Partida Rol por web

Una nueva etapa se cerraba en su vida. El grupo de alumnos de primero acababa por fin la época de clases y habia recibido la muy ansiada felicitación por su graduación. El último exámen habia sido sencillo para muchos de ellos, el Henge No Jutsu era una técnica básica que todos los alumnos manejaban a la perfección. Habia muchisima expectación aquel año, pues llamaba la atención un chaval muy jóven que parecía que iba a destrozar todos los registros habidos y por haber, se había graduado con tan sólo 7 años y se decía que con un buen entrenamiento podía superar en fuerza los poderes del tercero.

- ¡Felicidades, estáis graduados! - Las palabras del profesor Daikoku desataron la alegría de los alumnos en el interior del aula, que no pararon de gritar y felicitarse mientras, uno a uno, iban recogiendo sus protectores, y haciendose la foto que acompañaría el formulario de registro ninja.

Los padres esperaban a la salida. Algunos de ellos asentían con la cabeza, orgullosos de sus hijos; otros les prometían alijos y buenas comidas para celebrar su graduación. Pero, una vez más, el centro de las miradas estaban en aquel que llamaban genio, incluso decían que algun miembro de las fuerzas especiales habia asistido a la graduación para verle. Se había graduado con ciertos honores, incluso habia dado un discurso. A más de uno de los otros alumnos aquella situación le enfadaba claramente.

A la mañana siguiente, todos los alumnos habian asistido pronto a clase. Ninguno se habia quedado dormido aquel día. En el gran aula de primero tendría lugar la reunión explicativa y el ritual de grabado de los protectores. A partir de aquel momento serían por fin Shinobis de la villa.

Daikoku elevó una vez más la voz por encima del tumulto.

- ¡Silencio, por favor! - dijo mientras agitaba las manos. Una gran sonrisa que a duras penas podía disimular asomaba en su rechoncha cara. - A partir de hoy sois oficialmente ninjas... - un nuevo tumulto se elevó y tardó unos segundos en desaparecer - pero, PERO... - finalmente le dejaron hablar - pero seguis siendo nuevos Genin.

Todos sabían lo que aquello significaba. Eran ninjas de rango bajo, aun les quedaba mucho por aprender y por mejorar. - A partir de ahora todo será más dificil. Cada paso que deis será un nuevo reto. Como se hace todos los años, os dividireis en grupos de tres, donde cumplireis misiones de bajo rango bajo la supervisión de un profesor Jounin. - Algunos de los alumnos ya lo sabian mientras que otros, por el contrario, soltaban ahora numerosos suspiros cargados de nerviosismo y sorpresa.

- Hemos formado los grupos de tal modo que tengan habilidades equivalentes. Los grupos son los siguientes... - Fue nombrando uno a uno los grupos. Habia cierta expectación por saber en que grupo caería el genio, pero no tardó demasiado en ser nombrado - ¡Equipo 2! Tenma Izumo... Uchiha Itachi - las voces se elevaron por encima de la del profesor que trataba, sin éxito, de nombrar al tercer miembro del equipo. Tenma Izumo y Uchiha Itachi estaban en el mismo equipo. Se decía que varios dias atrás Itachi habia asustado a Tenma con algún tipo de técnica Genjutsu. Aquellos dos se llevaban a matar. - ¡Callaos de una vez u os quito esos protectores de la frente! - finalmente lo consiguió - El equipo 2 estará compeltado por Shinko Inari.

Continuó diciendo los nombres. - Equipo 3. Hideaki Kazushi. Hiro Rkuemon. Horiuchi Torio. Equipo 4. Kutsuna Amarante, Okasawa Tokimune y Sugiyama Takamori. Equipo 5. Aburame Gekko, Oshimoto Ryuuji y Kobayashi Tetsu. Equipo 6,... - La gente habia dejado de prestar atención a los grupos, tan solo hacia algo de caso cuando escuchaban su nombre. Un par de grupos después los 9 equipos habian sido nombrados. Daikoku concluyó la reunión dando las últimas indicaciones.

- Os presentaré a los ninjas Jounin por la tarde. Estos serán vuestros supervisores en vuestras primeras misiones, asi que sed puntuales y no me hagais quedar mal. La clase queda suspendida hasta entonces.

Un par de horas por delante antes de conocer a sus maestros. Los chicos del equipo 5 se miraron los unos a los otros. ¿Aprovecharian para conocerse un poco más o se ignorarían hasta que les juntaran para presentarles a su nuevo mentor?

