a Sol, fuerte, su abrazo era reconfortante, pero la notó extraña, sus ojos brillaban demasiado y parecían hinchados.

Se quedó observándola, en silencio. Sol, al igual que ella, llevaba sobre los hombros algo que a todas luces no parecía ser de su propiedad y que no combinaba en lo absoluto con la ropa que traía puesta.

-Estoy bien, sí, mejor que tú por lo que veo -le apartó el cabello del rostro y escrutó en sus ojos- ¿Estuviste llorando? -titubeó y tomó las manos de su hermana- ¿Sol qué ha pasado, por qué has venido tan repentinamente?

Roux ni siquiera se había fijado en la vestimenta de su hermana... Agradecida con las muestras de cariño, llega un punto en que los ojos se le cargan hasta no poder aguantar las lágrimas. Su hermana, su sangre... No había otra persona en la que confiara más que en ella, ni tampoco a la que quisiera más.

- Es que... Han...* - comenzó a hipar, sollozando, se tapó la nariz y la boca con ambas manos - Mikael ha muerto... - rompió a llorar, temblando y volviéndo a pegarse a ella. Era la única persona a la que podría abrirse en realidad. Solaine se diferenciaba de su hermana por tener un carácter más débil que ésta, y una personalidad más tímida y cerrada, a la par de ser más sensible... - No sabía si te iba a pasar algo... Pero estas bien... - se abrazó otra vez a ella. No iba a soltarla... - Estas bien... Estas bien...

Anne palideció al oír las palabras de su hermana. No es que Mikael le agradara o le tuviera aprecio, pero era el esposo de su hermana, ella lo amaba y no podía ser indiferente al dolor que ésta sentía. Temía preguntar sobre cómo había muerto, lo temía en verdad, o es que quizás no deseaba escuchar la respuesta que tanto temía porque aquello definitivamente significaría que Julian le había dicho la verdad en todo momento... Temía preguntar, pero era necesario.

-¿Qué pasó Sol? ¿Cómo murió Mikael? -tragó saliva- ¿Le han matado? -los ojos de Anne brillaban, ver a su hermana llorar era una de las pocas cosas que conseguían quebrarla- ¿Es por eso que estás tan preocupada por mí?

La atrajo a sí y le pasó el brazo por encima del hombro.

-Ven -le susurró acariciándole el cabello y secándole las lágrimas con la manga de la chaqueta.

La condujo hasta una de las sillas e hizo que se sentara mientras ella iba por un vaso de agua con azúcar. Se puso en cuclillas delante de su hermana, acariciábale las manos y le escrutaba el rostro mientras esperaba que sus sollozos cesaran lo suficiente para dejarla hablar.

La muchacha lloró aún más conforme Anne preguntaba... ¿Qué debía responder? ¿"Su asesino esta justo aquí"? ¿"Tengo que soportarlo porque... sí"? Sólo asintió cuando preguntó si le habían matado. Había sido brutal, innecesario y de lo más cruel...

La acompañó hacia la silla, tomando asiento con cuidado, pero cuando la vió decidida a ir a la cocina se apresuró y alargó el brazo para agarrar con fuerza el suyo, impidiéndoselo:

- ¡NO... No vayas! - le suplicó, fijando la imagen en la puerta de la cocina, asustada. Negó, sin soltarla - No te separes de mí, no quiero nada, sólo que no te separes de mí... - Le parecía increíble que aquel hombre no hiciera acto de presencia, pero en ningún momento se le pasó por la cabeza que éste pudiera estar dándole un momento de intimidad con su hermana... Merecido, desde luego.

- Me... - sorbió el llanto - Me dijistes que alguien quería hacerte daño, y no sabías quién... - se explicó...

Frunció el ceño, la reacción de su hermana era como si...

-"¡Julian!" -pensó súbitamente- "Julian dijo que probablemente también irían por ella... y sí..."

Anne sintió miedo, el modo en que su hermana se aferraba a ella y la expresión de temor en su rostro cuando mencionó el ir a la cocina la pusieron en alerta.

Respiró profundo, tenía que sacarla de allí.

-Acompáñame a la habitación, por favor -susurró y se puso de pie tirando de las manos de su hermana para que la siguiera.

Solaine se tomó un momento para coger aire e intentar serenarse, asintiendo finalmente a la propuesta de su hermana, pero sin dejar de mirar a la cocina... ¿Qué podía haber de malo con ella? Era la misma de siempre... No sabía si lo había hecho mal, pero lo cierto es que le atemorizaba saber que ésta pudiera estar en peligro.

Se levantó y la acompañó, en un silencio que sólo rompía sorbiéndose la nariz amargamente, temerosa de que ocurriera algo...