Partida Rol por web

Otra noche comienza temprano, un poco más que lo acostumbrado, debido quizá a la posición en la que estás en cuanto a latitud en relación al centro Ecuatorial o algo semejante en contraste con, digamos, Nueva York o Washington u otras ciudades que sueles recurrir más como dominios Camarilla comunes para tí y en general. ¿Por qué rayos estarías en Florida, Miami de todas las ciudades de este inmenso y caótico país? Por la sencilla razón de que tus últimas pistas te habían llevado o por lo menos indicado al sur. En un punto incluso parecías considerar la chance de ir peligrosamente bajo la frontera, léase, a todas las áreas nacionales como Cuba, al lado de donde estás ahora, México que es literalmente territorio del Sabbat en su gran mayoría y todo lo que estuviese abajo. Algunas de tus pistas mencionaban un país aún más al sur de todo, Chile, pero últimamente encontraste que algo podría o podía estar aquí, en Miami, un país muy influenciado por el sur, por las mencionadas y mentadas Centro-Américas y Sud-Américas, si es que es les llamaba correctamente en plural.

Alrededor, algarabía, bares, diversión, de todo un poco, la verdad, una bonita ciudad para pasársela turisteando, jodiendo, rodeada de mar y sin un día que falte fiesta, y tráfico de personas, ya sea inmigrantes nada legales, drogas por montones y lo que puedas encontrarte la verdad. Tu obsesión con esa persona, con tu creadora o creador, con tu maestra o sire se ha vuelto algo que te ha llevado incluso a considerar los peligros de un lugar así, si bien no eras estúpido ni incapaz. Apenas llevabas tres días y ya la gente te apreciaba, te decían, citando el propio idioma tan apreciado de los locales: "¡Robertito, mijo!" y semejantes. Incluso habías ganado algunas camisas hawaiianas y otras bobadas graciosas, si bien no podías participar en el noble y ritualista festival de comer cangrejos tras molerlos con tus manos, aunque creías que podías fingirlo, paradójicamente gracias a la deficiencia de tu sangre de vampiro.

¿Vampiro, eh? Siquiera eres eso. Muy extraño es pensarlo pero a la vez lo sabes. Sabes que eres uno de ellos pero, muy como sus grupos y organizaciones te miran como menos, como basura, tú los miras en menos, como monstruos, como seres que se creén mucho y están podridos, como siempre quizá has mirado a todos hacia abajo, al menos hasta que te la hicieron y te convirtieron en esto, quizá como karma sencillo, quizá como castigo por tus pecados, quizá como el juego de algún cabronazo con mal gusto, y eso era lo que buscabas, tu razón absoluta. Lo que te movía aún siendo un fiambre andante con aspecto afable y humano. "Tumbas blancas por fuera, podridas por dentro".

Te encontrabas despierto y listo para lo que sea que decidieras, quizá buscar o crear nuevos contactos aquí, ir buscando de boca en boca, quizá consultar con tus contactos poseídos desde otros lugares para confirmar puntos claves acá, quizá simplemente improvisar y seguir tu camino haciéndote aún más y acostumbrándote en Miami. Tenías al menos hasta, recordabas, como las 6 o 7 de la mañana, quizá poco menos, para que amaneciera, una noche larga, conveniente.

Tocaba tomar la situación en tus manos... O entre tus colmillos.

Ya hacía unos pocos días que estaba en Miami, y estaba empezando a acostumbrarme a el ambiente. Como de costumbre ya había empezado a caerle bien a varias personas de los lugares que solía transitar y gracias a ellos conseguía poco a poco información sobre el estado de la ciudad y me hacía una idea de quienes podían estar manejandola.