La familia Kobayashi no llevaba muchas generaciones residiendo en Konoha, pero sí había conseguido hacerse medianamente reconocida entre sus habitantes por dos razones: primero, por ser unos buenos herreros, amables y justos con los precios. Y segundo, porque a lo largo de su vida, Kazuma y su esposa Natsuki habían traído al mundo ocho niños y niñas, con lo que era fácil que todo el mundo en la aldea conociera a alguien del clan. No todos ellos siguieron la estela de los grandes héroes, otros terminaron siendo artesanos, o mercaderes, o sencillos granjeros. Sin embargo, el benjamín, Tetsu, quiso marcar la diferencia. 

Haberse criado con siete hermanos y hermanas mayores que él convirtió al muchacho en alguien muy competitivo y tenaz. Aunque sus padres siempre pretendieron criarlos de igual modo, no era raro escuchar la expresión por qué no eres más como tu hermano, lo que hizo que siempre luchara por ser el mejor en todo. Cuando entró en la academia y empezaron los rumores sobre ese chico genio del que todos hablaban, le convenció aún más de que debía trabajar duro para superarle. 

Por eso, tras el día de la graduación - cuando su ruidosa familia acudió a felicitarle con pancartas y sake - y la selección de equipos, Tetsu aprovechó el tiempo libre para conocer a sus nuevos compañeros. Si algo le habían enseñado sus hermanos, es que compartiría muchos años junto a esas personas, y debería confiar en ellos como en nadie más. En cuanto el profesor se marchó de la sala, pegó un salto desde su pupitre y aterrizó sobre la mesa de Ryuuji con una sonrisa en la cara y la mano extendida a modo de saludo. Ya se conocían de antes, por supuesto, al fin y al cabo, las clases no eran de más de 30 personas.

- ¡Ryuuji! ¿Grupo Cinco, verdad? ¡Vamos a demostrarles a todos quién manda! - Tetsu era un inestable cóctel de agresividad pura, cortesía y motivación.

¡Felicidades, estáis graduados!

Las palabras de Daikoku-sensei hicieron asomar una sonrisa en el rostro de Ryuuji… seguida de un grito de alegría y un salto, pues al fin y al cabo, no era para menos, al fin y al cabo, a partir de ese día pasaba a ser ya un ninja… bueno no, en realidad era a partir del día siguiente, pero daba igual, así que, orgulloso de ello, no tardó en colocarse el protector en la frente en cuanto lo recibió. A la salida, los padres de casi todos sus compañeros esperaban para felicitar a sus hijos, pero no los de Ryuuji, quienes se encontraban en ese momento fuera de la aldea, ocupados con alguna misión.

Mejor, así no me amargan el día- se dijo, olvidándose rápidamente de ellos y poniendo rumbo al hospital, ansioso por enseñarle el protector a su hermano, con quien pasó el resto de la tarde antes de volver a casa para cenar. Otro día, se habría quedado en el hospital, pero la insistencia de su hermano de que se fuese y se acostase pronto para no llegar tarde lo acabó convenciendo -Tampoco es que suela legar tarde… solo que a veces no llego a la hora- pensó con una sonrisa de camino a su casa.

Al día siguiente, en clase, la asignación de los grupos no fue menos ruidosa que la graduación del día anterior… lo cual era lógico teniendo en cuenta la atención que generaba Itachi. Y el hecho de que estuviese en el mismo grupo que Tenma, no hacía sino añadir más leña al fuego.

Al menos, no me toca a mí con él- pensó en cuanto el grupo de Itachi quedo definido. No es que no se llevase bien con él, pero era demasiado serio para el gusto de Ryuuji, le recordaba demasiado a sus padres en algunos aspectos -Y además nunca cae en mis bromas- se dijo, pero como en ese momento mencionaron su nombre, dejo de pensar rápidamente en Itachi, para buscar con la mirada a sus dos futuros compañeros, pensando en quedarse con ellos una vez acabase la clase para ir conociéndolos mejor… aunque ni siquiera tuvo tiempo de levantarse del asiento antes de que Tetsu viniese a su sitio.

¿A demostrarles quién manda?- le respondí, aparentemente confundido -No me digas que a estas alturas aún no lo saben- añadí, con exagerada incredulidad -Pues eso no puede ser, tendremos que enseñarles- le dije con una sonrisa -Y hablando de enseñar… ¿hacemos algo mientras esperamos?- le preguntó, con ese característico brillo en los ojos que quienes le conocían sabían que presagiaba diversión y problemas. No necesariamente juntos, ni tampoco en ese orden, pero desde luego, ambas cosas estaba garantizadas… por lo general, al menos.

