Partida Rol por web

Náhoda či Dopuštění

Selva

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08/08/2008, 09:29
Director

Abres los ojos, un techo de madera y hojas, te duele la cabeza, y te sientes algo mareado, al llevarte la mano a la sien compruebas dos cosas, que al apretarla, el sitio donde recibiste aquel último golpe aún lo acusa, y que el brazo se encuentra bastante bien vendado y recuperado, pudiendo moverlo casi con normalidad. El sonido de la lluvia rebotando contra el suelo se oye en el exterior, con mucha claridad, y es que la habitación donde estás, tumbado en un cómodo camastro, tiene una ventana sin cristal.

El lugar es una pequeña choza, con la puerta de entrada abierta, y sin nada más en su interior, con la excepción de otro camastro cerca del tuyo, y una mesa de plástico con una silla plegable sobre ella. Fuera, en una especie de porche casi diminuto, un hombre se encuentra sentado en una silla similar a la que permanece cerrada. Es un hombre blanco, con el pelo largo, un sombrero de ala, y va vestido con unos pantalones militares y una camisa de color caqui, lleva una pistola en un cinturón, y el paisaje que ves en el exterior, tras él, es el de una desconocida selva, no parece percatarse de tu despertar.

Tú vas vestido tan solo con la ropa interior, aunque en los pies de tu lecho, hay pantalón y una camiseta limpias, y en el suelo, unas botas.

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08/08/2008, 09:30
Obed Semanza

Podrían decirme que llevo aquí dos días, o dos horas. Lo creería en ambos casos. Sólo sé que no tengo recuerdos de ningún sueño.
Me incorporo sobre el camastro, con el cuerpo entumecido y la boca pastosa. El sudor se acumula en los pliegues de la nuca y la cabeza me da vueltas...como si mi cráneo albergase al cerebro con un dedo de holgura, y éste se agitase dentro a cada uno de mis movimientos.

Sentado sobre el lecho, recojo las ropas procurando no hacer demasiado ruido, sin dejar de mirar a aquel tipo. Un hombre blanco, ropas militares...
Mercenarios...- pienso mientras me pongo la camisa. He visto muchos pero, por suerte, ellos no me vieron a mí...ni a Emil: tras el estallido de la revuelta, la Interahamwe dispuso a varios grupos de ellos en las rutas secundarias que llevaban a Zaire. Cobraban por pieza. Aunque con éste puede que me equivoque. Todo es posible.

Poco a poco, noto como el mareo se diluye. Trajaj golpeó duro, pero aquel culatazo no duele tanto como recordar la mirada y el olor a nada de Mentzele: trato de convencerme de que todo era una pose, un teatro necesario para rodearse del halo pavoroso del que, al fin y al cabo, vive. Pero esos dos rasgos, desprovistos de traza alguna de humanidad, siembran en mí la duda. No quiero ni pensarlo.
No. No puede ser. Y, sin embargo, por una razón que se me escapa, confío en su palabra : sé que volveré a ver a mi hijo.

Hasta entonces, estás solo, Obed. Busca al Diablo y entrégale el crucifijo. Y no te pases de listo. Habla lo justo, abre los ojos y afila el oído. Prudencia. Y contundencia cuando sea necesaria. Sabes cuando y cómo...Sólo queda esperar tu oportunidad.

Intencionadamente, hago ruido con las botas sobre el suelo al ajustármelas. Es hora ed que el tipo del porche sepa que he despertado.

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08/08/2008, 09:31
John

El hombre se da media vuelta en cuanto haces un poco más de ruido, no es joven, aunque tampoco viejo, posee esa edad indefinida que da el pasar mucho tiempo al aire libre, mucho tiempo perdido en selvas que nada tienen que ver con él. Se queda sentado en su silla, no parece ni agresivo ni amenazador.

Creía que no ibas a despertar nunca, en la mesa hay algo de comida y… alarga el brazo hacia su izquierda, agachándose un poco, para coger algo que no ves, algo que lanza en tu dirección, al agarrarlo con algún que otro problema, ves que se trata de una cantimplora aquí tienes algo de bebida, dice mientras te guiña el ojo de manera cómplice.

Soy John, y seré tu niñera hasta nueva orden, dice ahora poniéndose más serio, tiene un acento extraño, como si le costara pronunciar algunas palabras. Me han dicho que eres de Bukavu, jodido lugar ese, niega con la cabeza.

Notas de juego

Habia que darle un homenaje, XDDDDD, es un clásico.