Mis procedimientos a la hora de estar en una ciudad como Miami habían cambiado un poco, pues era una ciudad  en la que había bastante más fiestas que en Nueva York, por ello había decidido alojarme en un hotel en vez de en un piso de alquiler, seguramente me serviría mejor a la hora de cazar, atraería más la atención. Por otro lado tampoco me moví mucho, siempre por la zona del hotel, pues no me aptetecía tener que dormir en un lugar que no fuese seguro, por lo menos no por ahora. Y como el hotel tenía casino tiempre podía conocer gente, echar unas partidas a la ruleta o al black jack y luego salir de fiesta con la gente que parecía conocer la zona.

Aunque como era de esperar, había bastante luz de noche, y aunque fuesen de neones o focos siempre salía con unas gafas de solo que no me quitaba hasta que entraba en algun bar algo más oscuro.

Como siempre hacía estos días me vestí con una ropa algo elegante y me dirigí hacia la zona de apuestas del casino. Cambié unos cuantos billetes por fichas y me dirigi hacia una mesa en la que hubiese bastante gente y ruido, la más animada. Cuantas más presas mayor probabilidad de que encontrase lo que buscaba.

También tenía que hacer un par de llamadas a mis contactos para conseguir algo de información, ya iba siendo hora.

Tras salir de tu habitación de hotel en el mismo casino y hacerte buena pasta entre juegos, engaños y trucos "limpios", léase, no sobrenaturales además de cuidadosos (en este caso cuidadosamente sobrenatural y no tanto) sumada a la de amigos que te habías hecho, ya sea amiguitas que entre jaletéo y jaletéo te dejaban beber de ellas durante los momentos pasionales o colegas que cuando ya estaban muertos como cubatas te daban la chance de sacar la sangre justa y necesaria para estar lleno y que no lo notara nadie, en una ciudad tan grande, con tanta jarana, jolgorio y tontéo como esta, realmente no se notaba. Tu información en estos días te había hecho saber que Miami era una ciudad y territorio o dominio como le decían los de "tu" especie muy... Fragmentado. No era del todo Camarilla pero sí que era un terreno que la Camarilla abarcaba a cierta distancia. Tenía un buen toque de Anarquista, léase, de Brujah y todo eso, vamos, esos tíos violentos y rebeldes que joden por joder, urbanos, desordenados, rebeldes sin causa y casi nunca con ella y sus puntillos Sabbat por ahí ocultos entre lo oculto de lo aún más oculto pero expecantes y explosivos, peligro distante pero a considerar.

Tú sabías bien por lo demás que entre todos los haberes humanos, la proporción era de un único vampiro por cada varias decenas de miles de humanos, a veces directamente uno cada cienmil, en donde este valor se concentraba mucho más en puntos urbanos claves como capitales del mundo y se diluía inmensamente en sectores apenas habitados a lo largo en densidad poblacional, pero variaba. Fuese como fuese, tirabas unas partidas, dados, cartas y fichas logrando cierto buen resultado pero nada excepcional, conservándote, volviendo entonces a salir de tanto en tanto para llamar a tus contactos. Uno de ellos estaba disponible entonces al cual llamaste estando en esos típicos espacios apartados de casinos, bares y todos, esos clásicos pasillos hacia afuera mirando a los estacionamientos o alguna mierda así.

- ¿Ah, Rob? Anda, viejo: ¿Miami, en serio? Ok, veamos... Mira, tengo que ser sutil, te mandaré información pronto, ya sabes que esta línea es segura pero las orejas abundan, eh. Va enseguida, hasta otra.

Y colgó sin más, pero en poco rato te mandó información. ¿Quién era este tipo? No sabías su nombre real, pocos o nadie lo hacía, se hacía llamar de mil modos pero sabías una cosa, y era que el cabronazo era algo rechoncho parece y que siempre, de alguna forma, lograba evitar tu propia tracción, sí, aún sobrenatural, demostrando que era absurdamente bueno en esto, como si fuese un especialista en saber del mundillo oscuro y poquito más que oscuro, donde la línea entre lo humano y lo maldito se borraba muchísimo, aún con 1 entre 100.000 vampiros. El caso es que este cabronazo aparte de eso era un sabelotodo a nivel general de ciudades y poblaciones. Te mandó un mapa de Miami con muchísimas marcas, puntos, sectores, indicando en cada uno donde, qué y cómo, incluyendo niveles de peligro y niveles de oportunidad (que a veces, mayormente, se solapaban, como imaginarías), nombres de mafias grupos y nombres peligrosos aquí y allá así como uno que otro informante. Un mensajito extra que decía. "No me lo agradezcas, T.", su apodo ahora era Ted o Theodore, ni idea, la verdad, puto gordo sin nombre. Pero no estaba mal.