El rostro de Gekko solía ser prácticamente pétreo. Y cuando había alguna expresión clara en él normalmente era de desdén o desagrado. Con el tiempo se había convertido en un experto en ver las cosas desde un punto de vista diferente al habitual, evitando demostrar alegría casi en todo momento. Incluso cuando el profesor anunció que estaban todos graduados él no hizo más que emitir un suspiro, dando por hecho que eso quitaba valor a su aprobado. No es que le importase la nota, ni mucho menos, pero tampoco le gustaban las cosas hechas de aquella manera. Y de todas formas convertirse en ninja o no le importaba bien poco. O eso demostraba.

En realidad todo aquello no era más que una forma de enfrentarse a la ausencia. Que todo el mundo tuviera gente con quien celebrarlo le hacía sentirse extraño y ajeno. Algunos miembros del clan le felicitarían, sí... Pero no era lo mismo. De modo que tras hacerse aquella maldita foto y dejar clara con su expresión en ella que estaba a disgusto, se fue a casa. A fingir que era un día como otro cualquiera.

Una vez que llegó al día siguiente permaneció de pie, un poco alejado de los demás, escuchando la asignación de grupos. Oyó cómo nombraban a Itachi, y por un momento deseo estar en el mismo grupo que él. Al menos ese chico se tomaba las cosas en serio. Sin embargo, al escuchar quiénes eran sus dos compañeros los observó de lejos. No había pasado ni un minuto, y ya estaban haciendo el cabra.

Él iba vestido como siempre: abrigo largo y gris, camiseta de cuello vuelto oscura, la calabaza... Y sus gafas oscuras, esas aliadas que no permitían que los demás vieran sus ojos. Quizá era eso lo que le hacía parecer inescrutable.

Con pasos lentos se acercó adonde se encontraban sus compañeros y se detuvo a su lado, sin intervenir en la conversación y observándolos durante unos segundos. Tendría que acostumbrarse a ellos.

Ryuuji le caía bien, era animado y bromista, quizás para compensar que sus padres casi nunca estaban por casa. Para alguien como Tetsu, que se había criado en un hogar lleno de ruido, lo entendía. Se quejaba mucho de su familia, pero no podría llegar a los terrenos del clan y sólo escuchar silencio, se consumiría por dentro. 

- ¡Y aquí tenemos a nuestro tercer compañero! - dijo Tetsu cuando Gekko se acercó. Con un movimiento rápido le puso el brazo por encima del hombro y tiró de él con afecto - ¿Cómo está mi lagarto* favorito? Anda y que no hemos tenido suerte, ¿eh Ryuuji? Un miembro del clan Aburame entre nosotros. Con sus sinieeeeestros secreetoooos...

Al ver la efusividad con la que Tetsu se dirigía a él Gekko giró lentamente el rostro hasta quedar mirándole fijamente. Le cansaba pensar en alguien con tanto dinamismo, y lo peor era que parecía que sus dos compañeros iban a ser así. Emitió un suspiro, escuchando el resto de palabras que el recién graduado le dedicaba, y al ver que le llamaba lagarto su ceño se frunció un poco, lo justo para dejar claro lo que pensaba. No llegó a adivinar por qué decía aquello, pero dio por hecho que Tetsu se creía que lo que usaban los Aburame eran reptiles y no insectos. Si esos dos habían tenido suerte, él todo lo contrario.

- Son insectos. - Lo corrigió, llevando una mano a sus gafas para moverlas sólo unos milímetros. Luego volvió a guardar silencio, tomándose un segundo para valorar qué podría saber hacer cada uno de ellos. Podría ser peor: al menos no eran los peores de la clase. Exhalando todo el aire de los pulmones volvió a meter sus manos en los bolsillos mientras llevaba un instante sus ojos hacia la puerta: por un lado no tenía muchas ganas de permanecer allí. pero por otro tampoco deseaba realmente marcharse.

- ¿Eh? - dijo, mirándole con el ceño fruncido a su compañero sin saber bien a qué se refería. Un par de tensos segundos después, tras los que sólo obtuvo un tenebroso silencio como respuesta, Tetsu negó para sí y se separó de Gekko cruzándose de brazos y mirando alrededor - Creo que el profesor ha tenido buen ojo, ¿no creéis? Mis mejores notas las he obtenido en Taijutsu, pero si no recuerdo mal, vosotros las habéis tenido en Genjutsu y Ninjutsu, ¿verdad? Nos ha equilibrado de forma que nos compenetremos.