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08/08/2008, 09:32
Obed Semanza

El vómito, la herida, el sudor, la fiebre, el miedo...Mis mareos no son sólo producto del golpe, también tienen que ver con la deshidratación: bebo de la cantimplora hasta casi vaciarla. El agua rebosa por las comisuras. Mejor. Mucho mejor. Con la mirada más despierta, asiento serio pero agradecido.

Lo es.- respondo en tono neutro tras apurar la bebida. Mis hombros, agarrotados, dibujan una señal que no puedo disumular: cautela y desconfianza.
Ni una palabra de más, Obed. Ni una sola.

Trago saliva y echo un rápido vistazo a la cabaña: fuera, las nubes descargan con insistencia. En silencio, me acerco hacia la comida. Toco la mesa con la punta de los dedos y miro al hombre blanco. No me fío de él, pero eso ahora es irrelevante. Estoy vivo, cuando debería estar muerto: mi corazón late y mis tripas rugen. En mi cabeza, se amontonan las preguntas. Preguntas que aquel tipo podría contestar, al menos a algunas de ellas..., pero aún no es el momento.

Despacio, me acerco a la mesa y la toco con las yemas de los dedos. Alterno la mirada entre la comida y el hombre blanco, y al fin tras una pausa, despliego la silla y me siento frente a la comida. Cabizbajo, con parsimonia primero y algo más de apetito después, siento cómo las fuerzas regresan poco a poco..., y mis ojos sólo se separan de las viandas para enfocar, de soslayo, a aquel diminuto porche.

Mi niñera...

Notas de juego

Me acabas de tocar la fibra sensible. Personaje de culto...Grande Sly !!! XDDD

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08/08/2008, 09:32
John

Niñera era un término usado entre los mercenarios que definía a aquel que se encargaba de alguien pero que no era exactamente un prisionero, lo que pasa es que con los nativos de África, casi nunca se daba este caso, pues solían acabar con ellos debido a su falta de valor o utilidad, de ahí que le resultara casi desconocido a Obed, aunque alguna vez lo oyó, pero el recuerdo de donde se pierde en el olvido.

El tal John se levanta de su asiento, y camina un poco para apoyarse en el marco de la puerta, lleva una pistola al cinto y ha dejado el fúsil en la silla, te mira, con curiosidad, Estamos esperando a alguien, quien nos dará la orden de ir a buscar lo que nuestro “jefe” quiere que busquemos el tipo te mira serio, aunque al cabo del rato sonríe de una manera un tanto peculiar.

Mira, podemos hacer todo esto fácil o difícil, el tópico de costumbre, pero no parece que este hombre de para mucho más así que tu eliges, sólo espero que no tarden demasiado dice mientras se vuelve de medio lado hacia el exterior, dejando claro que no parece importarle lo que respondas, que está preparado para ambas situaciones.

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08/08/2008, 09:33
Obed Semanza

Con extrañeza, miro cómo el tipo se levanta y deja el fusil apoyado en la silla del exterior. No sabría bien cómo explicarlo pero,...son muchos detalles los que le apartan de la imagen que tengo formada de un mercenario: nadie puede reprocharme esos estereotipos. He corrido delante de ellos, de día y de noche, con mi hijo de la mano y sus perros ladrando a nuestra espalda. Me he ocultado en la selva, junto a las hediondas fosas comunes para que nuestro olor se confundiese con el de los muertos. Y los he visto amontonar cadáveres como prueba de un trabajo bien hecho. No. Que nadie me lo reproche.

Pero éste...Quizá sea su peculiar forma de hablar. No parece muy listo, aunque a buen seguro, es un hombre "inteligente" con un arma en la mano. No es eso. Parece querer hablar, querer comunicarse.
"Mi niñera"...¿cuando he escuchado eso? ¿A quién? ¿Algún tipo de...instrucción? ¿O quizá es él quién me colocó este vendaje?.

Semanza.- digo finalmente a su rostro que mira cómo persiste la lluvia.- Obed Semanza.

Con los labios apretados, respiro por la nariz. Tenso. Necesito respuestas, cientos de ellas...y mi mirada impaciente así lo indica. Trago saliva y mi pulgar juguetea con el resto de los dedos. Giro la cabeza, hacia la ventana sin cristal.

No conozco este lugar...

