Partida Rol por web

La huida de la cueva con el pergamino había sido casi insultantemente fácil, pero tampoco es que me quejase demasiado, así que junto a Gekko y Tetsu, nos pusimos en camino hacia la aldea, sin que nada digno de mención pasase durante la primera mitad del camino… hasta que pasó, claro está.

¿Banda de Menma?- me pregunté, sin saber si era el nombre de un grupo real de bandidos, o si era uno que se les había ocurrido a los que habían organizado aquella prueba, si es que al final resultaba ser una -Sea como sea, poner nombres no es lo suyo- pensé con una sonrisa burlona.

¿Pergamino?- pregunté, como haciéndome el extrañado -Vaya, pues a juzgar por cómo estaba de protegido, cualquiera diría que no era mas que un rollo grande de papel de baño- les dije con fingida inocencia mientras introducía con cuidado la mano en la bolsa del cinturón -Pero sin tan pobres sois que no podéis ni comprar eso, al menos haberos esmerado algo más en guardarlo, ¿no?- añadí en un tono evidentemente burlón con el que esperaba provocarles lo suficiente como para que cometiesen un error, tras lo cual, les lancé rápidamente varios shurikens intentando pillarles por sorpresa.

En el momento en que aparecieron esos hombres de repente Gekko detuvo sus pasos en seco. Lo hizo de inmediato, y dejó que fuera Ryuuji el que hablase con ellos. Él, mientras tanto, se tomó un momento para estudiarlos y otro para pensar el mejor curso de acción. Se sorprendió un poco al escuchar las palabras de su compañero, pero no le llevó la contraria ni en acción ni en pensamiento: eran un equipo, y ya habría tiempo de criticar sus decisiones cuando hubieran ganado al enemigo.

El Aburame no tardó en decidir qué hacer. Cruzó una mirada con Tetsu y se decidió a preparar un par de kunais con una sorpresa especial, tendiéndole uno a su compañero.

Tetsu estaba pletórico. No sólo habían recuperado el pergamino rápida y eficazmente, sino que además ahora le estaban ofreciendo en bandeja la posibilidad de demostrar a sus compañeros sus habilidades de Taijutsu, Los puños le picaban, los músculos le pedían algo de actividad, y esos indeseables de la banda Menma pedían a gritos una paliza.

Con una sonrisa cogió al vuelo el kunai que Gekko le había lanzado, palpando el papel explosivo enrollado en torno al mango. Una buena estrategia, una que él ayudaría a ser mucho más efectiva. En cuanto Ryuuji lanzó sus shurikens, Tetsu salió corriendo hacia sus oponentes dando un rodeo con la intención de atacar por el flanco. A medio camino lanzó el kunai hacia el centro del grupo, dando la impresión de haber lanzado torpemente, pero su objetivo era que bajaran la guardia con la explosión y golpear con todas sus fuerzas al bandido con ese enorme shuriken a la espalda.

Ryujii lanzó un shiruken que pasó muy lejos de sus enemigos. Además, sus burlas no hicieron sino que sus enemigos se rieran aún más del chaval.

Gekko preparó dos sellos explosivos y le pasó uno a Tetsu, el cual se encontraba a su lado. Por desgracia para él, el segundo que intentó cargar no lo hizo.

Tetsu corrió hacia sus enemigos y lanzó el kunai, que golpeó en el centro de donde se encontraban explotando fuertemente. Cuando el humo se hubo dispersado tan solo los dos matones quedaban en pie. Mirandose los dos y casi sin darse cuenta de que su lider habia caido, se lanzaron a por Tetsu. Uno de ellos consiguió golpearle en la cabeza con la porra que tenia en la mano haciendole un buen chichón.

—Tsk —fue todo el comentario de Gekko cuando vio que su propio sello no se había cargado. El otro desde luego había hecho un buen trabajo, pero par el Aburame cualquier cosa que no fuese la propia perfección era insuficiente. Observó en ese momento cómo dos caían, y al ver que los otros se dirigían a por Tetsu tuvo claro qué hacer.

—Tetsu —lo llamó mientras se disponía a cargar un nuevo sello. Luego hizo un gesto con la cabeza, pidiéndole que se apartara y se dispuso a lanzarlo.

A causa de mi torpe lanzamiento, el shuriken que lancé acabó bastante lejos de los bandidos, y mis palabras no hicieron sino provocar aún más risas... claro que tampoco es que me importase demasiado. Daba igual que se riesen de mí o que cayesen en mis provocaciones, lo importante era que tuviesen centrada su atención en mí y no en mis compañeros para que estos pudiesen tomarles por sorpresa. Y fuese por mi actuación o no, lo cierto es que lo consiguieron.

Vaya- pensé con admiración al ver el resultado del kunai con el sello explosivo. Por desgracia, no había demasiado tiempo para admirar, puesto aquello distaba mucho de haber acabado -Mejor acabar antes de que puedan darnos problemas- me dije. El combate directo no era lo mío, pero tampoco podía dejar a Tetsu solo, así que fui a lanzarme junto a él para ayudarle… justo en el momento que vi como Gekko preparaba otro kunai explosivo -Buena idea- pensé, imaginando lo que quería hacer, por lo que cambie la dirección del movimiento para rodear a los bandidos y colocarme a su espalda mientras sacaba un kunai, listo para atacar si sobrevivían.

Su alegría inicial por haber derribado a tantos oponentes de una sola vez gracias a la estratagema de Gekko se vio interrumpida por el repentino ataque de esos bandidos. El polvo le impidió defenderse correctamente, y aunque vio venir uno de los golpes, no pudo bloquear el impacto en su cabeza, que le hizo ver las estrellas, como comúnmente se solía decir.