El resto de la clase se había reunido en grupos, chicos conociéndose entre sí, formando lazos, preparando su futuro. ¿Cuántos de ellos morirían en los siguientes doce meses? ¿Qué grupo haría la primera misión de rango C, o incluso B? El mundo Ninja era un mundo cruel, y formaba a los niños muy rápidamente. ¿Cómo les afectaría a ellos?

- ¿Sabéis algo del Jounin que nos han asignado?

- Si aún no conoceis cual es el nombre de vuestro Jounin asignado, ¿como vais a saber algo sobre él? - El profesor de habia acercado a los alumnos, casi todos se estaban marchando ya y tan solo los miembros del Equipo 5 seguian en el corralito que continuaba a la selección de equipos. Parecía que se habian quedado absortos mirandose los unos a los otros, por que cuatro palabras intercambiadas habian sido tiempo suficiente para que los demás se presentaran y se marcharan.

- No tengais prisa, esta tarde os lo presentaremos. Habeis tenido suerte, es amigo mío. - sonrió. No quería dar más pistas, y por supuesto que gracias a esa ellos no verian sus dudas aclaradas.

Los chicos se despidieron y se separaron, citándose en aquel aula tan solo unas horas después. Tendrían tiempo para despejar la mente.

Gekko suspiró. La verdad es que no quería forzar una situación que se estaba volviendo excesivamente incómoda. El acercamiento era algo que los Aburame no llevaban demasiado bien. Su relación era más cercana a los insectos con los que convivían 24 horas al día.

Gekko decidió ir a dar un paseo por Konoha, no tenia mucho tiempo y la verdad es que no tenía muchisimo hambre. Asi que decidió perderse entre las calles mientras trataba de imaginar como sería su jounin asignado. Quizás podria ser Fugaku Uchiha, a falta de ser compañero de su hijo itachi, o alguno de los recien gradudos Jounin como Kakashi o el hijo de Sarutobi.

Tan ensimismado estaba en sus pensamientos, que no vió como un hombre caía sobre él desde uno de los balcones de uno de los clubes cercanos. Era Setsuna Fujiwara, un conocido borracho y jugador en Konoha. Y su caida fue de una punteria tal, que ambos cayeron al suelo entre muecas de dolor y humaredas de polvo.

- ¡Eh chico--HIP! - dijo mientras intentaba a duras penas levantarse - ¿Por qué no miras por donde vas? Interponerte en el camino de un --- HIP --- adulto de este modo. ¡Qué falta de educación!

Ryuuji sonrió. Tendría tiempo de hacer alguna trastadilla mientras esperaba a la tarde. Ahora solo tendría que escoger su objetivo. Avanzó a toda velocidad hacia la salida, corriendo como si le esperara la respuesta justo tras la puerta. Pero todo estaba vacío. Continuó corriendo al exterior de la academia y al interior de la zona comercial. ¿Y cual fue su sorpresa? Que la broma, esta vez, se la intentaron hacer a él.

De pronto y de la nada...

Tetsu salió del aula un poco cabizbajo. El profesor tenia razón, pero él habia supuesto que igual se habia filtrado algo de información y ya sabrian quién les habian asignado. Podrian ser mucho, algun Uchiha, Aburame o Hyuga... un Hyuga molaria, o igual alguno de los nuevos Jounin, decian que habia alguno muy fuerte, incluso alguno que era especialista en Taijutsu.

Iba por la calle cuando de pronto una serie de gritos le sacaron de su ensimismamiento. Miró hacia atrás y de pronto lo vió. Una gran estampida de animales corria por la calle e iba directamente... hacia él.

¿Por qué a mi? Se preguntó mientras se preparaba para enfrentar el peligro.

Tal vez...- pensé al escuchar la teoría de Tetsu de por qué nos habían puesto a los tres en el mismo equipo -… aunque sería mejor si Gekko no fuese tan serio- me dije. Y aunque respecto a lo del jounin que nos habían asignado no tenía ninguna idea, tampoco tuve tiempo de dar mi opinión antes de que Daikoku-sensei nos hablase.

¿Amigo suyo?- me pregunté, con cierta desilusión… más que nada porque estaría advertido de mis bromas -Bueno, así será más interesante- pensé con una sonrisa.

Nos vemos en un rato entonces- les dije a Tetsu y Gekko antes de salir del aula con una sonrisa traviesa en mi rostro y mi mente ocupada en pensar la mejor forma de darle la “bienvenida” a mi nuevo maestro.