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08/08/2008, 09:34
John

El tipo sonríe cuando pronuncias tu nombre, aparentemente satisfecho por los resultados de su sencilla oratoria, Yo he estado un par de veces por estos lugares, la selva de Zaire, no demasiado lejos del río, a pocos kilómetros del Tanganika, dice señalando la dirección sur pero tampoco soy un experto

Agarra la silla del exterior con una mano, sus músculos se marcan incluso con este leve esfuerzo, sujetando el rifle con la otra, la coloca con el respaldo frente a ti, y se sienta a horcajadas sobre ella, colocando el arma a su derecha, Nuestro guía será Soderstron, uno de los que mejor conoce esta zona, mucho mejor que la mayoría de los nativos, debe estar a punto de llegar al pronunciar esta palabras vuelve a mirar a la puerta, pero nadie aparece por ella, ligeramente decepcionado, regresa la mirada sobre ti.

¿Qué experiencia militar tienes?

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08/08/2008, 09:34
Obed Semanza

Escucho al mercenario, entrecerrando ligeramente los ojos cuando describe nuestra localización: aún en Zaire, pero muy al Sur. El Tanganika formaba un tramo de frontera con Zambia, a unos 600 kilómetros de Bukavu..., lo que sólo podía significar que, o bien me habían trasladado por aire, o habría sido sedado. Quizá ambas cosas.

Me masajeo el entrecejo, respirado profundo por la nariz. Aquello, el no tener recuerdos del traslado, me inquieta. Me hace pensar, estremecido, que Mentzele cuenta con más y mejores medios de los que le supuse. Que las armas del CSC son una minucia para él. Que no deseaba un mísero camión lleno de rifles que, en su mayoría, habían pasado por varias manos antes de descansar en los sótanos de la Guardia, viejos y mal equilibrados.
En definitiva, que me buscaba a mí.

Atrezzo, Obed. Todo se reduce a eso. Los dibujos en tu pecho con tu propia sangre,...era parte de su espectáculo. El culatazo, el cansancio acumulado, una buena dosis de sedante, un viaje por carretera: es muy probable.
No imagines conspiraciones. No caigas en su trampa...

He...pegado algunos tiros.*- me encojo de hombros y reculo hasta una de las paredes de la choza. Apoyo la espalda en ella y la deslizo hasta sentarme en el suelo, con los brazos sobre las rodillas y los ojos puestos en esos brazos que serían capaces de romperme el cuello con la misma facilidad que se pela un plátano.

En Abril del 94 recorrí a pié y desarmado la distancia que hay desde Buguesera, en Ruanda, hasta Bukavu.- digo rascando el suelo con el tacón de la bota, evitando mencionar a Emil. Abril del 94: No creo que sean necesarias más explicaciones.- Soy...Fuí miembro del Cuerpo para Seguridad Colonial. Sé moverme por la selva...

Desvío la mirada y señalo el rifle con la barbilla.

... y también sé usar eso.

Agacho la cabeza, tras una pausa, entre las piernas. Levanto la vista. La vida de Laurent podría depender de la entrega del crucifijo. Su reacción ante unos hombres que no espera...es impredecible. ¿Ocultaría a Emil cuando todo ha sido ya dispuesto?. Aquel culatazo llegó demasiado pronto.

Necesito...ver a Mentzele.- digo sin convicción, intuyendo que el tipo que tengo delante es de los que prefieren "olvidar" los nombres.

Notas de juego

* mi particular homenaje XDDD

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08/08/2008, 10:08
John

No sé quien es Mentzele responde escuetamente, ha asistido impasible a toda tu explicación, movimiento la cabeza afirmativamente cuando dabas algunos datos, es probable que el fuera uno de esos perseguidores, difícilmente tuyo directamente, pero realmente eso tampoco importa demasiado.

Sigue sentado en la misma posición, parece capaz de estar horas sin moverse, Con dos cojones, sólo y desarmado, dice con ese peculiar acento, aún recuerdas el día que cerraron la frontera, cuando parecía que nunca pasarías, Abimana protestando ante quien quisiera oírlo, un pasado reciente y lejano.

Un grito interrumpe la conversación, gutural, desgarrador, se escucha por encima de la lluvia que sigue cayendo, John se levanta como un rayo con el rifle dispuesto a volar la cabeza de aquel que estuviera en el lugar equivocado, sale por la puerta, echándote un vistazo de reojo, pero nada más cruzar el umbral, su cara muestra una señal de extrañeza, y baja el rifle desconcertado y te hace una señal para que salgas.