- ¡Au! - dijo, dando un paso atrás. Entonces vio el gesto de su compañero y sonrió. Era un momento ideal para usar un Kawarimi no Jutsu para entretener a sus oponentes y que pudieran atacarles a distancia. Él se alejaría entre los árboles.

Un nuevo sello explosivo lanzado por Gekko impactó detrás. En un primer momento los matones pensaron que habia fallado, pero luego se dieron cuenta de que realmente iba a explotar. Para entonces ya era tarde. La explosion les dió de lleno y les dejó insconscientes. Ese grupo no os daría más problemas.

Al ver que su idea había funcionado Gekko se cruzó de brazos, sin moverse del sitio. Llevó entonces su vista alrededor, queriendo asegurarse de que estaban ya solos, y luego observó a sus compañeros. Le daba igual qué hacer con aquellos hombres, y él no llevaba una cuerda con la que pudiera atarlos. O, en otras palabras, dejaba esa decisión en manos de los otros dos.

Ni siquiera se planteó comprobar qué llevaban encima. Ellos eran ninjas, no ladrones. La duda era si entregaban a estos o los dejaban a su suerte. O los mataban.

Por suerte, de nuevo los bandidos no pudieron reaccionar a tiempo al kunai explosivo que, lanzado por Gekko en esta ocasión, los dejó inconscientes por la fuerza de la explosión.

Buen lanzamiento- le dije con una sonrisa al ver el estado de los bandidos -Y ahora… ¿Qué hacemos con ellos?- pregunté, más para mí mismo que para mis compañeros.

Si al menos tuviésemos algo de cuerda- pensé, pues no me convencía la idea de dejarlos allí para que se recuperasen y pudiesen seguirnos… y claro, tampoco quería matarlos por si al final resultaban ser realmente examinadores. Indeciso sobre lo que hacer, me acerqué al que parecía ser el líder y me puse a registrarlo mientras pensaba en ello -Tal vez tengan algo que los identifique…- me dije.

- ¡Yeah! - Tetsu estaba muy contento con el resultado de la pelea, aunque en realidad no había podido lanzar ni un solo puñetazo y todo se había resuelto con la combinación de los kunai y los sellos explosivos de Gekko. Además, le saldría un feo chichón en la cabeza, pero habían derrotado a esos enemigos y tenían el pergamino - Después de esto no creo que se tomen mucha prisa para buscarnos, y cuando despierten, estaremos muy lejos. Por mí los podemos dejar aquí y avisar en la Aldea de sus descripciones para que sean anotados en el registro.

El objetivo era llevar el pergamino de vuelta. El encuentro con los bandidos les hacia dudar. ¿Eran profesores disfrazados? ¿Acaso es que aquello no era realmente un examen? ¿Y por qué narices las trampas tan sencillas?

La idea de Tetsu pareció satisfacer a Gekko lo suficiente para dar por zanjado el asunto. Asintió a su propuesta y sin esperar a que los otros hicieran algo más echó a andar hacia la villa. Cuanta más prisa se dieran antes llegarían, y aunque no lo diría en voz alta tenía ganas de que al fin los consideraran ninjas de verdad.

Si alguno de ellos tomó las pertenencias de los bandidos Gekko no fue partícipe de ello. Incluso en el caso de que le ofrecieran una parte él la rechazaría. Aceptaría, como mucho, que de alguna forma esos yenes fueran a algún tipo de fondo de la aldea. No era altruismo, ni mucho menos, sino que quedarse con las pertenencias de unos ladrones era algo que no cabía en su cabeza.

Tetsu se marchó caminando junto a Gekko cuando el Aburame empezó a marcharse.

- ¡Vamos Ryu! - le dijo, con una sonrisa en los labios. Cuando vio que había encontrado unas bolsas con algo de dinero, puso una expresión extraña - Pero deja eso, ¡hombre! No somos saqueadores. Cuando seamos ninjas profesionales cobraremos por nuestras misiones, y esos tipos tendrán familias, digo yo. No merece la pena.

Alguna que otra herramienta, algo de dinero…- fui enumerando mentalmente mientras registraba a los bandidos -Pero nada que indique que sean ninjas disfrazados o de donde vienen- me dije. Entonces escuché a Tetsu.

Buscaba algo que nos diese una pista de quienes eran, la información es importante... aunque la verdad es que parece que son simples bandidos- le repliqué con un tono serio -Y en cuanto al dinero…- dije, sopesándolo con la mano -¿Desde cuándo robar a un ladrón es robar?- les pregunté con una sonrisa, a pesar de lo cual lancé una de las bolsas con dinero sobre ellos -Para sus familias- dije, ya algo más serio -El resto, para que les sirva de lección- les dije -Además, todos tenemos familia que cuidar…- añadí, pensando en mi hermano. Si Tetsu o Gekko quisiesen algo de lo que llevaba, no tenía problema alguno en darles su parte, pero no pensaba dejar a los bandidos sin castigo. No le gustaba los que se aprovechaban de los débiles.

Además, con esto podré comprarle algo a Yoshio- me dije.

Gekko no hizo ningún comentario con respecto a lo que Ryuuji había hecho. Cada uno era responsable de sus actos, y él no era nadie para juzgarlo. Y aunque tuviera ganas de decir algo el comentario sobre que todos tenían familia que cuidar se las habría quitado. De modo que el chico siguió avanzando, consciente de que tenían días de camino por delante. Desde detrás de sus gafas oscuras sus ojos controlaban el entorno, pendiente por si algún otro bandido desafortunado decidía asaltarles. No sabía qué iba a hacer cuando llegase a la villa, lo que sí sabía era que al menos ya sería ninja, y eso le daría un objetivo para su día a día. Y un par de compañeros, al parecer, también.