Ya tus otros contactos responderían quizá en su momento. Algo pasaba y que notaste desde antes que viniste al casino e incluso que percibiste al ir saliendo de tu habitación y ahora ocurría en los variados "pasillos" entre pilares del estacionamiento y demases. Podías escucharlo de tu posición convenientemente:

- Tío, vale, que de verdad esta mierda no me cuaja. ¿Tenemos que hacerlo?

- Sí, no me vengas con caca, Johnny, fuiste tú el que se dejó frotar el culo por esa tipa, toca pagar.

- ¡Oh vamos! Primero, tú querías el trato. Segundo: ¡Ella se me lanzó y habrías visto qué culo, madrrecita santa de Guadalupelcia!

- Imbécil, atento... ¡Mh!

Un disparo. Un jodido disparo, pero hacía tanto ruido en el casino dentro (o lo ignoraban deliberadamente, quizá algo habitual en un mundo como este) que nadie reaccionaba desde fuera, ni siquiera seguridad, total no estaban molestando ahí adentro. Ninguna voz, aparentemente.

- ¡Casi nos pillan, cabronazo!

- Por tu culpa. ¿Qué hacemos? Vienen.

¿Quienes vienen? Sabías que estos tipos estaban separados a unos pocos pilares y paredes de tí. Te podías esconder y hacerte el tonto sabiendo que había algo como una escaramuza posible (o ya iniciada) de pandillas y/o peor, mafias e ignorarlo volviendo a tus andadas en el casino o aprovechar. Dos tipos que estaban pagando o por pagar el plato que rompieron con creces. Algo que podías usar en tu rápida mente para varias cosas:

1. Alimento seguro tras engañarlos de que les ayudabas a huir.
2. Protegerles con tus poderes a cambio de su lealtad (forzada o no, ya que no podías vincular, pero sí Dominar o incluso quizá sin hacerlo)
3. Entregarles a sus captores y ganarte favor de grupos/pandillas/mafias locales.

O alguna otra idea cruel o quizá más humana pero no menos astuta que viniese a tu cabeza. Como sea, estaba pasando y bueno, ahí estabas, señor informante de vampiros y humanos por igual, buscador de tu creador o creadora.

¡Bienvenido a Miami!

T, me había ayudado siempre que iba a una nueva ciudad, a empezar a conseguir información. Nuestra relación era algo extraña, los dos éramos informantes pero sabíamos poco el uno del otro. No llamábamos, intercambiábamos información y poco más, podía confiar en él lo mismo que en una serpiente, pero de alguna siempre solíamos trabajar juntos.

*Bang* Un disparo me sacó de mis pensamientos. – ¿Acaso nadie más lo ha escuchado? Hay veces que me alegro de ser un vampiro – el solo imaginarme todo lo que me había perdido antes de haber desarrollado estos sentidos hacía que me sintiese hasta culpable de no haberme transformado antes. Aunque era una vida solitaria no era muy distinta de la que llevaba cuando aún podía ver el sol. – Me gustaría hacer alguna que otra prueba para ver si hay alguna forma de volver a la luz – pensaba mientras me acercaba al lugar del que había venido el disparo.