Al hacerlo y mirar al lugar que te indica, aunque no era necesario, a unos cinco o seis metros ves como tumbada en el barro, hay una chica joven, de raza blanca, de ¿dieciocho o veinte años?, vestida con un pantalón de esos con muchos bolsillos, largo y ancho, una camiseta de tirantes marrón clara y unas botas poco indicadas para el barro, pelo largo y rubio, que empapado, le cubre el rostro, se aferra el estómago con ambas manos y se retuerce de dolor, sollozando.

Levantando el rifle nuevamente, el mercenario te la señala, para que seas tú quien se acerque.

Notas de juego

XDDDDD...

En tu siguiente mensaje marca solo para el director.

Y haz una tirada de Advertir y otra de Rastrear ambas contra dif 15.

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08/08/2008, 14:51
Karin Salzgeber
Sólo para el director

En sólo un parpadeo todo cambia, mi visión se nubla mientras paso del miedo al remolino de energía, otra vez, éste es mucho más violento…. Pero… es… como si yo fuese el foco, sale de mi… No me lo puedo creer, estoy lejos de… aprieto las manos, intentando controlar que…. mis ojos no pueden estar engañándome…. los veo, voy hacia ellos, ESTÁN VIVOS… sonriendo de pura felicidad….. ¿QUÉ?… ¿Por qué me alejo…?… no, allí nooooooo, ¡no quiero! …. esas voces no…lucharé, quiero ir con Thomas, con Annek, ¡¡¡CON ELLOS!!!!... Oh, no… no voy a poder… lo intento con todas mis fuerzas, notando que me estoy quedando vacía…no puedo, tengo que parar, que vuelva, tiene que volver….

…. No sé si me he llegado a desvanecer, es tan extraño, noto el tacto de las gotas, un segundo para reaccionar, mientras llega el mayor de los dolores imaginables, gimiendo con toda mi alma, abriendo los ojos y la boca en una brutal exhalación…. ¡¡¡AAAAAHHHHHH!!! Vuelvo a cerrarlos, sin fuerzas, mordiendo mis labios por el dolor, esto me está matando… …. venga, Karin…. piensa… tengo que respirar más lentamente, tranquilizándome, el dolor remitirá, poco a poco…. ¡NO! Una punzada hace que me retuerza en el suelo, gimiendo, notando el contacto del barro en un lateral del rostro debido al giro.… desesperación en mis ojos, cerrados para soportar la embestida ¡¿Por qué me duele tanto?! con Raiza me recupere… no puedo más….

- Tiradas (1)
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08/08/2008, 18:04
Obed Semanza
Sólo para el director

No he puesto las palmas de las manos en suelo para incorporarme, cuando el mercenario ya ha tenido tiempo de levantarse de la silla, coger el fusil y encañonar el exterior.
El grito ha sido desgarrador, apartándome de mis pensamientos. Corro hacia la ventana y, a través de ella, puedo ver a la joven. Por un momento, la imagen de Mentzele, su traje a medida, el caro perfume...vuelve a mi memoria: en aquella sórdida y oscura estancia parecía totalmente fuera de lugar. Algo parecido ocurre con esta chica.

Entrecierro los ojos, forzando la vista para intentar distinguir por entre la gotas de lluvia la clase de herida que le hace retorcerse en el suelo. Ni siquiera parece armada. Pero algo me dice que tampoco se trata de una turista perdida.

Hago el ademán de salir, pero sólo cuando el hombre blanco levanta el rifle y dá la orden con la mirada, abandono la choza. Cinco o seis metros. Cuidado, Obed. SIEMPRE cuidado.
Aún en el pequeño porche, escruto los alrededores, encorvado. Un rápido vistazo, alerta: no he oído disparo alguno, pero el grito ha sido tan...repentino que más vale andarse con ojo.
Rapidamente llego hasta su posición e hinco una rodilla a su lado.

Aguanta.- le digo suave, en mi inglés roto por el acento, apartándola el pelo de la cara. Un nuevo vistazo. Al frente, a ambos lados, al suelo. ¿Huellas?. Es aquí, en estos casos, cuando realmente me siento seguro de mí mismo: no me hace falta observar detenidamente para detectar algo..., lo que sea. Instinto le llaman. Intuición tal vez. Da lo mismo: soy bueno en esto, y sólo lo supe cuando la vida de mi hijo dependía de ello.
Ando cubierto por retaguardia. Aprisa, Obed.

Al recogerla se revela como aún más liviana de lo que parecía. A paso vivo, vuelvo a la choza con ella a cuestas...y con la intención de dejarla, delicadamente, sobre el camastro.