Pensando en cuál sería la “bienvenida”, salí rápidamente de allí, pues las buenas bromas requerían tiempo… aunque al final dejarse llevar solía ser lo mejor, así que mientras pensaba en ello, empecé a buscar un objetivo fácil para entretenerme hasta entonces

Una bolsa de hilo llena de polvo de tiza cerrada por los extremos como un caramelo… por la zona comercial siempre hay buenos sitios… la ato con hilo fino a ambos extremos y pego uno en el marco y otro en la puerta, en la parte de arriba para que rompan la bolsa al abrir… que tal soltar algunos bichos… un trapo mojado para que se resbale en el suelo para que no vea la bolsa y lo pise cuando le caiga el polvo encima… bichos en los probadores de las tiendas, eso nunca falla…- tan centrado estaba en ello que apenas si me percaté de la ausencia de gente por donde iba y cuando me di cuenta de que algo raro pasaba ya era demasiado tarde…

Así que amigo del profesor, no tenía claro si eso era bueno o malo, pero realmente no importaba. Por sus hermanos sabía que había tantos tipos de supervisores como personas en la aldea, así que no valía la pena preocuparse de cómo sería. Sólo importaba trabajar duro, dar una buena impresión, y demostrar que era mejor que sus compañeros. La verdad es que estaba contento con la elección, sobre todo por el Aburame. Aunque Gekko era un poco tenebroso, tener a alguien un clan tan prestigioso entre sus filas les daría mucho renombre. Y a más renombre, mejores misiones. Y a mejores misiones...

¡Aaahhhhh!

El grito le sacó de sus pensamientos y alzó la cabeza. Un estruendo, similar a una tormenta, le indicó de dónde procedía, y abrió mucho los ojos al ver aquella peligrosa estampida. Sólo tendría que echarse a un lado y se pondría a salvo, pero ¿qué pasaría con la gente inocente? 

Una diminuta pierna pero lo suficientemente fuerte como para aguantar el golpe salió de detrás de un carro. Ryuuji la vió a tiempo, pero no fue capaz de reaccionar. Tropezó y rodó por el suelo, llenandose la ropa de barro. Al levantarse, con los ojos blancos de la rabia, se encontró con un niño. Era jóven, de unos 3 ó 4 años. Tenía el pelo rubio y de punta. Era aquel al que todo el mundo estaba siempre gritando. No tenia padres y parecía ser que era muy revoltoso, por lo que estaba prácticamente siempre solo.

Con una agilidad propia de un felino más que de una persona, Tetsu saltó hacia un lado, esquivando la primera de las cornamentas, justo detrás venia otro, pero con un recorte y el arqueo perfecto de su espalda consiguió que la bestia pasara a su lado sin recibir un solo arañazo. Quizás era fruto del entrenamiento, pero aquello habia sido un auténtico espectáculo, y asi se lo hicieron saber dos señoras que salieron a la calle, sorprendidas, alegres y preocupadas al mismo tiempo.

- Suerte has tenido de que no te pasara nada. - dijo la primera.

- ¡Impresionante! Tu debes de ser un ninja para tener esos reflejos.

- Ha sido más suerte que otra cosa - replicó de nuevo la primera - ¿de dónde habrán salido tantos toros?

El timing y la colocación fueron perfectas, por lo que incluso aquella pequeña pierna bastase para hacerme caer. En otro momento me hubiese reído con aquello, incluso hubiese aplaudido y felicitado al artífice… claro que en ese otro momento no era yo a quien le habían hecho tropezar y rodar por el suelo hasta acabar lleno de polvo y barro, por lo que en un primer instante me enfadé, levantándome inmediatamente para encararme al bromista, aunque me calmé igual de rápido. En primer lugar porque era consciente de que si uno hacia bromas, tarde o temprano las recibiría, lo cual era parte de la diversión, y en segundo lugar, porque vi quien había sido el bromista.

Tenía que ser Naruto- pensé, pues al fin y al cabo, si alguien en la aldea hacía más mayores bromas que él, era ese niño que siempre estaba solo y a quien todo el mundo parecía gritar. No es que lo conociese demasiado, pero por lo que había oído, en parte lo entendía, ya que aunque yo sí que tenía padres, la mayor parte del tiempo, era como si no… y cuando sí, aun peor. Pero eso no era lo importante… lo importante era que si me había hecho llenarme de barro, debía devolvérsela.

¡Serás¡- le grité al mismo tiempo que cogía algo de barro del suelo y se lo lanzaba.

Donde las dan, las toma- pensé con una sonrisa.