- ¿Necesitáis ayuda? – los tíos parecían un par de imbéciles que seguramente no tendrían idea de nada, puede que fuesen de alguna banda, pero seguramente no muy influyente. -  Vaya, creo que la habéis cagado un poco. Se me un sitio que podéis aprovechar para esconderos. – no tenía ninguna intención de ayudarles, de hecho todo lo contrario, si me era posible les llevaría donde el grupo que los seguía. Afiné un poco mi oído e intente escuchar un grupo de pisadas que fuesen corriendo o en conjunto, en caso de no encontrarlos intentaría ganar tiempo en el lugar, seguro que nos acababan encontrando. – Este par de imbéciles no me serviría para nada, seguro que solo traen problemas.

Osaste dirigirte al lugar entonces, saliendo de la parte del casino que estabas y haciendo camino entre los pilares, paredes y demases de aquel estacionamiento conectado con otros habitáculos y espacios de las estructuras varias anexas al casino/hotel, que puede o no que fuesen parte de dicho. No tuviste tiempo de ojear bien el mapa urbano detallado que te dió T., por lo cual últimamente no habrías llegado a saber (aunque igual sabrías eventualmente por sumar 1 + 1 y por lo que estabas por experimentar) que este mismo casino era un punto caliente, dicho sea, hot spot.

Al llegar, viste a los tipos pero entonces algo pasó. Segundos antes, no estás seguro debido al desfaz situacional, no, al desfaz entre sentidos y acciones, tu sentido se aguzó tanto que no fue una cosa de puro parar la oreja, fue una cosa de escuchar entonces: "¡Hey, vamos, tira esos dados, anda!", luego el ruedo de lo que parecían ser dos peñascos del tamaño de camionetas rodando por una acera de cemento, chocando huecos, ruidosos a más no poder. "¡Ehhhhh, un siete, cabrón!" y gritos, más gritos, acumulados, algarabía, succiones grotescas que suponían uno que otro par de personas besándose o chupándose, sonidos como de corrientes enteras, rápidos o ríos fluyendo entre superficies cristalinas chocando, choques de estas mismas superficies como quién sacudiera con la fuerza de unos cuatro o cinco Shaquilles O'Neills un inmenso tablero de basketball, haciendo que el vidrio resonara potentemente.

Todo eso era lo que sonaba donde estuviste antes pero con tal magnitud que era asfixiante y a su vez, al otro lado, donde estabas llegando y mientras desentendías la diferencia en el tiempo, un sonido mecánico, como el de estar escuchando el interior del Big Ben o algún reloj semejantemente inmenso al estar ahí, dentro de la maquinaria, que era específicamente el movimiento de un revólver girando, muy cerca. Una serie de pálpitos que realmente no tenía un igual comparable, pero sí daba una sensación, asco, muy como el sonido de esos "ríos" sonando, es decir, brebajes siendo tomados por alguien y sorbidos luego, de algo así como corrientes fluyendo y saliendo entre compresión de tejidos orgánicos que sonaban muy fuerte y muy cerca, el agitamiento de alguien respirando fuerte, su corazón palpitando, cada pliegue de tejido resonando ahí, en tus oídos, sin filtro alguno ni forma de bajar el volumen al detalle. Un sonido como quién intentase tirar en una moledora o crujidora de basura normal trozos de autos completos, neumáticos o algo, resultando solo en un chasquido retenido y lento pero audible, como quién plegaba metal muy lentamente por partes pero reiteradamente. Los dedos de alguien tenso, sus articulaciones y nudillos tomando aquel mecanismo de reloj, el revólver antes. Ahí estaban los dos sujetos, al lado tuyo, todo este tiempo que pareció infinito en el que miraste a los dos sujetos al lado tuyo y recién pudiste hablarles, a pesar de que creías ya haberlo hecho.

- ¿Oh, en serio? Pues vale, ayúdanos con esto.

Pronunció el del revólver, el más serio, que recriminó y regañó a Johnny por su desliz previo.

- Me gusta tu estilo, pero estamos en un aprieto, no te culparía si quieres irte. ¡Pero venga, ya que!