- Tiradas (2)
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11/08/2008, 09:30
Director

Una figura se acerca a ti, un hombre de raza negra, alto, con anchos hombros, vestido con ropa militar, completamente rapado, y con una mirada en la que se mezclan la bondad con la desconfianza, mirando nervioso a tu alrededor.

Aguanta son sus únicas palabras en un inglés roto por el acento mientras hinca una rodilla en tierra y te alza en brazos, caminando en dirección a la choza mientras la lluvia continua empapando tu cuerpo.

Notas de juego

Postea ya normal, para todos.

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11/08/2008, 09:34
Director

Al acercarte a cogerla, observas el terreno, buscando las huellas, temeroso ante la posibilidad de que haya alguien acechándote, pero, no hay nada, no hay una sola huella en ninguna dirección, ni de pie grande, ni de pie chico, nada, únicamente la de su cuerpo cuando la levantas.

Es liviano, efectivamente, al mirarla más cerca te das cuenta de que su nariz está ligeramente torcida, como si se la hubieran partido alguna vez, y lleva un leve cicatriz en su ojo derecho, en el pómulo, tienes los ojos azules, claros pero intensos, brillantes por las lágrimas que de ellos escapan, gime ligeramente, con las manos aferradas aún al estómago aliviando una herida invisible.

Notas de juego

Postea ya para todos de nuevo.

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12/08/2008, 13:26
Karin Salzgeber

Al notar una proximidad abro los ojos, aprensiva, vuelve el miedo, el tono cálido me sorprende, sólo he visto su contorno durante unos segundos por la lluvia en mi rostro, el dolor hace que vuelva a cerrarlos, otra oleada que se refleja en mi cara, apretando de nuevo las manos en mi estómago mientras continúo gimiendo. Militares y una selva.

Me recuesto en su pecho cuando me levanta, demasiado dolorida como para plantearme escapar. Mi capa marrón arrastra por el fango, desde el cuello, está abierta, dejando a la vista unos pantalones marrones amplios y una camiseta blanca de tirantes, todo completamente empapado y sucio. Sigo apretando el abdomen, la mano derecha tiene un vendaje.

Intento volver a ver su rostro, sus ojos, parpadeo lentamente, los míos de un azul muy claro, una mirada cansada, que sufre mucho, pero con un brillo de esperanza, aguantando. Su mirada me consuela un poco, no parece que me quiera hacer daño.

El resorte, que pese a los golpes no han roto todavía, responde a los cuidados y al tono amable del hombre, en un susurro, como si las fuerzas se escapasen entre mis labios: Gra… cias. notando un regusto a barro en la boca, respondiéndole en el mismo idioma. Me está llevando a esa choza, tengo que recuperarme, como sea, por si hay que huir pronto….

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13/08/2008, 01:48
Director

Notas de juego

postea solo para el director por favor.

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13/08/2008, 01:54
Director

Los ojos de la chica se cerraron, vencida por el cansancio, por la situación, por la vida, pero en este momento, el mundo onírico le concedió una tregua a su inquietud, permitiéndola descansar con tranquilidad.

Pero sus ojos volvieron a abrirse, y ya no estaba en aquel cuarto, no estaba arropada por unas confortables mantas, sino que sentía la lluvia sobre ella, desconocidas plantas la rodeaban, ¿desconocidas?, sabía sus nombres, helechos, cedros negros, olía a tierra mojada, olía a sangre. Respiraba agitadamente, como si hubiera realizado un gran esfuerzo, se miro las manos, no eran las suyas, rojos restos eran borrados de ellas por el agua, sostenían un cuchillo, y un hombre negro con traje de militar yacía con el cuello rajado a tus pies, un mareo, Liesel desaparece, sus recuerdos se borran, los de Victoria Kreuk ocupan su lugar.

Algo había salido mal, puta gracia tenía la cosa, aquellos malditos negros los habían emboscado, el jodido Mentzele dijo que todo estaba orden y que nadie les molestaría, y ahora todos estaban muertos, todos menos ella, el potente rifle automático colgado del cuello, mira alrededor, siete asaltantes caídos, tres muertos en su equipo y un desaparecido, la cosa no pintaba nada bien, tenía que llegar a aquella puta cabaña, le dolía la barriga, normal, tenía un buen corte en ella, pero nada grave.

Notas de juego

postea solo para el director

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13/08/2008, 02:13
Victoria Kreuk
Sólo para el director

Durante una décima de sengundo, mientras se levanta y observa las bajas, una punzada de pena llega a Victoria al ver los cadáveres...

O quizás confunda la punzada y se trate del maldito corte.
Se echa la mano al abdómen, pero comprueba la carga del arma y echa a andar, espalda baja entre la maleza, deteniéndose de cuando en cuando para observar su entorno y vigilar que nadie la siga o haya trampas...

Voy a llegar a ese negro como sea...

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13/08/2008, 10:50
Director

Todo parece en orden, ni trampas, ni nadie que te siga, seguramente alguien dio el soplo sobre el lugar al que os encaminabais, pues había sido una emboscada bastante precisa, pero no sería en un maldito rincón de África donde Victoria caería muerta, no la llamaban la Reina de la Selva por nada, muchas misiones y muchos muertos a sus espaldas, pero era su trabajo, nadie se lo reprochaba.

La lluvia ni siquiera la molestaba, esos aguaceros eran tan comunes que a ella apenas le parecían una ligera llovizna, se abrió camino a través de la jungla, sabía que ramas podía cortar, cuales apartar, y como evitar los senderos más habituales, incluso reconocía los sonidos de los animales.

Tras casi dos horas de marcha, por el mapa que llevas en el pequeño dispositivo electrónico que utilizas de manera habitual, el lugar está aquí mismo, y por supuesto, no te has equivocado, pues tras atravesar una nueva nube de plantas, un pequeño claro se abre ante tus ojos, y la pequeña choza, que consta de una puerta en la parte delantera, y dos ventanas en los laterales, echa de madera y ramas, no se ve a nadie desde tu posición, aunque apenas alcanzas a ver el interior del lugar.

Notas de juego

sigue marcando solo al director

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13/08/2008, 15:25
Obed Semanza

Una princesa blanca. Eso parece,...pero a ésta le han despertado del cuento. Las marcas en la cara no son recientes.

Tsss...calla y descansa.- susurro a la muchacha, mientras en mi cabeza no paran de acumularse las preguntas,...

¿Dónde has estado?...¿Que sabes o qué hicistes para que te partiesen la cara de esta manera?

...más producto de la curiosidad que de la verdadera preocupación por su vida. Si no soy sincero conmigo mismo, ¿con quién lo voy a ser?. Con extremo cuidado, aparto las manos con los que la chica agarra su vientre y echo un vistazo por encima de las ropas. Palpo ligeramente, buscando una herida que no parece evidenciarse...y a la que no quiero llegar subiéndole la camisa. ¿Alguna afección estomacal?.
Desde luego, estómago e intestinos de extranjeros blancos eran los lugares favoritos de los parásitos zaireños: la selva, la tierra, el agua...eran conceptos estrechamente relacionados con malaria, amebiasis o brucelosis. Los chiquillos de la ONU o de la ACNUR que llegaban a Bukavu no tardaban demasiado en pasar por las dependencias de Mehese. Eso era lo único seguro que había en el Campamento.

Arrodillado frente al camastro, giro la cabeza hacia el mercenario, buscando algún signo que me indique sus intenciones con respecto a la chica. Me incorporo y lo encaro, bajando la voz, mirando al suelo.

No veo herida alguna.- una nueva mirada de soslayo a un exterior del que sigo sin fiarme - Necesita un médico.

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13/08/2008, 16:05
John

El mercenario niega con la cabeza, parece confundido con todo el asunto, aprieta con fuerza el arma, Aquí no hay médicos, no se quien es y me importa una mierda, no haremos nada dice con dureza mientras le echa un vistazo por encima del hombro de Obed.

Cuando vengan Craig y Victoria decidirán, de momento déjala estar nuevamente centraba su atención en Obed, afilando la mirada sobre él, buscando algo sospechoso que achacarle, se rasca la barba con la mano libre, ¿Qué has visto fuera? sigue tu mirada hacia el exterior, evidentemente nervioso también, así que retrocede y mira con precaución por las dos ventanas de la choza, apartándose en todo momento de una posible línea de tiro que pudiera venir de la selva, lo hace bien, con naturalidad, como si fuera el pan de cada día.

A veces escapan sabes bien a lo que se refería, mujeres blancas, jóvenes, por las que alguna gente era capaz de pagar mucho dinero, y que mejor lugar que retenerlas que un poblado perdido de África, allí nadie preguntaba, y si lo hacía, las posibilidades se reducían a dos, un buen fajo de billetes si el tipo era importante, o un buen disparo entre ceja y ceja, si el tipo era gilipollas.