Y pudiste de nuevo escuchar esa realidad amplificada, cada paso de los tipos era como el azotar de, no un mamut pero sí de un gorila o cretura inmensa con zapatos, chocando a cada paso contra el suelo firme. Tres pares de pasos en lo que era unízono, incluso uno que buscaba moverse con especial cautela, pero era imposible no escuchar sus "suaves" pasos a tu oído agudizado, si bien era bueno y seguro que no podrías escucharlo habitualmente de no estar bajo la influencia de Auspex o la disciplina vampírica de los sentidos superiores como se le decía más elegante y menos toscamente entre los grupos de malditos. Al salir ellos por una puerta entonces desde lo que parecía una habitación aparte, armados, dispararon de nuevo, vosotros tres ocultándoos justo tras una pequeña pared saliendo de la pared general del lugar, si bien no pudiendo ocultarse de todos. El sujeto del revólver de vuestro lado preparó entonces un tiro y apuntó, logrando detener a los otros por un segundo pero estos apartándose antes. Eran buenos, sabían lo que hacían, no podían sino ser alguna pandilla o mafiosos. Pudiste oírles claramente hablar.

- Ya paren, no tienen donde huir, cabrones, acepten que la cagaron y entréguense, total os puedo dar con mi jefe vivos o muertos.

- ¡Ya le escucharon!

- ¡No me jodas!

- ¡Háganse coger, maricas!

Entre palabras, usaban términos en español, y tanto gritonéo, el resonar que producía el estacionamiento cerrado de dicho hablar y exclamar así como el disparo de revólver que hizo tu asociado reciente muy cerca tuyo hizo que desactivaras por instinto y consciencia la habilidad vampírica, volviendo a escuchar todo normal y no como una versión en gigante, calmándote un poco. Aquel que habló primero en ir a por vosotros. Antes de que el tipo que os acorralaba fuese por fin a hacer lo suyo y pasase algo más así como justo de modo que no pudieses percibirlo al haber apagado tu Disciplina, pudiste ver algo. Alguien, mejor dicho.

Aquel sujeto estaba por reventarle la cabeza a tu 'amigo' del revólver mientras los otros también hacían lo suyo, a lo que alguien desde atrás, un sujeto, corpulento o quizá macizo, de pelo claro y algo gastado, quizá, no podías verlo muy bien por los contrastes de luz, el post-efecto del Auspex y la neurosis ligera de sobrecarga sensorial que generaba en tí, llegó entonces, tomando al sujeto más lejano de todos vosotros, al silencioso (que pudiste reconocer por sus pasos suaves antes y ahora, el único que no habló en el intercambio anterior) y le hizo una llave típica, ahogarle por detrás con un brazo, tomar dicho con el otro para ahogarle y dejarle K.O. de inmediato, lanzándole a un lado. Apareció entonces y estampó la cara del que dijo "¡Ya le escucharon!" contra un pilar cercano de piedra y casi le dejó el rostro hecho un puré. Al menos su nariz necesitaría tratamiento y seguro uno o dos de sus dientes, tal vez, cayendo dicho sin piedad ni chance alguna. Pasó rápidamente a ponerse entre vosotros, puntualmente, creías, frente a tí. Solo el líder de los tres en el centro con su pistola automática miró aquello aterrado.

- ¿¡Q-quién eres!? ¿A quién o de quién vienes? ¡No jodas! ¡Maldito!

Y disparó en desesperación, a lo que entonces, pudiste ver o no ver o quizá ver, ya recuperado de tu shock ligero como es que este tipo de la nada hizo un Matrix, pero en movimiento, léase, pasar entre la bala como si pudiese verla moverse muy lento, desplazarse por el lado de ella en un absurdo increíble y moverse hacia adelante para, en un lapso mínimo y casi dejando imágenes previas, quedar tras el sujeto, todo eso frente a tus dos posibles amigos y víctimas. Notaste un detalle, y es que dejó que la bala pasara hacia tí, a pesar de estar haciendo esto. ¿Por qué? ¿Quizá sabía que a tí, como a los vampiros las balas se les pegaban encima en vez de pasarles a llevar y ya? Por otro lado, te lograste mover de un modo increíble tú mismo, aún sin ese algo que estaba haciendo este sujeto extraño y que ahora veías mejor como un señor, un viejo incluso, un super-viejo, dirías, haciendo que la bala, en un agachar por tu parte, solamente rozara tu hombro apenas por encima y tu ropa si es que, dejando un daño menor, nada grave, un desliz apenas y pegándose contra la pared tras tuyo, amenazando con quemar tu pelo con la fricción incluso. Aquel hombre extraño tras el enemigo le sujetó la pistola y se la reventó en la cara al sujeto, el cual quedó no tan mal como su otro amigo pero cayó a piso directamente. Tras eso, este hombre aparecido se sacudió las manos y os vió. Tu "amigo" del revólver sin embargo te lo estuvo por poner, no, te lo puso en la cepa. Al final te usaron muy como pretendiste, maldición.

- ¡Epa, viejo cabrón, no sé quién o qué rayos eres pero si buscas a este, pues le reventamos si no nos das a esos tres en bandeja, venga!

Aquel hombre parpadeó y, suspirando, como un adulto cansado de niños tontos, le miró a la cara y le hizo algo que conoces bien, muy bien, disipando toda duda.

- Vas a bajar esa arma, irte con tu amigo y largarte tan lejos como puedas de todo esto, de aquí. De paso, me vas a dejar tu I.D., la real, a mis pies.

Sucedió como esperarías. Don revólver empezó a bajar el arma, tomar una de sus muchas I.D.'s más falsas que endulzante y tomar una sola, una verdadera, tirándola frente al señor este, quién la tomó. Por otra parte, tomó a Johnny, su amigo y le hizo un gesto de que esto no podía ser. Johnny acató al parecer.

- Y una mierda. No vuelvo a meterme con zorras así nunca. ¡Larguémosnos!

Y se largaron. Con eso, podías ver como este hombre adulto sujetó la I.D. para guardársela entonces y acercarse a habalrte en aquella pequeña escena sacada de una película, pero no realmente. ¿Qué hacía un vampiro o "vástago" como tú aquí específicamente?

- Okay, vale. Admito que me pasé un poco con eso pero era necesario. Miami es un lugar explosivo. -Tronó su cuello sin más.- Pronto este despertará y no quiero matarle, ya he sido suficientemente chapucero con todo esto pero lo necesitaba, verás, Robert. -Pronunció tu nombe mirándote. Era alto, bastante, más que tú y si bien no corpulento, sí macizo, podrías decir entre gordito y macizo, de aspecto entre americano habitual (si es que eso existía siqueira) y noruego o algo así, lo que explicaba su estatura aún con su avanzada edad. Espera... ¿Edad? ¿Cómo? Si era un vampiro, supuestamente.- Te vine a buscar, necesito tu ayuda. Tus servicios como informante. Tienes preguntas y lo entiendo, las escucharé, pero debemos movernos.

Una situación forzosa, realmente. ¿Qué hacer? A este no ibas a poder meártelo como a todos los otros mortales que pretendías orinarte previamente, eso y que... Acababa de decir que sí, venía por tí, tal cual. ¿Qué quería? ¿Qué haría alguien venir, hacer todo eso y buscarte para requerir tus servicios, ni hablar de averiguarlos? Algo grande debía ser.

- Ah sí, perdona por la bala, es obvio que no te iba a dañar pero aún así. Soy Robert, Robert Crimson... -Casi parecía querer decir "Tocayo", pero no lo hizo.- Un gusto, aún en las condiciones y situaciones actuales.

Te ofreció la mano, como un: "Saludo cordial y luego larguémosnos, vale".

¿...Qué?